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- rdf:value = " El señor VON MÜHLENBROCK.-
Señor Presidente, al ocupar esta alta tribuna, mi objetivo es analizar algunos editoriales de importantes diarios de Santiago que en forma muy acre han criticado a Su Excelencia el Presidente de la República por haber enviado indicaciones al Congreso Nacional para reformar el sistema de turismo de la Municipalidad de Viña del Mar y crear el Casino de Puerto Varas. Me refiero a comentarios aparecidos en el decano de la prensa nacional, "El Mercurio", y en "El Diario Ilustrado". Tengo demasiado respeto por estos órganos de prensa para no considerar debidamente sus opiniones. Y como Senador por la Novena Agrupación provincial, me corresponde no sólo dar respuesta a esos comentarios y colocar la verdad en su lugar, sino exponer en el Senado los cimientos y razones fundamentales que nos mueven a los sureños-y a mí como parlamentario- a patrocinar el establecimiento del Casino de Puerto Varas.
Ha sido el sueño de mi vida la creación de ese casino. Es un proyecto que vengo acariciando desde hace más de 15 años. No pude cristalizarlo en el Gobierno anterior por diversas razones, entre ellas, el sismo de 1960.
El Presidente Frei no ha hecho sido patrocinar la creación de esa entidad. Lo ha hecho después de largas conversaciones que sostuve con él, acompañado del DiputadoNarciso Irureta, de la Democracia Cristiana, quien me ha secundado admirablemente. Con afecto lo recuerdo en la tentativa de 'lograr convencer para este fin a Su Excelencia el Presidente de la República.
Es indispensable informar a la opinión nacional. Se ha creído que el Casino de Puerto Varas es un garito más, un centro de juego en el país, una oportunidad de vicio y de explotación de los peores defectos de la persona humana. Quiero despejar estas dudas y decir que nuestra iniciativa va mucho más lejos: es trascendente, es una operación de superior envergadura económica y representa el anhelo de dos provincias. Sus beneficios abarcarán desde Valdivia hasta el lejano Aisén.
¿Cuál es la situación económica actúal de las provincias del sur de Chile, miradas con criterio realista? No han podido vencer las secuelas del sismo de 1960. Su economía se encuentra en absoluta recesión. Hay miseria, angustia, pobreza y paralización de las obras públicas. La cesantía caracteriza la vida de las tres provincias australes. Puedo dar cifras al respecto: en Valdivia, hay 10 mil cesantes; en Osorno, 5 mil; en Líanquihue, 10 mil, especialmente en Puerto Montt, donde funcionan "ollas del pobre". Hace poco, más de mil familias ocuparon los terrenos que rodean el Alto, en Puerto Montt. Y de improviso han florecido -correspondiendo al nombre con que la sabiduría popular las bautizó- mil "callampas" más: en los terrenos de Puerto Montt, con toda la secuela que trae la miseria a lo largo de toda la nación. ¿ Quién instalará el agua potable ? ¿Quién construirá escuelas y hospitales? ¿Quién pavimentará las calles? ¿Quién llevará el progreso y la dignidad humana a esos barrios, surgidos del lodo, que incluso ha destruido los parques nacionales ?
Invito a mis Honorables colegas a visitar y recorrer las poblaciones que hoy día, como un cinturón de miseria humana, dolor y angustia, rodean a Puerto Montt.
Más hacia el sur está el chilote, el que sufre tranquilo y paciente la tragedia. Ese no comenta; ése no se organiza políticamente; ése no clama ni se queja; ése maneja su bote, toma a su mujer y sus hijos, cruza la frontera y se va a hacer más grande, más fuerte y próspera a la República Argentina.
