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    • rdf:value = " SEGURO OBLIGATORIO DE ACCIDENTES DEL TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES. CUARTO TRÁMITE.El señor FIGUEROA (Secretario).- En primer lugar, corresponde tratar el proyecto de la Cámara que legisla sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. -Los antecedentes sobre este proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo trámite, sesión 33ª, en 26 de julio de 1967. En cuarto trámite, sesión 52ª, en 14 de septiembre de 1967. Informes Comisiones de: Trabajo y Salud, Unidas (Primero), sesión 19ª, en 19 de mayo de 1967. Trabajo y Salud, Unidas (Segundo), sesión 22», en 19 de julio de 1967. Discusiones: Sesión 19ª, en 19 de mayo de 1967 (Se aprueba en general). Legislatura 303, sesiones 25ª, 26ª, 27ª, 29ª, 30ª, 32ª, 33ª, 34ª, 35ª. (Se aprueba en particular). El señor FIGUEROA (Secretario).- La Cámara ha aprobado las modificaciones del Senado a este proyecto, con excepción de las que indica en el oficio respectivo. En cuanto al artículo 2º, se desechó la que consiste en agregar una frase final al inciso segundo de la letra b), del siguiente tenor: "y las que sean dirigentes de federaciones sindicales y de la Central Unica de Trabajadores;". Asimismo, la Cámara rechazó la enmienda que tiene por objeto suprimir, en la letra c) de este artículo, las palabras "de establecimientos en". Rechazó, también, las que tienen por finalidad suprimir, en la letra d) la expresión "y los trabajadores familiares", y reemplazar el punto final por la conjunción "y". Finalmente, la Cámara desechó, en el citado artículo, la modificación que consiste en consignar una letra e), nueva, del siguiente tenor: "e) Los trabajadores familiares, de acuerdo con la definición que establezca el reglamento." El señor LUENGO (Vicepresidente).- En discusión. Ofrezco la palabra. El señor CHADWICK.- Quisiera recibir alguna explicación respecto del rechazo de las enmiendas del Senado. Desearía que me informaran especialmente los señores Senadores del partido de Gobierno, pues éste tiene mayoría en la Cámara de Diputados. El señor FONCEA.- Cuando el Senado despachó el proyecto en segundo trámite constitucional, se dieron todas las explicaciones del caso, y en forma muy amplia. Resumiré las objeciones que en esa oportunidad formulamos al artículo 2º, que hoy día estamos viendo en cuarto trámite constitucional. El Senado agregó, en la letra b), a los dirigentes de las federaciones sindicales y de la Central Unica de Trabajadores. Nosotros sostuvimos -y ahora insistimos sobre el particular- que los dirigentes mencionados están incluidos en la letra a), que se refiere a todos los trabajadores que laboran por cuenta ajena, porque es evidente que un dirigente de una federación sindical o de la Central Unica de Trabajadores, es un asalariado, esto es, obrero o empleado. Por otra parte, el proyecto se financia con una cotización establecida en función del sueldo base, y los beneficios se otorgan también de acuerdo con las remuneraciones básicas. Pues bien, esta frase agregada por el Senado al proyecto crea un problema, porque no se establece aquí cuál será la remuneración básica a la cual se atenderá para hacer las cotizaciones y otorgar los beneficios. En seguida, el artículo deja al margen a una serie de organizaciones sindicales que tendrían el mismo derecho que los organismos mencionados en él. Yo señalé, en el segundo trámite, a la Federación de Empleados de Comercio ¿qué motivo habría para excluirla? Por otra parte, el artículo 2º persigue que los trabajadores independientes se incorporen al régimen de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales dentro de un plazo de seis meses. Yo expliqué, en otra ocasión, que numerosos trabajadores independientes no están afiliados a ninguna caja de previsión, lo que hace difícil cumplir en ese plazo la obligación señalada. El Senado pretende obligar al Presidente de la República a incorporar a estos sectores independientes en aquel régimen dentro del plazo indicado, establecido por el proyecto para otros sectores asalariados, como los empleados públicos, los funcionarios municipales y de las instituciones administrativamente centralizadas del Estado. Asimismo, deben incorporarse al sistema, dentro del plazo de seis meses, los estudiantes; en cambio, no están obligados a ello los empleados independientes. Yo dije, en esa oportunidad, que el peor enemigo de lo bueno era lo mejor, y que lo propuesto crearía un grave problema. El señor CONTRERAS (don Víctor).- No insistiremos, en los argumentos que expusimos en la discusión particular del proyecto durante el segundo trámite constitucional. En esa ocasión, proporcionamos bastantes antecedentes, con los cuales defendimos las modificaciones introducidas por las Comisiones de Salud y de Trabajo, las que fueron posteriormente aprobadas por el Senado. Por último, este cuarto trámite no da para una discusión extensa, y, en consecuencia, votaremos el artículo 2º conforme a la resolución adoptada ya en su oportunidad por esta Corporación. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. El señor FONCEA.- Señor Presidente, deseo preguntar a la Mesa si se tomará una sola votación, porque éstas son materias totalmente diversas. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Así se hará, señor Senador, a menos de que se pida votación separada. El señor FONCEA.- Solicito que se vote separadamente por lo menos la última modificación: la que se refiere a la incorporación de los sectores independientes a los beneficios del proyecto en el plazo de seis meses. Me parece que esto es lo más grave que contiene el artículo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- ¿Su Señoría se refiere al último inciso del artículo 2º, que el Senado suprimió? El señor FONCEA.- Claro. Y no sólo a ese inciso, porque se me ocurre que él se refiere -el señor Secretario podrá informarnos si es así- a las enmiendas rechazadas por la Cámara y que tienen por finalidad suprimir, en la letra d), la expresión "y los trabajadores familiares", y reemplazar el punto final por la conjunción "y". Lo que me interesa es que los sectores independientes estén en las condiciones que establece el proyecto de la Cámara de Diputados. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Su Señoría se refiere a la letra d) del proyecto de la Cámara de Diputados. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. El señor CHADWICK.- Pido votación separada, señor Presidente. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación las dos primeras modificaciones. El señor FIGUEROA (Secretario).- El señor Presidente pone en votación la primera enmienda, consistente en agregar una frase final nueva al inciso segundo de la letra b), y la que tiene por objeto suprimir en la letra c) de este artículo las palabras "de establecimientos en". El señor LUENGO (Vicepresidente).- Si a la Sala le parece, el Senado insistirá en estas modificaciones. El señor PABLO.- Pido votación. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación si el Senado insiste. El señor FIGUEROA (Secretario).- Resultado de la votación: por la insistencia, 15 votos, por no insistir, 8 votos, y 1 pareo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Se acuerda insistir. El señor FIGUEROA (Secretario).- El señor Presidente pone en votación la enmienda relativa a la letra d), para la cual se ha pedido pronunciamiento por separado. Se trata del rechazo de la Cámara de la supresión en esa letra de la expresión "y los trabajadores familiares", y del reemplazo del punto final por la conjunción "y". ¿Insiste o no insiste el Senado? -(Durante la votación): El señor FONCEA.