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- rdf:value = " El señor ALLENDE (Presidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Solicito el acuerdo de la Sala para insertar en el texto del discurso del Honorable señor Von Mühlenbrock el artículo a que se refirió Su Señoría.
Acordado.
El documento que se acordó insertar es el siguiente:
"Entre la nieve y el sol.
"De San Carlos de Bariloche: Las primeras nevadas copiosas cayeron ya avanzada la segunda quincena de junio. La tierra se enfrió, pero el agua permaneció serena, deslumbrante en los azules del lago Nahuelhuapi. El invierno llegó tarde este año a Bariloche, donde las montañas custodian, silenciosas, medio millón de kilómetros cuadrados de bosques, lagos e islas: primero blanqueó los faldeos de los cerros, luego fue empalideciendo los árboles, las casas, todo. En San Carlos de Bariloche, siempre es así. Es una ciudad pequeña, capital turística argentina del invierno, con una fisonomía tirolesa que todos creen haber visto antes en una tarjeta postal. Construida con piedra y madera, sus 25.000 habitantes abominan de los apremios del reloj, y este año como todosaguardaron que, con el alto manto de nieve, millares de viajeros de todas partes del mundo comenzarán a invadir este lugar.
"Pocos han nacido en Bariloche; en su inmensa mayoría, sus habitantes son argentinos prófugos del infierno urbano y extranjeros enamorados del lugar, especialmente alemanes, suizos, italianos y chilenos. Paradójicamente los 160.000 turistas que acuden todos los años no alteran el clima espiritual de esta especie de ShangriLa sudamericano. Los viajeros inyectan pesos (o dólares, cruzeiros, soles o liras) en la pequeña comunidad, pero no son conquistadores: son, siempre, conquistados.
"Comienzan las fiestas de invierno. La pequeña ciudad, sus calles, sus hoteles, sus comercios, sus restaurantes y centros nocturnos son invadidos por multitudes sanas, alegres, que arrastran cámaras fotográficas, trineos, esquíes. Y asombro, porque, junto a los deportistas veteranos que buscan aquí una de las mejores pistas de esquí del mundo, arriban los turistas primerizos, brasileños o uruguayos que nunca han visto nieve. O norteamericanos y europeos que no esperaban hallar lo que ven. Ante esta invasión, comienza la fuga de los "mieleros", las parejas argentinas que inauguran, en San Carlos de Bariloche, su vida matrimonial.
"La temporada: La temporada alcanzará su punto culminante en agosto y gran parte de septiembre. Después, la nieve irá derritiéndose, y el verde sucederá al blanco. Los turistas que lleguen durante la primavera o el verano encontrarán, ya limpios, los árboles milenarios, y, en todo su esplendor salvaje, montañas y ventisqueros, lagos, ríos, cataratas, arroyos y bosques.
"Así debió conocerlos el primer visitante de raza blanca, el conquistador español Francisco de Villagra, en 1553, y así debió verlos el alemán Carlos Wiederhold, considerado el verdadero fundador de San Carlos.
"A pesar de la distancia que lo separa de los conglomerados urbanos (1.800 kilómetros de Buenos Aires, por ejemplo), Bariloche parece destinado a convertirse en uno de los grandes centros turísticos latinoamericanos de doble temporada. No sólo es fácil llegar dos compañías aéreas viajan a diario, en un trayecto de unas dos horas, sino que el entusiasmo empuja a miles de viajeros aguerridos a lanzarse en sus automóviles desde puntos tan distantes como Sao Paulo, Asunción o Río de Janeiro.
"En verdad, la iniciativa privada necesita de muy poco estímulo para lanzarse a la conquista de este pacífico territorio: en él están surgiendo hoteles de todas las categorías, desde el lujoso e imponente LlaoLlao hasta las módicas pensiones familiares. Bariloche conforma las pretensiones del turista internacional más exigente y las del mochilero que llega en un vagón de tren de segunda y come y duerme al aire libre.
"En los últimos meses, varios centenares de miles de dólares (y quizá pasen del millón) han sido invertidos en ampliar y alhajar establecimientos hoteleros. Recientemente, repitieron una iniciativa original de Punta del Este, balneario uruguayo: la participación privada en la multiplicación de la capacidad habitacional, para uso familiar, esto es, la creación de un centro de viviendas cuya construcción se financiará, en parte, con el alquiler temporario de las propidades.
"Por mucho que todo esto se expanda, difícilmente ese acceso multitudinario podrá romper el hechizo del lugar, cuyos horizontes sólo pueden recortarlos las cimas de los Andes. Mientras tanto, Bariloche irá teniendo su propia historia, que no será necesariamente la de un pueblo chico;
allí vivió, recluido por los militares que lo depusieron, el presidenteArturo Frondizi, durante casi un año. Aquel fue un hecho histórico para la República Argentina, algo que los guías y los viejos habitantes de la ciudad trasmitirán a los turistas al mismo tiempo que los importantes secretos de la región: cómo explotar los bosques, cómo evitar perderse por los vericuetos interminables de las montañas, dónde hallar las truchas mejores o los ejemplares preferidos de ciervos y jabalíes que notables como Henry Ford o Luis Dominguín llegan a cazar con tanta frecuencia."
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Hace poco se celebró en la zona la Semana Brasileña. A ella concurrieron diez mil personas de esa nacionalidad, como asimismo uruguayos, a practicar esquí en canchas exactamente iguales a las que Chile posee desde Osorno hasta Aisén.
