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El señor SEÑORET (Vicepresidente).-
A continuación, tiene la palabra el Diputado señor Tolentino Pérez.
El señor PEREZ.-
Señor Presidente, en varias ocasiones nos hemos referido al departamento de Ultima Esperanza. Nuestra preocupación nace de la certeza que tenemos en cuanto a las inmensas posibilidades de desarrollo que tiene esa extensa zona magallánica. Sólo se trata de enfocar el problema con la decisión y profundidad con que ahora se está abordando.
El 16 de julio de 1969 -apenas habíamos asumido como Diputados en representación de Magallanes- planteamos la urgencia de modificar la estructura de tenencia de la tierra,, que permitía la existencia del latifundio más grande del país. Nuestra denuncia, avalada por la experiencia histórica y la opinión unánime de los magallánicos, culminó con la decisión de iniciar un vasto plan de desarrollo agro-industrial, y en donde la expropiación de cerca de 200 mil hectáreas, pertenecientes a la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, se convierte en la base para este impulso económico-social de acción diversificada. El 21 de enero de este año, la Corporación de la Reforma Agraria expropió las estancias "Dos Lagunas", "Cerro Castillo" y el frigorífico "Bories". Esto significa incorporar a más de 600 familias a la producción ganadera y, -¡lo más importante!- arrebatar de las manos latifundistas de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, una riqueza que por su administración ineficiente estaba destruyendo el suelo magallánico, como fundamenté en forma irrebatible en la sesión del 27 de agosto de 1969. Recuerdo esto para seguir con mi afirmación de que lo único que faltaba en Puerto Natales para iniciar su desarrollo era la decisión y un enfoque de profundidad.
Pero estas reflexiones me las hago esta tarde sólo como introducción para referirme a otro aspecto que también gravita decidoramente en la vida de ese luchador pueblo natalino. La proximidad con el mineral argentino de Río Turbio hace que Puerto Natales sea el más inmediato proveedor de mano de obra para la operabilidad de ese yacimiento carbonífero del estado argentino. Cerca de dos mil chilenos viajan todas las semanas desde Puerto Natales a Río Turbio para extraer esta riqueza que después moverá, como energía, grandes instalaciones industriales de la vecina república. No quiero sumarme a esa legión de "patrioteros" que les produce urticaria ver que la capacidad e inteligencia del trabajador chileno sea requerida por otros países. Sería desmentir la urgencia de una política de integración americana. Pero allá en la Patagonia la situación no funciona como opera por ejemplo en los estados europeos, donde el intercambio humano -tanto en el aspecto laboral como cultural- son regimentados por convenios internacionales. En Argentina nuestro trabajador está social y económicamente sometido a una situación totalmente irregular y discriminatoria. Empezando con su presencia ilegal en el país vecino que se sostiene con subterfugios de buena voluntad. Los enganches se hacen sin control y no están supeditados a ningún reglamento. No hay garantías de estabilidad. No hay servicios de previsión aunque se efectúan los descuentos para ese efecto. Las remuneraciones tienen distinto valor según sea la nacionalidad del trabajador, en desmedro de los que no son argentinos. La permanencia está condicionada a los criterios de los patrones o autoridades locales, que no siempre actúan con una línea uniforme, en cuanto a las interpretaciones de las órdenes que suelen emanar del Gobierno central.
Por eso resulta alentador que este problema, tan sentido y reclamado por tantos años, se haya examinado preferentemente en el encuentro que realizaron los Presidentes de Chile y Argentina, en enero del presente año.
En la declaración conjunta del "Encuentro de los Andes", se señala, en el número tres, que se relaciona con problemas laborales, lo siguiente: "La extensa vecindad geográfica de los países y el proceso de la integración física han favorecido el movimiento de trabajadores temporales que se desplazan al otro país. Estos trabajadores están expuestos a problemas que ambos gobiernos están resueltos a solucionar de manera equitativa.
A este efecto, ambos Presidentes convienen en el establecimiento a breve plazo de una reglamentación adecuada para la entrada y permanencia de aquellos trabajadores en el país vecino, y de un régimen que les asegure garantías laborales y previsionales acordes con los regímenes jurídicos imperantes en cada país.
"Al respecto -termina la declaración- ambos Gobiernos intercambiarán a la mayor brevedad los proyectos para lograr los acuerdos correspondientes".
Estamos optimistas respecto a los alcances de este acuerdo. Sabemos la profunda convicción americanista y de buena vecindad que inspiran este sentido propósito. Por otra parte, sabemos que para dar cumplimiento a la letra y el espíritu del acuerdo ambas Cancillerías están apurando sus proyectos.
De todas maneras y comprendiendo que estos convenios internacionales son de laborioso procesamiento, el Diputado que habla conjuntamente con el Senador Hamilton hemos iniciado gestiones en la Cancillería chilena para que, adelantándonos al acuerdo definitivo que fijarán normas laborales para todos los chilenos que se desempeñan en territorio argentino, se concrete un sistema de normas que atienda específicamente a los chilenos que trabajan en el yacimiento carbonífero de Río Turbio.
El Canciller Valdés acogió favorablemente nuestro planteamiento y precedió a ponerse en contacto con el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, para resolver el envío de una comisión binacional que se aboque a los problemas de previsión, de remuneraciones y estabilidad de los 2.000 chilenos en Río Turbio. Esperamos confiados en que la misma voluntad expresada por el Ministro Valdés y contenida en el espíritu de la "Declaración de los Andes" sea acogida e impulsa" da por el Canciller argentino.
He tenido que traer a la Cámara estos antecedentes para dejar constancia de la forma responsable y realista como se han empezado a abordar dos aspectos que son vitales para el desarrollo de Ultima Esperanza: su potencial ganadero y sus relaciones laborales con Río Turbio. Estas dos realidades, que han ocasionado la inquietud de los natalinos por años, ya tienen una respuesta, una respuesta de fondo, una respuesta que se confunde con los verdaderos anhelos del pueblo de Natales y sus verdaderas posibilidades actuales:
Me alegro de haber participado, en estrecha colaboración con el Senador Hamilton, en la consecución de estas iniciativas, que tienen precisamente el valor de corresponder a un compromiso tácito- que ambos contrajimos, como candidatos, con el pueblo de Ultima Esperanza, a pesar de que jamás prometimos nada, sino preocuparnos verdaderamente por los problemas de fondo de Ultima Esperanza.
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