-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds16
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds26
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds25
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds31
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds19
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds18
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds24
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds12
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds22
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds21
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds27
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds13
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds30
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds29
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds23
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds8
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds15
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds14
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds20
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds17
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds11
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds10
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1-ds7-ds9
- bcnres:tieneTramiteConstitucional = bcnbills:SegundoTramiteConstitucional
- dc:title = "FOMENTO DE INDUSTRIAS ELABORADORAS DE HARINA Y ACEITE DE PESCADO."^^xsd:string
- rdf:type = bcnses:SeccionProyectoDeLey
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3539
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1694
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2623
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1617
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/322
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/325
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3049
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1071
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4405
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/677
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2315
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2346
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/682
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2435
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/655
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2836
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/745
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1450
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2601
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3202
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1224
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/323
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2967
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2769
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1151
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/beneficios-economicos
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/corporacion-de-fomento-de-la-produccion
- bcnres:tieneTramiteReglamentario = bcnbills:DiscusionParticular
- bcnres:tieneResultadoDebate = bcnres:seApruebaEnParticularConModificaciones
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/aceite-de-pescado
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/comision-de-economia
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/crisis-pesquera
- bcnres:tieneTerminoLibre = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/fomento-a-las-industrias
- rdf:value = " FOMENTO DE INDUSTRIAS ELABORADORAS DE HARINA Y ACEITE DE PESCADO.
El señor EGAS (Prosecretario).-
Corresponde seguir tratando el proyecto de ley que amplía el régimen de franquicias de que gozan los departamentos de Iquique y Pisagua, que se encuentra en el trámite de segundo informe. Debe ahora el Senado ocuparse en segunda discusión, en el estudio de los títulos III y IV, que comprenden los artículos 19 al 34, y el artículo transitorio.
-Los antecedentes sobre este proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 66º, en 20 de enero de 1966.
Informes Comisiones de:
Economía (Primero), sesión 29º, en 8 de agosto de 1967.
Hacienda (Primero), sesión 29º, en 8 de agosto de 1967.
Economía (Segundo), sesión 29º, en 31 de agosto de 1967.
Hacienda (Segundo), sesión 39º, en 31 de agosto de 1967.
Discusiones:
Sesiones 32º, en 10 de agosto de 1967 (Se aprueba en general); 47º, en 12 de septiembre de 1967; 9º, en 19 de octubre de 1967; 12º, en 24 de octubre de 1967; 17º, en 8 de noviembre de 1967; 18º, en 14 de noviembre de 1967; 22º y 31º.
El señor ALLENDE (Presidente).-
En discusión.
Tiene la palabra el Honorable señor Chadwick, por cinco minutos que le restan del tiempo a que tenía derecho reglamentariamente.
El señor CHADWICK.-
Señor Presidente, me propongo utilizar los escasos minutos que restan de mi intervención para enunciar, aunque someramente, las ventajas que traerá a los pequeños mineros la reforma del Código de Minería que estamos tratando.
1.-Hace efectiva la libre denunciabilidad de toda clase de substancias minerales, salvo las expresamente exceptuadas por la ley:
a) Porque desaparece el régimen que permite mantener indefinidamente inactivas más de cuatro millones de hectáreas mensuradas, lo que en la actualidad constituye un monstruoso obstáculo al desarrollo de la pequeña minería.
b) Porque los acaparadores de pertenencias no podrán usurpar a los verdaderos descubridores el fruto de su hallazgo, pues no podrán seguirse haciendo manifestaciones de 80 mil hectáreas, como es el caso de Tulahuén; de 200 mil hectáreas, como ocurre con Chañaral, y de otras manifestaciones anteriores que comprenden decenas de miles de hectáreas y que abarcan hasta departamentos enteros, cuyos destinatarios son la Anaconda, la Compañía Minera Santa Fe y otras empresas extranjeras.
2.-Conserva la garantía de la intervención del Peder Judicial en todos los trámites de constitución de la pertenencia. La autoridad administrativa sólo interviene después de la inscripción del acta mensurada. Siempre hay recurso judicial contra la decisión administrativa.
3.-El plazo para iniciar los trabajos preliminares, de hasta un año, empieza a correr después de transcurridos 300 días desde la fecha de construcción del hito y la solicitud de mensura; además, se conceden 40 días para las publicaciones, y todos los demás plazos que se van escalonando hasta llegar a la inscripción del acta de mensura. Todo ello da amplia oportunidad al pequeño minero de prepararse para realizar los trabajos preliminares en el plazo de un año que concede el proyecto.
4.-El plazo de hasta cinco años que se otorga para iniciar la explotación es tan holgado que no necesita explicarse.
5.-La pertenencia no caducará si se restringe, suspende o abandona la explotación por causa justificada.
6.-El Servicio de Minas del Estado puede conservar las pertenencias mineras que no estén debidamente amparadas por el trabajo y el pago de la patente; y podrán explotarlas al pirquén, en sociedad o en arrendamiento, los pequeños mineros.
7.-El pequeño minero pagará una patente anual ínfima, de sólo uno por ciento del sueldo vital mensual de la escala A) de Santiago por hectárea, lo que significa, en la extensión máxima de 25 hectáreas que se consigna para el pequeño minero, un desembolso no superior a siete escudos cincuenta centesimos al mes. Es decir, algo equivalente al salario mínimo de nuestra actual situación económica. Los otros mineros, que no tienen el tratamiento de los pequeños, deberán pagar ciento por ciento de recargo.
A mi juicio, estos antecedentes, rápidamente enumerados, destruyen todo el artificio de defensa montado por las grandes empresas para barrenar la iniciativa en debate.
El señor NOEMI.-
Señor Presidente, para nadie es desconocido que el Honorable señor Chadwick, cumpliendo lo que se propuso desde un comienzo, ha dilatado la aprobación del proyecto hasta la exageración, aprovechando, por cierto, todas las disposiciones legales y reglamentarias y aplicando, inclusive -diría yo-, para la presentación ele sus indicaciones sobre reforma del Código de Minería, que estamos tratando, procedimientos desusados en esta Corporación.
El señor CHADWICK.-
¿Podría explicar por qué usa el término "desusados", Su Señoría?
El señor NOEMI.-
Con todo gusto, señor Senador.
Los llamo desusados, porque el Honorable señor Chadwick, que no había votado durante toda la sesión por estar pareado, mientras se trataba en la Sala el primer informe de la Comisión de Economía y Comercio, pidió plazo para presentar indicaciones en la Comisión cuando se tratara el segundo informe de la iniciativa. Como en esa oportunidad no había en la Sala el quorum reglamentario de once Senadores que permitiera adoptar el acuerdo respectivo, Su Señoría se autoievantó el pareo. A mi juicio, ese procedimiento es desusado.
El señor CHADWICK.-
Protesto ele que se venga a recordar un hecho que no ha dejado ninguna huella, basándose únicamente en la memoria del Honorable señor Noemi.
El señor CURTI.-
Entonces, la dejó.
El señor NOEMI.-
No, señor Senador. Me baso en el texto de la versión de las palabras de Su Señoría, que aparecen en el Diario de Sesiones correspondiente.
El señor CHADWICK.-
¡El señor Senador ha tenido buenos asistentes para hacer las investigaciones!
El señor NOEMI.-
Comprendo perfectamente que se abusa de la paciencia de los señores Senadores interviniendo en esta materia cuando ya el Honorable señor Chadwick ha hablado en forma sumamente vasta, amplísima.
Sin embargo, dado el tono francamente agresivo usado por el señor Senador en su última intervención, me veo obligado a hacerme cargo de sus expresiones, aunque sea en forma muy breve.
Tengo a mano un apartado en que aparece su última intervención. Su Señoría empieza negando categóricamente la afirmación de que falla estudio a estas indicaciones. Sostiene al respecto que en el mes de octubre de 1965, las Comisiones de Hacienda y de Minería, unidas, al tratar los convenios del cobre meditaron largamente sobre la materia, y que el resultado de sus reflexiones fue el artículo 6º transitorio, que el Senado aprobó y que posteriormente rechazó la Cámara de Diputados.
Nada más carente de verdad que tal afirmación. El citado precepto corresponde simplemente a la indicación Nº 268 presentada por los Honorables señores Chadwick y Altamirano y que se aprobó con nuestros votos en contrario, sin ninguna discusión, sin mayor estudio y sin que se escuchara a nadie. No hubo, pues, tan larga meditación, ni fue el artículo en referencia el fruto de tan sesudas reflexiones durante las cuales algún otro Senador aportara alguna idea, que muchos las tienen y muy claras, sino simplemente la aprobación, sin cambiar una coma, de la indicación de que fue autor el Honorable señor Chadwick. Se procedió así para ganar tiempo, como es usual en proyectos muy importantes y tan largamente discutidos corno el de los convenios del cobre, a sabiendas de que la Cámara de Diputados rechazaría la indicación, tal como ocurrió.
El señor RODRIGUEZ.-
Con ese criterio, nunca podríamos legislar.
La señora CAMPUSANO.-
¿De modo que estamos supeditados a lo que la Cámara de Diputados disponga?
El señor CHADWICK.-
Toda la discusión del proyecto giró sobre la materia a que se refería la indicación.
El señor NOEMI.-
Repito que el artículo 6º transitorio no fue discutido en el Senado y que fue copia fiel de la indicación presentada por el señor Senador.
El señor CHADWICK.-
Está mal informado Su Señoría.
El señor NOEMI.-
Pero lo curioso es eme nada ha dicho mi Honorable colega sobre los principios que él ha sostenido y defendido con tanto calor y que cité hasta con ejemplos, en cuanto a que es una vergüenza tratar de legislar en materias de importancia por el solo procedimiento de la indicación. ¿Dónde quedaron los principios del señor Senador? No sólo pretende legislar por ese sistema sobre materia tan importante como la reforma del Código de Minería, sino que presenta sus ideas un poco de contrabando, pues las formula en la Comisión de Economía y Comercio sin ser conocidas por la de Legislación, ni menos por la Comisión técnica: la de Minería; más aún, prescindiendo de los procedimientos habituales, sin oír a los mineros, que tienen mucho que decir en esta materia. Ni esta vez, ni cuando se Hato la indicación número 268, a que hice referencia y que no fue discutida, se escuchó a ningún minero. Y ahí está la más fundamental diferencia. Su Señoría puede saberse un gran jurisconsulto, y lo sabemos un experto criminalista; pero en materias mineras, debe tener respeto y no despreciar la opinión de esos hombres que entregan a la economía del país, entre otros productos, más de cien mil toneladas de cobre fino, equivalente a veinte por ciento de toda la producción de la gran minería. Como es usual, felizmente, en esta Corporación, el Honorable señor Chadwick debe aceptar que es indispensable escuchar a esos hombres que se meten a las minas por una escalera de gato o de patilla, jugándose a diario la vida; tiene que oír a esos hombres que no compran edificios ni terrenos en Santiago, donde la inversión gana plusvalía, sino que hacen sus inversiones en kilómetros de piques, socavones y galerías, en instalaciones mineras, que cuando falla la ley o se brocea la veta, son inversiones perdidas que nada valen, y tienen que empezar de nuevo. Esos mineros, con su lenguaje sencillo y franco, explicarán al jurisconsulto las características de una mina del pequeño minero, donde jamás ningún inversionista arriesgará un centavo, porque la potencia mineralizada, con toda la mecanización y técnica que se le aplique, tiene una limitación que sólo permite trabajarla por su dueño, parientes y algunos colaboradores. También le explicarán la diferencia entre un yacimiento de la mediana minería, donde generalmente se invierte capital nacional, y un yacimiento de la gran minería, que requiere de grandes cubicaciones y necesita de enormes inversiones, y cuyo desarrollo y explotación se han encarado hasta ahora con inversiones internacionales. De sus explicaciones se tendrá que concluir que no puede aplicarse una legislación general a toda la minería, sino un sistema similar al de la reforma agraria, en la cual se distinguen claramente las condiciones para la propiedad familiar y comunitaria, para la mediana propiedad y para la mayor propiedad agrícola.
