-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds28
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds35
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds36
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds29
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds40
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds2
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds22
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds31
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds39
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds27
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds4
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds3
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds1
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds26
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds19
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds33
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds34
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds32
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds21
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds30
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds37
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds38
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds25
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds24
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds18
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9-ds17-ds20
- bcnres:tieneTramiteConstitucional = bcnbills:SegundoTramiteConstitucional
- bcnres:tieneTramiteReglamentario = bcnbills:DiscusionGeneralYParticular
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/591919/seccion/akn591919-ds8-ds9
- bcnres:tieneDatosTemporales = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/p_1-1
- bcnres:numero = "4.-"^^xsd:string
- rdf:type = bcnres:EntidadTemporal
- rdf:type = bcnses:SeccionProyectoDeLey
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- dc:title = "DEFINICION Y REGULACION DE LAS DIVERSAS AREAS DE LA ECONOMIA Y LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORES"^^xsd:string
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1700
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1963
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/temporal/1107
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1944
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/322
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2156
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3501
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3896
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1557
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3847
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2875
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2050
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/376
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/513
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2683
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3277
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/323
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3219
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1454
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2634
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3514
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/362
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1865
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3534
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/809
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1404
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1984
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3758
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3567
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/318
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1219
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1405
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2180
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2453
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3900
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/ministerio-de-economia-fomento-y-reconstruccion
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/trabajadores
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/p_1-1
- bcnres:tieneResultadoDebate = bcnres:seApruebaEnGeneralYParticular
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/p_1-1
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/regulacion-de-diversas-areas-de-la-economia
- rdf:value = " 4.-DEFINICION Y REGULACION DE LAS DIVERSAS AREAS DE LA ECONOMIA Y LA PARTICIPACION DE LOS TRABAJADORESEl señor SANHUEZA (Presidente).-
Corresponde a continuación, despachar el proyecto de ley, en segundo trámite reglamentario, que define y regula el funcionamiento de las diversas áreas de la economía y la participación de los trabajadores.
-El proyecto, impreso en el boletín Nº 880-71-4, aparece entre los documentos de la Cuenta del Boletín de la Sesión 13ª, Extraordinaria en martes 16 de noviembre de 1971.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
de la Comisión de Economía, Fomento y Reconstrucción es el señor Diputado informanteLorenzini.
En discusión el artículo 1º.
Ofrezco la palabra.
El señor LORENZINI.-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Lorenzini.
El señor LORENZINI.-
Señor Presidente, la Comisión de Economía, Fomento y Reconstrucción pasa a informar, en segundo trámite reglamentario, el proyecto de ley, originado en un Mensaje y con urgencia calificada de "simple", que define y regula el funcionamiento de las diversas áreas de la economía y la participación de los trabajadores.
Asistió a la Comisión y proporcionó diversos antecedentes sobre el proyecto, el señor Subsecretario de Economía, Fomento y Reconstrucción, don Oscar Garretón.
En conformidad con lo establecido en el artículo 154 del Reglamento Interno de la Corporación, corresponde hacer expresa mención:
1º.- De los artículos que no hayan sido objeto de indicaciones ni de modificaciones;
2º.- De los artículos suprimidos;
3º.- De los artículos modificados;
4º.- De los artículos nuevos.
Cabe hacer presente que a los artículos 4º, 12 y 14 del proyecto se les formularon indicaciones; pero la Comisión aprobó una indicación sustitutiva del proyecto, y, además, otras indicaciones, por las cuales se agregaron los Títulos VI, VII y VIII, el artículo 93 y las disposiciones transitorias.
5º.- De los artículos que, en conformidad al artículo 74, deban ser conocidos por la Comisión de Hacienda;
Al respecto, corresponde señalar que ninguno de los artículos del proyecto requiere ser conocido por la Comisión de Hacienda.
6º.- De las indicaciones rechazadas por la Comisión;
En esta situación se encuentra la indicación formulada por los señores Monares, Cerda, Huepe y Lorenzini, para agregar el siguiente título IX:
"TITULO IX.- "Fondo de Capitalización Nacional. "
No creo necesario leerlo.
La brevedad del tiempo de que se ha dispuesto para la elaboración del presente informe, con motivo del vencimiento del plazo reglamentario de la urgencia para dar cumplimiento a este trámite, obliga a realizar sólo un somero examen de las normas contenidas en las modificaciones introducidas al proyecto, con la finalidad de que la Corporación pueda conocer de él dentro del término constitucional.
En el artículo 1º, junto a las áreas de propiedad estatal, mixta y privada que allí se definen, se establece una nueva, constituida por el área social de los trabajadores, en la cual éstos controlan la gestión y obtienen los frutos, para lo cual podrán utilizar capital del Estado o de particulares, por el que se pagará el interés que corresponda.
El artículo 2º señala expresamente aquellas actividades económicas reservadas al área estatal y permite que ellas puedan ser entregadas en concesión. Se complementa esta disposición con el artículo 39 respecto de empresas que tengan carácter monopólico, según la definición allí establecida.
El artículo 4º impide a las municipalidades y a las corporaciones de derecho público, así como a las empresas en que éstas tengan la mayoría del capital o de la administración, adquirir empresas o parte de ellas cuando no sean de las que realizan actividades de las mencionadas en el ar-tí6culo 2º, salvo autorización legal.
El título III se refiere al área social de los trabajadores, a la cual se incorporan, entre otras, las cooperativas y las empresas bancarias. Respecto de estas últimas, se establecen diversas normas sobre constitución y elección de los directorios y el funcionamiento de éstos, y se modifica el D. F. L. Nº 252, de 1960, Ley General de Bancos, con el objeto de adecuarlo a las nuevas modalidades, entre las que se dispone una distinta distribución de las utilidades.
Por otra parte, se crea la carrera del funcionario bancario y se faculta al Presidente de la República para dictar el Reglamento sobre la materia, de acuerdo con las normas que se expresan.
Además, se introducen enmiendas al decreto con fuerza de ley Nº 251, de 1960, Ley Orgánica del Banco del Estado de Chile.
El Título IV complementa el artículo 1º en cuanto a las áreas de propiedad privada y mixta.
El Título V regula el sistema de participación de los trabajadores en las empresas de las áreas de propiedad estatal, mix-. ta y privada, y para ello se crean distintos tipos de consejos y de comités y se aclaran las funciones que les corresponderán, así como la forma de integrarlos.
En el Título VI, como lo dice su epígrafe, se establece el estatuto de las empresas de trabajadores o de autogestión, y contiene normas precisas en relación con la constitución de dichas empresas; con la destinación de los excedentes; con los derechos y obligaciones de los trabajadores; con la organización interna; con la integración y facultades de la asamblea y de los consejos; y con las atribuciones del director o gerente.
El Título VII se refiere a los derechos de los trabajadores de las áreas de propiedad estatal, mixta o social de trabajadores y señala que éstos conservarán los beneficios de que disfrutaban antes de incorporarse las empresas en que laboran a cualquiera de las expresadas áreas.
El Título VIII contempla el sistema de pago, tanto de indemnizaciones con motivo de las expropiaciones que se realicen para llevar a las empresas al área de propiedad estatal, como de las empresas que se traspasan al área social de trabajadores. Respecto del primer caso, se fija un sistema alternativo para determinar el valor de la referida indemnización y se señalan los descuentos que proceden.
El pago deberá efectuarse parte al contado y el resto en bonos del área de propiedad estatal, según la escala que al efecto se establece.
En relación con el pago de las empresas que se traspasan al área social de trabajadores, el capital que dichas empresas obtengan deberá expresarse en títulos nominativos, transferibles, que otorgarán el interés que se convenga.
La Comisión aprobó un artículo, que aparece signado con el número 93, que impide la adquisición por parte de las entidades que se expresan, de acciones, derechos o cuotas de dominio en la propiedad de empresas cuyas actividades sean producir, vender o suministrar elementos vinculados con el ejercicio de la libertad de información y crea, para el caso de que al adquisición se produzca por el Estado, un consejo que se encargará de la administración de ellas.
Por último, los artículos transitorios facultan al Presidente de la República para dictar normas complementarias en relación con el área de propiedad estatal; un nuevo reglamento de la Ley Orgánica del Banco del Estado; y el texto refundido de la Ley General de Bancos; para fijar los términos en que podrán seguir operando las empresas bancarias extranjeras; y para autorizar aportes de capital privado en empresas del área de propiedad estatal.
También se establecen disposiciones que facilitarán la aplicación de la ley y, además, se entrega a la Contraloría Gene-ral de la República la fiscalización de las empresas de las áreas de propiedad estatal y mixta.
Por ello, la Comisión de Economía, Fomento y Reconstrucción recomienda a la Honorable Cámara la aprobación del proyecto, concebido en los términos que se señalan.
Esto es lo que expongo a la Sala en mi calidad de Diputado informante de la Comisión de Economía, Fomento y Reconstrucción.
Nada más.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
El señor LORENZINI.-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría,,
El señor LORENZINI.-
Señor Presidente, haciendo uso de la palabra, pero no como Diputado informante, quiero plantear que, en la Comisión, la discusión fundamental recayó en la empresa de trabajadores. Ahí se produjo una coincidencia, con el Gobierno, en el sentido de que había que crear un sistema económico que permitiera el "despegue" del desarrollo de Chile. Sin embargo, cuando se planteó cuál era el esquema que permitiría al país "despegar" y a los trabajadores obtener un verdadero concepto de solidaridad, se suscitó, precisamente, la gran discusión. La Democracia Cristiana considera...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Excúseme, está en discusión el artículo 1º. Sobre dicho artículo ofrezco la palabra.
La señora LAZO.-
Señor Presidente, una pregunta: ¿el señor Lorenzini está hablando en nombre de la Comisión, como 'Diputado informante, o en nombre del Partido Demócrata Cristiano?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
El señor Lorenzini hizo uso de la palabra como Diputado informante y después la pidió como simple Diputado.
Ofrezco la palabra.
El señor NAUDON.-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor NAUDON.-
Señor Presidente, el artículo 1º del proyecto contenido en el segundo informe es una disposición que sustituyó al artículo 1º del proyecto aprobado por la Comisión en su primer informe; y ella agrega a las tres áreas, consideradas tanto en el proyecto como en el primer informe, el área social de los trabajadores, a la cual nos referiremos en el momento oportuno.
Quiero hacer notar que este nuevo artículo 1º, al sustituir el artículo 1º del proyecto aprobado por la Comisión, ha introducido, desde luego, un área que no estaba considerada y que tampoco fue consignada en la reforma constitucional aprobada por el Senado, actualmente en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, reforma que obedece a una iniciativa de los Senadores señores Fuentealba y Hamilton.
Como expresamos en la discusión particular, la sustitución hecha en la Comisión altera totalmente lo que el Gobierno y los partidos de la Unidad Popular habían considerado para definir las áreas de la economía y, especialmente, el área estatal.
Por estas razones, nosotros vamos a votar en contra de este artículo 1º, como también el total de las disposiciones del proyecto contenido en el informe, porque esta proposición de ley como iremos demostrando, es inaplicable. Se han ido incorporando materias inconexas tomadas de otros proyectos y no se ha llegado a un texto armónico, sino a un proyecto de ley que el Senado, en la práctica, tendrá que modificar, indiscutiblemente, en su totalidad.
Por eso, anuncio nuestros votos en contra de este artículo 1º.
Nada más.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
Señor Presidente, al entrar a analizar el artículo 1º, queremos dejar constancia de algunos acontecimientos que se produjeron en este segundo trámite del proyecto.
La verdad es que al enviar un proyecto para la creación y la definición de las áreas, el Gobierno estaba atendiendo solamente diferentes requerimientos que se le habían hecho de parte de instituciones, como es el caso de los pequeños y medianos empresarios, de la Sociedad de Fomento Fabril, de la Cámara de Comercio y de otros organismos que estaban interesados en que se definieran las áreas en forma definitiva. El proyecto del Ejecutivo define, precisamente, las tres áreas, una de las cuales es el área de la propiedad social, la que está determinada claramente, en el sentido de que la propiedad social debe pertenecer a la sociedad, en su conjunto, y sa único titular debe ser el Estado.
Se expresaba también que el área de la propiedad social tiene una significación especial en el abastecimiento del mercado interno y en el comercio de importación y de exportación y en las empresas que tengan incidencia importante en el cumplimiento de los planes económicos nacionales y de desarrollo tecnológico y científico del país. Fijaba, además, las reservas que debieran pasar a poder del Estado y facultaba al Presidente de la República para expropiar aquellas empresas que deben pasar al área de la propiedad social. Se había puesto como límite el capital que tuvieran las empresas, porque es necesario reconocer que ese capital es el que representa mejor los diferentes sectores de la economía; por eso se había fijado un término de catorce millones de escudos para las empresas que, al 31 de diciembre del año 1969, tuvieran este capital. Es así como el Ministro de Economía presentó la lista de las doscientos cincuenta y tres empresas que tenían un capital superior a los catorce millones de escudos. Quedaban también fuera de la nacionalización o expropiación las cooperativas; y por indicación del Ministro de Economía y de Diputados de Gobierno, las editoriales, las empresas periodísticas y medios de difusión, las empresas constructoras, las asociaciones de ahorro y préstamos, y podría también, de común acuerdo, haberse agregado otras.
El proyecto consideraba la forma cómo se iba a indemnizar, a pesar de que esto fue muy criticado. Y se expresaba que, por una parte, se iba a indemnizar a las sociedades anónimas de acuerdo con la cotización bursátil que tuvieran en el año anterior; y, por otra parte, se tomaba el valor de libro del año 1964, deduciéndose las revalorizaciones posteriores. Esto ha sido criticado; pero se podría también haber modificado, en el sentido de que se hubieran reajustado estos valores de acuerdo con el alza del costo de la vida, a fin de deducir después las revalorizaciones.
Se formaba un tribunal compuesto por cinco personas, y también se daba participación a los trabajadores en el área social y en el área mixta. En el área privada, se trataba de que los sindicatos fueran informados de las diferentes gestiones.
Este proyecto podría haberse corregido, si hubiese sido el ánimo de los partidos de Oposición haber elaborado una ley de acuerdo con el criterio que tenía el Ejecutivo. Pero resulta que se pidió que se enviara al Parlamento este proyecto lo más pronto posible. ¡Y después se le sustituye por otro que, indudablemente, nadie lo entiende!
El señor ARNELLO.-
Parece que usted no escuchó al Diputado informante.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
Usted sabe, señor Amello, que el proyecto que acaba de informar la Comisión y que, indudablemente, a lo mejor será aprobado aquí, lo único que hace es desorientar a las empresas, porque todas ellas están dispuestas a pasar al área de empresa de los trabajadores.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Fuentealba, le ruego dirigirse a la Mesa y evitar los diálogos.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
En el segundo informe no hay una sola idea del proyecto primitivo y él es contradictorio incluso con el proyecto de reforma constitucional que presentaron dos Senadores democratacristianos, en el Senado. Porque aquí, en este proyecto, no están incluidas las empresas de trabajadores, y hay tres áreas solamente en el proyecto de reforma constitucional.
Nosotros presentamos indicación para sustituir el artículo 2º del proyecto de la Democracia Cristiana por el artículo pertinente de la reforma constitucional, y fue rechazado.
Nosotros queremos hacer un breve análisis, porque el tiempo no nos permite más, para ver cómo van a actuar las empresas de los trabajadores: el manejo de ellas va a estar en manos de los trabajadores, así como las decisiones y el capital; y, lo que es más, los excedentes de las utilidades van a ser dispuestos también por ellos. Es un sistema desconocido e, indudablemente, nosotros no sabemos qué será en la práctica, lo que va a suceder.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
Lo que nosotros creemos más inconsecuente, es que en los seis años que estuvo la Democracia Cristiana en el poder no fue capaz de mandar un proyecto semejante, para hacer participar, entonces, a los trabajadores.
Varios señores DIPUTADOS.-
No es cierto.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Ruego a Sus Señoría guardar silencio.
El señor PARETO.-
Presentaron este proyecto...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Pareto, ruego a Su Señoría tomar asiento y guardar silencio.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
En las indicaciones de los contenidos que faltan para el área social, no se ha puesto a las telecomunicaciones, que es una cosa importantísima; y, además, tampoco se ha puesto en esta iniciativa lo que se indica en el proyecto de reforma constitucional, como es la extracción y refinación del petróleo. En el proyecto de los Senadores democratacristianos, figura esto y, además, lo referente a la química pesada. Aquí no figuran. Nosotros pensamos...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Excúseme, señor Diputado. Me permito recordarle que está en discusión el artículo 1º.
