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- rdf:value = " NORMAS SOBRE FOMENTO DE LAS EXPORTACIONES.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
En primer lugar del Orden del día, figuran los informes de las Comisiones de Economía y de Hacienda recaídos en el proyecto de la Cámara de Diputados que establece normas para estimular las exportaciones.
Tanto el de la Comisión de Economía, suscrito por los Honorables señores Ibáñez (presidente). Gómez y Gormaz, como el de la de Hacienda, firmado por los Honorables señores Altamirano (presidente), Bossay, Contreras Labarca, Palma y Von Mühlenbrock, recomiendan aprobar el proyecto con modificaciones.
- El proyecto aparece en los Anexos de la sesión 72ª, en 8 de marzo de 1966, documento Nº 2, página 4082, y los informes, en los de las sesiones 90ª, en 5 de abril de 1966, documento N° 2, página 5745, y 94, en 13 de abril de 1966, documento 1, página 6057.
El señor REYES (Presidente).-
En discusión general el proyecto.
Ofrezco la palabra.
El señor IBAÑEZ.-
Esta iniciativa de ley, que tiene un carácter eminentemente técnico, fue informada por la Comisión de Economía dentro de un plazo más o menos perentorio, porque se trataba, o se intentó hacerlo, por lo menos, de discutirla en general antes que otros proyectos de mucha importancia pendientes en el Senado en este instante, o simultáneamente con ellos. Pero el que la Comisión hubiera tenido plazo breve para realizar su estudio, no le impidió introducir algunas modificaciones de todo punto de vista convenientes y que contaron, casi en su totalidad, con la aprobación unánime de sus miembros. Posteriormente, el hecho de no debatirse este proyecto en la Sala en la fecha prevista, permitió a la Comisión de Hacienda ocuparse en su examen. Con motivo del. debate habido en ella, fue posible completar, diría yo, la revisión y las enmiendas que el proyecto necesitaba. Si tomamos ambos informes en conjunto, llegaremos a la conclusión de que existe unanimidad acerca de la importancia de esta iniciativa y de la conveniencia de despachar cuanto antes una ley que contenga un estímulo efectivo para el desarrollo de las exportaciones industriales y agrícolas del país.La minuciosidad de los informes y la casi unanimidad habida para aceptar las indicaciones hechas a esta iniciativa, hacen innecesaria una mayor explicación en la Sala esta tarde, salvo en algunos aspectos importantes que deseo poner de relieve.
En primer lugar, hubo consenso, al cual concurrió el señor Ministro de Hacienda, para estimar que esta iniciativa debe constituir un estimulo real a las exportaciones y que en forma alguna puede ser una compensación a una paridad cambiaría insuficiente.
Debo hacer presente que en muchos círculos industriales y agrícolas existe el temor de que esta ley sólo permita paliar la situación adversa al comercio de exportación derivada de esa paridad cambiaría, la cual tiene una modificación inferior a la del costo de la vida y de los costos industriales. El señor Ministro de Hacienda fue categórico al declarar que no era ése el propósito del Gobierno; y que la intención del Ejecutivo al enviar este proyecto al Congreso fue establecer un régimen para devolver efectivamente los diversos cargos que han gravado la producción chilena, por concepto de impuestos, leyes sociales y otras formas de tributación, que hacen que la producción de nuestro país difícilmente compita con la de otros pueblos.
Además, se expresó en esa oportunidad que el régimen de fomento de las exportaciones semejante al que esta ley patrocina existe ya en la mayoría de los países y que, por lo tanto, Chile sé encuentra en posición desfavorable para competir en los mercados internacionales, por no existir en nuestros sistemas económicos y de comercio internacional el estímulo que propone este proyecto. Reitero que éste existe en muchas otras naciones, lo que en los actuales momentos coloca en posición muy desventajosa a los exportadores chilenos.
En la Comisión de Economía quedó también en claro que esta iniciativa no debería establecer discriminaciones entre las distintas zonas del país, pues ello podría prestarse a situaciones absolutamente inconvenientes y, en definitiva, constituir una especie de compensación de distintos niveles de eficiencia, lo cual no se aviene con un régimen económico sano. Por lo tanto, prevaleció el criterio de no hacer discriminaciones de carácter zonal y que tampoco las hubiera en las industrias instaladas con relación a las que pudieran hacerlo en lo futuro.
Por las modificaciones introducidas ai proyecto, se pretendió fijar un régimen de equidad por el cual no se favoreciera indebidamente a nadie y, al mismo tiempo, permitiera a todas las actividades económicas orientarse hacia las exportaciones y contar con este instrumento para estimular su giro y permitirles competir en los mercados internacionales.
Me parece que, tratándose de la discusión general de este proyecto y dada la extensión y minuciosidad de los informes emitidos, no procede entrar en mayores detalles. Por esta razón, termino mis palabras solicitando a mis colegas de la Comisión de Hacienda y al Senado su conformidad para que el segundo informe pueda ser debatido y redactado en conjunto con las Comisiones de Economía y de Hacienda, a fin de ordenar debidamente el trabajo de ambas Comisiones y abreviar el trámite de este proyecto.
Es cuanto quería decir.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
He oído con agrado las observaciones del Honorable señor Ibáñez al señalar que el proyecto en debate está encaminado a estimular las actividades industriales y comerciales en el país. Me parece que ello es útil.
No obstante y a pesar de que el proyecto fue estudiado por dos Comisiones, deseo saber qué se entiende por exportación de energía eléctrica. Esta no se despacha envasada.
El señor PALMA.-
Forma parte de los costos.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Pero ello es objeto de tratados o convenios especiales de país a país. Incluso forma parte, me parece, de uno de los rubros de telecomunicaciones; y hay un organismo internacional que regla dicho proceso.
Hago esta observación porque, en materia de energía eléctrica, el país ha sido descuidado.
El señor PALMA.-
¿Su Señoría se refiere al artículo 1°?
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Sí, señor Senador.
El señor PALMA.-
Dicho artículo dice: "Los productos que se exporten podrán quedar exentos de los impuestos,...". Es decir, de todos los impuestos que forman parte de los costos.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Exacto.
El señor PALMA.-
Incluso del que afecta a la energía eléctrica empleada en producir el producto que se exporta.
Ese es el alcance verdadero de dicho precepto. No se trata de una exportación de energía eléctrica, sino de la energía consumida en la elaboración del producto.
El señor IBAÑEZ.-
Exactamente, señor Senador.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
En ello, estoy de acuerdo. Pero, podría parecer que se trata de exportar dicha energía. Si existe posibilidad de hacerlo. ..
