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- rdf:value = " La señora CAMPUSANO.-
Señor Presidente, quiero referirme a dos indicaciones aprobadas por la Comisión.
Vemos como positiva la supresión del artículo 2º del proyecto aprobado por la Cámara, que autorizaba al Presidente de la República para disponer la reincorporación de funcionarios de Carabineros hasta el grado de Mayor, inclusive, en casos de calamidades públicas, agresión o amenaza exterior o conmoción interna y por el período que durara la emergencia. Tal precepto era, sin duda, extraordinariamente peligroso, pues entrañaba la posibilidad de aumentar los elementos represivos en contra de los movimientos reivindicatoríos del pueblo. Como hasta el momento no ha habido lucha reivindicativa de los trabajadores que no haya sido calificada por las autoridades de movimiento que persigue objetivos políticos y, en algunos casos, sediciosos, estimamos que, de haberse mantenido esta disposición, se habría aplicado preferentemente para perseguir a los trabajadores.
También quiero referirme a otra indicación aprobada, que consideramos muy importante, cual es la relativa a la prohibición de que el personal de Carabineros pueda cumplir funciones ajenas al servicio, con excepción de aquellos casos en que lo autorice la actual ley de Seguridad Interior del Estado. Al respecto, estimamos absolutamente indispensable terminar de una vez por todas con la corruptela de algunos jefes y oficiales del Cuerpo, que utilizan perenal para labores domésticas o lo encargan del cumplimiento de tareas de índole personal. En más de alguna ocasión, hemos tenido conocimiento de que el personal de Carabineros en servicio ha sido obligado a servir como garzones en fiestas o reuniones dadas por algunos altos jefes. Esta disposición, por lo tanto, dignifica al hombre que ingresa al Cuerpo de Carabineros.
No desearía que mis observaciones cayeran como balde de agua fría en esta mañana en que muchos señores Senadores rindieron homenaje al Cuerpo de Carabineros, pero como hemos presentado una indicación tendiente a otorgar una pensión a la viuda del obrero Pedro Navarro Navarro, quiero que los señores Senadores sepan por qué la patrocinamos.
En la madrugada del viernes 23 de abril de 1935, fue asesinado en su hogar el dirigente obrero Pedro Navarro Navarro, por el capitán de Carabineros Homero So-moza.
Su domicilio fue violado por este oficial y cuatro subalternos, a pesar de no existir orden competente para ello. Se sindicaba a Navarro como presunto agresor de un carabinero, el cual, por lo demás, se encontraba ebrio. En presencia de su joven esposa y vecinos, fue golpeado con un objeto contundente y, acto seguido, el oficial Somoza procedió a ultimarlo de tres tiros. El parte de Carabineros, de ocho líneas, señaló que se trataba de una muerte en legítima defensa en acto de servicio. Sin embargo, las declaraciones de la cónyuge y testigos oculares, desmintieron esta versión oficial. La reconstitución de la escena del crimen, presenciada por la Senadora que habla, ratificó que ese dirigente obrero había sido alevosamente ultimado. Tengo a mi mano periódicos de esa fecha que abundan en detalles acerca del homicidio.
¿Quién era el asesino Somoza? Su hoja de servicios está plagada de hechos reñidos con la conducta de un oficial de Carabineros. Por ejemplo, en 1955, estando a cargo de la unidad de Cuneo, baleó al médico Eduardo Negroni, por el solo delito de no haber atendido con presteza a su hijo enfermo de diarrea. Igual suerte corrió el Alcalde de Cuneo, Eduardo Thompsen, al interceder a favor del médico agredido. Fue menester que todo el pueblo de Cunco, sus organizaciones, desplegaran una gran campaña para lograr que Somoza abandonara ese lugar.
Durante su permanencia en la Tenencia de Las Cabras, debido a sus métodos prepotentes y agresivos, no sólo fue repudiado por la población, sino, incluso, por el propio servicio a su cargo, por lo cual debió ser trasladado a otra ciudad.
Cuando estuvo en el retén de la población Roosevelt, dirigió personalmente la operación apaleamiento de los pobladores sin casa de Barrancas.
Somoza se distinguía por su odio zoológico hacia el pueblo y sus organizaciones. Jamás dejó pasar oportunidad para demostrarlo. Sabía que el obrero Pedro Navarro Navarro era un consecuente luchador de su clase. Ese fue el verdadero móvil de su crimen. Su joven esposa, Rosario Alvarado Alvarado, quedó sin recursos económicos a la muerte de su esposo. Al producirse el crimen, tenía dos hijos y esperaba otro. Hoy, en su hogar modesto, hay tres niños pequeños que se sostienen sólo por el esfuerzo abnegado de ella y la inmensa solidaridad obrera, mientras esperan que se haga justicia. A casi nueve meses de haber cometido su crimen, So-moza todavía no ha sido condenado.
Al proponer en este proyecto de ley que beneficia al Cuerpo de Carabineros una indicación para conceder una pensión de gracia a Aída del Rosario Alvarado y a sus tres hijos, los Senadores comunistas hemos querido reparar el daño que se infirió a cuatro seres indefensos por parte de un mal oficial de esa institución.
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