-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1-ds3
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1-ds3-ds6
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1-ds3-ds4
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1-ds3-ds7
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1-ds3-ds5
- bcnres:tieneTramiteConstitucional = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
- dc:title = "VIAJE A PASCUA Y TAHITI DEL PRESIDENTE DEL SENADO."^^xsd:string
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
- bcnres:tieneTramiteReglamentario = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
- bcnres:tieneResultadoDebate = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
- rdfs:label = http://datos.bcn.cl/recurso/nulo
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436/seccion/akn595436-ds1
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595436
- rdf:value = " VIAJE A PASCUA Y TAHITI DEL PRESIDENTE DEL SENADO.
El señor PABLO.-
Pido la palabra.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pablo.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, seré muy breve.
En ausencia de Su Señoría, interrogado por periodistas ¡me permití calificar el viaje de Su Señoría a la Isla de Pascua y a Tahiti. No quisiera que mis palabras quedaran como dichas a espaldas del Honorable señor Allende, y por lo tanto, esta tarde reitero mis puntos de vista sobre el particular.
Señor Presidente, su partida a la Isla de Pascua y a Tahiti, para prestar protección a los guerrilleros que estaban bajo la custodia del Gobierno de Chile me mereció, personalmente, el calificativo de un tropicalismo al que no estamos acostumbrados. He oído decir que Su Señoría ha ido en representación del Partido Socialista; sin embargo, a mi juicio, su personalidad, como Presidente del Senado, no puede desdoblarse. Me parece evidente que el Partido Socialista tiene hombres de más representación política, tales como el Secretario General de ese partido, para desempeñar esa misión.
Por otra parte, oí decir ayer, por radio y televisión, que Su Señoría habría manifestado que tuvo que presionar, en su calidad de Presidente del Senado, al señor Ministro del Interior, para que le diera pasaje, postergando a otras personas que habían pagado el suyo o estaban en la lista de espera, con el propósito de viajar a Tahiti.
Reitero nuevamente ante Su Señoría esos conceptos. Sé que no es éste el momento de discutirlos; pero si el señor Presidente desea hacerlo en una sesión especial o en otra oportunidad, no tengo inconveniente. He querido expresarle, nuevamente, lo que dije en su ausencia, porque creo mejor decir de frente lo que se piensa.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Oportunamente me haré cargo de las expresiones del Honorable señor Pablo.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Pido la palabra.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Deseo manifestar, en nombre de los Senadores del Partido Nacional, que concordamos con los conceptos que acabamos de escuchar al Honorable señor Pablo.
Consideramos que las funciones de Presidente del Senado son incompatibles con la actitud que el Honorable señor Allende acaba de tener, y esperamos que, en otra oportunidad, se debata el tema con amplitud.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Si le parece a la Sala, ya que los señores Senadores han manifestado el deseo de que se debata el tema, citaré a una sesión especial con ese objeto.
El señor PABLO.-
Con mucho gusto.
El señor ALLENDE (Presidente).-
Por mi parte, no creía que fuera mi obligación dar explicaciones al Senado sobre el particular. Eso sí, pensaba informar a esta Corporación de algunas cosas que vi y aprendí en mi viaje, y que creo de interés nacional.
Por de pronto, reitero lo que he expresado siempre; la condición del Presidente del Senado no me hará jamás olvidar mis principios como socialista. Si los señores Senadores estiman que he procedido mal, tienen en sus manos el recurso reglamentario pertinente.
El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, para nosotros era previsible lo que acaba de decir el Honorable señor Tomás Pablo, y también lo era el concierto que con esa opinión ha manifestado el Honorable señor Bulnes.
Pocas veces en la historia de nuestro país se orquestó una campaña publicita-ría, de prensa y radio, tan implacable, entre siniestra, tremebunda, malévola y caricaturesca, como la que hemos presenciado en estos días, destinada a atacar a un Senador de la República, a Salvador Allende, por la asistencia que creyó necesario prestar a cinco guerrilleros que, escapando de la persecución boliviana, penetraron en nuestro territorio. Fueron expulsados de éste por decreto del Gobierno, y el Presidente del Senado, Senador señor Allende, hombre de conocidas convicciones populares, militante del Partido Socialista, por encargo de esta colectividad, acompañó a los guerrilleros en su viaje hasta que tomaran, en Tahiti, el avión que debía conducirlos a Europa.
Quiero decir que el Partido Comunista también deseó que uno de sus parlamentarios -concretamente, el Diputado señor José Cademártori- hubiera acompañado a esos luchadores por la emancipación de América Latina del yugo norteamericano, hasta un punto del territorio del Pacífico que garantizara su arribo seguro al destino que anhelaban. No pudimos hacerlo; pero queremos decir que el Partido Comunista tuvo el mismo empeño y hubiera dado, de serle posible, el mismo paso que dio el Honorable señor Allende. Es para nosotros una obligación que deriva de nuestro espíritu solidario respecto de gente que no está conforme con las coyundas de nuestro continente y es fiel a su conciencia.
