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- rdf:value = " CREACION DE LA DIRECCION NACIONAL DE FRONTERAS Y DE LIMITES DEL ESTADO.SEGUNDO TRAMITE.El señor FIGUEROA (Secretario).-
En el Orden del Día, corresponde continuar la discusión general de los informes de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda recaídos en el proyecto de ley de la Cámara que crea la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado.
-El proyecto se incluye en los Anexos de la sesión 109ª, en 12 de mayo de 1966, documento 2, página 7100, y los informes, en los de las sesiones 33ª y 40ª, en 26 de julio y 3 de agosto de 1966, ambos documentos Nºs. 6, páginas 2288 y 2747.
El señor REYES (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Teitelboim.
Presencia, del Ministro de Defensa.
El señor TEITELBOIM.-
En primer lugar, deseo plantear una cuestión previa. Había solicitado del señor Presidente del Senado que requiriera la presencia, en esta sesión, del señor Ministro de Defensa Nacional, en vista de haberse estimado que varias de las preguntas formuladas en la sesión anterior, más que al señor Ministro de Relaciones Exteriores, compete responderlas al de Defensa Nacional.
Ayer, tuve oportunidad de conversar brevemente con el Ministro señor Carmona y le insistí en mi petición, a fin de contar con su presencia en la Sala durante esta sesión. Como el señor Ministro no ha venido, solicito de la Mesa nos dé alguna explicación por el hecho de que mi solicitud no fuera tomada en cuenta por el señor Ministro de Defensa Nacional, si es que ella le fue transcrita por la Presidencia del Senado, además de habérsela planteado yo personalmente.
El señor REYES (Presidente).-
En la mañana de hoy llamé nuevamente al señor Ministro para requerir su presencia esta tarde, a petición de Su Señoría. El señor Ministro, impuesto de los planteamientos del señor Senador, expresó no estar en condiciones de responder en su integridad las preguntas que se le formularían respecto de esas materias. Añadió que todavía no regresa de Buenos Aires el Comandante en Jefe del Ejército, quien deberá informarlo sobre diversos antecedentes que aún no obran en su poder. Por estas consideraciones, pidió se le excusara por no estar presente esta tarde.
Por lo demás, me permito señalar al señor Senador que la Mesa tiene facultad reglamentaria para pronunciarse sobre la atinencia que con el proyecto en debate tienen los planteamientos de Su Señoría. A mi juicio, sería preferible discutirlos en sesión especial.
El señor PABLO.-
También soy partidario de que las cuestiones de interés general planteadas por el Honorable señor Teitelboim durante la discusión de un proyecto tan concreto como el que nos ocupa, sean tratadas en sesión especial. Acompañaría al señor Senador en el propósito de celebrar una reunión especial la próxima semana, a fin de dejar abierta la posibilidad de despachar ahora la tabla. Pienso que cundo regrese el Comandante en Jefe del Ejército se estará en condiciones de dar satisfacción a Su Señoría respecto de todas las interrogantes que plantea.
El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, las preguntas que formulé en la sesión anterior las estimo absolutamente pertinentes. En lo esencial, parten de la idea de que estamos tratando en este momento la creación de la Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado.
Las preguntas al Ministro.
Se acaba de celebrar una reunión en Buenos Aires -se han efectuado varias en Santiago y en otras capitales de América Latina-, en la cual se parte de un concepto distinto de fronteras: el de las llamadas fronteras ideológicas. Por lo tanto, estimo perfectamente lógico, por entero concordante con la materia, esclarecer en forma previa nuestra posición sobre el particular.
El señor PABLO.-
El señor Senador plantea sus puntos de vista sobre la base de que estaría en discusión el término "frontera". Sin embargo, el señor Ministro de Relaciones Exteriores, en nombre del Gobierno, le dio una respuesta terminante en la sesión pasada, en el sentido de que nuestra Cancillería no acepta el concepto de las fronteras ideológicas y que las de Chile son las mismas que nos enseñaron en la escuela.
Por otra parte, la expresión "frontera ideológica" no ha surgido en esta reunión de Buenos Aires. En efecto, desde hace mucho tiempo se escucha tal concepto en el Senado. Por lo demás, Su Señoría conocía el problema cuando el proyecto llegó a la Comisión. Sin embargo, anunció su voto favorable porque tiene conciencia de que tanto el Gobierno como los Senadores están contestes en que en esta iniciativa están en juego las fronteras geográficas de nuestro país, y que lo referente a las fronteras ideológicas es problema aparte. Por eso, no por evitar el debate, sino en el deseo que este proyecto sea despachado, ofrecí mi apoyo para que en la semana próxima se realice una sesión especial destinada a tratar ese asunto.
