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- rdf:value = " El señor IBAÑEZ.-
Lamento desengañar a nuestro Honorable colega diciéndole que pudo entrar a "Santa Marta" porque su colega Ibáñez estaba allí. Esta es la causa de que hubiera franquicias, pero éstas desaparecen tan pronto los parlamentarios del Partido Nacional se retiran del predio. Prueba de ello son las denuncias que presenció Su Señoría en el propio retén. Según ellas, en la mañana, antes de haber llegado yo, un grupo de más de veinte campesinos que transitaban en su propio camión por dentro del predio fueron obligados a descender del vehículo y se los puso bajo vigilancia de dos carabineros para impedir que volvieran a subir al camión. En esa forma, los obligaron a recorrer ocho kilómetros a pie, hasta llegar al campamento donde están los trabajadores de la hacienda.
El señor Senador Prado también escuchó a tres campesinos de "Santa. Marta" que iban en bicicleta y que cuando llegaron al punto donde estaban los carabineros, éstos les dijeron: "¡Media vuelta, mar... !" El día anterior el Diputado señor Lorca, se había preocupado de abrir ese camino, que con tanta insistencia el Gobierno cierra. En esta oportunidad los carabineros advirtieron a dichos campesinos que ellos mandaban más que el señor Lorca y les cerraron el paso de modo que no les quedó otro camino que echarse la bicicleta al hombro y recorrer ocho kilómetros por el cauce del río para poder juntarse con sus compañeros.
Las adhesiones a que me referí hace un momento son la causa de que llegue tanta gente de afuera. Han ido a expresar su adhesión a los campesinos de "Santa Marta", y juntos, todos ellos, han establecido un frente de liberación campesina, para luchar por la libertad de los hombres de trabajo de los campos de nuestra patria. En otra oportunidad me referiré con mayor detenimiento a esa iniciativa, que tiene la mayor trascendencia no sólo para que sobrevivan esos hombres modestos, sino para que sobrevivan también las libertades políticas en Chile.
Con todos estos antecedentes, deseo señalar la absoluta falta de veracidad de informaciones tales como las de "El Siglo", que habla de "un plan tenebroso" -hoy día-, de "la prepotencia latifundista".
La señora CAMPUSANO.-
¡Y no deja de tener razón!
El señor IBAÑEZ.-
Yo diría a "El Siglo" que llame a las cosas por su nombre, y se refiere a la defensa que hace el hombre modesto de su libertad de trabajo y de su dignidad de trabajador.
No me referiré a las groserías que "La Nación" publica en contra del Senador que habla, ni a las ridiculeces que demuestran la absoluta incapacidad periodística de quienes escriben en ese diario. De todos modos, debo adelantar que tengo en estudio los artículos relativos a mí persona porque pretendo pedir para "La Nación" las sanciones legales que establecen las leyes cuando se calumnia e injuria en la forma como ella lo hace.
En todo caso, "La Nación" parece creer que puede seguir empleando el dinero de los contribuyentes y de los avisos fiscales en mantener engañada a la opinión pública.
Sin embargo, el diario "La Nación" expresa algo muy sugestivo en su crónica de hoy sobre los sucesos acaecidos en "Santa Marta". Dice un titular: "La CORA ha terminado con los atropellos y abusos en Longotoma."
Debo rectificar al diario "La Nación". Los abusos de la CORA, tanto en la hacienda "Santa Marta", como los que comete en todo el país, no han terminado, sino que están en su apogeo, y a ello se debe la violenta repulsa que recibe de parte de los campesinos.
El diario "La Unión", de Valparaíso, en sus ediciones correspondientes a estos últimos días, se ha quejado amargamente de los sucesos de Longotoma, si bien ha procurado informar con alguna imparcialidad. Sostiene ese diario que la situación de Longotoma es una medalla de dos caras, pero yo pienso que tiene solamente una cara porque la otra es invención del Gobierno. En su editorial de hoy, "La Unión" termina diciendo: "Duele hacer una reforma en los campos, duele privarse de un privilegio, duele participar la propiedad, duele sacrificar lo propio en bien de los demás. Pero, para que una reforma agraria camine, ese dolor es inevitable". Y agrega: "También los campesinos deben saberlo y entregar su cuota de sacrificios para que sus compañeros de clase reciban la justicia que durante generaciones esperaron".
Doy respuesta desde la tribuna parlamentaria al referido editorial del diario "La Unión", diciendo que los campesinos no aceptan seguir haciendo sacrificios ni que se les continúe usando para servir de peldaño a las ambiciones políticas del partido que está en el poder.
Las afirmaciones que yo he hecho están corroboradas y pueden ser fácilmente comprobadas. Si no fuera efectivo todo cuanto digo ¿cómo se podría uno explicar que la hacienda "Santa Marta" -tal como acaba de expresarlo el Honorable señor Bulnes Sanfuentes- se haya convertido en una especie de país en guerra? ¿Cómo se justifica, la presencia en dicho predio de ochenta Carabineros, armados con ametralladoras? ¿Por qué el señor Puga no se atreva a salir al camino, a menos que le acompañe una verdadera guardia pretoriana, integrada por cuatro Carabineros armados de ametralladoras?
Una persona, respetable, por muy distante que estemos ideológicamente, como es el caso del señor Jaime Cerda, abogado jefe de la CORA, hermano del señor Diputado del mismo apellido, fue recibido con todo respeto por los campesinos atrincherados. Tuvo ocasión de hablar con ellos y le fue entregada una nómina de los obreros, a fin de que, si dudaba acerca de la veracidad de dicha nómina, llamara a cualquiera de las personas cuyos nombres se consignaban en la referida lista, para comprobar si estaba presente.
Estoy cierto de que habría tenido la misma acogida el Honorable señor Prado, a menos de que -no lo sé- tuviera alguna cuenta pendiente con los campesinos. Nada les oí decir contra, el señor Senador; pero, en cambio, mucho dijeron contra el Diputado señor Cerda.
Señor Presidente, los hombres del campo son hombres rectos y de buena fe. Para ellos, la palabra empeñada tiene mucho más valor que una escritura, pública. Y, por lo mismo, a los campesinos sólo se les engaña una vez. Los campesinos de "Santa Marta" han sido amenazados y vejados, pero, además, se sienten engañados. Eso es lo que no perdonan al Gobierno y, por tal motivo, ya nunca más creerán al régimen de la Democracia Cristiana.
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