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El señor WALKER (Prosecretario).-
En el segundo lugar de la tabla, corresponde ocuparse en los informes de la Comisión de Economía y Comercio, y de Hacienda, recaídos en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados que autoriza al Presidente de la República para prorrogar la vigencia de algunas franquicias establecidas en la ley Nº 7.896, "en beneficio de la industria siderúrgica, y para igualar el régimen jurídico y previsional de los empleados y obreros que trabajan en esta rama de la producción.
La Comisión de Economía y Comercio, en informe suscrito por los Honorables señores Ibáñez (presidente), Luengo, Miranda, Noemi y Tarud, recomienda aprobar el proyecto con las modificaciones contenidas en el boletín N° 22.465.
-El proyecto figura en los Anexos de la sesión 57ª, en 6 de septiembre de 1966, documento Nº 4, ina 3427, y los informes, en los de la sesión 34ª, en 20 de diciembre de 1966, documentos Nºs 6 y 7, inas 2315 y 2319.
El señor WALKER (Prosecretario).-
En sesión celebrada el 21 de diciembre de 1966, quedó cerrado el debate respecto de este proyecto, y su votación general, pendiente.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
En votación.
- (Durante la votación).
La señora CAMPUSANO.-
Pido la palabra para fundar el voto, señor Presidente.
Este proyecto habría sido rechazado en el mes de diciembre, pues ya varios partidos políticos se había pronunciado en tal sentido. Así lo comprendió también el Gobierno y, por eso, en el momento mismo de comenzar su votación, hábilmente le retiró la urgencia.
Al fundar hoy nuestro voto, reiteramos lo que sostuvimos durante el debate general : consideramos este proyecto como un nuevo atentado contra los intereses nacionales y un estímulo más para el poderoso grupo de los capitalistas chilenos y extranjeros que controlan la industria siderúrgica nacional, pieza vital de nuestro desarrollo económico.
La CAP ha obtenido este proyecto como una manera de "asegurar el desenvolvimiento normal de la empresa" y echar las bases de la duplicación de la producción de acero en algunos años.
Como en el caso de los convenios del cobre, con el señuelo del aumento de la producción, se otorgan franquicias desorbitadas a los capitalistas extranjeros y a sus aliados criollos.
En la actualidad, como se reconoció en la Comisión, la Compañía de Acero del Pacífico es un excelente negocio, que tiene muy buenas utilidades en dólares.
Con este proyecto -basado, según se dice, en la necesidad ele estimular a la compañía-, se autoriza al Presidente de la República para prorrogar cualquiera o todas las franquicias establecidas por la ley 7.896. Esto como primera cuestión. Luego, la compensación que se daría al Estado por este obsequio, significaría en el hecho un nuevo regalo para la empresa: la compensación se utilizaría para conceder préstamos a la misma CAP.
En el debate anterior decíamos que en estos momentos los accionistas particulares, que se han apoderado del control de la CAP, tienen el 63,26% del capital, y con una inversión real de 16 millones de dólares han obtenido utilidades que exceden de 50 millones de dólares, o sea, han ganado más de 300%.
Nueve accionistas, cada uno con más de un millón de acciones, tienen en sus manos 43,4% del total de las acciones del sector privado. Entre ellos, están la Chile Exploration, la Anglo-Lautaro, el Banco Sud Americano, la Braden, es decir, lo más florido de los consorcios imperialistas que explotan nuestras riquezas y uno de los clanes financieros más relevantes de la oligarquía nacional.
Ellos serían los grandes beneficiados, de aprobarse este proyecto. No los trabajadores ni el conjunto del pueblo. Así lo hicieron notar los obreros y empleados de la CAP, tanto los de Concepción como los de Atacama. Así lo hicieron saber también los alcaldes y regidores y las fuerzas de avanzada de esas provincias. Sólo porque se iban a entregar beneficios a la CAP, aquéllos deseaban sacar una tajada, pero obreros y empleados han decidido que esos beneficios no se entreguen.