Sin adentrarme en el tema, ya que ello importaría una intervención madurada y amplia, mostré al pasar, en mi anterior intervención, que las indicaciones del Honorable señor Chadwick están atiborradas de yerros, y sobre tales informaciones nada se ha contestado. Nada ha dicho Su Señoría respecto del error de igualar las patentes de los minerales metálicos y no metálicos, considerando iguales una veta de oro y un manto calizo; de la inconveniencia de mantener un sistema consistente en pagar patente con relación sólo a la extensión de cada pertenencia o grupo de ellas, cuando, a nuestro juicio, debe también considerarse que el valor de los yacimientos depende de la naturaleza de las sustancias minerales, de su ley, de la ubicación de la mina y de otros factores. Nada ha dicho del impacto que significaría para un minero, por muy bajo que sea el valor de su patente actual, el tener que subirla de un golpe en mil ochocientas veces, como puede ocurrir con el proyecto en debate. A manera de ejemplo, a un minero que actualmente pague veinticinco escudos anuales, su desembolso por este concepto puede subir a cuarenta y cinco millones de pesos anuales. ¡Su patente sube, de veinticinco escudos, a cuarenta y cinco millones de pesos al año!
El señor CHADWICK.-
¿Cuántas hectáreas son ésas?
El señor NOEMI.-
¡La patente puede subir mil ochocientas veces, de acuerdo con las disposiciones del proyecto en debate!
El señor CHADWICK.-
Serían quince mil hectáreas en el ejemplo que da Su Señoría.
El señor NOEMI.-
¿Qué pequeño minero podría soportar este impacto? Piensen mis Honorables colegas lo que significaría en sus presupuestos un alza de esa magnitud en sus contribuciones de bienes raíces.
Reconocemos ampliamente que las patentes mineras deben ser alzadas en proporción razonable, pero destinando una parte considerable de esos ingresos a financiar al Servicio de Minas del Estado, al cual le urge confeccionar un catastro minero, velar por la seguridad minera y cumplir la gran tarea que le impondrá el fiscalizar la función social que deben realizar los yacimientos mineros.
La señora CAMPUSANO.-
¿Cuándo envían el proyecto?
El señor NOEMI.-
Nada ha dicho sobre eso el Honorable señor Chadwick. Por el contrario, ha querido dejar entendido que todo puede arreglarse por el reglamento que dictará el señor Presidente de la República. Nada de ello es efectivo, pues el reglamento no podrá ir más allá de la ley, que, de acuerdo con las indicaciones, es terminante en esta materia.
El señor CHADWICK.-
Son facultades delegadas.
El señor NOEMI.-
No quiero terminar mis observaciones sin referirme expresamente a las insólitas palabras del Honorable señor Chadwick, que dicen textualmente:
"Esos caballeros que se reunían y se reúnen en la Sociedad Nacional de Minería para conspirar contra la patria y servir con la mano ajena a los intereses extranjeros fueron quienes lograron hacer as modificaciones de nuestra ley básica."
Más adelante manifestó, entre otras afirmaciones, que nuestra actual legislación es producto de un régimen dictatorial, etcétera.
Grave acusación a una entidad que han integrado e integran hombres de todos los sectores y partidos políticos. Diría más: injuriosa calificación, que no hace distingos y denigra por parejo.
No podría hacerme cargo de todos los actos de la Sociedad Nacional de Minería desde su fundación, porque no tengo los antecedentes. Sin embargo, debo responder por quienes ahora nos reunimos en esa sociedad. Al efecto, puedo sostener que la Sociedad en referencia ha estado presidida durante estos últimos veinte años por los señores Hernán Videla Lira y Francisco Cuevas Mackenna; el primero, Senador de la República, que llegó a ocupar la presidencia de esta Alta Corporación, que lo honró con tan digno cargo, ciertamente, por merecer el respeto y la consideración de las mayorías que lo designaron; el segundo, don Francisco Cuevas, fue precandidato del FRAP a la Presidencia de la República en los comicios electorales de 1958. En esa oportunidad postuló junto con el Honorable señor Allende, en lucha interna del FRAP, a la candidatura presidencial de ese año,. . .
La señora CAMPUSANO.-
¿Cree Su Señoría que eso amarra las manos del FRAP?
El señor NOEMI.-
...y obtuvo una alta votación de los delegados de esa combinación política. No pensaban como el Honorable señor Chadwick sus compañeros de bancas que lo designaron para tan alta postulación y que votaron por él.
Pero asómbrense mis Honorables colegas, cuando el Honorable señor Chadwick manifiesta su repugnancia por el Código-de Minería que nos rige, gestado, como dice, en un régimen dictatorial. No atinamos a comprender la intención de sus palabras, porque el decreto ley N° 488, del 24 de agosto de 1932, que dio vida al actual Código de Minería que nos rige, fue dictado durante la llamada República Socialista de Dávila...
El señor CHADWICK.-
¡En esa época estábamos todos presos!
El señor NOEMI.-
...y precisamente lleva la firma de don Carlos Dávila y del destacado Ministro socialistadon Juan Bautista Rossetti.
Excúseme el Honorable Senado que deba referirme a mi persona, pero yo ocupo actualmente el cargo de primer vicepresidente de la Sociedad Nacional de Minería, cargo al que llegué a los pocos meses de haber sido elegido Senador, con los votos de los representantes de la mayoría de las asociaciones mineras del país, cuyos delegados, elegidos libremente por lascases, representan -lo digo sin temor a equivocarme- a todos los sectores políticos del país.
Saben los mineros mi preocupación permanente por sus problemas. Durante mi mandato y en este Gobierno, ellos han logrado hacer realidad caras y sentidas aspiraciones. Entre otras, vale la pena señalar la dictación del decreto número 95, que les ha permitido disponer de un porcentaje de sus propias divisas para importar maquinarias y elementos de trabajo para el desarrollo de sus faenas mineras; el decreto que definió y amplió el capital de la pequeña minería, para los efectos del impuesto único de la minería; la rebaja de -las maquilas, que significó una mejora en las tarifas de compra de la Empresa Nacional de Minería, permitiéndose a los mineros por primera vez imponerse directamente de los costos de compra y tratamiento de dicha empresa. En fin, tantas otras tareas para servir concretamente a la minería chilena, que me ubican muy lejos de ser alcanzado por los calificativos del Honorable señor Chadwick.
Digo estas palabras, porque fui elegido -repito- por los votos de la gran mayoría de las asociaciones mineras, formadas por hombres de esfuerzo que sólo desean trabajar y producir, ninguno de los cuales "ha conspirado jamás contra la patria ni ha servido nunca a los intereses extranjeros" lesionando con ello a Chile. Son esos hombres, señor Presidente, los que creen en la democracia en que vivimos, y la respetan y defienden para vivir en libertad, aportando su esfuerzo al avance social y económico del pueblo entero. En nombre de todos ellos, a quienes represento e interpreto lealmente, quiero rechazar categóricamente esta grave acusación, que considero injuriosa y difícil de justificar y explicar en un Senador habituado al manejo estricto del idioma dentro de las normas tan exigentes como son las del Derecho y en una intervención en gran parte leída.
El señor CHADWICK.-
Está equivocado Su Señoría, porque en esa oportunidad no leí mi intervención.
Termino repitiendo las palabras de mi anterior intervención y manifestando nuestra plena conciencia de que el Código de Minería debe ser reformado con el objeto de consagrar un régimen de amparo de la propiedad minera sobre la base de la función social que ella debe cumplir, con el fin de poner atajo a los abusos de las mensuras de grandes extensiones y terminar con la propiedad de las minas que se mantienen inactivas sin justificación. Reconocemos que las patentes mineras deben ser alzadas en forma razonable con el objeto también de obtener ingresos que permitan al Servicio de Minas del Estado cumplir fielmente su cometido, confeccionando un catastro minero, velando debidamente por la seguridad minera y cumpliendo en fin, plenamente, la gran tarea que debe realizar en beneficio de la minería nacional.
Para ello está terminándose un proyecto que deberá ser entregado al Congreso Nacional, para su acabado estudio en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y, fundamentalmente, en la de Minería, donde, como es natural, deben ser oídos, entre otros, los mineros, que tienen mucho que aportar de su vivida experiencia en la sacrificada tarea de la industria extractiva.
El señor BARROS.-
Para el efecto de conceder una interrupción al Honorable señor Chadwick, solicito la palabra.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Con la venia de la Mesa, puede usar de la palabra el Honorable señor Chadwick.
El señor CHADWICK.-
Seré muy conciso.
Yo no he injuriado a nadie, sino que he emitido un juicio que descansa en hechos que se pueden consultar en el acta de la sesión de 15 de diciembre de 1966 del Consejo General de la Sociedad Nacional de Minería, que contó con la asistencia, entre otros, del Honorable señor Alejandro Noemi.
En esa acta aparece la cuenta del presidente de esa institución, que leeré en la parte pertinente, porque es relativamente breve. Refiriéndose al movimiento de fondos, el presidente de la institución declaró:
"Soy un convencido de que la Sociedad ha perdido sus obligaciones de administradora de fondos por el hecho de que ha vivido siempre con mucho menos de lo que necesita y nunca hay que rendir cuentas sino pedir recursos.
"Por suerte creo que vamos a llegar a un financiamiento adecuado. Tengo el deber de agradecer la forma en que los señores Charles Brinckerholf y Guillermo Carey me recibieron en los Estados Unidos y accedieron a una cuota más adecuada de la Gran Mineria-. Lo mismo tengo que agradecer la actitud de los medianos mineros que fueron los primeros que acogieron la iniciativa de la Sociedad para que fuera financiada en forma adecuada, en lo que colaboró eficientemente el señor Carlos Schloss. Tengo que agradecer a la industria del fierro a pesar de tener su propia Asociación, está contribuyendo en forma efectiva al financiamiento de la Sociedad y estamos completando la ayuda de las instituciones mineras, algunas de las cuales han sido muy completas, con lo cual la Sociedad en 1967 va a poder desarrollar una labor eficiente."
Este párrafo de la cuenta del señor presidente, leído en presencia del Honorable señor Noemi, es la comprobación de que la Sociedad Nacional de Minería vive a expensas de los socorros que le proporciona la gran minería del cobre, especialmente los señores Brinckerholf y Carey y la minería del hierro.
Por eso, he denunciado en el Senado que esa institución carece de independencia para tratar problemas nacionales: porque vive a expensas del capital extranjero.