- Señor Presidente, deseo fundar mi voto. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Puede hacerlo Su Señoría. El señor FONCEA.- Señor Presidente, debo advertir que la insistencia del Senado en este precepto resultaría inoperante porque, como ya lo he dicho, en su gran mayoría los trabajadores independientes no pertenecen a régimen previsional alguno, y para que la nueva legislación sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales entre a regir para ellos, es previo que se incorporen a algún instituto de previsión, lo que requiere un lapso mucho mayor que el de seis meses. Con la insistencia, se está perjudicando a los empleados públicos, comprendidos en la letra b), y a los estudiantes, comprendidos en la letra c). Insisto, pues, en que debe haber diferente pronunciamiento, es decir, mantener el plazo de seis meses fijado en el proyecto despachado por la Cámara de Diputados para funcionarios y estudiantes, y que el reglamento respectivo determine un plazo más amplio para los trabajadores independientes. El señor FIGUEROA (Secretario).- Resultado de la votación: 15 votos por la afirmativa, 10 por la negativa, y 1 pareo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- El Senado no insiste. El señor FIGUEROA (Secretario).- La Cámara también ha desechado la modificación consistente en agregar la siguiente letra e): "e) Los trabajadores familiares, de acuerdo con la definición que establezca el reglamento". El señor LUENGO (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo de la Sala para insistir en esta disposición? El señor FONCEA.- No, señor Presidente. Es consecuencia de la anterior. El señor CHADWICK.- Una aclaración, señor Presidente tengo entendido que la letra d) de este artículo 2º quedó, después de la última votación, reducida a una mención de los trabajadores independientes, y nada se dice en ella respecto de los trabajadores familiares. Por lo tanto, tal votación obligaría al Senado a insistir en la nueva letra e) porque, de otro modo, quedarían excluidos del proyecto los trabajadores familiares. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación si el Senado insiste en esta letra e). El señor FIGUEROA (Secretario).- Resultado de la votación: 16 votos por la afirmativa y 10 por la negativa. El señor LUENGO (Vicepresidente).- El Senado no insiste. El señor FIGUEROA (Secretario).- La Cámara también ha desechado la enmienda que tiene por objeto sustituir, en el inciso segundo de este artículo, las referencias a las "letras b) y c)" por otras a las "letras b), c) y d)". Y asimismo la que tiene por finalidad suprimir el inciso tercero. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación. El señor FIGUEROA (Secretario).- El señor Presidente pone en votación ambas modificaciones. ¿Se insiste o no se insiste en el criterio del Senado sobre ellas? El señor GONZALEZ MADARIAGA.- Convendría separar la votación, señor Presidente. El Senado no insistió en la modificación de la letra d); de manera que, por imperativo del acuerdo anterior, resultaría contradictoria la posición de la Sala si votara como se nos ha propuesto. El señor FONCEA.- ¿Me permite, señor Presidente? Yo creo que los dos incisos sobre los que debemos pronunciarnos guardan estrecha relación entre sí. Así, pues, de insistir en el penúltimo, debemos hacer lo propio con respecto al último. Se refieren a la misma materia. El señor GONZALEZ MADARIAGA.- Pero en un caso se pronunció el Senado y no así en el otro. Por eso, entiendo que la votación debería separarse. El señor LUENGO (Vicepresidente).- El Honorable señor González Madariaga solicita que se divida la votación. En votación la penúltima enmienda: la que tiene por objeto substituir letras. El señor FIGUEROA (Secretario).- La que substituye, en el inciso segundo de este artículo 2º, las referencias a las "letras b) y c)" por otras a las "letras b), c) y d)". El señor JULIET.- Se trata de agregar la letra d), no más. El señor GONZALEZ MADARIAGA.- No cabe insistir. -Se acuerda no insistir (11 votos por la insistencia, 11 por no insistencia y 4 abstenciones). El señor FIGUEROA (Secretario).- La Cámara de Diputados ha desechado la modificación que suprime el inciso tercero del mismo artículo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Si le parece a la Sala, con la misma votación anterior, el Senado no insistiría. Acordado. El señor FIGUEROA (Secretario).- Artículo 3º. La Cámara ha desechado la modificación consistente en sustituir, en el inciso primero de este artículo, las palabras: "Estarán protegidos, también," por las siguientes: "Tendrán derecho a las prestaciones médicas establecidas en el artículo 23". Y también ha rechazado la que tiene por objeto suprimir, en el inciso segundo, la frase "la naturaleza y contenido de las prestaciones que se les otorgará". El señor LUENGO (Vicepresidente).- En discusión. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Si a la Sala le parece, se acordará insistir. El señor FONCEA.- No, señor. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación. El señor GONZALEZ MADARIAGA.- Es mejor el texto aprobado por la Cámara. El señor JULIET.- Es más amplio. El señor FONCEA.- En efecto, el de la Cámara es más amplio. El señor CONTRERAS (don Víctor).- Parece que habría acuerdo para aceptar lo aprobado por la Cámara de Diputados. El señor FONCEA.- Estamos de acuerdo, entonces. El señor JULIET.- Estamos de acuerdo. El señor GONZALEZ MADARIAGA.- Aprobémoslo por unanimidad. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Si al Senado le parece, no se insistirá en ninguna de estas dos modificaciones. Acordado. El señor FIGUEROA (Secretario).- Artículo 4º. La Cámara de Diputados ha desechado la modificación introducida por el Senado consistente en sustituir los incisos primero, segundo y tercero, por uno nuevo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En discusión el rechazo. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Si al Senado le parece, se acordará insistir. El señor FONCEA.- No, señor Presidente. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación. El señor FIGUEROA (Secretario).- ¿El Senado insiste o no insiste en su criterio sobre este artículo? -(Durante la votación): -Se acuerda no insistir (16 votos contra 9 y 3 abstenciones). El señor FONCEA.- Señor Presidente, únicamente quiero expresar que el criterio de la Cámara de Diputados es mucho más amplio que el del Senado, toda vez que éste suprimió los dos últimos incisos de este artículo, referentes a la situación de los trabajadores de contratistas y subcontratistas. De acuerdo con el criterio del Senado, esos asalariados quedarán entregados a su propia suerte. Voto por la no insistencia. El señor FIGUEROA (Secretario).- En cuanto al artículo 6º, la Cámara desechó todas las modificaciones introducidas por el Senado. La primera enmienda consiste en agregar en el inciso primero, después de "retirarse de él", lo siguiente: "en forma directa". La segunda tiende a remplazar en el inciso segundo las palabras "que no tenga relación alguna con él" por la contracción "al". - En discusión. Ofrezco la palabra. El señor FONCEA.- Que se vote separadamente. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Si le parece a la Sala, el Senado no insistirá. El señor FONCEA.- Que se insista, señor Presidente. El señor CHADWICK.- No, señor Senador. El señor CONTRERAS (don Víctor).