-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595943/seccion/akn595943-ds78-ds80
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2769
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2769
- rdf:value = " El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Como decía, las poblaciones que se han levantado en el último tiempo son de emergencia y enfrentan toda clase de problemas derivados de la falta de urbanización, extensión de las redes de electricidad, postaciones de concreto, veredas, soleras, pavimentación de calles, etcétera.
Los pobladores de Andacollo tienen otros poblemas comunes con los de los demás pobladores de Chile. Muy pocos tienen títulos de dominio sobre los terrenos en que han levantado sus viviendas. Urge que la CORVI y demás organismos del Ministerio de la Vivienda se aboquen a resolver estas situaciones utilizando par ello, entre otras herramientas, la ley sobre "loteos brujos", que pronto será despachada por el Congreso Nacional. Hay otros terrenos que pertenecen al Departamento de Bienes Nacionales. Aquí la solución es más sencilla e inmediata. Sin pérdida de tiempo, esa repartición fiscal debe preocuparse de otorgar títulos de dominio a los pobladores. En esto no puede haber tardanza ni tramitaciones.
El crecimiento y expansión de algunas industrias instaladas dentro del radio urbano, como también el crecimiento del área edificada, comienzan a originar problemas urbanísticos que hacen necesario el estudio de un plan regulador para el pueblo y sus zonas de influencia, dentro del cual debería preverse la creación de algunas zonas industriales para trasladar a ellas las industrias que están causando molestias y perjuicios a la población. Claro está que, de materializarse la iniciativa, sería necesario considerar una ayuda estatal para el traslado de las industrias a sus nuevas instalaciones, que podría otorgarse teniendo en cuenta sus condiciones económicas, el provecho que reportan, etcétera, a fin de beneficiar solamente a los industriales pequeños y a los empresarios modestos.
Para terminar, quiero referirme, aunque sea de pasada, a dos problemas, posiblemente los más importantes que tiene Andacollo.
Su suerte está amarrada al precio del cobre. Las alzas y bajas del metal en la bolsa de Londres, los costos, maquilas, etcétera, son problemas de vigencia diaria para sus pobladores.
Es, por eso, indispensable que ENAMI, de una vez por todas, cumpla realmente el papel para el cual fue creada: la defensa y promoción de la pequeña y mediana minerías nacionales.
Es imprescindible asegurar precios estables, rebajar las maquilas usurarias, terminar con los intermediarios, asegurar salarios y previsión adecuados para los trabajadores y pirquineros, otorgar créditos y asistencia técnica. Existe lo principal: la capacidad de esfuerzo de los mineros, su espíritu de sacrificio y experiencia.
Al mismo tiempo, hay que considerar, no ya en el marco de un problema local, sino con perspectivas más amplias, la instalación de una industria refinadora de cobre en la provincia de Coquimbo, que sería un elemento muy importante para nuestro desarrollo económico.
Por otra parte, son reivindicaciones honradamente sentidas por los mineros y el conjunto del pueblo el término de las prohibiciones que limitan la venta de cobre a las empresas manufactureras chilenas FAMAE, por ejemplo, con sus talleres de tratamiento de cobre semiparalizados; la construcción de una planta trapiche para los obreros pirquineros, por cuenta de ENAMI, que sea administrada con su asesoría por el sindicato profesional minero de Andacollo, y la entrega de las pertenencias mineras de la Empresa Nacional de Minería a ese mismo sindicato o a pequeños industriales.
El otro problema es el del agua. En este sentido se ha buscado una solución consistente en asegurar el abastecimiento trayéndola desde el río Hurtado, que corre en las cercanías. Hace años que se habla de esto; las obras parecen diariamente estar a punto de iniciarse, pero hasta ahora nada de ello ocurre.
Durante la visita que el alcalde de esa ciudad hiciera recientemente a Santiago para reclamar solución a éste y otros problemas, se le informó en el Ministerio de Obras Públicas que el proyecto seguía en estudio y era costoso, lo que significó un balde de agua fría sobre las aspiraciones de los andacollinos.
En su propósito de dar solución rápida al problema, la Municipalidad de Andacollo se ha preocupado, incluso, de buscar una forma de financiamiento que permitíría realizar las obras y facilitar las instalaciones domiciliarias. Se ha propuesto alzar en un medio por ciento dentro de la comuna el llamado impuesto único a la minería, establecido en la ley 10.270, alza que, según los cálculos, en un plazo de diez años podría cubrir el aporte municipal, puesto que conforme a las cifras de 1966 este impuesto rinde anualmente 102 millones de pesos. Es menester señalar, además, que del impuesto único a la minería se destina medio por ciento a favor de la CORVI, porcentaje que representó alrededor de ciento dos millones de pesos en 1966.
Como digo, la municipalidad y el vecindario han propuesto, por una parte, alzar en medio por ciento, dentro de la comuna, el impuesto único a la minería para financiar el aporte municipal en lo que toca a la construcción de las obras de aducción desde el río Hurtado y, por la otra, ante la gravedad del problema habitacional, que el medio por ciento a beneficio de la CORVI, establecido en el impuesto único a ,1a minería, sea invertido realmente dentro de la comuna.