El señor TEITELBOIM.-
Señor Presidente, rogaría que el tiempo de cualquiera interrupción que se me solicite -las concederé gustosamente- sea computado al Comité correspondiente.
El señor CASTRO.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor TEITELBOIM.-
Con todo gusto.
El señor REYES (Presidente).-
El Honorable señor Teitelboim ha planteado, respecto de las interrupciones,. . .
El señor CASTRO.-
Señor Presidente, el Honorable señor Teitelboim ya me concedió la interrupción.
El señor TEITELBOIM.-
He dicho que concederé gustosamente las interrupciones, pero rogaría a la Mesa contabilizar el tiempo al respectivo Comité.
El señor FONCEA.-
Entonces, no son interrupciones.
El señor TEITELBOIM.-
Son interrupciones, porque se conceden dentro de mi intervención.
El señor FONCEA.-
Su Señoría no va a dirigir el debate.
El señor TEITELBOIM.-
En castellano, son interrupciones.
El señor CASTRO.-
Me explico perfectamente la inquietud del Honorable señor Pablo por el despacho de la tabla de esta sesión y, en especial, del proyecto que crea la Dirección Nacional de Límites y Fronteras del Estado, asunto que, a mi juicio, quedará despachado definitivamente entre hoy y mañana. También me parece muy importante la inquietud del Honorable señor Teitelboim con relación a la conferencia de militares que acaba de celebrarse en Buenos Aires.
A mi juicio, el Honorable señor Teitelboim hace bien, como Senador y como chileno, en traer inmediatamente ese asunto al tapete de la discusión sin esperar una semana más la venida del señor Ministro de Defensa. En mi opinión, habrá tiempo suficiente para despachar el proyecto en debate y demostrar a la opinión pública de Chile y de América, que el Senado, paralelamente a la celebración de la citada conferencia de militares, ha hecho presente al Supremo Gobierno y a quienes tengan que ver con este asunto en el plano internacional su preocupación, primero, por la celebración de dicha conferencia y, segundo, por las conclusiones que se habrían sacado, al decir de los militares argentinos. Hoy, precisamente, el General argentino Pistarini ha dado cuenta públicamente del desarrollo de la reunión y de conclusiones secretas que habrían sido firmadas por los representantes de todos los países.
Es cierto que algunos personeros del Gobierno chileno han quitado autoridad y proyección a esas conclusiones secretas; pero mientras el Senado de la República y la opinión pública de Chile no se informen de manera concreta del significado de muchas conclusiones, debemos preocuparnos y solicitar de las autoridades competentes una explicación. Además, desearía que hoy quedara establecido que no es conveniente para Chile hacerse representar en estas reuniones. No creo que haya sido imprescindible la participación del delegado chileno, sobre todo cuando países como Costa Rica y Venezuela se abstuvieron.
Por eso, he querido pronunciar estas palabras, no sólo para adhererir a las expresiones y a la intención del Honorable señor Teitelboim de realizar un debate sobre esta materia, sino también para anunciar que en el momento oportuno agregaré más antecedentes sobre el particular.
El señor REYES (Presidente).-
Puede continuar el Honorable señor Teitelboim.
Legítima inquietud.
El señor TEITELBOIM.-
En la sesión pasada expresé que nuestra actitud es favorable al proyecto, pero también dejamos constancia de nuestra oposición a la tendencia a presionar a los parlamentarios para que despachen las iniciativas rápidamente, con lo cual se nos obliga a renunciar al legítimo derecho de expresar nuestra opinión. Muchas veces se nos impone el trámite de urgencia o la necesidad de limpiar la tabla a toda prisa para dar paso a proyectos que también son de interés; sin embargo, nosotros no podemos claudicar renunciando a ocupar el tiempo reglamentario al cual tenemos derecho, cuando estimamos necesario manifestar nuestro juicio sobre el asunto controvertido.
Acojo la idea de realizar una sesión especial para tratar este problema, pero deseo dejar planteada una serie de preguntas para que el señor Ministro de Defensa venga preparado cuando concurra a esta Corporación y pueda dar respuesta cumplida, meditada y ojalá muy clara a las interrogantes que se le formulen.
Paso a ellas.
