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El señor MERCADO (Presidente).-
Puede usar de la palabra el señor Señoret, don Rafael.
El señor ARNELLO.-
¿Me concede una interrupción?
El señor SEÑORET.-
¿Me excusa, por favor? Voy a tratar de no conceder interrupciones, porque de lo contrario no podré terminar como otros señores parlamentarios que en la mañana no alcanzaron a dar término a sus observaciones.
Considero que uno no puede constituirse en una especie de Mesa directiva al estar concediendo interrupciones. Así es que por esta situación no lo hago.
En realidad, señor Presidente, deseo declarar, en primer término, que yo pretenderé despojarme de todo partidarismo frente a este problema, ya que he escuchado decir muchas veces, durante este día, que la actitud que uno adopta se debe a razones de carácter político. Creo que ningún sector de la Cámara, en este caso, está actuando de acuerdo a tales consideraciones. Por encima de nuestras banderías, lo único que nosotros deseamos es que se haga justicia. Y, ante este problema, entonces, debo expresar que ojalá lo abordáramos sin este apasionamiento que nos hace aparecer a nosotros, los parlamentarios, como si estuviéramos frente al Ejecutivo, con intenciones de provocar algunos trastornos, que no es nuestra intención provocar.
Exclusivamente, nosotros estimamos que la aflicción económica que permanentemente han sufrido los jubilados y las montepiadas de este país los ha colocado en una situación cada vez más difícil. Tal es el caso, a que ya se ha hecho alusión esta tarde, de todos los jubilados del Servicio de Seguro Social.
Por esa razón, en cada oportunidad en que se promueva una disposición como la del artículo 1º del proyecto despachado por el Congreso, que venga a solucionar siquiera en parte la situación de ese personal, nosotros estaremos dispuestos a prestarle todo nuestro apoyo, máxime si tenemos en consideración el hecho de que, como lo ha expresado el propio Ejecutivo, el año próximo indudablemente se producirá un tremendo impacto sobre el costo de la vida. Si ello sucede, aquéllos que no tengan la suerte de obtener los reajustes indispensables no podrán ni siquiera continuar atendiendo las necesidades más imperiosas de sus hogares. Y con mayor razón los jubilados, no obstante, de que respecto de ellos ha existido el concepto de que necesitan menos medios económicos para vivir.
Porque quienes así opinan, parten de una concepción totalmente equivocada, pues, cuando los hombres y las mujeres llegan a una edad avanzada, entonces más necesitan de recursos económicos, debido a que requieren más alimentación, medicamentos y, muchas veces, hospitalización. En consecuencia, sus gastos aumentan en lugar de disminuir.
Por este motivo, en este afán de justicia, nosotros tenemos que definirnos en el debate que se está realizando.
Recuerdo que, cuando llegó al Congreso este proyecto de mejoramiento de remuneraciones de las Fuerzas Armadas, como todos sabemos, el Gobierno propuso algunas fuentes de recursos y de financiamiento. Aquí se ha expresado que no encontró la colaboración suficiente para entregar estas fuentes de recursos. Sin embargo, tenemos que recordar las circunstancia de que fueron los propios señores parlamentarios los que enriquecieron, con nuevas indicaciones, las fuentes de recursos o financiamiento para este proyecto, y que el señor Ministro de Hacienda expresó que aun cuando estos recursos que el Gobierno proponía no eran suficientes para financiar esta ley, de todos modos podría financiarla a través del Presupuesto Ordinario de la Nación, porque allí irían los recursos necesarios para cumplirla. Yo creo que el Gobierno nunca pensó que este aumento fuera exclusivamente para los personales activos. Sin duda, sabía que en esto iban a tener que ir forzosamente los jubilados. En consecuencia, aun cuando presentó un proyecto de recursos y de financiamiento insuficiente, estaba consciente de que indudablemente tendría que considerar el saldo dentro del Presupuesto de la Nación. Y en la intervención que yo tuve en esa oportunidad, dejé de manifiesto esta situación, observando que igual como un Presupuesto de la Nación iba creciendo en cuanto a los ingresos, evidentemente tenía que ir creciendo, paralelamente, en cuanto a los egresos; y que cuando los particulares, por motivo del imperativo de una ley, tienen que afrontar el cumplimiento de dicha ley, deben colocar también dentro de sus presupuestos la cantidad adecuada para poder dar cumplimiento al pago que la ley les ha impuesto. ¿Por qué, en este caso, el Fisco no tiene que proceder de la misma manera y considerar, dentro del Presupuesto, los gastos que la Nación tiene y, en consecuencia, incluirlos dentro de los presupuestos respectivos? Hace ya bastante tiempo que se está discutiendo este problema. Y cuando aquí, en la Cámara, en la votación que se llevó a efecto, se aceptó por la mayoría de esta Honorable Cámara que el pago sería diferido en tres cuotas, nosotros hicimos presente algo que era indispensable hacer constar en la ley: que con motivo de la desvalorización que permanentemente sufre nuestra moneda y que va a tener, sin duda, en el año próximo, posiblemente en forma más acelerada; entonces, como forma de paliar esto, debía considerarse este hecho y dejarse establecido que cada una de las cuotas futuras tendría que pagarse oportunamente y con un incremento equivalente al porcentaje del alza del costo de la vida.
