. . . . " El se\u00F1or FONCEA.- \n \n A mi juicio, dentro del respeto que nos debemos los parlamentarios, los t\u00E9rminos usados por la se\u00F1ora Senadora no son los m\u00E1s adecuados, porque nosotros no somos regalones de nadie. Yo por lo menos tengo demasiados a\u00F1os para ser regal\u00F3n de alguien. De modo que si \"Su Se\u00F1or\u00EDa ha querido calificarme de \"palaciego\", est\u00E1 en un error. \n \nLa se\u00F1ora CAMPUSANO.- \n \n No quise decir eso, se\u00F1or Senador. \n \nEl se\u00F1or FONCEA.- \n \n He apoyado la gesti\u00F3n de dos Gobiernos en mi carrera pol\u00EDtica y creo que a La Moneda no he entrado m\u00E1s de diez veces. \nNo soy regal\u00F3n de nadie. \nLas indicaciones fueron aprobadas en la Comisi\u00F3n. Di las razones que las justificaban, y no hubo ning\u00FAn miembro de aqu\u00E9lla que pudiera refutarlas. Desde luego, ellas no requieren de financiamiento: solucionan una situaci\u00F3n que requiere un pronunciamiento inmediato del Congreso. Expliqu\u00E9 -para no dilatar el debate no me referir\u00E9 nuevamente a ello-, y el Honorable se\u00F1or Luengo es testigo, las razones que abonan nuestra indicaci\u00F3n y que son de absoluta seriedad. El Ejecutivo en ning\u00FAn caso puede vetarla, no porque yo sea regal\u00F3n de \u00E9l, sino porque es una norma de rigurosa justicia. \n " . . . . . .