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- rdf:value = " El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, el 23 de agosto se cumplirán 24 años de un acontecimiento que para el pueblo rumano es decisivo en su historia: la clase obrera, el campesinado, la intelectualidad avanzada y los más vastos sectores nacionales se unieron en un solo torrente y derrocaron la dictadura militar-fascista que gobernaba Rumania, trazándose de inmediato la perspectiva de entablar por todos los medios la lucha contra el hitlerismo, lucha que en esos momentos interesaba a toda la humanidad.
La insurrección popular tuvo su comienzo en el arresto del gobierno de Antonescu, y luego las formaciones de lucha patriótica y. las unidades militares rumanas ocuparon las principales instituciones y objetivos militares de Bucarest, liquidando las unidades hitlerianas de la capital y sus cercanías, y derrotaron a las tropas alemanas del Valle del Prahova, Brasov y Constanza.
Pero además de derribar la dictadura, el pueblo rumano contribuyó a la liberación del resto de la Europa ocupada por la Alemania nazi. Durante nueve meses el ejército rumano luchó, hombro a hombro con el Ejército Soviético, para expulsar a los alemanes de su propio territorio y de los territorios de Hungría y Checoslovaquia.
El Partido Comunista Rumano, que había participado activamente en los sucesos del 23 de agosto de 1944, llamó al pueblo y la nación rumana a desplegar todo el esfuerzo necesario para ayudar a la derrota del fascismo. Amplias masas de la ciudad y del campo respondieron al llamamiento; enfrentando grandes dificultades y aniquilando las maquinaciones de las fuerzas reaccionarias, trabajaron con abnegación para asegurar el abastecimiento y el pertrechamiento del ejército. Se enrolaron en las operaciones militares desplegadas desde el 23 de agosto de 1944 hasta el 9 de mayo de 1945 efectivos que totalizaron 540 mil personas, de las cuales 170 mil cayeron en los campos de batalla, y más de 300 mil fueron distinguidas con condecoraciones y órdenes rumanas, soviéticas y checoslovacas por el heroísmo y valor de que hicieron gala.
La gesta del pasado.
La lucha antihitlerista evidenció una vez más las profundas virtudes del pueblo rumano, su fervor por la libertad y el patriotismo. La lucha iniciada el 23 de agosto entronca con la lucha secular de los pueblos balcánicos contra la dominación otomana, que tuvo su epílogo en 1877, cuando Rumania pudo convertirse en una nación independiente y soberana.
La guerra de 1877 estalló sobre el fondo de la borrascosa crisis surgida en los Balcanes como consecuencia de la intensificación del movimiento de liberación de los pueblos que se encontraban bajo el yugo extranjero. Las sublevaciones de Bosnia, Herzegovina y Bulgaria, la guerra contra la Puerta Otomana librada por Servia y Montenegro, la amplitud del movimiento popular de Rumania por la conquista de la independencia sacudieron al imperio otomano desde sus fundamentos, haciendo inminente su disolución, como sucedió efectivamente.
Los combates librados en 1877 y las luchas encarnizadas contra el hitlerismo en 1944-1945, no fueron en vano. El pueblo rumano ya había aprendido bastante durante la dictadura militar y fascista de Antonescu, y los sacrificios realizados durante los nueve meses en que participaron en la alianza hitlerista le demostraron la necesidad de ir más allá en su lucha. La insurrección del 23 de agosto puso en movimiento todas las energías del pueblo, marcando el comienzo de la revolución popular. Bajo la dirección del Partido Comunista fueron arrancadas posición tras posición de manos de los reaccionarios, fue derrocada la monarquía e instaurada la República.
A su vez, la instauración de la República -que se halla en su XXI año de existencia- marcó el paso a la construcción del régimen socialista en Rumania.
La hazaña de hoy.
En estos años, en la estructura social del país se operaron profundas transformaciones: las fuerzas de producción conocieron un desarrollo sostenido, las relaciones socialistas de producción se generalizaron en toda la economía. Fue liquidada para siempre la explotación del hombre por el hombre y el socialismo triunfó definitivamente en los campos y en las ciudades. Se puede decir entonces que el forjamiento del socialismo corona la lucha de siglos del pueblo rumano por la libertad y el progreso social.
El 11 de julio de 1948 se votó en el Parlamento rumano la ley de nacionalización de los principales medios de producción. Hoy, a 20 años de aquel acontecimiento, la posición industrial de este país supera en más de 13 veces la de 1948. Rumania sigue situándose en uno de los primeros lugares del mundo en el aspecto del ritmo de desarrollo industrial, teniendo en la etapa 1951-1967 un ritmo medio anual de 13,2%.
En los años que transcurrieron desde la liberación del país, en la vida de las aldeas se operaron también importantes transformaciones renovadoras, principalmente a través de la cooperativización que gradualmente fue elevándose para adquirir formas superiores de producción agrícola. La cooperativización culminó en 1962, y en esa oportunidad se adoptó un amplio programa con vistas a modernizar y elevar la producción agrícola al nivel de los países con agricultura desarrollada.
La agricultura en Rumania abarca actualmente 340 empresas agrícolas estatales contando con una superficie de 2 millones 67.000 hectáreas, y 4.675 cooperativas agrícolas de producción con más de nueve millones de hectáreas de superficie agrícola.
Creo conveniente, en este problema de la agricultura, destacar como, a pesar de haber sufrido ciertas zonas del país efectos de sequía, no encontró allí una agricultura débil, como en los años 1946 y 1947. Una agricultura socialista, unida en cooperativas de producción, con una base técnico-material de primer orden, fuertemente respaldada por el Estado socialista, pudo hacer frente a la emergencia sin problemas, y de este modo la producción agrícola necesaria para el abastecimiento normal de la población estuvo en el nivel deseado.
índices elocuentes.
Una serie de índices, como el aumento del número de trabajadores, el crecimiento de la productividad, la reducción de los gastos materiales de producción, el incremento del producto social total y de la renta nacional, constituyen pruebas de la evolución sana de la economía rumana.
La salud pública, la educación y la atención a la infancia y los ancianos, al igual que en todos los países socialistas, alcanza niveles que confirman la superioridad del régimen socialista como sistema económico y social. Asimismo, la cultura tiene un desenvolvimiento que jamás se había alcanzado en el pasado. Como dato ilustrativo, se puede decir que en 1967 las editoriales imprimieron más de 3.670 títulos de libros y folletos, en una tirada de 76 millones de ejemplares.
Al conmemorarse un aniversario más de la insurrección popular que en Rumania derrotó la dictadura militar fascista, queremos que llegue hasta este pueblo, a su Gobierno y representantes diplomáticos en Chile el tributo, la expresión de amistad y afecto del Partido Comunista y sus parlamentarios.
He dicho.
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