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El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
Pido la palabra.
El señor MERCADO (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
Señor Presidente, en la sesión de ayer, el Diputado señor Amunátegui se refirió a la situación de los alumnos de los Sagrados Corazones -del Colegio de Ala-meda- que pertenecían al Movimiento de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad.
Al plantear esta materia, el señor Amunátegui tocó, en síntesis, tres aspectos del problema. En primer lugar, habló de la situación de los alumnos propiamente-tal. En segundo lugar, se refirió, en algunos términos, que analizaré más adelante, a la Congregación de los Sagrados Corazones misma. En tercer lugar, avanzó algunos juicios con respecto a la acción de los católicos, su misión en la política, la situación del catolicismo como doctrina, es decir, como expresión de cristianos que participan en política en el mundo actual, y la "irresponsabilidad" de algunos sacerdotes para entender el proceso actual.
En esta oportunidad, me referiré a este tema en forma muy breve, porque mi Comité me ha indicado que sólo dispongo de algunos minutos, y también en forma muy serena, dentro de lo posible, porque, a pesar de la gravedad del discurso del señor Amunátegui, creo que debemos abordarlo con seriedad y altura. Con cierta dificultad, sí, porque creo que el señor Amunátegui estaba en conocimiento de los hechos y, a pesar de ello, dio una versión que no se ajusta a la verdad. A mi entender, eso, y planteado en los términos en que lo hizo, es una irresponsabilidad parlamentaria. Esto en primer lugar.
El señor AMUNATEGUI.-
No le puedo aceptar esas afirmaciones.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
En segundo lugar, porque creo que haberse referido a los Sagrados Corazones y a los sacerdotes que forman parte de la Congregación en los términos en que lo hizo y, sobre todo, tocando hechos que eran extraordinariamente dolorosos para la Congregación misma, me pareció y me parece un ataque artero.
Tercero, porque creo que es lamentable que un Diputado, por mucho que sea de la Derecha, usé lo que significa el catolicismo y el cristianismo, como expresión de movimientos sociales en el mundo, para defender lo que en el fondo están defendiendo ellos, que es el "status" capitalista que les favorece.
El señor AMUNATEGUI.-
Eso no es efectivo tampoco y no se lo acepto.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
No me interesa si me acepta o no los términos que estoy empleando, señor Amunátegui.
El señor AMUNATEGUI.-
Conforme.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
Usted tiene tiempo para referirse después a esto, porque tuve la gentileza suficiente...
El señor AMUNATEGUI.-
Conforme.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
...de pedirle que estuviera presente.
La verdad de los hechos
¿Cuáles son los hechos, señor Presidente y Honorable Cámara?
FIDUCIA, el Movimiento de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, actúa en el Colegio de los Sagrados Corazones desde hace bastante tiempo, seis, siete u ocho años. Este movimiento tenía inicial-mente dos niveles de acción: el político, que todo el mundo conoce y que el colegio respetaba, y su planteamiento religioso, que el colegio discutía con ellos. No lo aceptaba, pero lo toleraba, porque ése ha sido el espíritu con que la Congregación ha manejado el colegio en los 130 años que lleva en Chile. Pero, desde un tiempo a esta parte, este Movimiento y los alumnos que participaban en él han tomado otra acción en el colegio. No se trata ahora sólo de un movimiento ideológico; no se trata de hacer planteamientos religiosos, sino que incluso han tomado una actitud que linda netamente con el campo pedagógico interfiriendo en la acción pedagógica del colegio.
¿Cómo lo hacía, señor Presidente?
