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- rdf:value = " El señor JEREZ.-
Señor Presidente, los Senadores del MAPU votaremos favorablemente esta enmienda constitucional.
Deseo aprovechar esta oportunidad para referirme brevemente a la intervención del Honorable señor Bulnes, quien, en ésta como en otras oportunidades, ha demostrado muchos nervios cuando se ha hablado de cohecho. El señor Senador ha perdido la calma, lo que espero no me suceda a mí en esta ocasión en que contestaré y puntualizaré mis respuestas a las imputaciones injuriosas que pretendió hacerme cuando señaló que yo, en mi campaña parlamentaria y en mi trayectoria política, había planteado y defendido la democracia, para luego abandonar mi partido -la Democracia Cristiana- y trabajar junto con los marxistas, que, según el señor Senador, constituyen la negación de la democracia.
Me sentiría muy intranquilo si Su Señoría concordara conmigo respecto de mi visión de la democracia y el papel que corresponde a un cristiano en el campo político. Tenemos conceptos absolutamente diferentes.
Y ya que el Honorable señor Bulnes ha mencionado el caso de Cuba, diferente de otras "democracias" latinoamericanas encabezadas por "gorilas" y sustentadas por la Derecha -de la cual en nuestro país forma parte el Honorable colega-, corrompidas y sólo en apariencia tolerantes de las libertades esenciales, debo recordar al señor Senador que el Gobierno vigente en Cuba antes de la revolución de Fidel Castro convirtió al país en un garito y lo entregó en manos de los intereses norteamericanos, atado de pies y manos, junto con sus riquezas básicas. Lo que sucede ahora en esa república es muy distinto. No pretendemos que, de advenir un gobierno popular en Chile, se vayan a copiar fórmulas ajenas, por muy valiosas que sean y por mucho que merezcan nuestra solidaridad; pero -lo declaro enfáticamente- estamos con la Cuba de Fidel Castro. No sólo lo estamos los militantes de los partidos populares, sino también gente de otras colectividades -que, por cierto, no comparten los puntos de vista del Honorable señor Bulnes-, como de la Democracia Cristiana. Varios militantes de ésta han tenido oportunidad de viajar a la isla del Caribe -inclusive importantes funcionarios de Gobierno, y hasta su actual candidato a la Presidencia de la República-, y una vez que volvieron de allí no les escuchamos palabras de condena hacia el sistema. En el peor de los casos, esas personas plantearon sus discrepancias respectó del sistema político, de partido único, pero en forma seria, porque ellos entendieron -como lo hago yo- qué no se pueden aplicar fórmulas rígidas y lo que importa es que se establezca el poder popular.
Sólo hace unos días, regresó de Cuba una "comisión comercial exploratoria", como se la llamó, en la cual participaron militantes de la Democracia Cristiana que ocupan cargos de Gobierno. Tuve oportunidad de presenciar por televisión la entrevista a don Belisario Velasco, gerente de operaciones de la ECA, a quien, para resumir su opinión sobre la experiencia, un periodista le preguntó: "¿Usted, señor, volvería nuevamente a Cuba?". "Sí, señor," -respondió el entrevistado- "porque he quedado con mucho interés y pasión por conocer más a fondo ese fenómeno, del cual tenemos mucho que aprender los países latinoamericanos". Y por supuesto el señor Velasco no es marxista, sino democratacristiano. Digo más: cuando se hace toda esta alharaca hipócrita en torno de las ejecuciones llevadas a efecto en Cuba, debemos recordar que ésas son cosas del pasado, de la etapa inicial de una revolución que tenía que consolidarse en sus primeros años, sin caer en la ingenuidad de permitir que siguieran proliferando en ese país los esbirros tolerados bajo la dictadura de Batista.
Muchas veces, congéneres suyos, Honorable señor Bulnes, hablan de su "ancestro" patriótico, de sus ascendientes que lucharon en la época de la Independencia. Lo hicieron contra el imperialismo español para darnos nuestra libertad. Pregunto si ustedes se avergonzarían o condenarían a los que castigaron con la muerte a los miserables que oprimían al pueblo; si alguien levantaría la voz por el hecho de que el Ejército patriota -entre los cuales estaban los ascendientes de muchos dirigentes de la Derecha- puso contra el paredón a San Bruno y a todos los que habían torturado y vejado a los patriotas.
El problema está en que tenemos un concepto distinto de la democracia. Naturalmente, cuando una forma de democracia, de cualquiera manera, atenta contra los intereses económicos de las capas gobernantes, éstas buscan la fórmula para atacarla.
