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- rdf:value = " CONVENIOS DEL COBRE. OBSERVACIONES.El señor WALKER (Prosecretario).-
En el primer lugar del Orden del Día, corresponde ocuparse en el informe de las Comisiones de Hacienda y Minería, unidas, recaído en las observaciones de Su Excelencia el Presidente de la República, en segundo trámite constitucional, al proyecto que establece normas sobre producción, manufactura y comercio del cobre.
-Las observaciones del Ejecutivo figuran en los Anexos de la sesión 45ª, en 15 de diciembre de 1965, documento N'º 2, página 2253, y el informe, en los de la sesión 54ª, en 11 de enero de 1966, documento N" 7, página 3178.
El señor WALKER (Prosecretario).-
Los Comités, en sesión celebrada el 10 de enero, recomendaron aprobar sin debate, en la forma propuesta en el informe, las observaciones recaídas en diversos artículos, salvo que respecto de cualquiera de ellas pida discusión algún señor Senador.
De conformidad con lo anterior, y dentro del artículo 1||AMPERSAND||quot;?, que se refiere a las modificaciones a las ley 11.828, correspondería dar por aprobado los artículos 3º, 4º y 5º la página 2.
La señora CAMPUSANO.-
Sin perjuicio de que podamos plantear nuestros puntos de vista.
El señor WALKER (Prosecretario).-
El acuerdo de los Comités es no abrir debate sobre estos artículos.
La señora CAMPUSANO.-
Pero se puede dejar planteada la posición de cada partido. Nosotros no estamos interiorizados de ese acuerdo.
El señor WALKER (Prosecretario).-
El acuerdo dice; "... salvo que respecto de cualquiera de ellos se pida discusión por algún señor Senador."
La señora CAMPUSANO.-
En ese caso, pedimos discusión sobre los artículos 48 y 49.
El señor WALKER (Prosecretario).-
Correspondería dar por aprobadas las observaciones que inciden en las letras b) y c) del artículo 9° y en los artículos 11 y 12.
La señora CAMPUSANO.-
Queremos dejar planteada nuestra posición frente al artículo 12,
El señor WALKER (Prosecretario).-
En la página 4 del informe, quedarían aprobadas las observaciones al artículo 13 y en la 5, las relativas al 14.
La señora CAMPUSANO.-
Pedimos debate sobre este artículo.
El señor WALKER (Prosecretario). -
Asimismo, quedarían aprobadas las observaciones a los siguientes artículos: en la misma página 5, el artículo 15; en la página 6, los artículos 17 1), y 18, en sus letras "m", "o" y "p"; en la página 7, el artículo'18 bis, en sus Nºs 1, 2, 5, 6 y, en la página 8, en su Nº 7; en la página 9, los artículos 27-A, segunda parte del 27-C, 27-G a N y P; 27-Q (Nºs. 6 y 7) y 37 bis.
La señora CAMPUSANO.-
Pido la palabra en este artículo.
El señor WALKER (Prosecretario).-
En esta misma página 10, se daría por aprobado el artículo 2°, incisos segundo y cuarto, en sus letras a), d) y g) ; en la página 11, quedarían aprobados los artículos, 79, 89 y 10, en su parte final.
En el artículo nuevo del Título III, quedaría aprobada la observación, excepto incluir en ella el artículo 107 de la ley 15.575. En esta misma página 11, quedaría aprobado el artículo 16; en la página 12, se darían por aprobados los artículos 17, 19 y los artículos transitorios nuevos.
El señor GARCIA (Vicepresidente). -
Si al Senado le parece, se darán por aprobado los acuerdos de los Comités, con la salvedad expresada por la Honorable señora Campusano.
Acordado.
El señor CHADWICK.-
¿Me permite, señor Presidente?
Los acuerdos de los Comités fueron adoptados con la clara advertencia de que los partidos mantenían sus respectivas opiniones expresadas en las Comisione.- i unidas, de manera que esta aprobación unánime no significa que nosotros concurramos con un voto distinto del emitido en ellas.
El señor WALKER (Prosecretario).-
La primera observación que corresponde debatir se refiere al artículo 3º, dentro del artículo 19 del proyecto. El Congreso proponía derogar el artículo 3º de la ley 11.828. El veto rechaza la derogación. La Cámara aceptó esa observación. Las Comisiones unidas, por 4 votos del FRAP contra 2 de la Democracia Cristiana, y la abstención del representante liberal, acordó rechazar esta observación e insistir en la derogación del artículo 3;? de la ley 11.828.