- No hay acuerdo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación la primera enmienda. -(Durante la votación). El señor CHADWICK.- Señor Presidente, considero bastante grave la decisión del Senado, en el segundo trámite de esta iniciativa, de limitar los alcances de la protección del trabajador en el accidente del trabajo, exigiendo que éste deba ocurrir cuando el empleado u obrero se retira de la empresa en forma directa. A mi juicio, ése es un requisito que sólo estaría llamado a generar las mayores dificultades. ¿Qué habrá de entenderse por "en forma directa", en circunstancias de que el concepto general está expresado suficientemente en el texto del precepto en que inciden esos términos, cuando requiere que el accidente ocurra a causa o con ocasión del trabajo? En verdad, hasta ahora, siempre se había entendido que el obrero o empleado, cuando se retira de su trabajo o va hacia él, está protegido. El señor FONCEA.- En la actualidad, no está protegido por disposición alguna. El señor CHADWICK.- El obrero, sí. El señor FONCEA.- Por primera vez. El señor CHADWICK.- Con motivo u ocasión del trabajo, sí. Creo que el Senado debería tener cabal conciencia de que su insistencia significa limitar gravemente el alcance del precepto que estamos sancionando: no sólo se introduce la exigencia mencionada, sino que se modifica todo el precepto con un requisito carente de justificación. Por eso, votaremos por la no insistencia. -Se acuerda no insistir (15 votos contra 11). -Con la misma votación anterior, se acuerda no insistir respecto de la segunda enmienda. El señor FIGUEROA (Secretario).- Con relación al artículo 9º, la Cámara ha desechado la enmienda consistente en suprimirlo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En discusión. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. En votación. -(Durante la votación). La señora CARRERA.- Señor Presidente, votaremos por la insistencia, porque la creación de estas mutualidades de empleadores es altamente funesta para el Servicio Nacional de Salud y para los propios trabajadores. En todos los países del mundo existe la tendencia a llegar al servicio de seguro social único, universal y estatal. Este tipo de mutualidades que se desea implantar disgregará y distorsionará la función del Servicio de Seguro Social y, especialmente, la del Servicio Nacional de Salud. Este último posee toda la infraestructura necesaria para-otorgar las prestaciones de servicio a los accidentados y enfermos profesionales. No sucederá así con organismos que no han sido creados, y que, al serlo, requerirán de ingentes sumas de dinero para empezar a funcionar, pues carecen de técnicos, médicos y de los más elementales recursos para actuar. Por eso, creo que el Senado actuó inteligentemente al suprimir la formación de esas mutualidades, las cuales no harán sino continuar la política tendiente a que los patrones estén directamente interesados en la prestación de estos servicios, lo que distorsiona su función. Creemos que esta Corporación debe insistir en la supresión del artículo. El señor CONTRERAS (don Víctor).- Señor Presidente, el problema de las mutualidades fue latamente debatido durante la discusión particular de este proyecto. En esa oportunidad concluimos que la creación de ellas, lejos de constituir un avance en la legislación social chilena -ésta, como saben los señores Senadores, rige desde hace 41 años-, implica un retroceso. Hace 41 años, los legisladores estimaron conveniente crear la Caja de Accidentes del Trabajo en forma independiente de los patrones, a fin de otorgar a los asalariados, y luego a los funcionarios independientes, la posibilidad de atender a sus necesidades. El artículo 9º, en discusión en este instante, dispone que "la administración del seguro estará a cargo del Servicio de Seguro Social, del Servicio Nacional de Salud, de las Cajas de Previsión y de las Mutualidades de Empleadores, en conformidad a las reglas contenidas en los artículos siguientes". El artículo 10, por ejemplo, dice: "El seguro será administrado por el Servicio de Seguro Social respecto de los afiliados cuyos empleadores no estén adheridos a alguna Mutualidad y por el Servicio Nacional de Salud en lo que respecta a prevención de riesgos, otorgamiento de prestaciones médicas, rehabilitación y reeducación de inválidos, otorgamiento de subsidios por incapacidad temporal y calificación de las incapacidades". En consecuencia, conforme al artículo 9º, se tiende a que el Servicio Nacional de Salud y los patrones tengan participación en la administración del seguro. El artículo 10 -repito- dice: "... respecto de los afiliados cuyos empleadores no estén adheridos a alguna Mutualidad y por el Servicio Nacional de Salud en lo que respecta a prevención de riesgos, otorgamiento de prestaciones médicas, rehabilitación. . .", etcétera. Los trabajadores estarán incorporados a los servicios de las mutualidades de los particulares; o sea, con estas disposiciones legalizamos la organización de patrones, con el propósito de que atiendan la medicina, las prestaciones médicas y los subsidios de los asalariados que sufren accidentes del trabajo. Con acopio de antecedentes, se demostró lo funestas que habían sido las compañías particulares de seguros y se destacaron los sacrificios que, desde hace muchos años, realizan los obreros. Ahora se permite que determinada cantidad de patrones organice una mutualidad, en circunstancias de que en la actualidad no cuentan con hospitales ni servicios médicos de especie alguna. Por lo tanto, deberán crear ese tipo de prestaciones; y, como con seguridad no lo harán, indiscutiblemente deberán pagar la atención médica y la hospitalización al Servicio Nacional de Salud ¡Jamás estarán en condiciones de proporcionar atención adecuada a los enfermos que tengan la desgracia de accidentarse en el trabajo! Ya lo hemos experimentado: en el Servicio de Traumatología de Antofagasta, Santiago, Coquimbo, en todos estos establecimientos hospitalarios, los obreros están asegurados en las empresas privadas, particulares. Es decir, los empleadores serán a la vez aseguradores y patrones de los médicos y del personal que tendrá a su cargo la atención de los enfermos. Yo pregunto: ¿no habrá presión de parte de las empresas aseguradoras particulares sobre sus funcionarios para que éstas no presten debida atención a los enfermos? ¿Existirá adecuada independencia de estos funcionarios para con la atención de los enfermos? En mi concepto, ésta es la peor monstruosidad que se puede cometer en estos instantes, porque no se persigue otra finalidad que terminar con el Servicio Nacional de Salud, desfinanciarlo totalmente y dar manga ancha a las empresas privadas para organizar sus servicios. Debemos recordar el 5 de septiembre, día de la tragedia de Chuquicamata. Aquí se rindió homenaje a las víctimas; se compadeció a todos los héroes del trabajo que cayeron en esa fecha; se prometió un proyecto a favor de las viudas de los obreros caídos y de sus hijos, que necesitan alimentación, vestuario y educación. Pero con el andar del tiempo todo se olvida. Se dijo que las grandes empresas tenían especial preocupación por evitar accidentes. Un botón de muestra son las 22 víctimas del 5 de septiembre. Ahora, cuando aún está fresco el recuerdo de tales hechos, se quiere dar a los patrones la oportunidad de organizar asociaciones o mutualidades para atender a los trabajadores accidentados. Me pregunto: ¿ acaso no hay intereses contrapuestos entre un asalariado y un