El señor IBAÑEZ.-
Se puede exportar la energía eléctrica. Suiza la exporta.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
...ello debe ser objeto de arreglos especiales.-
Acepto las observaciones del Honorable señor Palma.
El señor GOMEZ.-
Concuerdo con las afirmaciones del Honorable señor Ibáñez en cuanto a que sería más conveniente que el segundo informe fuera evacuado por las Comisiones de Hacienda y Economía, unidas, a fin de acelerar el despacho del proyecto. Pero, al mismo tiempo, deseo formular indicación para que las Comisiones puedan recibir indicaciones hasta momentos antes de su discusión final, porque dentro de la de Economía quedaron muchos aspectos sin analizar debidamente. El sistema que propongo obviará las dificultades y permitirá a los señores Senadores formular indicaciones hasta el último instante.
El señor REYES (Presidente).-
El procedimiento señalado por Su Señoría, en cuanto a permitir que las Comisiones unidas acepten indicaciones hasta el final del debate, normalmente ha afectado el pronto despacho de los proyectos. Por lo tanto, podría aceptarse la idea de dar plazo máximo para formularlas, hasta el momento en que el proyecto sea considerado por las Comisiones unidas. Siempre se ha estimado que son susceptibles de modificarse esas indicaciones en las Comisiones; pero presentar indicaciones nuevas, alteraría el trámite de la iniciativa.
El señor GOMEZ.-
En el proyecto del cobre, utilizamos tal procedimiento.
A fin de tramitar rápidamente este proyecto aceptamos despacharlo, en la Comisión de Economía, sin que se debatieran muchos aspectos; pero planteamos que, al proceder así, lo hacíamos con la condición de formular la petición que ahora formulo, porque hay muchas indicaciones que surgen en el debate mismo de las Comisiones unidas. En el ánimo de salvar dificultades, hemos hecho el planteamiento referido, porque, de lo contrario, habría que pedir que el proyecto volviera a Comisión para estudiarlo debidamente, lo cual se evita con la aprobación de la indicación que acabo de formular; dar plazo para presentar indicaciones hasta el día mismo en que las Comisiones unidas traten el segundo informe. No quiero decir hasta el final, porque -repito- se trata de indicaciones que surgen en el debate que se suscita en esas Comisiones. Podría ser hasta después de dos días de discusión en las Comisiones. En ese momento iniciaríamos la discusión general de todo el proyecto, y luego presentaríamos las indicaciones necesarias. Como dije, existe precedente en el despacho del proyecto del cobre.
El señor REYES (Presidente).-
Tal como afirma Su Señoría, existe ese precedente; pero, por informaciones que tiene la Mesa, no es la mejor manera de resolver las dificultades planteadas, pues se crea un difícil problema al personal de Secretarías de Comisiones.
El señor GOMEZ.-
No se trata de cosas de fondo. Son materias que no quedaron debidamente estudiadas y, por lo tanto, no ocurrirá lo que Su Señoría señala.
El sistema que propongo es mucho más cómodo y expedito y evitaría tener que pedir que el proyecto vuelva a Comisión. En la Comisión de Economía se planteó esta situación -puede corroborarlo su presidente-, y aceptamos el despacho del proyecto en el entendido de que lo hacíamos siempre que existiera la posibilidad de presentar indicaciones hasta el instante final.
Por estas consideraciones, ruego a la Sala aprobar el procedimiento que señalo, porque facilita las cosas.
El señor IBAÑEZ.-
Me permito proponer que procedamos con orden.
Seguramente, otros señores Senadores intervendrán en esta discusión general. Con posterioridad a ella, y si se aprueba la idea de que el proyecto vaya a las Comisiones unidas, podríamos discutir el procedimiento y fecha en que esas Comisiones deberán trabajar.
El señor REYES (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Altamirano.
El señor ALTAMIRANO.-
Hemos concordado en lo general con el proyecto presentado por Gobierno, destinado a estimular las exportaciones. Es demasiado sabido que en nuestro país uno de los obstáculos mayores para el desarrollo económico es, precisamente, el déficit de moneda extranjera existente cada año. Para romper básicamente "el cuello de botella" -como dicen los economistas- en que se encuentra nuestro país, es necesario fomentar las exportaciones y sustituir las importaciones.
Esta iniciativa crea un mecanismo especial de fomento a las exportaciones, que nosotros aceptamos en sus líneas generales.
En la Comisión de Hacienda el representante de la Sociedad de Fomento Fabril alegó fundamentalmente por la devaluación monetaria como mecanismo de fomento a las exportaciones. Sostuvo lo siguiente: "que era indispensable para poder hablar de un proyecto de fomento a las exportaciones discurrir sobre la base de una paridad cambiaría real. Arguyó que los exportadores han tenido fuertes mermas en sus ingresos como consecuencia de obligárseles a liquidar sus cambios a un precio que no refleja el verdadero valor de la moneda."
Nosotros coincidimos en que para estimular a las exportaciones no es necesario insistir en la inminente devaluación monetaria, que influye de manera tan determinante en el alza del costo de la vida.
Nuestra experiencia confirma lo expresado. En cambio, pensamos que la manera de fomentar determinadas exportaciones que necesitan del estículo más que otras, es, precisamente, el mecanismo ideado por el Gobierno, y que en cierto modo ya existe al bonificar las exportaciones en distintos porcentajes, según lo requiera el producto por exportar.
Hemos sostenido hasta la saciedad que dar un mismo tipo cambiario a las exportaciones del cobre de la gran minería y a las de la pequeña minería o de los productos agropecuarios, como son la fruta, madera o diferentes artículos industriales, no tiene ninguna fundamentación técnica y económica. La gran industria de exportación del cobre, del hierro y del salitre trabaja en condiciones totalmente diferentes de la de los pequeños productores agropecuarios o industriales. En consecuencia, dar el mismo trato cambiario a estos distintos tipos de producción carece, como ya lo expresé, de fundamentación técnica.
Por otra parte, compartimos las observaciones formuladas aquí muchas veces en el sentido de que crear diferentes tipos de cambio engendra diversos inconvenientes y da margen a posibilidades de corrupción y actos de deshonestidad administrativa, los cuales hemos sido los primeros en repudiar.
Por eso, consideramos que una forma de conceder distintos tipos de cambio para el retorno es bonificar, y que la bonificación quede consignada en el presupuesto de la nación.
El sistema ideado en este proyecto difiere del que existe hoy día.