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
En discusión la observación.
Ofrezco la palabra.
La señora CAMPUSANO.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El Congreso Nacional derogó el artículo tercero de la actual ley 11.828, que faculta al Presidente de la República para conceder regímenes especiales de amortización a las empresas de la gran minería del cobre, beneficio que constituye un evidente y odioso tratamiento discriminatorio en contra de los contribuyentes nacionales. Ahora las Comisiones unidas han insistido en ese criterio por mayoría de votos. Los Senadores comunistas volveremos a votar en contra del veto del Ejecutivo, vale decir, por la derogación del referido artículo tercero de la ley 11.828.
Debemos decir una vez más que, en virtud de esta disposición, fue posible conceder a El Salvador, subsidiaria de Anaconda, un régimen tan acelerado de amortizaciones que esta empresa, desde su instalación, no ha tributado un centavo al Fisco. Simultáneamente con hacer desaparecer las utilidades "gracias" a tal sistema acelerado de amortizaciones, los trabajadores se han visto privados de participar en los beneficios de la empresa. Resultado de ello es que se han perjudicado al fisco y a los trabajadores.
Sobre esta misma materia, nos parece necesario reproducir los fundamentos que tuvieron las Comisiones unidas al preparar su segundo informe. En la página 50 de dicho documento, se dice textualmente;
"La diferencia substancial en materia de amortizaciones entre el sistema que rige a las empresas de la gran minería y el establecido para los contribuyentes nacionales en la Ley de la Renta, radica en que mientras aquéllas pueden retirar del país las sumas correspondientes a amortización, estos contribuyentes nacionales, una vez que efectúan esas amortizaciones deben mantenerlas en el negocio en fondos de reserva sin poder distribuir esos recursos. Las Empresas de la gran minería, en la práctica, no retornan las sumas correspondientes a amortizaciones y pueden elegir entre mantenerlas en fondos de reserva, o bien distribuirlas entre sus accionistas. Se ha obtenido en este último caso un doble beneficio: por un lado se ha rebajado la utilidad afecta a impuesto en Chile y por otro se ha repartido una suma proveniente de esas utilidades entre los accionistas sin que les afecte impuesto de ninguna naturaleza."
En seguida, el segundo informe de las Comisiones unidas añade:
"La amortización se concede a los inversionistas en forma absolutamente independiente al deterioro que puedan sufrir las instalaciones o activos de sus empresas, y en este aspecto no se aparta la legislación minera de la Ley de la Renta.
"Las Comisiones unidas citaron al señor Director de Impuestos Internos a fin de conocer la forma como este servicio fiscaliza y determina las normas de amortizaciones que rigen las actividades privadas nacionales. Después de oír al señor Ross, varios señores Senadores formularon observaciones en orden a que no existen razones que permitan mantener una disposición que favorece a las empresas de la gran minería del cobre con un tratamiento discriminatorio respecto de los contribuyentes nacionales. En efecto, la Dirección de Impuestos Internos está facultada para conceder amortizaciones aceleradas a determinadas actividades, y, al mismo tiempo, regula el monto de esas amortizaciones de acuerdo a la ley de la Renta, considerando la probable duración útil de los bienes según su naturaleza, características y condiciones de trabajo y de desgaste a que sean sometidos. De manera" -concluye el informe en esta materia- "que es perfectamente posible que, de acuerdo a las normas generales de la Dirección de Impuestos Internos, ésta pueda determinar un sistema de amortizaciones adecuado para las empresas de la gran minería del cobre".
Deseo agregar algo más, señor Presidente. En materia de amortizaciones, se ha sido tan extraordinariamente pródigo con las compañías imperialistas del cobre, que en el solo quinquenio 1960-64, estas empresas retiraron del país por tal concepto nada menos que 116 millones 200 mil dólares, es decir, el equivalente a un tercio de la inversión nacional neta. Así se ha llegado al hecho de que, de acuerdo con lo expresado por el señor
Raúl Sáez, que tuvo acceso a les libros de contabilidad de las empresas, el saldo del capital no amortizado del grupo Anaconda, al 31 de diciembre de 1964, era de sólo 212 millones de dólares, y de apenas 17 millones para Braden Copper. En este último caso, no deja de llamar la atención la circunstancia de que el Estado se vaya a asociar con una empresa cuyo saldo de capital no amortizado es de 17 millones, y a la cual le aporta 80 millones de dólares, le hace un empréstito de 20 millones de dólares y pretende avalarle créditos extranjeros por otros 100 millones.