Segundo, en la misma revista de donde he obtenido estos datos, hay un trabajo sobre reforma del Código de Minería, en el cual se inserta un párrafo que me voy a permitir leer. Dice así: "Varios proyectos de reforma de este Código de 1888 se estudiaron por los más entendidos juristas con la cooperación de técnicos de renombre, todos los cuales se constituyeron en comisiones designadas a iniciativa de la Sociedad Nacional de Minería".
Es decir, siempre las comisiones que estudiaron el problema del Código de Minería se asilaron en el anhelo de la Sociedad Nacional de Minería, a su vez subvencionada, dependiente económicamente de las grandes empresas extranjeras, de las que explotan los minerales de hierro.
Tercero, se me ha desmentido porque sostuve, como una de las tesis básicas, la-de que el actual proyecto de modificación del Código de Minería es el resultado de largos estudios y prolongados debates que se han realizado en esta Sala y en las Comisiones de trabajo.
El artículo 6° transitorio fue producto de nuestras deliberaciones durante meses en las Comisiones unidas de Hacienda y de Minería, donde pudimos comprobar que el régimen de amparo de la pertenencia por el pago de una patente dejaba inerte al Estado. El Honorable señor Bulnes manifestó posteriormente que fue en ese estudio donde él se formó el convencimiento de que había que reformar el Código mencionado.
De manera que, cuando por algunos Secretarios o personas interesadas se formulan observaciones sobre lo que se trató en la noche misma en que se aprobó el artículo 6° transitorio, se conduce a un error al Honorable señor Noemi.
El señor NOEMI.-
Estuve presente en todas las sesiones.
El señor CHADWICK.-
Entonces se ha olvidado, por desgracia. Ha sido traicionado por sus recuerdos.
Pero hay otra cosa de mucho mayor entidad.
Cuando volvió en cuarto trámite el proyecto sobre convenios del cobre y el Senado tuvo que pronunciarse sobre la insistencia en la aprobación del artículo 6º transitorio, el señor Ministro de Minería de este. Gobierno, ocupando precisamente la banca en que hoy día se encuentra el Honorable señor Noemi, declaró, en nombre del Gobierno, que estaba de acuerdo con estas ideas. Lo mismo expresó el Honorable Senador por Concepción señor Humberto Enríquez, a la sazón presidente del Partido Radical. En una palabra, todo el Senado en cuerpo, considerando a los sectores del FRAP, que habían luchado por aprobar el artículo transitorio; al Partido Nacional, por medio del convencimiento que se había formado uno de sus más brillantes Senadores, el Honorable señor Ruines; al Partido Radical, en la persona de su presidente, y al partido de Gobierno, por boca de su Ministro de Minería, concordó en que debía modificarse el Código de Minería según las ideas expuestas en ese artículo.
Si alguien estudió actas incompletas, lo lamento por el Honorable señor Noemi.
El señor NOEMI.-
Estudié todas las actas.
El señor CHADWICK.-
En seguida, se hace la gran objeción de que no se distingue entre el tipo de yacimiento.
Pero si bastaba meditar un segundo para concluir que esta materia técnica, que escapa a la competencia del legislador, que debe ser apreciada con rigor científico, pasando por encima de las fronteras de los partidos, de las querellas que nos separan, se confía en el proyecto al trabajo responsable que habrá de dirigir el propio Ejecutivo, mediante una delegación de facultades que examiné con toda detención para justificarla debidamente.
El Honorable señor Noemi no entendió el problema y, por eso, discurre sobre la base de los mineros que bajan escalas o se meten a los piques.
Creo que en ese cónclave tan ilustre que se reúne en la Sociedad Nacional de Minería, se encontrará a pocos que conozcan siquiera las minas. Porque habrá que distinguir entre los que son mascarones de proa, elementos de ornato llamados a darle cierto volumen político, y aquellos que realmente cumplen labores efectivas en la actividad que se pretende representar. ¿Me podrá desmentir el Honorable señor Noemi cuando afirma que, entre los 89 directores que forman el consejo superior de esa entidad, sólo hay 14 mineros .que trabajan en empresas individuales? Entre los demás, hay personas tan respetables como algunos Senadores, que no quiero mencionar. Algunos están presentes; otros, ausentes. Yo les preguntaría: ¿son mineros? ¿Es minero el Honorable señor Noemi? Hay otro Senador y otros personajes que no deseo citar, porque no me gusta mencionar personas ausentes. En todo caso, la lista completa la tengo a la mano.
El señor GOMEZ.-
Léala
El señor CHADWICK.-
No le daré en el gusto, señor Senador, porque podría mencionar a un ilustre Senador que no se caracteriza por la amistad con el que habla y que es director consejero de esa Sociedad.
El señor GOMEZ.-
¿No es minero?
El señor CHADWICK.-
Lo único concreto es que, para que esto funcione, se estira la mano, se recoge el dinero de fuentes extranjeras y se financia una cantidad de asociaciones enteramente ficticias.
Basta examinar cada caso. ¿Cómo voy a creer, por ejemplo, que es minero en Inca de Oro don Fernando Varas Aguirre, el antiguo director del entonces Departamento del Cobre, hoy Corporación del Cobre?
El señor ALLENDE (Presidente).-
Le ruego resumir sus ideas, Honorable colega, porque Su Señoría está haciendo uso de una interrupción.
El señor CHADWICK.-
En vista de una observación del Honorable señor Pablo, pido a la Mesa que se inserte en el texto de mi discurso la composición del consejo de la Sociedad Nacional de Minería, para que todo el mundo pueda ver quiénes son mineros en Chile.
-El documento que se acuerda insertar con -posterioridad dice lo siguiente:
"Consejo General de la Sociedad Nacional de Minería.
Presidente Honorario: Don Hernán Videla Lira-Miembros, Honorarios: don Exequiel Ordóñez, y don Federico Villaseca.
Presidente, don Francisco Cuevas Mackenna.
Vicepresidente, don Alejandro Noemi Huerta.
Segundo Vicepresidente, don Julio Ascuí Latorre.
SecretarioGeneral Administrativo, don Mario Muñoz Guzmán.
Gerente, don Norberto Bernal Fuenza-lida.
Consejeros.
Consejeros-Delegados de Asociaciones:
Asociación Minera de Arica: Don Raúl Artigas J. y don Carlos Rey-mond A.
Asociación Minera de Iquique: Don Jorge Hidalgo R.
Asociación Minera de Antofagasta: Don Hernán Rojas G. Don Bartolomé Marré G. Don Andrónico Luksic.
Asociación; Minera de Taltal:
Don Osvaldo Frías de Mendoza Don Hernán Brucher Don Zacarías Rojas G.Asociación Minera de Chañara!: Don Alberto Moreno F. Don Joaquín Gálvez F. Don Andrés Eguiguren R.Asociación Minera de Inca de Oro:
Don Fernando Varas A.
Asociación Minera de Copiapó:
Don Roque Berger I.
Don Rafael Errázuriz S.Don Juan Marcó F.Asociación Minera de Vallenar: Don Rene Fredes F.
Don Orlando PobleteDon Hugo Fernández L.Asociación Minera de Domeyko:
Don Amoldo del Campo P.Asociación Minera de Ovalle:
Don Werner AlarcónDon Hugo Zepeda C.
Don Jorge Herreros
Asociación Minera de La Serena:
Don Hugo Miranda R.Don Jorge Salamanca V.
Don Jaime VárelaAsociación Minera de Andacollo:
Don Manlio Fantini B.
Don César Fuenzalida C.
Don Ubaldo Martínez A.
Asociación Minera de Punitaqui:
Don Ricardo Fritis C. y don Jorge Wen-deroth K.
Asociación Minera de Illapel:
Don José Fernández M.Don Francisco Vildósola C.
Don Renán FuentealbaAsociación Minera de Valparaíso:
Don Alberto Callejas Z.
Don Jorge Rojas
Don Vasco ValdebenitoAsociación Minera de Combarbalá:
Don Alberto Caballero G.Asociación Minera de Salamanca:
Don Alfredo Saavedra N.
Asociación Minera de Cabildo:
Don José Miguez de S. y don Raúl ZorrillaAsociación Minera de Freirina:
Don Alejandro Noemi H.Asociación Minera de Pueblo HundidoDon Manuel MagalhaesAsociación Minera de San Felipe:
Don Guido Bosio y don Jorge LucoAsociación Minera de Tocopilla:
Don Juan Luis MaurasAsociación Minera de Caldera:
Don Raúl Berger I.
Representantes de los socios Activos:
Señores: Francisco Cuevas Mackenna Pedro Alvarez Suárez, Jaime Zegers Al-
calde, Juan Enrique Riveros Izquierdo, Mario Muñoz Guzmán y Jerónimo Pérez Zañartu.
Grandes Productores de Cobre:
Don Hernán Cuevas Z.Don Antonio Ortúzar S.Don Gabriel Valls S.Medianas Productoras de Cobre:
Don Enrique Morando T. y don Fernan-do Benítez.
Pequeñas Productoras de Cobre:
Don Alberto Sotta B.
Grandes Productores de Carbón:
Don Jorge Aldunate E.
Don Ocar Ruiz Tagle H.
Pequeños Productores de Carbón:
Don Ornar SaavedraExplotadoras de Petróleo:
Don Manuel Zañartu C.
Empresas Productoras de Salitre:
Don Luis Días B. y don Gonzalo del Valle A.
Productoras de Oro de Minas:
Don Belisario Maureira y don Pedro Opaso C.
Productoras de Azufre:
Don Luis BorlandoProductoras de Substancias no Metálicas :
Don Adolfo Lesser W. y don Fernando Tieizen
Productoras de Metales que no sean cobre y oro:
Don Fernando Lira O. y don Héctor Flores W.
Empresas Industrias Siderúrgica :
Don Vicente Echeverría y don Pablo GondonneauProductoras de Minerales de Fierro:
Don Edmundo Petersen
Don Alfredo Nenci
Don José Klein
Empresas Compradoras de Minerales:
Don Carlos Schloss y don Waller Hochs-childVendedoras de Maquinarias Mineras:
Don Ernesto BrownDon Julio BartolDon Fernando Pérez B.
Productora de Oro de Lavaderos:
Don Juan A. Peni y don Domingo Mon-gillo P.
Instituto de Ingenieros de Minas de Chile:
Don José Ayala O.Don Rene Lara M.Don Roif Behnke".
El señor CHADWICK.-
En seguida, se me hace la gran crítica de que me propongo elevar la patente en 1.800 veces.
Si la aritmética no me engaña, tiene que llegarse a la conclusión de que, como el valor propuesto para las patentes es de 1% del sueldo vital mensual, escala A, del departamento de Santiago, o sea de 3.000, 3.040 ó 3.600 pesos -depende del monto definitivo de aquél-, para que aumenten las patentes en 1.800 veces, debe haberlas de un valor de 2 pesos al año.
El señor NOEMI.-
Las hay de 5 pesos, correspondientes a las pertenencias no metálicas.
En todo caso, deben multiplicarse los valores.
El señor CHADWICK.-
La multiplicación de 1.800 por 5 da un producto de 9.000.
