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- rdf:value = " APROBACION DEL NUEVO CAPITULO IV, SOBRE COMERCIO Y DESARROLLO, DEL ACUERDO GENERAL SOBRE ARANCELES ADUANEROS Y COMERCIO.El señor FIGUEROA (Secretario).-
Corresponde tratar el proyecto de acuerdo, remitido por la Cámara de Diputados, que aprueba el nuevo capítulo IV del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio.
-Los antecedentes sobre este proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
En segundo trámite, sesión 27ª, en 1ª de agosto de 1967.
Informes Comisiones de:
Relaciones Exteriores, sesión 51ª, en 14 de septiembre de 1967. Hacienda, sesión 51ª, en 14 de septiembre de 1967.
Discusiones:
Sesión 58ª, en 2 de febrero de 1968.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
La Comisión de Relaciones Exteriores, en informe suscrito por los Honorables señores Sepúlveda (presidente), Fuentealba y Juliet; y la de Hacienda, en informe que suscriben los Honorables señores Rodríguez (presidente), Víctor Contreras, Bossay, Pablo y Von Mühlenbrock, recomiendan aprobar el proyecto de acuerdo.
La segunda discusión de la iniciativa legal referida, que consta de un artículo único, estaba aplazada hasta el día de hoy.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En discusión general y particular el proyecto de acuerdo.
Ofrezco la palabra.
El señor BARROS.-
Señor Presidente, mantendré la opinión expresada en la primera discusión de esta iniciativa de ley, en cuanto a rechazar el nuevo capítulo IV del acuerdo del GATT, por estimar, como señalé en ese entonces, que éste es sólo un organismo más de una em-tidad inoperante: las Naciones Unidas.
Aduje en esa ocasión que las Naciones Unidas no son una organización universal ; que no respetan, siquiera, las doscientas millas marítimas de soberanía de nuestros países; que se ha bloqueado a Cuba a tal extremo de que cinco guerrilleros debieron dar la vuelta al mundo para poder llegar a ese país, que era su patria. Este hecho, a mi manera de entender, es infamante. También señalé que países tan densamente poblados como China, que posee una cuarta parte de la población mundial, y otros, como Corea y Vietnam, no poseen representación ante el organismo en referencia.
También protesté por la presencia de una burocracia tan amplia por parte de Chile en la Conferencia de Comercio y Desarrollo del llamado "Tercer Mundo", celebrada en Nueva Dehli, la que, a mi juicio, a nada conducirá.
El convenio sobre comercio y tarifas aduaneras fue suscrito en La Habana en 1947, hace ya más de veinte años, por resolución del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
El GATT, llamado también "General Agreement on Tariffs and Trade", fue ratificado entonces sólo por veinticuatro países, principalmente naciones subdesarrolladas.
En los informes que tenemos a la vista, emitidos por las Comisiones de Hacienda y de Relaciones Exteriores, nada se dice que el Senado de los Estados Unidos desaprobó el acuerdo, pues en aquella época esa nación dominaba el comercio mundial y regulaba a su regalado gusto las tarifas aduaneras. Los yanquis aceptaban controles comerciales y de aduana para el exterior, para otros; no para ellos. Tenían el dominio de tierras, mares y aire. No soñaban todavía con el poder recuperador de Europa, ni menos con el fabuloso poder comercial de Asia, que vendrían a hacerle competencia. Así fue como idearon todo un sistema proteccionista para ellos mismos. Tal fue el caso del cobre, que compraban a nuestro país a precio de chatarra; el de los fuertes impuestos a los relojes suizos, aplicado por el hecho de que los norteamericanos no eran capaces de producir maquinarias de tal precisión y calidad como aquéllas.
Pero cuando se suman al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio más y más países, inclusive Estados Unidos, hasta contar con setenta miembros, el imperialismo, hipócritamente, propone mayores facilidades que irían en su propia conveniencia con relación al mundo subdesarrollado que ha suscrito el convenio. En esta forma, se mantiene un proteccionismo cerrado para ellos.
Por tales consideraciones, estimamos que este capítulo IV es inocuo, pues pretende dar concesiones y garantías y hasta ayudar económicamente a áreas de países subdesarroillados mediante concesiones y desarrollo básico.
Los veinte años de existencia del GATT y de las Conferencias de Comercio y Desarrollo, como la que ahora reúne a una gavilla de burócratas en Nueva Dehli, han sido un fracaso, han resultado sólo declaraciones de buena voluntad.
Ayer, no más, un delegado peruano se quejaba de la ninguna reciprocidad aduanera y comercial entre los países subdesarrollados y el Tercer Mundo.