Si los saldos de capital no amortizado de las empresas de la gran minería del cobre, que suman en total 230 millones de dólares, en cifras redondas, se comparan con los valores que las mismas han dejado de retornar al país por capítulo de utilidades, gastos en el exterior y amortizaciones, que suman 504 millones 700 mil dólares en el quinquenio 1960-64. se verá que estos convenios constituyen el peor negocio para Chile, quizás si el más contrario a los intereses nacionales a lo largo de toda nuestra historia.
Por las razones expuestas, Tos Senadores comunistas votaremos a favor de lo aprobado por el Congreso y en contra del veto del Ejecutivo.
El señor CHADWICK.-
Durante el debate anterior, cuando se examinó el segundo informe de las Comisiones unidas, los Senadores socialistas tuvimos ocasión de expresar nuestro fundamento para pedir la derogación del artículo 3º. Las ideas que en aquella oportunidad expresamos son sustancialmente idénticas a las que el Senado acaba de oír a la Honorable señora Campusano. No insistiré, por lo tanto, respecto de ellas, pero estimo útil, en cambio, recordar algunos hechos producidos con posterioridad a nuestros debates sobre este proyecto, en el tiempo transcurrido desde la aprobación en general hasta ahora, vale decir, en un breve lapso de cuatro meses. Entre esos hechos hay algunos que ponen de manifiesto, y con toda evidencia, la absoluta justicia de nuestras observaciones y su perfecto acuerdo con la realidad. Me referiré en forma especial a dos fuentes. La primera es de origen periodístico; emana del "Financial Times", órgano del capital financiero inglés, de especial reputación en el inundo occidental.
El señor NOEMI.-
¿No estamos discutiendo el veto al artículo 3º?
El señor CHADWICK.-
Sí, Honorable colega, pero en este precepto incide toda la política del Gobierno, pues mantener un régimen especial de amortizaciones convencionales expresa una actitud ante las imposiciones de las compañías de la gran minería del cobre. De manera que mis observaciones no son impertinentes. Además, considero que el Senado no perderá su tiempo si escucha algunas versiones periodísticas sobre lo que ocurre en la industria del cobre.
He dicho que el periódico en referencia tiene espectable posición en el ámbito internacional. Nadie podría recusarlo de albergar en sus páginas a analistas inspirados en principios marxistas o en algo semejante. Es una publicación de estricto corte liberal capitalista. En su edición del 3 de enero, el "Financial Times" asevera categóricamente que el problema más grande de la industria cuprera es la imposibilidad de los productores de responder a la creciente demanda.
Cuando se debatió el proyecto en general y debimos votar ,1a idea de legislar, lo:-5 Senadores socialistas sostuvimos que no había necesidad de hacer concesiones a las empresas para alcanzar la inversión que el Gobierno se proponía alentar en la industria del cobi'e. Expresamos que las condiciones del mercado mundial reclamaban y hacían imperiosas estas inversiones. Se nos trató como personas indignas de crédito ante esa afirmación sustancial, dominados, tal vez, por un prejuicio político.
Hoy, el "Financial Times" sienta como hecho categórico que el origen de las dificultades que debe afrontar la industria del cobre en todo el mundo consiste Drecisamente en la imposibilidad de alcanzar la producción que el mercado reclama. Y agrega otros conceptos que no podemos dejar pasar inadvertidos: dice que las compañías productoras dejaron de utilizar el mercado de metales de Londres como punto de referencia para sus entregas y establecieron su propia estructura de precios, en febrero de 1964. En esa oportunidad --añade el periódico- las empresas argumentaron que dicho mercado era demasiado fluctuante y no proporcionaba un reflejo seguro del verdadero estado de la situación. El mercado -concluye el analista de mi referencia- respondió a esas afirmaciones diciendo que, como siempre, reflejaba la relación entre la oferta y la demanda, y que si el precio era demasiado alto, ello se debía a que las compañías han sido incapaces de acelerar la producción para responder a la creciente demanda de los consumidores.
