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- rdf:value = " La señora DIP.- Señor Presidente, siento el deber moral ineludible de rendir un sincero homenaje de admiración, con motivo de cumplirse próximamente el vigésimo segundo aniversario patrio de la República Arabe Siria. Este es un país esencialmente mediterráneo, que goza de la singular particularidad de ser oriental y occidental a la vez. Siendo uno de los más antiguos del mundo civilizado, es, al mismo tiempo uno de los más jóvenes en el concierto internacional; aunque pequeño por las dimensiones de su territorio -185. 180 kilómetros cuadrados- se nos muestra grande por la proyección humana y cultural de su pueblo. Es admirable como el pueblo sirio, inteligente, culto y laborioso, unido en su diversidad, heredero de un glorioso pasado, que ha luchado constantemente para preservar su personalidad frente a los conquistadores y a los grandes imperios dominadores, surge en estos momentos con el mismo espíritu y la misma fe, independiente, constituyendo un ejemplo notable de un estado moderno, estable y dinámico a la vez, rico en posibilidades y seguro de su destino democrático.
Hoy, la República Arabe Siria despierta de un largo sueño, encontrando su eslabón perdido y su poderosa relación entre la gloria pasada y su gran civilización futura.
Permítaseme recordar, en una rápida visión histórica su azaroso movimiento de emancipación, la conquista de su soberanía y, finalmente, las efectivas realizaciones evidenciadas por esta joven república.
Siria, como centro de la antigüedad, muestra vestigios de todas las civilizaciones que por allí pasaron. El Museo de Damasco posee una colección muy completa de antigüedades, descubiertas en ciudades y villorrios. Es allí donde la ciencia arqueológica centra su atención; y es allí también donde está la herencia de Babilonia, de Egipto, de Grecia, donde quedan muestras del dominio fenicio, asirio, persa, romano, macedonio y bizantino.
El territorio sirio formó parte del antiguo país de Siria, que abarcaba, por el sur, hasta Egipto; y en el norte, hasta algunas zonas de Turquía. En el siglo VII los árabes expulsaron a los bizantinos y erigieron a Damasco como capital del califato, durante el gobierno de los omeyas.
Damasco era llamada, entonces, "Damasco Grandiosa y Santa", y cuando se encontraba en el apogeo de su grandeza, las ciudades que en la actualidad son las más grandes del mundo, en aquella época eran ciénagas y pantanos, selvas vírgenes, bosques y desiertos. Ha sido mencionada en el Génesis, en texto faraónicos y en escritos asirios. Hoy, está edificada, en parte, al pie del monte Kassiun, que la domina y protege; atravesada por el río Barada, llamado antiguamente "Río de Oro"; rodeada por la Ghuta, famosa por sus vergeles y olivares, logra un máximum de belleza a fines de marzo de cada año,,, cuando los árboles se cubren de flores multicolores.
En el siglo XI, los turcos selyucidas se apoderaron del país, lo que trajo como consecuencia la invasión de los cruzados, que crean cuatro conocidos principados cristianos: Jerusalén, Edesa, Trípoli y Antioquía. En 1516, los turcos otomanos subyugan a Siria y la retienen durante cuatro siglos. En 1918, tropas inglesas, francesas y del Emir Feisal, derrotaron las guarniciones turcas. Fue entonces cuando la Sociedad de las Naciones concedió hasta el año 1945, a Francia, el mandato de Siria. Y en 1941 se proclama la república por las autoridades francesas, sin romper los vínculos con la metrópoli.
En mayo de 1945, Siria se rebela contra Francia al no cumplir ésta las promesas para otorgar su independencia. Luego de una situación conflictiva, Siria asume la plenitud de su soberanía el 17 de abril de 1946. Desde esa fecha hasta ahora, sus casi 6 millones de habitantes trabajan arduamente por el robustecimiento de sus instituciones como Estado independiente con sus modernísimas construcciones, sus industrias, el aprovechamiento de sus riquezas nacionales y el empeño puesto en todas las actividades sociales y culturales, marcha a la vanguardia como estado progresista dentro del concierto de las naciones del mundo. Sus habitantes aman la paz y la amistad, brindan cordial acogida a todos sus visitantes, y transportan al pasado cuando se contemplan sus ruinas y reliquias históricas, vidas y costumbres, sociedades y comunidades, pueblos e imperios en un mundo que heredó el presente.