patrón? ¿Tienen intereses afines trabajadores y patrones? Absolutamente, no. Por eso, dejamos en claro que ésta es una monstruosidad más que se cometerá contra los seguros del Estado. De la Caja de Accidentes del Trabajo, sólo quedará el nombre en el frontis del edificio. La mayoría de los trabajadores no estarán asegurados en ella, sino en las mutualidades constituidas por las empresas particulares. Insisto una vez más en que ésta es la peor medida que se puede tomar contra los trabajadores, contra los hombres que mueren o quedan heridos en accidentes del trabajo, porque es imposible que las empresas particulares acudan en ayuda de los que caen en cumplimiento de un deber. Al respecto, he traído al debate ejemplos verdaderamente dramáticos, como el de los asalariados que durante dos años han estado reclamando el pago de sus pensiones. Cité también el caso de diez viudas de Tocopilla que, desde hace dieciséis años, no cuentan con otros recursos que los que les proporciona la empresa de esa localidad, la cual asegura directamente a sus trabajadores. ¿A cuánto alcanza el montepío mensual que reciben esas viudas? A 6 escudos, pese a tratarse de mujeres de más de sesenta años. Esta enormidad queríamos corregir, pero advierto que la Cámara de Diputados la ha legitimado: prevalecen los intereses de las empresas privadas frente a los de la gran mayoría de los trabajadores del país. Por lo dicho, los Senadores comunistas insistiremos en el criterio del Senado. El señor FONCEA.- En la forma más objetiva posible, deseo referirme al régimen de mutualidades que establece el proyecto despachado por la Cámara. Desde luego, aquí se ha incurrido una vez más en una confusión bastante lamentable y que realmente no me explico, pues la sola lectura del articulado permite llegar a una conclusión del todo diferente. No se trata de mantener el sistema de compañías de seguros particulares El Honorable señor Víctor Contreras sabe perfectamente bien que una disposición categórica pone fin a este régimen, que ha originado muchos de los escándalos y corruptelas por él indicados. En la actualidad, y desde hace cuatro o seis años, existen en Chile las mutualidades. El señor CONTRERAS (don Víctor).- Les han cambiado la fachada. El señor FONCEA.- Son tres en todo el país. Y aunque ignoro la situación real de la zona norte, tengo la certeza de que allá no hay ningún sistema de mutualidad; de manera que los ejemplos traídos a colación por Su Señoría no se refieren a este tipo de institutos. Por lo demás, las mutualidades tienen algunas características que es preciso señalar. En primer término, no persiguen fines de lucro, en conformidad a una norma del proyecto. En seguida, son administradas en forma paritaria por comités integrados por empresarios y trabajadores, sistema de administración que hasta la fecha ha dado óptimos resultados en las tres organizaciones mutuales que funcionan en este instante. Han sido tan óptimos los resultados, que señalé durante la discusión general cómo en materia de previsión de accidentes han disminuido enormemente los porcentajes, gracias a las medidas adoptadas por las mutualidades, cuya dirección -repito- está a cargo de empleadores y obreros Además, si se producen excedentes en las mutualidades, se destinarán a los organismos que normalmente administran el seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, vale decir, el Seguro Social y el Servicio Nacional de Salud; de modo que los excedentes no quedarán en aquellas entidades. Finalmente, cabe destacar que habrá responsabilidad solidaria entre las diversas mutualidades que se organicen y -cosa mucho más importante- ellas quedarán bajo el control inmediato del Servicio Nacional de Salud y la fiscalización también inmediata de la Superintendencia de Seguridad Social. Reitero que las mutualidades existentes han dado óptimos resultados y que los propios obreros afiliados a este sistema me han pedido que se mantenga. Porque no es exacto tampoco lo que se ha manifestado en el debate, en el sentido de que no tienen policlínicas: incluso están construyendo hospitales. Por último, también di una razón que hasta la fecha no ha sido desvirtuada. El Servicio Nacional de Salud -aquí lo señaló el señor Ministro del ramo y, en la Comisión, el presidente del Colegio Médico- no está en condiciones de prestar la atención que el proyecto establece. Sin embargo, en caso de suprimirse las mutualidades, ella recaería exclusivamente sobre ese organismo. Durante la discusión del proyecto sobre medicina curativa para los empleados -le consta al presidente de la Comisión, el Honorable señor Allende-, se hizo presente que el Servicio Nacional de Salud no estaba en situación de hacerse cargo de nuevas obligaciones a este respecto. En consecuencia, es necesario recurrir a la iniciativa particular, que ha dado óptimos resultados. Que se rechace este sistema por concepciones doctrinarias, porque no se quiere juntar jamás a un obrero y un empleador en una mesa para discutir sus problemas, es cuestión totalmente aparte, pero nadie me puede discutir la conveniencia del sistema. Por eso, insistiremos en él- La señora CARRERA.- Creo que este debate se torna bastante interesante y que es necesario analizar muchos problemas de fondo. En general, se puede decir que un país subdesarrollado como éste, donde el dinero no es lo que más abunda, los recursos deben invertirse donde rindan más. Sencillamente, cualquier dinero destinado a prestaciones o servicios de salud rinde más si se invierte en el Servicio Nacional de Salud. ¿Por qué? Porque toda la infraestructura está hecha, los hospitales están construidos, el personal está especializado, el "aparataje" está ahí. Entonces, no se trata de sacar nada del Servicio de Seguro Social para que a su vez lo saque del Servicio Nacional de Salud, agravando más la bancarrota en que se halla, con el propósito de dárselo a organismos nuevos. Además, los señores Senadores deben pensar que los técnicos son los mismos; que hay cinco mil médicos en Chile, y no más; que no aparecerán más médicos porque haya organismos nuevos, mutuales. De ninguna manera. Los kinesiólogos son los mismos, de igual manera que las terapéuticas, ocupacionales y los especialistas en enfermedades profesionales. Entonces ¿qué objeto tiene ir a una diversificación de organismos, a una dislocación de lo que ya tenemos y que tanto ha costado? Me parece que sería una medida absurda dejar pasar este artículo de la Cámara de Diputados, que técnicamente es malo. Así lo piensa la gente que trabaja en esto. Y estoy dando una opinión técnica. Estimo, además, que la experiencia exitosa de las mutualidades es muy discutible. Ellas no tienen en este momento más de 40 mil personas que están protegiéndose, si pudiéramos decir así, en tanto que los asegurados son 500 mil y después serán muchos más. Por otra parte, el que haya mermado el porcentaje de accidentes no es ningún índice, porque desde hace quince años ha estado en desarrollo un proceso en que se ha sensibilizado a los organismos pertinentes acerca de la seguridad, así como a los empleadores, a las compañías y a los obreros mismos. Todas las estadísticas han bajado en este sentido. Por lo demás, no hay estadísticas serias en las cuales basarse. Realicé una investigación acerca de este proyecto y no pude encontrar antecedentes que permitan decir aquí hay menos accidentes que acá, porque no hay estadísticas serias respecto de los accidentes del trabajo. El señor FONCEA-¿Me permite una interrupción? La señora CARRERA.- Sí. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Puede usar de la palabra Su Señoría. El señor FONCEA.- A mi juicio, hay un error en lo que sostiene la señora Senadora, porque en el boletín de la Superintendencia de Seguridad Social que se leyó en el seno de la Comisión figuran precisamente tales estadísticas. Ellas demuestran que en la mutualidad de los obreros de la construcción, la actividad con mayor frecuencia de accidentes, el porcentaje ha descendido a 10,2 ó 10,4%, mientras que en la Caja de Accidentes del Trabajo fluctúa entre 22 y 23%. El señor ALLENDE.- Pido la palabra. La señora CARRERA.- Estoy con el uso de ella. Los trabajadores en Chile llegan a 3 millones de personas; los asegurados, a cerca de 500 mil. En cambio, los individuos afiliados a las asociaciones mutuales no son más de 40 mil. Por lo tanto, realmente no se pueden sacar estadísticas serias. En todo el país ha bajado el porcentaje de accidentes del trabajo, por la circunstancia misma de la mayor información sobre la materia. De manera que no se puede contar con esos datos en forma valedera. En cuanto a la afirmación de que las mutualidades no persiguen fines de lucro, es bastante discutible. La existencia de tales entidades, dirigidas por los patrones y con un director X, obligará a formar una burocracia nueva, lo que no sería necesario si estas funciones se encomendaran al Servicio Nacional de Salud. Fuera de lo anterior, he tenido noticias de que directores no técnicos de las mutualidades, sin ningún título para llamarse especialistas en rehabilitación o en seguridad social, con el dinero de las organizaciones que el Honorable señor Foncea mencionó, han viajado a Europa para asistir a congresos sobre higiene y accidentes del trabajo. Si no son técnicos, es muy poco el provecho que pueden obtener. El señor FONCEA.- ¿Me permite una interrupción? La señora CARRERA.- No El señor FONCEA.- La ley todavía no se ha dictado. La señora CARRERA.- También es de importancia dejar sentado que el artículo en debate acarreará al Servicio Nacional de Salud un desfinanciamiento muy cuantioso, con perjuicio para toda la clase trabajadora, pues se ha comprobado que las mutualidades siempre se quedan con los riesgos de cobertura menos onerosa y dejan a dicho organismo los que significan gran desembolso de dinero y requieren el empleo de numerosos técnicos. El Servicio Nacional de Salud quedará desfinanciado porque de él se sacará el dinero con la ley en proyecto. Eso es todo. El señor ALLENDE.- Durante las discusiones general y particular de este proyecto, proporcionamos irrefutables antecedentes para llevar al Senado a la convicción de que, en realidad, en riesgos de tipo social, como los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, no cabía ni convenía dar cabida a las mutualidades de empleadores, aun cuando ellas no tuvieran como característica el afán de lucro. Es cierto lo dicho por el Honorable señor Foncea: se han suprimido, o se suprimirán en virtud de este proyecto, las compañías de seguros particulares, las cuales contrataban las primas de accidentes del trabajo; pero también es efectivo que en estas mutualidades, aun cuando no tengan como incentivo especial el lucro -tal es el caso de las empresas de accidentes del trabajo, como lo ha hecho presente nuestra colega compañera y doctora señora María Elena Carrera-, los gastos administrativos, el manejo, la dirección, la orientación y el control están en manos de personas no técnicas. Además, debe agregarse que los técnicos que prestarán sus servicios en las mutualidades son los mismos. En cuanto a que con las mutualidades han disminuido los riesgos, discrepto de la opinión del Honorable señor Foncea, porque las cifras dadas por Su Señoría no corresponden a sectores donde las actividades del trabajo implican mayor peligrosidad. En cambio, la Caja de Accidentes del Trabajo, que tiene mucho mayor amplitud en la contratación de primas sobre esos riesgos, debe hacerse cargo de ellos. No obstante, no existen diferencias fundamentales en sus prestaciones. El señor FONCEA.- ¿Me permite una interrupción ? El señor ALLENDE.- Con la venia de la Mesa, con mucho gusto. El señor FONCEA.- Discrepo de lo sostenido en esta última parte por el Honorable señor Allende; creo que en el gremio de la construcción -no lo digo yo: lo afirman las estadísticas- es donde existe la mayor frecuencia de accidentes. No recuerdo exactamente las cifras, pero, según los antecedentes que se me proporcionaron, los obreros de la construcción asegurados en la Caja de Accidentes del Trabajo en un año determinado llegaron a tener una frecuencia de accidentes del orden de 38%. Sin embargo, mediante las mutualidades, que han adoptado diversas medidas para prevenir los accidentes, se ha logrado disminuir ese porcentaje, a tal punto que el año pasado los accidentes fueron del orden de sólo 10,2%. De manera que no son actividades donde existe menor riesgo de frecuencia de los accidentes. El señor CHADWICK.- ¡Pero la cesantía acusa índices muy superiores! El señor FONCEA.- Con todo, es indudable que en el gremio de la construcción hay ahora menos accidentes. El señor ALLENDE.- Denantes recordé -por ello no comparto la opinión del Honorable señor Foncea- que los antecedentes expuestos por mí tienen su fuente en la Superintendencia de Seguridad Social, y que entre los trabajadores sometidos a mayor riesgo está todo el sector minero, donde las mutualidades no han contratado seguros. Por eso, si en cifras porcentuales la Caja de Accidentes del Trabajo atiende a sectores expuestos a mayor riesgo de accidentes, es lógico que aparezcan con un porcentaje más alto, tomando en cuenta lo restringido y especializado del riesgo contratado por las mutualidades. Por otra parte, y con relación a esta misma materia, ya se ha hecho ver también que esta disposición representará disminuir las disponibilidades del Servicio Nacional de Salud. Algo similar ha ocurrido en otros aspectos, por ejemplo, con las cajas especiales de pago de asignación familiar: si se eliminan los sectores de mayores ingresos para incorporarlos al fondo común, lógicamente éste se perturba y se perjudica a la inmensa mayoría de los afiliados. Por último, el artículo 13 especifica claramente un criterio que, a mi juicio, es peligroso y anti-técnico. Al referirse a las mutualidades, dice que aquellas que "dispongan de servicios médicos adecuados, propios o en común con otra Mutualidad, los que deben incluir servicios especializados incluso en rehabilitación". ¡Señores Senadores, cómo decir "incluso en rehabilitación", cuando la característica fundamental en los accidentes del trabajo son la reeducación y la rehabilitación! Estos son los dos aspectos que dejan de lado las compañías de seguros particulares, por implicar grandes inversiones, ocupación de personal especializado, de renta más alta que los otros. Por lo mismo, la recuperación total, por desgracia, no es posible en ciento por ciento. Por eso, decir "incluir servicios especializados incluso en rehabilitación", marca un criterio que no pueden tener servicios de utilidad pública como el Servicio Nacional de Salud. Más adelante, agrega el artículo que estarán afectos a esta disposición aquellos organismos que realicen actividades permanentes de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Nosotros, por lo menos, por nuestra profesión, tenemos conocimiento cabal <' lo que significa el problema, pues los gastos para prevenir los riesgos de accidentes y enfermedades profesionales significan una cuantiosa inversión. Incluso en las actividades cupreras, suprimir la silicosis es un problema extraordinario polla dificultad material de eliminar el peligro de la permanente aspiración de polvillo. Esas mutualidades jamás han desarrollado en Chile una política de prevención de los riesgos de accidentes y enfermedades profesionales, y no pueden hacerla. Por eso, entregar a organismos particulares la vida, la recuperación y rehabilitación de los accidentados, reviste gravedad extraordinaria. Aquí no se trata de actuar con criterio clasista para decir no. Se trata de aplicar un criterio técnico, social y contemporáneo, y no de la época de los catarros. Insistiremos en lo acordado por el Senado. El señor BARROS.