El señor FUENTEALBA.-
De todas maneras, señor Presidente, me estoy refiriendo en parte al artículo 1º.
En este proyecto no se dice, ni se autoriza al Presidente de la República o a alguna institución para expropiar reservas destinadas al Estado. No hay ninguna disposición que establezca esto.
Señor Presidente, voy a dejar el uso de la palabra para reservar el resto del tiempo para otros artículos en que nos interesa intervenir.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señores Diputados, la Mesa se hace un deber en informar que el presente proyecto se tratará aplicando estrictamente el Reglamento. El tiempo especial que se acordó en reunión de los Comités era para la sesión del día de ayer y, por lo tanto, no rige para ésta.
El señor PHILLIPS.-
¿Por qué no se toma un acuerdo, señor Presidente, para disponer de más tiempo?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para que en el tratamiento de este proyecto pueda regir el tiempo que se acordó en la reunión de los Comités. Era de diez minutos por Comité, más medio minuto adicional por parlamentario que tiene el respectivo Comité.
El señor ACEVEDO.-
No.
El señor SANHUEZA.-
No hay acuerdo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
No hay cargo al tiempo.
El señor SILVA (don Julio).-
Entonces, la concedo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Godoy.
El señor GODOY.-
Señor Presidente, simplemente es para hacer una pregunta. Quisiera que el Diputado Silva Solar nos aclarara qué entiende él por monopolio, para que podamos ir centrando el debate sobre bases económicas y reales.
El señor SILVA (don Julio).-
Perfectamente. Entiendo por monopolio, para ser concreto, la lista que se acompañó a la Comisión de Economía, que comprende a las empresas con un capital superior a los 14 millones de escudos!
-Risas.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Por favor, señores Diputados!
El señor ACEVEDO.-
Correcta la respuesta.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Por favor, ruego a los señores Diputados guardar silencio.
Un señor DIPUTADO.-
Esa era la guía de teléfonos.
El señor SILVA (don Julio).-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Silva, don Julio.
El señor SILVA (don Julio).-
Señor Presidente, tal como este proyecto ha salido de la Comisión, viene a confirmar, a nuestro juicio, la razón que tenía el Gobierno para no enviar un proyecto de constitución del área social y haber actuado con los medios legales que tenía desde que asumió el poder. Y la razón es muy simple. Este proyecto, que tanto se reclamó, en los términos en que ha quedado redactado no tiende a un área social de la economía, sino que obstruye y hace absolutamente imposible su formación y, más aún, destruye la ya existente. A mí me parece que la forma como la Cámara lo despacha, revela, hasta cierto punto, falta de seriedad y responsabilidad en el tratamiento del punto esencial de esta materia, que era la formación del área social, y revela también la hipocresía de quienes han pedido que se envíe, a sabiendas que, una vez en el Congreso lo que iba a hacer era introducirle todas las disposiciones necesarias para hacer imposible la formación del área social y para destruir el sector estatal de la economía actualmente existente.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SILVA (don Julio).-
Esta es la verdad y espero probarla con mis palabras.
Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre la empresa de trabajadores, en este caso, esta idea se usa como un expediente oportunista y demagógico para defender el capitalismo y los monopolios y bloquear la formación del área social.
El señor PHILLIPS.-
¿En qué forma?
El señor SILVA (don Julio).-
En la forma que ya se lo voy a explicar, señor Diputado.
El señor GUASTAVINO.-
Escuche bien, señor Phillips.
El señor SILVA (don Julio).-
Señor Presidente, ¿por qué decimos que en el proyecto se obstruye y se liquida la posibilidad de formar un área social? Porque, para expropiar cada monopolio, de acuerdo con lo que se dispone en el articulado, es necesaria una ley especial. Fuera de lo que se reserva...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SILVA (don Julio).-
Les ruego a los señores Diputados que no estén de acuerdo...
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Por favor, señores Diputados.
El señor SILVA (don Julio).-
Señor Presidente, voy a dar las indicaciones pertinentes para que, si los colegas no creen en mis palabras, puedan verificarlo en el texto mismo del proyecto.
Decía que fuera de...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Silva? El señor Godoy le solicita una, interrupción.
El señor SILVA (don Julio).-
Pero no con cargo a mi tiempo.
El señor SILVA (don Julio).-
Esa lista, señor Presidente, no era la guía de teléfonos. Estaba formada por alrededor de doscientos treinta empresas, lo que es mucho menos de lo que aparecen en la guía de teléfonos, y estaba formada precisamente por aquellas empresas que están sobre el monto del capital con que precisamente las empresas en Chile empiezan a adquirir una alta concentración de carácter monopólico Y, por lo tanto, mucho más práctico que definiciones, que se podrían dar hasta el infinito, es precisamente -lo que, incluso, algunos colegas de la Oposición pedían- señalar concretamente cuáles son las empresas que van a quedar afectadas en virtud de las disposiciones contra los monopolios.
Pero quiero explicar que fuera de las empresas que están señaladas en el artículo 2º, que se reservan al Estado, y que son prácticamente las que ya están en manos del Estado, para expropiar cualquier otra empresa, cualquier otro monopolio y para incorporar cualquier otro monopolio al área social, se necesita una ley esencial; para adquirir las acciones de cualquier empresa de carácter monopólico que se quiera incorporar al área social también se requiere una ley especial. Esto es obstrucción, porque es lo mismo que si para hacer la reforma agraria se necesitara una ley especial para expropiar cada fundo. Por eso, decimos que esas disposiciones que se han incorporado están destinadas a hacer imposible y a obstruir la formación del área social, porque es evidente, aun para el más obcecado, que esta área no se puede formar si se necesita una ley para la expropiación de cada monopolio o de cada empresa que deba ser incorporada al área social.
En seguida, ¿por qué decimos que se destruye el área social ya existente? Decimos que se destruye el área social ya existente, porque las empresas que ya están en poder del Estado y, desde luego, las empresas bancarias, para las cuales se establecen disposiciones especiales, dejan de ser empresas estatales y pasan a ser empresas de los trabajadores si lo pide el 60% de los que en ellas laboran. De manera que tenemos razón al decir que a través de estas disposiciones no sólo no se puede crear el área social, sino que se destruye el área social ya existente y que está en manos, en poder del Estado. Pues bien, estas empresas de trabajadores, lo que aparece como una de las ideas esenciales de esta modificación, se establecen para sustituir a las empresas estatales, pero es mucho más difícil que puedan sustituir a las empresas privadas, es mucho más difícil que una empresa privada pueda transformarse en empresa de trabajadores. ¿Por qué? ¿Y por qué en este sentido no hay ninguna sustitución del capitalismo, a través de estas disposiciones? Porque resulta que, mientras en el caso de las empresas estatales basta el acuerdo del 60% de los trabajadores que allí laboran, para que una empresa privada, en cambio, pueda transformarse en una empresa de trabajadores, se requiere además el acuerdo de la mayoría de los propietarios del capital, se requiere el acuerdo de los propietarios que tienen la mayoría del capital. Es evidente, entonces, que basta que los propietarios que tienen mayoría del capital se opongan para que una empresa privada no pueda convertirse en empresa de trabajadores. En cambio, en el caso de las empresas estatales, sólo basta el acuerdo del 60% de los trabajadores. Esto, por lo tanto, es una garantía para los monopolios, es una garantía para las empresas privadas, es una garantía para el capitalismo y hace inexpugnable las posiciones del capitalismo, incluso para los efectos de convertir sus empresas en empresas de trabajadores.
Por eso decimos que este proyecto, tal como está siendo despachado por la Honorable Cámara, impide la formación del área social, destruye la existente y constituye una garantía, un escudo, una salvaguardia para las empresas privadas, para las empresas capitalistas, para los monopolios. ¿Qué más se quieren los monopolios que para ser incorporados al área social haya que dictar una ley especial para cada una de sus empresas?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Ha terminado el tiempo de su primer discurso.
Puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor HUEPE.-
¿Me permite una interrupción?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
El señor Huepe le solicita una interrupción.
El señor SILVA (don Julio).-
Con mucho gusto.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Con la venia del señor Silva, tiene la palabra el señor Huepe.
El señor HUEPE.-
Señor Presidente, yo quisiera preguntarle al colega don Julio Silva, cómo concilia él lo que está diciendo, de que la existencia de las empresas de trabajadores significa destruir el área social, con la posición sostenida por la propia Izquierda Cristiana, cuyo planteamiento económico planta textualmente lo siguiente; según el documento que tengo a la vista: "Para dar un paso más decisivo en la participación de los trabajadores se propone la creación de un Sistema Nacional de Empresas de Trabajadores (SINET), con un Instituto Central que contaría con las siguientes atribuciones". Las establece, y al final dice: "El SINET se integraría de inmediato con todas aquellas empresas intervenidas que por su tamaño más reducido o por el tipo de producción no corresponden a las empresas estratégicas del área social. Además, crecería con la creación de nuevas empresas medianas y pequeñas". Precisamente, eso es lo que nosotros estamos planteando, y el señor Silva viene a contradecirlo acá. Estamos planteando que algunas empresas estatales, no todas, algunas de ellas, puedan ser traspasadas progresivamente a la gestión de los trabajadores manteniéndose la propiedad en poder del Estado, idea que coincide plenamente con lo que plantea la Izquierda Cristiana en su documento.
El señor SILVA (don Julio).-
Señor Presidente, no voy a entrar en el asunto de esa proposición o SINET, como dice el colega Huepe, porque es un tema distinto. Pero quiero decir algo al respecto. No nos oponemos, en principio, a las empresas de trabajadores y a que éstas funcionen en cierto sector de la economía, que no es el sector del área social que recae sobre lo que actualmente está dominado por el capital monopólico. De modo que, por nuestra parte no hay una oposición en principio a esta idea. En este proyecto las empresas de trabajadores tienen por objeto establecerse en el área social, tienen por objeto establecerse a costa de las empresas del Estado, tienen por objeto lograr el reemplazo y la transformación de las empresas del Estado en empresas de trabajadores. En cambio, no se incorpora ninguna empresa privada ni ningún monopolio, salvo a través de una ley especial, como empresa de trabajadores, y le otorga una salvaguardia a los capitalistas, en cuanto se necesitan la voluntad mayoritaria de los propietarios del capital para poder constituir una empresa privada en empresa de trabajadores. De manera que, a través del expediente de la empresa de trabajadores, lo que se hace es constituir una garantía para el capitalismo, para los monopolios, y desarticular el área social, estatal, actualmente existente, por la vía de transformarla en estas empresas de trabajadores.
Yo pienso que éste es el carácter esencial de este proyecto tal como ha quedado ahora, porque a través de él los monopolios, el capitalismo monopólico queda mucho más garantizado de lo que estaba antes, desde el punto de vista de la legislación, porque si el Estado, a través de la adquisición de acciones y de otros medios, no va a poder actuar sobre estas grandes empresas, y si ahora va a existir la garantía especial, incluso de que para poder comprar acciones en una gran sociedad se necesita la autorización especial de una ley, es evidente que estas empresas monopólicas quedan más garantizadas de lo que estaban hasta este instante. Entonces, resulta que el sentido, la finalidad de la ley, es establecer esta garantía, aunque esto haya ido más allá de las intenciones de los que lo han promovido, pero realmente es así. Además, en un proceso destinado a formar el área social, era inconcebible que se pensara que para incorporar cada empresa a esa área iba a ser necesario dictar una ley especial, como es el caso que establece el artículo 3º del proyecto, tal como él ha salido. De tal manera que es a eso lo que tiende mi observación, no tanto al problema de la discusión en principio o en teoría de la empresa de los trabajadores, sino que a las garantías concretas que a través de esta legislación se están dando, no para formar el área social, sino para hacer más inexpugnable la posición de los monopolios de las grandes empresas capitalistas para poderse incorporar al área social.
En seguida, señor Presidente...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Silva? El señor Arnello le solicita una interrupción.
El señor SILVA (don Julio).-
Perdón, antes me había pedido una interrupción el señor Pedro Felipe Ramírez, que se la concedo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Con la venia de Su Señoría, tiene la palabra el señor Ramírez.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Señor Presidente, en relación a lo planteado por el Diputado señor Huepe, yo quisiera, para que él de una vez por todas entendiera, establecer las diferencias concretas que existen entre la posición de la Izquierda Cristiana, planteada en nuestra asamblea constituyente, y que nosotros expresaremos de una manera concreta en una indicación que se presentará en el Senado por parte de nuestros Senadores, y las disposiciones que la Democracia Cristiana pretende que en esta oportunidad se aprueben.
Como lo ha expresado el colega Julio Silva, según el proyecto presentado por la Democracia Cristiana todas las empresas estatales actualmente existentes y que no se encuentren dentro de la lista de las actividades señaladas en el artículo 2º, deben pasar a ser empresas de trabajadores. Por ejemplo, las empresas relativas a las telecomunicaciones, concretamente EN-TEL, según las disposiciones de la Democracia Cristiana deberían pasar a ser empresas de trabajadores. Asimismo, todo lo relativo a la extracción de petróleo, porque aquí se señala solamente como actividades reservadas al Estado las destinadas a la refinación del petróleo crudo, en cambio la extracción de petróleo, como hoy día esa actividad está en manos del Estado, debería pasar a ser empresa de trabajadores.
El señor LORENZINI.-
¿Me permite una interrupción?
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Perdón, estoy haciendo uso de una interrupción.
Además, la Democracia Cristiana establece una disposición a través de la cual no hay ninguna fórmula por la que el Estado pudiera traspasar a empresas de trabajadores empresas que no estuvieren en esta lista, concretamente las textiles -las textiles no están en esta lista; los monopolios de distribución no están en esta lista...- .
El señor ARNELLO.-
No son propiedad del Estado.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
No son propiedad del Estado, conforme. Usted está de acuerdo, en que no sean propiedad del Estado, porque es capitalista. Lo que le estoy tratando de demostrar la señor Huepe es que a través de este proyecto defiende también su posición, o sea, la posición del capitalismo. Eso le trato de demostrar. Usted tiene otro criterio. Yo estoy tratando de conversar con él, porque tiene la idea de que así está haciendo socialismo y le quiero demostrar que a través de este proyecto no está haciendo socialismo, sino favoreciendo al capitalismo.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Lo que trato es de hacer comprender al colega Huepe, porque creo que sus palabras e ideas son bien intencionadas, porque algunos de ellos tratan de buscar una fórmula que exprese un nuevo tipo de socialismo. Por eso debato con el señor Huepe y no con el señor Arnello.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
De lo que se trata, colega Huepe, es que los grandes monopolios en manos de los capitalistas ni siquiera puedan ser transformados en monopolios de los trabajadores. Si fuera aprobado este proyecto, las empresas Yarur, Sumar e Hirmas, y los otros grandes monopolios textiles, deberían devolverse a sus empresarios privados...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Porque no hay ninguna proposición a través de la cual esas empresas puedan pasar jurídicamente a ser empresas de los trabajadores. En cambio, la proposición nuestra del SINET consiste en que aquellas empresas mínimas, menores, que concretamente las vamos a calificar en el límite de los 14 millones de escudos de capital, aquellas que tengan un capital menor de 14 millones de escudos al 31 de junio de 1969, puedan, siendo ahora del Estado, como son algunas filiales de la CORFO, pasar a ser empresas de los trabajadores. Y nosotros pensamos que el SINET puede ser un sistema, a través del cual los trabajadores aumentes recursos, para que haya sistema de ahorro general del país, para que empresas de este nivel, que no son monopólicas, que no son estratégicas, puedan convertirse en la base de los trabajadores de todo Chile.
Ahí radica la diferencia fundamental entre el proyecto nuestro que presentaremos en el Senado, y el de la Democracia Cristiana, que, en definitiva, lo que hace es destruir el área económico-social que actualmente existe, e impedir que las empresas monopólicas, en manos del capitalismo privado, chileno o internacional, pasen ni siquiera al área social estatal o al área de los trabajadores.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Puede continuar el señor Silva Solar.
El señor SILVA (don Julio).-
En resumen, las principales observaciones que nos merece el proyecto tal como ha salido son: en primer lugar, no otorga facultad alguna al Estado para formar el área social; al contrario, cercena facultades que actualmente tiene para ello. Por lo tanto, este es un proyecto que garantiza, en este momento, las posiciones del capitalismo y de los grandes monopolios, los garantiza desde el punto de vista de la presión que estos monopolios tienen en vista de la política del Gobierno de impulsar el área social. El proyecto viene a ser un escudo de estos monopolios y no una facultad para el Gobierno y para el Estado, a fin de formar esta área social.