Estos muchachos, que no son aleccionados sólo en sus casas, que se reúnen, que tienen organización, que tienen ideólogos, empezaron con la típica maniobra que todos conocemos: la calumnia al profesor; calumnias, señores Diputados, que muchas veces llegaban a límites intolerables, incluso para un hombre que no tuviera principios religiosos. Siguieron con la descalificación de los propios sacerdotes, señalándolos como comunistas. Esta es una maniobra antigua, pero que naturalmente aquí tenía toda la connotación que significa hacerla por alumnos respecto de los profesores, de sus propios profesores, y de los sacerdotes que habían dado una vida de sacrificios por atender las necesidades docentes del colegio. Empezaron un proselitismo, no ya en los alumnos mayo-res, sino entre los alumnos de 10, 11, 12 ó 13 años. Llegaban donde éstos y les decían que tal o .cual sacerdote era comunista y que, por consiguiente, era poco menos que un pecado recibir la comunión de parte de ellos. Esto, para algunos Diputados que no sean católicos, evidentemente no tiene mayor significación, pero tome la Cámara en consideración lo canallesco que es que esta forma de ataques se hagan en un colegio de este tipo y que los muchachos, que están aprendiendo su vida religiosa, estén sintiendo la descalificación sobre sus propios sacerdotes. Están en una etapa -como me acotan con toda razón- que es la más importante en su formación intelectual y espiritual.
Siguieron, luego, con un verdadero bloqueo y "boicot" a las actividades del Colegio; y el testimonio no sólo de los padres, sino de los apoderados, de los sacerdotes del Colegio, de los profesores y de los alumnos, incluso, indica que muchachos brillantes, que podían participar en las actividades del Colegio, en un Colegio que se ha abierto a los nuevos tiempos de la educación, al participar y al comenzar a trabajar con FIDUCIA, se apartaban, negaban su concurso, negaban la validez de Id que el Colegio hacía.
Yo le ruego a la Cámara que me crea cuando señalo que no voy a tomar en cuenta ni voy a dar a conocer algunos hechos cometidos por estos alumnos con sus mismas familias, por testimonio de sus propias familias, lo cual demuestra hasta donde llegaba la negatividad, "el bloqueo mental", como lo llamó el propio Colegio, que estaba produciendo FIDUCIA en muchos muchachos que podían haber sido brillantes, que podrían haber participado brillantemente en las actividades del Colegio que sus autoridades querían realzar.
¿Qué hizo entonces el Colegio? Habló con alumnos, como hablan los profesores de todos los colegios con sus alumnos que ven en dificultades, y lo hicieron durante mucho tiempo. Esto lo pueden testimoniad los propios alumnos y también los padres de los alumnos.
Como esto no diera resultado, citó a una reunión de apoderados en la cual se trató este problema, para que los padres y los apoderados de los fiduciarios y simpatizantes de FIDUCIA en el Colegió supieran la verdad de lo que estaba ocurriendo. Y con ello se llegó a un acuerdo que voy a leer, porque creo que aquí incide lo lamentable del ataque público que el colega Amunátegui ha hecho al Colegio.
El acta de la reunión con los padres de los alumnos del Movimiento FIDUCIA, celebrada el 10 de noviembre, a las 19 horas, en el Colegio, dice a la letra: "El lunes 10 de noviembre, a las 19 horas, se llevó a efecto en el Colegio de los Sagrados Corazones una reunión a la que concurrieron los padres de los alumnos del establecimiento pertenecientes al Movimiento de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, y de los alumnos simpatizantes de dicho movimiento; el Rector del Colegio, PadreJaime Blume; el Vicerrector, don Galvarino Peña, y los padres Gerardo Joánnon, Javier Cerda y Gonzalo Duarte. Asistió también, por propia iniciativa, el Presidente deFIDUCIA, don Patricio Larraín. Los apoderados habían sido citados en carta personal por el Rector, con el fin de tratar puntos importantes relacionados con la formación de sus hijos.
"Empezó la reunión el Padre Rector, explicando que los sacerdotes del Colegio estaban desde hace tiempo sinceramente preocupados por algunas actitudes adoptadas por algunos miembros o simpatizantes del Movimiento T F P. Alumnos que eran muy activos en sus cursos se marginaban de ellos, asumiendo una postura crítica y distante. Se sumaba a esto una una rigidez excesiva en el planteamiento de ciertos problemas, un estrechamiento en el campo intelectual, en el sentido de no permanecer abiertos a una visión más amplia y generosa del mundo y de la sociedad, un ciento fanatismo que los cerraba a otros valores y los impermeabilizaba frente a las exigencias de este mundo que es el nuestro. Los sacerdotes del Colegio veían en todo ello una alteración seria de una adecuada jerarquía de valores. En la imposibilidad de ignorar estos hechos, se habló largamente y en repetidas ocasiones con estos alumnos, haciéndoles ver los riesgos de semejante actitud. Se les pidió, asimismo, que no hicieran campaña de proselitismo en el establecimiento, petición que fue desoída.