- Concuerdo con la totalidad de lo expresado por mi distinguida colega la doctora Carrera y en lo abundado después por el Honorable señor Allende. En detrimento de la buena atención que debe prestar el Servicio Nacional de Salud, se estarían creando más y más mutualidades de empleadores. Voy a citar un caso. Profunda pena me causó la visita que, hace aproximadamente una semana, realicé al servicio de traumatología del Hospital del Salvador. Allí visité los pabellones quirúrgicos acompañado por el doctor Jenkin. Algunos de ellos se han cerrado por estar malos los autoclaves; porque las heridas postoperatorias se infectan; porque no hay esterilización; porque los vidrios están parchados con tela adhesiva, y por ser frecuentes las infecciones. Por lo mismo, los médicos se resisten a practicar intervenciones u operaciones. En dicho establecimiento tengo a mi padre, al cual pensaba trasladar a otro servicio para su operación y prevenir una infección. ¿Es admisible que en el Hospital Salvador, el más grande e importante de Chile, existan pabellones quirúrgicos de traumatología en situación tal que los enfermos están expuestos en forma permanente a infecciones, y los médicos no puedan operar, en resguardo de su prestigio y la vida de los pacientes? Apreciamos el problema con criterio netamente socialista, pues creemos que es el Estado quien debe prestar la atención a los enfermos y que los servicios respectivos deben estar a su cargo. Al Servicio Nacional de Salud se lo ha estado boicoteando. Por este mismo motivo, sus 40 mil funcionarios se encuentran en víspera de una huelga, y también lo están los profesionales médicos. Repito que concuerdo con mis Honorables colegas, y voto por la insistencia. El señor CONTRERAS (don Víctor).- El Honorable señor Foncea ha dicho que ahora no se trata de las compañías de seguros sino de las mutualidades. Como las primeras estaban tan desprestigiadas, que ya no convencían a nadie, han inventado una nueva fórmula a la cual dieron el nombre de mutualidades. Se habla de las bondades de estas mutualidades y de que los obreros tendrán participación en su dirección. Efectivamente, la tendrán, pero todavía no sabemos cómo, pues ello lo determinará el reglamento que debe elaborar el Presidente de la República. Si se pretende dar a los trabajadores participación en la dirección de las mutualidades, tratándose de un servicio que pondrá a los obreros y empleados a cubierto de los riesgos del trabajo, ¿por qué entonces, establecer una administración paritaria? Si es efectivo que las mutualidades estarán destinadas a favorecer y ayudar a los trabajadores, lo correcto es que la administración esté entregada a ellos. En esta forma podrían convencernos de que tales organismos no perseguirán fines de lucro. Durante la discusión particular del proyecto, se dijo que en algunos países, como en Alemania, existen tales mutualidades; pero sucede que en ese país los organismos de ese carácter están dirigidos por los trabajadores y no mediante una dirección paritaria. Luego se recalca que estas instituciones no persiguen fines de lucro, lo que realmente causa hilaridad. ¡Los bondadosos y conscientes patrones, esa gente que siempre se anticipa a otorgar aumentos de jornales indispensables para los trabajadores, no persiguen fines de lucro! Según las estadísticas oficiales, el año pasado el costo de la vida subió en 17%. En los meses corridos del presente año, esa cifra ha sido sobrepasada; es decir, el costo de la vida es superior a 34%: bordea el 35%. ¿Cuánto ofrecen ahora, por ejemplo, los patrones de la firma IPERVA, de Iquique? 18%, la mitad del alza experimentada por el costo de la vida, según datos oficiales. Ahora los patrones tienen arranques de sensibilidad y se preocupan, no sólo de la atención médica de los trabajadores accidentados durante sus labores, sino también de su recuperación, de los subsidios y las jubilaciones. ¡En este país empezamos a vivir una nueva era: la era de la sensibilidad patronal! Creo que estos argumentos no convencen a nadie, ni menos . . . El señor FONCEA.- No son argumentos: son disposiciones del proyecto. Ahora, si Su Señoría no cree en el proyecto, para qué está legislando. El señor CONTRERAS (don Víctor).- No podemos confiar sólo en la sagrada palabra del Honorable señor Foncea. El señor FONCEA.- Por lo demás, Su Señoría sabe que en Chile hay tribunales y otros organismos que velan por el cumplimiento de las leyes. El señor CONTRERAS (don Víctor).- Defiendo intereses distintos de los del Honorable señor Foncea. Por eso estoy opinando. Lo hago con conocimiento de causa, no sólo por ello, sino también por haber sufrido en el trabajo. Me he criado trabajando; sólo ahora, después de muchos años, he dejado las herramientas para venir a sentarme en estas bancas, por la voluntad de los trabajadores. Aquí se pretende engañarnos como a niños de pecho. Por ello, tenemos la obligación de levantar nuestra voz para decir que es un fraude contra los trabajadores prometerles que las mutualidades resolverán todos los problemas. Eso no es más que una gran farsa. El señor GORMAZ.- Votemos. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. El señor CHADWICK.- Pido votación nominal. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En votación nominal. - (Durante la votación). El señor AYLWIN.- Lo que interesa a los trabajadores y al país es que el riesgo de accidentes del trabajo esté establecido en la mejor forma posible, y que los obreros que son víctimas de estos accidentes estén garantidos en cuanto a que recibirán la mejor atención posible. En el fondo, el problema que aquí se plantea consiste en resolver esta especie de dogma relativo a que la mejor atención posible la proporciona necesariamente el Estado, por medio del Servicio Nacional de Salud. Pero también se trata de determinar si es posible que, paralelamente a la atención que presta el Estado, los propios trabajadores puedan establecer organismos sin fines de lucro, en cuya gestión intervengan directamente, vale decir, entidades que garanticen la prestación de estos servicios en condiciones similares o superiores. Personalmente, estimo que ello es posible, y que constituye ventaja para los trabajadores ofrecerles dicha alternativa. Si las prestaciones de la mutualidad no son mejores que las otorgadas por el Servicio Nacional de Salud, los asalariados, por medio de sus organizaciones sindicales, presentarán un pliego de peticiones para que se los excluya del régimen de las mutualidades y pasen al del Servicio Nacional de Salud. A mi juicio, no cabe duda de que abrir esta puerta representa dos ventajas para los trabajadores. La primera consiste en que dispondrán de una alternativa frente a un servicio que pudiera no ser el mejor en determinadas circunstancias -todos sabemos las limitaciones que tienen estos servicios elefantiásicos, como el Servicio Nacional de Salud-; y la segunda está representada por la participación que se otorga a los trabajadores en la gestión de las mutualidades, o sea, en algo que a ellos interesa directamente. Por lo expuesto, voto por la no insistencia. La señora CARRERA.