Quiere decir que en todo esto hay una defensa apresurada, poco meditada y a la cual no atribuyo mayor seriedad, porque el resultado de la votación está previsto. Ya sabemos cuál será.
Cuando tratemos del impuesto al hierro, tendremos ocasión de extendernos un poco sobre la condición de la minería nacional y los abusos que se cometen en materia tributaria.
Por el momento, deseo terminar mis observaciones señalando que nunca he creído que basten el raciocinio, las buenas razones y ni siquiera el juicio madurado que señala la equidad, para modificar los-privilegios que obtienen los grandes grupos de presión.
Aquí está en juego una de las atalayas, una de las plazas fuertes bien armadas, bien provistas de toda ciase de recursos, que han instalado en Chile los capitales extranjeros.
Aquí se encuentra la fuente de las más gigantescas utilidades y aquí está lo más irritante: que se mantengan 4.200.000 hectáreas, pertenecientes a un monopolio que ninguna persona de buen juicio puede defender.
Para poner término a esa situación, bastaba exigir el trabajo proporcionado a la importancia del yacimiento, según las reglas técnicas que habría de señalar el Presidente de la República.
A un Senador de Gobierno le ha tocado en suerte alzar su voz para oponerse a esta delegación de facultades.
La señora CAMPUSANO.-
Seguramente por haber entrado a la política no hace muchos años, el Honorable señor Noemi no recuerda ciertos hechos, lo cual lo ha inducido a error.
El Gobierno de Dávila se llamó socialista; sin embargo, fue el que derrocó al de Grove. Y como anotaba muy bien el Honorable señor Chadwiek, cuando se elaboró la reforma del Código de Minería, los representantes de los partidos populares estaban encarcelados o relegados en distintas islas del país.
Desde luego, existe diferencia entre un Gobierno que se dice socialista y otro que efectivamente lo es. Situación similar ha acontecido con el del señor Frei: dijo que haría una revolución en libertad; pero los muertos de El Salvador y los habidos en Santiago, demuestran que no es una revolución en libertad.
Se trata de dos cosas diferentes que el Honorable señor Noemi debe comprender.
El señor NOEMI.-
No es efectivo.
La señora CAMPUSANO.-
Las verdades son amargas, y a Sus Señorías les duelen y no les gusta que se las recuerden.
El señor PABLO.-
No es verdad, señora Senadora.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Ruego a los señores Senadores no interrumpir.
La señora CAMPUSANO.-
El Honorable señor Noemi ha dicho que el Honorable señor Chadwiek ha tratado de demorar al máximo el despacho del proyecto. No creo que haya sido esa su intención. El Honorable señor Chadwiek tiene conciencia muy clara acerca de la composición actual del Senado; por lo tanto, no podría abrigar la ilusión de que en la iniciativa en debate se aprobaran suS indicaciones, ya que hay mayoría contraria a ellas.
Debo recordar que el Honorable señor Noemi -que fustiga al Honorable señor Chadwiek por la posible demora del proyecto- no reprochó a su colega Tomás Pablo cuando éste trató de demorar al máximo el estudio -no sólo en las Comisiones, sino también en la Sala- del proyecto que beneficiaba a los deudores morosos, iniciativa que en su artículo 38 concedía determinados beneficios a los pensionados.
A los Senadores democratacristianos les agrada utilizar esos recursos, pero les digusta cuando otros sectores del Parlamento los emplean.
El Honorable señor Noemi defendió a la Sociedad Nacional de Minería; pero esta institución -que según, el señor Senador, es tan patriota- nunca elevó su voz protestando por la aprobación de los convenios del cobre, a sabiendas de que con ellos se lesionaban los intereses del país. Este año vence el plazo de vigencia del referéndum salitrero; no obstante, la Sociedad Nacional de Minería no ha manifestado su opinión en el sentido de que debe ponerse término a ese convenio, en beneficio del país.
Tampoco el Honorable señor Noemi ha dicho, por ejemplo, que la Andes Copper, en las provincias que él representa junto con el Honorable señor Chadwiek y la Senadora que- habla -¡esa pobrecita Andes Copper, a la cual se otorgó toda clase de garantías mediante los convenios del cobre!- paga a la modesta Municipalidad' de Chañaral cien pesos por hectárea de mineral trabajada y cincuenta pesos por la no trabajada.
El señor RODRIGUEZ.-
Qué vergüenza!
La señora CAMPUSANO.-
Es una vergüenza, en realidad.
El señor Senador no explicó por qué en los tres años de Gobierno de la Democracia Cristiana no se ha presentado a la consideración del Congreso Nacional la famosa reforma del Código de Minería.
Al patrocinar las indicaciones que presentamos, hemos querido conmover al Senado y al Gobierno expresándoles que ya es hora de que tal reforma se envíe al Parlamento y que no sólo se siga anunciando, pues ya la ofreció el ex Ministro señor Simián cuando defendía los convenios del cobre.
Se habla mucho de la Sociedad Nacional de Minería. ¿A quién representa dicha institución? Las cosas hay que decirlas con claridad. Nosotros defendemos los intereses de la minería nacional, pero también los de los obreros. El Honorable señor Noemi no puede negar que esa entidad -que ataca tan duramente a los Senadores que hemos patrocinado la reforma al Código de Minería- está formada en su gran mayoría por explotadores desvergonzados, que pagan salarios de hambre a sus trabajadores y aun les deben las imposiciones; pero hay algo más: en ciertas empresas mineras los trabajadores no sólo son explotados, sino que también deben desempeñar el papel de relacionadores públicos y encargarse ellos mismos de la venta de los minerales. Muchas veces este hecho ha movido a los parlamentarios a salir en defensa de esos mineros. Personalmente he denunciado que en la mina Mantos Blancos de Punitaqui, a una familia compuesta por ocho, diez o doce personas, se le entregan 70 escudos para vivir durante dos semanas. ¡Estos son los caballeros de la Sociedad Nacional de Minería, por quienes rompen lanzas los señores Senadores!
Me alegro mucho de que el Honorable señor Chadwick haya hecho referencia al documento donde la Sociedad Nacional de
Minería agradece la ayuda que los empresarios del hierro y del cobre le entregan-tan generosamente. Sin embargo, no he visto nunca que esas personas ayuden a los sindicatos, a las organizaciones femeninas o a la Central Única de Trabajadores. ¿Por qué, entonces, auxiliar generosamente a la Sociedad Nacional de Minería?" ¡Ah, porque les defiende sus intereses! Para muestra, un botón: la Bethlehem -una sola empresa- se llevó del país, en 54 años, 91.874.000 toneladas métricas de hierro por un valor de 970 millones de dólares. Por esta razón ayuda a la Sociedad Nacional de Minería, como una forma de justificar la explotación de las riquezas que se está llevando de nuestro país.
A mi juicio, el Honorable señor Noemi debió haber comenzado por la última parte de su intervención, diciendo que ellos, en realidad, también están interesados en la reforma del Código de Minería. Considero que debería enviarse un oficio al Gobierno, para solicitarle el pronto envío del proyecto respectivo.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para insertar en la parte pertinente de su discurso el documento a que se ha referido el Honorable señor Chadwick.
Acordado.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
Si le parece a la Sala, se votará el título III en su totalidad, ya que los distintos artículos que lo componen guardan íntima relación. Además, fueron aprobados por unanimidad en la Comisión.
El señor PABLO.-
Hay un error, señor Presidente: no fueron aprobados por unanimidad.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Se me informó que habían sido aprobados por unanimidad en la Comisión. Por eso la Mesa propuso pronunciarse respecto de ellos en una sola votación.
El señor PABLO.-
Aceptarnos que se vote el título III.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Solicito al Senado que, en conocimiento de tal circunstancia, se pronuncie en cuanto a votar el título completo o hacerlo artículo por artículo.
El señor PABLO.-
Estarnos por la votación del título.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Se votará el título.
El señor CHADWICK.-
Pido votación nominal.
El señor ALLENDE (Presidente).-
En votación nominal el título III del proyecto.
- (Durante la votación).
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¿Puedo fundar mi voto antes, señor Presidente?
El señor ALLENDE (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se concedería la palabra de inmediato al Honorable señor González Madariaga para fundar su voto.
Acordado.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Con mucho interés hemos oído las observaciones expresadas en el curso del debate.
Comprendemos todo el significado de una reforma de esta naturaleza, máxime cuando hace poco reformamos la Constitución Política del Estado en lo relativo a la inviolabilidad de la propiedad, lo que permitirá al país evolucionar y progresar en aspectos que durante muchos años estuvieron contenidos.
Sin embargo, lo relativo á la reforma del Código de Minería ha sido objetado por el departamento técnico de mi partido. No es que esté ajeno a esa reforma. Por lo contrario, muchas de las observaciones aquí expresadas las acoge y las hará suyas. Difiere sólo en el procedimiento.
Muy en especial, quiero dirigirme al Honorable señor Chadwick. Una vez el señor Senador roe habló en el hemiciclo acerca de la necesidad de amparar la pertenencia minera por el trabajo; yo le exprese que ese sentimiento lo tenía desde hace muchos años. El amparo mediante el pago de una patente se ha prestado á muchos abusos, porque algunas firmas reúnen 70 u 80 pertenencias, y lo único que hacen es especular con ellas, lo que burla el interés de la comunidad.
Acepto de mil amores la reforma del Código de Minería. Así se lo expresé al Honorable señor Chadwick, y se lo reitero ahora.
Al hablar de la posición de mi colectividad política, justificaré las razones que tiene en este sentido: se trata nada menos que de hacer una reforma que alterará disposiciones del Código de Minería vigentes desde hace mucho tiempo. Para realizar una reforma de tal naturaleza es necesario el concurso del Ejecutivo, y ocurre que en la Comisión que estudió este asunto no participaron representantes del Gobierno, pese a la necesidad de conocer su opinión, acójase o no se acoja. Por otra parte, no es posible introducir enmiendas sustanciales por la vía de la indicación, ya que el legislador debe recurrir para ello a los proyectos de leyes en donde tiene facultad legislativa para promover tales asuntos. Es allí donde descansa el reparo que formuló el departamento técnico -de mi partido.
Insisto: estamos por la reforma del Código de Minería. Queremos fomentar el desarrollo minero, pero no deseamos que ello se efectué en forma sorpresiva, me-1 diante indicaciones formuladas en este proyecto de ley. Queremos que haya un estudio detenido de dicha reforma.
Muchas veces hemos objetado el hecho de que por medio del veto aditivo o por otros procedimientos se ha venido a perturbar el proceso legislativo. Creo que con tal sistema se daña ese proceso, porque la ley debe ser estudiada con conocimiento pleno de la ciudadanía, con el objeto de que ésta pueda hacer sus, observaciones, ya sean en forma indirecta o mediante su concurso en las comisiones de estudio; es decir, lo que la democracia exige: con conocimiento público.
Esas son las razones que nos llevan a votar en contrario, aun cuando reiteramos nuestra posición en el sentido de estimar justificadas las reformas y de que debe presentarse un proyecto de ley sobre el particular.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Los Senadores nacionales votaremos afirmativamente el Título III, originado en indicaciones del Honorable señor Chadwick.