Por eso, los comunistas votaremos resueltamente en contra de este atropello al interés nacional y continuaremos, como siempre, nuestra lucha por la construcción de una industria siderúrgica realmente chilena, al servicio del desarrollo económico y del bienestar del pueblo.
El señor WALKER (Prosecretario).-
Debo aclarar que la Comisión de Economía aprobó el proyecto por 3 votos contra 2 y que la de Hacienda lo rechazó en general también por 3 votos contra 2.
El señor FUENTEALBA.-
¿Qué votamos ?
El señor PABLO.-
¿Qué se vota? ¿El informe o la idea de legislar?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Se está votando el proyecto, o sea, la idea de legislar.
El señor CONTRERAS LABARCA.-
Señor Presidente, el proyecto en votación se refiere a la prórroga o restablecimiento de todas o algunas de las franquicias concedidas por la ley 7.896 a las empresas que con anterioridad hubieren gozado de ellas, por el plazo de diez años.
El problema de las franquicias tributarias ha sido motivo de amplios debates en el Senado en numerosas oportunidades. Puede decirse que hay consenso general en el sentido de revisar las franquicias, muchas de las cuales no se justifican de ninguna manera, no pocas son excesivamente favorables a determinados intereses económicos y otras resultan verdaderamente escandalosas.
En virtud de las opiniones y antecedentes dados en el curso de este debate, se concluyó en la necesidad de revisar a fondo el sistema general de franquicias tributarias. Debido a lo anterior, el Gobierno del señor Frei y la Democracia Cristiana se comprometieron ante el Senado a efectuar una revisión del régimen general de franquicias, a fin de proponer en un plazo prudencial un sistema nuevo, que se llamó de racionalización de franquicias. Ha transcurrido un largo espacio de tiempo y el Gobierno no ha cumplido el compromiso contraído con esta Corporación.
Desearía preguntar a alguno de los señores Senadores de Gobierno en qué estado se encuentra el estudio de este problema. Planteo esta cuestión porque la prensa de los últimos días anuncia el envío de un proyecto de ley de reforma del actual sistema tributario y, dentro de él, naturalmente, de lo relacionado con las franquicias. Sería conveniente que los representantes del Partido Demócrata Cristiano informaran al Senado acerca de las decisiones que se hayan adoptado en este instante respecto de la llamada racionalización de franquicias tributarias, que en muchos casos, como acabo de decir, no se justifican de ningún modo.
En lo relativo a las franquicias que señala este proyecto, sostengo la misma posición que acaba de exponer la Honorable señora Campusano.
Por consiguiente, voto en general en contra de la idea de legislar.
El señor ENRIQUEZ.-
Señor Presidente, acaba de recordar el Honorable señor Contreras Labarca la promesa que hizo el Gobierno frente a una indicación que presenté, en cuanto al envío de un proyecto de racionalización de las franquicias tributarias.
A mi juicio, hay un verdadero caos en esta materia y una serie de franquicias y exenciones que no se justifican en absoluto. Esto no quiere decir que me oponga, en determinados casos y por vía de excepción, a la posibilidad de recurrir, como herramienta de fomento o de protección, a un régimen tributario especial que permita el crecimiento de ciertas actividades que a la colectividad interesa vigorizar; pero creo que se ha llegado demasiado lejos en este camino.
En el caso específico de la industria siderúrgica, considero que las exenciones y liberalidades que se le otorgaron a su nacimiento tenían plena justificación. Pero el hecho es que con posterioridad esta industria se ha desarrollado. Y es preciso hacer un estudio sumamente minucioso y a fondo de su estado actual económico y financiero, de sus mercados internos y externos, de las posibilidades que se le presentan, de los poseedores de sus capitales, de los beneficiados con las utilidades de la compañía, de la política general que se sigue sobre el particular, para resolver con pleno conocimiento de todos sus antecedentes.
Además, como todavía tienen bastante tiempo de vigencia las franquicias de que actualmente goza la actividad siderúrgica, estimo que no existe ninguna urgencia en prorrogar ahora las exenciones y aun extenderlas.
Que se nos envíe un estudio completo. Y sigo manteniendo mi punto de vista de que la carga del total de los agobiados contribuyentes del país podría ser aliviada en cierta medida si se efectúa un examen del régimen de exenciones y franquicias tributarias.