En la actualidad se bonifica todo producto de exportación. De acuerdo con el proyecto presentado por el Gobierno, se bonificarán aquellos que determine el Presidente de la República mediante decreto supremo que llevará la firma del señor Ministro de Hacienda. Evidentemente, este mecanismo puede inducir a equívocos y errores; pero, a pesar de ello, lo consideramos preferible al actual, pues da, por cierto, elasticidad al Jefe del Estado para bonificar algunos productos que necesitan de tal estímulo y, en cambio, le permite no hacerlo respecto de otros que, por condiciones naturales o diferentes motivos, no lo requieren.
En seguida, la diferencia fundamental que introduce el actual proyecto con relación a las disposiciones vigentes se refiere al porcentaje de bonificación. En la actualidad, éste se determina automáticamente, de acuerdo con las contribuciones, impuestos y gravámenes que afecten a determinado producto. En cambio, con el mecanismo propuesto, será el Presidente de la República quien libremente podrá conceder determinado porcentaje, en conformidad con ciertos antecedentes que deberá considerar; pero de ninguna manera aquél se ajustará matemáticamente.
Nosotros también estimamos conveniente este sistema, pues no todos los productos requieren igual bonificación. Con este proyecto se permite al Presidente de la República bonificar hasta en 30% del valor FOB del producto, y para otorgar porcentajes variables, según lo aconseje el estudio de seis tipos de antecedentes.
¿Cuáles son estos antecedentes? Primero, los impuestos, contribuciones, gravámenes y derechos que afecten a determinado artículo; segundo, los mismos impuestos, contribuciones y gravámenes que afecten a la energía eléctrica que se emplea para producirlo; tercero, los impuestos, gravámenes y contribuciones que afecten el transporte hasta puerto de embarque del producto de que se trate; cuarto, flete de las materias primas a los centros de producción; quinto, los impuestos, contribuciones y gravámenes que afecten las materias primas con que se fabrica el producto por exportar; y sexto, las partes importadas incorporadas en él.
Todos estos antecedentes permitirán al Presidente de la República determinar el porcentaje en que se bonificará el producto. Este porcentaje -repito- no podrá ser superior al 30% del valor FOB. Naturalmente este mecanismo puede dar margen a abusos; pero nosotros preferimos pensar que no se cometerán tales abusos y, en cambio, permitir que la ley actúe con elasticidad.
En realidad, nuestras exportaciones, no obstante los estímulos que han existido, no han aumentado como debieran.
Solicito, señor Presidente, que recabe el asentimiento de la Sala para insertar un cuadro del Banco Central en que se deja constancia de los valores totales exportados en los rubros de minería, agropecuario e industrial y varios, en el período comprendido entre 1958 y 1965.
-Se accede a lo solicitado.
VALORES TOTALES EXPORTADOS.
El señor ALTAMIRANO.-
En este cuadro se confirma una vez más el carácter eminentemente minero de nuestro país. En 1965, Chile exportó, en cifras redondas, 650 millones de dólares, de los cuales 530 millones corresponden a productos mineros. A esta última cifra sería necesario agregar 50 millones de dólares de exportaciones de artículos manufacturados de cobre, que en el fondo son productos mineros, pues su elaboración y manufactura es mínima. De este modo, de 650 millones de dólares, 580 millones corresponden a exportaciones de productos mineros; y entre productos agropecuarios e industriales, Chile exportó sólo 60 millones, a lo sumo. Ahora, de esos 580 millones de dólares correspondientes al rubro de minería, 435 millones son de cobre. Con esto se demuestra, nuevamente, la dependencia casi absoluta y total de nuestro país respecto del metal rojo, no sólo por ser éste la principal fuente de moneda extranjera, sino, también, por su incidencia muy importante en el financiamiento del presupuesto en moneda corriente.
Ahora bien, de los 436 millones de dólares correspondientes a exportaciones de cobre, provienen de la gran minería 355 millones; de las minerías mediana y pequeña 27 millones, y por concepto de manufactura de este metal, se exportaron 53 millones.
Igualmente, pediré que se inserten en mis observaciones otros cuadros, relativos a las exportaciones de salitre, de hierro y de cobre, en que se deja constancia de los valores totales exportados y de los valores retornados a Chile. Y así, una vez más, se comprueba como, de una exportación del orden de 400 millones de dólares en cobre, salitre y hierro de la gran minería, alrededor de 160 millones de dólares no retornaron al país.
En estos cuadros se consigna lo que año por año se ha exportado y lo que se ha retornado en los mismos períodos. La diferencia es, naturalmente, ¡o que ha quedado afuera. Y se demuestra lo que tantas veces hemos aseverado en este hemiciclo, como en todos los lugares en que nos corresponde intervenir: mientras mendiga algunos dólares de crédito en el exterior, nuestro país no custodia debidamente el retorno del valor de sus riquezas básicas, y un porcentaje extraordinariamente alto queda, por diferentes capítulos, fuera de Chile.
También es importante hacer ver que las exportaciones no sé han diversificado, pese a que el señor Roberto Vergara, en la iniciación del Gobierno anterior, planteó toda una política de estímulo a las exportaciones que, según él, había de significar un aumento substancial de los retornos y una importante diversificación en nuestra producción de exportación.
La verdad es, como ya lo hemos dicho, que tanto la agricultura como la industria contribuyen con un porcentaje ínfimo a nuestra balanza de pagos. Concretamente, la agricultura exportó el año antes pasado 50 millones de dólares, pero de esta cantidad 16 millones corresponden a harina de pescado; en consecuencia, la exportación propiamente agrícola se reduce a unos 34 millones de dólares, que es la cifra en que se ha mantenido la exportación agropecuaria durante el último septenio. No ha habido, pues, ninguna variación fundamental, y como en el año pasado se produjo una violenta caída en la exportación de harina de pescado, resulta que en 1965 disminuyó la exportación de productos agropecuarios, de 50 millones de dólares a que ascendió en 1964, a sólo 32 millones.
La exportación de productos industriales y varios se ha mantenido también en alrededor de 30 millones de dólares. El año antepasado, 1964, se exportó por 58 millones de dólares, y el año pasado, 1965, por 84 millones de dólares. Pero este aumento se debe exclusivamente a la exportación de productos manufacturados de cobre, que, como lo saben muy bien los señores Senadores, tienen muy escasa elaboración. Estamos exportando mineral de cobre al precio internacional de Londres, que en este momento es de alrededor de 90 centavos de dólar por libra.
Así, pues, no se ha producido aumento en las exportaciones, como no sea en las de cobre, incrementadas por una circunstancia de orden internacional: la guerra. Y mucho menos ha existido diversificación en la exportación de nuestros productos agropecuarios e industriales.
La situación angustiosa de nuestra balanza de pagos queda de manifiesto frente al hecho de que, con una exportación de alrededor de 600 millones de dólares, que ha sido la de los últimos tres años, no han sido retornados, en promedio, 150 millones de dólares; de manera tal que nos restan, para solventar nuestras obligaciones en el exterior, sólo 450 millones de dólares.