¿Qué gana Latinoamérica con obtener preferencia para productos potenciales, finales, que requieren gran inversión de capital -máquinas, productos del acero, industria pesada en general- si nunca se le concederán créditos para que sus países, por sí solos, lleguen a desarrollarse?
En Latinoamerérica impera el espíritu de la Alianza para el Progreso, el espíritu de Kennedy: ¡sólo caminitos, escuelitas, agüita potable! ¡Nada más!
En el sistema de sociedades mineras mixtas, como los lesivos convenios del cobre, los beneficios se fugan hacia los países desarrollados en forma de intereses, amortizaciones y utilidades, con lo cual se ocupan divisas que permitirían capitalizar al país.
Por estas razones, pienso que todo esto no pasa de ser una declaración de buena voluntad que no tendrá efectos positivos.
No es gracia, por otra parte, que Estados Unidos conceda preferencia para aquellos productos que ellos no elaboran, como por ejemplo, el café. Por otro lado, no es concesión alguna el hecho de que se dé prioridad a esa nación para aquellos productos que no elabora, pero con los cuales atiborra al resto de los países mediante convenios agropecuarios o comerciales de diversa índole.
No hay, por lo tanto, concesiones comerciales ni arancelarias recíprocas.
He conversado con varios empleados aduaneros en Valparaíso, quienes me han manifestado iguales reservas. Para ellos sólo rige la "Nomenclatura Arancelaria de Bruselas", adoptada como base de arancel desde 1966, en virtud de la ley 16.464. Es científica, útil y de fácil manejo para los desgloses. Es específica en lo que significa calcular derechos por unidades físicas, cuantitativas, con relación al valor en pesos oro por kilogramo, etcétera. Además, es ad valórem, lo que representa los derechos que corresponden al porcentaje del valor aduanero, vale decir el costo CIF (costo, seguro y fletes).
Veintiún años lleva vigente el GATT, y la enmienda al capítulo IV, que se desea aprobar, tiene pleno valor en su aspecto negativo señalado en la letra c). Allí se lee:
"c) Comprobando que existe una gran diferencia entre los niveles de vida de los países desarrollados y los demás países..."
¡De acuerdo! Mientras sigan actuando las Naciones Unidas como potencia opresora y el imperialismo nortamericano como succionador de las riquezas del Tercer Mundo, ni el GATT ni su progenitura -las Naciones Unidas- podrán sacar al mundo oprimido del marasmo en el que se encuentra actualmente.
No obstante, los informes de las Comisiones de Hacienda y de Relaciones Exteriores recomiendan, por unanimidad, acoger la modificación al capítulo IV del Acuerdo General, pero yo votaré negativamente.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Podría algún miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores -el Honorable señor Fuentealba, por ejemplo, que participó en ella- darnos algunos antecedentes sobre la materia? Por desgracia, no pertenezco a esa Comisión y, por eso, no alcancé a percatarme del objeto del proyecto en estudio.
El señor PABLO.-
En la página 13 del informe de la Comisión de Hacienda aparece la aceptación de Su Señoría al convenio en debate.
El señor FUENTEALBA.-
Pido la palabra.
El señor JULIET.-
¿Me permite, Honorable señor Rodríguez?
La Comisión de Relaciones Exteriores, con motivo de este proyecto de acuerdo relativo a convenios con el GATT, adoptó resoluciones similares a la de Hacienda. Su labor en materias de esta índole ha sido siempre más bien de carácter reglamentario, de mero trámite: ratificar un acuerdo de manera que no vulnere otros convenios suscritos por Chile. Para ello se basó en el informe de la Comisión de Hacienda. En el caso que consideramos, se trata de un convenio relacionado con aranceles y tráfico comercial, es decir, con materias de tipo económico. Debo decir que las Comisiones de Relaciones Exteriores del Senado y de la Cámara han aprobado siempre estos acuerdos multilaterales, ya que al GATT han adherido 115 países. Las naciones que primero reconocieron el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio sumaban 24.
El señor BARROS.-
Setenta países han ratificado el convenio.
El señor JULIET.-
115, según mis informaciones.
El señor CHADWICK.-
¿ Cuántos países lo han ratificado?
El señor JULIET.-
115 naciones han adherido al convenio y, por lo tanto, lo han ratificado.
El señor CHADWICK.-
¡ Quizá!
El señor JULIET.-
Repito: la Comisión de Relaciones ha reiterado acuerdos anteriores de este Congreso en el mismo sentido. Si Chile no aprueba el convenio, no gozará de todas las franquicias y beneficios que, en cierto modo, regulan el comercio exterior y el sistema arancelario de los diferentes países.