- Al parecer, se ha querido plantear el establecimiento de las mutualidades como organismos antagónicos respecto del Servicio Nacional de Salud. Ello no es buen ejemplo de la vía no capitalista de desarrollo. Existe en la actualidad una tendencia acentuada en todos los países del orbe hacia un servicio da seguro social único, universal, estatal. De ello hay abundantes ejemplos en los países capitalistas y también, por supuesto, en los socialistas. Esta clase de servicio de seguro social existe en naciones capitalistas, como Inglaterra, Italia y Francia. Debo manifestar que no considero justo decir que un organismo determinado no está en condiciones de prestar eficientemente los servicios que está llamado a otorgar, porque se está haciendo elefantiásico. A mi modo de ver, el Servicio Nacional de Salud es un buen servicio. Si no puede dar todas las prestaciones que le son requeridas, es porque carece de recursos económicos suficientes. Esa entidad tiene a su cargo la atención de un número considerable de habitantes de nuestro país, pase a lo cual permanentemente le son reducidos sus fondos presupuestarios. Las mutualidades, en mi concepto, por excelentes que sean y por muy buenas intenciones que tengan, jamás podrán dar servicios de rehabilitación consecuentes con sus fines. Menos aún podrán otorgar los de reeducación, para los que se necesitan médicos especializados, internistas, traumatólogos, técnicos de readaptación en diferentes especialidades, kinesiólogos, educadores ocupacionales y, en fin, toda clase de técnicos de los cuales no hay muchos en el país. Por lo contrario, estos profesionales son pocos y, como quiera que se los llame, donde quiera que se los ubique y cualquiera que sea el organismo que los contrate, ellos serán siempre los mismos, actúen en el Servicio Nacional de Salud o en las mutualidades. En verdad, no existe la libre empresa para los médicos. Siempre seremos los cinco mil médicos de que dispone el país, y siempre serán los mismos escasos técnicos en las referidas especialidades. Esos técnicos son los que hacen el trabajo, y nada se obtendrá con diversificar los organismos, porque ello representa dislocar un servicio que está ya funcionando. Ahora bien, si debido a la falta de recursos económicos el servicio marcha mal, no es lógico acentuar esa deficiencia quitándole parte de su escaso presupuesto para entregar ese dinero a nuevos organismos. De ese modo no se podrá mejorar la atención de los asalariados. A la inversa, se los perjudicaría, pues siempre los mayores riesgos serán encarados por el Servicio Nacional de Salud, entidad que posee los elementos y equipos para la rehabilitación y reeducación de los accidentados. Si verdaderamente deseamos que la ley en proyecto tenga efectos positivos para los trabajadores, no debe incluirse en ella el artículo sobre cuya insistencia nos estamos pronunciando. Por eso, queremos deslindar responsabilidades, y que se sepa por qué se vota. Si aceptáramos el artículo en votación, no haríamos sino desmantelar y destruir el Servicio Nacional de Salud. Por lo expuesto, voto por la insistencia. El señor CONTRERAS (don Víctor).- Consecuentes con la actitud que hemos mantenido durante toda la discusión del proyecto, los Senadores comunistas votaremos, ahora por cuarta vez, contra las mutualidades, contra este nuevo negocio del sector particular. Lo digo porque, a nuestro juicio, ellas no pasan de ser sino un negocio. Se dice que son necesarias nuevas experiencias, porque el Servicio Nacional de Salud no es lo más eficiente en el país. Concedo que este servicio adolece de muchos defectos; pero también debemos reconocer que, al mismo tiempo, posee grandes virtudes. Si le quitamos la atención de los accidentados en el trabajo; si, conforme a esta nueva experiencia, encomendamos esas prestaciones a las mutualidades, no habremos resuelto el problema con estricta justicia. Debemos recordar que el nuestro es un país capitalista y que en él existea dos clases sociales: la de los ricos y la de los pobres. En las condiciones propuestas, las mutualidades estarán dirigidas por los patrones, porque los obreros que en ellas participen seguramente no serán elegidos en forma directa por sus representados. Suele aseverarse que las grandes empresas industriales pueden prestar buenos servicios. Con todo, cabe tener presente que el Servicio Nacional de Salud cuenta, con los elementos y la organización necesarios para atender a los accidentados. Considero útil referirme al convenio sobre prestaciones médicas suscrito por la Chile Exploration Company con el Servicio de Seguro Social y el Servicio Nacional de Salud. ¿Cuántos médicos ha contratado dicha empresa? Un solo pediatra tiene a su cargo la atención de los niños en el mineral de Chuquicamata. Ocurre que, tan pronto las madres entran al consultorio con sus hijos enfermos, el médico les pregunta qué le duele al niño y, acto seguido, extiende la receta, sin examinar al enfermo. ¿Puede el médico atender en mejor forma? No, señor Presidente. Lo que ocurre no es de su responsabilidad, pues, en una consulta de sólo dos horas, recibe a cuarenta niños. ¡Estas son las bondades de los servicios médicos particulares! Pensamos que, con todos sus defectos, el Servicio Nacional de Salud está organizado racionalmente, como dijo la Honorable señora Elena Carrera. El servicio tiene los medios técnicos para dispensar el máximo de atención a los enfermos. Sería injusto, sería equivocarnos a conciencia, pensar que los patrones habrán de establecer un servicio para favorecer a sus trabajadores. Por eso, votamos por la insistencia. El señor CHADWICK.- Los Senadores socialistas populares hemos pedido votación nominal, porque estamos conscientes de que en este caso se definen una conducta social y una política que va a lo fundamental del proyecto. Nos parece obvio que existen dos razones decisivas para votar contra la disposición que mantuvo la Cámara de Diputados. La primera de ellas consiste en que no se puede retroceder, pues no otra cosa es entregar al sector privado, por la vía de las mutualidades, la administración del seguro; y, la segunda, en que es antieconómico y técnicamente inaceptable que la administración del seguro sea dividida en pluralidad de sujetos, pues con ello sólo se conseguirá recargar los costos de operación. Después de oír las intervenciones de mis Honorables colegas que han abundado sobre esta materia con autoridad técnica, los Senadores socialistas populares queremos llamar la atención de los trabajadores, en general, acerca de la forma cómo votan los distintos sectores del Senado. En el caso presente, se trata de decidirnos por un método racional que encargue la administración del seguro a los órganos del Estado, los únicos capaces de afrontar este verdadero servicio público con sentido de responsabilidad, o bien por introducir de nuevo a los patrones y al lucro en el manejo de lo que corresponde a los trabajadores. Consideramos que el dilema es perfectamente claro y tajante; la respuesta que aquí se dé identificará a cada uno de los sectores que integran el Senado. Votamos contra el precepto que ha renovado la Cámara, o sea, por la supresión del artículo respectivo acordada anteriormente por el Senado. -El Senado acuerda no insistir (14 votos por la no insistencia, 12 por la insistencia y 1 pareo). -Votaron por la no insistencia los señores Aylwin, Curti, Ferrando, Foncea, Fuentealba, Gormaz, Gumucio, Jaramillo Lyon, Musalem, Noemi, Pablo, Palma, Prado y Sepúlveda. -Votaron por la insistencia los señores Allende, Ampuero, Barros, Carrera, Contreras (don Víctor), Chadwick, Enríquez, González Madariaga, Juliet, Luengo, Rodríguez y Teitelboim. -No votó, por estar pareado, el señor Von Mühlenbrock. El señor FONCEA.