Si hubiéramos debido pagar y servir la deuda externa del año antepasado, del pasado y del año en curso, habríamos tenido que destinar a ello 300 millones de dólares, o más. No lo recuerdo exactamente, y el señor Ministro de Hacienda, aquí presente, podrá confirmar la cifra. De manera tal que, de 450 millones de dólares con que Chile cuenta como producto de sus exportaciones, si no hubiera renegociado la deuda externa, habría debido destinar 300 millones a servirla, y le habrían restado sólo 150 millones para cumplir todas sus obligaciones en cuanto a importar productos esenciales para el consumo y el abastecimiento de la industria.
A ningún señor Senador podrá escapar, por consiguiente, la situación extraordinariamente dramática que vive nuestra balanza de pagos, así como lo justificado de nuestra oposición permanente a continuar el endeudamiento externo, pues ello obliga a un mayor servicio, en circunstancia de que ya el correspondiente al actual endeudamiento escapa a las posibilidades de pago de Chile. Repito: si no hubiéramos renegociado la deuda externa, Chile tendría que haberse declarado en quiebra, y habría pasado por insolvente. Solo la renegociación, que -obvio es decirlo- no puede repetirse anual e indefinidamente, nos ha salvado de la situación de extrema angustia en que nos encontramos.
Por todas estas razones, nosotros concordamos con este proyecto de estímulo a las exportaciones y, en sus líneas fundamentales, estamos de acuerdo con el mecanismo ideado para bonificarlas. Compartimos también la opinión expresada por el Honorable señor Pedro Ibáñez en orden a que no deben establecerse diferencias ni discriminaciones en esas bonificaciones, ni en cuanto a la zona, como se preceptuaba en un artículo aprobado por la Cámara de Diputados, ni, tampoco, según el producto. La bonificación debe ser la misma para todo Chile e igual para un mismo producto.
Finalmente, quiero referirme muy brevemente a otras indicaciones agregadas a esta iniciativa.
El Gobierno, por desgracia, insiste en retrasar estos proyectos, algunos de ellos importantes y necesarios, como el reajuste al personal civil, a las Fuerzas Armadas y éste, de estímulo a las exportaciones. Y retrasa su despacho al agregar una serie de artículos que nada tienen que ver con sus disposiciones y deberían ser motivo de proyectos específicos. De ese modo, dificulta su estudio.
Entre otras de esas indicaciones, se agregó una relativa, fundamentalmente, a una industria: Industrias Forestales, la cual, de acuerdo con las disposiciones vigentes, sólo puede exportar su producción, y no venderla dentro del país. De acuerdo con el decreto con fuerza de ley 257, las industrias quedan liberadas de derechos y, en general, de impuestos aduaneros por la maquinaria y los bienes de producción que traigan al país, siempre que destinen el total de lo producido a la exportación. Este fue el caso de Industrias Forestales.
Posteriormente, por razones sobre las cuales no es del caso pronunciarse, dicha industria deseó vender parte de su producción en Chile. Lógicamente, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, se opuso. Hace un tiempo el Honorable señor Maurás presentó una indicación tendiente a permitir a Industrias Forestales vender parte de su producción dentro del país. En esa ocasión, solicitamos en la Comisión de Hacienda informe de la Corporación de Fomento, el Banco Central y las industrias pertinentes. Demás está decir que Industrias Forestales consideró muy atinada la indicación, y que la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones se opuso a ella violentamente. El Banco Central en un largo informe, que yo solicito insertar en mis observaciones, también se opuso. La Corporación de Fomento, en informe con fecha 17 de agosto de 1965, eludió el pronunciamiento.
Se trata de un dictamen que yo dudo que Cantinflas hubiera podido hacer mejor. Leeré sólo algunos de sus párrafos: "El proyecto de ley en cuestión plantea disposiciones cuyo análisis requiere un detenido estudio que, dada la brevedad del plazo" -nadie le había fijado plazo- "con que ha contado esta Corporación, no ha sido posible realizar hasta el momento." En consecuencia, no emite ningún pronunciamiento concreto. Más adelante agrega; "... esta Corporación, antes de emitir una opinión definitiva, estima necesario estudiar cuidadosamente las repercusiones que las modificaciones acarrearían en las industrias que se han instalado sobre la base de las disposiciones vigentes y los eventuales perjuicios que podrían producirles dichas modificaciones". Vuelve a insistir que va a estudiar, pero no emite opinión. Continúa diciendo: "Estimamos, además, necesario investigar la influencia que la entrada al mercado del deshecho de las plantas de papel de diario" -se refiere a Industrias Forestales- "tendría en las fábricas actualmente instaladas" -es decir, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones-, "que entregan papeles para usos varios."
En otras palabras, en esa oportunidad la Corporación de Fomento no se pronunció en el diferendo entre dos grandes consorcios productores del país: Industrias Forestales y la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones.
Nosotros aprobamos la indicación en la Comisión, porque, al margen de las discrepancias políticas o de orden personal que pudieran existir, siempre hemos mantenido una posición antimonopolio, y toda iniciativa que tienda a terminar con los grupos monopólicos que dominan la industria y el comercio en el país, contará siempre, repito, con nuestro asentimiento.
No entramos en el detalle de si ésta es la indicación que mejor cautela los intereses nacionales. Como ya lo manifestaron los Honorables señores Gómez e Ibáñez, hubo poco tiempo para hacer un estudio detallado del proyecto. El Gobierno le ha dado especial prioridad; y como toda iniciativa conveniente siempre ha contado con nuestra aprobación, hemos puesto todo lo posible de nuestra parte, en la Comisión de Hacienda, para despacharlo cuanto antes, por lo menos en primer informe.
Por eso, no estamos en condiciones de emitir un pronunciamiento sobre la indicación que permitiría a Industrias Forestales vender parte de su producción de papel dentro del país; pero, insisto, la aprobamos por tender ella a romper la estructura monopólica chilena.
El señor REYES (Presidente) .-
¿Su Señoría solicitó la inserción en el texto de su discurso de algunos dictámenes a que aludió?
El señor ALTAMIRANO.-
Antes, solicité la inserción de un cuadro estadístico elaborado por el Banco Central, relativo a las exportaciones de salitre, de hierro y de la gran minería del cobre, con los retornos correspondientes. Ahora, he solicitado, también insertar él informe del Banco Central y el de la Corporación de Fomento que inciden en la indicación presentada por el Honorable señor Maurás y que, en el fondo, tiende a la misma finalidad que la presentada ahora, respecto de la cual el Gobierno no ha hecho oposición e imagino que las instituciones informantes han cambiado de opinión, puesto que no se han opuesto a ella.