Y en esta forma fue aprobada por esta Honorable Cámara.
Por consiguiente, esta Honorable Cámara tomó en consideración las circunstancias de la desvalorización monetaria. Así nosotros procuramos defender las exiguas rentas de este personal en caso de ser pagados su reajuste en tres cuotas, de tal forma que ellos reciban de todas maneras sus pesos desvalorizados, con la consiguiente revalorización, correspondientes al alza del costo de la vida.
Cuando el Senado de la República, más adelante, dejó consagrada nuestra intención primitiva, en el sentido de que este reajuste tenía que hacerse de inmediato, al igual que el del personal en servicio activo, en esa ocasión desapareció la indicación aprobada en esta Cámara, para que esto fuera realizado con el reajuste correspondiente.
Y por esa razón, si nosotros habiendo desaparecido esa disposición que defendía, siquiera, esas escasas remuneraciones aprobáramos el veto del Ejecutivo, querría decir que los pensionados van a recibir el pago de las futuras cuotas de su reajuste con la consiguiente desvalorización monetaria en el año 1971. Y esto sí que significa un engaño: conceder un reajuste que se sabe que se va a recibir desvalorizado en el futuro.
Por otra parte, señor Presidente, más perjudicado todavía va a quedar este personal pasivo, ya que dentro del proyecto se habían establecido los quinquenios para el personal que tuviera derecho a ellos, y, en seguida, recursos para el fondo de revalorizaciones del personal acogido a la disposición sobre revalorización de sus pensiones. En este momento, esto ha sido retirado por un oficio complementario. En consecuencia, lo que el Ejecutivo iba a dar en compensación por aceptar el arreglo que proponía para el pago del reajuste en tres cuotas, ahora también ha desaparecido, y, por lo tanto, nuevamente quedan más perjudicados todavía los personales en retiro.
Aquí se ha expresado, por algunos señores parlamentarios, que no es el deseo de los señores Diputados de Gobierno perjudicar a los pensionados y jubilados, cuya situación comprenden; pero que el imperativo de la situación económica por que atraviesa el país y las dificultades presupuestarias hacen que ellos tengan, en este momento, que apoyar el veto del Ejecutivo. Yo también comparto esa opinión y creo que ellos piensan de esa manera, porque los he conocido como hombres sensibles, frente a muchas situaciones que he visto que se han desarrollado dentro de esta Cámara. Y, por eso, yo creo que, en este caso, ellos no se están colocando en esta situación justa que yo, permanentemente, he aquilatado en los señores parlamentarios de la Democracia Cristiana. Si acaso ellos toman en consideración estos aspectos que estoy señalando, indudablemente pensarán en las consecuencias que pueden venir sobre este personal en retiro, que por la circunstancia de ser un personal pasivo, que no tiene modo de presionar, como aquí se ha dejado de manifiesto, indudablemente nunca lograrán obtener los objetivos de una reivindicación que ellos necesiten.