Ruego a algún miembro de la Comisión de Hacienda absolver la consulta formulada por el Honorable señor Rodríguez, pues la estimo justa. Más compenetrado de las disposiciones del proyecto que los integrantes de la de Relaciones, cuyo papel, en este caso, consiste en confrontar el convenio en referencia con los anteriores, uno de los firmantes del informe de la Comisión de Hacienda puede ilustrarnos en mejor forma.
El señor RODRIGUEZ.-
Quiero aclarar mi proceder.
Revisando los antecedentes, puedo decir que efectivamente interviene en forma muy breve sobre este problema cuando el señor Illanes planteaba su punto de vista en nombre del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, reitero que en esa oportunidad, cuando se debatía aquella parte del convenio que establecía ideas satisfactorias en cuanto a declaración de principios para países de escaso desarrollo, mantuve reservas en la Comisión de Hacienda. Temía que el convenio no incluyera normas obligatorias -no sólo declaraciones de principios-, pues de ese modo ratificaríamos, como siempre ha ocurrido, un acuerdo internacional eminentemente declarativo.
Me llama la atención el problema, Honorables colegas de la Comisión de Relaciones, porque el Capítulo IV empieza por reconocer -como apuntaba un colega- la diferencia entre países desarrollados y en vías de desarrollo y está en última relación con problemas concernientes a comercio internacional, donde existe una situación injusta que afecta a los países subdesarrollados en beneficio de las grandes potencias. Yo preguntaría a los miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores si no sería preferible conocer en detalle las conclusiones de la conferencia que se desarrolla en Nueva Delhi sobre comercio y desarrollo mundial, pues en ella, al parecer, han aflorado pugnas entre países de escaso desarrollo y las altas potencias industrializadas.
Por eso, no sé si el Honorable señor Juliet o el Honorable señor Fuentealba también estimarán útil diferir este asunto hasta contar con las informaciones que el Ministerio de Relaciones tuviera a bien proporcionarnos sobre el particular.
El señor JULIET.-
Tal vez sería más conveniente.
El señor RODRIGUEZ.-
El mundo sub-desarrollado abriga grandes esperanzas y perspectivas en los resultados de este tipo de acuerdos, pero sin gran provecho, como ocurrió con las resoluciones de la Conferencia de Ginebra. En todo caso, me abstendré de pronunciarme sobre el proyecto.
El señor FUENTEALBA.-
Yo había solicitado para expresar más o menos lo mismo que manifestó el Honorable señor Juliet. Para aprobar el proyecto, los miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores nos atuvimos, en gran parte, al hecho de que la de Hacienda lo aceptó por unanimidad y a que las cláusulas contenidas en el convenio se refieren, precisamente, a materias propias de esa Comisión.
Por otra parte, como consigna el Honorable señor Rodríguez, los miembros de la Comisión de Hacienda y el propio Director General Adjunto para Asuntos Económicos de la Cancillería, señor Illanes...
El señor RODRIGUEZ.-
Tiene razón, Su Señoría.
El señor FUENTEALBA.-
..., informó, tanto en la Comisión de Hacienda como en la de Relaciones -en ello coincidió con la opinión del Honorable señor Rodríguez, presidente de la Comisión de Hacienda- que el conjunto de disposiciones a que se refieren estas enmiendas, es satisfactoria desde todo punto de vista.
Es posible, como sostuvo el Honorable señor Barros, que estas disposiciones, que a primera vista no pueden merecer objeción alguna, no se apliquen en la práctica por algunas de las circunstancias anotadas y por otras más que Su Señoría no dio a conocer...
El señor BARROS.-
Así lo reconoce también el propio señor Illanes.
El señor FUENTEALBA.-
..., y que también el señor Illanes expresamente reconoce cuando expresa que estos preceptos suelen quedar en el terreno de las declaraciones.
Repito: de la simple lectura de estas disposiciones, los señores Senadores podrán apreciar que no merecen objeción alguna y que son satisfactorias. Cuando se ha tratado de modificar un acuerdo suscrito por Chile, como en este caso, no hemos tenido inconveniente alguno para aprobar las enmiendas respectivas. Para ello tuvimos en cuenta, además, la unanimidad con que la Comisión de Hacienda aceptó el proyecto.
El señor PABLO.-
En verdad, muchas de las observaciones del Honorable señor Barros se refieren a su posición personal frente a las Naciones Unidas. Aun cuando reconozco que muchos de los acuerdos aquí ratificados no han tenido expresión práctica posterior, no es menos cierto que este convenio interesa al país.