-Se accede a lo solicitado.
SALITRE EXPORTACIONES.
COBRE EXPORTACIONES.
"Santiago, 17 de agosto de 1965.
Nº 2113 - 12716
Informe sobre consulta contenida en oficio Nº 630.
Señor Presidente:
Me es grato dirigirme a Ud. a fin de dar respuesta al Oficio Nº 630 de fecha 31 de julio ppdo., en el que se solicita un informe de esta Corporación sobre el proyecto de ley, contenido en el Boletín Nº 21.579, que deroga las disposiciones de la ley Nº 7321, sobre limitaciones de uso para el papel de producción nacional que se destine a la impresión de periódicos, revistas y libros impresos.
El proyecto de ley en cuestión plantea disposiciones cuyo análisis requiere un detenido estudio que, dada la brevedad del plazo, con que ha contado esta Corporación, no ha sido posible realizar hasta el momento .
En efecto, el artículo 1º deroga ciertas disposiciones de la ley Nº 7321. Si bien es cierto que la situación de abastecimiento de papel en el mercado interno, ha variado totalmente desde la fecha de dictación de la ley 7321, esta Corporación, antes de emitir una opinión definitiva, estima necesario estudiar cuidadosamente las repercusiones que las modificaciones acarrearían en las industrias que se han instalado sobre la base de las disposiciones vigentes y los eventuales perjuicios que podrían producirles dichas modificaciones.
En cuanto al artículo 2°, que establece que la venta de papel de deshecho no será causa de pérdida de los beneficios del decreto con fuerza de ley 257, esta Corporación cree indispensable aclarar algunos aspectos de importancia antes de fijar su posición al respecto. En este sentido podemos mencionar la determinación del posible uso de los papeles de desecho, las ventajas económicas que representa su utilización en lugar de retornarlo al proceso de elaboración y, finalmente, cuál es el porcentaje de la producción total que pueda aceptarse como deshecho. Estimamos, además, necesario investigar la influencia que la entrada al mercado del deshecho de las plantas de papel de diario tendría en las fábricas actualmente instaladas, que entregan papeles para usos varios.
Considerado el asunto desde otro punto de vista, el problema que toca el proyecto de ley en estudio se encuentra íntimamente relacionado con la situación general de las exportaciones de productos industriales. Estamos informados que el Supremo Gobierno tiene el decidido propósito depromover la dictación de un cuerpo legal, armónico y general, sobre el fomento de las exportaciones. A nuestro juicio sería del todo aconsejable que en dicho cuerpo legal se resolviera el extremo que trata el proyecto, con lo cual se evitaría la posibilidad de una solución que no fuera armónica con la política general de exportaciones que se adopte.
Saluda atentamente a Ud.
Corporación de Fomento de la Producción
Osvaldo Hiriart C.
Vicepresidente Ejecutivo Subrogante
Al señor
Presidente de la Comisión de Hacienda del Senado
Presente."
"Banco Central de Chile
Santiago
Santiago,
Señor Presidente:
Me es grato dar respuesta a la Nota de esa H. Comisión Nº 635, de 2 de agosto en curso, en que solicita la opinión de este Banco Central, acerca de un Proyecto de Ley contenido en el Boletín N° 21.579, que modifica la Ley Nº 7321, en cuanto establece limitaciones de uso para el papel nacional destinado a la impresión de periódicos, revistas y libros impresos.
Paso en seguida a analizar el alcance del Art. 1º del proyecto en estudio.
La Ley Nº 7321 concede franquicias aduaneras a la importación de papel que, cumpliendo ciertos requisitos, se destine en forma exclusiva a la impresión de periódicos, revistas y libros, o a otras impresiones destinadas a la exportación.
El Art. 9º de esta ley extiende estas franquicias a la celulosa de origen extranjero que se emplee por las fábricas nacionales en la elaboración de papeles con marcas de agua destinados a la impresión de periódicos, revistas y libros.
El Art. 4º dispone que incurrirán en el delito de fraude, y sanciona con multa y comiso de la mercadería, a las personas que empleen papel nacional destinado a periódicos, revistas y libros impresos, en otros usos diferentes.
El fundamento de esta sanción, sería, según el proyecto de ley adjunto, el mal uso de la celulosa importada con franquicias aduaneras. Como, normalmente, las fábricas de papel nacionales sólo consumen hoy día celulosa también nacional, el proyecto considera que no tendría objeto mantener las limitaciones de uso señaladas por la ley Nº 7321.
En realidad, la limitación de uso del papel nacional para impresos, que establece el Art. 1° citado, tiene a juicio de este Banco Central, un alcance y un fundamento especial, distintos que los que se señalan en el proyecto. En efecto, la limitación de uso alcanza a todo el papel nacional para impresos, sea que en su producción se haya empleado o no celulosa importada. El fundamento de esa limitación no es, pues, precisamente el empleo de celulosa importada, sino el que se señala a continuación.
Al establecer el Art. 1º de esta ley Nº 7321 la liberación de derechos de Aduana para el papel importado destinado a la impresión de periódicos, revistas y libros, creó la necesidad de la industria nacional de vender su producción de papel para el mismo objeto, a precios competitivos con el del artículo extranjero importado sin derechos, lo que significaba limitar sus utilidades en este rubro. Como compensación, los demás tipos de papeles continuaron gozando de una protección aduanera. La limitación de uso del Art. 7º tiene, pues, por objeto impedir que el papel nacional para impresos, que se vende por la industria a un precio reducido,pueda revenderse para otros fines o emplearse en otros objetos, perjudicando así a la propia industria. Es por esta razón que la ley calificó como fraude (no aduanero), el empleo de estos papeles, nacionales en usos distintos de la impresión, y también la reventa o transferencia de esos mismos papeles, si no se hace constar en la factura respectiva que ellos están sujetos a limitación de uso.
Por la razón anotada, el Banco considera inconveniente la disposición contenida en el Art. 1° del proyecto de ley que se acompaña, que deroga tales limitaciones de uso.
El Art. 2° del proyecto en estudio, establece que la venta de papeles inaptos para la exportación, no hará perder los beneficios que el DFL. 257 de 1960 acuerda a las empresas acogidas a él.
Este D.F.L. libera de todo gravamen aduanero a la importación de maquinarias nuevas, que no se fabriquen en el país y que se dediquen exclusivamente a la producción de artículos de exportación. El mismo DFL. dispone en su Art. 2º, que las empresas nacionales acogidas a sus franquicias, que dieren a su producción, o a partes de ella, por cualquiera causa o motivo, un destino distinto al de la exportación, deberán pagar todos los derechos y gravámenes aduaneros que afectan a la maquinaria, y serán además responsables del delito de fraude aduanero.
