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- rdf:value = " El señor CONTRERAS (don Víctor).-
A nuestro juicio, el precepto en debate es justo por muchas razones. En primer lugar, como anotó el Honorable señor Baltra, por el crecimiento de la población indígena, lo cual ha reducido de manera creciente la cabida de sus terrenos.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Es la explosión demográfica, los minifundios.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
¿Qué ha determinado ese crecimiento? Que numerosos indígenas han debido emigrar a las ciudades. Otros se han arraigado en sus exiguos predios. Además, se han usado centenares de miles de triquiñuelas para arrebatarles sus escasos suelos. Los Senadores que son abogados saben perfectamente que la propiedad agrícola indígena no ha gozado de títulos saneados y que durante años sus dueños han debido merodear alrededor de los Juzgados de Indios para, finalmente, ver reducida cada vez más la cabida de sus terrenos.
Se ha dicho: "Debemos conocer las necesidades reales". ¡Sí, señores Senadores, concuerdo en que debemos conocer la verdadera situación de los campesinos, del pueblo en general, que también lo integran los mapuches, y también de quienes viven en poblaciones callampas, para darnos cuenta de la tremenda desigualdad social existente entre los que viven en palacios y los que moran en viviendas miserables! Incluso, en el norte todavía hay personas que se alumbran con vela, que carecen de servicios higiénicos y de agua potable. Muchos creen que nos encontramos en un período de bonanza económica, y por ello se exige a los vecinos de esas poblaciones el pago de la instalación de las matrices de las cañerías de agua potable.
Si los señores Senadores van a percatarse de la verdadera situación social de los mapuches, podrán darse cuenta de cuál es su verdadero "status".
Me satisface oír decir que deben conocerse las necesidades de los chilenos. De este modo, se llegará a la conclusión de que hay un puñado de personas que nadan en la abundancia, y otros que viven en condiciones extremadamente miserables.
Por otra parte, se aduce que no debemos convertirnos en viejitos pascueros. ¡Pero, señor Senador, no todas las elecciones se realizan en vísperas o después de la Pascua! Próximamente, veremos a una infinidad de candidatos haciendo de viejos pascueros, entregando los respectivos regalitos, aunque no lo hagan directamente. El Senador que habla no tiene nada que regalar ni que repartir. En cambio, muchos enviarán sus emisarios a entregar los consabidos regalos.
En este caso, no se trata de recurrir a los fondos de la reforma agraria ni a los del Banco del Estado para distribuir favores. Simplemente, se pretende beneficiar a quienes realmente lo necesitan, que viven en condiciones extremadamente miserables.
Ya ha explicado la situación el Honorable señor Von Mühlenbrock. Su Señoría ha dicho que esta gente está expuesta a que rematen1 sus propiedades. ¿Saben los mapuches cuáles son las cláusulas reglamentarias y los plazos a que deben ceñirse en el pago de los préstamos recibidos? Seguramente, no. Han estado durante muchos años -cientos de años- viviendo prácticamente del halago de mucha gente, de las prebendas insignificantes que se les entregan, en especial en los períodos pre eleccionarios. Muchos de ellos deben de creer, seguramente, que se trataba de un obsequio de la CORA, pero no es así.
Ahora se pretende entregar a esta gente un modesto paliativo con el propósito de evitar que sus escasos bienes, sus insignificantes pertenencias, sean rematadas y ellos lanzados a la miseria más tremenda, no obstante la sacrificada vida que llevan como trabajadores del campo. Por esas circunstancias, apoyamos esta indicación. No ha sido nuestro propósito repartir los dineros públicos, aunque si lo hiciéramos, bien repartidos estarían, porque favoreceríamos a personas realmente menesterosas. Muchas veces se distribuyen cientos y miles de millones de pesos entre personas que no tienen grandes necesidades. El caso en discusión es a la inversa: se trata de dar a aquél que tiene muchas necesidades que solventar.
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