En segundo lugar, nos parece que el proyecto también tiene como consecuencia la de dividir a los trabajadores y convertir a un grupo de éstos en nuevos capitalistas con ingresos superprivilegiados. Es evidente que, en este caso, si se convierte a un grupo de trabajadores, que se quiere separar de los demás, en nuevos capitalistas, dueños de una rentabilidad privilegiada, lo que se está haciendo, en el fondo, es incorporar a estos trabajadores privilegiados a la defensa del sistema; lo que se está haciendo es hacer menos vulnerable el sistema, tratando de incorporar nuevos contingentes en su defensa, y creando mayores desigualdades y mayores desequilibrios, incluso, en el seno mismo de la clase trabajadora.
En seguida, señor Presidente, creemos también que a través de esto se desquicia el orden social, exacerbando los grupos de presión, lo que el propio señor Frei, en su último Mensaje, llamó el nuevo feudalismo. Creemos que con esto se extiende el incentivo del lucro más allá de los capitalistas a los propios trabajadores y se exacerba este sentido, negando al Estado su carácter de representante de toda la sociedad, negando al Estado los medios para hacer prevalecer realmente el bien común sobre los intereses particulares, negándole al Estado el carácter de representante del bien de toda la comunidad, como se ha establecido tradicionalmente a través de estas disposiciones.
Estimamos también que a través de ello, en el fondo, se produce o se pretende producir el desbarajuste y el fracaso de la experiencia socialista y de la constitución del área social.
Por todas estas consideraciones, creemos que el proyecto ha salido desvirtuado absolutamente en sus ideas fundamentales y originales y estamos en contra de él. Estimamos que por ningún motivo él puede prevalecer y que el Gobierno tendrá que seguir actuando con las facultades que actualmente la ley le otorga y de ningún modo ajustándose a disposiciones que lo entrabarían absolutamente en la realización y en el avance de su programa.
El señor PHILLIPS.-
Pido la palabra.
El señor FUENTES, don César Raúl (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, se ha planteado el problema por parte del señor Silva Solar de falta de seriedad y ha usado una serie de otros epítetos que no vale la pena repetir. Habría que analizar la forma en que se ha planteado el proyecto para ser realmente serio en las expresiones.
Este proyecto lo mandó el Gobierno, porque la Democracia Cristiana, con la cual transó una acusación constitucional, presentó una reforma a nuestra Carta Fundamental. Y esto se hizo con apuro; por eso ya vemos que algunos sectores del propio Gobierno han manifestado que en el Senado presentarán indicaciones para hacerla operante. Indiscutiblemente que es el proyecto más trascendental de este período legislativo, respecto del cual, señor Presidente, no se quiso dar ninguna facilidad para tratarlo; porque, incluso, en el último día, en la Comisión de Economía, el que habla le pidió al señor Subsecretario, porque el señor Ministro se dio el lujo de no asistir a la Sala ni siquiera a la discusión general de este proyecto...
El señor GUASTAVINO.-
¡Está equivocado Su Señoría! ¡Usted no estaba en la sesión!
El señor PHILLIPS.-
Asistió a la Comisión de Economía. He dicho que no asistió a la Sala. ¿Sabe lo que es la Sala? Donde usted está sentado hoy día.
-Hablan varios señores Diputados a la vez. I
El señor PHILLIPS.-
He dicho que el Ministro no vino a la Sala, a la discusión general del proyecto.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Guastavino, por favor.
El señor PHILLIPS.-
He dicho que el señor Ministro tampoco vino al segundo informe de la Comisión de Economía, ni está presente en estos momentos, en la discusión particular.
El señor GUASTAVINO.-
Porque se encontraba fuera de Santiago.
El señor PHILLIPS.-
¡Gústele o no al señor Guastavino! ¡No está!
El señor GUASTAVINO.-
El señor Subsecretario estuvo en la Comisión de Economía.
El señor PHILLIPS.-
Estoy hablando del Ministro, no del Subsecretario.
El señor TEJEDA.-
No tiene ninguna obligación de venir.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Ruego a los señores Diputados guardar silencio.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, solicité al señor Subsecretario, porque no estaba el señor Ministro -¡que lo entienda bien el señor Guastavino-, diez días para que fuera a la Comisión de Hacienda, a fin de corregir algunas cosas que, según nuestro criterio...
El señor GUASTAVINO.-
¡Según su criterio!
El señor PHILLIPS.-
¡Mejor que el suyo!
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señores Diputados, ruego evitar los diálogos.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, Su Señoría quiere que evite los diálogos y me está interrumpiendo a cada minuto.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Guastavino! -Puede continuar el señor Phillips.
El señor PHILLIPS.-
Si me lo permite la Mesa y con la venia del señor Guastavino, continúo, señor Presidente.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
La Mesa está haciendo respetar su derecho, señor Diputado.
Puede continuar Su Señoría.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, pedimos estos diez días, pero el Ejecutivo sostuvo que debería votarse en la fecha en que hoy conocemos el proyecto, que no estaba dispuesto a retirar ni a renovar ninguna urgencia, como tampoco a llegar a un acuerdo para dar la posibilidad de armar un proyecto congruente. En consecuencia, la responsabilidad es de los personeros de Gobierno.
Entrando en materia y en relación con el artículo 1º que está en discusión, debo manifestar que nosotros hemos sostenido, una y mil veces, tanto en la discusión general como hoy día en la particular, que en esta disposición se contempla un área estatal. El señor Felipe Ramírez hablaba del petróleo. Pero si quedó claramente establecido en la historia de la ley que todo lo referente al petróleo se reserva al área estatal, en la cual el Estado es el que fija las reglas del juego.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Que quede en la ley y no en la historia...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PHILLIPS.-
Estoy diciendo eso; lo que pasa es que Su Señoría no asistió a la Comisión.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señores Diputados, ruego a Sus Señorías evitar los diálogos y dirigirse a la Mesa.
El señor AMUNÁTEGUI.-
Sanciónelos de acuerdo con el Reglamento.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Se aplica en el momento oportuno, señor Diputado.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, en la historia de la ley quedó claramente establecido y después en un artículo todo lo referente al petróleo, porque a nadie le cabe en la cabeza que el petróleo del país va a quedar en el área de los trabajadores, en el área privada o en el área mixta.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Guastavino, por favor!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Guastavino, voy a tener que llamar al orden a Su Señoría.
El señor ARNELLO.-
¿Por qué no se lee la Constitución Política del Estado? Ahí se resuelve lo del petróleo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Arnello!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Guastavino, voy a llamar al orden a Su Señoría.
Puede continuar el señor Phillips.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, yo creo que, en vez de interrumpirme, el señor Guastavino debería leer la Constitución y se evitaría todas las interrupciones que me está haciendo. Es mucho más claro.
En consecuencia, en el área estatal, aparte de lo que se ha señalado en la ley y lo dijimos en la Comisión, queda todo aquel complejo industrial que se desea crear. ¿Y dónde está el problema? Si el problema es muy claro; está en el área social de trabajadores planteado por la Democracia Cristiana. ¿Y por qué? Porque, indiscutiblemente, según las personas que piensan con criterio marxista, eso debe ser del Estado, y en opinión de los otros, de aquellos que no piensan de esa manera, debe ser de propiedad de los trabajadores. Aquí es donde nace el problema. Y naturalmente que el señor Silva Solar, que en el pasado era democratacristiano y nos hablaba del orden comunitario, ahora figura en los bancos marxistas y lo plantea de otra manera, porque tiene un criterio totalmente distinto del que durante tantos años sostuvieron todos sus libros y folletos junto con el señor Chonchol.
El cambio es de Su Señoría y no de nosotros. No es tampoco de los Diputados democratacristianos, sino suyo, porque ellos continúan comunitariamente planteando el problema, que tiene discrepancias, indiscutiblemente, con nuestro pensamiento económico, porque Su Señoría está en otra área hoy día.
Hemos planteado que dentro de esta área debe haber un porcentaje de distribución entre los trabajadores, debe haber una reinversión; una parte tiene que ir al Fondo de Capitalización, porque aunque se quiera tomar todas las empresas de sociedades anónimas del país, sólo restan 600 millones de escudos por año. En consecuencia, no se podría llegar a ninguna parte ni tampoco se podría pensar que estas empresas, que van a ser las de más alta rentabilidad, siempre y cuando se mantenga el status actual en cuanto a trabajo y a entrega de materias primas, van a obtener utilidades. Esto, indudablemente, está en manos del Estado.
Pero hay que crear el Fondo de Capitalización que establecía el proyecto, que nosotros consideramos inconstitucional y votamos, con la gente de la Unidad Popular, en contra, porque creemos que no tenemos atribuciones para crear tal entidad. Indiscutiblemente, el área social debe colocar parte de sus utilidades en un fondo de capitalización general, para ir creando nuevas empresas y nuevas industrias, porque de otra manera ningún sector de la economía nacional va a querer hacer inversiones en el país. En consecuencia, no habrá aumento de las fuentes de trabajo.
En el área mixta, como lo indica el proyecto, concurren el sector público, el sector privado y el sector de trabajadores, y el área privada, tal como lo indica su nombre, corresponde al área que hemos señalado.
Fue rechazada una indicación que presentamos con el señor Amello para crear un área de autogestión, donde estaban incluidas las cooperativas; pero tanto el Gobierno como otros sectores han querido darle un status distinto. Debería haber un área de autogestión para los pequeños sectores artesanales, donde pudieran estar incluidas las cooperativas.
Ese es nuestro pensamiento y consecuentes con él vamos a votar; pero no nos pidan a los Diputados nacionales que votemos un área del Estado, aparte de la estatal, porque no concuerda con nuestro pensamiento político ni menos económico.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Figueroa, don Luis.
El señor HUEPE.-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Estaba inscrito en el orden en que se pidió la palabra.
El señor HUEPE.-
Yo la pedí al principio de la sesión.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
A continuación está inscrito Su Señoría.
El señor FIGUEROA.-
Señor Presidente, el artículo 1º del proyecto en discusión fija cuatro áreas de la economía; el proyecto primitivo enviado por el Ejecutivo fijaba tres áreas de la economía.
El Gobierno de la Unidad Popular, en la campaña presidencial, con mucha claridad, llamó a la opinión pública y al pueblo a definirse respecto de las alternativas de desarrollo económico, político y social del país.
Las fuerzas integrantes de la Unidad Popular y los trabajadores que apoyamos esa alternativa no negamos nunca que queríamos llegar al Gobierno para iniciar una etapa de desarrollo real de la independencia económica, política, social y cultural de Chile. Nos diferenciamos de las otras candidaturas, en cuanto a expresar en el programa un contenido no sólo patriótico, sino profundamente revolucionario. Dijimos que nos proponíamos sacar al país del atraso y la miseria, y que para esto era necesario acumular excedentes, trabajar más, hacer un gran esfuerzo nacional, con el objeto de desarrollar la industria,...
El señor LAEMMERMANN.-
Pero hace lo contrario.
El señor FIGUEROA.-
... profundizar la reforma agraria, nacionalizar las materias primas, traspasar las empresas monopólicas a la propiedad social de todo el pueblo; de modo que las industrias de mayor rentabilidad pudieran ser el factor fundamental sobre el cual el pueblo chileno pudiera acumular recursos para industrializar a Chile y para ponerlo al nivel de los países más avanzados del mundo.
En estas condiciones, el programa citó tres áreas de la economía, y todo el debate de la campaña presidencial estuvo circunscrito acerca de las afinidades o diferencias programáticas. La candidatura del señor Alessandri sostuvo la defensa de la propiedad privada; la candidatura del señor Tomic cuestionó el sistema capitalista y estableció públicamente que ellos estaban por modificar el status actual y por incorporar al pueblo al ejercicio real de la democracia. La Unidad Popular planteó la necesidad de hacer una reforma agraria que terminara definitivamente con el carácter "latifundiario" de la propiedad de la tierra; de nacionalizar las industrias y de crear una palanca para el desarrollo económico sobre la base de establecer el área social de la economía.
La cuestión, pues, fue planteada muy claramente y el pueblo se pronunció por la Unidad Popular. Los señores parlamentarios de Derecha, e incluso de la Democracia Cristiana, en más de una oportunidad, han dicho que el 36% no constituye mayoría; pero en abril de nuevo se recurrió a la opinión del pueblo chileno y la Unidad Popular obtuvo más del 50% de la votación nacional.
El señor ARNELLO.-
¡No, señor!
El señor CARDEMIL.-
¿Y ahora?
El señor LAEMMERMANN.-
¡No sea optimista!
El señor FIGUEROA.-
El Congreso Pleno ratificó constitucionalmente la elección del Presidente de la República...
El señor PHILLIPS.-
¿Y en Valparaíso?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FIGUEROA.-
... que va inscrita, naturalmente, en una plataforma programática.
¿Qué ha ocurrido después? Los trabajadores organizados en la Central Única de Trabajadores dieron su pleno respaldo al programa, particularmente, a la reforma constitucional, para recuperar el cobre para Chile y establecer las tres áreas de la economía.
Se ha pronunciado en la misma dirección la Asociación Nacional de Pequeños Industriales, Comerciantes y Artesanos, AMPICH, que ha expresado su más amplio apoyo al proyecto del Ejecutivo para establecer tres áreas, en las condiciones que fueron señaladas en el proyecto inicial.
La propia Sociedad de Fomento Fabril, en una reunión de la Comisión de Economía, reconoció, por boca de su Presidente, que el sistema capitalista actual estaba obsoleto y había que modificarlo o modernizarlo.
De modo, pues, que en lo fundamental, respecto de crear un área social de la economía que sirva de palanca para el desarrollo, pareciera que no ha habido cuestionamiento de nadie. Todo el mundo se pronunció por modificar el status actual, porque este status significaba miseria para las grandes masas y privilegios para los menos.
En el curso del presente año se pidió que el Gobierno definiera las reglas del juego, y en más de una oportunidad, públicamente, los empresarios, el Partido Nacional, el propio Partido Demócrata Cristiano, reclamaron el envío de un proyecto que fijara las tres áreas...
El señor GODOY.-
¡El Partido Nacional no!
El señor CARMINE.-
¡El Partido Nacional no!
El señor FIGUEROA.-
Es más, incluso se pidió la lista de las empresas que deberían pasar al área social para que cada empresario -se dijo- tuviera seguridad en su trabajo, pudiera hacer reinversiones y pudiera trabajar con tranquilidad.
El Ejecutivo envió el proyecto para fijar las tres áreas; el propio Partido Demócrata Cristiano planteó su apoyo a tal proyecto. En la primera vuelta hubo acuerdo en la idea de legislar; entramos a discutirlo ahora en particular.
En el intertanto, el Partido Demócrata Cristiano presentó una indicación sustitutiva que reemplaza el proyecto de punta a punta, con otra filosofía y otros mecanismos, que no guardan relación con la idea original del Ejecutivo, que tuercen la nariz del propósito central de fijar tres áreas de la economía.
¿Y qué plantea el Partido Demócrata Cristiano? Plantea una filosofía de capitalismo popular y transcribe,...
El señor LORENZINI.-
¡Eso no es así!
El señor FIGUEROA.-
... yo diría casi textualmente, normas de conducta aplicadas en Alemania Federal, sobre cuyas bases a los obreros alemanes se les ha llevado a una política de colaboración de clases para mantener el status del sistema de explotación del hombre por el hombre, modificando ciertos barnices, barnices externos; pero, en el fondo, manteniendo la política de privilegios para los sectores capitalistas más poderosos.
En la sustitución del Partido Demócrata Cristiano se plantea una nueva forma de paralelismo. Ellos, durante varios años, levantaron aquí la bandera del paralelismo sindical; pretendieron dividir los sindicatos; llamaron a constituir sindicatos por ideas políticas y no en función de la calidad de explotados de los trabajadores. Ahora, frente al proyecto de las tres áreas, traspasan la concepción del paralelismo sindical para debilitar la fuerza de los obreros, ya no en el plano sindical, sino en el económico, pretendiendo enfrentar a unos grupos de trabajadores contra otros grupos de trabajadores.
Esta es la esencia de la filosofía del proyecto sustitutivo que estamos discutiendo en este momento, frente al cual nos pronunciamos absolutamente en contra.
Yo debo preguntarles aquí a los colegas del Partido Demócrata Cristiano, que durante seis años sostuvieron la filosofía del sistema comunitario y no presentaron ningún proyecto, no de fijación de diversas áreas de la economía, ¿por qué no se acordaron que existían los trabajadores y que había que establecer una propiedad social de producción? Aún más, en relación a la participación de los trabajadores, en los seis años, estimados colegas, ¿presentaron ustedes algún proyecto que incorporara a los trabajadores al ejercicio, al manejo de las empresas estatales? Ya no me refiero a las empresas sociales, a las empresas privadas, sino a las empresas estatales. El Ejecutivo, del cual ustedes formaban parte, ¿envió algún proyecto, alguna indicación que incorporara a los trabajadores a la dirección de los bancos o de las empresas estatales? ¡Nunca jamás!