Continuó el Padre Rector expresando que esta situación se agravó cuando se comenzó a descalificar a ciertos sacerdotes del Colegio, tachándoseles de comunistas. Semejante actitud podría haberse interpretado como una intemperancia propia de la adolescencia; pero cuando de algún modo se sembraba la duda y la incertidumbre en la conciencia de alumnos menores, el Rector del Colegio no podía permanecer ajeno al problema.
"Averiguando con más detalles los alcances de esta campaña, el Padre Rector comprobó que ella estaba dirigida, en forma preferente, a alumnos de educación básica (ocho en octavo básico, uno en sexto básico y uno en quinto básico), cuyas edades fluctúan entre los diez y los trece años. En atención a la gravedad de los hechos, el Rector conversó con todos los alumnos afectados, pudiendo comprobar que, efectivamente, miraban con desconfianza a los sacerdotes encargados de su formación y que ya se comenzaban a producir los primeros síntomas de bloqueo mental.
"Por todo lo anteriormente expuesto, el Padre Rector juzgó conveniente citar a los apoderados de los alumnos afectados, a fin de comunicarles su inquietud, de conocer el parecer de ellos, como primeros responsables de la formación de sus hijos, y de adoptar, de común acuerdo, una decisión.
"A continuación intervinieron varios padres de familia" -algunos, nótese esto, padres de los propios miembros y simpatizantes de FIDUCIA- "y todos manifestaron que compartían plenamente la inquietud de los sacerdotes del establecimiento en lo referente al trabajo que en sus hijos estaban realizando los miembros de FIDUCIA. Expresaron que ellos habían confiado la educación de sus hijos sólo al colegio, pues compartían la línea de formación cristiana que éste sustenta y que, por lo tanto, consideraban del todo ilícito y era para ellos motivo de profunda preocupación e indignación que personas no autorizadas por ellos, y en algunos casos con la expresa prohibición de ellos, hubiesen intervenido en el criterio de sus hijos, precisamente en la edad más difícil y cuando los niños normalmente se distancian de sus padres. Las consecuencias de esta intervención las consideraban verdaderamente graves, pues han enfrentado a los niños, no sólo con el colegio y con los sacerdotes que trabajan en él, sino que también, en muchos casos, con sus propios padres y familiares, e incluso con la jerarquía de la Iglesia".
No quiero hacer dramatismo inútil, señor Presidente, pero la verdad que los casos que uno ve y que les ha» sido confiados sobre las actitudes que muchachos de 14, 15 ó 16 años miembros de FIDUCIA, toman con respecto a lo que familiares suyos, hermanos y hermanas, están haciendo legítimamente en la edad adolescente: salir a pasear o ir a una fiesta, están demostrando lo tortuoso, lo cavernario de la formación que este Movimiento está entregando a través de sus militantes.
"Además", -dice el acta- "dieron muchos ejemplos concretos en los que advertían una seria deformación del criterio de los niños en lo referente a muchas inquietudes y actividades propias de la adolescencia y de la edad juvenil.
"Como resultado de esta coincidencia de pareceres, se llegó al acuerdo de que ningún alumno del colegio podía pertenecer al Movimiento T F P." -Estoy hablando de los padres de los propios fiducianos.- "Además, el Rector comunicó al Presidente del Movimiento que éste debía terminar en el establecimiento, y los padres de familia lo emplazaron a que no siguiera trabajando con sus hijos."
Señor Presidente, después de este acuerdo sólo tres alumnos se negaron a elegir al colegio como alternativa de FIDUCIA. Uno de ellos, a pesar de la expresa petición de sus padres, avalado esto por el testimonio de los sacerdotes y por el testimonio de los familiares de los jóvenes. Como respuesta, entregó un manifiesto en que pedía a otros miembros del colegio y a otros padres de familia que aceptaran su tesis y que rechazaran el acuerdo contenido en el acta. El colegio, en concordancia con el acta que he leído, tomó las medidas del caso, que consistían justamente en que no se le renovara la matrícula, pues así había sido el acuerdo que habían tomado los propios padres.
