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- rdf:value = " El señor TEITELBOIM.-
Deseo hacer una declaración de principios.
Aquí se formuló una afirmación que rechazamos de plano.
No concebimos la historia de la sociedad y de la humanidad como una lucha de generaciones. Somos partidarios de la juventud, también de los hombres maduros y, por cierto, respetamos a los viejos. Estimamos que, merced a la técnica y al avance de la ciencia, se van extendiendo cada vez más los hitos de la edad útil. Esta es una aspiración de todos. Por lo tanto, ningún Senador habrá escuchado jamás una frase despectiva de un comunista respecto de un hombre en razón de su edad avanzada. No la diremos nunca ni la hemos dicho jamás.
Cada edad tiene sus significaciones, sus encantos y sus problemas. Y ser partidario decidido de la juventud no es ser enemigo de los hombres maduros ni mucho menos de los viejos.
Creemos que el respeto entre las distintas generaciones es una necesidad evidente. Para nosotros el problema no reside en ello. No es la lucha de las generaciones lo fundamental, sino la lucha de clases.
Si planteamos una observación acerca del candidato de la Derecha, la hacemos por pertenecer a la Derecha, por representar a una clase que, a nuestro juicio, es lesiva para los intereses de nuestro pueblo. De igual manera procederíamos si el candidato tuviera 90, 75, 50, 40 ó 25 años. La edad es un problema simplemente adjetivo. No queremos plantear de ninguna manera el problema en tal terreno, porque lo estimamos absolutamente falso. Pero, sí, lo rechazamos desde el punto de vista político, de clases, de los intereses, grupos e ideas que representan.'
Esa es nuestra frontera. Esa es nuestra línea de delimitación. Por lo tanto, cualquiera otra interpretación que se haga, en el sentido de lucha de generaciones, no está dentro de nuestro pensamiento, de nuestra ideología ni de nuestra filosofía.
Por tal razón, las aseveraciones, muy dirigidas al Partido Comunista, que ha formulado en este recinto el Honorable señor Ochagavía, no son pertinentes.
El artículo de El Siglo" es muy representativo de lo que pensamos en esta materia. ¡Caramba, necesitamos grandes viejos! Claro que no todos son grandes viejos, como no todos los jóvenes son grandes jóvenes. Los hay de veinte años que no se pueden poner como ejemplos, entre ellos los de "Fiducia", porque, a nuestro juicio, son biológicamente jóvenes pero muy viejos, muy anticuados, muy anacrónicos, muy valetudinarios desde el punto de vista ideológico. Por cierto, nosotros admiramos al hombre de ochenta años que todavía está luchando en las filas del pueblo. Pero no admiramos -no por razones de edad, sino de principios- al hombre de edad que está contra el pueblo y que, precisamente, no quiere dar paso a la juventud. Un poco de esto ha ocurrido en el Partido Nacional: ha sido profundamente conservador, fiel a su origen respecto de los derechos de la juventud, y el voto que ha emitido aquí ha sido mezquino.
Nosotros no lo somos, ni respecto de la juventud ni respecto del hombre que está en la edad que los antiguos llamaban augusta, que respetamos. Pero -repito- trazamos la línea fronteriza basándonos en principios de clase, en principios políticos y en actitudes frente a la vida. Y queremos que los derechos de todas las edades sean considerados con respeto y comprensión.
Refiriéndome al artículo que estamos tratando, en cuanto a que el Presidente de la República o un Ministro de Estado puedan ausentarse del país hasta por quince o diez días, respectivamente, sin permiso de la Cámara, estamos de acuerdo en que puedan hacerlo, porque la edad contemporánea exige movilidad, dinamismo en esos desplazamientos fuera del territorio nacional. Son una exigencia del momento actual. Pero no somos partidarios de que se dé por más de quince días tal autorización sin que haya de mediar la voluntad clara, exacta, del Congreso Nacional, porque no es bueno que una persona con tan altas responsabilidades se ausente por un período largo sin estar autorizada, por cierto, por el Parlamento.
Esa es la posición del Partido Comunista en esta materia.
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