En los seis años de Gobierno no se acordaron que existían los trabajadores...
El señor LEIGHTON.-
¿Me permite?
El señor FIGUEROA.-
Incluso, los trabajadores del petróleo hicieron huelga para lograr una participación en el directorio de la ENAP.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Diputado?
El señor FIGUEROA.-
Sin embargo, el Presidente de la República, señor Frei, se opuso y, finalmente, sólo se aceptó que se propusiera una terna, de la cual el señor Presidente elegía al representante.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Excúseme, señor Figueroa. Ha terminado el tiempo de su primer discurso; puede continuar en el tiempo de su segundo discurso. Previamente, el Diputado señor Leighton le solicita una interrupción.
El señor FIGUEROA.-
¿El señor Leighton me ha pedido una interrupción?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿La concede Su Señoría?
El señor FIGUEROA.-
Con todo gusto se la concedo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Puede hacer uso de la interrupción el señor Leighton.
El señor LEIGHTON.-
Señor Presidente, agradezco mucho la interrupción que me concede el colega señor Figueroa.
Con toda calma, pero con toda franqueza, quiero referirme a la observación que acaba de formular, respecto a la conducta del Gobierno nuestro y, en particular, del Presidente Frei.
Frente a esta materia, es absolutamente efectivo lo que acaba de expresar el colega Figueroa. Nosotros no planteamos nada tan fundamental como lo que ahora estamos planteando. El Presidente tuvo razones políticas para no hacerlo y el Partido aceptó, guardando sus opiniones particulares muchos de sus miembros, la conducta y el criterio del PresidenteFrei.
El Presidente Frei consideró que no era el momento, en el desarrollo de nuestro país, en la propia política que había iniciado, particularmente en el campo agrario, de abrir otros frentes conflictivos, como es el que ahora se está abriendo en esta Cámara.
Pensamos lealmente, repito,...
El señor GODOY.-
¡Ustedes querían destruir la economía por parte!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor LEIGHTON.-
Tenía que quedar una parte de la economía sin ser tocada por nosotros, señor Diputado; pero no porque creyéramos que esa economía que guardábamos era la mejor para Chile, sino porque pensábamos que no era el momento de llegar a ella con las reformas que ahora estamos dispuestos a implantar.
La señora LAZO.-
¡Q'iubo!
El señor GODOY.-
¡Ahora!
El señor LEIGHTON.-
Por eso, señor Presidente, y con esto quiero terminar esta interrupción, votamos a favor este proyecto; por eso, también, vamos a votar a favor todos los artículos que hemos introducido, en sustitución, al proyecto del Ejecutivo; pero, por eso, asimismo, el Diputado señor Huepe advirtió en la discusión general, y ahora seguramente hará nuevos alcances, que muchos de estos artículos tendrán que ser revisados en el Senado. Porque quiero decir, también, y perdón, señor Figueroa, que ocupe algunos minutos más, que la Democracia Cristiana no va a fallar en la línea que ha tenido siempre. Nosotros queremos la sustitución del capitalismo, de acuerdo con nuestro criterio. Tenemos dificultad para hacerlo -con esto contesto también al señor Silva-, pero estamos dispuestos a no dejar de dar todos los pasos necesarios para que en la medida de las posibilidades legales, democráticas, económicas y sociales de Chile, se sustituya este régimen por el que nosotros propiciamos, en la medida en que el país, a través de sus representantes, nos acompañe en esta política.
Nada más, señor Presidente.
Muchas gracias, señor Figueroa.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Puede continuar el señor Figueroa.
El señor FIGUEROA.-
Señor Presidente, a los parlamentarios de la Unidad Popular y a los trabajadores organizados, a los cuales represento, nos preocupa la línea gruesa del proyecto sustitutivo presentado por los colegas democratacristianos.
Al hablar de monopolio, en el proyecto, en la indicación primitiva rechazada en la Comisión, se decía que sólo serían consideradas aquellas empresas que manejaran el 40% de la producción de la rama.
Los monopolios en Chile no se caracterizan por copar totalmente la producción de la rama, sino, más bien, por un complejo engranaje en las sociedades anónimas, en los bancos anteriormente, en empresas y servicios a través de los cuales un grupo pequeño de personas maneja las palancas básicas de la economía, de la producción en determinadas ramas.
Ocurre que el capitalismo moderno inventó las sociedades anónimas para reemplazar a las antiguas empresas y, según la Sociedad de Fomento Fabril, en las sociedades anónimas hay 300 mil personas afectadas por el proyecto del Gobierno. Ahora bien, estos 300 mil accionistas disponen desde una a cien acciones y no tienen "velas en el entierro", en los manejos de las grandes corporaciones.
De acuerdo a un estudio hecho por especialistas, que está en el primer informe de la Comisión, por antecedentes que se pidieron al Ministerio de Economía, en una investigación de 150 sociedades anónimas, el 10% de los mayores accionistas de esas sociedades manejaban entre el 90% y el 100% del total de las acciones. Eso es monopolio, señores Diputados.
El señor GODOY.-
Eso no es monopolio.
El señor FIGUEROA.-
Eso es monopolio. Es decir, 10 personas en una sociedad anónima manejan toda la empresa. Efectivamente, puede haber accionistas pobres, pequeños, con 5 ó 10 acciones, pero que en el hecho no manejan la empresa, no reciben realmente utilidades. En el fondo, creo que -con el perdón de los accionistas- el sistema los convierte en "comparsa", y nada más que en eso.
¿Qué propone el proyecto sustitutivo de la Democracia Cristiana? Propone, por ejemplo, que los bancos pasen a propiedad social de los trabajadores. De modo que los bancos ahora estarían manejados por los usuarios, por los accionistas y por los trabajadores, con dos representantes del Ejecutivo. El 50% de las utilidades de cada banco se repartiría a prorrata entre sus empleados. ¿Para dónde caminamos en esta dirección? Un país pobre, como el nuestro, necesita acumular excedentes para aumentar la electrificación y, con ello, el desarrollo industrial, para llevar bienestar de servicio a la inmensa masa de la población. Sin embargo, la Democracia Cristiana nos propone la alternativa de que los trabajadores pasen a ser propietarios de las empresas y se repartan las ganancias...
El señor HUEPE.-
Eso no es efectivo.
El señor LORENZINI.-
No. Jamás.
El señor FIGUEROA.-
Entonces se crearían dos calidades de trabajadores: el trabajador asalariado en la industria mediana o pequeña, de bajo nivel de producción y utilidad, que viviría una vida miserable, y los trabajadores que hubieran logrado incorporarse a un banco, a la Gran Minería del Cobre, al acero, al petróleo o a las grandes empresas concentradas que, naturalmente, tendrían la posibilidad de repartirse la "torta", en desmedro de la inmensa masa de la población chilena. Eso, colegas, es paralelismo económico. En el fondo, es la misma concepción filosófica de dividir para mantener el viejo status, modificado en el barniz, sin ir al fondo del problema de expropiar a los monopolios, a los latifundios, a las grandes empresas, y hacer coexistir al pequeño y mediano industrial, al pequeño y mediano comerciante con los trabajadores y con el pueblo en una política patriótica para acumular excedentes y abrir camino al desarrollo nacional.
Dicho en otras palabras, la concepción planteada en el proyecto, sustitutivo de la Democracia Cristiana es un nuevo invento destinado a arrebatarle al pueblo de Chile y a los trabajadores organizados, la victoria popular que abrió camino a una nueva etapa en una alternativa hacia el socialismo.
Nosotros no estamos con un socialismo estatal, hecho que los colegas nos han pretendido imputar. Estamos con un socialismo con planificación, con desarrollo de la tecnología, con pluralismo político y social, y no con un socialismo de autogestión, como ellos proponen, en el cual sólo determinados sectores de la propia clase obrera estarían en mejores condiciones que la inmensa masa.
Se trata de desarrollar la solidaridad del pueblo, no la división del pueblo; la solidaridad de la clase de los trabajadores, no la división de la clase de los trabajadores. Por eso, nuestra preocupación y, por eso, perdón, señor Presidente, los he planteado con la pasión necesaria.
Muchas gracias.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Huepe, don Claudio.
El señor HUEPE.-
Señor Presidente, creo que la intervención de los Diputados que han hablado anteriormente refleja un enorme desconocimiento de lo que pretende el proyecto. En ello hay una responsabilidad principal del propio Gobierno, que, a pesar de haber dicho en reiteradas oportunidades que daba extraordinaria importancia a esta iniciativa, en la práctica ha pretendido sacarla a una velocidad extremadamente acelerada, impidiendo todo debate en las Comisiones.
Estamos plenamente conscientes de que puede haber fallas, incluso en la redacción, y por eso en mi intervención, en la discusión en general, aclaré o traté de aclarar aquellos objetivos que nosotros perseguíamos con este proyecto. Sin embargo, ahora me encuentro con el hecho de que, a pesar de haberlo dicho en esa oportunidad, se plantean objeciones y se dice que estamos impulsando ideas absolutamente distintas de las que realmente estamos tratando de impulsar. Repito que no ha habido posibilidad de un debate serio en la Comisión, porque el Gobierno, con una porfía inentendible, no ha querido retirar la urgencia del proyecto, en circunstancias que habrían bastado algunos pocos días para aclarar muchas de estas cosas.
Además, lamento que el Diputado señor Silva Solar, otras veces tan ponderado, ahora haya entrado en calificaciones. Ha hablado de hipocresías, de estar al servicio del capitalismo, de estar, bajo el pretexto de defender el socialismo, defendiendo intereses capitalistas. Como él entra a calificar todas nuestras intenciones, con la misma argumentación yo podría decir que, so pretexto de defender un socialismo descentralizado, ellos están defendiendo un estatismo del más puro corte soviético, porque si a ese terreno vamos, tiene derecho a calificar él y a calificar nosotros.
Hay también una responsabilidad en el sentido de que no se ha analizado a fondo lo que este proyecto pretende, porque, por ejemplo, se dice que con esta iniciativa se quiere impedir el traspaso de empresas al área social. Se vuelve a repetir que estamos exigiendo una ley para cada empresa, cuando hemos dicho hasta el cansancio en conversaciones directas, en la Sala, en sesiones anteriores, que lo único que pretendemos es que haya una ley por sectores o grupos de empresas. El Ejecutivo planteó su criterio de que todas aquellas empresas con capital superior a 14 millones de escudos pudieran ser potencialmente traspasables al sector estatal, cosa que el propio Ministro ha dicho que no pretende, porque de las 283 empresas que figuran en la lista que se entregó a la Comisión, sólo algunas serán traspasadas al área estatal. Bueno, deseamos que se diga: "De esas empresas que están en la lista, tales y cuales son indispensables para el desarrollo de la economía del país". Discutamos sobre esa base y no planteemos criterios tan generales, que se demostró que son absurdos en una economía compleja como la nuestra, porque la suma de 14 millones de escudos puede ser, incluso, pequeña en determinados casos, y muy grande en otros, según el sector de que se trate.
Lo que hemos dicho ha sido recogido por el propio Diputado señor Naudon cuando se discutió en general el proyecto en la Sala. Decía: "Discrepamos, eso sí, en algunos aspectos del proyecto que no son de fondo. Nos habría gustado más que se hubiera definido por sectores de producción aquellas empresas que van a ser incorporadas al área de propiedad social, porque tal como está establecido en el proyecto solamente atendemos al capital, al patrimonio de las empresas, para hacerlas nacionalizables o no". De eso, precisamente, se trata.
Hemos estado pidiendo que, si el Ejecutivo tiene un criterio claro sobre qué empresas va a estatizar o desea estatizar, abramos debate sobre ello y no mantengamos una espada de Damocles sobre todos los empresarios de este país, incluso los pequeños, porque en el proyecto primitivo, y lo planteamos también en la sesión anterior, se dice textualmente que no se traspasarán al área estatal las empresas de capital inferior a catorce millones de escudos "mediante los procedimientos de esta ley" y dejaba absolutamente abierta la posibilidad de traspasarlas por medio de los otros procedimientos que el Ejecutivo ha estado usando.
Precisamente, nosotros pretendemos dar garantía real a los pequeños propietarios y abrir un debate serio y responsable sobre qué sectores son los que interesan al Ejecutivo, con el objeto de ver si los criterios son concordantes o no, porque el hecho de que nosotros digamos que estamos dispuestos a colaborar, y votamos favorablemente la idea de legislar, no quiere decir que estemos obligados a aceptar todo el criterio del Ejecutivo. Tenemos derecho a expresar nuestras opiniones al respecto,
y es lo que hemos hecho en este proyecto.
Repito que no se nos puede entrar a suponer intenciones distintas de las que tuvimos al presentar este proyecto. Nuestra posición es absolutamente clara y la reitero aquí: nuestro ánimo fundamental es que si el Ejecutivo realmente sabe, como lo ha dicho, qué empresas pretende estatizar, que plantee su criterio por sectores productivos, por grupos de empresas, y legislemos sobre eso. Esperamos que este debate, al cual se ha negado el Gobierno en el seno de esta Cámara, pueda realizarse en el Senado.
Se dice también que este proyecto liquida el área social actualmente existente...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Huepe? El señor Pedro Felipe Ramírez le solicita una interrupción.
El señor HUEPE.-
¿Con cargo al tiempo de quién?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
En este caso sería a cuenta del tiempo de su primer discurso.
El señor HUEPE.-
Realmente no dispongo de mucho tiempo, de manera que no podría hacerlo. Posteriormente...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
El señor Diputado dispone de hasta veinte minutos.
El señor HUEPE.-
Conforme.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Reitero a la Honorable Cámara que está en discusión el artículo 1º.
Con la venia del señor Huepe, puede hacer uso de la palabra el señor Ramírez.
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Señor Presidente, sólo quisiera hacerle dos preguntas al Diputado señor Huepe, en el ánimo que él ha planteado la discusión, porque se trata de no hablar en general, sino en concreto.
En este momento, el Ejecutivo, por la vía que todos conocemos, ha tomado a su cargo la administración de las empresas textiles: Yarur, Sumar, Hirmas, etcétera.
Yo quisiera que el DiputadoHuepe concretamente me contestara cuál es el criterio de la Democracia Cristiana respecto de cómo deberían ser administradas, o en qué área de las cuatro que él plantea deberían estar empresas "Yarur", puesto que, según el texto actual, dichas empresas deberían estar en manos del señor Yarur.
El señor HUEPE.-
¡No es así!
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
Es así, según la disposición actual.
Por eso, como el ánimo de ustedes es corregir este proyecto para, incluso, no caer en cosas que ustedes mismos no quieren, yo hago preguntas concretas. ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de EN-TEL? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de la Compañía de Teléfonos de Chile? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de las empresas de extracción del petróleo? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de las grandes empresas de comercialización, como CODINA y otras? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de una gran cantidad de industrias del acero, no de la siderurgia? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de "Cervecerías Unidas"? ¿Cuál es el criterio de ustedes respecto de la mayoría de las doscientas cincuenta industrias que aparecen en la lista que se envió a la Comisión de Economía?
La segunda pregunta que quisiera hacerle es la siguiente...
El señor TUDELA.-
No estamos en un tribunal...
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
No se trata de tribunal. El señor Huepe ha planteado la posibilidad de un diálogo claro, concreto, especificando las empresas.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡ Por favor, señores Diputados, ruego evitar los diálogos!
El señor RAMIREZ (don Pedro Felipe).-
La segunda pregunta que yo quisiera hacerle al señor Huepe es ¿por qué en el proyecto de ley que ellos presentaron no han planteado la posibilidad de un sistema de traspaso distinto del simplemente voluntario entre trabajadores y patrones, para incorporar las empresas actualmente en manos del área capitalista privada al área social de trabajadores? ¿Por qué solamente cuando se trata de traspasar empresas del Estado a esa área hay una norma obligatoria y cuando se trata de traspasar empresas del área capitalista al área social de los trabajadores hay una norma voluntaria, según acuerdo entre capitalistas y trabajadores?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Huepe, ¿me permite? Ha terminado el tiempo de su primer discurso; puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor HUEPE.-
La primera pregunta la voy a responder, pero creo que el DiputadoPedro Felipe Ramírez estaría en condiciones mucho mejores para hacerse la al Gobierno, al que se la hemos formulado en repetidas oportunidades: ¿Cuál es el criterio sobre las 283 empresas? Y no nos han podido responder claramente...
-Risas.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Ramírez, le ruego evitar los diálogos, por favor.