En visita de lo anterior la Dirección del Colegio envió a todos los padres y apoderados una circular que, en lo sustancial, dice lo siguiente: "La postura asumida por los miembros del T F P abarca tres aspectos: uno político, uno religioso y otro escolar.
"El aspecto político no lo hemos tocado. El Colegio ha mantenido siempre una actitud de prescindencia en el campo político contingente y hemos tratado de no introducir preocupaciones que alteren la normal marcha del proceso educativo.
"El aspecto religioso nos compromete más íntimamente. Creemos que el Colegio debe presentar clara y valientemente los criterios de la Iglesia. En esto hemos sido particularmente cuidadosos, informando a las familias de cuáles eran los puntos de vista que defendíamos, realizando una Jornada de Formación para Padres y Apoderados, aprobando, de común acuerdo con ellos, la línea que el Colegio debía seguir en materia de formación religiosa. Consecuentes con el necesario respeto a las opiniones personales, aceptamos que algunos alumnos sostengan puntos de vista que no son los del Colegio. Esta preocupación, sin embargo, no implica una aprobación, por cuanto la línea que presentamos está en consonancia con los Documentos del Concilio Vaticano II, de los acuerdos de Medellín y de las directivas de la Jerarquía. No obstante, no hacemos cuestión cuando algún alumno asume una posición distinta en el plano ideológico.
"El aspecto escolar es el que, en definitiva, nos ha llevado a asumir una actitud más firme y definida. Al respecto quisiéramos presentar algunos antecedentes."
Y señala, esta misma circular, algunos de los puntos que ya he mencionado, que se refieren al Colegio y que no voy a leer para no cansar a la Cámara.
Por lo tanto, al tenor de estos hechos que he descrito, avalados con documentos y que el señor Amunátegui conocía, porque muchas de las gestiones que en este orden se habían hecho estaban en conocimiento de miembros de su propia familia, no hay ni ha habido violación de la conciencia de los alumnos. Primero, porque el acuerdo fue tomado por la autoridad legítima que tiene el derecho a decir cuál es la orientación que debe darse a sus hijos: el colegio y sus padres. En seguida, porque además existe el derecho a la legítima defensa del colegio, de la orientación cristiana que él quiera dar: un cristianismo social, abierto a los nuevos tiempos, destinado a la formación de las nuevas generaciones y no mirando un pasado ni un sistema que no es el que la Iglesia y el cristianismo quieren o buscan. Por último, porque se hizo a plena luz y con conocimiento de muchos que intervinieron en ello, y por ello repito lo que manifesté hace poco, respecto al señor Amunátegui: resulta lamentable que conociendo todo el proceso falsee la verdad.
Ataques a la Congregación.
Pero, señor Presidente, además, en la intervención de ayer mi colega se refirió a la Congregación y a los sacerdotes con frases que, en definitiva, significan acusarlos de irresponsabilidad, de haber faltado a sus deberes cristianos y de sacerdotes; de ser arbitrarios, de violentar la conciencia de sus alumnos y de haber abandonado sus deberes de educadores. Y, en alguna parte, en frases muy tristes, señaló, incluso, que toda esta actitud del colegio era causa fundamental de deserciones en él.
Bien pueden comprender los señores Diputados el dolor que significa para una Congregación el que suceda esto. Ello no es usual aquí en, la Cámara. Por lo menos, en los seis años que llevo en esta Corporación nunca había escuchado a un señor Diputado hacer imputaciones de tal naturaleza en contra de una Congregación precisa. Se podría haber analizado la actitud de la iglesia o de la jerarquía eclesiástica; pero jamás señalando, en forma tan taxativa, a ciertos sacerdotes, con nombres y apellidos, como ayer se hizo.
