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- rdf:value = " La señora CAMPUSANO.-
Señor Presidente:
Los Senadores comunistas consideramos un deber decir algunas palabras sobre el trasfondo de los sucesos que se están produciendo en el fundo "Santa Marta" de Longotoma, con motivo de su expropiación.
En el día de ayer tuvimos el curioso privilegio de escuchar a un Honorable Senador del Partido Nacional tratando de aparecer defendiendo los intereses de los campesinos chilenos.
Basándose en el incidente de "Santa Marta" -sobre lo que específicamente hablaremos en la próxima sesión-, elaboró toda una serie de teorías para explicar cómo los campesinos apelaban a su partido para defenderse de las injusticias cometidas en contra de ellos, y anunció una futura disertación sobre un Frente de Liberación Campesina, destinado, según él, a que puedan sobrevivir los hombres modestos y las libertades políticas en Chile.
Hábil y demagógicamente, se presentó como un paladín de los campesinos y un defensor a ultranza de sus intereses. Atacó la intervención de Carabineros armados con ametralladoras y se lamentó de que no se cumplieran con los trabajadores de la tierra las leyes sociales ni se les entregara adecuada atención médica.
Manifestó que los funcionarios de la CORA no conocían ni de nombre el respeto y la consideración que se deben a las personas humildes y que sentían un soberano desprecio por la gente modesta.
¿Quién puede creerlo?
Tamaña inconsecuencia, sin embargo, no es casual ni descabellada. Obedece a un propósito definido que trataré de explicar en el curso de mi intervención.
Pero antes hay que sacar el cuero al lobo con piel de oveja.
Los comunistas rechazamos -como siempre lo hemos hecho- la utilización de las fuerzas de Carabineros o del Ejército contra los trabajadores; pero que el Honorable señor Ibáñez se escandalice de la ocupación militar y repudie la aplicación de estos métodos contra las gentes humildes. me parece insólito. ¿Cree acaso que alguien en Chile ha olvidado las innumerables veces que los Partidos Liberal y Conservador -que dieron vida al híbrido que se llama Partido Nacional-, en representación de las clases más reaccionarias de Chile, enviaron tropas contra los trabajadores y los masacraron sin piedad?
¿Pretende el señor Senador ignorar las miles de veces que los capitalistas y los terratenientes, directamente o mediante el uso de la fuerza pública, vejaron, encarcelaron, torturaíon y asesinaron a obreros y campesinos; Ranquil, Lonquimay, Cordillera Sarao, el fondeamiento del dirigente campesino Baseuñán Zurita en el río Laja, la movilización militar contra los trabajadores, que hemos repudiado bajo éste y otros gobiernos, algunos de ellos de lamisma ideología del señor Ibáñez; estos hechos, como la militarización de faenas y la huelga de Yarur, entre otras, son sólo una muestra.
Sin embargo, ésa no es la única inconsecuencia. Se lamenta de que, violando claras disposiciones legales y constitucionales, se cerrara el acceso a un camino público, cuando los latifundistas, que el Partido Nacional defiende, lo han hecho y lo hacen cpn frecuencia. Precisamente, ése fue el motivo por el cual el Intendente de Linares ordenó sacar la barrera del camino en la colonia "Dignidad". No me interesa defender al Intendente, pero sí destacar que el cierre de ese camino público fue aprobado por el Partido Nacional al votar favorablemente la acusación presentada por la colonia en referencia.
¡Curiosos defensores éstos!
Sus arrestos no borran, sin embargo, hechos que todos los chilenos conocemos. El latifundio ha sido y es una de las remoras más terribles de nuestro país, uno de los factores principales del atraso y la miseria.
Antes de aplicarse la actual ley de Reforma Agraria, la situación del campo podía resumirse en los siguientes rasgos fundamentales:
a) Los latifundistas controlaban absolutamente más del 68 por ciento de las tierras cultivables.
b) Un régimen tributario hecho a su medida les permitía no llevar ni siquiera libros de contabilidad.
c) Una masa campesina virtualmente indefensa, sin organizaciones sindícales, desnutrida, viviendo en condiciones precarias, prácticamente marginada del circuito económico, con los mayores índices de analfabetismo y mortalidad.
A este respecto, los datos contenidos en el trabajo sobre tenencia de la tierra y desarrollo socio-económico del sector agrícola, del CIDA, son perfectamente claros.
El señor IBAÑEZ.-
Pero falsos.
La señora CAMPUSANO.-
Algo ha hecho variar esta situación: la lucha de los propios campesinos, a cuyo haber deben anotarse las leyes de Sindicación Campesina y de Reforma Agraria. Pero en muchos aspectos la situación, objetivamente, se mantiene en términos parecidos.