¿Por qué se reunieron en Santiago de Chile los personeros de los servicios de inteligencia de Argentina y de nuestro país? ¿Cuáles son los llamados "enemigos potenciales" de Chile? Porque las declaraciones formuladas en Buenos Aires son extraordinariamente graves, ya que se habla de que los adversarios de cada uno de nuestros países son sus respectivos pueblos, en cuanto no acepten sumisamente el yugo "gorila" o extranjero. Allí estuvo el Comandante en Jefe de nuestro Ejército y no hemos sabido de ninguna salvedad u opinión suya en contra de ese acuerdo. Por eso tenemos la legítima inquietud y el derecho de preguntar cuál es realmente la posición que asumieron los representantes de nuestras Fuerzas Armadas y qué actitud tiene el Gobierno al respecto.
Fronteras ideológicas.
¿Por qué, si se rechaza el concepto de fronteras ideológicas, como se ha dicho y repetido aquí, el General Bernardino Parada no hizo un rechazo público y categórico de las concepciones que las propugnan, revalidadas en gloria y majestad en la reunión de "gorilas" que acaba de terminar en Buenos Aires?
¿Por qué van jefes de nuestras Fuerzas Armadas, que tienen prohibición de intervenir en la discusión de problemas políticos, a tratar, precisamente, problemas políticos a esas reuniones?
¿El Gobierno comparte la declaración hecha por el Embajador señor Radomiro Tomic en la carta que envió el 23 de agosto al Senador norteamericano Gruenning, en el sentido de que Estados Unidos necesita el sistema interamericano para su seguridad estratégica, para contar con apoyo político y diplomático en asuntos delicados de significación mundial, intereses económicos y de diversa naturaleza? De tal manera que estaríamos embarcados en una especie de contrato bilateral: damos el apoyo diplomático, estratégico y político a cambio de que Estados Unidos proceda a "ayudarnos" sedicientemente, en el plano económico y financiero mediante fuertes empréstitos.
¿Las publicaciones en la revista de la Fuerza Aérea y en el llamado Memorial del Ejército de Chile, referentes a trabajos como "Los problemas militares de América Latina", de Enrique Martínez Codo, y "Subversión, Propaganda y Rebelión", del Mayor Sergio Fernández Rojas, cuentan con la aprobación del Estado Mayor del Ejército? Si no es así, ¿se ha representado su inconveniencia, porque en ellos se aceptan en forma irrestricta las fronteras ideológicas? ¿Por qué no se ha representado su inconveniencia y tomado las medidas por parte de las autoridades respectivas? Si la llamada Conferencia de Buenos Aires ha elaborado una serie de recomendaciones para ser entregadas a los Gobiernos respectivos, quisiera saber qué participación tuvieron nuestros jefes militares en la formulación de los criterios contenidos en ese documento. ¿Qué piensa el Gobierno de este sistema tan singular de recomendación, donde los Comandantes en Jefe de los Ejércitos elaboran un documento para entregarlo posteriormente a las autoridades de las cuales dependen? De tal manera que, en primer lugar, está la voluntad elaborada por una política de jefes militares, y los Gobiernos civiles, a posteriori, hacen un poco el papel de buzón de las líneas definidas por jefes castrenses. Me explico esto respecto de Brasil y Argentina, donde el Ejecutivo y el Ejército son una sola cosa, porque allí basta asaltar con las fuerzas armadas el Gobierno para que no haya gobierno civil; pero no lo entiendo con relación a Chile.
Sobre la petición de los pascuenses.
¿Desde cuándo, en la elaboración de nuestra política exterior y de defensa nacional, se utilizan recomendaciones emanadas de una asamblea de comandantes en jefe, y en este caso, con mayoría "gorila"? ¿Estima el Gobierno que esta función queda incluida entre las tareas profesionales de las Fuerzas Armadas chilenas?
Hemos tenido informaciones -quiero que el señor Ministro de Defensa las confirme o desmienta, cuando concurra a la sesión especial- de que el 24 de octubre pasado partieron del balneario Rocas de Santo Domingo miembros de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que habrían montado dos bases en ese lugar. Quiero saber si ello es efectivo. De ser así, ¿la Fuerza Aérea de Chile está informada? ¿Lo está el Ministro del ramo? Y si lo están, pido que se conteste con qué objeto se habrían instalado esas bases. ¿Con qué equipo? ¿Cuántos aviadores yanquis hay o hubo? ¿Es efectivo que la Standard Oil Company facilitó equipos para almacenar combustible? ¿Instalaron su propia estación de radio?
Quiero también preguntar algo que dice relación al documento cuya publicidad se solicitó, cuando se leyó la Cuenta al comenzar la sesión.