Esta disposición, que parece indispensable para evitar la competencia desleal con industrias destinadas al abastecimiento interno, y que por tanto han pagado todos los gravámenes de internación, puede en determinados casos resultar excesivamente rígida, y es por esta razón que en el proyecto de Leyes Normativas actualmente en estudio en el H. Senado, se contempla una disposición que faculta al Presidente de la República para autorizar determinadas excepciones, y ello con carácter general para todas las industrias de cualquiera naturaleza. que se acojan a las disposiciones del DFL. 275, y no sólo para la industria de papel, como se establece en el proyecto adjunto. Por otra parte, la disposición de las Leyes Normativas no sería aplicable a las industrias ya acogidas a las franquicias del DFL. 257 y que internaron sus maquinarias conforme a un régimen ya establecido, sino sólo a las que impetren en el futuro sus beneficios.
Por otra parte, el Art. 2º del proyecto, al permitir la venta en el mercado interno de los papeles inaptos para la exportación, sin límite de ninguna especie, podría, exagerando las cosas, conducir a que toda la producción de una fábrica nacional que haya gozado de franquicias por ser exclusivamente exportadora, se vendiera para el mercado interno, y burlara así los tributos fiscales y compitiera deslealmente con el resto de la industria nacional. Bastaría para ello que produjera papel que no cumpliese íntegramente con las rígidas especificaciones exigidas por el mercado internacional para este producto.
Si a lo anterior se agrega la derogación de las limitaciones de uso, conforme al Art. 1° del proyecto, resultaría que este papel para impresos, que debe destinarse a la exportación, se podría vender en el país, y no sólo a la industria editorial, sino que para cualquier uso, con las consecuencias que antes se han analizado.
Por otra parte, el problema de los deshechos de papel, que se desea solucionar en el proyecto adjunto, se resuelve normalmente por la industria papelera en general, utilizándolos nuevamente como materia prima.
En todo caso, si se estimara conveniente legislar en el sentido de permitir su venta en el mercado interno, este Banco Central se permite sugerir la conveniencia de adoptar medidas que impidan que se produzcan las situaciones antes señaladas.
Por último, y en conformidad a lo solicitado en su Nota 635, cumplo con manifestar a la H. Comisión, que el precio promedio de exportación del papel para diarios producido en el país, fue de US$ 127,31 por tonelada FOB, durante el año 1964, y de US$ 120,62 por tonelada FOB en el primer semestre del año en curso.
Es cuanto tengo el agrado de manifestar a Su Señoría en respuesta a su citado Oficio Nº 635.
Saluda atentamente al señor Presidente.
Francisco Ibáñez B.
Gerente General."
El señor ALTAMIRANO.-
Concluyo expresando, señor Presidente, que en términos generales estamos de acuerdo con este proyecto de estímulo a las exportaciones, pero haremos, sí, algunas indicaciones que, a nuestro juicio, tienden a mejorarlo, porque es fundamental el fomento de aquéllas como medio de evitar el grave problema en que se encuentra nuestro país: tiene una exportación efectiva de alrededor de 500 millones de dólares y su servicio de la deuda externa alcanza aproximadamente, a 300 millones. En consecuencia, tiene que vivir con apenas 200 millones de dólares. De allí que el Gobierno actual, como los pasados, esté obligado a endeudarse en el exterior, y dependa, casi fundamentalmente, de esos préstamos para financiar las importaciones y solventar los gastos del presupuesto en moneda corriente.
El señor PALMA.-
Como ya han manifestado varios señores Senadores, el proyecto de ley de estímulo a las exportaciones tiene importancia mayor de la que se le ha dado, pues forma parte del programa que se trazó Su Excelencia el Presidente de la República, en orden a encontrar los caminos por medio de los cuales el desarrollo de la economía nacional se promueva en los términos más dinámicos posibles en las circunstancias actuales.
En verdad, el cuadro planteado por el Honorable señor Altamirano corresponde a. una realidad y a una tradición histórica mantenida muchos años en este país.
Chile ha sido fundamentalmente un país minero, y lo sigue siendo. En el total de las exportaciones, las agropecuarias e industriales significan apenas 12% ó 15%. Además, están sujetas, en especial las industriales, a las posibles variaciones de algunos productos básicos que se utilizan, aunque sea en forma relativamente reducida, como es el caso de los productos relacionados con el cobre.
Sin embargo, esta iniciativa representa más que un estímulo a las exportaciones: es un estímulo al desarrollo industrial. En verdad, todos los países tienden a expandir sus mercados. Churchill, al proponer en Gran Bretaña, después de la guerra, un programa de desarrollo económico, sintetizó esa tendencia en tres palabras muy sencillas: "Exportar o morir". Países de ese tipo tienen características especiales desde el punto de vista económico, que los capacitan para vender al exterior sus conocimientos y sus productos. Por desgracia, nosotros hemos tenido una estructura monolítica en materia de exportaciones, sistemáticamente ligada al cobre, al salitre y al hierro. Nuestras restantes actividades no han encontrado, durante largo tiempo, los estímulos necesarios para interesar al capital nacional, y aún el extranjero, aprovechando circunstancias naturales.
Por eso, no obstante la existencia de los decretos con fuerza de ley 296 y 297, de 1960, éstos no se han traducido en factores de verdadero interés para estimular de manera apreciable la producción nacional que pueda ser exportada, excepto la minería y, principalmente, a la del cobre.
Todo ello ha impulsado al Gobierno a buscar los caminos económicos concretos, claros y más viables, para poner en mar-cha un sistema que hoy día rige para la mayoría de los países. Es sabido por todos que los precios internos de un producto alemán para el consumo en ese país, son más altos que los de ese mismo producto fuera de Alemania. Lo mismo podría decirse de cualquiera otra nación y, en especial, de Estados Unidos. Ellos ven en la exportación de sus capacidades -repito: intelectuales y de sus productos naturales- un medio de trueque, actividad económica extraordinariamente importante.
Chile ha estado un tanto al margen de esas realidades. Inclusive, en el último tiempo, hemos encontrado competencias desfavorables para el país, en la propia América Latina. Si la ALALC prohíbe las bonificaciones, hay naciones que crean sistemas de estímulo, de modo que nuestros productos de exportación quedan disminuidos en sus posibilidades. Por años -digo- hemos estado en el último tiempo compitiendo aun con productos fabricados en Chile, similares a los elaborados por otros países pertenecientes a la ALALC, en condiciones desfavorables dentro de nuestro propio mercado productor.
