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- rdf:value = " La señora CARRERA.-
La verdad es que los Senadores del pueblo muchas veces no sabemos cómo resolver los problemas; porque, a pesar de esforzarnos poniendo toda nuestra capacidad en la búsqueda de fórmulas que nos permitan solucionar las diversas situaciones que nos plantean los sectores que representamos, nos resulta muy difícil lograrlo, ya que, en realidad, andamos a cabezazos con las estructuras. Tratamos de conseguirlo de alguna manera, pero nada alcanzamos, porque existe una maraña de leyes que impiden nuestra acción.
Tras nuestros buenos propósitos, también recurrimos a la buena voluntad de los gobernantes de turno; ese sistema tampoco prospera, pues aquéllos sólo tienen buena voluntad para con los grandes terratenientes, dueños de industrias y de las minas de cobre, nunca con las modestas municipalidades o con los trabajadores.
He aquí un caso que sirve de ejemplo, señores Senadores democratacristianos, aun cuando nada tiene que ver con la materia en debata: en estos momentos hay una grave huelga campesina en la comuna de San Esteban. El conflicto legal se ha ceñido a todos los procedimientos que la ley de Sindicación Campesina y su reglamento han establecido, y, no obstante ello, lleva 39 días de duración; de manera que se ha convertido en un problema de vida o muerte para esos campesinos.
Quiero denunciar ante el Senado que en numerosas oportunidades, poco menos que humillándome, he solicitado una entrevista al señor Ministro del Trabajo, quien me la ha negado. Por consiguiente, reclamo aquí oficialmente de la actitud asumida por ese Secretario de Estado, que no se compadece en manera alguna con las normales relaciones que deben existir entre los distintos Poderes del Estado.
Resulta curioso el modo de proceder de ese Ministro, si se tiene presente que muchas veces los Senadores debemos escuchar con paciencia a los Secretarios de Estado que vienen a la Corporación y a los cuales en algunas ocasiones debemos aceptarles inclusive sus insolencias.
Sin embargo -repito-, los Senadores, como me ocurrió a mí, no podemos obtener una entrevista con el Ministro del Trabajo. Reclamo, pues, formalmente de tal hecho.
Ahora bien, en cuanto al problema de las huelgas -es el asunto que me interesa-, debo decir que en este país ninguna vía resulta factible para resolverlas. Si recurrimos a la legal, como en el caso de la de San Esteban, sucede que el conflicto no tiene salida. Y mientras tanto, los campesinos, sus mujeres e hijos se están muriendo de hambre.
Repito: se trata de una huelga legal; sin embargo, el Gobierno no da la menor muestra de sensibilidad.
¿Qué significa esto? Que mediante el cansancio y el hambre de los trabajadores se pretende destruir el mecanismo legal que se les ha entregado. En resumidas cuentas, se les da un arma legal, pero se dicta una serie de reglamentos para que no¡ sea efectiva. Por ejemplo, las huelgas campesinas no pueden realizarse si se perjudica a los patrones. Si ellas se declaran, debe dejarse personal de guardia para vigilar los productos perecibles del fundo. Entonces, resulta que los trabajadores no tienen herramienta alguna que les permita presionar a los terratenientes, menos ahora que no llueve.
Es decir, por un lado se otorgan instrumentos legales para defender a los asalariados y, por otro, se les niega su uso. En consecuencia, se trata de una política mentirosa y falaz.
Lo mismo sucede con las municipalidades. El ex Senadordon Eduardo Frei Montalva resumió el pensamiento del Senado y dijo que no se podía perjudicar a las municipalidades. Después, el Ministro de Hacienda de turno en esa época, el señor Luis Mackenna, pidió por favor que le aprobaran esa ley, porque así el Fisco obtendría un beneficio mayor que el detrimento que sufrieron las municipalidades, y declaró que no era su intención perjudicarlas.
Ahora, en cambio, cuando se desea solucionar el problema y se formulan indicaciones para señalar un camino, los señores Senadores de la Democracia Cristiana se niegan a aceptarlas.
Pues bien, que la responsabilidad caiga sobre quienes corresponde; que se sepa que los democratacristianos no quieren dar solución al problema de los municipios.
No nos veamos la suerte entre gitanos, pues nos conocemos muy bien los unos a los otros.
Es necesario que se sepa que durante el Gobierno del Partido Demócrata Cristiano -colectividad que dice representar a los trabajadores del campo-, las autoridades del Trabajo están coludidas con los terratenientes en contra de los trabajadores agrícolas cuando se producen huelgas campesinas.
El señor MUSALEM.-
Eso es totalmente falso, señora Senadora.
El señor BARROS.-
Es cierto. Otro ejemplo es el de las juntas de vecinos.
La señora CARRERA.-
Si se pide una entrevista al Ministro del Trabajo para explicarle el drama de los campesinos, ese Secretario de Estado se lava las manos. Nunca se encuentra en su despacho cuando alguien desea plantearle el grave problema de los trabajadores del campo.
¡Que se sepa que al señor León, Ministro del Trabajo, democratacristiano, no le interesa que esos asalariados se estén muriendo de hambre!
Aún más: lo que afirmo no constituye sólo mi opinión personal, señores Senadores de la Democracia Cristiana. Hace poco se realizó un encuentro de dirigentes campesinos de esa colectividad política - por fortuna, me enviaron un informe de lo que allí se dijo-, quienes se expresaron en forma que concuerda absolutamente con lo que estoy exponiendo. Si no me creen, pregúntenselo a ellos.
"