Aquí queda reconocido por la autoridad de este periódico, que -reitero- es in- discutida en los círculos económicos y financieros, que el mercado de Londres refleja real y efectivamente los precios que rigen en el mundo, y que no es verdad, como se ha aseverado en nuestro país, que sólo sirve para un juego especulativo. Por lo tanto, en la medida en que nosotros hemos sido renuentes a oír los llamados de la realidad, hemos estado regalando a las compañías extranjeras las diferencias de precios que todos los días comprobamos entre la cotización congelada y la verdadera cotización del metal en el mercado libre de Londres.
Desearía agregar que estas misjnas ideas han sido expresadas, aunque no en términos tan categóricos, por el propio presidente de laKennecott Copper Corporation, el 2 de enero de 1966, cuando dijo: "Las cifras del Instituto del Cobre muéstran que, durante los primeros nueve meses de 1965, la producción de cobre refinado del mundo libre fue de 3.119.869 toneladas, en comparación con 2.939.151 toneladas de hace un año. A pesar de este aumento en la produción", -dijo el presidente de la Kennecott- "el cobre continúa siendo escaso para satisfacer la. demanda general. El alto nivel general de los negocios en Estados Unidos y el exterior y las crecientes necesidades militares han dado por resultado esa fuerte demanda. Particularmente no hay suficiente cantidad de metal disponible en la actualidad al precio de 36 ó 38 centavos de dólar que cobran la mayoría de los productores. Los precios del cobre disponible desde otras fuentes para los fabricantes, incluyendo los desechos, están considerablemente por encima del nivel de 36 ó 38 centavos y han llegado casi a niveles record. Por ejemplo, la cotización del mercado de metales de Londres, en el cual se vende algún cobre" -así dijo el presidente de la Kennecott, en circunstancias de que el año pasado se vendieron oficialmente en ese mercado 866.750 toneladas- "es de aproximadamente 64 centavos de dólar por la libra. La situación ha ejercido presión alcista sobre los precios de los productos fabricados con cobra".
Esta última aseveración del personero en referencia destruye lo afirmado por el Gobierno en el sentido de que los precios de los productos elaborados con cobre no reflejan las alzas del mercado de Londres.
Advirtió el presidente de Kennecott: "Si se prolonga esta tendencia, la resultante de los precios altos podría ser la pérdida de mercados. Tal efecto puede ser corregido solamente mediante un mejor equilibrio entre el abastecimiento y la demanda de cobre. Conscientes de la situación, loa productores de cobre están embarcados en el programa de expansión más ambicioso de la historia de la industria. La Kennecott está impulsando sus programas en Estados Unidos y en el exterior para incrementar la producción sustancialmente".
Esta es la verdadera cara que adopta la industria cuprera ante sus accionistas y banqueros: dice estar consciente de la situación en que se encuentra y que, en la necesidad de aumentar la producción, está haciendo todo lo posible por impulsar las inversiones en Estados Unidos y en el exterior. De modo que, como lo afirmamos el 8 de septiembre, la política del Gobierno, que se basaba en el error de creer que los inversionistas estaban en libertad de aumentar o de no aumentar la producción en nuestro país y en la idea de que ellos nos hacían un favor al invertir en Chile y estaban en situación de imponernos condiciones, descansa en hechos falsos. Todo ello ha sido el resultado del eco que los asesores oficiales del Gobierno han dado a las ofertas interesadas de las compañías en negociar los convenios con las ventajas y privilegios que obtuvieron.
Insistimos en dejar constancia de estas ideas, porque el veto que ahora empezamos a discutir es consecuencia de esa misma política. Una vez más, vemos al Gobierno comprometido en una senda cuya justificación no es sino la idea equivocada de que si no se hacen determinadas concesiones a los inversionistas extranjeros, éstos no harán nada por aumentar la producción de Chile, y el porvenir de nuestra industria decaerá, por falta de interés de las grandes empresas extranjeras.
Deseamos dejar constancia de este hecho y, al mismo tiempo, señalar que el reconocimiento directo, indiscutido en todo el mundo occidental, de que los precios del cobre están expresados en las transacciones del mercado de Londres, significa una acusación al Gobierno, que ha estado permitiendo a las compañías obtener una utilidad complementaria que excede los 250 millones de dólares al año, de acuerdo con la actual diferencia de precios, sin exigirles la tributación correspondiente.