- Al fundar el voto, quiero tan sólo aclarar un aspecto en el que se ha estado insistiendo durante el curso del debate. Se ha dado a entender que los países altamente capitalizados mantienen el sistema que los parlamentarios de estas bancas deseamos implantar mediante la insistencia que es ahora objeto de votación. La verdad es del todo diferente. Quien estudie la legislación comparada, podrá darse cuenta que en países como Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelandia, todos ellos altamente capitalizados, la administración de la seguridad social es de cargo del Estado. La razón es obvia: son países poderosos, donde el Estado puede solventar esta clase de obligaciones. Otros países, como Francia, Alemania, Suiza, Holanda, Dinamarca y Bélgica emplean con éxito el sistema llamado de organismos intermedios. Más todavía, como tuve oportunidad de decirlo durante la discusión general, en Yugoslavia, la seguridad social es administrada fundamentalmente por comunidades territoriales. Debo dejar constancia, una vez más, de que las mutualidades no se constituyen sin cumplir ninguna clase de exigencias. Repito que están sometidas a la vigilancia del Servicio Nacional de Salud. Ya dije que si ese servicio estima que la mutualidad no reúne los requisitos técnicos exigidos y la atención médica es deficiente, sencillamente le niega el pase o le quita la autorización respectiva. Además, las mutualidades están sujetas a la fiscalización de la Superintendencia de Seguridad Social, organismo también del Estado. Por lo expuesto, pienso que las aprensiones, dudas y críticas expresadas esta tarde son fruto de no conocer bien el fondo del proyecto. Voto por el criterio de la Cámara de Diputados. El señor FIGUEROA (Secretario).- La Cámara de Diputados ha desechado la enmienda del Senado consistente en suprimir el inciso final del artículo 10. El señor LUENGO (Vicepresidente).- En discusión. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Si le parece a la Sala, el Senado no insistirá. No hay acuerdo. El señor CONTRERAS (don Víctvictoror).- Pido votación nominal, señor Presidente. El señor LUENGO (Vicepresidente).- Se ha pedido votación nominal. En votación. -(Durante la votación). El señor CHADWICK.- Me excusará el Honorable Senado por hacer uso de mi derecho a fundar el voto para expresar la sorpresa que me produce ver tantas bancas vacías, precisamente ahora, cuando se decide la suerte de los funcionarios de la planta del Servicio Nacional de Salud. Estamos resolviendo sobre facultades que se otorgarán al Presidente de la República para modificar esa planta cuando lo estime necesario, a fin de que la institución amplíe sus servicios de prevención y de rehabilitación. Aquí está dicho todo; aquí cabe todo. Los médicos, los técnicos auxiliares de la salud, los trabajadores de este servicio esencialísimo, todos quedan entregados de aquí en adelante a lo que resuelva el Presidente de la República en cuanto a la modificación de la planta. Por tal motivo, presintiendo ya el resultado, por la asistencia de los señores Senadores a esta sesión, como socialista popular debo lamentar la verdadera deserción que significa no haber venido a dar respaldo a los personales técnicos y demás trabajadores del Servicio Nacional de Salud. Voto por la insistencia. El señor PABLO.- ¿Me permite, señor Presidente? El señor LUENGO (Vicepresidente).- Estamos en votación, señor Senador. El señor PABLO.- Deseo formular una petición. El señor LUENGO (Vicepresidente).- De conformidad con el Reglamento, no puede hacerlo, señor Senador. Estamos en votación. El señor FONCEA.- En realidad, no entendí bien la observación del Honorable señor Chadwick. A mi juicio, si se pretende que el Servicio Nacional de Salud pueda atender a las finalidades señaladas por el proyecto en debate, debemos crear los servicios de prevención y rehabilitación, que actualmente no existen y que ha sido uno de los puntos fundamentales de esta iniciativa, según expresaron sus autores. En consecuencia, la facultad que se otorga al Presidente de la República, necesariamente tiende a mejorar el funcionamiento de aquella institución. No veo qué escándalo puede existir sobre el particular. Además, debo manifestar al Honorable señor Chadwick que no me acomplejan sus sonrisas, que, en todo caso, no son muy simpáticas que digamos. El señor CHADWICK.- Deploro no haberlo sabido antes, señor Senador. Así no me habría sonreído. Por lo demás, ni siquiera me he referido a Su Señoría. Creo que el señor Senador se está poniendo el impermeable en un día de sol. El señor PABLO.- Señor Presidente, deseo formalizar una petición. Todos somos partidarios... El señor CHADWICK.- Estamos en votación. El señor PABLO.- ...del pronto despacho de este proyecto; de manera que podríamos votar el resto de las modificaciones. . . El señor ALLENDE.- Estamos en votación, señor Presidente. El señor PABLO.- Por lo menos, dejo planteada mi petición. Voto por el criterio de la Cámara de Diputados. -El Senado acuerda no insistir (13 votos por la insistencia, 12 por la no insistencia y 1 pareo). -Votaron por la insistencia los señores Allende, Ampuero, Barros, Carrera, Contreras (don Víctor), Chadwick, Enríquez, González Madariaga, Jaramillo Lyon, Juliet, Luengo, Rodríguez y Teitelboim. -Votaron por la no insistencia los señores Aylwin, Curti, Ferrando, Foncea, Fuentealba, Gormaz, Gumucio, Musalem, Noemi, Pablo, Palma y Prado. -No votó, por estar pareado, el señor Von Mühlenbrock. El señor RODRIGUEZ.- Deseo dejar constancia de nuestra opinión respecto de este inciso. No obstante estar de acuerdo con el criterio del Senado y estimar justas las prevenciones formuladas por el Honorable señor Chadwick, dejamos 'establecido, para los efectos de la historia de la ley, que la facultad entregada al Presidente de la República -que, repito, nosotros rechazamos- no le permite proceder a la reestructuración total del Servicio Nacional de Salud, sino únicamente de las respectivas secciones y departamentos de los servicios de prevención y rehabilitación. Por lo menos, ésta es nuestra interpretación. Sería interesante que algún señor Senador integrante de las Comisiones que trabajaron en el estudio de esta iniciativa nos aclarara cuál fue la finalidad o alcance real de esta disposición. Insisto en que este precepto -cuya peligrosidad advertimos- debe entenderse aplicable sólo a los servicios de prevención y rehabilitación mencionados. El señor PABLO.- Señor Presidente, insisto en formalizar mi petición. Según entiendo, las votaciones que siguen son relativamente sencillas, y todos los sectores del Congreso hemos estado interesados en el despacho de este proyecto. Por lo tanto, estimo que podríamos continuar su despacho sólo fundando el voto. El señor BARROS.- Mañana podremos terminar de votarlo. El señor LUENGO (Vicepresidente).- ¿Habría acuerdo para prorrogar la hora del Orden del Día? Hay oposición. Terminado el Orden del Día. "
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