Hay alrededor de 1.500 disposiciones legales que rebajan los impuestos o eximen de su pago a unos u otros. Tanto, que me atreví a afirmar en este hemiciclo que quienes tienen dinero disponible pueden invertirlo libre de tributos en el norte, el centro o el sur del país, en una actividad u otra, y que hemos llegado al extremo de que sólo los pobres y los tontos pagan impuestos en Chile.
La industria siderúgica tiene su principal planta de operaciones -la Compañía de Acero del Pacífico- en mi propia provincia: Concepción. Por ello, es duro para mí aparecer votando en contra de lo que, a primera vista, ostensiblemente, beneficia a una zona que represento en el Senado.
Vuelvo a emplazar al Gobierno a que presente el proyecto que anunció hace ya dos años, a raíz de una indicación que formulé con el objeto de que se hiciera luz sobre este asunto y se corrigieran muchos privilegios e injusticias.
Voto que no.
El señor BARROS.-
Señor Presidente, la CAP pretende una liberación que alcanza más o menos a la suma de 431 millones de dólares. Ello va en detrimento de la salud y de otros organismos que en Chile requieren cantidades muchísimo menores que esa cifra para poder subsistir. Con tal suma se podría construir, según se dijo en el primer informe, más de cuatro Huachipatos juntos.
Los personajes que han aprovechado y seguirían aprovechando estas franquicias tienen nombre y apellido. Son los "desconocidos de siempre" en Chile: los Levine, los Mardones, los José Luis del Río, los Heiremans, los Walter Müller, los Germán Picó, los Ross, los Sáez y demás "pordioseros" que vienen enriqueciéndose con todos los Gobiernos.
Ya en 1953, como se ha afirmado aquí, la CAP pudo haber sido totalmente chilena. No queremos ni aceptamos hipotecar el porvenir siderúrgico chileno por diez años más. Esto, a nuestra manera de entender, es un escándalo, y tenemos el compromiso moral con el pueblo de rechazarlo en este instante. ¡ Si ni siquiera Impuestos Internos ha podido revisar la contabilidad fraudulenta que realizan los capos de estas compañías!
Por eso, rechazo la extensión de las franquicias tributarias. Voto que no, porque no quiero ser cómplice de una estafa más para los trabajadores, para los obreros y para la miseria del pueblo chileno.
El señor GUMUCIO.-
El Honorable señor Pablo fundará el voto por nuestro partido.
Votaré favorablemente este proyecto, en el entendido de que estamos votando nada más que la idea de legislar y de que en la discusión particular podrá ser modificado en todo lo que se estime conveniente, como lo expresa la Comisión de Economía.
Voto que sí.
El señor PABLO.-
Señor Presidente, los Senadores democratacristianos votaremos favorablemente la idea de legislar contenida en este proyecto. Lo hacemos convencidos de que la liberación tributaria que se propone otorgar a la Compañía de Acero del Pacífico tiene justificación; y la tiene debido a la gran inversión que ella debe realizar. Además, porque la liberación de tributos no afectará a la utilidad que pudiera obtener la compañía, sino, fundamentalmente, a aquellos impuestos que influyen en los costos, los cuales, en definitiva, son pagados por la comunidad toda.
La Compañía de Acero del Pacífico debe duplicar su producción, y para lograrlo requiere de una fuerte capitalización. Es la empresa que para desarrollar sus planes debe realizar la más alta capitalización en el país. Su inversión directa, no sólo será de 127 millones de dólares, sino, como reza el informe, alcanzará a 230 ó 250 millones de dólares, cifra esta última que significa la ampliación de Huachipato. En este instante, no hay empresa individual alguna que realice una inversión de este tipo. Por ello, estimamos que la CAP está en condiciones excepcionales, como denantes señaló el Honorable señor Enríquez, y es merecedora de la liberación de impuestos que gravitan en sus costos, y no en sus utilidades.