En la carta abierta dirigida por un grupo de pascuenses a los Presidentes de la Cámara y del Senado, se denuncian diversos hechos que consideramos graves, tales como el envío de un contingente absolutamente exagerado de carabineros y de las Fuerzas Armadas, la expropiación de diversas propiedades de naturales de la isla sin la debida y oportuna compensación y, sobre todo, la presencia de militares norteamericanos en número alarmante.
Deseo saber si eso es efectivo.
Se habla de la llegada de cien o más norteamericanos a la playa de Anakena, donde se habilitan instalaciones; hay noventa ciudadanos norteamericanos empleados en diversas labores aparentemente científicas; habría un convenio entre la FACH y la NASA, organismo norteamericano de investigaciones espaciales, que aseguraría esta intromisión extranjera por lo menos durante ocho años.
La pregunta que se formulan los pascuenses está no sólo en sus mentes, sino en la de todos los chilenos. ¿Cuáles son los planes de los norteamericanos allí? ¿Qué hacen en esa isla? En realidad, se mantiene en absoluta ignorancia, no sólo a los pascuenses, sino a todo el país.
Estimamos indispensable que el Gobierno dé respuesta a esta interrogante.
¿No se puede desarrollar ningún plan de adelanto en una zona y, sobre todo, en esa isla que tanta significación tiene para Chile, sin que se metan de por medio los norteamericanos y sin que lleguen sus misiones religiosas, económicas, pseudocientíficas, y hasta de buena voluntad? En realidad, existe justificado temor de que los norteamericanos traten de convertir Pascua en una base de operaciones en el centro mismo del Océano Pacífico.
"Filósofos" del despotismo castrense.
Señor Presidente, éstas son las preguntas que formulo, para que sean respondídas por el señor Ministro de Defensa Nacional en la sesión especial que, ojalá, celebremos esta semana.
También dejo constancia, al igual que el Honorable señor Castro, de mi rotundo rechazo de la Conferencia de Buenos Aires y de mi profunda extrañeza por la participación en ella de jefes de nuestras Fuerzas Armadas que, o han escuchado en silencio las aberraciones tenebrosas formuladas allí por parte de los delegados argentinos y brasileños, o han tenido alguna intervención. Tengo a la mano la versión de lo expuesto por esos representantes, aparecida en la prensa argentina de estos días, según la cual se sienta la tesis "filosófica", militar, estratégica y táctica de la lucha en contra de los pueblos, de manera completa. Oportunamente, en la sesión especial que solicité, analizaré los discursos y proposiciones formuladas directamente por el Coronel Octavio Pereira Costa, del Ejército del Brasil -una especie de "filósofo" de cuarenta centavos-, que habla acerca de la necesidad de que el Ejército gobierne todos estos países. Poseo también la versión de los discursos de los señores Jacobelli, argentino, y Johnson, norteamericano. No tenemos noticias de la intervención, de la palabra u opiniones del General Bernardino Parada. Queremos saber lo que allí aconteció, si dijo algo, qué dijo y si manifestó alguna opinión.
Esa reunión fue algo realmente monstruoso, y no podemos dejarla pasar en silencio. Esperamos, por lo tanto, que ojalá esta misma semana el Presidente del Senado cite a una sesión en que se trate este problema en presencia del señor Ministro de Defensa. Esperamos que el señor Carmona dé respuesta directa, clara y sin eufemismos, a las preguntas que aquí hemos formulado.
El señor REYES (Presidente).-
Si a la Sala le parece, la Mesa quedaría autorizada para convenir con el señor Ministro de Defensa la fecha oportuna para esa sesión.
El señor CASTRO.-
Me parece que esa sesión debe efectuarse en el curso de esta semana. Un tema de tan candente actualidad no puede ser postergado por más tiempo.
Rogaría a la Mesa que hiciera el esfuerzo necesario para que esa sesión pudiera llevarse a efecto el jueves, o sea, pasado mañana.
El señor PABLO.-
El único problema es que se espera el regreso del General Parada.
El señor CASTRO.-
El General Parada fue a cumplir instrucciones que le dio el Supremo Gobierno. ¡ Cómo se puede pensar que el Gobierno chileno deba esperar el regreso del General en Jefe del Ejército para saber a qué atenerse al respecto! Suponer tal cosa significa, sencillamente, insultar a nuestro Gobierno, ya que ello implicaría pensar que toda la política internacional del país debe quedar supeditada al regreso del General Parada.
El señor FONCEA.-
Eso no es efectivo.