El señor HUEPE.-
En todo caso vamos a contestar.
Primero, creemos que las responsabilidades de Gobierno la tienen los sectores de la Unidad Popular. Y les hemos pedido a ellos una definición sobre muchas de estas empresas. Pero, en concreto, nuestro criterio sobre las industrias textiles lo hemos reiterado en la Comisión, y yo lamento que el DiputadoPedro Felipe Ramírez no haya estado presente. Incluso se aclaró en la discusión de la reforma constitucional. En el artículo 5º planteamos lo siguiente, y si así no fue interpretado estamos dispuestos a presentar las indicaciones correspondientes en el Senado: "No obstante lo dispuesto en los artículos precedentes, el Estado podrá conservar la propiedad mayoritaria adquirida antes del 14 de octubre de 1971 del capital de empresas en actividades distintas a las que se refiere el artículo 2º de la presente ley". Explicamos ahí nuestra opinión. Incluso teníamos preparada una indicación -que no la pudimos presentar porque la Mesa nos dijo que no era posible hacerlo, ya que solamente se aceptan indicaciones renovadas- para aclarar lo que se está pinteando y a fin de que no se pretenda tergiversar nuestro pensamiento, como se ha hecho en sucesivos artículos de prensa.
Nosotros planteamos que todas aquellas empresas textiles requisadas por el Gobierno se mantengan en la propiedad estatal. Pero aquí viene una diferencia esencial: respecto de la propiedad de muchas industrias textiles traspasadas al área estatal cualquiera que haya sido el procedimiento legal que se usó, le hemos ofrecido al Gobierno la posibilidad de legalizar esta situación a través de un artículo transitorio. Después, en el curso de los años venideros, si el 60% de los trabajadores de esas empresas textiles, concretamente, como lo dispone este proyecto de ley, creen estar en condiciones de mantener la gestión de esa empresa, hemos planteado que esa gestión les sea traspasada a ellos, manteniéndose la propiedad en manos del Estado.
Creo que la respuesta es clara.
En segundo lugar, sobre la larga lista de empresas, creo que no podría detenerme a analizar el caso de cada una de ellas, y precisamente lo que le hemos pedido al Ejecutivo es que inicie un debate sobre esta materia.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Huepe? El señor Pal-za le solicita una interrupción.
El señor HUEPE.-
Cómo no.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Con la venia de Su Señoría, tiene la palabra al señor Palza.
El señor PALZA.-
Señor Presidente, es muy breve.
Frente a la serie de preguntas y argumentaciones expresadas esta mañana, quiero manifestar que pareciera que aquí se han equivocado los términos o el debate. Ante una andanada de preguntas de parlamentarios de Gobierno y a apreciaciones de parlamentarios del Partido Comunista, especialmente, como el caso del colega Figueroa, se están dando a conocer criterios y se nos están haciendo preguntas, como si nosotros fuéramos justamente, los que estamos dirigiendo el país. Yo creo que esta situación tiene que cambiar, porque está bien que nosotros arreglemos una serie de proyectos, colegas, pero no nos pidan que arreglemos todos los proyectos. Por eso, quiero manifestar categóricamente que cada uno tiene un modelo de empresas económicas. Aquí se ha dado a conocer un modelo marxista. Nosotros tenemos nuestro propio modelo.
Además, no queremos que estén suponiendo intenciones o hipocresías a algunos sectores, porque tampoco desearíamos suponer que este proyecto, enviado por el Ejecutivo, obedece exclusivamente a la presión de la Democracia Cristiana para que llegara al Congreso el proyecto que fija las áreas; ni que el Gobierno hipócritamente ha planteado la posibilidad de tres áreas, cuando, en definitiva, solamente quiere una. Por eso, no sigamos con el criterio de las falsas interpretaciones y de las hipocresías, porque en este terreno muchas cosas podríamos plantear.
Eso es todo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Puede continuar el señor Huepe.
El señor HUEPE.-
Recupero el uso de la palabra y creo que por lo limitado del tiempo no voy a poder conceder más interrupciones.
Entre las objeciones que aquí se han hecho, se ha planteado que el proyecto pretende liquidar el área social actualmente existente.
Aquí hay un problema muy claro. Nosotros hemos sostenido que los sectores de la Unidad Popular y de la Derecha tienen una coincidencia fundamental. Para ellos el único criterio fundamental que vale es el de quien tiene el capital de las empresas; y el que posee el capital tiene la plenitud del poder. Hay una diferencia trascendental entre el planteamiento de los colegas de ambos extremos y el nuestro, porque, a nuestro juicio, -y voy a repetir algo que ya dijimos en la discusión general- el capital ha tenido, históricamente, tres tipos de privilegios: primero, el de gozar de un interés como fruto de ahorro acumulado; en segundo lugar, ha tenido el privilegio de disponer de la plenitud de la gestión en las empresas; y, en tercer lugar, el de apropiarse, una vez cancelados los salarios, de la totalidad de los excedentes. Nosotros creemos que el único derecho legítimo del capital, esté en manos de quien esté, sea el Estado o el sector privado, es el derecho al interés, porque el capital es fruto de ahorro acumulado y es sacrificio de consumo presente por consumo futuro; como tal, tiene que ser premiado por la sociedad. Pero la responsabilidad en determinado tipo de empresas, que son las que planteamos en el área social, la apropiación de los excedentes, con todas las limitaciones que el Estado puede poner a través de los instrumentos legales que posee, como la tributación, etcétera, son dos derechos que corresponden fundamentalmente al trabajo. Por eso, los términos en que se han dado las relaciones de producción, normalmente, en que el capital arrienda trabajo y, usando este arriendo genera excedentes, a nuestro juicio deben cambiarse para que el trabajo arriende el uso del capital.
Hemos planteado la existencia de una área social de los trabajadores, reconociendo la necesidad de que haya un área estatal, que para nosotros, indudablemente, es más reducida que la que ha planteado el sector de la Unidad Popular. Y es conveniente que abramos una discusión sobre qué tipo de empresas van a entrar en uno y otro sector.
Puede ser que en determinado tipo de empresas, que no es posible calificar de estratégicas, el trabajo tenga una responsabilidad mucho mayor. Eso lo hemos planteado en la creación del área social de trabajadores. En esto coincidimos con lo que ha sostenido la Izquierda Cristiana en una serie de documentos, a pesar de la discrepancia que denantes señalaba el colega Pedro Felipe Ramírez; coincidimos también con economistas marxistas que han estudiado a fondo y practicado un sistema, no similar a este tipo, porque para cada país tiene que aplicarse un modelo de acuerdo con su realidad, un sistema como el yugoslavo, por ejemplo, en el cual los trabajadores tienen un derecho a la gestión muy superior al que existe en las empresas soviéticas. Con esto hemos pretendido abrir un debate serio y responsable.
Se preguntaba aquí si son tres o cuatro las áreas de la economía, y un señor Diputado decía que había una discrepancia con el proyecto de reforma constitucional. Ese es un error profundo, porque en el artículo 1º de ese proyecto, votado por la unanimidad de los senadores en la Comisión correspondiente, se reconoce la existencia de una área social de los trabajadores y de un área social estatal. Lo que hemos hecho aquí bajo el mismo concepto, es explicar más la idea, porque la reforma constitucional ya aprobada dice textualmente: "La ley establecerá, además, las empresas cuya administración corresponderá íntegramente a los trabajadores que laboren en ellas en forma permanente, cualquiera que sea el área que integren dichas empresas en función de quienes sean sus propietarios, caso en el cual los trabajadores tendrán el uso y goce de los bienes respectivos y participarán de las utilidades que resulten de sugestión. "Esto está aprobado en la reforma constitucional, y precisamente a esa idea central se adecua este proyecto de ley.
En seguida, se habla de que habrá trabajadores privilegiados y trabajadores no privilegiados. Aquí volvemos a la diferencia esencial del concepto, que el DiputadoFigueroa pretende confundir con el capitalismo popular de Alemania Federal. Esa es una idea absolutamente distinta. Lo que ellos plantean es un traspaso progresivo de la propiedad, e insisten en el criterio capitalista de la propiedad. Es el criterio que sustentan los Diputados de la Derecha.
El artículo 1º, y también la redacción del inciso final, como lo planteamos en la Comisión correspondiente, podría dejar abierta la posibilidad de que necesariamente el área social de trabajadores signifique la propiedad en manos de los trabajadores. A nuestro juicio, no es así. La propiedad puede ser estatal o privada, pero en ambos casos puede haber empresas que integren el área social de los trabajadores, en las cuales la responsabilidad fundamental de la gestión y la apropiación de los excedentes sea de los trabajadores.
Todo este proyecto se engrana, además, con una idea que, desgraciadamente, fue rechazada por concomitancia del Partido Nacional con sectores de la Unidad Popular.
Es la idea del Fondo Nacional de Capitalización, que coincide con el sistema de SINET, que también planteaba la Izquierda Cristiana. Fue redactado...
El señor SILVA (don Julio).-
Fue redactado por Pedro Felipe Ramírez.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Ruego evitar los diálogos.
El señor HUEPE.-
Fue redactado por el Partido Demócrata Cristiano,...
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señor Huepe, le ruego dirigirse a la Mesa.
El señor HUEPE.-
... cuando el señor Pedro Felipe Ramírez era Diputado de nuestro Partido.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me permite, señor Huepe? Ha terminado el tiempo de su segundo discurso.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor BUZETA.-
¡Los nacionales lo votaron en contra!
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Buzeta!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señores Diputados, solicito el asentimiento unánime de la Sala para empalmar la presente sesión con aquella a que está citada la Cámara de 14, 30 a 16 horas.
El señor MONARES.-
No, Presidente.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
No hay acuerdo.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Pontigo, don Cipriano.
El señor PONTIGO.-
Señor Presidente, la Democracia Cristiana, en completo entendimiento con el Partido Nacional, ha bloqueado la iniciativa del Ejecutivo...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PONTIGO.-
... para no formar las áreas de la economía. Después de que la Democracia Cristiana insistió tan majaderamente para que el Gobierno enviara un proyecto de ley en este sentido, ahora deforma las ideas que en él venían, las desfigura y, en el fondo, las ha reemplazado por otro proyecto a través de una indicación, para defender los grandes monopolios; desmejorar el espíritu avanzado del primitivo proyecto de ley del Gobierno; impedir el tránsito al socialismo, y haciendo un último esfuerzo a través del camuflaje, defender el régimen capitalista mediante una redacción que pretende ser popular y, aparentemente, en favor de los trabajadores.
Por el artículo 1º se crea una nueva área, el área social de los trabajadores, y de ahí se parte a la creación de las empresas de los trabajadores, con lo cual pretenden confundir a la clase obrera y crear ilusiones entre los trabajadores. La idea de las empresas de trabajadores no constituye otra cosa que imponer una variante del capitalismo utópico.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señores Diputados, ruego guardar silencio.
El señor PONTIGO.-
Así lo planteó el Subsecretario de Economía; compañero Osear Garretón.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PONTIGO.-
Pero de lo que hoy se trata es de avanzar hacia el socialismo. Las empresas de trabajadores serán en realidad, empresas privadas en manos de algunos grupos de trabajadores, y se establecerá la competencia entre ellos. En la economía han fracasado ya todas las formas competitivas, y aquí se insiste en una política probadamente fracasada. Cada empresa de trabajadores entrará en el círculo vicioso del capitalismo, de vender caro y comprar barato.
El señor GODOY.-
Ahí se equivocó.
El señor PONTIGO.-
Esto, sin lugar a dudas desarrollará el espíritu capitalista en los trabajadores. Pero lo que el Gobierno pretende es avanzar hacia el socialismo, crear una nueva conciencia entre los trabajadores. Respecto de esto no hay consecuencia entre lo que dice el Partido Demócrata Cristiano en cuanto a su adhesión al socialismo y lo que propone en este proyecto que ahora examinamos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Lorenzini!
El señor PONTIGO.-
El señor Julio Silva Solar tiene razón al afirmar que las empresas de trabajadores no unen a los trabajadores, sino que los dividen en su afán de vender más caro para lograr mayores utilidades, mayores ingresos y una mayor distribución individual, a la vez que compran más barato lo que producen otras empresas de trabajadores. Las empresas de trabajadores son sólo, pues, una variante del capitalismo, constituyen tal vez el último esfuerzo por defender el sistema capitalista e impedir, o por lo menos obstaculizar, el tránsito hacia el socialismo
Pensamos que en los problemas que afectan básicamente al país, debe primar la opinión del Estado, que es el instrumento que puede tener visión general de los problemas, sin que los asuntos aislados -como ocurrirá en las empresas de trabajadores que se proponen- impidan ver el o los problemas en su conjunto, dándose una solución que tenga en cuenta lo nacional y no lo local o aislado, como ocurrirá en cada una de estas empresas.
Cuando, por ejemplo, el Estado necesite bajar determinada tasa de interés para bonificar a algún producto que sea necesario hacer llegar a un valor módico, justo, al consumo nacional, como sería, entre otros, la leche; y esta medida afecte a una o más de estas empresas de trabajadores, éstas, naturalmente, se opondrán en defensa de sus mayores ingresos.
Por eso, la proposición de crear una cuarta área en la economía está destinada nada más que a obstaculizar la idea primitiva del Gobierno, impedir el tránsito al socialismo, defender el régimen capitalista y crear ilusiones en los trabajadores.
Nada más, señor Presidente.
El señor AMUNATEGUI.-
Quieren esclavos, nada más.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Guastavino.
El señor GUASTAVINO.-
Señor Presidente, yo creo que el proyecto que nos preocupa resume la posición ideológica de cada sector que concurre a sus debates.
A mí me parece que está enmarcado entre aquellos proyectos que constituyen la matriz ideológica de cada partido político en la arena nacional. Yo soy un convencido de que este debate encuentra a los partidos políticos que conforman la Unidad Popular, por un lado, y por otro, al Partido Demócrata Cristiano. Esta es una cuestión real y sinceramente apasionante para estos sectores políticos; apasionante en cuanto a desiderátum ideológico, a filosofía social, ideales.
Permítanme ser absolutamente claro en cuanto tenemos otro criterio respecto de la opinión con que el Partido Nacional concurre a este debate. Es indudable que la conducta con que participamos nosotros es diferente de la de ellos, porque hasta la idea misma de legislar fue votada en contra por el Partido Nacional.
El señor ARNELLO.-
¡Por ser inconstitucional!
El señor GUASTAVINO.-
No hay duda de que ellos pueden recurrir a toda clase de subterfugios y artilugios; al arsenal de las más recónditas sinrazones para hablar de inconstitucionalidad, de lo humano y lo divino, de que este es un proyecto anacrónico, poco moderno, que no está a tono con la época, etcétera; pero, al fin y al cabo, todos los demás tenemos absolutamente claro qué es y qué defiende el Partido Nacional.
Los partidos políticos son la expresión de grupos y clases sociales, fundamentalmente.
El señor ARNELLO.-
No es así.
El señor GUASTAVINO.-
Su militancia, en alguna proporción, puede expresar posiciones ideales, ideológicos. Por ejemplo, es posible que un empresario mediano o pequeño abrace la ideología de la clase obrera, como también puede ocurrir que se desclase y abrace la posición del Partido Nacional. Pero una golondrina no hace verano. La cosa de fondo es que los partidos políticos expresan intereses económicos que concurren al debate público y a la economía del país.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señores Diputados!
El señor GUASTAVINO.-
Lo que a mí me interesa fundamentalmente -y de ahí que entendía muy bien lo que decía el señor Pedro Felipe Ramírez al señor Huepe- es el debate, esclarecedor o no, que se produzca entre Democracia Cristiana y Unidad Popular.
El señor AMUNATEGUI.-
Entre demócratas y marxistas.
El señor GUASTAVINO.-
Por eso hay que tener muy presente, en cuestiones fundamentales y vitales, al Partido Nacional cuando se cuelga de alguna indicación de la Democracia Cristiana para acompañarla.
El señor AMUNATEGUI.-
Son interpretaciones antojadizas.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Amunátegui!
El señor GUASTAVINO.-
Por eso vale la pena hablar de consecuencia política y de consecuencia ideológica.
El señor Phillips protestaba porque el señor Silva Solar había hablado antes de sociedad comunitaria y hoy, simplemente, se abrocha a las ideas que plantean los marxistas.
El señor PHILLIPS.-
¡Se cuelga, como dice usted!
El señor CERDA, don Edmundo (Vicepresidente).-
Señor Phillips, ruego no interrumpir.
