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- rdf:value = " El señor BOSSAY.-
Deseo expresar, como autor de la indicación que originó el precepto observado, que éste, con el veto del Ejecutivo, ha perdido todo el espíritu con que fue iniciado y aprobado por unanimidad tanto por el Senado como, según entiendo, por la Cámara. Lo que el Gobierno propone convierte la disposición, precisamente, en lo que cualquier persona que viva de un Sueldo o salario repudia; en lo que ningún empleado quisiera ver en el futuro mecanismo de reajuste de remuneraciones.
Trataré de comprobarlo.
Hemos formulado indicación que faculta al Presidente de la República para reajustar cada año, en forma automática, los sueldos y salarios. Pero el Ejecutivo nos responde con un veto que convierte tal facultad permanente en otra transitoria, fundado en una hermosa explicación en la cual nos señala que ello se hará mientras dure la actual Administración. Nosotros, al plantear nuestra proposición, no pensamos ni en el actual Mandatario, ni en el siguiente ni en los que vendrán después, sino en que el reajuste automático exista mientras haya inflación. Con ello no pretendemos autorizar aumentos de sueldos, sino, simplemente, devolver a la persona que vive de su trabajo el poder de compra que su remuneración tenía doce meses antes.
Por lo demás, a nuestro juicio, las medidas para combatir la inflación pueden ser muy diferentes de la mera restricción del poder de compra. Desde otro punto de vista, creemos que este sistema está un poco desprestigiado. Las teorías modernas para detener la inflación contienen planteamientos totalmente distintos que, por desgracia, en modo alguno alcanzaría a reseñar en cinco minutos.
Como dije, el Gobierno limita a dos años la facultad que le entregaba el Parlamento para reajustar los sueldos y salarios, o sea a los años 1969, en que habrá elecciones parlamentarias, y a 1970, cuando se realicen comicios presidenciales. Sé desvirtúa entonces, totalmente el propósito original, el deseo de las Comisiones del Senado de entregar al Ejecutivo una herramienta permanente que le permita terminar con los vicios en que, sin quererlo, solemos incurrir los parlamentarios de Oposición y de Gobierno, tanto en el Senado como en la Cámara.
Por otra parte, a proposición, si no me equivoco, del Honorable señor Chadwick, la disposición despachada por nosotros establecía que el reajuste debería pagarse en dinero efectivo. Sin embargo, el Ejecutivo observa estas expresiones y modifica la facultad de manera tal que los reajustes podrán ser pagados con papeles. Este hecho ha sido repudiado por la opinión pública. Nosotros concordamos con ella en el sentido de rechazar tal sistema.
En tercer lugar, si se trata de devolver el poder de compra, es fundamental que el monto del reajuste sea equivalente a la desvalorización monetaria. El artículo primitivo, aprobado por ambas ramas del Congreso, ha sido convertido mediante el veto, en una especie de caricatura, pues faculta al Presidente de la República para conceder reajustes de "hasta" ciento por ciento del alza experimentada por el costo de la vida; es decir, de 2%, 3%, 5%, 8% ó 12,5%. En buenas cuentas, no se sabe a cuánto ascenderá. Ese es el resultado de introducir la palabra "hasta". El reajuste dependerá, así, de las circunstancias del momento. Por eso, no estamos dispuestos a aprobar un artículo que no cumple ninguno de los fines que hemos señalado.
En seguida, la remuneración de un obrero u empleado estará compuesta, para un tercio de la Administración Pública por 12,5% de aumento, y una asignación de 7,5%. En forma clara, queda congelado este último beneficio, ya que no se revalorizan las asignaciones no incluidas en el sueldo.
Sostenemos que formulamos una indicación con financiamiento. En efecto, señalados equis leyes en el artículo primitivo y los señores Senadores pueden leerlo, que fueron dictadas por el Congreso Nacional con ocasión de anteriores reajustes de sueldos. El mayor rendimiento de ellas debe destinarse al propósito positivo de promover nuestro desarrollo económico. O sea, debe incluirse en el presupuesto de capital, y no en el de gastos corrientes, lo cual ha sido combatido por todos los sectores.
Por eso, el Partido Radical está totalmente de acuerdo estoy seguro de que lo están también todos los que viven de un sueldo o salario en rechazar esta observación. Esta es la única manera de cumplir con nuestra obligación para con ellos.
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