El señor PABLO.-
Evidentemente, el Gobierno dio instrucciones al General Parada; pero lo que se trató en la Conferencia está siendo juzgado de acuerdo con informaciones de prensa.
El señor TEITELBOIM.-
Son discursos textuales. Si Su Señoría lo desea, puedo leerle partes de ellos. Son muy interesantes.
El señor PABLO.-
En segundo lugar, para conocer la posición chilena en la Conferencia, habría que saber hasta qué punto se cumplieron las instrucciones de nuestro Gobierno.
El señor REYES (Presidente).-
Lo habitual ha sido autorizar a la Mesa para convenir con los Ministros el día oportuno para las sesiones que solicitan los señores Senadores. En todo caso, si le parece al Senado, se hará presente el interés de la Corporación, para que la sesión se efectúe esta semana, salvo que de inmediato fijáramos una fecha precisa.
El señor TEITELBOIM.-
Sería mejor.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Creo que a Su Señoría le asiste razón, pero el asunto es más serio. Se han denunciado dos hechos graves.
Nuestras Fuerzas Armadas no pueden deliberar, de modo que están impedidas de tomar acuerdos de ninguna naturaleza sin estar debidamente autorizadas por el Gobierno y conforme a instrucciones previamente impartidas por éste.
Aún más, se ha dicho que en las Rocas de Santo Domingo, en la isla de Pascua y en otras partes, hay bases extranjeras. Ningún individuo extranjero armado puede entrar al país sin el permiso del Congreso. De manera que aquello es muy serio, porque atenta contra la Carta Fundamental.
He querido destacar la importancia de este hecho, a fin de no postergar -ya lo hizo presente un señor Senador- la sesión solicitada y verificarla esta semana.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala se autorizará a la Mesa para citar a sesión especial e invitar al Ministro de Defensa, haciéndole presente el deseo del Senado de que dicha reunión se lleve a efecto esta semana.
Acordado.
El señor ALLENDE.-
En todo caso, que no sea el viernes, pues sabemos que muchos Senadores, especialmente de provincias, se ausentan de la capital. La sesión podría realizarse el jueves, o bien el martes próximo en la mañana.
El señor REYES (Presidente).-
Evidentemente, la Mesa tendrá presente que el viernes no es día adecuado para tales efectos.
El señor ALLENDE.-
Ya que estoy con la palabra, debo insistir una vez más en que lo acontecido en Buenos Aires lo anticipó el Partido Socialista al discutirse la autorización para realizar las maniobras Unitas VIL Fuimos explícitos al referirnos a todo un plan estratégico del Pentágono, del Departamento de Estado y de la
CIA en América Latina. Una vez más, se confirma lo que sostuvimos.
El señor REYES (Presidente).-
Puede continuar el Honorable señor Teitelboim.
El señor TEITELBOIM.-
Deseo referirme en especial a algunos aspectos del proyecto que crea la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado.
En ocasión anterior manifestamos nuestra actitud favorable a la creación de un organismo especializado encargado de proveer de antecedentes al Ejecutivo en esta materia, e hicimos presente en las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda, que lo apoyamos por creer que responde a una necesidad real. De manera que toda la impaciencia que produjo a algunos Senadores democratacristianos nuestra insistencia, y con razón, en ese otro problema de tanta entidad y gravedad, como ha podido percatarse el Senado, y que por su substancia resulta en íntima e indisoluble conexión con la médula del proyecto, no puede de ningún modo atribuirse a un afán negativo u obstruccionista.
Lo apoyamos en general, y votaremos favorablemente la idea de legislar. Tenemos diversas observaciones que formular, aparte las que ya hicimos durante el estudio en la Comisión, el cual fue particularmente laborioso. Todos tendrán que reconocer -por cierto, también el señor Ministro de Relaciones- que la Comisión mejoró de manera visible el proyecto, el cual venía bastante verde, plagado de omisiones, lagunas e incorrecciones desde todo punto de vista. Se hizo un trabajo de enmienda y perfeccionamiento que, en justicia, ha mejorado su texto, forma y contenido en términos apreciables.
Creemos de urgente e ineludible necesidad contar con un organismo técnico, altamente calificado y competente, que pueda dedicarse a dar cima a la tarea de estudiar en forma permanente los problemas que se susciten en torno de nuestras fronteras y límites.
Evitar la censura.
