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El señor MAIRA.-
Pido la palabra.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA, don Héctor (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MAIRA.-
Señor Presidente, no votaré la acusación deducida en contra del Ministro del Interior, señor Edmundo Pérez Zujovic. He contraído un pareo con el Diputadodon Mario Barahona.
Sin embargo, como durante toda la mañana y la tarde he seguido con atención el largo debate suscitado, quisiera expresar algunos conceptos, y especialmente hacerme cargo del capítulo político de la documentada intervención del Diputado nacional señor Maturana.
De sus palabras pareciera deducirse que el país tiene sólo dos alternativas: de un lado, un gobierno de orden y progreso, que ellos representarían, y, de otro, el caos y la violencia, expresado ya en el Partido Demócrata Cristiano o encarnado en los Partidos de Izquierda.
Sus palabras plantean, en mi concepto, toda una interpretación de la historia y del desarrollo social de Chile y confrontan una concepción, a mi juicio estática. La de los que creen que los factores de poder y las fuerzas dominantes que actúan en el país, son los mismos de 50 ó 100 años atrás; y la de los que creemos que estamos viviendo un momento insospechadamente nuevo, que se caracteriza por la emergencia de nuevas fuerzas sociales, de una significación muy profunda, que son los trabajadores industriales, los pobladores que' hacen estas tomas de terrenos, los campesinos que plantean el problema de su liberación, la juventud universitaria, estudiantil o trabajadora; sectores sociales que plantean al país el problema de un paso de un estado de desarrollo político, en que el poder radica exclusivamente en las manos de los grupos tradicionales oligárquicos de minoría, a una transferencia de poder, en que estos sectores aparecen como dominantes y dirigentes.
En definitiva, el que ellos planteen una disciplina social de corte tradicional aparece como algo premeditado. Antes fue posible mantener el orden formal de los grupos que planteaban sus protestas, pero hoy son ya demasiados, el problema se convierte en suma de eslabones de una cadena de enfrentamientos, porque el problema no es quien es el culpable, sino algo más grave y de fondo: existe latente y germinante en todo instante la posibilidad de un enfrentamiento entre la fuerza pública que resguarda un orden viejo y los grupos sociales que plantean un orden nuevo.
Es posible que algún papel tengan los agitadores y la actitud imprudente y desafortunada de la fuerza pública, pero más importante es que un día en Pedro de Valdivia, otro en manifestaciones de la CUT, de los trabajadores de la Salud, después en José María Caro, más tarde en El Salvador y por último en Puerto Montt, vidas humanas paguen la imposibilidad de mantener un orden social y una disciplina inadecuada.
El problema es hoy de participación. Ojalá que la Derecha pueda entenderlo. Uno tiene que asombrarse de lo que ellos plantean, por ser una imposición de un orden público; es una consecuencia, no un principio. Los problemas de Chile no son legales ni mucho menos de orden público. Así hay que entenderlo hoy, y ojalá que para ello sirviera este debate. Es necesario construir una nueva disciplina social de origen progresista, fundada en la participación de los sectores más importantes de nuestra Patria, en un Gobierno de auténtica mayorías, en una alianza social establecida entre los sectores mayoritarios del pueblo y de la clase media, en una mayoría que plantee una estrategia de desarrollo, una transformación de Chile como nación, que permita, en definitiva, que cada chileno tenga la convicción de que está construyendo su patria para que este proceso de construcción les permita ascender, avanzar y desarrollarse como seres humanos.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA, don Héctor (Presidente).-
Señor Maira, han terminado los cinco minutos que le concede el Reglamento. ¿ Cómo vota Su Señoría?
El señor MAIRA.-
Ya manifesté al comienzo de mi intervención que no votaría esta acusación.
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