El señor GUASTAVINO.-
Yo creo que este planteamiento es inexacto y erróneo, Hace muchos años que seguimos -y conversamos con el señor Silva Solar sobre su posición...-
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Y el hecho concreto de que hayamos tenido coincidencias durante muchos años, revela, una vez más,...- Hablan varios señores Diputados a la
El señor CERDA (Vicepresidente).-
Señores Diputados, ruego guardar silencio.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA (Vicepresidente).-
¡Señores Diputados! ¡Señor Phillips! Puede continuar el señor Guastavino.
El señor GUASTAVINO.-
... que hemos observado con enorme interés las posiciones del señor Silva Solar. Y cuando hablo de él, hablo de las posiciones que han venido produciéndose cada vez más desarrolladas, cuantitativa y cualitativamente, en el seno del pensamiento cristiano. Esto revela que el socialismo, en su construcción, no es un patrimonio de los marxistas exclusivamente; revela que los cristianos y otros sectores ideológicos puedan perfectamente participar de manera activa en un proceso de construcción real y eficaz de una nueva sociedad: en el asalto concreto al reino de los cielos aquí en la tierra, como lo dijera Carlos Marx.
En cambio, ¿cuál es la consecuencia del señor Phillips. ¡Mírenlo a él¡ y a otras perlas del Partido Nacional hablando ahora de empresas de trabajadores! Si el señor Phillips fue militante del Partido Liberal. Si el señor Monckeberg fue militante del Partido Conservador.
El señor AMUNATEGUI.-
¡Le molesta!
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Amunátegui!
El señor GUASTAVINO.-
Si son la confluencia del viejo statu quo político reaccionario hacia un partido que recurre a nuevos menjunjes, que apela a la cosmética moderna, que trata de "acallar" viejas arrugas para seguir siendo la vieja reacción chilena, retardataria y, en muchas aristas, cavernaria; no todos, pero muchos son verdaderos adoradores de la inquisición medieval.
Señor Presidente, hablemos de consecuencia política con seriedad. Empresa de trabajadores en boca del señor Phillips! ¡Y está de acuerdo! El señor Germán Riesco Zañartu, este representante de las poblaciones "callampas" de Santiago aquí en la Cámara, habla de empresa de trabajadores! ¡A otro perro con ese hueso! Esta no es una Cámara de niños de pecho; ésta es una Cámara de hombres políticos, que tenemos claro qué defiende uno y qué defiende el otro.
Está claro que los capitalistas no pueden económicamente subsistir sin la presencia y la animación prodigiosa de los trabajadores; pero, a la inversa, los trabajadores ¿para qué necesitan al capitalista?
El señor AMUNATEGUI.-
Para nada... !
El señor GUASTAVINO.-
Absolutamente para nada. Los trabajadores pueden tener una suerte de organización que les permita dirigirse a sí mismo. Si ellos producen la riqueza, si los trabajadores manuales e intelectuales generan el producto eme enriquece a la sociedad, ¿por qué no pueden ellos administrarla también?
El señor LORENZINI.-
Exactamente.
El señor GUASTAVINO.-
Señor Diputado, pierda cuidado que la secuencia de mi pensamiento va justamente a este hito...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Ruego a Su Señoría dirigirle a la Mesa.
El señor GUASTAVINO.-
... a través de la Mesa se lo digo a este hito nuevo de la empresa de trabajadores.
Toda clase de organización superior pueden tener los capitalistas, pero no podrán subsistir sin la clase obrera, sin los trabajadores. A la inversa, está probado que los trabajadores pueden prescindir del capitalista como tal y, en consecuencia, del sistema.
Veamos ahora cómo se organizan los trabajadores. Hay una forma de organización superior de los trabajadores, que está más allá de las comunas, de los sindicatos, de los gremios y de las federaciones. Y esa forma superior de organización es el Estado.
El señor AMUNATEGUI.-
¡El Estado marxista!
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Diputado, ha terminado el tiempo de su primer discurso. Su Señoría puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor GUASTAVINO.-
Muchas gracias.
Ese Estado, durante un período importante de siglos, tiene que jugar un papel extraordinariamente importante. El comunismo plantea que llegará un instante en el desarrollo de la sociedad, que no está planteado para ahora -los comunistas somos gente sumamente pragmática, no al modo de John Dewey o al modo norteamericano, pero pragmáticos en cuanto no andamos volando, sino que andamos con los pies en la tierra, y eso lo saben muy bien el Partido Nacional y el diario "El Mercurio"-, llegará un instante en que puede producirse la extinción de este instrumento absolutamente necesario en un instante largo de la humanidad, como es el Estado. Pero dentro de ese Estado, los trabajadores asumen como tales un papel organizador, distribuidor y administrador.
Veamos qué ocurre con la cuestión ideológica de fondo que está planteada en cuanto a quién tiene el poder en sus manos. El poder lo tiene en sus manos aquél que tenga, como Estado, como organización social, los medios de producción en sus manos. Si una fábrica es mía, si yo tengo 300 máquinas, o un grupo de 8 ó 10 personas tenemos 300 máquinas...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Naturalmente, no estoy hablando para usted, señor Amunátegui, sino que estoy razonando.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Si una persona, si un grupo de personas es dueño de 300 máquinas, el cambio de propiedad sobre esos medios de producción, ya no en manos de 10, sino de 200 ó 300, no cambia el sistema de concurrencia económica con que cada uno participa en la sociedad. Antes yo concurría a la sociedad, antes yo competía como capitalista; ahora compite un núcleo humano, dentro de una sociedad, con otro grupo humano, que también compite. Aquí se han dado abundantes ejemplos al respecto. Pero la historia y la vida ya les tomaron examen a los sistemas económicos basados en la concurrencia, y salieron mal, periclitaron, fracasaron. La concurrencia económica obliga, a que el hombre sea el lobo del hombre; la concurrencia económica lanza, a unos contra otros; la concurrencia económica transforma en utópica la fraternidad cristiana; la concurrencia económica lanza al abismo el amor del Evangelio. En cambio, si se trata de que, en vez de ser un lobo con otro lobo, sean 200, 300 ó 1. 000 lobos contra otros tantos lobos, siempre será des-humanizada esa sociedad. Se trata de que el hombre desarrolle una conciencia que le permita entender que hay una escala de valores diferente, en virtud de la cual ya no es el billete el que espera encontrar al término del camino, sino una sociedad distinta y superior. Se trata de que yo sepa que, como obrero, produzco plusvalía, pero que esa plusvalía que produzco, ese excedente, como la ha llamado el DiputadoHuepe, no va al bolsillo privado de un capitalista, sino al conjunto de la sociedad, al Estado, que gasta la plata en construir viviendas, escuelas, hospitales, en dar alumbrado público, fábricas, desarrollo económico. De eso se trata. Y esto lo administran los propios trabajadores; no los trabajadores del cobre para sí, no los trabajadores del salitre o de la metalurgia para sí, sino que el conjunto de trabajadores planifica, en una tarea compleja y superior, en que su aporte se constituye en un afluente que se suma al afluente de otro grupo humano dentro de la sociedad, para constituir el río de aguas cristalinas que efectivamente lave el rostro a la sociedad en que se vive y transforma ese rostro en una realidad distinta. Este es el problema de fondo que está planteado, señor Presidente. Y quiero decir al DiputadoLeighton...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Guastavino, el señor Huepe le solicita una interrupción.
El señor GUASTAVINO.-
Perdóneme, Diputado. Quiero terminar, para que no se me vaya la secuencia con que estoy planteando las cosas.
El señor HUEPE.-
Muy breve.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Puede continuar el señor Guastavino.
El señor GUASTAVINO.-
No es que yo tenga espíritu vengativo ni algo parecido, por el hecho de haberme censurado...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Guastavino...
El señor GUASTAVINO.-
Se lo digo a través de la Mesa. No tengo espíritu vengativo por el hecho de que en la Comisión de Economía se unieron con los nacionales para censurar a la Mesa y romper un pacto político...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA., don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Guastavino, le ruego referirse a la materia en debate.
El señor GUASTAVINO.-
Ninguna explicación seria hemos recibido, ni siquiera de los Diputados de la Democracia Cristiana en forma individual, respecto a lo que significa que hayan roto ese pacto. No la hemos recibido.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
No puedo tener espíritu de venganza con el DiputadoHuepe, porque tampoco...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Guastavino, le ruego referirse a la materia en debate.
El señor GUASTAVINO.-
Comprendo que al señor Presidente le cueste sacarse la camiseta del Partido Demócrata Cristiano, pero esta censura tiene que ver con la materia en debate.
Sin embargo, decía que deseaba hablar ¿obre lo que habían planteado aquí el DiputadoBernardo Leighton. El aseguró enfáticamente, con énfasis de viejo hidalgo de la política chilena, que la Democracia Cristiana no va a fallar. Yo le digo, en el mismo tono y con el mismo respeto que a todos nos produce en la Cámara el DiputadoLeighton, que realmente debiera haber dicho: son mis deseos que la Democracia Cristiana no falle. Porque la Democracia Cristiana ya falló....
El señor ARNELLO.-
En el Congreso Pleno...
-Hablan varios señores Diputados a la
El señor GUASTAVINO.-
Aquí no hay explicaciones válidas, y no hay otra manera de entender que del ancho tronco democratacristiano ya haya habido Diputados señeros que hayan preferido, con el dolor de su antigua militancia, abandonar esa tienda para unirse al torrente de la Unidad Popular...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Y ese proceso no está cancelado...
-Hablan varios señores Diputados a la vez:
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señores Diputados! ¡Señor Temer! ¡Señor Videla!
El señor GUASTAVINO.-
No me introduzco en problemas internos de ningún partido político, y no hay problemas internos en ningún partido político; todos los partidos políticos existen para la cosa pública. El problema consiste, entonces,...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Videla! ¡Señor Buzeta ! ¡Señor Santibáñez!
El señor GUASTAVINO.-
... en que cuando surgieron las primeras discrepancias, no surgieron hacia el Partido Nacional. No conozco a ningún parlamentaria de la Democracia Cristiana que se haya hecho nacional...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
¡Escúchennos! ¡Escúchennos!
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señores Diputados, les ruego guardar silencio!
El señor GUASTAVINO.-
Escúchennos con absoluto respeto...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Guastavino, la Mesa respeta su derecho.
El señor GUASTAVINO.-
... y piensen en esta aseveración, piensen en esta fenomenología: no conozco ningún parlamentario democratacristiano que se haya ido al Partido Nacional; pero conozco a varios que han venido a unirse a las fuer-zas de la Izquierda, manteniendo su independencia ideológica y política, sin derribar los perfiles de su propia ideología. Es que este torrente popular...
El señor GODOY.-
Riachuelo.
El señor GUASTAVINO.-
... es efectivamente un torrente en el que se puede coexistir y convivir programáticamente con absoluto respeto. ¿Qué ocurre? ¿Por qué del viejo tronco de la militancia democratacristiana se viene hacia la Izquierda? ¿Y por qué digo yo que no está clausurado ni está cancelado el proceso?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GUASTAVINO.-
Porque el Partido Demócrata Cristiano.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Guastavino? Ha terminado el tiempo de su segundo discurso.
El señor MONARES.-
Se secó el río...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente), -
Está inscrito, a continuación, el señor Arnello.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor ARNELLO.-
Señor Presidente, quisiera referirme con la mayor tranquilidad posible a este proyecto, para entrar a precisar algunas cosas que creo que se han tergiversado intencionadamente en el curso del debate.
En primer lugar, es curioso que, cuando algunos señores Diputados se refieren a que están en una posición similar con otras fuerzas políticas frente a un artículo, a un inciso, o a un proyecto determinado, hablan de coincidencias; pero cuando son otros los que están de acuerdo, hablan entonces de contubernio o de concomitancias.
Yo les quiero decir una sola cosa. Y ruego que la Mesa solicite que se certifique por la Secretaría de la Comisión de qué manera se votaron los artículos de este proyecto. Entonces podrán darse cuenta de que hay muchos artículos que se aprobaron por 4 votos a favor y 2 votos en contra, porque los cinco miembros de la Unidad Popular prefirieron hacerse los ofendidos y no participar en la votación.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Diputado? La solicitud la debe hacer directamente al Secretario de la Comisión, que es ministro de fe. Las actas correspondientes están a disposición de los señores Diputados.
El señor ARNELLO.-
Conforme.
De manera que eso va a demostrar perfectamente quiénes son los que tienen la real responsabilidad de que este proyecto se haya aprobado en la forma en que se aprobó en la Comisión.
Además, quiero referirme a una cosa concreta, que es bien importante señalar en este instante. El Ejecutivo, después de un año, después de innumerables circunstancias que no podía desoír, después de la presión reiterada de movimientos o de partidos de la Unidad Popular para que
se entrara a definir las áreas, después de haber llegado a un acuerdo con la Democracia Cristiana para salvar de la acusación constitucional al Ministro señor Vuskovic, ha enviado un proyecto que para el señor Silva Solar revele la razón que tenía el Gobierno de no hacerlo y de continuar actuando de hecho, como lo estaba haciendo. Es decir, ha intentado terminar con una actuación que era ilegal e inconstitucional, como por más de un motivo se reveló en aquella oportunidad y se ha confirmado con hechos posteriores, y para hacerlo ha enviado un proyecto cuya inconstitucionalidad, en numerosas de sus disposiciones, hemos señalado reiteradamente.
Esto es importante afirmarlo una vez más, porque, frente a algunas disposiciones a las cuales se las ha observado con inquietud de parte de la Unidad Popular, debo decir que también, a mi juicio, pueden adolecer de inconstitucionalidad. Creo que es particularmente grave que en la Cámara de Diputados se esté pensando por los señores parlamentarios que es posible desentenderse del texto expreso de la Constitución para legislar de cualquier manera.
Preguntaba el señor Pedro Felipe Ramírez, hace un instante, de qué manera se pensaba que el Estado podía traspasar, por ejemplo, las textiles. Yo estoy preguntándole en este instante a la Cámara cómo se puede sostener que el Estado pueda, en las circunstancias actuales, legal y constitucionalmente, traspasar algo de Lo cual no es propietario. No se puede traspasar sino lo que se tiene. ¿Qué tendría que entrar a traspasar el Estado? El nombramiento del interventor o la facultad de requisición. Esto revela, señor Presidente, la inconstitucionalidad que existe, tanto en los requisamientos, que se han transformado en una especie de título de adquisición de dominio, como en todo el criterio para la formación del área social que se ha pretendido.
El proyecto enviado por el Ejecutivo, además de la inconstitucionalidad, refleja una increíble pobreza conceptual e intelectual. Demuestra que fue hecho de cualquier manera, para ganar en una carrera que inquieta al Gobierno, frente al proyecto de reforma constitucional que ya ha aprobado en general el Senado y que, probablemente, en la mañana de hoy siga aprobando en particular.
Esto hace que se haya dado a este proyecto una tramitación absolutamente inadecuada, que se le haya tenido que estudiar y despachar por títulos enteros, como la única manera de poder cumplir los trámites de urgencia en los plazos que se nos colocaron.
Quiero referirme al fondo de las materias debatidas. La determinación en distintas áreas es algo que en verdad existe en la realidad chilena: hay empresas estatales, hay empresas mixtas, hay empresas privadas y hay sectores que son, dentro de lo que el proyecto denomina "área social de los trabajadores", empresas que tienen estas características.
Se trataba, pues, de entrar a determinar algo que permitiera dar a cada uno de estos estamentos la suficiente garantía, la suficiente claridad, para poder desarrollar una producción con certeza y no con incertidumbre.
Al Estado no se le quita nada de lo que tenía. Por lo menos, nada de lo que ha adquirido legalmente. Pero sí puede verse afectado en lo que ha adquirido en forma ilegal, rompiendo con las normas constitucionales al no hacerlo por la vía de la ley. No se trata, en consecuencia, de privar al Estado de sus empresas, que ha creado o que ha adquirido legalmente, sino de señalar cuáles otras empresas o cuáles otros sectores deben permanecer en el área de los trabajadores o en el área privada o en la mixta. Como decía el Diputado señor Silva, tampoco se trata de que el sector privado quede absolutamente garantido, inamovible e inconmovible. Para él se puede seguir permanentemente adoptando las normas que la Constitución otorga por la vía de la expropiación, pero dentro de las normas de equidad que la misma Constitución fija.
Por otra parte, en la propia definición de área privada que se ha aprobado polla Comisión y que debe conocer la Sala, se ha agregado la idea, en una indicación del señor Phillips y el que habla, de que esta definición contenga la frase final "sin perjuicio de las formas de participación de los trabajadores que la ley determine"; coincidente con el proyecto de participación no sólo en las utilidades, no sólo en la propiedad, sino también en la gestión de la empresa, que los Diputados nacionales hemos presentado. Indicaciones de este tipo se han incluido y aprobado en otros proyectos que se han discutido en Comisiones y en esta Cámara. De tal manera, que no hay nada de lo que se ha pretendido sostener, en el fondo, en esta materia.