Con motivo de los esfuerzos tendientes a realizar la integración de los países latinoamericanos, éstos están otorgando concesiones especiales de tipo comercial a otras naciones de la misma área. De acuerdo con tratados permanentes ya suscritos, en problemas de esta índole rige la cláusula de la nación más favorecida, la cual también tiene validez para los países integrantes de la Corporación Andina. El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio permite a los países en desarrollo dejar sin efecto esa cláusula sin necesidad de recurrir a acuerdos bilaterales. Por eso es importante la aprobación unánime de la Comisión de Hacienda.
Esta es una razón práctica inmediata que apoya el rápido despacho del proyecto.
El señor TEITELBOIM.-
Este proyecto de acuerdo, que solicita la aprobación del nuevo Capítulo IV del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, relativo al Comercio y al Desarrollo, constituye, sin duda, uno de los problemas esenciales del mundo contemporáneo, particularmente de los países llamados ahora "en vías de desarrollo".
Interesa, pues, fundamentalmente a Chile, país productor de materias primas vendidas -salvo el cobre, por razones de tipo transitorio- a un precio que no se compadece con la importancia de esas mercancías.
Creado por las Naciones Unidas, el
GATT tenía por objeto normar las relaciones internacionales sobre comercio. Con tal objeto realizó diversas reuniones, como la de Nueva York y la de Ginebra en el año 1947, y luego la Conferencia de La Habana.
En verdad, el convenio propuesto a la consideración del Senado es antiguo.
Adhiero a la idea del Honorable señor Rodríguez en el sentido de postergar un pronunciamiento sobre la materia, puesto que todavía no conocemos los resultados de la Conferencia de Nueva Delhi, donde se han planteado diversos problemas que dicen relación a esta iniciativa. Una vez que ella concluya, tendremos a nuestra disposición nuevos antecedentes.
A juzgar por las informaciones de prensa, en esa reunión las naciones subdes-arrolladas han planteado sus reclamaciones en una forma enérgica. La propia Primer Ministro de la India, Indira Gandhi, ha manifestado, de acuerdo con esos cables, la necesidad de proceder a un cambio definitivo de relaciones en el orden comercial entre las llamadas naciones desarrolladas y subdesarrolladas.
El convenio del GATT no es reciente. Su creación data de bastantes años. No es mi ánimo retardar su ratificación innecesariamente. Mi proceder se funda en el hecho de estar celebrándose una reunión sobre comercio y desarrollo mundial en Nueva Delhi. Por eso, adhiero a la proposición del Honorable señor Rodríguez en orden a solicitar del Senado la postergación de un acuerdo sobre esta materia, a fin de contar con nuevos antecedentes. De esa manera procederíamos con criterio justificado y no en forma ligera sobre un problema muy trascendente para los intereses nacionales, como es el de las relaciones de comercio exterior, de los términos de intercambio y de la venta de nuestros productos básicos.
Repito: hago mía la petición formulada en esta Sala en el sentido de postergar la discusión con el propósito de poder obtener nuevos datos acerca de los acuerdos de Nueva Delhi, para así poder pronunciarnos con mayor fundamento.
El señor PABLO.-
Por desgracia, no puedo acompañar a mi Honorable colega en su petición.
Lo que está en discusión es un proyecto muy preciso. Si posteriormente contáramos con informaciones suficientes para modificar nuestra resolución, en esa oportunidad adoptaríamos el acuerdo correspondiente.
Como dije, se trata de resolver un problema urgente. Nuestro país está concediendo a los países latinoamericanos con los cuales ha llegado a convenios especiales, algunas ventajas basadas en la cláusula de nación más favorecida.
A mi juicio, nada empecé que aprobemos ahora el convenio. Lo que aquí estamos debatiendo es una iniciativa en la cual todos los Senadores están de acuerdo. ¿Qué inconveniente existe para aprobar este proyecto de acuerdo cuando existe un asunto urgente que resolver? Este asunto ha estado mucho tiempo pendiente de la consideración del Senado. Primero se pidió aplazamiento de la discusión; después, segunda discusión, y, finalmente, aplazamiento de la segunda discusión. Por eso, nos oponemos a dejarlo de nuevo en suspenso. Es indudable que si algún señor Senador quiere usar de su derecho reglamentario, puede hacerlo y exponer sus puntos de vista al respecto.
El señor CHADWICK.-
El debate parece demostrar que es absolutamente indispensable un nuevo informe de Comisión sobre la materia, porque, después de oídos varios miembros de la Comisión de Hacienda y de la de Relaciones Exteriores, resulta claro que la primera de ellas opinó que el estudio a fondo del proyecto de acuerdo correspondía a la segunda, y viceversa.