Los impuestos que gravitan sobre los costos de dicha empresa corresponden exclusivamente a los de bienes raíces y a las compraventas. Este último tributo, en definitiva, lo paga indirectamente también el consumidor, porque se suma al costo. Frente a eso, el Fondo Siderúrgico crea la posibilidad de recuperar, por la vía de su ampliación, un ingreso muy superior a la del impuesto a la renta que correspondería pagar a esta empresa desde 1971 a 1975. Es decir, creemos que la doctrina tributaria está bien sentada: pagar impuestos sobre las utilidades y que, aparte ello, se otorguen liberaciones en aquellos rubros que significan una traba para el desarrollo de esta empresa, como son los derechos de importación y otros.
Además, en este proyecto se establecen beneficios directos para la zona de Talcahuano al crear la posibilidad, en la primera etapa, de invertir los impuestos que se perciban y, al mismo tiempo, contratar empréstitos con cargo al producido de dichos gravámenes, lo que estimularía fuertemente el desarrollo de esa zona.
Asimismo, en el proyecto se consignaba una idea central de extraordinaria importancia: hacer desaparecer en esta empresa, como especie de plan piloto, las diferencias existentes entre empleados y obreros.
Yo no sé qué alcaldes o regidores tan "progresistas", a los cuales se refirió la Honorable señora Campusano, son los que se oponen a este proyecto. En mi concepto, ellos tienen una visión distorsionada de la realidad del problema.
Los pobladores de la comuna de Talcahuano fundaron grandes esperanzas en la aprobación de este proyecto; la mayoría municipal -prácticamente la totalidad de los regidores- esperaba lograr la solución de diversos problemas que afectan a la comunidad toda.
Por otra parte, en cuanto a la exención tributaria misma, ignoro de dónde se han obtenido cálculos tan fantásticos como los señalados por el Honorable señor Barros, quien sostuvo que se trataba de 400 mi- millones de dólares.
Cualquier suma que se pueda imputar a impuestos por concepto de importación de maquinarias, hoy día se halla exenta, sin necesidad de aprobar el proyecto en debate. Dicha exención rige por decretos anteriores, y de ella disfruta toda la industria del país.
Nos parece que a nuestros Honorables colegas los ha cegado un mal estudio del proyecto y una incomprensión indebida de la política del Gobierno, lo cual los hace votar negativamente.
En cuanto a les accionistas de la Compañía de Acero del Pacífico, debemos recordar que no ha sido este Gobierno quien los instó a ingresar a ella. Fueron Administraciones anteriores las que lo hicieron, acordándoles determinadas granjerias. Sin embargo, este Gobierno ha ido acrecentando la participación fiscal en la empresa; y estoy cierto de que, antes de terminar su período, el 51% de las acciones será del Estado.
Los Senadores democratacristianos votaremos favorablemente el proyecto, pues tenemos conciencia de que la CAP está intervenida en su totalidad por el Estado: su presidente es designado ahora por el Gobierno, y lo que es más, su directorio no puede realizar ningún acto jurídico de trascendencia sin contar con la anuencia de la Corporación de Fomento, lo que en la práctica equivale al veto del Ejecutivo.
Por lo que dejo expuesto, voto afirmativamente la idea de legislar.
El señor PALMA.-
El Honorable señor Contreras Labarca preguntó sobre el proyecto de ley relativo a racionalización de todo el sistema de franquicias tributarias existente en el país. Al respecto, puedo informar que una comisión está estudian- do el problema desde hace ya bastante tiempo.
El señor CHADWICK.-
Hace dos años.
El señor PALMA.-
Pero, por tratarse de un asunto relacionado con los más variados rubros, ha resultado estrechamente complejo encontrar una fórmula que permita ordenar este cuadro en forma definitiva. Debemos recordar que el número de liberaciones tributarias, en este instante, es muy superior a dos mil, que afecta a un mismo número de industrias u otros sectores del país. No obstante, en el curso de este año, se espera presentar a la consideración del Congreso Nacional un proyecto de ley que, junto a algunas medidas de orden tributario, fije un sistema racional definitivo, y en cierto modo automático, para aplicarlo a las franquicias tributarias de aquellas industrias que cumplan con los diversos requisitos que en la actualidad se están clasificando.