Se ha desconocido, además, la amplitud de los rubros que se reservan expresamente al Estado, en esta ley, y que significan, en el caso concreto, por ejemplo, del Nº 3, la necesidad de ir a la expropiación de 4 ó 5 empresas aéreas que se encontrarían afectadas por el tenor del texto que se le ha dado a esta disposición.
Respecto de otras afirmaciones que se han hecho, quiero decir, en forma clara y precisa, que la determinación de las áreas, la determinación del interés social en virtud del cual determinadas actividades o empresas se han reservado al Estado, sea nacionalizadas o sea expropiadas, es una facultad soberana del Poder Legislativo, el cual no puede ser objeto de la presión ni de los verdaderos delitos de sedición que, constantemente, se intentan promover en su contra, al tratar de impedirle la libertad en el ejercicio de sus funciones constitucionales...
El señor TEJEDA.-
Cuentos, todos.
El señor ARNELLO.-
Para el señor Figueroa, era fundamentalmente importante - y lo señaló con claridad- evitar, impedir cualquier fórmula, cualquier norma que permita superar la inevitable y necesaria lucha de clases que el comunismo requiere que exista en un país para poder llevar a cabo sus propósitos.
El pensar que es un delito...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Amello, ha terminado el tiempo de su primer discurso. Puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor ARNELLO.-
... buscar fórmulas que superen la lucha de clases, que provoquen una integración de las clases sociales, que les permitan tener intereses superiores conjuntos, colocados por encima por esta discrepancia económica, no revela, repito, sino una intención dogmática, sectaria y partidista, que la historia contradice y que la necesidad de un pueblo también contradice.
Es interesante observar qué está sucediendo con los sindicatos en el instante mismo en que una empresa pasa a ser estatizada o pasa a esa condición peculiar que en Chile se ha llamado "empresa requisada". El sindicato y los trabajadores, cuyos intereses, cuyas luchas, cuyas finalidades tendían a lograr el mejoramiento para los afiliados al mismo, y que contaban con funcionarios públicos y a los que podían recurrir para buscar protección frente al abuso patronal, que contaban con la cordialidad, con el apoyo importante de las organizaciones políticas y del propio Congreso Nacional, reiteradamente, frente a sus peticiones, en el instante mismo en que se identifica el interés de la empresa por su estatización con el interés del Estado, empiezan a ver -estos trabajadores y estos sindicatos- que ya lo que ellos plantean para el mejoramiento de los trabajadores se presenta como un hecho grave que está atentando contra la seguridad, contra el interés del propio Estado; los presentan, así, en contraposición con el interés de todos los chilenos.
Antes, un reajuste de sueldos de un sindicato era apoyado por el marxismo; hoy día, el reajuste de sueldos pedido por este mismo sindicato, por el hecho de estar requisada la empresa, por el hecho de estar estatizada la empresa, pasa a ser expresión cabal poco menos que de la traición de estos trabajadores a las finalidades que está encauzando el Estado en el Gobierno actual. Esta situación lleva a demostrar la falsedad del mito a que se refería el Diputado señor Guastavino, al señalar esa irreconciliable división entre las clases, que necesariamente tienen que ser antagónicas.
Por encima de esto, por encima del sector social, por encima de la ubicación económica o de la capacidad económica de la gente, el hombre tiene su propia realidad y su propia entereza; tiene su categoría de persona y tiene la categoría superior de su espíritu, que permite -como lo ha demostrado a través de la historia y nuestra historia patria-, que los hombre puedan unirse por encima de los apetitos, por encima de los intereses sectoriales, en grandes tareas colectivas.
Se señala también, por ejemplo -y eso es algo que se ha querido desvirtuar en toda la discusión que se ha efectuado sobre este proyecto, la profunda injusticia, que también es inconstitucionalidad, de la forma de indemnización, que se ha planteado. Repito que tanto lo que propuso el Gobierno como lo que se aprobó en la Comisión resulta un sistema que viene a terminar con toda indemnización posible, no sólo para los grandes accionistas, que pueden controlar o no controlar la mayoría de las acciones y la mayoría de las empresas, sino para todos y cada uno de los accionistas, aun los que tengan una sola y minera acción. Este sistema de indemnización significa, como lo demostramos en la Comisión, que no va a recibir absolutamente nada, ninguna de las 300 mil personas propietarias de acciones. De acuerdo con un estudio personal que he podido efectuar en la Bolsa de Comercio, con la repetición que se produce entre los accionistas, son 206 mil personas distintas, individualmente distintas, las propietarias de las 300 mil acciones que se verían afectadas por el proyecto del Ejecutivo y, sustancialmente, por la indemnización propuesta por la Democracia Cristiana..
En todo caso, este proyecto de ley, que debiera ser -como decía el Diputado señor Phillips- el mejor estudiado y más concienzudamente analizado en esta Cámara de Diputados, va a pasar al Senado en una forma tal, que creo que constituye no sólo un problema grave y un problema serio, una expresión de la irresponsabilidad con que se quiere someter al Congreso a legislar por un sistema de urgencia, de apremio que no tuvo el Ejecutivo al enviar el proyecto de ley. Si él esperó un año para enviar el proyecto a la consideración del Congreso, puede perfectamente tener un poco más de paciencia y otorgarnos los 10 días que le solicitamos al señor Subsecretario en que la Comisión, para haber podido analizar, corregir y eliminar incongruencias, eliminar aspectos que, repito, bordean la inconstitucionalidad aun en el proyecto aprobado. Nada de eso se ha podido hacer, porque, por encima del interés de legislar, estaba el interés político de someter al Congreso Nacional a una presión, de tener municiones y herramientas para seguir en la guerrilla violentista en que está actuando la Unidad Popular, bajo el amparo y la protección del Gobierno. Esa irresponsabilidad se la denunciaremos al país, porque es la misma que sostienen cuando atacan al Poder Judicial, cuando atacan a la Contraloría, cuando tratan de destruir la universidad democrática y libre. Es la consecuencia del comunismo.
Es claro, como decía el Diputado señor Guastavino, que hay personas que alentando su propia ideología pueden coincidir con el torrente, porque siempre, cuando el comunismo está comenzando a actuar, se produce esto de que varios van navegando en el mismo torrente. Pero, a los pocos años, de ellos no queda absolutamente nada.
Le he concedido una interrupción al Diputado señor Phillips.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Con la venia del señor Arnello, tiene la palabra el señor Phillips.
El señor PHILLIPS.-
Señor Presidente, el señor Guastavino, hace un momento, planteaba el problema de los cosméticos. No sé si el color marfil estará dentro de la cosmetología, o qué es lo que quiere al tratar el problema de los cosméticos. Yo no entiendo.
En seguida, generalmente se plantea por parte del señor Guastavino una clase de marxismo teórico en que pretende que en la Unión Soviética y en los países marxistas va a desaparecer el Estado como Estado y va a llegar la felicidad para todo el mundo. ¡Pero si eso lo estamos oyendo hace cincuenta años y todavía no se ha hecho!
¿Cuál ha sido la realidad? Muy distinta.
En Chile se plantea por el Presidente de la República y por la Unidad Popular un sistema distinto, no el proyecto caduco, añejo y con olor a naftalina que se mandó. Ese sistema distinto es el concepto del pluralismo político que, en consecuencia, no tiene ninguna relación con el proyecto mandado por el sector económico del Partido Comunista y con lo que plantea la Unidad Popular.
El señor Guastavino pretende que ningún partido puede evolucionar en cuanto al concepto económico. ¡Si los pueblos buscan una salida para tener mejor estándar, mejores viviendas, más salud, más educación, para tener libertad en los mercados de trabajo, y que no sea el Estado el patrón, el amo absoluto y prepotente, como lo hemos visto en Chile!
Ahí están los obreros de Sumar, que en el día de ayer desfilaron por las calles, en protesta porque es el Estado, el que controla la empresa. El Presidente de la República prometió reintegrarlos, pero aún no se cumple la orden por parte del interventor.
Justamente estamos contra esta postura económica que marxistas clásicos quisieron imponer en este proyecto de ley. El país quiere cambios, pero dentro de las vías democráticas y pluralistas que ha señalado el propio Presidente de la República. Eso se trataba de destacar en esta oportunidad. Eso es indiscutible, señor Presidente, y ahí es donde está el quid del problema. No se venga a decir que en el área social vamos a plantear que sean los obreros los dueños del cobre, del excedente o de las utilidades. Jamás se ha planteado por ningún sector esto. Se ha dicho que hay un área en que las reglas del juego las fija el Estado. En consecuencia, nadie está disponiendo de las utilidades del cobre. Lo demás es demagogia.
Si estamos planteando un área social en que la propiedad no sea del Estado...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Terminó el tiempo del segundo discurso del señor Amello.
El señor PHILLIPS.-
¿Cómo? Falta un minuto, señor Presidente, según mi reloj.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
La Mesa lleva el tiempo y controla el debate.
El señor PHILLIPS.-
Debe estar intervenido su reloj, entonces.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Está inscrito, a continuación, el señor Lorenzini.
El señor LORENZINI.-
No voy a usar de la preferencia que me correspondía como Diputado informante, porque no quiero hablar en ese carácter, sino simplemente como militantes de la Democracia Cristiana.
Señor Presidente, el señor Guastavino ha hecho continuas referencias a la filosofía de los cristianos, en relación al proceso de cambios. En ese proceso de cambios yo creo que es necesario comenzar por algo.
¿Cuál es para nosotros el fin del trabajador y del trabajo? Nosotros pensamos que el trabajo tiene una triple función: una personal, para el desarrollo y perfeccionamiento de la persona que labora; una social, que tiene por objeto contribuir al bien de la comunidad; y, tercero, una que va más allá del tiempo y de lo concreto y que tiene por objeto participar con Dios en la creación y en el perfeccionamiento del mundo y del universo. Dentro de estos tres fines del trabajo, nosotros debemos movilizarnos.
Ya decía San Pablo: "Aquél que no trabaja, no coma", en el sentido de que no se acepta al parásito, que pudiendo dar a la sociedad y pudiendo contribuir al desarrollo de la comunidad y del mundo, no lo hace. Rechazamos el sistema capitalista hasta sus últimas raíces y consecuencias; porque el capitalismo produce, a mi entender personal, dos tipos de parásitos: el que, jugando dentro de las reglas del juego del capitalismo, vive sin trabajar y sin producir; y, también, otro parásito parcial, que es el hombre de empresa que trabajando -y lo reconozco- tesoneramente, con esfuerzo, con sacrificio, con entrega, con una entrega casi mística en busca del desarrollo de su empresa, se lleva "la parte del león" en la producción de la comunidad y recibe mucho más de lo que da. Por eso, en este sentido, también es un parásito. En consecuencia, nuestra idea al hablar de empresa de trabajadores es suprimir de raíz el sistema capitalista.
Ahora bien, el Gobierno, los Diputados de Gobierno, al invocar nuestra concepción de la empresa de trabajadores, han dicho que es un sistema neocapitalista; como dijo el señor Subsecretario, "la última trinchera del capitalismo". Yo creo que esto parte de una vieja concepción de los partidos de Gobierno, al hacer lo que yo estimo una caricatura de nuestra concepción. Lo hacen, a mí entender, sinceramente, porque los partidos de Gobierno parten de una vieja filosofía, que es la filosofía imperante en el capitalismo vigente en la época del señor Carlos Marx, evidentemente, con algunos aportes al conocimiento del proceso económico capitalista de su época. Ellos parten de la base de que la propiedad es lo esencial. Y así lo ha sostenido, precisamente, el señor Subsecretario, al decir textualmente: el problema es que la propiedad no está ajena a los problemas del control, del poder de la decisión. Nosotros creemos que la propiedad de los medios de producción puede ser privada, separada y enajenada de los privilegios abusivos que tenía, que le conferían el poder capitalista tradicional y el neo poder capitalista del Estado. Me refiero al poder de decisión y al poder de usufructo de la producción.
Yo quiero esbozar, rápidamente, un esquema de cuál es nuestra concepción respecto del capitalismo y del capital.
Para nadie es una cosa nueva que el capital es una cosa, y el capitalismo es otra. El capital es el producto del trabajo, incluso cuando nos referimos a la tierra, porque la tierra actual no es la tierra virgen de pantanos, de bosques y de eriales, sino una tierra que el trabajo del hombre ha hecho productiva, una tierra que el hombre, al incorporarla, a través de sus lágrimas, su esfuerzo a lo largo de milenios, ha hecho feraz y ha hecho que produzca el alimento necesario.
Señor Presidente, el capitalismo es un régimen de relaciones de producción; es decir, es un conjunto de aquello que llamamos "reglas del juego", que regulan las relaciones entre los trabajadores y el capital. Sólo si se revolucionan las reglas del juego, se termina con el abuso de los capitalistas. Nada se saca si sólo nos limitamos a cambiar el nombre de las personas que abusan con estas reglas del juego, de la gente que se benefician con ello.
¿Cuál es la regla básica del capitalismo? A mi entender, en pocas líneas, es así "Quienes controlan la propiedad del capital (los capitalistas), controlan la gestión de la producción (los directores), y controlan también los frutos de la producción, que es la utilidad real.
Esta regla del juego es lo que permite a los capitalistas liberales despojar a los trabajadores del derecho de gestionar su propio trabajo y del derecho de controlar los juegos de su propio trabajo; y les permite, en un proceso espiral, ir acumulando los capitales bajo su propio poder, porque el capitalista se apropia de todos los productos del trabajador, salvo de lo esencial para su vida.
Ante este régimen de explotación inhumano, se ha planteado otro régimen, que pretende ser su alternativa: el régimen estatista.
Sin embargo, este régimen ha demostrado, en la práctica, no ser más que el cambio de los nombres de las personas o clases o grupos que abusan de los trabajadores. Es lo que los trabajadores han llamado "el cambio de patrón".
Este régimen estatista sólo cambia la minoría oligárquica de los capitalistas por la minoría, también oligárquica, de grupos de burócratas. Y esto sucede por una razón muy simple: el régimen estatista se rige por una regla de juego que es absolutamente idéntica a las reglas del juego capitalista estatal. Es decir, quienes controlan la propiedad del capital estatal, los burócratas, controlan la gestión de la producción, el directorio, y controlan los frutos de la producción, utilidad real. Se pretende que el fin es distinto en la teoría; pero, en la práctica, cada uno busca el bienestar de su grupo. De esta manera, sucede que los trabajadores no se encuentran ante dos alternativas, sino ante una única alternativa capitalista: el capitalismo con cara liberal, y el capitalismo con cara estatista. Esta situación ha quedado claramente desenmascarada con las empresas que han sido estatizadas últimamente. Y me refiero especialmente al área textil. ¿No ha cambiado, concretamente, la situación real de los trabajadores de esas empresas? No ha cambiado nada respecto de los trabajadores, sino que se ha empeorado aún más, porque se han perdido, incluso, los beneficios que los trabajadores habían ganado en años de años de ardua, dolorosa y sacrificada lucha. Ellos siguen siendo asalariados, forzados a arrendar a los que controlan el capital el producto de su trabajo, aunque se pretenda que esto es por el bien de la comunidad. Siguen siendo dependientes de una oligarquía. Antes eran los accionistas o, más, bien dicho, las personas que representan o representaban a los accionistas, pues, como muy bien decía denante un colega marxista, la inmensa mayoría de los accionistas son también explotados en el régimen capitalista, porque ellos no tienen otro derecho que los que los grandes capitalistas les quieran dar. Ahora es un interventor. Los trabajadores siguen despojados del fruto de su propio trabajo, antes por los capitalistas liberales, ahora son los burócratas, los nuevos capitalistas de Estado. Siguen siendo tratados como irresponsables, incapaces de asumir decisiones en el directorio, y el resultado, los frutos de su trabajo. Antes estos trabajadores por los capitalistas liberales, ahora por los burócratas del Estado capitalista.
Todo esto no tiene nada de extraño. Es la consecuencia lógica e inevitable de que el liberalismo y el estatismo no son más que dos caras del mismo régimen: la explotación de los asalariados por el capitalismo, por los dueños del capital.
Frente a esto, ¿cuál es nuestra posición? ¿Qué significa la empresa de trabajadores, a nuestro entender?
1º-Devolver a los trabajadores los dos derechos que en justicia siempre les debieran haber pertenecido y de los que fueron arbitrariamente privados; y que hoy, por las reglas del juego capitalista, pertenecen a los propietarios privados o estatales: el derecho a la gestión y el derecho a los frutos del trabajo.