El señor CHADWICK.-
Y de la Honorable señora Campusano.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Al proceder en esta forma, cumpliremos con un acuerdo de la Comisión Política de nuestro partido, a la cual el Departamento Técnico remitió informe favorable a las disposiciones contenidas en el título en referencia. Al mismo tiempo, al votar afirmativamente, lo liaremos de acuerdo con nuestro convencimiento personal.
Hace mucho tiempo algunos de nosotros los que nos hemos ocupado en este problema, hemos llegado a la certeza de que el régimen de amparo por la patente que existe en Chile para la propiedad minera es injusto e inconveniente para el país. De acuerdo con los Códigos Civil y de Minería -para ser más precisos, en conformidad con el artículo 591 del Código Civil, y al 1º del de Minería-, el único dueño de las minas es el Estado. El llamado propietario minero es un particular al cual el Estado concede los derechos de "catar y cavar en tierras de cualquier dominio para buscar las minas" a que se refiere el precedente inciso, el derecho de "labrar y beneficiar dichas minas, y de disponer de ellas como dueños, con los requisitos y bajo las reglas que prescribe el Código de Minería".
A nuestro juicio, es evidente que en el régimen legal chileno, el dueño, quien tiene el dominio -definido en otro artículo del Código Civil-, es el Estado. El llamado propietario minero es un concesionario de aquél. En virtud de tal concesión se crea un conjunto de derechos reales, pero no son los de propiedad y de dominio definidos por el mismo Código Civil. Una de las características de esos derechos reales que nacen de la concesión minera es que pueden caducar de acuerdo con la ley, más bien dicho, de acuerdo con las normas que la ley fije, lo que es inconcebible en el derecho de dominio.
En los primeros tiempos de nuestra vida republicana, los derechos del propietario minero, según establecían las Leyes de Partidas que entonces estaban vigentes en Chile, caducaban cuando las minas no eran trabajadas o cuando no existía lo que dichas leyes llamaban el "pueble" de las minas.
Desde 1888, fecha en que se dictó el primer Código de Minería chileno, el amparo de la propiedad minera se hizo no ya por el trabajo, sino por la patente. Pero la patente establecida en aquella época era tan alta que resultaba imposible pagarla a quien no hacía trabajar su yacimiento. Con el tiempo fue disminuyendo el valor de las patentes y hoy día, mediante el pago de sumas que son verdaderamente simbólicas, se puede mantener perpetuamente una concesión minera, aun cuando la mina no se explote. Vale decir, se puede mantener en completa inactividad un bien del Estado, que éste ha entregado en concesión para que sea trabajado con la sola condición de que se pague una pequeña patente por ello.
Desde hace tiempo considerábamos que el sistema de amparo vigente es inconveniente e injusto, y esta opinión se reforzó cuando estudiamos el proyecto relativo a los convenios del cobre. Ahí nos encontramos con que las grandes compañías extranjeras -para el caso daría lo mismo que fueran chilenas-, retenían en su poder enormes minerales de cobre, de los más grandes del mundo, sin estar obligadas a trabajarlos. Vimos además que planteaban al Estado toda clase de exigencias para iniciar la explotación de las minas, y que si aquél no accedía a sus imposiciones, las compañías conservarían las pertenencias y las minas no se trabajarían. Se reforzó entonces en nosotros el convencimiento que teníamos de que el sistema era malo e inconveniente para los intereses del país. Y si fue necesario aprobar...
El señor ALLENDE (Presidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Ha terminado el tiempo de Su Señoría.
El señor BULNES SANFUENTES.-
¿Podría concedérseme algunos minutos más para terminar el fundamento de mi voto?
El señor ALLENDE (Presidente).-
Solicito autorización a la Sala para prorrogar por tres minutos el tiempo del Honorable señor Bulnes.
El señor JARAMILLO LYON.-
Yo podría cederle el tiempo que me corresponde, señor Presidente.
El señor ALLENDE (Presidente).-
No se puede, señor Senador.
Acordado.
Puede continuar Su Señoría, por tres minutos más.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Si en esa ocasión hubo que aprobar convenios que no nos satisfacían, en parte fue porque estábamos abocados a la alternativa impuesta por las compañías mineras: o el Estado accedía a sus exigencias o los yacimientos de cobre quedaban sin explotación.
Más adelante, al analizar la reforma del número diez del artículo 10 de nuestra Constitución, la Comisión Especial de Reformas Constitucionales, de la cual el Senador que habla forma parte, estudió con bastante minuciosidad la situación jurídica de la llamada propiedad minera. En esa oportunidad citamos a la Comisión a varios distinguidos profesores de Derecho de Minas. Debatimos con ellos al respecto y me parece que la unanimidad -si no fue la unanimidad, al menos todos los que expresaron su opinión-...
El señor LUENGO.-
Por cuatro votos contra uno.
El señor BULNES SANFUENTES.-
... más exactamente, por cuatro votos contra uno, como señala el Honorable señor Luengo, llegamos al convencimiento, después de haber oído a los defensores de la tesis contraria y de haber discutido con ellos, que éste no era un derecho de dominio puro y simple, sino una concesión del Estado de la cual nacía un derecho real sujeto a caducidad de acuerdo con las normas que la ley estableciera. Con estos antecedentes no podemos dejar de mirar con simpatía disposiciones que tiendan a sustituir, al menos en algunos casos, el amparo mediante la patente por el amparo mediante el trabajo.
Estimamos que las disposiciones propuestas por el Honorable señor Chadwick están muy bien concebidas. El señor Senador propugna la mantención del amparo por la patente, pero establece además que el Servicio de Minas del Estado, en conformidad con el reglamento que regirá al respecto, deberá fijar plazo para la iniciación de los trabajos preliminares; que el concesionario minero que no inicie esos trabajos en el plazo determinado por el Servicio de Minas del Estado de acuerdo con el Reglamento, perderá la pertenencia minera. En seguida, dispone que la propiedad minera caducará cuando "sin causa justificada, calificada por el Servicio de Minas, con arreglo al Reglamento, se restrinja o suspenda o abandone la explotación en términos de que no se cumpla la obligación de trabajar la pertenencia en forma proporcionada a su importancia".
¿Puedo continuar aún, señor Presidente?
El señor ALLENDE (Presidente).-
Todavía dispone de un minuto para terminar, señor Senador.
El señor BULNES SANFUENTES.-
En resumen, estas disposiciones son suficientemente flexibles. El grado de trabajo que se exigirá a cada pertenencia minera dependerá de la calificación que haga el Servicio de Minas del Estado en conformidad con el reglamento, porque en esta materia no se pueden establecer regias uniformes.
Si la disposición adolece de imperfecciones, el Gobierno tiene el arma del veto para perfeccionarla. Con frecuencia se plantean observaciones sobre materias nuevas y complejas. Me parece que muy bien se podría utilizar ese camino para perfeccionar estas disposiciones. Pero estando de acuerdo en principio, como lo estamos, con la idea de que la propiedad minera sea amparada por el trabajo; estimando que no se viola la Constitución al cambiar el sistema de amparo y considerando que las disposiciones propuestas están bien concebidas en lo sustancia!, votaremos afirmativamente el Título III.
Voto que sí.
La señora CAMPUSANO.-
Nosotros consideramos, como señalé en mi intervención anterior, que mediante la presentación de estas indicaciones hemos logrado volver a poner en el tapete de la discusión nacional la reforma al Código de Minería. Manifestamos que el señor Simián, ex Ministro de Minería del actual Gobierno, durante la discusión de los convenios del cobre se comprometió a hacer llegar rápidamente al Congreso Nacional el proyecto respectivo. Por desgracia, ya han pasado dos años y la iniciativa aún no llega.
Hoy, durante la discusión de estas indicaciones, el Honorable señor Noemi ha vuelto a manifestar que el proyecto vendrá.
Los Senadores comunistas consideramos que debe exigirse al Gobierno el envío de esa iniciativa de ley.
En esta oportunidad, como los Senadores del partido de Gobierno se han negado a mejorar estas indicaciones, sin lugar a dudas por estimar que el reglamento podrá interpretar y garantizar los derechos del minero pobre, nosotros nos abstendremos de votar.
El señor CURTI.-
Estoy pareado con el Honorable señor Contreras; pero, autorizado por el Comité Comunista, voto afirmativamente.
El señor CHADWICK.-
Sólo deseo referirme a dos ideas básicas.
En primer lugar, que es norma de derecho en estas disposiciones modificatorias del Código de Minería que el trabajo exigido para amparar la pertenencia debe ser proporcionado a la importancia del ya-cimiento, norma ya consagrada en el dicho Código respecto del amparo de las pertenencias de minas de carbón.
En segundo término, que el reglamento que dicte el Presidente de la República se consigna como una verdadera facultad delegada que permitirá establecer normas técnicas. Pero en la medida en que éstas puedan quebrantar el principio de derecho consagrado en el proyecto, podrán ser corregidas por recurso interpuesto ante los tribunales de justicia. En efecto, como no se podría declarar caducada la pertenencia, mientras se está determinando el trabajo porporcional, se concede al titular el derecho a acudir a los tribunales de justicia.
Además, se consigna una regla muy general, que ampara todas las expectativas del pequeño minero. En efecto, si por el hecho de que caigan los precios internacionales o de que no existan los medios técnicos de concentración o lixiviación de minerales, o bien por no haber caminos, la pertenencia no puede ser trabajada, entonces habrá causas justificadas que permitirán al titular conservar la pertenencia minera y no caer en la caducidad.
Todo esto está consignado en el proyecto y amparado por los tribunales; de modo que no existe ninguna objeción seria que pudiera conducir a votar en contrario, salvo las emanadas del origen antes mencionado.
Por tales motivos, voto que sí.
El señor LUENGO.-
Deseo dejar constancia de que voto favorablemente el título III fundamentalmente porque mediante sus artículos se pretende establecer el régimen de amparo de las pertenencias mineras por el trabajo, y no por la patente, como ha sucedido hasta hoy, en circunstancias de que todos sabemos que el valor de éstas es ínfimo y no guardan relación alguna con los valores reales de los yacimientos.
Además, votaré afirmativamente porque estas disposiciones dejan en claro que la pertenencia no es propiedad minera, sino una concesión otorgada por el Estado a un particular para que éste las explote. La mayoría de los miembros de la Comisión Especial de Reforma Constitucional sostuvimos esas ideas cuando el Senado conoció el informe relativo a la modificación del artículo 10, número 10, de la Constitución Política del Estado.
En mi opinión, las disposiciones que votamos reglamentan en forma mucho más minuciosa todo cuanto dice relación al trabajo de las minas. Al mismo tiempo, legislan sobre la caducidad de las pertenencias cuando los yacimientos no sean trabajados en la forma que corresponde de acuerdo con la importancia de la mina.
Por las razones expuestas, voto por la aprobación del título III, en toda su extensión.
El señor NOEMI-
Al fundar el voto, deseo hacerme cargo de algunas expresiones vertidas por el Honorable señor Chadwick.
