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La señora LAZO.-
Pido la palabra.
El señor MERCADO (Presidente).-
Puede fundar el voto, Su Señoría, hasta por cinco minutos.
La señora LAZO.-
Señor Presidente, como aquí hay que entregar cierto número de antecedentes para poder afirmar cada uno su verdad, yo voy a afirmar, en primer lugar, que el Partido Socialista, jamás, en Chile, ni ha tenido compromisos oscuros con la reacción, o con el imperialismo, ni se ha visto envuelto en manipulaciones golpistas. En segundo lugar, la Diputada que habla es hija de un obrero jubilado del Servicio de Seguro Social, de 85 años, que todavía, a esa edad, trabaja de herrero en un taller de su propiedad, y que durante 36 años ha sido militante del Partido Socialista. Por lo tanto, lo que voy a expresar al fundamentar mi voto es la consecuencia de una vida entera con una sola actitud en la actividad política. Una sola actitud, no para medrar en la política, sino para arrostrar las consecuencia de tener una ideología y de creer en una idea.
En primer lugar, siempre hemos denunciado las maniobras que en América Latina ha hecho el Pentágono para ir sometiendo, una a una, las repúblicas latinoamericanas. A través de los golpes de Estado y de la preparación que se ha hecho de militares -cosa que hemos denunciado en cada ocasión en la Cámara de Diputados- se ha tratado de ir subyugando a los respectivos gobiernos de turno y de formar sucursales de la ignominia en nuestro continente.
Por otra parte, hemos denunciado también -y aquí hay señores Diputados del período pasado que lo pueden atestiguar- y entregado antecedentes sobre el famoso Plan Camelot. Hemos sido nosotros, nuestros estudiantes y nuestra juventud, los que hemos salido a la calle para enrostrar lo que significaba la visita del señor Rockefeller. Hemos sido nosotros, porfiadamente, los que, frente a los Convenios del Cobre, frente a la negociación pactada, frente al Pacto Andino, en fin, hemos tenido siempre una sola actitud contra el imperialismo norteamericano y, por lo tanto, contra el amparo que la CIA ha hecho de aquellos agentes golpistas, conocidos y reconocidos por todos nosotros, y que tienen algo que ver con el quehacer político en nuestro país.
Por otra parte, nadie podría negar aquí cuál ha sido nuestra actitud frente a la clase obrera, y yo no quiero establecer una discusión con quienes cualquiera discusión nos perjudica, porque pertenecemos al mismo sector. La diferencia estriba en que nosotros tenemos confianza en la fuerza de la clase obrera. Cuando aquí se rumoreó de golpes, no corrimos como locos a La Moneda a defender a un Presidente, a un Gobierno en el que no tiene confianza la clase obrera, sino que corrimos a los sindicatos, a las fábricas y a las industrias, porque si alguien hubiera pretendido, por un golpe militar o de cualquiera otra forma, tomarse el Poder, los socialistas -lo declaro enfáticamente- habríamos hecho lo posible para que la clase obrera, con su potencia y su poder, lo impidiera. Y nadie de los aquí presentes puede negar que ese fue el quehacer que realizamos en el momento en que se dijo por parte del Gobierno que se pretendía dar un golpe de Estado.
¿Por qué tenemos confianza en la clase obrera? Sabemos que está desarmada y sabemos que es indemne. Sabemos lo que ocurre con los que se atreven a desafiar al régimen. ¿Qué les ha pasado a los profesores universitarios y a los jóvenes que, equivocados o no en su actitud, han caído a los cuarteles de Investigaciones? Nosotros hemos denunciado que han sido flagelados, porque no estamos comprometidos con el negro pasado de nuestro país y, malas o buenas, estamos con aquellas ideas revolucionarias que mañana tendrán que abrir un camino para la juventud de nuestra patria. De manera que nosotros tenemos confianza en los trabajadores, no en aquellos de la clase media o de la clase alta que piensan que un cuartelazo puede cambiar la suerte de los que viven de un sueldo miserable.
El señor MERCADO (Presidente).-
Excúseme, señora Diputada, ha terminado el tiempo de Su Señoría.
La señora LAZO.-
Medio minuto más, porque quiero agregar...
Varios señores DIPUTADOS.-
No, no.
El señor MERCADO (Presidente).-
No hay acuerdo.
La señora LAZO.-
Muchas gracias, señores Diputados.
El señor MERCADO (Presidente).-
¿Cómo vota Su Señoría?
La señora LAZO.-
Voto que sí la acusación, porque el Ministro es el mayor culpable de lo que ocurrió esos días.
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