¿Qué hemos hecho nosotros por atraer hacia nuestro país a esa corriente de viajeros y sacar provecho de ella?
Veamos, en primer lugar, cuántos de esos turistas se trasladan a Chile. Según las estadísticas, sólo entre 15 mil y 16 mil. ¿Por qué sucede esto? Porque a este lado carecemos de caminos, no hemos organizado distracciones ni circuitos turísticos. Sólo ahora se podrá hacer uno, por el paso de Puyehue. No estamos preparados para explotar las actividades del esquí ni de la pesca. En síntesis, no hemos hecho prácticamente nada. En las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue asómbrese el Honorable Senadosólo tenemos ocho modestos hoteles que difícilmente alcanzan la categoría de primera clase, porque el mejor de ellos ya tiene más de veinte años. Es el caso, por ejemplo, del construido por la Empresa de los Ferrocarriles del Estado en Puerto Varas, y el del Hotel Valdivia.
Por eso, ambicionamos con toda la fuerza de nuestras almas poder organizar un centro turístico en el sur. Las razones que abonan hacer lo mismo en el norte serán señaladas por los Senadores que lo representan. También sé que mis Honorables colegas de la región central defenderán calurosamente su zona. Sólo deseo puntualizar la posición de las provincias cuya representación invisto, interpretando la situación absolutamente real de la vida y el acontecer de ellas.
Dije que no hemos hecho absolutamente nada en materia de organización turística, ni en el turismo internacional ni mucho menos en el popular. Este tiene otra dimensión en lo social: el aprovechamiento de las horas libres, la defensa del individuo, la recuperación de las energías gastadas en el trabajo. Y el turismo internacional puede ser organizado simultáneamente.
Debo destacar el trabajo de la Comisión de Gobierno, que mejoró notablemente este proyecto y lo transformó en una herramienta fundamental para la organización del turismo popular, como pueden apreciar Sus Señorías en el articulado.
Desde hace un cuarto de siglo, Puerto Varas, que puede ser considerado el centro de la región más bella de toda la república, con sus lagos, volcanes, fiordos y bosques, rodeado de amplísimas posibilidades de turismo de invierno, donde la pesca puede atraer viajeros de todos los rincones del mundo, solicita y clama por la organización del turismo. ¿Por qué ahora todos sus voceros están solicitando la creación de un casino? Porque en el sur estamos enfrentando la más grave crisis económica que se haya conocido. Estamos, como lo he dicho otras veces desde estas bancas, atravesando por un período de recesión y decadencia total, que ya linda con la desesperación. Es la secuela de los sismos y maremotos de 1960. Es la carencia de planes de fomento y desarrollo en esa zona. Basta y sobra con mirar el sufrimiento de Valdivia por la destrucción del puerto de Corral, de su flota naviera, de los altos hornos de Corral, y la pérdida y ruina de la mayoría de sus industrias, la mitad de las cuales no fueron reconstruidas. Al mismo tiempo, el sismo hundió 18 mil hectáreas de vegas que rodeaban a la ' ciudad de Valdivia, precipitando a la miseria a centenares de agricultores que abastecían a la zona y que tenían sus fuentes de ingresos, y prácticamente todo su capital, en la explotación intensiva de la tierra.
En seguida, Valdivia vivió la crisis del Riñihue, que significó lucro cesante un largo período, y la ruina total del comercio minorista. Además, Valdivia sufre la tragedia permanente de los barrios inundados, que ni la Corporación de la Vivienda ni la Corporación de Servicios Habitacionales han logrado resolver.
En Puerto Montt hubo poblaciones enteras destruidas. Allí no se cayeron las industrias, porque son muy pocas. Pero sufrió un daño inconmensurable: la destrucción total de su puerto. Y aún hoy, a tantos años del sismo de 1960, Puerto Montt todavía no ve terminadas sus obras portuarias.
Por eso la crisis golpea sobre las provincias sureñas. Es el fantasma legendario a que aludía Marx el que tenemos en esas provincias: el empobrecimiento, el endeudamiento, porque para reconstruir se concedieron préstamos reajustables, porque no regresaron los capitales a la zona. El reajuste empobreció a la gente de todos los niveles, y como consecuencia de ello vinieron la paralización y la cesantía. En Valdivia hay diez mil jefes de familia cesantes; en Osorno, cinco, mil; en Puerto Montt, diez mil. En esas provincias funcionan las ollas del pobre.
Hace un mes tuve que gestionar la paralización de los remates en la provincia de Valdivia ante el señor Ministro de Hacienda. Hube de recurrir a la persona del Presidente de la República para detenerlos, porque se publican largas listas de resoluciones judiciales de cobro ejecutivo y de remate. Sólo en la provincia de Valdivia hay quinientas órdenes de detención en contra de modestos comerciantes minoristas por no pago de impuestos retenidos. Esos ciudadanos se encuentran prófugos. He tenido que formular indicaciones en el Senado para encontrar solución a dicho problema, que sólo una ley puede resolver, por cuanto el Fisco no puede desistirse de esos remates debido a que desaparecería la deuda. Lo único que puede hacer esta Corporación, como en otras oportunidades, es perdonar las deudas a esos infelices, que están condenados a la ruina y a la miseria más absoluta.
El camino para vencer la crisis es aplicar en el sur de Chile una política efectiva de desarrollo industrial, agrícola, universitario, técnico, en todos los niveles.
"