En la Patagonia, hoy día están viviendo trescientos mil chilenos, con sus hijos y descendientes. Y Argentina, nación hoy poderosa en el plano del desarrollo económico, tiene una política. El Senador que habla no es argentino. Sin embargo, ama profundamente a ese pueblo vecino. Quiere que Chile tenga con la República hermana cordiales relaciones de fraternidad ; que sea verdad lo grabado al pie del Cristo de los Andes, y que las palabras de Monseñor Angel Jara sean para ambas naciones como un camino infinito que nunca las separe. Deseo amistosas relaciones de intercambio y de complementación con la República Argentina, a lograr lo cual tiende, precisamente, el proyecto que nos preocupa.
Si las tres provincias del extremo sur están postradas; si no tienen esperanzas, no hay otra manera de arrancarlas de la recesión y del marasmo que la dictación de una ley de tratamiento excepcional para ellas. A tal conclusión llegó la Comisión de Hacienda del Senado, cuando hace poco visitó Valdivia. En compañía del Honorable señor Sepulveda -quien preside en estos momentos la sesión- fuimos a esa Comisión para convencer a sus miembros. Tuvimos el éxito de lograr que nuestros anhelos fueran aprobados y que se legislara para crear un instituto descentralizado de la Corporación de Fomento de la Producción para Valdivia, Osorno y Llanquihue, a fin de que de una vez por todas se termine con la crisis y la cesantía.
A mi juicio, ahora es la oportunidad de que esté Honorable Senado deje establecido lo que queremos, lo que nos hemos propuesto hacer.
Si en el sur dominan por sobre todas! las cosas la postración, la desesperación y la angustia, es porque no se ha sabido crear una política económica adecuada. Se insinúa por los diarios, a cuyos editoriales estoy dando respuesta, que hay otros medios para mejorar la situación económica dé esa zona. Quisiera que los comentaristas y editorialistas que tan fácilmente interpretan la moral pública, fueran del todo positivos y nos dieran la solución; pero esa solución no se improvisa ni existe.
Nuestra experiencia de parlamentarios lo prueba. La única manera de arrancar a las provincias sureñas de la recesión es mediante el aprovechamiento inteligente, práctico y completo, en todas sus fases, del turismo.
¿Qué es el turismo? Para saberlo, hay que entender lo que es el turista, hay que definirlo.
Aquí se está juzgando con prejuicios. Duele que las iniciativas de los parlamentarios y las aspiraciones de una zona respetable y grande, que forma parte de la República y contribuye a su progreso, sean confundidas, tergiversadas y, todavía, atacadas con prejuicio. Ello indica que no se entiende lo que es el trurismo.
Se dice que todo cambia en la humanidad, que todo ha evolucionado. Estoy de acuerdo con ello. Constituye para mí un orgullo haber representado siempre un voto favorable a los cambios, a las grandes reformas y transformaciones sociales de mi patria, porque quiero para Chile la dignidad del hombre dentro de la libertad.
Pero aquí no se ha sabido captar lo que es el turismo: es una consecuencia de los cambios fundamentales que se producen en la humanidad y que algunas naciones han sabido entender y aprovechar. Méjico cimenta la totalidad de su economía en el turismo; Francia vive de él, lo mismo que Italia, y el renacimiento admirable de España -con ingresos superiores a 1.500 millones de dólares- se deriva exclusivamente de haber sabido comprender y adaptarse a ese fenómeno formidable de transformación que es la incorporación a la economía de esta nueva fuente de riqueza.
¿Qué es el turista? Es un ser humano, un estado del hombre; una persona que en un momento dado de su vida -por regla general, después de trabajar, economizar y reunir un capital- dispone de todos los medios que la técnica coloca al servicio de la civilización y decide viajar, conocer, descansar y vincularse con el resto de la humanidad; saber lo que son otras naciones, otros pueblos, otras geografías, otras sicologías, y destina una parte de sus ingresos, acumulados en largos años de actividad, a este fin. Eso es el turismo. Y ese hombre -que~ tiene su corazón precisamente en el imperio económico de los Estados Unidos- por donde pasa va dejando bienestar, progreso y desarrollo. Distribuye dólares.