Tengo un sentido de la democracia que no es el mismo que el del Honorable señor Bulnes. La democracia en que cree el señor Senador es la defendida en los editoriales del diario "El Mercurio", que tiene la desfachatez de decir que hoy día peligra el sistema democrático porque un proyecto de ley -impulsado por parlamentarios de los distintos partidos, menos de la Derecha- propone terminar con el abuso vergonzoso que significa la explotación comercial de los derivados del petróleo por parte de empresas como la COPEC, la Shell y la Esso.
"El Mercurio" ha dicho en sus editoriales que en este momento se cierne una sombra negra sobre la libertad y la democracia, porque a la Derecha se le está quitando el "pituto" que utiliza para enriquecerse a costa de inversiones que pertenecen al país.
Lógicamente, tenemos un concepto distinto de la democracia. Durante mi campaña a Senador -el Honorable señor Bulnes lo sabe muy bien, porque estuve en muchos foros con él-, al hablar de democracia, estaba defendiendo un concepto distinto al del Honorable señor Bulnes. Y también recuerdo que en una de las últimas oportunidades, cuando entramos a discutir sobre la cuestión de los cristianos en política, yo le decía que no tenía por qué extrañarse, que no tenía por qué decirme que yo estaba al margen de la concepción cristiana de la política por no estar en consonancia con su propia imagen de la acción de un hombre que pretende defender valores cristianos en el terreno político; porque hay cristianos que defienden a la clase obrera y otros que están al servicio de la clase capitalista. Y ésta es una diferencia que nadie me la puede discutir. En tal sentido, no tengo ningún interés en conciliar con los criterios del Honorable señor Bulnes.
No acepto -como no aceptaron quienes en 1938 rompieron el Partido Conservador para formar la Falange Nacional- que se pretenda utilizar el cristianismo como una defensa de los negocios de los empresarios privados. No podemos aceptar que se pretenda decir que el cristianismo está vinculado a un determinado tipo de civilización o sistema político, sobre todo cuando ese sistema o civilización defienden los intereses más reaccionarios. No aceptamos que se hable de "civilización cristiana y occidental", porque, por naturaleza y por definición, los valores cristianos son universales y no pueden ser confundidos con un sistema o una zona del mundo -Occidente-, pues entre los muchos valores que éste puede haber aportado al desarrollo de la humanidad tiene en sí el peso tremendo de haber sido la cuna del capitalismo. No tenemos la soberbia -porque pretendemos ser cristianos consecuentes- de menospreciar el valioso aporte, desde el punto de vista del desarrollo espiritual de la humanidad, que ha significado el mundo oriental, en el cual puede haber sistemas políticos que no compartimos, pero que en el transcurso de su propia evolución ha ido entregando valores infinitamente más consecuentes con el pensamiento cristiano que la aplicación práctica que del cristianismo hacen los capitalistas e imperialistas del llamado "mundo libre, occidental y cristiano".
Pero eso, si quería plantear un debate con seriedad y sin ofuscarse porque se habló de cohecho -porque una persona no tiene por qué molestarse o intranquilizarse cuando se usa esta palabra-, el Honorable señor Bulnes no debió haber reaccionado en la forma como lo hizo esta mañana.
Si estuve en la Democracia Cristiana y ahora no lo estoy, no es porque haya dejado de ser cristiano. Hice mi campaña como candidato a Senador diciendo que era un cristiano de Izquierda y que ésa era la idea que fundamentaba mi acción. Y por eso es seguramente que por primera vez en la historia política de Chile, después de la escisión de un grupo que se retira de un partido, como ocurrió con nosotros, no se ha producido una secuencia de insultos, críticas ni juzgamientos tan superficiales, como lo ha hecho el Honorable señor Bulnes respecto de quienes militábamos en la Democracia Cristiana.
No soy pontífice para aconsejar a nadie y resuelvo mi conducta política de acuerdo con mis ideas.
Hoy día, cuando veo que lamentablemente muchos militantes de mi ex partido están más cerca de lo que piensa el Honorable señor Bulnes y su conducta práctica no concuerda con la que los llevó a formar parte de un partido que constituyera fundamentalmente una herramienta para luchar contra el capitalismo, me siento honrado de discrepar con el Honorable señor Bulnes y de recibir hoy día como insulto lo que para mí es una consagración de la certeza de mi conducta.
Soy un cristiano de Izquierda y me uno a los que están luchando por el pueblo. No voy a permitir que nadie pretenda decir que la condición de cristiano me obliga con determinadas fórmulas en la política de Chile, sobre todo cuando para algunos el cristianismo sirve de máscara para amparar los sucios intereses de los capitalistas que hablan de democracia cuando ven amagados sus privilegios, y que, cuando se trata de aplicarlo como una herramienta de liberación del pueblo, siempre están en contra, o se someten únicamente cuando la fuerza del pueblo los obliga a cambiar de posición.
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