Para tal fin, la coordinación de los diversos organismos que actualmente desempeñan funciones relacionadas con la materia, deben ser centralizadas, procurándose, a la vez, establecer un régimen administrativo estable para su personal. En ese sentido, es evidente que no se puede seguir descansando en el personal corriente del Ministerio de Relaciones, sujeto a salidas al exterior y a los cambios naturales de destinación por efecto del mecanismo del escalafón. Pero también queremos advertir nuestra reticencia ante la posibilidad de que la creación de nuevos cargos pueda prestarse para convertir este departamento en una especie de parcela o hijuela política. Se nos han dado muchas seguridades en ese sentido; sin embargo, estimamos que una observación de esta naturaleza no es descaminada, por existir una tendencia evidente a favorecer a cierta gente de la propia tienda gobernante.
También hicimos caudal en la discusión del proyecto con relación al texto primitivo, que decía: "Corresponderá a la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado: e) autorizar la edición y circulación de los mapas y cartas geográficas y textos escolares que se refieran a las fronteras y límites del territorio nacional, así como también a la internación de ellos."
"También requerirán" -se agregaba- "de la misma autorización los libros, escritos, artículos o folletos cuyos autores desempeñen cargos públicos o empleos en la Administración Pública cuyas funciones se encuentren vinculadas o relacionadas con los asuntos de límites y fronteras. En ningún caso esta limitación afectará a las opiniones que viertan los profesores universitarios en el desempeño de sus cátedras".
Fuimos opositores tenaces a este artículo, porque en la disposición, propuesta por el Gobierno y aprobada por la Cámara, vimos una lesión directa a la libertad de expresión en el país. Estimamos que tal limitación, agregada al control de la importación de libros y textos, no puede sino contribuir al aislamiento de los pueblos, lo que en el caso de los latinoamericanos, con problemas comunes, con necesidades análogas, es aún muchísimo más grave.
Hicimos ver, a nuestra vez, la incongruencia que implica establecer una verdadera censura sobre libros científicos y textos, en lo relativo a su internación y aún a su edición y circulación en el país, en tanto que se otorga toda clase de facilidades para el ingreso de grandes partidas de revistas gráficas que contienen elementos criminógenos. Este material, en que la violencia, el sexo y la sangre se prodigan sin ningún control sobre los efectos que puedan tener, en especial en las mentes infantiles, circula en nuestro medio, como todos lo saben, en forma abundante.
Los errores de otros no son del Estado.
Nuestra posición contraria a la censura en nada se contrapone al resguardo de los intereses nacionales en cuanto atañe a la importancia que en el extranjero pueda atribuirse a publicaciones que contengan datos, cifras o elementos de juicio erróneos sobre nuestra geografía y, más concretamente, sobre nuestros límites. Por eso propusimos la norma que figura en el artículo 3º, en virtud de la cual el contenido de mapas, cartas geográficas, documentos y otros útiles sobre límites y fronteras no comprometen en modo alguno al Estado. Es ésta, a nuestro juicio, la posición correcta para prevenir el uso o abuso que pueda hacerse de errores que aparezcan en tal tipo dé material. Actuar en otra forma, entrando a limitar una garantía constitucional para prevenir aquel mal uso, sería muy semejante al establecimiento de una censura de prensa, para evitar que lo publicado en diarios o revistas pueda ser utilizado en contra de Chile. Por tal camino podríamos llegar a mutilar, pues, las principales libertades garantizadas en la Constitución.
Con relación a esta materia, la Cámara Chilena del Libro planteó a los parlamentarios integrantes de la Comisión de Relaciones el grave problema que se crea con el actual régimen, que obliga a revisar, para su internación, las obras científicas, escolares o de difusión. Ese organismo planteaba el traslado a la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites de las funciones que al respecto ejerce actualmente la Dirección de Estadística y Censos.
Esta petición de la Camara del Libro no tuvo acogida, por estimarse que la repartición que se crea mediante el proyecto en debate deberá ser esencialmente técnica; deberá cumplir funciones específicas de indudable importancia, y no podrá, por eso, distraer parte considerable de su tiempo y atención hacia una función ajena a sus objetivos.
Trámite moroso con los libros.
Queremos llamar la atención hacia un segundo punto del memorándum de la Cámara del Libro: el referente a la tramitación a que se somete a los importadores en el actual sistema de revisión por parte de la Dirección de Estadística y Censos. El procedimiento actual es engorroso y largo, y los libros deben empozarse morosamente durante meses y meses en espera de la resolución de circulación. Tal resolución debe repetirse para cada partida que se importa, por lo cual la tramitación se multiplica. Todo ello se traduce en considerable retraso en la circu-lación de las obras y en encarecimiento derivado de la inmovilización improductiva del capital durante muchos meses.