El Gobierno ha estimado de extrema urgencia llevar adelante este proyecto, que, como se ha explicado ya, significará un estímulo extraordinario a las exportaciones y dará a la actividad industrial del país la estabilidad que anhelaba. La mayor parte de las disposiciones contenidas en esta iniciativa se aplicarán de pleno derecho, es decir, no requerirán, para actuar, ninguna intervención extraordinaria de parte del industrial exportador o de los organismos relacionados con las exportaciones, pues desde el mismo momento en que los productos aquí considerados se exporten, se otorga la facultad de descontar de los fondos correspondientes aquellos tributos expresamente establecidos y que inciden en el valor total de la producción. Todos los aspectos señalados transforman a esta ley en una herramienta realmente efectiva, distinta de las que hasta el momento han tratado de estimular las exportaciones y que, en la práctica, no han producido resultado alguno, según los antecedentes que nos fueron suministrados durante el breve debate habido en las Comisiones.
A.1 otorgarse al Presidente de la República la facultad de bonificar en forma indirecta, por medio de la devolución de impuestos, el valor de los productos exportados, estamos ampliando de manera extraordinaria el campo de nuestras exportaciones y creando condiciones de competencia en mercados que ya aplican sistemas parecidos, en particular en América Latina.
Considero que estas disposiciones podrían haber sido más amplias. Aún más, algunas de ellas, introducidas por medio de indicaciones presentadas por colegas nuestros, crean problemas que entorpecerán la aplicación de la ley.
Hay industrias en el país, corno la del hierro, que requieren condiciones especiales para exportar, dada su ubicación geográfica respecto de los mercados consumidores. Por lo tanto, algunas indicaciones deberán discutirse nuevamente, pues resultan un tanto contradictorias respecto de los objetivos centrales del proyecto. Estoy seguro de que habrán de ser reconsideradas en un debate más prolijo.
La provincia de Coquimbo ve con inquietud la futura aplicación de algunos nuevos impuestos al hierro, por ser una de las principales productoras de este metal. De esa actividad depende la vida de muchos de sus habitantes, y en estos momentos afronta una desocupación verdaderamente grave.
Asimismo, estimo de importancia facultar al Presidente de la República para fijar normas que, aunque universales, tengan algún carácter discriminatorio respecto de determinados productos. Digo esto porque, dentro de una economía planificada puede ser desde todo punto de vista conveniente estimular la actividad de industrias que, por su ubicación y condiciones eventuales de producción, necesiten competir con éxito con otras ya establecidas.
Por eso, el proyecto primitivo tenía más elasticidad; menos rigidez de la que ha resultado en definitiva como consecuencia de las disposiciones aprobadas en las Comisiones de Economía y de Hacienda. Sin embargo, en un país en desarrollo como el nuestro, donde la economía necesita una dirección suficientemente ágil para considerar los hechos del momento y las circunstancias de algunas zonas del país, me parece que siempre se requerirá que radique en el Presidente de la República o en el organismo director que corresponda, la autoridad necesaria para estimular ese tipo de actividad económica, la cual no puede aplicar con la agilidad indispensable nuestro sistema parlamentario, precisamente por carecer de ella.
Destaco el agrado con que los Senadores del partido de Gobierno observamos la unanimidad existente en la Corporación para aprobar en principio este proyecto de ley, cuya importancia mediremos en el transcurso de los años, tanto más cuanto que irá aparejado con una serie de iniciativas de carácter económico que forman parte del programa de Gobierno.
También deseo hacerme cargo de la crítica formulada por el Honorable señor Altamirano en orden a que muchas industrias cuyas actividades económicas habríamos contribuido a mantener los parlamentarios de Gobierno, no retornan la totalidad del valor de sus exportaciones. La verdad es que todos somos partidarios del retorno total de las exportaciones, pero como ya quedó demostrado en el extenso debate promovido con motivo de los convenios del cobre y con relación a otras industrias, lo que queda en el extranjero no es precisamente disponibilidad libre o utilidad de las respectivas empresas, como pudiera desprenderse de una declaración tan amplia como la expresada por el señor Senador, sino que responden con frecuencia a gastos efectivamente realizados en el exterior. Sin duda sería preferible que esas divisas circularan por nuestro organismo económico. Sin embargo, cuando se afirma que se dejan en el extranjero alrededor de 150 millones de dólares del total de nuestras exportaciones, como dijo el Honorable señor Altamirano, se ofrece una imagen un poco distorsionada de la realidad. En efecto, aunque en definitiva retornara al país la totalidad de esos valores, habría que girar nuevamente al extranjero la parte correspondiente a gastos efectuados allá. En consecuencia, cifras como las indicadas en este caso no tienen el alcance ni la importancia que de su sola mención parecen desprenderse.
El señor ALTAMIRANO.-
¿Me concede una interrupción, señor Senador?
El señor PALMA.-
Con mucho gusto.
El señor ALTAMIRANO.-
No pretendo abrir polémica respecto de una materia que ha sido tratada hasta la saciedad en el Senado. Sólo quiero insistir en que no concordamos en absoluto con lo expresado por el Honorable señor Palma.
En verdad, gran parte de esas cifras podrían retornar al país. Estoy de acuerdo con el señor Senador en que no su totalidad, pero, por lo menos, 80%.
Según los convenios del cobre, se fijó la libra del metal en 29 centavos de dólar. Ello, sobre la base de la producción programada por el Gobierno, implica utilidades para las empresas, según cálculos oficiales, de alrededor de cien millones de dólares al año, sin considerar otra serie de rubros que perfectamente deberían retornar al país.
Por eso, en esta oportunidad, junto con agradecer la interrupción que me concedió el Honorable señor Palma, quiero dejar constancia de que no concuerdo con sus expresiones, pues una política auténticamente nacional podría significar para Chile por lo menos 80 % de las cifras mencionadas, que hoy quedan fuera del país. El país podría disponer de 600 millones de dólares, y no de 450 millones con que cuenta en la actualidad.
Muchas gracias, señor Senador.
El señor PALMA.-
Repito que todos, en principio, somos partidarios del retorno total. Lo hemos dicho en más de una ocasión. Sin embargo, circunstancias especiales, convenios, contratos y la realidad económica de los países con sistemas cambiarlos bajo control, obligan a adoptar este inevitable procedimiento dentro de las actuales condiciones del mercado internacional. Por eso, a pesar de ser partidarios, en principio de la misma idea del Honorable señor Altamirano, no nos asustamos de que ese hecho acontezca.