Por su ubicación geográfica, por su belleza y por sus extraordinarias condiciones naturales, para Chile el turismo puede ser, es y será una fuente de ingresos mucho más importante que cualquiera de sus actividades fundamentales: más que la agricultura, más que la minería, mucho más que el cobre. Será eterno y, sobre todo, un aliciente extraordinario de fraternidad, convivencia y solidaridad humanas.
Eso es lo que nos interesa: que miren nuestro proyecto de creación del Casino de Puerto Varas con luz moderna, sin prejuicios, sin tergiversaciones ni mezquinos y simples conceptos lanzados a toda velocidad.
Puerto Varas es uno de los centros más bellos de la zona austral de Chile. El sur de nuestro territorio tiene bellezas incomparables. Sólo cuando se ha viajado por muchos países, uno se da cuenta de cuan bella es nuestra patria.
Por lo tanto, un Casino en Puerto Varas se justifica mucho más que el de Viña del Mar. Por supuesto, no pretendo en absoluto criticar o atacar a éste. Al contrario, lo defiendo y votaré favorablemente la parte del proyecto que amplía la temporada de juego en Viña del Mar, la Costa Azul de Chile. El proyecto en referencia abarca y beneficia al Servicio Nacional de Salud y a las provincias de Coquimbo, Aconcagua, Valparaíso y Santiago.
Sin embargo, ¿qué hay en Puerto Varas? ¿Qué existe en el lado chileno? ¿Tenemos hoteles, caminos, carreteras pavimentadas, centros de esquí, parques, todo ese conjunto de maravillas, de deleite, dé agrado, de distracción, de fiesta, de cultura y de arte que es el turismo bien entendido, como lo han hecho Méjico, España, Francia e Italia? No, señor Presidente. A este lado, sólo miseria; a este lado, la bella naturaleza virgen, pura, pero sin la transformación que le introduce la mano del hombre, y aún más, sin la transformación inteligente dirigida al deleite y al aprovechamiento de esa nueva fuente de riqueza imprescindible para Chile: el turista, el hombre que maneja, distribuye y desparrama dólares por donde pasa, consolidando la fraternidad humana.
¿Qué hay frente a Puerto Varas? El gran centro turístico de Nahuelhuapi, cuyo corazón es la ciudad de San Carlos de Bariloche. Ese es el mayor centro de turismo de la República Argentina; mucho mayor que el centro turístico de Mar del Plata, porque esa ciudad es como Cartagena de Santiago: turismo popular, turismo del ciudadano del gran Buenos Aires. Pero el viajero, el que recorre el mundo, el que lleva dólares y crea la riqueza, va hacia Bariloche. ¿Y qué tiene Bariloche? Entre trescientos y quinientos mil visitantes al año. Diez mil viajeros diarios entran a la región de Nahuelhuapi y de Bariloche y salen de ella. Y sépalo la opinión pública, para que alguna vez termine el engaño: esa región tiene doscientos hoteles. Allí hay turismo de invierno y de verano. Hay casinos, parques, campos de esquí, jardines, museos, casas de arte, bibliotecas, "boites", restaurantes de lujo. Hay capacidad para movilizar entre diez y veinte mil pasajeros diarios en los más modernos y eficientes servicios de omnibuses. Los lagos y las diversas lagunas que rodean toda la región de Nahuelhuapi cuentan con un eficiente servicio de lanchas motorizadas, inclusive, para practicar el esquí acuático. Y quien recorre esa región cree estar recorriendo Europa. Así han entendido el turismo, así cuidan la corriente turística, formando circuitos. Y han logrado formar una mentalidad en tal sentido tanto en el guarda que en una estación de ferrocarril transporta una maleta, como en el chofer de taxi, en el "maitre" de hotel y en el que atiende en un restaurante o en una "boite". Bariloche y toda esa, región vive permanentemente al servicio de esa corriente, que deja cerca de 300 millones de dólares al año a la República Argentina.