El señor Senador sostiene que no constituyen injurias sus declaraciones -las he leído textualmente- sobre la Sociedad Nacional de Minería. Pues bien, a ella se refirió en los siguientes términos: "Estos caballeros que se reunían y se reúnen en la Sociedad Nacional de Minería para conspirar contra la patria y servir los intereses extranjeros". Para justificar semejantes expresiones, el Honorable señor Chadwick dio lectura a lo consignado, en un acta, donde se dice que esta organización se financia con aportes de las grandes empresas cupreras. Es efectivo que una fracción de los ingresos de la mencionada sociedad corresponde a aportes de las compañías de la gran minería del cobre, porque dichas entidades están afiliadas a la Sociedad Nacional de Minería, tal como lo están las empresas de las minerías mediana y pequeña, con la diferencia de que los aportes de estas últimas son descontados por planilla.
Yo pregunto si el hecho de que las grandes empresas del cobre hagan aportes a la Sociedad Nacional de Minería, justifica lo aseverado por mi Honorable colega.
Se trata de un organismo esencialmente minero, y aun cuando no conozco todas sus actividades, en mi concepto, no es razonable decir que allí se celebran reuniones para conspirar contra la patria o para servir intereses foráneos.
Me parece que el señor Senador no tiene derecho para expresarse en esa forma.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Ruego al señor Senador dirigirse a la Mesa y limitarse a fundar el voto.
El señor NOEMI.-
Estoy dando respuesta a observaciones de un señor Senador, las cuales estimo injustas.
Mi Honorable colega dice que los delegados de la Sociedad Nacional de Minería no representan los verdaderos intereses de esa rama de la producción nacional; y ha citado una nómina de personas para demostrar que esos delegados no son mineros. En efecto, no todos lo son; pero no habría por qué suponer que en el Congreso, por ejemplo, deban ser proletarios todos los representantes de las clases trabajadoras. En uno y en otro caso, los mineros y los proletarios, han depositado su confianza en las personas elegidas por ellos para que los representen.
Muchos directores de la Sociedad Nacional de Minería son delegados de las asociaciones mineras, elegidos por las bases de éstas. Tales asociaciones son las únicas entidades gremiales que existen en Andacollo, Antofagasta, Arica, Cabildo, Domeyko, Combarbalá, y demás localidades donde hay explotaciones de minerales; y se han organizado sobre la base de directivas elegidas en forma directa por los mineros.
El señor AMPUERO.-
Si es por eso, Su Señoría no tendría por qué extrañarse de que hubiera médicos en el Colegio de Abogados.
El señor NOEMI.-
Si no están conformes, las bases luchan para cambiar sus representantes, porque todos ellos son elegidos por voluntad mayoritaria de los mineros. Esos representantes pueden ser inclusive Senadores, y éstos militar en el Partido Radical o en alguna colectividad de la Derecha, o también, como sucede en mi caso, pertenecer a la Democracia Cristiana.
No se justifican, pues", las afirmaciones del Honorable señor Chadwick, que yo rechazo categóricamente. Pensé que el señor Senador no habría de mantener tales puntos de vista y que daría explicaciones en cuanto a que en sus palabras no hubo injuria, como, en realidad, la hubo.
No deseo seguir analizando la actitud del Honorable Senador. Y en cuanto a la materia que votamos, puedo manifestar que bastante hemos debatido sobre estas ideas del proyecto, por lo cual me limito a informar, una vez más, que el Gobierno tiene en estudio la reforma sustancial del Código de Minería, tendiente, aparte otras finalidades, a poner fin a las mensuras gigantes y a elevar la cuantía de las patentes mineras en forma proporcional. Esa iniciativa será enviada en breve al Congreso, para que aquí sea estudiada como corresponde. Entonces tendremos oportunidad de escuchar a los mineros, a quienes no se les puede faltar el respeto negándonos a oírlos, porque son ellos los que trabajan y producen. Me refiero a los de las minerías pequeña y mediana, a quienes fundamentalmente incumbe la anunciada reforma del Código de Minería; a ellos les interesa la modificación ele ese cuerpo legal y todos comprendemos que ello debe hacerse cuanto antes.
Voto que no.
El señor PABLO.-
Por programa y por principios, los Senadores democratacristianos somos contrarios al amparo de la propiedad minera exclusivamente por el pago de patente. La propiedad minera -así lo hemos sostenido y lo mantenemos-, en nuestro concepto, debe ser amparada por el trabajo.
El proyecto de ley en debate, que trata de otras materias, llega a la Sala, durante el segundo trámite constitucional, adicionado con una serie de disposiciones concernientes a la reforma del Código de Minería.
En la Comisión de Economía, pese a la oposición del Senador que nos representaba, se declaró procedente adicionar el proyecto en la forma señalada, y con posterioridad se aprobaron las disposiciones que menciono.
El señor CHADWICK.-
No fue así, señor Senador.
El señor PABLO.-
Cuando la Comisión de Hacienda tuvo conocimiento de estas materias, se hizo presente el señor Ministro de Minería, con el sano propósito de cooperar al perfeccionamiento de la nueva legislación propuesta.
Se trata de dictar normas sobre aspectos que interesan de manera especial a los empresarios de las minerías pequeña y mediana, quienes nos han hecho presente su inquietud por medio de numerosos telegramas. Sin embargo, dicha Comisión declaró no tener competencia para informar acerca de las respectivas indicaciones. Así, el Gobierno quedó imposibilitado para dar a conocer sus puntos de vista y manifestar que no es contrario a la legislación propuesta. En efecto, el Ejecutivo no pretende rechazar dicha legislación, sino perfeccionarla.
En estas circunstancias, nos vemos abocados a pronunciarnos en la Sala y resolver si aprobamos o si desechamos las referidas indicaciones. Las rechazamos, no por discrepar en cuanto a la forma como en ellas se aborda lo sustancial del problema, sino porque la técnica legislativa obliga a compartir el fin de las disposiciones y todo el contexto de los preceptos conducentes a dicho fin.
Pensamos que no ha habido debate suficiente ni en las Comisiones ni en la Sala para emprender una tarea legislativa de tanta magnitud. Por eso, el Gobierno -por medio de nosotros- se ha comprometido a enviar dentro de breve plazo el proyecto sobre reforma del Código de Minería, en el cual está trabajando desde hace largo tiempo.
El señor RODRIGUEZ.-
También dijo el Gobierno que enviaría con rapidez el proyecto de ley que pone término a las franquicias tributarias.
El señor PABLO.-
El proyecto del Ejecutivo podrá ser estudiado y debatido por todos los sectores del Congreso.
Rechazo en forma enfática las maliciosas especulaciones del Honorable señor ChadwiCk respecto de nuestra posición ante estas materias. Nos conocemos desde hace muchos años, y el señor Senador sabe que en nuestras bancas no hay olor a cobre ni a fierro ni a otras materias.
Si hemos asumido esta posición que el Senado conoce, ha sido por estimar honradamente que las materias en votación no han sido debidamente estudiadas.
Sostenemos, como siempre lo hemos dicho, que el Código de Minería debe ser reformado sobre la base de amparar la propiedad minera, no por el pago de la patente, sino por el trabajo de las pertenencias; pero la legislación modificatoria de dicho Código exige estudios completos, o un debate de gran alcance de carácter nacional, y que el proyecto correspondiente cumpla todos los trámites pertinentes de una ley.
Fundados en las razones que he expuesto, los Senadores de estas bancas votamos por el rechazo de las disposiciones sometidas a nuestra consideración.
El señor RODRIGUEZ.-
Los Senadores socialistas daremos gustosos nuestra, aprobación a los preceptos contenidos en el título que estamos votando, por estimar que son normas elementales necesarias para innovar en el viejo cuadro de la-minería chilena.
En verdad, es extraño que un Gobierno inspirado, según dice, en el afán de llevar a la práctica reformas progresistas, y deseoso de cambiar viejas estructuras, niegue, en estos instantes, por medio de sus Senadores, hasta la posibilidad de-abrir siquiera una pequeña brecha en el estatuto legal vigente para la minería. Consideramos más extraño aún el comportamiento del Ejecutivo si pensamos que las reformas en votación tienen por objeto establecer el amparo de las pertenencias mineras por el trabajo.
En el recuento histórico hecho durante el debate, se ha probado hasta la saciedad cuan legítimo es disponer que las pertenencias mineras sean amparadas por el trabajo. En la provincia de Aisén -que conozco perfectamente-, los pobladores han levantado voces de protesta por el hecho de que algunos monopolios mineros, dueños de vastas pertenencias, jamás las han incorporado al trabajo y mantienen a esa provincia en inactividad, cuando ésta podría ser un gran emporio de riquezas mineras.
Otro aspecto que surge en forma muy clara es, además, a mi juicio, la inconsecuencia derivada de las contradicciones en que incurre la Democracia Cristiana. Me gustaría que el Honorable señor Noemi escuchara con atención lo que voy a decir.
Digo que la Democracia Cristiana incurre en este momento en inconsecuencia, porque Sus Señorías fueron partidarios, como lo fuimos nosotros, de rescatar, mediante una política progresista, las tierras agrícolas abandonadas o mal explotadas. Dicho principio, legítimo a todas luces, no es considerado justo por los Senadores democratacristianos cuando se trata de aplicarlo a la reivindicación para Chile de sus riquezas mineras, ni lo es cuando se pretende legislar para que las pertenencias mineras -ficticias en su mayor parte- que cubren gran parte del territorio, sean amparadas por el trabajo. Al parecer, los Senadores de la Democracia Cristiana piensan que no hay similitud entre el caso de las pertenencias no trabajadas y el de las tierras agrícolas abandonadas o mal explotadas.
El señor NOEMI.-
Estamos de acuerdo en reformar el sistema de amparo.
El señor RODRIGUEZ.-
Esta inconsecuencia demuestra en forma evidente otra de las contradicciones en que, como actitud sistemática, cae la Democracia Cristiana.
Difiero de lo manifestado por el Honorable señor Noemi, a quien mucho respeto. En igual forma como lo ha estimado el Honorable señor Chadwick, yo tampoco considero conveniente que Senadores de la República que no son mineros, tengan, al mismo tiempo, la calidad de directores de la Sociedad Nacional de Minería. He aquí otra inconsecuencia práctica de la Democracia Cristiana, pues en su proyecto de reforma constitucional, que cuenta con el apoyo de la Izquierda, propone que los parlamentarios no tengan participación, como directores ni como ejecutivos, en las sociedades anónimas, o en las empresas industriales, comerciales o bancarias.
El señor NOEMI.-
En el caso por mí señalado, se trata de una organización gremial.
El señor RODRIGUEZ.-
La consecuencia en las actitudes debe mantenerse en la práctica, sobre todo por quienes vocean principios como los que he mencionado en relación a la reforma constitucional y a la independencia y autonomía en el ejercicio del mandato parlamentario. Si mis Honorables colegas de la Democracia Cristiana comparten honradamente tales principios, no deberían tener participación en las actividades de esa clase de sociedades.
En cuanto al problema de fondo, pienso que ha hecho mal la Sociedad Nacional de Minería al permitir la afiliación en ese organismo a las grandes compañías del cobre. Sin duda, las grandes empresas eu-preras han significado un factor regresivo, tanto para el desarrollo de la pequeña como de la mediana minería. Las grandes compañías, en efecto, han dado origen a toda una política y empleado factores de presión -hasta de corrupción, diría yo- para impedir que Chile encare el progresivo rescate de sus riquezas mineras. Por eso, estimo carente de sentido lo aseverarlo -en forma defensiva y un tanto lastimera- por el Honorable señor Noemi ante las justas críticas que formuló el Honorable señor Chadwick.