En cuanto al proyecto de ley en sí mismo, como explicó el Honorable señor Pablo, viene sólo a ratificar diversas medidas tomadas por otros Gobiernos con mucha anterioridad al actual. Y ello en forma muy razonable, pues se trataba de estimular una industria básica para el país. Este tipo de estímulos lo están recibiendo todas las industrias similares de América Latina. No hay ninguna -ni la de San Lorenzo, de Argentina, ni las colombianas, ni las brasileñas- que no tenga estas mismas franquicias de que goza ahora la Compañía de Acero del Pacífico. Ellas dicen relación a facilidades para su producción y para que los costos internos de los productos elaborados no resulten más elevados que los vigentes en el mercado internacional. Todas esas franquicias, me atrevería a decir que sin una sola excepción, inciden directamente en los costos. Se trata de liberar de derechos de aduana; de impuestos a los timbres y estampillas; a las compraventas; territorial; a los sueldos y salarios; a los dividendos e intereses, es decir, todos aquellos factores que inciden de manera total en los costos de muchos productos fabricados en Chile.
De manera que, en definitiva, éste es un proyecto que viene a beneficiar, más que a la Compañía de Acero del Pacífico, a todos los chilenos, pues habrá posibilidades de emplear los productos por ella elaborados en condiciones competitivas con el mercado internacional, asunto que es de extraordinaria importancia, entre otros, desde el punto de vista de las adquisiciones hechas en el país por empresas que pueden comprar en el extranjero o en Chile.
Quiero insistir en que este Gobierno, a diferencia de otros anteriores, es uno de los que más control ha tomado sobre la
Compañía de Acero del Pacífico. Al respecto, vale la pena citar tan sólo tres casos. En primer lugar, creó el Fondo Siderúrgico que, como pueden apreciar los señores Senadores en el informe correspondiente, está destinado a tomar parte de la utilidad neta anual de la Compañía, obligándola a reinvertir con la sola autorización de la Corporación de Fomento; en seguida, el presidente de la compañía, que antes era elegido por los accionistas, ahora es designado por el Gobierno; y por último, los productos elaborados por CAP se entregan a la Corporación de Fomento. De manera que, en realidad, el Estado ha recuperado el control de la compañía sobre aspectos muy fundamentales relacionados con su marcha, lo cual hace más justificable este proyecto de ley desde el punto de vista del interés del Estado y de toda la nación.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Durante la discusión general de este proyecto, di a conocer con amplitud mi pensamiento sobre la materia.
No creo que la Compañía de Acero del Pacífico, orgullo del Partido Radical y de la Presidenciade don Juan Antonio Ríos, pueda ser considerada como mera actividad particular. Como tal, debería ser considerada en toda la respetabilidad que debe tener la iniciativa privada.
Al fundamentar mi voto, quiero recordar muy brevemente que CAP es orgullo de Chile, corazón y eje de su industria pesada. Si no la protejemos, fomentamos y desarrollamos, nunca podremos aprovechar los 5.000 kilómetros de costa que nos permitan ser dueños en lo futuro de una poderosa marina mercante que resuelva nuestros problemas de transportes y que nos permita construir nuestros propios barcos; y lo que es más fundamental, sin acero de alta calidad, no podremos tampoco tener jamás industria automotriz, reglón necesario para nuestro pronto desarrollo.
Todos los países de la tierra bonifican su industria pesada. Ella forma parte de su defensa y es el centro de todo su desarrollo económico. No puede haber industrialización sin electricidad y sin acero.
Por estas consideraciones, deploro que este proyecto vaya a ser rechazado en general por el Senado. En realidad, la idea de legislar no es discutible; pero, en cambio, sí- lo es en particular. Esto último se podría haber perfeccionado en su oportunidad.
Asimismo, como Senador por la Novena Agrupación, lamento no poder presentar indicaciones destinadas a aprovechar las grandes reservas de hierro existentes en las provincias de Llanquihue y Chiloé, las que, junto a las de madera y carbón, nos permitirían instalar en el estuario de Reloncaví otra industria siderúrgica que desarrolle los territorios australes y, en definitiva, ellos constituyan la columna vertebral de nuestra soberanía.