Si el Gobierno hubiera encarado a tiempo el problema de la corrección de los precios artificiales del cobre y hubiese tenido la energía suficiente para exigir que nuestro metal se vendiera al precio pagado en el mercado de Londres, habríamos logrado de inmediato para Chile los efectos que se esperan cuando se haya duplicado o triplicado la producción. Vender la libra de cobre, por ejemplo, como se ha hecho, a 36 centavos hasta noviembre y a 38 centavos a fines del año pasado, en circunstancias de que se estaba liquidando a 60 ó 64 -lo sabemos por las ventas de la mediana y pequeña minerías, que ascienden a 100 mil toneladas-, significa dejar de percibir 8.500.000 dólares por cada centavo de diferencia.
Cuando se han regalado los recursos fiscáles, cuando se los ha dejado de percibir por no poner atención en la realidad de los precios de nuestra principal industria, se ha incurrido en una tremenda responsabilidad ante el país. Esperamos que en el curso de este año no se repita ese error; que la política que se está insinuando ahora, de ir acortando las diferencias, se mantenga con el valor suficiente; que comprendamos que el cobre no se puede seguir vendiendo a precios artificialmente bajos.
Para no volver sobre la materia, deseo expresar al Honorable Senado que, cuando empezaba la Conferencia de Río de Janeiro, estuvo en Chile, en misión especial, el Embajador Extraordinario señor Harriman, quien, rodeado de misterio, se encerró con los hombres de Gobierno, sin que transcendiera ninguna noticia acerca de lo tratado por este personaje tan connotado. Fue necesario que el "Washington Post", diario conservador de la capital de los Estados Unidos, revelara la misión que traía el representante personal del PresidenteJohnson. Según ese periódico, la gestión tenía por objeto obtener que Chile rebajara el precio del cobre, de 38 centavos la libra, a que había subido, a 36 centavos. Y fue tal el escándalo que produjo en los medios independientes de Washington la gestión que se estaba realizando por el representante personal del Presidente norteamericano, que el propio "Washington Post", en su editorial de pocos días después, sostuvo que si se sometía a esta pequeña república al gravamen económico de impedirle vender su principal producto de exportación al precio natural del mercado, debía dái"sele una compensación.
Lo que ve claro "Washington Post", lo que no parece discutible al representante de círculos independientes de los Estados Unidos, de tendencia conservadora, en Chile constituye una especie de herejía repetirlo. Si debe dársenos una compensación, es porque se nos está causando un perjuicio y privando de un lucro legítimo que nos corresponde o pertenece y que escapa del patrimonio nacional por debilidad del Gobierno, por falta de coraje pava enfrentar una situación decisiva para Chile.
¿Cómo comprender que este país siga vendiendo cobre a precio inferior en 30 centavos por libra, respecto del que se paga en el mercado de Londres? ¿Cómo negar que resulta irritante que el país deba soportar gravámenes y toda clase de dificultades económicas, en los mismos momentos en que se entregaron más de 250 millones de dólares adicionales al imperialismo extranjero y, concretamente, a las grandes empresas de la minería del cobre?
Deseaba hacer estas observaciones para decir no sólo que tuvimos la razón, como ha expresado la Honorable señora Campusano, al pedir la derogación del artículo 3°, que ahora se ha repuesto, sino para sostener que toda la política del Gobierno en materia cuprera descansa en hechos falsos y conduce al país al descalabro.
El señor ALTAMIRANO.-
Seremos muy breves, pues lo fundamental de nuestra posición ya está expresando, en las palabras de la Honorable señora Campusa- no y del Honorable señor Chadwick.
Sólo deseamos manifestar que entramos al último episodio de este hecho tal a vergonzoso para la historia de nuestro país, pues se consuma un acto más de claudicación y entrega ante el imperialismo norteamericano.
Como ya tuvimos oportunidad de decir ayer, lo único que la Democracia Cristiana ha tenido claro en el año y meses quo lleva de Gobierno, han sido los convenios del cobre. Con una ¡jertinacia y firmeza dignas de mejor causa, ha defendido los convenios, que significan aumentar ;Vi forma fantástica y sensacional las utilidades de las grandes empresas monopolistas del cobre.