2º-Entregar de esta manera a los trabajadores la responsabilidad sobre su propia actividad específica, la responsabilidad sobre su propio trabajo, haciendo, de esta manera, que los trabajadores pasen a ser considerados como seres humanos integrales, es decir, no sólo conscientes de su situación, sino también responsables de su propio destino y del destino del país.
3º-Considerar a los trabajadores corno seres adultos...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite? Terminó el tiempo correspondiente al primer discurso de Su Señoría.
Puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor LORENZINI.-
... que no necesitan ser dependientes de ninguna forma de paternalismo degradante y destructivo de la personalidad.
4º-Dar la oportunidad de que el sentimiento de la solidaridad se desarrolle realmente dentro de la escala humana de la empresa, como requisito orgánico indispensable para formar superiores de solidaridad. La solidaridad es un proceso de desarrollo humano; no es el resultado de un decreto totalitario, que produce el efecto exactamente contrario. La solidaridad y la coerción son términos que se repelen.
Para todo esto, se propone revolucionar las relaciones de producción, en la base misma de la producción: en la empresa. Y esto se hace revolucionando la regla del juego básica del capitalismo libe-ral-estatista, pasando el derecho de gestión y usufructo desde las manos de los que controlan el capital a las manos que producen, a los trabajadores.
Para esto, hemos presentado este proyecto que, entre otras importantes materias, crea la nueva categoría de relaciones de producción: la empresa de trabajadores.
El Fondo de Capitalización Nacional, que es un organismo fundamental para la existencia misma de las empresas de los trabajadores, por obra del conturbenio Gobierno-partidos de Derecha, fue sacado del proyecto.
El señor PHILLIPS.-
¿Cómo fue eso?
El señor LORENZINI.-
Eso fue prácticamente lo que sucedió: el Fondo de Capitalización Nacional fue rechazado por el conturbenio de partidos de Derecha y partidos de Gobierno, porque ambos, en el fondo, son esencialmente, capitalistas, y las empresas de trabajadores atentan contra su criterio.
También he visto que se ha hecho una objeción, que a mí me parece importante dilucidar: que, sencillamente, este régimen que llamaba el señor Subsecretario, "los colectivos", iría a crear la desunión entre los trabajadores. Y se decía por el señor Gustavino, que este régimen, que dejaba algo de lo competitivo en lo económico, traería la lucha y la pelea entre los propios trabajadores. Nadie puede negar que los capitalistas viven bajo un régimen competitivo; pero nadie puede negar tampoco que no hay lucha entre los capitalistas, que el hecho de tener que comprar y vender unos a otros, los lleva a una discusión y a una competencia, pero no a una enemistad personal. Porque los capitalistas han permanecido unidos como clase solidaria. En consecuencia, no se ve que necesariamente, de una relativa competencia, o de una sana competencia entre los trabajadores, tuviera que iniciarse una lucha entre ellos. Pasando a otro nivel, no ya económico, podemos observar que todo el deporte internacional está basado en la competencia. Y se ha sostenido que estas competencias sanas han hecho que los deportistas tengan una gran unidad entre ellos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor LORENZINI.-
Hay derrotas dentro de la lucha deportiva; pero como estas luchas, estas derrotas, se producen dentro del juego, los deportistas las superan, porque saben que más allá de la lucha inmediata, del triunfo del momento, existe una cosa mayor, que consiste en el desarrollo humano físico, que es el objetivo que buscan precisamente los deportistas.
Asimismo, los trabajadores, al buscar una utilidad legítima y razonable, no sólo están buscando su interés, sino que saben que hay una cosa más grande, que es el desarrollo total de la comunidad, y que frente a lo pequeño, está lo general. Y ellos también lo quieren y lo buscan.
Por eso, señor Presidente, estos argumentos que se han dado no son efectivos, ni son positivos.
También, se ha dicho que no se legisla especialmente para forzar a los patrones industriales a cambiar su sistema de explotación capitalista liberal por el sistema de empresas de trabajadores. Y esto no lo hemos hecho en la ley, porque estamos convencidos de que los trabajadores, una vez que se les dé el cauce inmenso para que ellos sean los forjadores del destino de Chile, obligarán a los patrones, por medio de los pliegos de peticiones, de la huelga, y de todos los procedimientos habituales y clásicos, obligarán a los capitalistas clásicos a transformar sus empresas.
La otra objeción que se nos hacía era que el capitalismo sencillamente se salía de las reglas de la planificación impositiva, y que lo mismo iba a ocurrir con los trabajadores.
Yo no lo veo así, ni es la visión de la Democracia Cristiana.
Nosotros estamos seguros de que debe haber una planificación coertiva del Estado, una administración centralizada; pero que sea una planificación estudiada democráticamente, con la participación del pueblo organizado.
No creemos en una anarquía en que cada grupo formado haga lo que quiera, sino que creemos que los grupos deben servir al bien común, dirigidos por el Estado.
Aquí hago mías las palabras de don Bernardo Leighton, en el sentido de que a esta nueva estructura de la sociedad tiene que convenir una nueva estructura del Estado, aún no delineada y perfeccionada en todos sus detalles.
El señor Clemente Fuentealba hizo denantes algunas alusiones que yo no participo. Creo que lo ha hecho honestamente, porque ha trabajado duramente en este proyecto. Pero él también tiene la concepción del señor Subsecretario y del resto del Gobierno, de que es imposible sacar de los dueños del capital como instrumento, los dos derechos que abusivamente le había otorgado la legislación. Y digo derecho, no en el sentido natural de la palabra, sino en su sentido jurídico, de la misma, porque en el sentido natural de la justicia, jamás el capital tuvo el derecho de apropiarse del salario y del usufructo de lo producido por los trabajadores. Pero así lo han consagrado las Constituciones de los Estados. Por eso, cuando se ha atacado la concepción nuestra, creo que los Diputados que pertenecen a los partidos de Gobierno no han comprendido la esencia de nuestro pensamiento, ni la esencia de nuestras motivaciones; ni han meditado tampoco lo suficiente en la posibilidad real de que esto ayude, verdaderamente, a un socialismo democrático, pluralista; que permita el pleno desarrollo de cada persona humana; que permita el desarrollo y "despegue" rápido que debe efectuar Chile, para el bien de la comunidad, y crear un nuevo cauce no solamente para Chile, sino para los países latinoamericanos, y me atrevo a decir, para el mundo entero. Y decía el colega Clemente Fuentealba que él tenía miedo, porque esto era una cosa absolutamente nueva, que no se había probado nunca. Efectivamente, en eso está lo revolucionario; porque es absolutamente nuevo y nunca se ha probado; porque éste es el aporte nuestro. Alguien decía: "Es una remembranza de los falansterios, los cuales tendían hacia el cooperativismo". Se trataba, en esencia, de otra cosa.
Termino, señor Presidente, porque concedo una interrupción al colega Huepe.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Diputado, el señor Huepe ya hizo uso de sus dos discursos.
Solicito el asentimiento unánime de la Sala para que el señor Huepe pueda hacer uso de una interrupción, en el tiempo del señor Lorenzini.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
No hay acuerdo.
Puede continuar el señor Lorenzini.
El señor LORENZINI.-
¿Cuánto tiempo me queda?
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Dos minutos, señor Lorenzini.
Puede continuar Su Señoría.
El señor LORENZINI.-
Además, señor Presidente, nosotros planteamos que, sencillamente, había que discutirse otro punto, que no alcanzo a desarrollar en los dos minutos. Es el juego entre la planificación y el sistema de mercado. Esto es un problema profundo y serio, que ha sido muy discutido dentro de la Comisión. Me gustaría que, cuando hablen, los colegas del sector de Gobierno nos explicaran cómo ha funcionado, en los países marxistas, el sistema centralizado absoluto o el sistema centralizado democrático y si ha habido influencias, actualmente, del sistema de mercado, como una participación, como un aporte, al desarrollo Integral de la conducción de la economía.
Nada más.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
El tiempo siguiente corresponde al señor Godoy.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor GODOY.-
Señor Presidente, mi colega Mario Amello se refirió extensamente al proyecto de las tres áreas del actual Gobierno y planteó el pensamiento, al respecto, del Partido Nacional.
Por eso, en este momento, sólo quiero hacerme cargo de algunas expresiones de colegas de otros partidos, que se han referido a este problema, y, en especial, al
Diputado señor Guastavino, quien ha dicho que el Partido Nacional representaba a la vieja reacción chilena, que defendía los intereses de grupo o intereses de clase.
Quiero decirle al señor Guastavino que el Partido Nacional es un partido distinto, moderno, ágil y eficiente, que nada tiene que ver con la defensa de intereses de grupo ni de clase; por ejemplo, usted tiene aquí a todos los Diputados nacionales y ninguno de ellos representa ningún interés de clase. En el Parlamento nosotros somos la Derecha política, no la Derecha económica.
El señor GUASTAVINO.-
¿Dónde está la Derecha económica?
El señor GODOY.-
Su Señoría está equivocado, en eso. Precisamente...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GODOY.-
Señor Presidente, quiero contestarle al señor Guastavino.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Ruego a los señores Diputados se sirvan guardar sidencio.
El señor ACEVEDO.-
¿Y dónde está Pedro Ibáñez?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Carmine! ¡Señor Acevedo!
El señor GODOY.-
La Derecha económica, señor Guastavino,...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GODOY.-
... siempre busca el alero protector del Gobierno; de manera que no me cabe duda dónde está buscando alero esa Derecha económica, como lo buscó anteriormente en el Gobierno de la Democracia Cristiana.
Por eso, quiero decirle que el Partido Nacional, sí, es partidario de la empresa privada, que es algo muy distinto; porque nosotros tenemos fe y confianza en la inteligencia, en la capacidad, en la iniciativa del pueblo chileno, el cual, individualmente o asociado, forma empresas, sociedades anónimas, a través de las cuales se genera la riqueza, se produce el bienestar y se desarrolla el trabajo de todos los chilenos, en una economía social de mercado bien entendida.
Esta doctrina tan vieja, tan añeja, tan atrasada, como la califica el señor Guastavino, y piénselo bien, mi querido y estimado colega, la observamos en la Rusia Soviética, la cual, durante estos cincuenta años, ha pasado toda la experiencia de este marxismo económico rígido, estricto, en que a las empresas les indicaban lo que debían producir, es decir, la cantidad de tal o cual artículo. Y resulta que, hoy día, gracias a la acción inteligente de un economista como Libermann, la Rusia Soviética está totalmente transformando totalmente su sistema económico; y hoy a las empresas rusas se les exigen utilidades, a tal punto que pueden cambiar a sus gerentes ineficentes; están dando, entonces, los primeros pasos, los primeros balbuceos en la economía social de mercado, la que daré bienestar y felicidad a todos los pueblos.
El sistema económico que implantan el Gobierno, a través de la expropiación masiva de los medios de producción, está llevando a la ruina a la producción chilena; porque aquí se están trasladando las empresas de un sector de la economía, como es la empresa privada, a otro sector, que es el Estado. Pero aquí no hay nada nuevo: no hay creación de una industria, no hay creación de un solo capital; simplemente, el traspaso de un sector a otro; y, lo que es peor, no hay creación de ninguna nueva plaza de trabajo. Digan, ustedes, ¿qué actividad han creado? ¿por qué existe tanta cesantía en el país? ¿ por qué nadie invierte, ni por parte de la empresa privada, a causa de sus dudas ni tampoco por parte del Estado? Los pequeños capitales que tiene este país, el modesto ahorro que logra obtener el Estado lo invierte, repito, en este traspaso inútil, en vez de crear riquezas, de crear industrias, para dar trabajo al pueblo chileno y de producir el bienestar y la felicidad de nuestro país.
El señor PONTIGO.-
Este Diputado no lee ni la prensa...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Pontigo!
El señor GODOY.-
Quiero referirme también a algunas palabras vertidas por el señor Leighton, que a mí me dejaron, francamente,...
El señor GUASTAVINO.-
¡Muy mal!
El señor GODOY.-
... con una duda tremenda sobre el futuro y porvenir de nuestra patria; porque sí, realmente, este país sigue siendo libre y democrático, y hubiera necesidad de una elección futura, en la que cualquier partido político aspirara a tener un representante como el Presidente de la República, y si resultara elegido, eventualmente, de nuevo, el señor Frei, a causa de la teoría y la doctrina que sostiene el señor Leighton, nos veríamos abocados y enfrentados a lo que él ha dicho muy claramente: que él no es partidario de las empresas privadas ni menos capitalistas. Manifestó que era un problema de táctica haber liquidado a la agricultura chilena; porque era uno de los rubros de la economía, pero que, lentamente,...
El señor LEIGHTON.-
¿Me permite una interrupción?
El señor GODOY.-
Voy a terminar la idea y, en seguida, se la concederé.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Godoy, el señor Leighton le solicita una interrupción.
El señor GODOY.-
Perdón. Creí que me la había solicitado a través de la Mesa, señor Presidente. Pido las excusas del caso.
El señor Leighton ha manifestado que ellos iban a liquidar, primero parte por parte, a la empresa privada; y que, como no podían abarcarlas a todas, porque sería la ruina del país, habían iniciado el proceso en la actividad de la agricultura. Y realmente lo realizaron, porque la producción agrícola nacional ha sido muy deficiente. Al término del Gobierno del señor Alessandri se gastaban 150 millones de dólares en importar alimentos; pero al término del Gobierno del señor Frei, uno de cuyos miembros era el señor Leighton, como Ministro del Interior, terminaron pagando 300 millones de dólares por la importación de alimentos.
Esta es la respuesta a la actitud del señor Leighton. Pero estamos notificados de que se trata de un problema táctico; de que si la Democracia Cristiana, eventualmente, volviera a tomar posesión del poder, iría liquidando, una empresa tras otra, la actividad económica privada. Esto es lo que nosotros consideramos grave; y, por eso, estamos en una trinchera distinta.
Creo que el señor Leighton no representa el sentido de la Democracia Cristiana.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GODOY.-
Escúchenme colegas.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Godoy el señor Leighton insiste en que le conceda una interrupción.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor GODOY.-
Se la concedo con todo agrado.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señores Diputados les ruego guardar silencio.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Acevedo! ¡Señor Lorenzini!
Con la venia del señor Godoy, tiene la la palabra el señor Leighton.
El señor LEIGHTON.-
Señor Presidente, me alegro mucho de que uno, por )o menos, de los Diputados nacionales se haya sentido notificado por mis palabras; porque es conveniente que, aquí, en este problema, se conozca a fondo el pensamiento de todos los grupos políticos.
Yo no manifesté, porque habría sido un individuo no sé de qué clase, lo que me reproduce equivocadamente el señor Godoy Matte. No dije que nosotros habíamos empezado por liquidar la agricultura, para continuar después liquidando las demás actividades económicas. Dije una cosa muy conocida. Expresé que nosotros habíamos iniciado la reforma agraria de acuerdo con nuestro criterio, para hacer de la agricultura un instrumento de progreso económico y social en nuestro país. Ahora agrego: con los riesgos y con los conflictos consiguientes. Y dije que el PresidenteFrei, que como todo Presidente, iba marcando el rumbo de la aplicación de su programa, como lo está haciendo ahora también el señor Allende, no había considerado que era el momento de dar un paso más en la transformación social y económica de Chile, y que la Democracia Cristiana había actuado, como era lógico, guardando las opiniones particulares que algunos de sus miembros pudieran tener de esta posición del PresidenteFrei. Agregué -y es bueno que se sepa una vez más en esta Cámara- que la Democracia Cristiana continúa y continuará, mientras sea Democracia Cristiana, cumpliendo su programa, su doctrina, diferenciada, ciertamente, de la doctrina de la Derecha, y diferenciada, también, de los sectores políticos de la Unidad Popular.
El señor AMUNATEGUI.-
No tanto.
El señor LEIGHTON.-
O tanto o poco. En esta materia, señor Diputado, creo que...
-Hablan vanos señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señores Diputados, les ruego guardar silencio.
El señor LEIGHTON.-
¡Me dejan hablar a mí, señores, o hablan ustedes! El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).- Señor Leighton, la Mesa le respeta su derecho. Puede continuar.
El señor LEIGTON.-
En esta materia...
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Leighton?
Ha terminado el tiempo del primer discurso del señor Godoy. Puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor LEIGTON.-
En esta materia estamos coincidiendo más con estos bancos. ¡Lo digo categóricamente! ¡Y sepa, señor Godoy Matte, que estoy hablando en representación de todos mis colegas parlamentarios de la Democracia Cristiana y de todo el partido Demócrata Cristiano!
El señor AMUNATEGUI.-
Eso es muy grave.
El señor ACEVEDO.-
Grave para usted, pero no para Chile.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Acevedo!
"