De esa corriente de quinientos mil visitantes, ¿cuántos pasan hacia Chile? Basta ver los guarismos de las estadísticas. En el mejor y más espléndido de los años, han cruzado hasta Chile sólo entre quince mil y dieciséis mil turistas. Y para recibirlos sólo tenemos un hotel ya un poco antiguo, pero de primera clase: el Hotel de Puerto Varas, y dos o tres modestos pero hermosos y agradables hoteles levantados recientemente en Puerto Montt.
Mediten el Senado, el país y la opinión pública seria y respetable si Chile saca provecho de su naturaleza inmarcesible, indescriptible en su belleza; si se aprovechan sabia e inteligentemente sus posibilidades; si logra riqueza, si atrae al viajero, si efectivamente está afianzando la conquista de dólares. No, señor Presidente. Prejuicios, tonterías -diría yo desde esta banca- de quienes no saben entender la evolución de la economía ni aprovechar los factores positivos de una nación.
Mientras tanto, mis provincias se desangran, se mueren, porque Valdivia, Osorno, Llanquihue, Chiloé y Aisén están en decadencia, en crisis. Y no habrá ley que pueda salvarlas, porque no son las leyes las que operan el milagro. A lo sumo, dan la autorización. Deben hacerlo el trabajo, la creación de riqueza, la organización.
Y sucede que junto a Puerto Varas se encuentra uno de los más espléndidos puertos de esta nación: Puerto Montt, hecho por Dios milagro de la naturaleza, donde fácilmente pueden entrar y salir transatlánticos de 30 mil ó 40 mil toneladas. Y con las obras portuarias que se realizan actualmente, iniciadas en el Gobierno del señor Alessandri después del gran sismo de 1960, que destruyó el puerto que estaba a punto de inaugurarse, podrán atracar y zarpar cómodamente barcos de 15 mil y 20 mil toneladas.
Frente a Puerto Varas y Puerto Montt, hay dos gigantescos territorios argentinos : Neuquén y Río Negro, que no tienen salida y deben aprovisionarse en Buenos Aires o en Bahía Blanca, centros frutícolas de primera clase. El Honorable señor Fernando Alessandri, a quien atrae mucho la región de Nahuelhuapi y quien ha viajado muchas veces a Bariloche, me decía que para él es asombroso que, estando tan cerca Puerto Montt, centro productor de pescados y mariscos de primera clase -porque el pescado y el marisco chilenos son de los mejores en el mundo, hechos para ser degustados y sabiamente aprovechados por los mejores sibaritas-, los productos del mar que consumen los quinientos mil turistas que llegan a Bariloche deban ser traídos de Mar del Plata. En cambio, si se lograra construir un camino pavimentado desde Puerto Montt y Puerto Varas a San Carlos de Bariloche, toda la producción pesquera y conservera, así como la de maderas y otros productos del lado chileno, llegaría a esa zona argentina en tres horas. También podría ser transportada por avión en media hora. Pero, por desgracia, aquí tropezamos con el factor costos, que es imprescindible considerar en el plano económico.
De ahí que el funcionamiento del Casino de Puerto Varas sea el punto de partida de un proyecto audaz, de una empresa económica de gran envergadura.
El producto de la venta de las entradas al establecimiento y las utilidades de sus salas de juego, deducida la parte correspondiente al concesionario, se destinan -no acepto en esta parte la redacción del proyecto del Gobierno, razón por la cual he presentado una indicación para modificarla- de la siguiente manera: 10% a
la promoción del turismo en las provincias de Llanquihue y Chiloé; 30% como erogación caminera particular, depositada por mandato de la ley en la Dirección de Vialidad, a fin de que el Fisco contribuya con otras dos terceras partes y de esta manera se inicie de inmediato la construcción de una vía que una Puerto Montt y Puerto Varas, rompiendo la Cordillera de los Andes, con la ciudad argentina de San Carlos de Bariloche; 30% a la adquisición de certificados de ahorro reajustables del Banco Central de Chile, cuyo rendimiento se acumulará en una cuenta especial, para construir posteriormente un casino con todas las instalaciones, jardines, parques, casas de arte, "boites", etcétera. Todo ello será al estilo europeo, a nivel mundial, a la misma altura de las instalaciones de Neuquén y Bariloche, a fin de que el turista que deja 300 millones de dólares a la República Argentina tenga interés e incentivo para venir a Chile. Por último, el 30% restante se destina, también por mandato de la ley, a la urbanización de la ciudad : de Puerto Varas, que será el centro de la costa azul austral, una especie de Viña del Mar de la provincia de Llanquihue. Construidos el camino y el casino, dedicaremos esos recursos a la promoción del turismo en las dos provincias, para siempre, como algo permanente.
