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- rdf:value = " El señor SEPULVEDA (Presidente accidental).-
En el tiempo del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra el Honorable señor Prado.
El señor PRADO.-
Señor Presidente, en la sesión de ayer escuchamos las observaciones del
Honorable señor Ibáñez a propósito de un conflicto surgido con motivo de la expropiación y toma de posesión de la Hacienda Santa Marta de Longotoma.
He repasado cuidadosamente los términos de la intervención del Honorable colega, y me he encontrado, sin sorpresa -lo digo una vez más en este Senado, porque respecto de las actuaciones de Su Señoría no puedo experimentar sorpresa-, con una interpretación, una imagen, una visión increíble en un hombre de esta época respecto de un conflicto de esa naturaleza, tras el cual está comprometido todo un proceso de cambios que el país y el continente latinoamericano reclaman desde hace muchos decenios.
¡Qué facilidad tiene para insultar, para injuriar, para suponer toda clase de malas intenciones! ¡Qué facilidad para describir a seres que no pueden ser hombres como él los describe: un pozo de maldad, aun de corrupción! Menciona las palabras "paranoico", "nauseabundo"! ¡Por Dios que está atrasado don Pedro Ibáñez!
! Qué triste es sentir que está en la época de las novelas de Dickens, en que los hombres malos eran todos tan malos que no se les podía mirar, porque en el rostro se notaba la podredumbre de su alma! Y los buenos, que siempre son los que están de parte del Senador señor Ibáñez -los campesinos encerrados en el mundo- esos tienen todos los motivos legítimos de actuar como lo están haciendo en este momento en el caso que nos preocupa.
¡Triste visión, señor Presidente! Entiendo que nuestro deber és enfrentar, no con tanta contundencia de adjetivos un conflicto de esta clase, sino yendo al fondo, a lo sustantivo a la valoración del proceso de reforma agraria, que el actual Gobierno, como ha sido reconocido en esta Sala por Senadores de otras bancas políticas, ha sido el primero en iniciar en Chile y en América Latina.
Se han hecho muchas afirmaciones. Me he dado el trabajo de informarme sobre todas ellas, no sólo durante las visitas que he efectuado a Longotoma, al igual que el Honorable señor Ibáñez, sino también mediante el examen de las resoluciones que se han debido dictar con motivo de esa expropiación. Y para que termine toda posibilidad de polémica al respecto, cada vez que dé una cifra pediré al señor Presidente oficiar a la autoridad correspondiente para que sea confirmado oficialmente el guarismo que se discuta en la prensa o en las declaraciones del Honorable señor Ibáñez.
En primer lugar, resulta curioso que en toda la intervención del Honorable señor Ibáñez no se haga mayor referencia al estado de explotación del fundo, ni a su situación económica ni a la de orden social, relativa a los trabajadores. Hay muy poco de todo eso en el discurso del señor Senador y en la serie de adjetivos que pronunció.
Esa propiedad pertenece a doña Marta Puelma de León, a su hija Marta León y a su hijo René, que es muy poco agricultor, pues representa a la firma Esso en la región y tiene una estación de servicio. La expropiación fue acordada en 1965, no en virtud de la actual ley de Reforma Agraria, sino de la que lleva el número 15.020, vale decir, la del Gobierno del señor Alessandri.
El señor CURTI.-
Para algo sirvió, entonces.
El señor PRADO.-
Si el Honorable señor Ibáñez hubiera querido averiguar si el acta de expropiación fue política, injusta y arbitraria, no habría tenido que seguir sino un camino muy corto para cerciorarse de ello: comprobar qué personas formaban el tribunal que acordó la expropiación, y contarlas. Eran diez, encabezadas por el Ministro señor Trivelli. Se habría encontrado con que la votación fue unánime, y, para mayor sorpresa, con los representantes de las sociedades agrícolas, que no son democratacristianos, ni campesinos, ni marxistas, ni comunistas ni "del infierno". Son los señores Alfonso Sanhueza y Julián Pérez. El día 26 de agosto de 1965 concurrieron con sus votos a dar la unanimidad y consideraron que el fundo era mal explotado y, por lo tanto, expropiable, por una causal de la ley 15.020.
La hacienda tiene 26 mil hectáreas, de las cuales sólo 1.500 son de riego y 24 y tantas de secano. Se expropió por decisión unánime, a la que concurrieron los votos mencionados.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite hacer un brevísimo comentario sobre este punto, señor Senador ?
El señor PRADO.-
Desearía terminar por lo menos esta parte, Honorable colega. Después le concederé algunos segundos para que haga, según manifiesta, un brevísimo comentario.
Por otra parte, la hacienda Santa Marta de Longotoma pertenecía a una sociedad que en 1964 vendió todos sus animales con el objeto de eludir el embargo judicial. En efecto, cuando se tomó posesión material del predio, haciendo cuestión aparte de los animales de los medieros propiamente tales, los propietarios del fundo no tenían sino unos pocos caballares, usados seguramente para pasear. Para ser bien exacto, a la fecha de la expropiación, en la hacienda sólo había 7 carneros- siete carneros tristes, pues no había ni una oveja- y unos pocos ' caballares.
Si uno examinara la historia de ese fundo y preguntara quiénes lo administraron, sabría que en tiempos antiguos la situación fue otra. Lentamente fue empeorando, las viviendas de los campesinos dejaron de tener condiciones aceptables y se atrasaron los pagos de las obligaciones de carácter previsional durante un largo período. Y hoy día, según tengo entendido, los propietarios tienen fuertes deudas con los campesinos, lo que evidentemente constituye un elemento de presión para queéstos se sientan más bien obligados, en su simplicidad y sencillez, a seguir comunicados y vinculados con sus propietarios, que aún tienen en sus arcas parte de lo que aquéllos ganaron.
Sobre el particular, solicito oficiar a la Dirección del Trabajo, a fin de que inspectores de] ramo concurran al lugar y puedan informarnos sobre el estado de las deudas pendientes entre los trabajadores hoy día asentados y los propietarios del fundo.
-Se anuncia el envío del oficio solicitado, en nombre del señor Senador, en conformidad al Reglamento.
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