Así, pues, a la carestía de los libros, que constituye un atentado contra la cultura nacional y contra el derecho de la gente modesta a aprender, a perfeccionarse y a recrear su espíritu, se suma también este factor de encarecimiento.
Creemos que el gran negocio de la importación de libros debe tener freno, en beneficio de la cultura popular, y estimamos que todo cuanto de alguna manera contribuya a evitar mayor encarecimiento y entorpecimiento en la circulación de los materiales impresos, debe evitarse o, al menos, deben atenuarse en lo posible sus efectos.
Duplicidad de organismos.
Por eso, para que dicho procedimiento sea lo más expedito posible, hemos formulado indicación tendiente a modificarlo, en términos de que la responsabilidad de los errores contenidos en esos textos, en materia de límites y de fronteras, no recaiga en absoluto sobre el Estado.
En el artículo 3° aprobado por la Cámara, se proponía la creación de un verdadero elefante blanco: un Consejo Superior de Fronteras del Estado, cuya misión sería -según ese artículo- "proponer al Presidente de la República la política que debe seguirse en las regiones fronterizas y en todo el territorio chileno antártico." En seguida, la disposición enumeraba sus componentes.
En la Comisión, nos pronunciamos en contra de la creación de tal organismo, por estimarlo innecesario. En efecto, existe un responsable de la marcha de las relaciones exteriores del país: el Presidente de la República, y hay un Ministro del ramo. Junto a ellos están los diversos asesores, que son muchos, y el personal técnico. En materia concreta de fronteras, el organismo idóneo y ligado de manera directa al Presidente y al Ministro será precisamente el que este proyecto crea. Se trata, en suma, de que la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites adquiera una calidad técnica elevada y esté en condiciones de asesorar en forma permanente al Ejecutivo.
Estimamos superflua, por ende, la creación de un nuevo organismo, que vendría a duplicar algunas funciones y a diluir en cierta medida la responsabilidad del Presidente y de su Ministro de Relaciones. Este organismo intermedio no tendría la capacidad técnica necesaria para procurar al Ejecutivo la asesoría requerida, ya que sus miembros no revestirían un carácter de expertos o especialistas.
Con relación al artículo 9º propuesto por la Comisión, debemos manifestar nuestro desacuerdo con la autorización que otorga al Presidente de la República, no sólo para designar libremente al personal de la Dirección que se crea, sino, además, para determinar anualmente las gratificaciones y asignaciones especiales de que podrá gozar al mes el personal del nuevo organismo.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
A su arbitrio.
El señor TEITELBOIM.-
Exacto: a su arbitrio.
Desafortunadamente, no ha sido la austeridad la característica más sobresaliente del actual régimen, y tenemos derecho a pensar que sería más prudente establecer alguna modalidad que limite la facultad que se entrega al Ejecutivo, aun cuando el personal de la Dirección sea poco numeroso. Por principio, el Congreso no debería entregar en blanco tales autorizaciones, cuando se trata de remuneraciones.
No aceptamos corruptelas administrativas.
En lo tocante a este punto, expresamos aquí nuestro desacuerdo con lo establecido en el artículo 12, que da vigencia para el personal de la Dirección de Fronteras y de Límites a la compatibilidad establecida en el artículo 55 de la ley Nº 15.266. Estamos perfectamente de acuerdo en la necesidad de dignificar la labor del Ministerio de Relaciones y permitir la estabilidad y la máxima calificación de su personal, para lo cual es importante una remuneración económicamente decorosa, congrua; pero estimamos inmoral el sistema de crear excepciones en lo concerniente a duplicidad de emolumentos, de modo que funcionarios que estén percibiendo una jubilación tengan derecho a cobrar, además, un sueldo en servicio activo. No es posible seguir aumentando la lista de personas que tienen el privilegio de recibir dobles o triples remuneraciones. Por esta razón nos hemos opuesto en forma decidida a esta disposición, que estimamos francamente lesiva a la moral.
Distinguidos saqueadores de archivo.