Que no se confunda, entonces, el proyecto del Casino de Puerto Varas con el aprovechamiento de un vicio, con la explotación de un defecto de la persona humana. Considéreselo como lo que es: la empresa superior de integrar a Chile y Argentina por el intercambio comercial, por la complementación, por la vinculación a través de la frontera, rompiendo la Cordillera de los Andes, que nos separa, y uniendo el Neuquén y Río Negro con Puerto Montt. En esa forma crearemos progreso y actividad en la zona y combatiremos la miseria, detendremos la cesantía, transformaremos nuestras ciudades y fortaleceremos nuestra economía con los dólares que necesitamos. Eso significa él Casino de Puerto Varas.
Como ya se ha iniciado el trámite de discusión del proyecto, espero tener oportunidad de explicar en mejor forma sus pormenores.
Agradezco, en nombre de los habitan-tés de Llanquihue y Chiloé, el patrocinio que el Ejecutivo ha dado a la iniciativa, que ojalá llegue a ser ley.
Mientras tanto, vuelvo a recordar que en el lado chileno, en Puerto Varas, hay un solo hotel, pobreza y desolación. En Bariloche y Nahuelhuapi, en cambio, hay doscientos hoteles de turismo que pueden recibir a diez mil pasajeros diariamente y cuentan con diez mil camas de primera clase; hay vida, auge, prosperidad. Hacia el lado chileno, sin embargo, sólo decadencia e incomprensión.
Pretendemos ser nación turística y no sabemos ni imaginamos qué es el turismo. Se trata de una nueva actividad humana que es necesario entender. Debemos cambiar la mentalidad. Tenemos que ganarnos al turista. No se puede mover la economía de determinados países sin la cooperación de este nuevo elemento. Nosotros, como país pobre, alejado de las corrientes mundiales, necesitamos la participación de este factor modelador de la economía moderna que es el turismo. Yo "lo quiero para mi zona y es nuestra determinación lograrlo.
Nada hay más bello en América que ese paisaje del sur de Chile. Sepamos aprovecharlo.
Mi intención ha sido refutar los editoriales de los diarios mencionados y solicitarles -con el profundo respeto que siento hacia "El Mercurio" y "El Diario Ilustrado"- su concurso y comprensión; pedirles que vean el problema de acuerdo con la realidad, no con anteojeras, y que jamás desciendan a considerar el admirable plan de desarrollo a que aspiran las provincias australes, desde la falsa concepción de que pretendemos resolver nuestros problemas amparados en la debilidad humana. Jamás jugará el pueblo en Puerto Varas. El hombre, el trabajador, el individuo de clase media, no tienen dinero, ni lo tendrán jamás, para pisar un casino. Tenemos interés en el turista y no en corromper, envilecer o humillar a nuestro pueblo. La tarea que nos hemos fijado es una empresa económica de superior magnitud.
Desde esta alta tribuna, solicito no sólo el apoyo del Senado, sino también la comprensión de la opinión pública hacia una de las más grandes obras que se pueden realizar en este país: la integración de dos naciones; la unión del Neuquén, del Estado argentino de Río Negro, con nuestra provincia de Llanquihue, a través de Puerto Montt.
He terminado, señor Presidente.
"
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