Pretender que el cargo de Presidente del Senado significa necesariamente maniatar a la persona que lo ejerce, a fin de dejar en suspenso, congelada, en el frigorífico, su ideología, su convicción, por el período en que desempeñe tales funciones, no es, en mi concepto, constitucional, y además resulta ofensivo para la conciencia y el honor personal de cualquiera que ejerza una dignidad en nuestra patria.
El Senador señor Allende no fue a acompañar a los guerrilleros en su viaje a Pascua y a Tahiti en su calidad de Presidente del Senado. Lo hizo como socialista, como Senador de un partido. Nunca. -en ningún momento- enarbóló su con dición de Presidente del Senado para ellos. Por esta razónalos comunistas estimamos que las apreciaciones aquí vertidas respecto de este viaje envuelven una motivación política, forman parte de nuestra propia "guerrilla" parlamentaria, y están inspiradas en un criterio que no podemos aceptar y que estimamos profundamente reaccionario.
Estamos deseosos de que haya un deba te amplié sobre esta materia. Por lo tanto, adherimos a la idea de celebrar una sesión, que ojalá sea especial, en que se discutan a fondo todos los aspectos del problema.
Por el momento, queremos manifestar nuestra solidaridad a la actitud del militante socialista, del Senador Salvador Allende, quien, al acompañar á los guerrilleros hasta Tahiti, cumplió un anhelo, no sólo del Partido Socialista, sino también del Partido Comunista y, creo, dé todos los elementos, hombres y mujeres, antimperialistas de Chile.
El señor RODRIGUEZ.-
Señor Presidente, a mí tampoco me extraña la intervención del Honorable señor Pablo sobre el viaje del Presidente del Senado y camarada de partido, el Senador Allende. El colega demócrata cristiano pertenece al sector más conservador de su colectividad política y, sin duda, tiene que ser refractario a estas iniciativas de solidaridad revolucionaria de los partidos de extrema Izquierda del país.
El viaje del Presidente de la Corporación -puedo decirle con orgullo- obedeció a una resolución de nuestro partido, unida a la indeclinable voluntad del Senador Allende de prestar, en cada oportunidad, la máxima colaboración a los movimientos e individuos que pertenecen a las vanguardias revolucionarias de América Latina.
Sabemos bien que, en ausencia del Presidente del Senado, se produjo, como recordó el Honorable señor Teitelboim, la orquestación de todo el vocinglerío noticioso del Gobierno, la reacción y el imperialismo. En esto llevó la batuta, por supuesto, el diario "El Mercurio", viejo vocero y negador de todas las aspiraciones renovadoras de nuestra nación. Y junto a ese diario, por cierto, estuvieron "La Nación" "La Tercera", Radio Sociedad Nacional de Minería y todos aquellos medios publicitarios controlados, en una forma u otra, por los consorcios económicos del país. Y en definitiva, los hilos estaban bien movidos por la propia Embajada yanqui.
Por lo tanto, para los socialistas no ha sido una sorpresa la intervención del Honorable señor Pablo.
Ya anteriormente, con bastante habilidad, los democratacristianos utilizaron la campaña del miedo, del terror y también del desprestigio personal del Honorable señor Allende, en el curso de la última elección presidencial. Hoy la han renovado con furia, cuando vieron manifestarse, con mucho vigor y honestidad, la solidaridad con un grupo de perseguidos por la oprobiosa dictadura boliviana.
Sin perjuicio del debate sobre esta materia, que nosotros también esperamos con interés, quiero sintetizar mi pensamiento esta tarde para rechazar las críticas formuladas por los Honorables colegas Pablo y Bulnes respecto del viaje del Presidente del Senado y expresar que él obedeció a una decisión propia de la voluntad soberana y autónoma del Partido Socialista; que estamos satisfechos con la misión cumplida por el Honorable señor Allende al acompañar a los guerrilleros; que nos encontramos muy alegres, no sólo por haber rescatado las vidas de esos combatientes de la persecución de que eran objeto en Bolivia, sino también por haberlas resguardado de las ya conocidas tentativas de la Central de Inteligencia Norteamericana, que nunca ha medido sus intimidaciones y atentados para segar las vidas de los mejores luchadores de pueblos y continentes atrasados.
Por eso -repito-, estamos legítimamente orgullosos de la gestión realizada por el camarada Allende. Será él quien, personalmente y en el momento oportuno; podrá esclarecer mejor esta situación. Estamos ciertos de que, con su enorme conciencia política y gran poder intuitivo, nuestro pueblo ha comprendido esta misión de honor del Honorable señor Allende, en aras de una solidaridad internacional que nunca hemos negado y que volveríamos a manifestar en caso de repetirse esta llegada a Chile-país que se califica como asilo contra la opresión- de cualquier adversario o enemigo de las horrendas dictaduras que, por desgracia, asolan nuestro continente.
El propio colega señor Allende ha reconocido la deferencia de las autoridades policiales y administrativas en el curso de su viaje, lo cual yo reitero esta tarde. Parece que ellas entendieron mucho mejor que el Honorable señor Pablo cuál era su deber y el nuestro.
El señor ALLENDE (Presidente).-
De acuerdo con las atribuciones del Presidente del Senado, citaré, cuándo lo estime oportuno, a una sesión especial, dentro de un tiempo breve.
"