Sin embargo, hay un proceso muy rápido de maduración, de la masa campesina, que se organiza aceleradamente y está dando la pelea por la tierra y sus derechos tanto tiempo pisoteados. Y esto es, Honorable señor Ibáñez, lo que inspira pavor a los terratenientes.
Basta señalar, para el prontuario de estos serafines del campesinado representados por el Honorable señor Ibáñez, que en la actualidad los terratenientes evaden en tal forma el cumplimiento de las leyes sociales, que más o menos la mitad de la población agrícola está al margen de la seguridad social, ya que ni siquiera les hacen las imposiciones.
El señor IBAÑEZ.-
Los asentados de la CORA son los que están al margen de la seguridad social.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Doscientos mil campesinos no cotizan en el Servicio de Seguro Social, según informes de la Superintendencia de Seguridad Social.
El señor IBAÑEZ.-
¡Esos son los asentados de la CORA!
El señor SEPULVEDA (Presidente accidental).-
Ruego a los señores Senadoras evitar los diálogos.
La señora CAMPUSANO.-
En nombre del Comité Comunista, pido oficiar a la Superintendencia de Seguridad Social para pedirle que informe sobre el número de campesinos de los diversos fundos de Chile con quienes los latifundistas están cumpliendo sus obligaciones provisionales.
El señor SEPULVEDA (Presidente accidental).-
En conformidad al Reglamento, se enviará el oficio solicitado, en nombre del Comité Comunista.
La señora CAMPUSANO.-
El Honorable señor Ibáñez argumentó que el descontento de los campesinos con la CORA se debería, entre otras causas, a los magros resultados obtenidos por los asentamientos creados. Puede que ello ocurra en algún asentamiento, pero en ningún caso constituye el resultado general, ya que, por el contrario, los rendimientos se han visto, en promedio, mejorados en un elevado índice, al igual que los ingresos y el bienestar de los campesinos.
Al respecto, un estudio.. .
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite, señora Senadora?
La señora CAMPUSANO.-
... preparado por la Oficina Regional para América Latina de la FAO y el Instituto de Capacitación en Reforma Agraria (ICIRA), titulado "Evaluación Preliminar de los Asentamientos de la Reforma Agraria en Chile", señala que "se observa un mejor uso de los recursos naturales. Se comprueba, asimismo, un alto empleo de la mano de obra disponible. Los planes de explotación y desarrollo dieron oportunidad de trabajo a un mayor número de trabajadores que los asentados en dichos predios". Destaca también que "los ingresos monetarios de los campesinos asentados fueron de 2,86 veces a 4,68 veces el salario agrícola de 1965-66", lo que demuestra "el beneficio económico directo recibido por los campesinos y es al mismo tiempo una medida del éxito obtenido en la gestión del asentamiento". Y en otra parte se agrega: "En los asentamientos los campesinos no sólo se sienten dignificados, sino que efectivamente ejercen sus derechos. Por esta razón, aun en aquellos casos en que económicamente no han logrado cambios significativos les resulta difícil imaginar que puedan volver a la situación anterior".
Agradeceríamos al Honorable señor Ibáñez leer un poco del otro lado y no sólo escuchar a sus colegas latifundistas.
El señor IBAÑEZ.-
¿Me permite, señora Senadora?
Deberé retirarme de la Sala...
La señora CAMPUSANO-
Y esto último debe ser lo que menos guste a los miembros del Partido Nacional.
El representante derechista ha querido mezclar los resultados de la reforma agraria con los de la política agrícola del Gobierno.
El señor IBAÑEZ.-
Honorable colega, debo retirarme de la Sala, pero espero dar le respuesta en la próxima sesión.
La señora CAMPUSANO.-
No importa que se retire, señor Senador.
El señor IBAÑEZ.-
Voy a leer con mucho interés sus observaciones, y espero contestarle en la próxima sesión.
La señora CAMPUSANO.-
El Honorable señor Ibáñez siempre ofrece respuestas que nunca da.
El señor IBAÑEZ.-
Pero cuando las doy, Su Señoría se enoja..
La señora CAMPUSANO.-
Es indudable que la antigua aspiración popular llamada reforma agraria va mucho más allá de la aplicación que le ha dado el Gobierno democratacristiano.
Los comunistas votamos favorablemente la ley de Reforma Agraria, pero expresamos nuestra .preocupación porque la Democracia Cristiana no la haría en profundidad, sino, por el contrario, cediendo y frenando un proceso maduro que exige cambiar las relaciones de producción en el campo chileno.