Por eso, pido a la Honorable Cámara que me excuse que por unos minutos haga una defensa de lo que esta Congregación y sus hombres significan para Chile y para quienes hemos sido sus alumnos, que no están sólo en estos bancos ni en los bancos de la Derecha, sino que están, también, en los bancos de la Izquierda. Aquí hay hombres como el DiputadoGerardo Espinoza, que fue mi compañero en el colegio de Concepción a muy temprana edad. El supo de lo que fue la libertad religiosa e ideológica del colegio, que le permitió seguir un criterio político absolutamente distinto de lo que en aquel entonces significaba el catolicismo. Sin embargo, él ha mantenido para con su colegio una actitud de respeto y de cariño, de la que podemos dar testimonio quienes somos sus amigos.
A mayor abundamiento, hombres como Arturo Alessandri también fueron alumnos de este colegio y testimoniaron, a través de mucho tiempo, el respeto que él les merecía por la actitud abierta y honesta con que se les había educado; porque a sus sacerdotes, lo mismo que a los profesores de los colegios y liceos por los cuales los señores Diputados guardan respeto y cariño, los han visto sacrificarse por años para entregarnos la educación. Algunos podemos haberla aprovechado mejor o peor que otros; pero, desgraciadamente, hay quienes se olvidan de que fueron alumnos y son capaces de insultar, en forma, a mi juicio lamentable, a sus profesores o a los profesores de sus propios hijos.
Por eso asumo, esta tarde, la defensa del colegio. Y lo hago con emoción y con calor, porque -lo digo también con gratitud- esta Congregación lleva 140 años en Chile. Y si por algunas cosas habría que caracterizarla es porque es una congregación abierta al diálogo, a la comprensión y a los nuevos avances del catolicismo y del cristianismo.
Concepción, Santiago y Valparaíso fundamentalmente conocen y saben de la labor de ellos. Valparaíso, diría yo, está impregnado de la historia de los Sagrados Corazones. Santiago conoce lo que ella ha representado en muchos aspectos, y doy fe de lo que significó en mi provincia la participación de sacerdotes abiertos a los nuevos tiempos cuando incluso la jerarquía aún estaba cerrada. Trabajaron junto a los obreros y a los pobladores. Es decir, mostraron la nueva versión de lo que era la Iglesia, donde se toparon con hombre que hoy pueden ser compañeros del señor Amunátegui, que en aquel entonces atacaron al colegio por lo que significaba como vivencia nueva para el catolicismo.
Esta congregación fue, tal vez, la primera, por lo menos en mi provincia, que se atrevió a decir el nuevo evangelio que traían los nuevos tiempos de la Iglesia. Y sus sacerdotes, hoy día, no sólo hacen docencia, sino que también están en las poblaciones. Sé lo que están haciendo en las poblaciones, como por ejemplo "Joao Goulart" y conozco sus angustias por este pueblo, al que quieren ver distinto y que deje de sufrir. ¡Qué sabe el señor Amunátegui, qué sabe la Derecha de lo que estos hombres están haciendo y lo que hacen muchos otros sacerdotes! ¡Qué saben ellos, que han nacido en cuna de oro o que se la han buscado después, de lo que están haciendo miles de sacerdotes por este país! Ni siquiera sabemos cómo se llaman muchos de ellos. Porque ayer se habló de ellos, hoy quiero levantar mi voz para dar a conocer los esfuerzos que han desplegado, su honestidad para servir su religión, su vocación cristiana y social. Mientras la Iglesia tenga hombres como ellos, no está perdido todo para ella. Lamento que tenga que defender así a hombres que creí que jamás iban a ser tocados. Hablo esta tarde para reivindicar la verdad de su propia acción y también para que la Cámara sepa cuál es y donde está la realidad de los hechos y no quede sombra de dudas sobre estos sacerdotes, a quienes todos los que alguna vez tuvimos amistad con ellos les rendimos nuestro homenaje sincero, como estoy cierto de que cualquier señor Diputado se lo habría rendido a su maestro, si hubiere sido vilipendiado en la forma como ayer lo fueron.
Alcances políticos.