Al votar por la aprobación del Título III, ponemos de manifiesto toda esta serie de inconsecuencias políticas, prácticas y programáticas que se hacen evidentes en la extraña actitud de los Senadores de la Democracia Cristiana.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Allende para fundar el voto.
El señor ALLENDE.-
La materia sometida en estos instantes a votación en el Senado se refiere a problemas de extraordinaria importancia nacional.
No menos de ocho o de diez veces, durante los años que tengo de permanencia en esta Corporación, he denunciado lo antinacional y contrario a nuestro desarrollo económico que es el amparo de las pertenencias mineras por medio de patentes que, a veces, implican pagos irrisorios. Por eso, procuramos establecer el amparo por el trabajo, y, basados en las mismas consideraciones, ahora votamos por la aprobación del Título III, cuyas normas poseen la debida coordinación y representan, sin duda, un criterio justo anto un sistema que por largo tiempo ha perjudicado el interés; nacional.
Quiero señalar, además, que el Gobierno puede modificar, ya sea en la Cámara de Diputados o por la vía del veto, algunas de las disposiciones contenidas en el Título III, que, por desgracia, serán rechazadas... Pienso que lo dicho en el Senado, tanto por los partidos de Oposición como por el de Gobierno, señala la imperiosa necesidad de que en esta legislatura, el Ejecutivo envíe un mensaje para poner término en definitiva a una explotación ignominiosa que se hace y se ha hecho en contra de los intereses del país y a expensas de la riqueza nacional.
Voto afirmativamente el Título III.
El señor EGAS (Prosecretario).-
Resultado de la votación 11 votos por la negativa, 9 por la afirmativa y 3 abstenciones.
-Votaron por la negativa los señores Aguirre Doolan, Aylwin, Bossay, Fuente-alba, González Madariaga, Musalem, Noemi, Pablo, Palma, Prado y Reyes.
-Votaron por la afirmativa los señores Allende, Ampuero, Barros, Bulnes San-fuentes, Curtí, Chadwick, Jaramillo Lyon, Luengo y Rodríguez.
-Se abstuvieron la señora Campusano y los señores Contreras Labarca y Teitelboim.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Debe repetirse la votación, pues las abstenciones influyen en el resultado.
Si le parece a la Sala, daré por repetida la votación.
El señor AMPUERO.-
No, señor Presidente.
El señor CHADWICK.-
Me opongo.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En votación.
El señor CHADWICK.-
¿Puede solicitarse segunda discusión, señor Presidente?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Hay acuerdo de los Comités para despacharlo hoy, señor Senador.
- (Durante la votación).
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento de la Sala para que funde el voto primeramente el Honorable señor Teitelboim.
El señor JARAMILLO LYON.-
Con: todo agrado.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Acordado.
El señor TEITELBOIM.-
Como sabe el Senado, los Senadores comunistas nos abstuvimos en la votación recientemente realizada. Lo hicimos por las razones expuestas por nuestra colega la Honorable señora Campusano.
Para proceder de ese modo, nuestro partido tuvo en cuenta que, efectivamente, al aumentarse las patentes en un monto equivalente al uno por ciento del sueldo vital de la escala A del departamento de Santiago, por cada hectárea de extensión de la pertenencia, y elevarla cada año en un diez por ciento de su monto inicial, cuando permanezca sin explotación, se establecía un gravamen muy fácil de resolver por las grandes empresas mineras y también por las que, no siéndolo tanto, cuentan con capital de explotación suficiente, lo cual, en cambio, constituía una dificultad para los mineros pobres.
El título en votación tiene otro aspecto: el amparo no sólo por el pago de una patente anual a beneficio municipal, sino también por el trabajo proporcionado a la importancia del yacimiento o de la pertenencia minera.
Como nuestra votación decide el acuerdo del Senado sobre la materia, los Senadores comunistas cambiaremos nuestros votos y aprobaremos el título III. Además procedemos así, pese a las razones dadas, porque es evidente que el minero pobre, aunque sea rasguñando la tierra, tratará de trabajar su pertenencia. Y no son precisamente ellos quienes poseen centenares o miles de pertenencias inscritas y no explotadas en absoluto.
A nuestro juicio, existe un vacío en el título III. Esperamos que en una modificación más a fondo del Código de Minería pueda ser reparado, a fin de distinguir realmente entre las grandes empresas extranjeras y nacionales, y el pequeño minero chileno, en especial, el pirquinero. En efecto, en las disposiciones que ahora sé votan no se establece una modalidad de trabajo que los proteja y les dé facilidades para realizar sus labores.
Por estas razones, los Senadores comunistas aprobaremos el título III.
El señor CHADWICK.-
Sólo deseo decir que la patente es un recurso financiero estrictamente municipal, de ínfimo alcance y cuantía. La pequeña, mediana y gran minería están sometidas al régimen de tributación general, y ésta debe hacer la distinción en cuanto a los yacimientos respectivos.
Voto que sí.
El señor PALMA.-
Como ya tuve oportunidad de expresar en una sesión anterior, gran parte de las ideas aquí sustentadas son compartidas por los Senadores de la Democracia Cristiana y forman parte, incluso, de informes elaborados sobre la materia para establecer pautas tendientes a la modificación, absolutamente necfi-saria en breve plazo, del Código de Minería en vigencia.
Sin embargo, estimamos que aprobar en forma aislada las disposiciones contenidas en el título III, como han sido presentadas aquí, implica, precisamente, apartarnos del procedimiento de estudiar en forma coordinada el conjunto de las disposiciones que sobre este aspecto y otros relacionados con la minería, deban dictarse, inevitablemente, en el futuro.
Digo que es en absoluto necesario proceder en la forma indicada, porque la simple aprobación de los artículos que votamos acarrearía, inevitablemente, las consecuencias señaladas por el Honorable señor Teitelboim: que el pago de una patente elevada sin exigir otras condiciones que deben establecerse en un cuerpo legal, sólo protege, en definitiva, a las grandes compañías, las únicas en condiciones de realizar ese tipo de inversiones con cargo a sus fondos de reservas, como lo hacen, por lo demás, las empresas internacionales en todas partes del mundo. Esas compañías, extraordinariamente capitalizadas, dominan de esa manera ciertas áreas de la producción, como el plomo, cobre, fierro, etcétera. Es un procedimiento universalmente aplicado. Por eso, la aprobación separada de los artículos contenidos en el título III, favorecerán más, en definitiva, a las grandes compañías que a los productores carentes de recursos.
En segundo lugar, el amparo por el trabajo, también una idea perfectamente razonable, deberá ser reglamentada, como es inevitable, mediante las disposiciones del caso. En la misma ley, o en el Código respectivo, deberá establecerse qué se entiende por trabajo proporcionado, por trabajo adecuado, y lo que deberá corresponder a cada tipo de mineral, de explotación que deba realizarse. Y quiénes, en este momento están en condiciones de enfrentar disposiciones sobre esta materia, de hacer las investigaciones geológicas adecuadas, de usar los medios que para ese fin existan, de disponer de todos los fondos necesarios, para instalar las faenas; en fin, de absorber todo lo que implica, en el aspecto técnico y en materia económica, los eventuales gastos por invertir, todo lo cual envuelve el trabajo proporcionado, son las grandes empresas, como seguramente ocurre en otros países.
En consecuencia, una legislación con buenas intenciones como la que votamos, dictada en forma aislada, sólo robustecerá la posición de las grandes compañías. Aún más, no servirá para promover una modificación a fondo del Código de Minería, la que, en muchos aspectos es necesaria, ni para proteger los intereses de los medianos y pequeños mineros chilenos, quienes pierden gran parte de sus expectativas mediante el título en votación.
A mi juicio, no debemos aceptar las disposiciones contenidas en el título III. Aprobarlas, implica separarlas de un contexto, que debe ser muy complejo, y, en segundo término, proteger, como he dicho, a las grandes empresas.
El señor AMPUERO.-
Un resumen de sofismas.
El señor PALMA.-
Sólo lógica.
El señor EGAS (Prosecretario).-
Resultado de la votación: 12 votos por la afirmativa, y 12 por la negativa.
-Votaron por la afirmativa los señores Allende, Ampuero, Barros, Bulnes San fuentes, Campusano, Contreras Labarca, Curtí, Chadwick, Jaramillo Lyon, Luengo, Rodríguez y Teitelboim.
-Votaron por la negativa los señores Aguirre Doolan, Aylwín, Bossay, Castro, Fuentealba, González Madaríaga, Musa-lem, Noemi, Pablo, Palma, Prado y Reyes.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Habiéndose producido empate, es necesario repetir la votación.
El señor AMPUERO.-
¿Es absolutamente imposible aplazarla, señor Presidente?
El señor RODRIGUEZ-
En conformidad con el Reglamento, el empate debe ser dirimido en la próxima sesión ordinaria.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
De acuerdo con lo resuelto por los Comités, el proyecto debe ser despachado hoy,
El señor AMPUERO.-
Es conveniente que para los próximos acuerdos los Comités consideren los casos de empate.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ayer se planteó el mismo problema, y la Sala resolvió, en definitiva, dejar pendiente la resolución del Senado hasta la sesión ordinaria siguiente.
El señor ALLENDE.-
Es la misma situación suscitada ayer, con la diferencia de que quien estaba presidiendo, solicitó acuerdo unánime del Senado sobre el particular, porque, a su juicio, no puede prevalecer la resolución de los Comités sobre el Reglamento de la Corporación, y según éste, producido un empate en dos oportunidades, debe ser dirimido en la sesión ordinaria siguiente.
Ayer recabé el asentimiento unánime de la Sala, y ésta aceptó el criterio de la Mesa.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Si le parece a la Sala, daré por repetida la votación.
El señor CURTI.-
Pido que se repita la votación.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Acordado.
El señor CHADWICK.-
No, señor Presidente.
El señor REYES.-
Está acordado.
El señor CURTI.-
Yo había pedido que se repita la votación.
El señor JARAMILLO LYON.-
Que se repita.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Perdón. No se oye.
El señor ALLENDE.-
Se ha solicitado repetición de la votación.
El señor NOEMI.-
Ya se ha proclamado el resultado.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ya se proclamó la votación.
El señor AMPUERO.-
En el momento en que el señor Presidente la daba por repetida, se estaba pidiendo que se votara de nuevo.
El señor JARAMILLO LYON.-
Yo estaba pidiendo claramente que se repitiera la votación.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Fue un error. No se oyó bien por parte de la Mesa la petición de los señores Senadores. Tengo, entonces, que repetir necesariamente la votación.
El señor NOEMI.-
La dio por repetida el señor Presidente. Yo lo oí.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Es efectivo, señor Senador. Así lo dije. Pero tendrá que concurrir conmigo Su Señoría en que hoy han funcionado mal los micrófonos. No me he dado cuenta de que os Honorables señores Curti y Jaramillo estaban reclamando que la votación se repitiera.
El señor ALLENDE.-
Es necesario que los señores Senadores hablen en voz más alta.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Se va a repetir la votación.
El señor EGAS (Prosecretario).-
Resultado de la votación: 12 votos por la afirmativa y 11 por la negativa.