Es indudable que en muchos sectores campesinos existe malestar contra la CORA, no como dice el señor Senador del Partido Nacional "porque los convierta en esclavos", sino porque no ha atacado a fondo a los terratenientes, porque no ha expropiado los fundos de los grandes duques, porque avanza tímidamente por un camino ancho que ofrece inmensas perspectivas, porque, en definitiva, el Gobierno democratacristiano teme lesionar les intereses de los sectores que el Honorable señor Ibáñez apoya y ha apoyado siempre.
Aprovechando estas debilidades, la Derecha ha emprendido una ofensiva destinada a desacreditar la reforma agraria, engañando a algunos campesinos e intentando hacer marchar hacia atrás la rueda del progreso.
Por desgracia, su ofensiva es apoyada en un aspecto por círculos del Gobierno que ahora, ha argumentado una nueva política de gastos, pretenden disminuir los aportes a organismos como la CORA e INDAP. Los comunistas deseamos llamar la atención hacia el hecho de que cualquiera merma de los recursos para esos organismos fortalece a la Derecha, y facilita sus intentos reaccionarios.
Nos encontramos ante un nuevo episodio de la conspiración de los latifundistas y grandes empresarios en contra del progreso del país, la cual se ve favorecida por debilidades o vacilaciones del Gobierno y, en ciertos casos, por la ineficiencia y los afanes proselitistas de que hacen gala algunos de sus funcionarios.
No hay desmayo en las filas oligárquicas para combatir. Cada uno de los pasos que han parecido siquiera medianamente renovadores, han merecido siempre la réplica consiguiente de los reaccionarios. La reforma agraria fue resistida desde el comienzo. ¡ Que no vengan a decir ahora que a ellos también les interesaba! Primero, tímidamente, se fueron estructurando organismos de defensa de los agricultores; luego vinieron las reuniones periódicas, muchas de tono abiertamente subversivo, y las inserciones en la prensa, campañas de radio e informes de seudo expertos como el francés Larroque, que presentaban la experiencia de los asentamientos como un fracaso total. Ahora se suma a aquéllas las opiniones del señor Felipe Herrera. Todo eso ha ido configurando un denso panorama, a veces tenebroso, que muestra a las claras la decisión de los latifundistas de aferrarse a sus posiciones.
En estos instantes, en que el sello del Gobierno es nítidamente de Derecha, quietista y retrógrado, y en que las frases sobre la revolución o la vía no capitalista de desarrollo no turban el sueño de los prohombres del régimen, la Reacción terrateniente profundiza, su ofensiva.
¿ Cómo no va a ser sintomático que cuando el Ministro de Hacienda ha dejado entrever obviamente que deberá disminuirse el ritmo de la reforma agraria, y que es necesario dar tranquilidad a la empresa privada, los dueños de fundos levanten polvareda en los campos aprovechando desaciertos del Gobierno y sus organismos para llevar agua a su molino?
De inmediato se ve que gritan al Presidente de Chile: "Detenga la reforma agraria. Dé una explicación cualquiera: que no hay recursos o que es necesario hacer un alto en el camino y estudiar con calma los resultados de la experiencia. Lo importante es que se detenga ahora".
Resulta, entonces, que, según palabras del propio Senador señor Ibáñez, Santa Marta de Longotoma es sólo el comienzo de un movimiento que, según Su Señoría, habrá de proyectarse al plano político en defensa de las libertades que, por lo demás, nunca han interesado mayormente a la Derecha, como no sea para restringirlas o suprimirlas.
Hay aquí un trasfondo muy grave y peligroso. El ya conocido afán sedicioso del Partido Nacional busca canalizarse hacia terrenos nuevos y anda tras un caballo de Troya, que, según sus esperanzas, serían los campesinos descontentos o decepcionados, quienes, aparte hacer el mejor favor a los latifundistas ayudándolos a mantener sus privilegios, se echarían nuevas cadenas sobre sus hombros.
¿Cómo podría entenderse que los más conspicuos terratenientes, los explotadores de los campesinos, se preocupen por la liberación de los que han sido sus víctimas? Es obvio que traen un cuchillo bajo el poncho, que "tienen su hachita que afilar", precisamente a costa de los inquilinos, medieros, obreros agrícolas y campesinos pobres.
Continúa la Derecha en su empeño de paralizar la reforma agraria, de liquidar los asentamientos; paro no tendrán éxito en maquinación tan burda ni prosperarán sus propósitos. El campesinado y el pueblo de Chile la conocen demasiado como para hacerle caso.
La lucha por la reforma agraria en el campo habrá de continuar y profundizarse, y el triunfo corresponderá a los campesinos. Ellos harán realidad su anhelo de ser los únicos dueños de la tierra, para el progreso de Chile y el mejoramiento de su nivel de vida.
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