Si hubiéramos corregido lo relativo al Fondo Siderúrgico y fijado claras obligaciones a la Corporación de Fomento, los privilegios de CAP servirían para formar otras industrias similares en el país.
Reitero mi fe, confianza y admiración por la labor encomiable de la Compañía de Acero del Pacífico, ejemplo de capitalización particular. Dicha empresa no paga dividendos: éstos se capitalizan y superan el 75% de su capitalización anual.
Insisto en todos mis conceptos emitidos durante la discusión general del proyecto, y anuncio ahora mi voto favorable.
El señor JARAMILLO LYON.-
Con el objeto de concordar con lo expresado por el representante de nuestro partido en la Comisión de Economía y Comercio, Honorable señor Ibáñez, votaré afirmativamente esta iniciativa legal.
Al hacerlo, quiero repetir aquí, para la historia de la ley, lo dicho por el Honorable señor Ibáñez en esa Comisión. Dijo mi Honorable colega que "aunque votaría en contra gran parte de las disposiciones del proyecto, aprobaba en genera] esta iniciativa en razón del programa de desarrollo que se anuncia al aumentarse la producción anual en un 150%, permitiendo de esta manera que la industria nacional pueda competir en igualdad de condiciones ante los otros países de América Latina que también tienen este tipo de franquicias para su industria siderúrgica".
Por tales razones, los Senadores nacionales votaremos favorablemente.
El señor TEITELBOIM.-
Es conocida la posición de los Senadores del Partido Comunista sobre este proyecto destinado a otorgar franquicias a la industria siderúrgica.
A mi juicio, el problema en debate desborda los términos en que aquí se ha planteado. La esencia de este asunto tan trascendente deriva del hecho de que el Estado, o sea, el pueblo chileno, la nación toda, hizo un esfuerzo supremo para tener una industria siderúrgica; la montó, la realizó. Y esto significó para el pueblo menos salarios, disminuir su nivel de vida. Y cuando ella estuvo en marcha y empezó a ser un buen negocio, como ocurre en todas las cosas buenas de este país, se abrieron las puertas a los inversionistas privados para que disfrutaran de esa industria en la hora del banquete y de la repartición de los premios.
Así liemos visto como en lo que fue una entidad estatal, <58% de las acciones se encuentran ahora en manos de particulares, ¡en manos de quienes, precisamente, controlan los monopolios en este país!
Nosotros no queremos extender más franquicias, es decir, regalar dinero del Estado, del pueblo, a gente tan "pobre como Koppers Company, que, según entiendo, es una dependencia de Rockefeller; ni tampoco a la Chile Exploration, que tiene 3 millones 800 mil acciones, o sea, es la expresión del más alto capital norteamericano en la empresa; ni a la Compañía Sud Americana de Vapores; ni a la Compañía Salitrera Anglo-Lautaro, del grupo Guggenheim; ni tampoco a la Braden Copper Company; ni al First National City Bank; ni a la Sinclair Corporation; ni a la Compañía Carbonífera Lota- Schwager; ni a The Deltec Banking, de Estados Unidos; ni al Hatch, Frederic and Company; ni a la Chilena Consolidada; ni a Dryden and Pope Ltda., todos los cuales tienen millones de acciones, que compraron una vez que el negocio estuvo perfectamente asegurado en cuanto a su rentabilidad.
Perdóneme el Honorable Senado, pero me parece una cobardía, una inmoralidad y un atentado contra el interés nacional, que este pobre pueblo chileno, que tiene tantas dificultades para ganarse la vida, esté regalando en bandeja de plata, o de acero, los millones de que no dispone a empresas entre las cuales están los más grandes multimillonarios, no de Chile, sino del mundo.
Por esa razón, estimo del todo justificado el rechazo manifestado por los Senadores del FRAP y de otras bancas con relación a este proyecto, y me sumo a su negativa, señor Presidente.
El señor CASTRO.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ya votó Su Señoría.
