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- rdf:value = " El señor TEITELBOIM.-
Voy a fundar mi voto.
Quisiera agregar, en nombre del Partido Comunista, otras consideraciones a las ya formuladas por los Senadores del FRAP.
En primer término, consideramos una inmoralidad, que se ha convertido en sistema internacional, estar financiando proyectos de enorme utilidad pública sobre la base del fomento indirecto del alcoholismo.
El fomento más o menos regimentado de ese vicio se ha transformado en una fuente de ingresos extraordinariamente significativa para el Estado y las municipalidades. De manera que se hace el bien sobre la base de "fabricar" borrachos o de estimular el alcoholismo al máximo. Se dirá, naturalmente, que, al margen o más allá del negocio autorizado por una patente, se encuentra el expendio clandestino. Ello es verdad. En Chile es una plaga y constituye una desgracia funesta, con raí-ces muy profundas y centenarias. Una clase social, en un momento determinado, estimó conveniente, en lugar de pagar salarios, entregar las remuneraciones en especies y, entre éstas, se daba una parte en alcohol. Así se ha contribuido a embrutecer a centenares de miles de chilenos; a destruir millares de hogares durante muchas generaciones; y el alcoholismo se ha convertido en problema nacional, que el Estado y las municipalidades explotan: hacen el negocio del alcoholismo.
No es éste el momento de hacer una prédica de carácter evangélico, pues se trata de un problema social muy profundo y de una corruptela institucional que perjudica enormemente a nuestro pueblo. Quiero insistir, en nombre del Partido Comunista, en que me parece una aberración, un atentado contra la ética, la vitalidad y la salud de nuestro pueblo, no que sigamos aumentando el impuesto, sino que continuemos por este camino, dando patente de legalidad al vino y a la embriaguez siempre que ésta sirva para aliviar un poco la falencia fiscal o la municipal.
Nos pronunciaremos en contra de este artículo, porque también determina que esa fuente -a mi juicio, innoble- de financiamiento, que es la patente de expendio de bebidas alcohólicas, sea compartida por el Estado. Y ello me parece sumamente grave.
El Estado no tiene ningún interés, desde el punto de vista económico, en que disminuya el alcoholismo, porque si ello ocurriera, este gravamen produciría menos, entraría menos dinero a los municipios y las arcas fiscales.
Queremos plantear ese problema de fondo. No será éste el momento -en el proyecto en debate-, de solucionarlo, vi el más oportuno para decirlo. Pero queremos dejar establecida nuestra posición, de manera tajante. Se hacen muchas disquisiciones simpáticas acerca del carácter de nuestro pueblo y también de lo estupendos que son los caldos chilenos, pero la verdad es que se ha ido minando nuestra nacionalidad de manera gravísima. No queremos participar en este baile ni hacernos cómplices de él. Por eso, votamos negativamente.
"
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