Sin embargo, el señor Amunátegui avanzó algunos juicios políticos que no voy a tocar a fondo, ni voy a insistir mayormente sobre ellos, porque sería entrar en un debate muy largo. Pero sí quiero decir que no me extraña lo que ayer expresó, porque corresponde al criterio con que la Derecha aborda los problemas, los cambios dentro de los organismos sociales del mundo, y las consecuencias que de ellos sacan. Ya no son sólo los partidos democráticos los que están entregados e infiltrados por el comunismo; ya no son sólo los democratacristianos los que están al servicio del comunismo, como durante años se dijo; ya no son sólo los cristianos, individualmente, los que sin temor realizan una labor en conjunto con los marxistas y pueden concertar acciones concretas, los que están traicionando la doctrina de la Iglesia y buscando la entrega de ella a las fuerzas del mal. Ahora es también la Iglesia, concretamente, la Congregación de los Sagrados Corazones, con nombres y apellidos, con sus rectores y todos los sacerdotes que la forman, los que conscientemente están entregando la Iglesia y esta Congregación al comunismo. Así lo dice FIDUCIA y así lo repite el señor Diputado. Nada importa para el señor Amunátegui, ni para los sectores de la Derecha que muchas veces dicen lo mismo, el Concilio de Vaticano. Nada importa la actitud nueva de la jerarquía; nada importan los nuevos tiempos; nada importa que haya existido un Juan XXIII; nada importan los documentos de la jerarquía eclesiástica ni los acuerdos del Concilio Vaticano y de Medellín. Nada ha cambiado. Todo está igual. Quien no piensa que el sacrosanto derecho de la propiedad es divino; quien no piensa que todo cambio debe hacerse siempre como ellos creen, está entregado al comunismo, es un irresponsable, es un hombre condenado al infierno. Están hablando el mismo lenguaje del siglo XII, del siglo XIII. Esto es, a juicio de ellos, el principio de la hecatombe. Sólo existe una institución que defiende esto, como lo dijo el señor Amunátegui en su discurso: FIDUCIA. Esta es la que defiende, realmente, el "status" social, el catolicismo: FIDUCIA, cuya enajenación mental creo que los señores Diputados hasta la fecha -o yo personalmente- no habíamos valorado en toda su esencia, en lo que significa como actitud política mental en este siglo XX, de avance, mientras ellos se miran en el pasado.
FIDUCIA, institución que combate con capa y espada la reforma agraria y urbana, que lo ataca todo, porque cualquier proyecto es socialismo, se quiere presentar también como defensora de la verdad y la esencia del cristianismo. Esta institución que es risible, que es el mayor atentado a la inteligencia humana y el más grande compendio de estupidez humana y de cursilería; esta institución que pretende defender al catolicismo y por la cual hoy se critica y se enrostra a los Sagrados Corazones, publica revistas, como la del año III, N° 20, de octubre de 1965, en que figuran artículos, por ejemplo, con el título de: "El vendaval igualitario lleva a la vulgaridad y al materialismo". Al lado aparece la foto del cuadro de Velázquez, "La Rendición de Breda", y, a continuación, dice a la letra:
"El Marqués de Espinóla, comandante de las valerosas tropas de Felipe II, recibe de manos de Justino de Nassau, en Breda, Países Bajos, las llaves de la ciudad ...", etcétera.
Más adelante se expresa:
"El general del Rey católico está revestido de una armadura imponente, sobre la cual una golilla con encajes pone una nota de liviandad, realzada por la gran banda, propia del comandante en jefe. En su mano izquierda se advierte el bastón de mariscal. Justino de Nassau se presenta con un rico traje, y usa también golilla y puños de encajes.
"La escena ocurre en el campo, en un ambiente estrictamente bélico. Nuestro cliché sólo reproduce la parte central del cuadro, el cual está completado, por ambos lados, por tropas armadas de los combatientes.
"Todo el encuentro tiene, no obstante, una nota de distinción y de afabilidad que recuerda una escena de salón. Justino de Nassau, habiendo sido derrotado, se presenta con el sombrero en la mano, y entrega las llaves, inclinándose ligeramente. Espinóla, por respeto para con el valiente vencido, está también con la cabeza descubierta. Detrás de él, los hidalgos de su séquito lo imitan.
"Se advierte que el jefe vencedor, junto con inclinarse levemente, contiene con el brazo la reverencia del gentilhombre flamenco; su rostro está lleno de simpatía y consideración. Se percibe que felicita al adversario por el valor de la resistencia, atenuando así caballerescamente, todo cuanto el acto de rendición tiene de amargo' para el vencido.