El señor JULIET.-
¡Hacienda no puede opinar eso!
El señor CHADWICK. -
La verdad de las cosas es que hemos oído en la Sala expresiones de la Comisión de Hacienda que confirman este juicio.
Es absolutamente necesario que una Comisión agote el estudio y tome en cuenta todos los antecedentes enunciados en la Sala y que hasta ahora no han sido objeto de análisis, los cuales me permiten concurrir con las ideas expresadas por el Honorable señor Teitelboim, en el sentido de que el Senado no está en condiciones de dar un pronunciamiento de inmediato sobre este asunto.
Por lo tanto, propongo formalmente que se consulte a la Sala acerca de si este proyecto se manda o no se manda de nuevo a Comisión, y que se centralice su análisis en la de Relaciones Exteriores.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
¿Su Señoría formula indicación para enviarlo de nuevo a Comisión?
El señor CHADWICK.-
Sí, señor Presidente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Honorable Senado, quiero hacer presente que el aplazamiento de la discusión, que ha sido sugerido, no procede en este caso, por haberse ya hecho uso del recurso. De manera que esa proposición no puede ser considerada.
El Honorable señor Chadwick ha propuesto que el asunto vuelva a Comisión. De acuerdo con lo dispuesto en el número 79 del artículo 112 del Reglamento, esa indicación debe votarse.
En votación si se envía de nuevo el proyecto a Comisión.
-(Durante la votación).
El señor NOEMI. -
Me parece sumamente extraño que una proposición acordada por la unanimidad de dos Comisiones deba volver de nuevo a estudio de Comisión. No me explico en qué situación quedan, entonces, los miembros de aquéllas, que por unanimidad -repito- concuerdan en lo actuado.
Por eso, voto que no.
El señor FUENTEALBA.-
Participo de la opinión de devolver el asunto a la Comisión de Relaciones Exteriores o a la de Hacienda. Creo que esta última es la indicada, porque las disposiciones de que se trata tienen que ver con aranceles aduaneros, comercio y desarrollo, todo lo cual corresponde más específicamente a la de Hacienda.
Sin embargo, aun cuando es posible que el nuevo informe contenga mayores detalles, no creo que vaya a dar nuevas luces sobre el particular. Estoy cierto de que ninguna de las modificaciones de que trata el proyecto de acuerdo merece objeción a ningún señor Senador, porque son beneficiosas para los países subdesarrollados, como lo hizo constar en la Comisión de Hacienda el Director General Adjunto de Asuntos Económicos de la Cancillería cuando expresó que "la lucha que los países subdesarrollados daban en lo que respecta al comercio mundial a través del GATT y de la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la NU se fortalecía con el Protocolo cuya ratificación se pide".
Se trata, pues, de un conjunto de disposiciones que sólo podremos conocer en más detalle en virtud de un nuevo informe, pero éste no nos habrá de dar mayores luces sobre el particular.
Voto que sí.
El señor JULIET.-
Quiero hacer una breve pregunta, señor Presidente. ¿Se vota que el asunto vuelva a las dos Comisiones o sólo a la de Hacienda?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
El Honorable señor Chadwick ha propuesto enviarlo a la de Relaciones Exteriores. El Honorable señor Fuentealba estima que corresponde a la de Hacienda. Ello deberá ser resuelto después por la Sala.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Propongo que se envíe a las dos, unidas.
-Se acuerda enviar de nuevo el proyecto a Comisión (15 votos contra 6 y 3 pareos).
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
El Senado debe resolver si debe enviarse
a la Comisión de Hacienda o a la de Relaciones Exteriores...
El señor JULIET.-
A Hacienda, solamente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
...o a ambas Comisiones.
El señor CURTI.-
¿Qué dice el promotor de la idea?
El señor CHADWICK.-
A Relaciones Exteriores. . .
El señor FUENTEALBA.-
A la Comisión de Hacienda.
El señor CHADWICK.-
...porque es un tratado.
El señor JULIET.-
Que se envíe a la Comisión de Hacienda.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
No hay acuerdo.
En votación.
El señor RODRIGUEZ.-
Señor Presidente, no hay inconveniente de nuestra parte en que el nuevo estudio se encomiende a la Comisión de Hacienda, pero oportunamente propondremos en ella que se celebre una reunión conjunta de ambas Comisiones.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
¿Habría acuerdo para que este asunto volviera a la Comisión de Hacienda?
Acordado.
"
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