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- rdf:value = " El señor TEITELBOIM.-
Me alegro de las dos intervenciones, tanto la del Honorable señor Gumucio como de la del señor Ministro de Tierras respecto de la propiedad comunitaria.
Confrontar las palabras con los hechos.
La verdad es que, a mi juicio, existe flagrante contradicción -y esto seguramente me significará otra interrupción, ahora del señor Ministro de Justicia- entre lo que aquí han expresado los dos oradores que me han interrumpido, sobre todo el Honorable señor Gumucio, y lo dicho ayer por el señor Ministro de Justicia. Ese Secretario de Estado dejó en claro que la propiedad privada continuará siendo la norma básica. La propiedad privada de los medios de producción permanece intacta.
El Honorable señor Gumucio, que indudablemente es una figura muy representativa del partido de Gobierno, ha insistido en el análisis que hizo ayer acerca de la doctrina democratacristiana sobre la propiedad. Manifestó que ella se ubica lejos del liberalismo individualista y 'del colectivismo estatista. Siempre es conveniente confrontar las palabras con los hechos, para apreciar la justicia de las declaraciones teóricas. A un año y medio del Gobierno del Presidente señor Frei, nadie puede decir que su acción se aleje, en la práctica, del iberalismo individualista, especialmente en el terreno de los grandes monopolios denominados, por un joven economista chileno, los clanes. Estos continúan haciendo su agosto en nuestra patria. Han incrementado su número de doce con otros más, nacidos seguramente al buen reparo de la sombra acogedora de condiciones políticas propicias. ¿No están allí, vivos y coleando, siempre florecientes, todos los grandes monopolios, tanto extranjeros como nacionales? ¿No conocemos, acaso, por sus nombres las figuras más que nunca estelares de estos señores de los clanes, que son los mismos de antes, bien determinados y conocidos, que aherrojan la economía nacional y usufructuan de todo el esfuerzo del país? Considero que no podemos olvidar esta realidad quemante de cada día.
La posición del FRAP.
El Ministro señor Castillo recordó que el Frente de Acción Popular, durante su campaña presidencial, no sostuvo que cambiaría el régimen de propiedad en esta etapa, la cual sería de transición hacia el socialismo, y ésta, a su vez de transición hacia otro régimen superior. Pero como él dijo que incluso yo me referí muchas veces a este problema, deseo restablecer la verdad, lo auténtico de lo que entonces se dijo.
El régimen propuesto por el FRAP no pretendía terminar con la propiedad privada en Chile, pero sí establecer limitaciones y controles para terminar con ciertas formas de propiedad, las más dañinas, esas que algunos tratadistas modernos llaman "las nuevas feudalidades".
Por eso propusimos, con la oposición democratacristiana, que resultó victoriosa, la nacionalización de los minerales del cobre, precisamente para terminar con la propiedad imperialista en el país y para hacer que estas riquezas básicas esenciales fueran propiedad nacional. También propusimos terminar con el sistema de los clanes, someterlos a control, meter en cintura a los monopolios, el negocio bancario y el de los seguros. Esto es, precisamente, lo que nos diferencia; porque, en verdad -no quiero entrar en los problemas internos de la Democracia Cristiana, pues sólo me entero de ellos por medio de la prensa-, creo que más de un democratacristiano piensa que esta etapa de transición tal vez va demasiado lenta.
El señor CHADWICK.-
Va para atrás.
El señor TEITELBOIM.-
Tal vez, a un año y medio de Gobierno, no se advierte ese ritmo satisfactorio para más de algún militante democratacristiano. Esa es nuestra diferencia.
Como es natural, nosotros respetamos la propiedad privada personal. Todo el mundo que tiene una habitación, aquél industrial chileno que posee una pequeña o mediana fábrica que no es un monopolio, aquéllos que también son víctimas en alguna forma del imperialismo, serán respetados en su propiedad, siempre que a su vez respeten los derechos de los trabajadores. Pero se trata de un criterio que no es inmovilista, decir, por ejemplo: dejemos las cosas como están. Se trata de afrontar a los grandes poseedores de la riqueza, al sector monopolista y, sobre todo, al sector monopolista extranjero. Si nosotros aprobamos esta reforma agraria, es porque ella le pone el cascabel a uno de los tres gatos, posiblemente al gato viejo, en decadencia, al gato que ya hizo su época y su historia...
El señor AMPUERO.-
Que no maulla.
El señor TEITELBOIM.-
... que no maulla o que maulla mucho, pero que posiblemente ya no muerde. En cambio, los otros, los que todavía tienen mucha fuerza, la propiedad imperialista y los monopolios, siguen intactos.
Esa es nuestra diferencia, la gran diferencia que nos separa.
"
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