Debemos destacar principalmente su avance y desarrollo económico, pudiendo citarse entre las obras más importantes dentro de la planificación, la represa del Eufrates, que permitirá el regadío de más de 600. 000 hectáreas en el valle de este río. Esto representará un paso importante y necesario en la prosperidad del país.
La superficie de los terrenos cultivados ha aumentado, asimismo se ha comprobado un incremento de la producción agrícola. El cultivo del algodón se ha desarrollado en forma tal, que se ha convertido en una de las cosechas más importantes del país, lo ha impulsado un movimiento de industrialización. En concordancia con las medidas aplicadas para diversificar la producción en los diferentes sectores, se han organizado numerosas empresas, en el campo de la industria, la agricultura y la construcción. Con esto se ha logrado la construcción de nuevas carreteras y de viviendas económicas, la organización de servicios públicos, la creación de escuelas, de centros de capacitación, de investigación agrícola e industrial, establecimiento de policlínicas, dispensarios, hospitales y servicios sociales en las diferentes regiones del país.
Sin duda que estas medidas deben ser consideradas como etapas dentro de un programa unitario que tiende a lograr una evolución en la economía del país y una liberación del atraso en que estuvo sumida por largo tiempo.
En el campo educacional, podemos decir que se ha erradicado casi en su totalidad el analfabetismo, encontrándose en plena aplicación un plan extraordinario de educación a través de centros sociales y unidades móviles de enseñanza. Y los niños en situación irregular también son preocupación del gobierno, hay sociedades privadas para ciegos, sordomudos, centros de reeducación de los menores delincuentes. La educación popular se proporciona fundamentalmente en los centros sociales, culturales y en las bibliotecas populares. No podemos olvidar que fue Siria cuna de los primeros caracteres de la escritura, del primer alfabeto que legó a la humanidad.
La República Árabe Siria fue escenario de los primeros y más trascendentes hechos acaecidos sobre la faz de la tierra. Los ecos de sus glorias y desgracias, de sus valentías, repercutieron en todas partes. Es cual inmenso espejo en el que las imágenes de los sucesos históricos de la humanidad aún se perfilan con sus primitivas fuerzas de formas y de fondo.
La marcha de los siglos ha dejado en ella huellas indelebles, las que hoy, mudos testimonios, nos revelan sus glorias de milenios.
Crucero geográfico de civilizaciones, culturas, religiones en armonía o en conflicto, razas, idiomas, nacionalidades y fisonomías sociales y humanas, Siria es una nación democrática, altiva y soberana que se alza con su propio esfuerzo en el concierto mundial, como una clara esperanza de superación y prosperidad.
En este homenaje fervoroso que he querido rendirle con ocasión del 22º aniversario de su independencia, que se cumplirá el 17 de abril próximo, he querido añadir una visión somera de la formación de su pueblo, país que siempre ha sido, a mi modesto juicio, una entidad con vida propia y características permanentes, una realidad cuyo presente está íntimamente ligado a su pasado.
El éxito de la evolución histórica de Siria es el fruto del esfuerzo mancomunado de su pueblo, a la vez perseverante y exento de todo extremismo y de toda hostilidad preconcebida hacia los demás pueblos; su independencia es la victoria del derecho sobre todas las formas de violencia. Contemplado desde este ángulo, la historia de Siria es digna de encomio y admiración por parte de las naciones democráticas y libres.
Al adherirme al júbilo de su aniversario patrio, solicito al señor Presidente que recabe el asentimiento unánime de la Cámara para enviar notas de congratulación a su Mandatario, doctor Nur El Din Attasi y a su Embajador acreditado en Chile, señor M. Farouk El Hennavy, formulando sinceros votos por el continuo engrandecimiento de su pueblo y por la paz de los pueblos árabes.
He dicho.
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