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- rdf:value = " El señor GUMUCIO.-
Seré muy breve, para no ocupar mayor tiempo del que tiene disponible el Comité Demócrata Cristiano en el punto a que me refería en la sesión de esta mañana. Creo que habrá ocasión en el Senado -espero que así sea- de realizar un debate o diálogo, por usar esta palabra de moda, con los sectores socialistas en especial, en el aspecto ideológico, o sea, en las diferencias que separan al socialismo y al comunitarismo cristiano. No obstante, creo que éste no es el momento de efectuar ese debate, motivo por el cual, para terminar mis observaciones, haré un breve resumen.
A mi juicio, tanto el texto de la Cámara de Diputados como el del Senado, en lo fundamental que discutíamos y hacia presente el Honorable señor Ampuero, tienden a una colectivización de la empresa, indudablemente. Ninguno de ambos textos niega que podría haber varias formas de propiedad, desde la propiedad del Estado hasta la propiedad colectiva de los obreros o de la nación. Por lo tanto, el quid del asunto no está en la cuestión de la propiedad.
El problema parece estar radicado en que uno emplea el término "socialización" y el otro las palabras "comunitaria" y "social". A este respecto, aún podría dedique, a lo mejor, para dejar conforme al Honorable señor Ampuero, bastaría suprimir la voz "comunitaria" y dejar únicamente el vocablo "social".
Ahí está la piedra de toque, el meollo del problema, porque se ha seguido sosteniendo que la expresión "comunitarismo" es vaga y, en cambio, el término "socialización" es preciso y concreto.
La verdad, como dije esta mañana, es que "comunitarismo" es un término claramente definido, aun cuando con seguridad, por la evolución de todas las ideas, requerirá aristas todavía más definidas. No he negado tal hecho y, por lo tanto, nuevamente lo reconozco.
Ahora, ¿por qué se considera que ése es un término vago? Porque hay confusión entre la llamada "sociedad comunitaria" y el comunitarismo en la propiedad. Naturalmente, en toda sociedad la propiedad es un factor básico, casi, diría yo, el principal; pero no es lo único, no es todo.
Nosotros concebimos la sociedad comunitaria fundamentalmente como personalista, donde cada hombre tiene la posibilidad de vivir su vida personal: vida material y corporal, vida interior, vida artística, conversación poética y aún, para los que son cristianos, diálogo con Dios; a diferencia del marxismo que, aun cuando en principio establece que el hombre es objeto y motivo principal de acción, en definitiva no parte considerando al hombre como lo considera la filosofía personalista y cristiana. Nuestra sociedad comunitaria, entonces, se impregna de personalismo, que es una filosofía definida. Sin embargo, como ya lo manifesté, no es ésta la oportunidad de ir a un debate más amplio al respecto.
La propiedad comunitaria es una propiedad colectiva, de la cual no tiene por qué ser forzosamente dueño el Estado. He ahí la diferencia esencial con lo que sostiene el socialismo, por lo menos en la etapa que ellos denominan "de transición", mientras se llega al comunismo. En esa etapa, el socialismo afirma como principio dogmático la necesidad de que la propiedad de la empresa esté en manos del Estado.
En consecuencia, no hay vaguedad ni confusión cuando se habla de comunitarismo como una forma de propiedad colectiva de la cual el Estado no tiene por qué ser necesariamente el titular. Por eso, rectifico la afirmación del Honorable señor Ampuero de que esto no es claro ni aparece perfectamente definido en los textos.
¿Dónde está el gran debate? En el sentido de la acción revolucionaria. Eso es lo que está en discusión. La verdadera cuestión consiste en saber con qué cuentan en definitiva los marxistas para hacer un hombre nuevo. Cuentan solamente con los efectos de los cambios materiales que en lo futuro se produzcan, para terminar en el hombre, pero sin partir desde el hombre. A la inversa, nosotros creemos que es posible hacer una revolución dentro de la libertad partiendo desde el hombre, como objeto principal y fundamental. Esa es la gran polémica, y tendremos que ampliar la discusión, en otro instante, para aclarar los conceptos.
El señor AMPUERO.-
Bien podría tratarse de partir al hombre.
El señor GUMUCIO.-
Como dije, la objeción capital era que el comunitarismo en la propiedad no está claramente definido, pero ya ha sido desvirtuada. Por consiguiente, me parece baladí discutir si es preferible poner "socialización" en lugar de "comunitaria y social".
No es éste un punto tan básico y primordial, al extremo de que el Partido Socialista pudiera hacer cuestión de que el texto aprobado por el Senado le ha parecido perfecto, porque lógicamente, si le hubiera parecido así, habría puesto, llana y directamente, "el dominio del Estado sobre la empresa".
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