![logo](https://datos.bcn.cl/img/logo.png)
-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/594474/seccion/akn594474-po1-ds28-ds68
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1224
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1224
- rdf:value = " El señor CHADWICK.-
Es verídico lo que acaba de expresar el Honorable señor Bulnes Sanfuentes. Lo recuerdo perfectamente.
Mis observaciones iban encaminadas a una demostración diferente. Yo preguntaba -creo que así lo dije: estoy improvisando- por qué los antiguos conservadores y liberales, actuales integrantes del Partido Nacional, llegado el momento dramático en que debe decirse sí o no, dieron su voto, a pesar de las reservas que el Honorable señor Bulnes ha recordado, voto que en un momento determinado era decisorio, porque ni siquiera el Partido Radical se había pronunciado claramente sobre ese proyecto de ley, en cuanto a la idea de legislar. Porque la pura realidad - contesto- está señalando que el mercado y la empresa particular, en Chile, han quedado superados por las exigencias del desarrollo económico. ¡Si no hay capitales particulares ni posibilidad de obtenerlos para emprender las grandes tareas del desarrollo industrial, a menos que ellos sean, enteramente, capitales extranjeros!
Esta es la realidad, la razón de que ciertos sectores, que no están muy distantes de los señores Senadores del Partido Nacional, hayan concebido el intervencionismo del Estado, la empresa mixta y eso que se da en llamar socialismo de Estado, u otra forma análoga.
Es indudable que en tal sistema el Estado tiene que participar con sus personeros más calificados. Por ejemplo, el Ministro del ramo no puede estar ausente del negocio en que el Estado ha colocado una parte considerable de sus recursos destinados al desarrollo. Ahí llega como autoridad. No va, como el mandatario de los accionistas, a defender la mayor o menor ventaja que pueda obtener por medio de la dirección del negocio. No. Seamos lógicos: no es esa su función. Si mañana un Ministro de Estado preside un directorio, no lo hace en defensa del interés particular de la empresa, sino porque se supone que ese negocio debe llegar a determinadas metas que interesa al Estado alcanzar.
De modo que eso de la corrupción o de la incompatibilidad no es aceptable por quienes sostienen la teoría del desarrollo mediante la intervención, mediante modificaciones del sistema de mercado y empresa particular.
Nosotros, los socialistas, entendemos de otra manera el problema. Entendemos que, mientras subsista el mercado y la empresa particular, será valor dominante en la sociedad en que vivimos el lucro personal, a través de su expresión más abstracta, que es el dinero. Por eso, no creemos en la posibilidad del desarrollo por medio de la empresa mixta: porque si domina el lucro personal, si domina el dinero como expresión suprema de los valores de la sociedad actual, ya que continúan subsistiendo, al lado de esas intervenciones del Estado, el mercado y la empresa particular, termina por ponerse todo el aparato que estructura el Estado al servicio de los grupos de poder.
Y aquí entro a una materia que yo deseaba abordar en la discusión general del proyecto y que, por culpa mía, por llegar atrasado, no pude exponer: la filosofía general del proyecto en debate.
Por caminos distintos estamos coincidiendo con el partido de Gobierno en el reconocimiento del hecho, que el Partido Nacional niega, de que el grupo de poder económico es, en la sociedad actual, un grupo de presión, que desborda el simple manejo de la empresa que controla, que interviene en el mercado en forma abierta o subrepticia, por caminos de monopolios que las leyes no pueden aprehender, y que interviene en el manejo general del país por influencias políticas que nadie, honestamente, puede negar.
Nosotros coincidimos, en este pensamiento básico, con la Democracia Cristiana. Por esto, aunque nos parezca que el proyecto no abarca las materias que juzgamos de primera línea en la estructura de la economía chilena, votamos favorablemente y alentamos el despacho de esta iniciativa, porque, por lo menos, pone una pequeña valla al mecanismo por el cual la empresa privada, una vez que ha alcanzado cierta magnitud, se transforma en grupo de presión por los efectos económicos y políticos a que he aludido.
Me parece extraordinariamente grave que el país esté siendo llevado al conocimiento de estos temas mediante simples murmuraciones, simples reparos de orden ético, en los que se insinúan determinadas corrupciones, como para ganar el asentimiento de la gente indocta, de quienes no se dan el trabajo de meditar a fondo sobre los problemas respecto de los cuales después opinan, y hacen pasar -se me perdonará la expresión- un poco de contrabando la mercancía del restablecimiento, un tanto hipotético, de un estado de cosas que en Chile no tiene posibilidad alguna de sobrevivir.
Me parece extraordinariamente grave que aquí se nos diga, como lo hizo en la mañana el Honorable señor GARCIA y lo repitió en la tarde el Honorable señor Ibáñez, que todas las cosas se resuelven mediante una solución absolutamente simple y sencilla: si el Estado deja de intervenir en los negocios y pasa a ocupar una posición exterior limitada a hacer tributar a la empresa, el problema desaparecería y entraríamos a la abundancia y la felicidad.
Creo que los hechos han demostrado en este país que las cosas no marchan por ese camino. Estimo, sin hacer alarde de juicios condenatorios, que la experiencia nacional condujo, mucho antes de que el señor Jorge Alessandri llegara al Poder, a una verdadera enajenación de Chile, por incapacidad de la industria privada para abordar las grandes tareas de su desarrollo, en términos que nuestra riqueza fundamental, la única que podía dar beneficio o provecho a la nación para sacarla adelante, pasó al control extranjero y se convirtió en fuente de empobrecimiento del país, debido a una exportación masiva de capitales, que incluso personas muy calificadas del Partido Liberal, en su tiempo, denunciaron con cifras que no admiten discusión. Recuerdo de paso un trabajo del señor Mariano Puga, ex presidente de esa colectividad política y persona que no podrá ser recusada de parcialidad ni de estar dominada por el sectarismo marxista, quien recopiló los antecedentes demostrativos de que Chile, bajo el sistema de la libre empresa y de la ley del mercado, se transformó en exportador de capitales.
Recuerdo sucesos más recientes: a la Administración Alessandri tratando de poner nuevamente en movimiento esta teoría, mediante una política monetaria de libre convertibilidad, la cual resultó un fracaso de tal magnitud, que en el año 1964, contrariamente a lo expresado por el Honorable señor GARCIA, en el sentido de que sus efectos se producirían tres, cuatro o cinco años después del Gobierno de ese ex Mandatario, se dio una crisis vertical, con una inflación de 46%, mal medida por índices que nadie acepta como valederos.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/594474
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/594474/seccion/akn594474-po1-ds28