Al pretender eliminar el artículo hemos querido terminar con un sistema que facilita la fantástica fuga de utilidades de estas empresas. Mediante las amortizaciones convencionales, los monopolistas norteamericanos que explotan el cobre en Chile han podido aumentar las ya extraordinarias ganancias que percibían, como lo hemos demostrado. En efecto, si aumentan las amortizaciones, disminuyen las utilidades, y al decidir éstas, se reducen los impuestos que percibe el Estado chileno. En consecuencia, podemos afirmar categóricamente que, a mejores amortizaciones, menores impuestos y menos ingresos para Chile,
La Honorable señora Campusano ha dado algunos datos respecto de lo amortizado por las empresas monopolistas norteamericanas. En realidad, las cifras son- diferentes, lo cual demuestra la falta de control que Chile tiene sobre la principal explotación que se hace en nuestro territorio. Así, la Comisión de Hacienda recibió cifras radicalmente distintas de las emanadas de las propias compañías, por una parte; del Departamento del Cobre, por otra, y del Servicio de Impuestos Internos, por una tercera.
En general, se puede sostener que la empresa Andes, con una inversión de 140 millones de dólares, ha amortizado 108 millones, de manera tal que sólo le restarían por amortizar 34 millones. La Chile Exploration, con un capital de 290 millones de dólares, ha amortizado 139 millones ; en consecuencia, le quedarían por amortizar 151 millones. Y la Braden Copper, con un capital de 100 millones, ha amortizado 75 millones, de suerte que le restan 24 millones por amortizar. Por lo tanto, estas tres empresas tienen una inversión amortizada en Chile de alrededor de 210 millones de dólares, suma con la cual se han llevado miles y miles de millones de dólares del país.
Esto es lo que criticamos. Por eso, nos llena de indignación que se pretenda mantener un sistema de expoliación de nuestra riqueza, de usurpación de la principal fuente de producción nacional.
Por eso estamos en contra de las amortizaciones convencionales. Por eso hemos luchado incansable y majaderamente por tratar de someter a las grandes empresas monopolistas del cobre al régimen normal que rige en nuestro país. De ahí que, cuando se discutió este tema, hayamos traído a colación las palabras del ex Senador democratacristiano señor Radomiro Tomic, quien, en un discurso, se pronunció en forma categórica por el retorno a Chile de gran parte de las amortizaciones. Entonces ya reproduje sus palabras, y ahora las repito. En efecto, en su intervención del 18 de julio de 1961, el señor Tomic dijo:
"En consecuencia, las amortizaciones deben cumplir esos objetivos dentro del país, esto es, deben servir para aplicar nuevas técnicas en Chile o reponer los equipos productivos del país.
"No nos parece aceptable que el total do las amortizaciones admitidas como rebaja de las obligaciones tributarias, pueda ser remesado al extranjero e invertida en el extranjero".
En consecuencia, al pretender restituir el artículo que autoriza convenir amortizaciones especiales, el Gobierno y la Democracia Cristiana están contraviniendo lo que ya en oportunidades anteriores expresaron por boca de uno de sus autorizados personeros: el señor Radomiro Tomic.
En virtud de las razones dadas por mis Honorables colegas que me han antecedido en el uso de la palabra y de las que hemos agregado en esta ocasión, sólo nos queda manifestar nuestra indignada protesta por el hecho de que el Gobierno pretenda reponer un sistema que significa restar ingresos para Chile y aumentar, en grado inconcebible, las fantásticas utilidades que las empresas norteamericanas se llevarán en los próximos 20 años, durante los cuales regirá el sistema llamado, jocosa e irónicamente, de "chilenización del cobre".
El señor PALMA.-
Hubo consenso do los Comités para no discutir esta materia en forma tan lata. Sin embargo, aun cuando queríamos respetar dicho acuerdo, nos vemos obligados a decir dos palabras.
Hasta ahora ha existido un sistema de amortizaciones aceleradas que ha perjudicado al país desde muchos puntos de vista.
El señor ALTAMIRANO.-
Nos alegramos del reconocimiento que hace Su Señoría.
El señor PALMA.-
Dicho sistema de amortizaciones se aplica, principalmente en el caso de El Salvador, en virtud del D.F.L. Nº 258, que reemplazó al D.F.L. Nº 437, en el cual cupo responsabilidad inicial, a lo menos, a los Senadores socialistas, cuando estaban en el Gobierno.
El señor CHADWICK.-
¡Eso no es efectivo! ¡Lo hemos refutado cien veces!
El señor PALMA.-
En cambio, la letra k) del artículo 2° del Título II, "De las inversiones mineras", establece un sistema por medio del cual se prohíbe. . .
El señor GARCIA (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Por haber llegado el término de la hora, se levanta la sesión.
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