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- rdf:value = " El señor BOSSAY.-
Señor Presidente, en vista de las palabras pronunciadas por el Honorable señor Aylwin, deseo reiterar, en nombre del Partido Radical, que nuestra colectividad jamás se ha opuesto a la idea de otorgar reajustes que devuelvan a los trabajadores el poder adquisitivo que tenían sueldos y salarios el año anterior. Deseamos conceder un aumento de remuneraciones; pero creemos que la actual iniciativa atenta contra los intereses del vasto sector de chilenos que viven del producto de su trabajo y a quienes nosotros, en parte importante, creemos representar.
El Ejecutivo ha demostrado agilidad, en sus tres años de Gobierno, para convertir en sustitutivos los votos aditivos, que necesitan el apoyo de ambas ramas del Congreso para su aprobación. Los vetos sustitutivos, como saben Sus Señorías, sólo necesitan ser acogidos por una rama del Parlamento para que se imponga el criterio del Ejecutivo. Ante esta circunstancia, y dada la mayoría de 82 Diputados democratacristianos en la Cámara, la mejor manera de defender a la ANEF, la ANES, al profesorado participamos de su interpretación del acuerdo magisterial, a los jubilados y montepiados, al Servicio Nacional de Salud, al de Correos y Telégrafos y a todos los que serán afectados por la iniciativa en debate, precisamente, con el derecho que la Constitución Política nos otorga, es dar abiertamente nuestro voto contrario a la idea de legislar.
Dentro de los pocos minutos de que dispongo, deseo plantear, también, que no sólo adoptamos tal actitud en defensa de esos sectores o de acuerdo con las ideas generales planteadas por los distintos colegas desde el punto de vista de la doctrina económica. Citaré ejemplos concretos con lo cual voy a terminar, y cifras que, posiblemente, hoy no impacten mucho a los Honorables colegas, pero que harán a los parlamentarios democratacristianos pensar y revisar, en lo futuro, muchas de sus actitudes, sobre todo en lo relativo a la exagerada propaganda que han mantenido acerca de sus realizaciones.
Si se reducen los presupuestos de gastos y los de capital o de inversiones desde el último año del Gobierno anterior desde 1963 hasta 1968, se obtiene un resultado sumamente curioso, que hace totalmente explicable la Carta de Intenciones del Fondo Monetario Internacional.
En moneda constante, reducida al valor expresado en el presupuesto de 1963, el presupuesto corriente de ese año es de 720 millones de dólares; en 1964, de 709 millones; en 1965, de 837 millones; en 1966, 990 millones; en 1967, 1. 015 millones, y en 1968, el presupuesto de gastos corriente alcanza a 1. 061 millones de dólares. De este último haremos un análisis, posteriormente, puesto en él están retratados la inflación de la Administración Pública, los asesores, los sueldos millonarios que no están afectados por el problema del reajuste.
Veamos ahora el cacareado presupuesto de inversión, también expresado en moneda constante.
En 1963, es de 420 millones de dólares; en 1964, de 399 millones; en 1965, de 561 millones; en 1966, de 526 millones; en 1967, de 479 millones, y en 1968, de 436 millones de dólares.
En otras palabras, en 1963, durante un Gobierno estimado por muchos Honorables colegas como reaccionario, de Derecha, se invirtieron 420 millones de dólares, y en 1968, en este Gobierno revolucionario sólo se han invertido 16 millones de dólares más que en esa oportunidad.
Aquí se ha dicho que debe analizarse el gasto público; y que la Carta de Intenciones es sólo una pista, ya que todos sabemos que ha habido derroche extraordinario durante los últimos tres años. Estas consideraciones, precisamente, nos llevan a votar negativamente, pues, a nuestro juicio, no se puede hacer restricciones respecto de dineros que son para vivir, para comer, como ocurre con los del reajuste.
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