El señor CASTRO.-
Por eso, solicito a Su Señoría me permita usar de la palabra durante un cuarto de minuto.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Reglamentariamente, no me está permitido acceder a la solicitud del señor Senador.
El señor CASTRO.-
¿Ni por acuerdo unánime, señor Presidente?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Ni por acuerdo unánime sería posible, señor Senador.
El señor JARAMILLO LYON.-
Creo que si la unanimidad de la Sala lo acordara, no habría inconveniente.
El señor WALKER (Prosecretario).-
Resultado de la votación: 15 votos por la negativa, 9 por la afirmativa y 1 pareo.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Queda rechazado, en general, el proyecto.
El señor CASTRO.-
¿Me permite usar de la palabra por un cuarto de minuto, señor Presidente?
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor CASTRO.-
Señor Presidente, a pesar de mis años de parlamentario, no sé si es muy usual lo que voy a hacer.
He votado en contra del proyecto. He oído a algunos señores Senadores hablar de personas que se enriquecerían con esta iniciativa. Los nombres que se han dado son de personas que no conozco, con la sola excepción de don Raúl Sáez. Porque ha sido mencionado, quiero decir que, aunque discrepo a veces, dada mi posición doctrinaria, con actitudes de don Raúl Sáez, él es uno de los hombres que mayor suma de capacidad han aportado al progreso de este país.
Soy amigo de él, desde antes de mi llegada al Parlamento: cuando, como ingeniero de ENDESA, inició la construcción de la central hidroeléctrica de El Sauzal. Tengo entendido que desde que la Corporación de Fomento de la Producción se fundó -o poco después- allegó don Raúl Sáez a ella su capacidad y colaboró en la organización de todas sus filiales.
Por eso, quiero esta tarde decir, después de los discursos que sobre esta materia se han pronunciado, que me honro con la amistad del señor Sáez y que no olvido que, en más de algún momento de desgracia del país, la opinión pública rindió unánime homenaje a su capacidad y abnegación.
Nada más.
El señor PABLO.-
En mi intervención anterior, no hice referencia a los nombres que se citaron en el curso del debate. En verdad, no puse mucha atención, y no escuché el del señor Raúl Sáez. De haber advertido que estaba incluido entre los mencionados, mi actitud habría sido -como lo es en este instante- la misma de mi Honorable colega el señor Castro.
Tengo gran admiración por el señor Raúl Sáez. El ha trabajado permanentemente en el sector público, y a su esfuerzo se deben obras tan importantes como la Compañía de Acero del Pacífico, el desarrollo de la ENDESA...
El señor BARROS.-
El Convenio CAP-CORFO, que es vergonzoso.
La señora CAMPUSANO.-
Los convenios del cobre.
El señor PABLO.-
El Convenio CAP-CORFO es extraordinariamente beneficioso, por las posibilidades que abre al desarrollo de la industria siderúrgica.
En general, puede decirse que cuanta obra de envergadura se ha realizado en el país, ha tenido el sello del señor Raúl Sáez.
El señor Sáez no necesita de empresas para adquirir su propia situación de bienestar. En este instante, está haciendo un sacrificio económico extraordinario por servir al país, y merece el respeto de todos los chilenos. Se podrá compartir su punto de vista o discrepar de él, pero jamás podrá decirse que el nombre de Raúl Sáez ha estado o está ligado en ninguna forma a negocios ilícitos o a utilidades que no puedan ser puestas sobre el tapete.
Es un ingeniero brillante, que ha merecido no sólo el respeto de todos los chilenos, sin también de los círculos dirigentes y universitarios del mundo entero que lo conocen. En Chile, ese respeto, que se incrementó en las horas aciagas del terremoto de 1960, se ha afianzado y hecho permanente por su participación en la vida pública del país, su capacidad y dotes intelectuales.
Creo que palabras como las que hemos escuchado hoy día, que suelen decirse con alguna frecuencia y ligereza, muchas veces se lanzan sólo con el propósito de ocultar los vacíos de las propias posiciones.
El señor LUENGO (Vicepresidente).-
Continúa el Orden del Día.
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