-Votaron por la afirmativa los señores Allende, Ampuero, Barros, Ruines San fuentes, Campusano, Contreras Labarca, Curti, Chadwick, Jaramillo Lyon, Luengo, Rodríguez y Teitelboim.
-Votaron por la negativa los señores Aguirre Doolan, Aylwin, Bossay, Fuente-alba, González Madariaga, Musalem, Noo-mi, Pablo, Palma, Prado y Reyes.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Aprobado el título.
A continuación, corresponde votar el titulo IV.
Respecto de este título, ha llegado a la Mesa una indicación renovada. Se le dará lectura.
El señor EGAS (Prosecretario).-
La indicación dice como sigue:
"Artículo...- Establécese un impuesto de beneficio municipal de US$ 0.50 por tonelada de mineral de hierro que se ex porte por puerto chileno, a excepción délos minerales finos de hierro cuya exportación queda gravada con un impuesto de US$ 0.25 por tonelada.
"Los recursos que se obtengan de la aplicación de estos impuestos quedarán en un 75% a exclusivo beneficio de la Municipalidad en cuyo territorio esté ubicado el yacimiento de origen del mineral exportado, y en el 25% restante, a beneficio exclusivo de la Municipalidad en cuyo territorio se embarque dicho mineral.
"Las Tesorerías Comunales de la República depositarán estos fondos en cuentas subsidiarias de la cuenta única fiscal, para poner los fondos existentes, exclusivamente, a disposición de las Municipalidades respectivas. En caso alguno estos recursos pasarán a rentas generales de la Nación al término del año presupuestario.
"Los recursos que obtenga la Municipalidad de Copiapó por la aplicación de este artículo los destinará de preferencia e íntegramente a la construcción y equipamiento de un nuevo Hospital Regional en esa ciudad. Las demás Municipalidades, y la de Copiapó, una vez cumplido el fin recién indicado, destinarán los recursos que obtengan al desarrollo de planes habitacionales, de urbanización y de saneamiento de poblaciones en sus respectivas comunas.
"Lo dispuesto en el presente artículo prevalecerá sobre las normas de leyes generales o especiales y se aplicará, también, a los productores o exportadores de minerales de hierro que gocen de franquicias tributarias especiales o estén acogidos a regímenes de excepción".
Firman los Honorables señores Castro, Chadwick, Campusano, Contreras Tapia, Luengo, Ampuero, Carrera, Teitelboim y Barros; y la suscribe también el señor Altamirano, quien reglamentariamente no tiene derecho a hacerlo.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Tiene sólo nueve firmas la indicación.
En votación el título IV.
La señora CAMPUSANO.-
¿Por qué Comisión está informado ese título? ¿Por la de Hacienda?
El señor EGAS (Prosecretario).-
En segundo informe, por la de Economía, señora Senadora.
El señor NOEMI.-
¿En qué página del informe aparece?
El señor EGAS (Prosecretario).-
En la página 38.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, entiendo que se trata de los artículos que de ese título quedan por resolver.
El señor ALLENDE.-
Así es, señor Senador.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
El señor Secretario me informa que los artículos en discusión son los que llevan los números 32, 33 y 34.
El señor CHADWICK.-
¿No es posible enterar la décima firma en la indicación?
El señor REYES.-
Fue declarado improcedente.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor MUSALEM.-
Estamos en votación.
El señor NOEMI.-
Estamos en votación.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Reglamentariamente no podría enterarse esa firma, Honorable señor Chadwick.
En votación el título IV.
El señor RODRIGUEZ.-
Son tres artículos...
El señor PABLO.-
Démoslos por aprobados.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Si le parece a la Sala, los daré por aprobados.
El señor CHADWICK.-
No, señor. Nos otros nos abstenemos.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Continúa la votación.
- (Durante la votación).
El señor RODRIGUEZ.-
La verdad es que, leído a la ligera, aparece en el título IV una idea similar a la que contiene la indicación para la cual no pudieron reunirse las diez firmas reglamentarias. En ambas disposiciones se preceptúa destinar a la construcción de hospitales en Copiapó Coquimbo -me parece- y, luego, a planes habitacionales, recursos que se obtengan de las exportaciones de hierro.
A mi juicio, y respetando la intención de los autores de estas disposiciones, en particular la de los señores Senadores de la zona norte, Sus Señorías están enfocando mal el problema del hierro, porque sacan pequeñas tajadas de la superestructura social para realizar obras.
El Partido Socialista, por medio de su Secretario General -dicho sea sin jactancia-, presentó hace cierto tiempo una iniciativa que por motivos constitucionales tuvo que enviarse a la Cámara de Diputados. Era un acabado proyecto de ley, por el cual, con los recursos del hierro y del acero, perseguíamos promover la extensión de la industria pesada en Chile, mediante la creación de grandes plantas siderúrgicas en Puerto Montt, Coquimbo y Punta Arenas.
En cambio, con esos paliativos se está evitando enfocar el problema de fondo consistente en cómo utilizar mejor tales recursos básicos para diversificar nuestra economía y crear una palanca seria en la industria pesada.
Por eso, como principio y norma de conducta, votaré negativamente. Entiendo que se está soslayando el tema e incluso, diría, copiando algunas de las ideas que dimos sobre la forma de utilizar los recursos de hierro, pero para destinarlos a cosas que, sin duda, no son de urgencia en la escala de prioridades nacionales.
Por eso, voto que no.
El señor CHADWICK.-
La indicación que no pudo renovarse por falta do una firma contiene algunas de las ideas comprendidas en el artículo 32 del proyecto, pero con diferencias substanciales en cuanto al monto del tributo.
Nosotros, después de examinar la situación real de esta industria, propusimos un impuesto de 50 centavos de dólar americano por tonelada de cobre exportada, y destinado a fines municipales, porque el problema que crea la afluencia de trabajadores a esa zona relativamente desértica es de extraordinaria gravedad y exige recursos extraordinarios.
El hospital de Copiapó, construido gracias a la filantropía de un particular en 1922, constituye una permanente amenaza a la salud de la región. Incluso ha sido necesario evacuar a los enfermos, ante e) temor de que se extendiera una epidemia de tétano. Ha carecido de servicios higiénicos elementales -no sé si ello ha sido reparado en los últimos tiempos- y también de lo necesario para realizar intervenciones quirúrgicas, en circunstancias de que debe desempeñar funciones regionales y atender a una población que alcanza a más o menos a ochenta o noventa mil habitantes. En seguida, las poblaciones carecen de luz y agua, y no se lleva a cabo política habitacional alguna que permita abordar el problema de la migración de miles de familias de trabajadores que deambulan por el territorio en busca de ocupación. Tampoco hay un sistema de abastecimiento adecuado, ni escuelas suficientes.
Todo ello constituye un conjunto de problemas locales generados en especial por una industria que produce enormes utilidades. He tenido la paciencia de consultar algunas estadísticas. Se puede decir que las exportaciones de hierro han alcanzado un volumen de 74 a 75 millones de dólares por año, lo cual significa que es la según da actividad exportadora del país. Y está tributando, en algunos casos, 0,5% sobre el monto de las ventas.
Tengo cálculos bien precisos: ciertas empresas tributan 0,5% sobre el monto de las ventas. Excúseme el Senado la repetición, pero debo agregar que empresas que están haciendo ventas por veintitrés millones de dólares no han obtenido utilidad alguna. Se eximen de pagar el impuesto a la Corporación de la Vivienda y se atienen, hasta ahora, a un tributo sustitutive del de la renta, equivalente a cien pesos chilenos por tonelada de mineral exportado, lo cual significa un pago irrisorio.
Además, hay empresas exentas de todo impuesto, mediante la aplicación maliciosa y abusiva de una franquicia otorgada para otros fines. Es el caso de la Compañía de Acero del Pacífico, que goza de dicho privilegio en todo el proceso metalúrgico. Es una empresa distinta, que extrae el mineral, lo exporta sin destinar parte alguna a sus hornos de fundición, y protegiéndose con una disposición que no es pertinente, se exime de todo pago de gravámenes: del impuesto a la CORVI, del impuesto adicional correspondiente a sus tenedores extranjeros de acciones, de todo.
Yo había pedido al Servicio Nacional de Salud que me proporcionara los resultados de la investigación que se acaba de hacer en la zona de Vallenar.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Ha terminado el tiempo de Su Señoría.
El señor CHADWICK.-
Necesito un minuto para terminar mis observaciones.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento de la Sala para prorrogar el tiempo del Honorable señor Chadwick.
El señor NOEMI.-
No hay acuerdo.
El señor RODRIGUEZ.-
No sea rencoroso, señor Senador.
El señor CHADWICK.-
Agradezco la "deferencia" del Honorable señor Noemi, y lo invito a escucharme en una próxima oportunidad.
Por lo expuesto, me abstengo de votar.
El señor CASTRO.-
Deseo dar una explicación, señor Presidente.
Estoy completamente de acuerdo con las ideas contenidas en los títulos incluidos en el proyecto.
Hace un rato voté negativamente un artículo, no por estar en contra de él, sino porque deseo mantener una línea que siempre he tenido en el Senado: respetar el procedimiento que la Corporación aplica en estos casos.
Siempre escucho a los señores Senadores oponerse al criterio tendiente a incorporar en ciertos proyectos ideas ajenas a él. Por eso, más que nada, quise mantener esa línea, pues he tenido buen cuidado de hacer algunas observaciones a los señores Senadores que están defendiendo rigurosamente el Reglamento y, sin embargo, por quítame allá estas pajas, ellos mismos lo transgreden. Ese es el motivo de mi votación de hace un momento. Pero -ya digo- estoy completamente de acuerdo con las ideas de estos títulos, y por ello voto que sí.
-Se aprueba el titulo IV (15 votos por la afirmativa, 3 por la negativa y 5 abstenciones).
El señor EGAS (Prosecretario).-
Corresponde votar el artículo transitorio.
El señor PABLO.-
¿No está ya votado?
La señora CAMPUSANO.-
No, señor Senador.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Este artículo no está votado.
Dice relación, sí, a. lo acordado respecto del título III.
Si le parece a la Sala, se dará por aprobado el artículo transitorio, con la misma votación con que se aprobó el título III.
Aprobado.
El señor EGAS (Prosecretario).-
Los Honorables señores Gómez, Jaramillo Lyon, Barros, Contreras Tapia, Miranda, Ahumada, González Malariaga, Von Mühlenbrock y Campusano, y Sepulveda y Allende para los efectos reglamentarios, han renovado la indicación número 50, que agrega un grupo de artículos relativos al estanco del "whisky" en Iquique.
El señor PABLO.-
¿Es procedente esa indicación, señor Presidente?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Es una indicación renovada, lo cual indica que fue rechazada en la Comisión.
Si le parece a la Sala, omitiremos su lectura.
Acordado.
En votación.
- (Durante la votación).
El señor RODRIGUEZ.-
Me habría gustado que algún señor Senador hubiera explicado el alcance de esta indicación, porque lo ignoro.
Me parece atractiva la idea del estanco desde el punto de vista estatal, pero desconozco la finalidad perseguida.
Por lo expuesto, me abstengo.
-Se rechaza la indicación (11 votos por la negativa, 2 por la afirmativa y 5 abstenciones), y queda despachado el proyecto.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595426/seccion/akn595426-po1
- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/ley-16894