La segunda proposición nos parece absolutamente justa y necesaria. Debería el Ministerio de la Vivienda, siquiera este año del tercer centenario del pueblo, hacer un esfuerzo e impulsar la realización de un plan de construcción de habitaciones que se financiaría con el propio rendimiento del impuesto a la minería en aquella parte destinada a CORVI.
En cuanto a la primera idea, esto es, financiar las obras de aducción de agua con el mayor rendimiento producido por el alza del medio por ciento en el impuesto antedicho, me parece que debería ser considerada con mayor atención, especialmente porque se podría afectar con ello a pequeños mineros que están casi en el tope de sus costos. En todo caso, podría buscarse otra forma de financiamiento, tal vez sobre la base de gravar las pertenencias no explotadas o de imponer una tributación especial al hierro en beneficio de un plan general de desarrollo de Coquimbo. Lo concreto es que constituye obligación del Gobierno realizar rápidamente estas obras y buscar un financiamiento que no sea gravoso para los intereses populares.
Estos problemas motivaron el cabildo abierto a que me cupo asistir. En una actitud ejemplar, los vecinos y su alcalde se reunieron a conversar sobre la situación y la manera de mejorarla. Junto a los mineros estaban sus mujeres y niños, que escuchaban atentamente las palabras sencillas de los oradores. La responsabilidad y la preocupación fueron las características sobresalientes, demostrativas de cómo el pueblo es capaz de enfrentar las dificultades y vencerlas con su unidad y trabajo. Una municipalidad pobre, y un vecindario muy modesto reclamaban del Gobierno la atención que merecen.
Posteriormente, el alcalde se trasladó a Santiago en peregrinación obligatoria tras soluciones que nunca llegan. Aquí anduvo de Herodes a Pilatos y sacó muy poco en limpio, principalmente promesas y anuncios de estudios. Me tocó acompañarlo a una o dos entrevistas y darme cuenta, una vez más, de cómo estamos ahogados por el inmovilismo, la rutina, la tramitación, la falta de perspectivas. Todo ello derivado de la falta de confianza en el pueblo, de la falta de decisión y deseo de resolver los problemas, de la ausencia de un espíritu, no digamos revolucionario, sino apenas renovador y progresista.
Señor Presidente, la reseña que he efectuado muestra algo de las condiciones de atraso y estrechez en que se desenvuelve la vida de los habitantes de Andacollo.
Sin embargo, muchos de los problemas planteados tienen soluciones inmediatas, factibles y concretas. Por ejemplo, la entrega de títulos de dominio a los pobladores, el aumento de la dotación de médicos y enfermeras, la instalación de nuevas aulas, el empréstito a la municipalidad.
Otros problemas requieren de más tiempo, dinero y esfuerzos. Pero también tienen soluciones posibles, las mismas que propone la municipalidad.
También me parece apropiado recalcar, aunque parezca un poco ocioso por evidente, que Andacollo se encuentra abandonado a pesar de todo lo que ha entregado en tres siglos de vida, al desarrollo económico nacional y que su suerte es parecida a la de muchos otros pueblos, ya que son comunes los problemas de sus habitantes y los que afligen al conjunto de los chilenos. Lo que prueba, además, que las cosas en Chile han andado y andan mal; que no se está gobernando para el pueblo, ni mucho menos.
Es claro también que el progreso de Andacollo debe verse ligado indisolublemente a las expectativas y al progreso efectivo del país, en especial de sus trabajadores.
En este sentido, los problemas de ese pueblo lo integran al cauce seguido por la gran mayoría de los chilenos. La dominación del imperialismo sobre nuestras materias primas, el dominio sin contrapeso de los monopolios y centros de poder financiero entraban, cuando no paralizan, el progreso de Chile y causan la miseria y las penurias que agobian al pueblo. Una salida progresista y revolucionaria sigue estando a la orden del día.
Esa será la solución de fondo.
Según estudios entregados por la Escuela Parroquial de esa localidad, Andacollo cumplirá 300 años el 8 de enero próximo, que corresponde a la fecha de fundación de ese colegio. De acuerdo con informaciones de numerosos antiguos vecinos, sin embargo, Andacollo tiene ya más de tres siglos y parecería justificado que, después de toda esa larga existencia, parte de los 102 millones de pesos que produce el cobre sacado de sus entrañas, con el esfuerzo y sacrificio de los mineros, fuera invertido, en un plan de dos o tres años, en construir algunas habitaciones que les permitan vivir en condiciones dignas.
Además, estimo indispensable y digno de toda consideración que un pueblo, después de cumplir 300 años de vida, cuente con un poco de agua potable para su consumo diario y para atender las necesidades de higiene y limpieza de aquellos trabajadores que laboran en las entrañas de la tierra y que deben lavarse escasamente con uno o dos litros de agua.
Termino manifestando a mis colegas representantes de la Segunda Agrupación Provincial que esta modesta intervención es el aporte de un parlamentario de la zona del Norte Grande que vive las mismas peripecias, iguales angustias, y padece el mismo sufrimiento de los asalariados de las provincias de Tarapacá y Antofagasta.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595943/seccion/akn595943-ds78
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/595943