Ahora, en cuanto a las cifras que definitivamente quedarían en el extranjero, son apreciaciones que, como es natura), están sujetas al cuadro que se analice en un momento determinado, el cual cambia según las circunstancias, de modo que no deseo volver sobre este tópico tan discutido.
Creemos que mediante el proyecto de fomento a las exportaciones, el país dará un gran salto hacia adelante en su desarrollo industrial interno, pues aquellos productos que importamos para mantener nuestra industria minera básica y otras similares, se podrán fabricar en Chile, dado que las nuevas condiciones económicas lo harán posible
Por último, deseo referirme a un hecho que, a mi juicio, es importante destacar.
En la segunda discusión del proyecto algunos Senadores insistiremos en las situaciones especiales que se crean a ciertas zonas del país. Aun cuando existe unanimidad de criterios para afrontar el problema no hay duda de que, dentro de la planificación económica, hay factores de desarrollo que será necesario considerar. Uno de ellos puede consistir, precisamente, en conceder a ciertas zonas condiciones especiales, ya otorgadas a otras, sobre todo a aquellas regiones que precisan, en un futuro próximo, contar con determinadas ventajas con el objeto de tomar el ritmo de industrialización alcanzado por provincias como Valparaíso, Santiago y Concepción.
Por ello, me adelanto a decir que por lo menos algunos Senadores formularemos indicaciones en tal sentido, por creer indispensable redistribuir la actividad económica en el país, especialmente en lo atinente a la industria de exportación.
El señor NOEMI.-
No obstante no pertenecer a las Comisiones que estudiaron el proyecto, lo considero de vital importancia para el desarrollo económico del país. Por ello, no puedo dejar de decir algunas palabras y porque, además, estimo que el programa de ascenso social que el Gobierno quiere dar a su pueblo está íntimamente ligado a su desarrollo económico. Pienso que la única forma de realizar ese plan consiste en fomentar dicho desarrollo.
Algunos señores Senadores, con cierto pesimismo, sostuvieron que habiéndose legislado sobre la materia, nada se había logrado para nivelar nuestra balanza de pagos. Pues bien, el Gobierno ha enviado este proyecto, debido precisamente a la ineficacia de esa legislación.
En efecto, ya en 1958, la ley 12.861, en sus artículos 93, 94, y 95, estableció diversas franquicias y exenciones tributarias para los productos destinados a la exportación. Con posterioridad, la ley 18.305 permitió la dictación del decreto con fuerza de ley 256, en virtud del cual se ha estructurado un sistema que otorga ciertas granjerias a las exportaciones mediante la eliminación de ciertos impuestos. Pero la verdad es que todo eso ha resultado ineficaz.
Felizmente -lo digo con satisfacción- después de un lapso de varios años en que la balanza de pagos reveló un déficit considerable, en el año 1965, sólo en el período de enero a septiembre, bajo la Administración del Excelentísimo señor Frei, hubo un excedente de 122 millones 700 mil dólares, lo que, evidentemente es satisfactorio.
Existe la posibilidad de aumentar en forma considerable nuestras exportaciones cuando éstas puedan competir en el mercado extranjero. Como ello se hace imposible debido a sus costos recargados por impuestos excesivos, el proyecto en debate tiende a obviar tales dificultades.
Como sabemos, anteriormente se liberaba a las exportaciones de ciertos tributos. El proyecto tiende a considerar también los impuestos a la CORVI, a los bienes raíces, las imposiciones previsionales, las contribuciones y los tributos de fomento que forman parte del costo del producto que se exporta. En consecuencia, el proyecto tiende a crear condiciones de costo favorables para que se pueda exportar y competir con el producto extranjero, que actualmente goza de todas esas prerrogativas en virtud de legislaciones amplias y avanzadas en la materia.
Estoy convencido de que este proyecto, en la medida en que permita a los exportadores rebajar de pleno derecho sus costos, y, en consecuencia, competir en el mercado extranjero, sin los inconvenientes de las anteriores disposiciones, contribuirá a una expansión considerable de las exportaciones. Chile está en condiciones de hacerlo, no sólo respecto de su agricultura y minería, sino también de su industria.
Por lo tanto, veo con profunda satisfacción esta iniciativa, que ha de permitir al país llegar un día a la nivelación de su balanza de pagos, como el ejemplo citado de 1965, en la Administración del señor Frei, y seguir por un camino ascendente que nos permita disponer de divisas en exceso, para así poder nosotros hacer un Gobierno en el cual los trabajadores y los pobres de este país tengan una vida digna. Y el único medio para alcanzarlo es mediante el fomento del desarrollo económico de Chile.
El señor REYES (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
Si no hay oposición, se dará por aprobado en general el proyecto.
Aprobado.
Si le parece a la Sala, se enviará el proyecto a las Comisiones de Hacienda y Minería, unidas, y se recibirán indicaciones, de acuerdo con lo sugerido por el Honorable señor Gómez, durante el curso de la discusión de la iniciativa en las Comisiones, en el orden en que se vaya tratando, sin reabrir debate sobre los artículos aprobados.
El señor GOMEZ.-
En ese entendido, señor Presidente.
El señor REYES (Presidente).-
Acordado.
El señor ALTAMIRANO.-
¿Tiene urgencia el proyecto, señor Presidente?
El señor REYES (Presidente).-
Sí, señor Senador. Precisamente, iba a informar a la Sala sobre el particular.
El plazo constitucional de la urgencia vence el viernes 22 de este mes. En consecuencia, me permito proponer discutirlo en la sala el jueves 21, o antes, si estuviere informado con anterioridad.
Acordado.
El señor IBAÑEZ.-
¿El presidente de qué Comisión preside, para los efectos de la citación?
El señor PALMA.-
El de la de Hacienda, señor Senador.
El señor REYES (Presidente).-
El de la Comisión de Hacienda.
El señor IBAÑEZ.-
¿Para qué día citará a sesión el señor presidente de las Comisiones?
El señor ALTAMIRANO.-
Lo veremos oportunamente, de acuerdo con Su Señoría.
El señor GOMEZ.-
¿No le corresponde presidir al presidente de la Comisión de Economía y Comercio?
El señor REYES (Presidente).-
De acuerdo con la precedencia reglamentaria, le corresponde al de la Comisión de Hacienda.
El señor GOMEZ.-
El Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción figura antes que el de Hacienda.
El señor REYES (Presidente).-
Así es señor Senador, pero el orden establecido por el Reglamento es el siguiente: Comisión de Gobierno, Comisión de Relaciones Exteriores, Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, Comisión de Educación Pública, Comisión de Hacienda y Comisión de Economía y Comercio. En esta materia, el Reglamento es explícito.
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