El señor Ministro de Hacienda ha expresado que la preocupación del Gobierno se debe a que, en este momento, no existen los recursos necesarios y que no quiere asumir la responsabilidad de dejársela al Gobierno que venga. Yo, en este caso, no quiero pronunciarme sobre esta materia; porque puede ser que el Gobierno que suceda sea democratacristiano, del FRAP o de cualquiera otra tendencia política. Pero la verdad es que, en este caso, es a la inversa de lo que el señor Ministro manifestó, porque, precisamente, al diferir este pago, traslada esta responsabilidad al nuevo Gobierno que venga a asumir, en cuanto a lo económico; y, en consecuencia, no es precisamente por esas razones que este pago se difiera o se postergue.Por otra parte, el señor Ministro ha manifestado que las directivas gremiales no han tenido la responsabilidad necesaria; porque, ellas, después de haber llegado a algunos acuerdos, no los han respetado. Y yo creo que, en este caso, esas directivas han actuado con mucha responsabilidad, porque ellas han tratado de buscar una solución. Pero, ¿qué ha ocurrido? A mí me parece que lo que ha ocurrido es que, en seguida, sabedores de la situación económica por que atraviesan las personas que ellas representan y conociendo el angustioso problema que, efectivamente, tienen los jubilados y montepiadas, no se atrevieron después a asumir una responsabilidad tan grande ante sus representados, para los efectos de llegar a un arreglo de esta situación. Yo considero dentro de toda lógica que así ocurra. Se han encontrado ellas con sus bases, y sus bases les han manifestado y expresado que en una situación económica tan angustiosa como ésta, ellas no pueden, por sentimientos de una u otra naturaleza, llegar a ninguna clase de arreglos. Porque ellos no podrían, en este caso, asumir una responsabilidad tan grande frente a los jubilados, cuya situación económica conocemos.El señor Ministro ha terminado expresando que, si nosotros rechazamos el veto, estaremos cimentando una aspiración que no será cumplida o que no podrá ser cumplida. Como representante de los trabajadores y de la ciudadanía en general, no podemos tomar en consideración un aspecto de esta naturaleza, en el sentido de que lo que aquí aprobemos no va a poder ser cumplido. Creo que puede ser cumplido. Y, justamente, cuando se plantean estas cosas, muchas veces he oído decir de inmediato: "¡Ah, lo que ustedes desean es que no se realice tal o cual cosa, que no se haga la reforma agraria, o que se paralice tal o cual proyecto". Si no se trata de paralizar nada. Se trata sencillamente de que cuando el Parlamento aprueba algo hay que considerarlo dentro de los gastos del Presupuesto Nacional.
El señor SIVORI.-
¿Y usted da los recursos?
El señor SEÑORET.-
¡Pero si los recursos se distribuyen! ¡Si todo presupuesto tiene ingresos y gastos!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SEÑORET.-
Es indudable que los gastos que hay realizar, forzosamente hay que cargarlos al Presupuesto. No se puede dejar de hacerlo.
El señor SIVORI.-
Es cuestión de pales, entonces.
El señor SEÑORET.-
Bueno, es que nosotros sabemos cuáles han sido los recursos con que se ha contado durante este último tiempo. Porque siempre se nos indica cuánto es lo que se ha invertido y cuánto es lo que se ha gastado, por ejemplo, en el caso de la previsión. Y, señalándonos cualquiera caja se nos dice que ha aumentado considerablemente sus gastos. Pero, al mismo tiempo, habría que saber en cuánto aumentó sus ingresos. Y yo pregunto lo mismo en esta ocasión. Si han aumentado los gastos de la Nación, ¿en cuánto han aumentado los ingresos de la Nación? Este es el planteamiento que hay que hacerse. No es que nosotros seamos tan irresponsables que estemos en este Congreso exclusivamente acordando gastos. También este Congreso, cada vez que se ha solicitado, y en este caso, especialmente, un financiamiento, mediante nuevas tributaciones, indispensables y necesarias para asegurarlo,...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MERCADO (Presidente).-
Ruego a los señores Diputados guardar silencio.
El señor SEÑORET.-
...lo ha concedido.
También se ha dicho aquí y con esto termino que este sería el único sector que recibiría un reajuste especial. Yo creo que en los días sucesivos tendremos que seguir aprobando otras iniciativas similares. Ya tenemos anunciada la que mejora la situación del Poder Judicial. Luego trataremos el reajuste de los trabajadores en general; y seguramente llegarán muchas otras iniciativas de este orden. Ante ellas tendremos que adoptar posiciones concretas. No creo que podamos cerrar los ojos o hacernos los sordos frente a las peticiones que más adelante vendrán. Indudablemente que será el Ejecutivo y no nosotros deseo hacerlo muy presente el que tendrá que buscar los recursos para dar cumplimiento a las leyes de mejoramiento que apruebe el Parlamento.
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