"Toda una doctrina de cortesía, toda una tradición de nobleza de alma se expresa hasta en los menores pero elocuentes detalles, de este cuadro admirable. Elevación de alma proveniente de la fe, cortesía nacida de la caridad, que hacían brillar valores espirituales inestimables, en un acto que, en sí mismo, es inevitablemente rudo y humillante, como una rendición."
Después dice que hay una rendición similar, como es la que sucede en la batalla del Corregidor, en Filipinas, durante la 2ª guerra mundial y hace todo una comparación para decir que todo en ella es sucio y vulgar, y termina expresando: "Desde 1789 en adelante, la sociedad se va nivelando en una progresión alarmante, rumbo a la más completa igualdad. Pari passu, las costumbres se van vulgarizando. Y si llegamos a la completa igualdad, llegaremos también a la más completa vulgaridad. Pero como la completa vulgaridad es la reducción de las cosas a su expresión más ínfima, y en las cosas lo que hay de más ínfimo es la materia, el vendaval igualitario nos llevará al más completo materialismo."
Señor Presidente, excúseme si quise traer esto a la Cámara para que los señores Diputados vieran o pudieran leer también el más completo compendio de estupidez humana. ¡Esta es la institución que defiende el catolicismo! ¡Esta es la institución que, según algunos miembros de esta Cámara, es la única respetable y responsable de lo qué pasa en Chile con las ideas cristianas!
Si por esto, si por haber impedido el Colegio de los Sagrados Corazones, que ingresaran a él hombres que piensan de esta manera, ¡benditos sean los Sagrados Corazones!; ¡bendito sea que se haya restringido la libertad de ingreso!; y ¡benditos sean los sacerdotes que se expusieron a que aquí se les tratara de indeseables, por haber defendido la esencia del catolicismo, que no es cursilería, sino virilidad y angustia de dar al mundo una verdadera visión humana y social y no una visión afeminada, como la que se está presentando !
Por eso, señor Presidente, esta tarde he querido traer esto aquí para que veamos con claridad lo que aquí se busca. La Cámara debe tener muy claro que no son sólo los fiducianos los que actúan, que FIDUCIA es sólo el mascarón de proa de un conjunto de hombres, que, unos más, otros menos, están tratando, por la más sutil de las entrategias, de lograr que la Iglesia sea desprestigiada. ¿Por qué, señor Presidente? Porque estos mismos hombres que durante muchos años usaron y usan a la Iglesia para probar moralmente que tenían la razón para ejercer el Poder, que, cuando se trataba de buscar votos, iban a pedírselos, en nombre de la conservación de los valores morales, igual que otros dictadores han ido a buscar el apoyo de sus pueblos, en nombre de la necesidad de preservar los valores morales de Occidente, cuando la Iglesia les da vuelta la espalda, según ellos, porque abre la posibilidad de un camino más claro, más preciso, en favor de los pobres de este mundo, entonces, ellos la desprestigian, la desautorizan y le restan autoridad moral para ejercer su trabajo espiritual que, hasta ese instante, ellos tomaban como bandería moral para justificar su propia existencia. Ahora se dice que los curas de los Sagrados Corazones son comunistas, y de esa manera se trata de desautorizarlos, ayer otros señores Diputados de esta Cámara hablaban de los curas como de "hombres frustrados", quizá porque nunca se realizaron como hombres o porque, cuando lo hicieron, pensaban en el demonio que estaba tomando sus almas acomplejadas.
El señor SEÑORET (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Diputado?
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
Ni el peor volteriano había dicho en esta Cámara una cosa realmente tan detestable. . .
El señor SEÑORET (Vicepresidente).-
Perdón, señor Diputado, ha llegado el término del tiempo del Comité de Su Señoría.
El señor RUIZ-ESQUIDE (don Mariano).-
Lamento no tener el tiempo suficiente, para terminar mis observaciones que permiten probar la acción concertada de la Derecha en contra de la Iglesia cuando critica el sistema que ella encarna o da testimonio de un cristianismo abierto a los nuevos tiempos.
-Aplausos.
"
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