Para terminar, señor Presidente, queremos decir que, en lo referente a la materia de que trata el artículo 13, hemos formulado algunas observaciones en la Comisión. En cuanto al fondo de la disposición, manifestamos nuestro acuerdo con la iniciativa de permitir la expropiación de materiales, como documentos, mapas, libros y otras piezas indispensables para los intereses nacionales, en cuanto se relacione con el estudio y establecimiento de nuestras fronteras. La disposición propuesta declara de utilidad pública tales elementos y autoriza su expropiación por la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado, con lo cual es de esperar que pueda ponerse término al éxodo de ellos y a la propiedad privada, en este aspecto, de ex funcionarios del Ministerio de Relaciones. Es conocido el caso de Ministros -no todos, por cierto, pero sí algunos- que, al abandonar la Cartera de Relaciones Exteriores, se han ido a la casa con documentos preciosos, de propiedad del Estado y de interés nacional, con el fin de enriquecer su archivo personal. A nuestro juicio, debe ponerse coto definitivo a ese verdadero zarpazo al patrimonio de la cultura nacional, y así, también, evitar el desvalijamiento del indispensable archivo del Ministerio. Queremos terminar con esa mala tradición de que algunos funcionarios sean coleccionistas de documentos públicos importantes, piezas raras y exclusivas, y de escritores de memorias más o menos sensacionales o sensacionalistas, en que se revelan noticias antes secretas y se dan a la publicidad documentos inéditos.
Señor Presidente, en la discusión particular daremos nuestra opinión acerca de otros puntos en que inciden algunas observaciones que nos merece el proyecto. Y finalizo mi intervención anunciando lo ya conocido: nuestra voluntad -la de los Senadores comunistas- de votar favorablemente, en general, esta iniciativa que estimamos útil y conveniente, de crear una Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado.
He dicho.
El señor REYES (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Sepúlveda.
El señor SEPÚLVEDA.-
Señor Presidente, me inscribí en este debate con el propósito de dar una explicación lo más amplia posible sobre los alcances del proyecto, que ha sido informado por la Comisión que tengo el honor de presidir: la de Relaciones Exteriores. Pero debo reconocer que, a esta altura de la discusión, casi resulta inoficioso hacer una exposición de esta índole, pues en el transcurso del debate se han hecho ya toda clase de observaciones y consideraciones, así como consultas al señor Ministro de Relaciones Exteriores, presente en la Sala, que han sido oportunamente evacuadas, lo que ha permitido al Senado formarse concepto cabal de esta iniciativa.
Sin embargo, quisiera agregar algunas consideraciones, aun cuando no para informar, como he dicho, pues lo expresado por el señor Ministro y por los miembros de la Comisión -el Honorable señor Juliet, en una sesión anterior, y el Honorable señor Teitelboim en ésta- deja de manifiesto que aquélla estudió minuciosamente el proyecto, sin premura, sin tratar de pasar por sobre los plazos establecidos ni de entregar a la Sala un ligero análisis. El proyecto ha sido corregido con bastante profundidad, para transformarse en un articulado más sobrio, concreto, directo y positivo, y ello con la colaboración, que reconozco con agrado, de todos los señores Senadores que forman parte de la Comisión, y de algunos otros, como el Honorable señor González Madariaga, que, sin ser miembro de ella, participó también en forma activa.
Los chilenos en general tenemos la convicción de que el organismo que se crea por medio del proyecto es indispensable para el resguardo de los legítimos intereses de nuestro país, de nuestra integridad territorial. Nos permitirá estar mejor preparados para la defensa de nuestros derechos en el orden jurídico, así como formular y organizar una política de fronteras, en el sentido de habilitar en debida forma nuestros territorios limítrofes, proporcionándoles mejores medios de vida, que atraigan hacia esas zonas a nuestros conciudadanos, y asegurar a éstos el abastecimiento necesario y posibilidades de prosperidad, de modo que la vida cerca de nuestras fronteras sea de mayor chilenidad, y no esté allí presente sólo la bandera de Chile sostenida por los agentes militares o policiales, sino también por nuestros hombres de trabajo y sus familias.
Los que somos Senadores por la región austral, por la Novena Agrupación -así me lo hace presente en forma muy especial el Honorable señor Von Mühlenbrock, que está a mi lado-, tenemos un interés mucho más directo, vivo y palpitante en el despacho del proyecto, pues conocemos la urgencia que lo asiste, sabemos del problema que significa para nuestro país y para nuestra zona el tener todavía un largo cordón de fronteras no determinado, no demarcado. Mientras esta situación se prolongue, en el transcurso de los años, habrá siempre posibilidades de nuevos y lamentables incidentes de orden fronterizo, que pueden perjudicar o amagar el interés o la dignidad de nuestra país.
A nuestro juicio, Chile, que posee fronteras tan extensas como casi ningún otro Estado en proporción a su territorio y habitantes, necesita con urgencia superar el problema fronterizo.
En el orden jurídico, no tenemos problemas, pues han sido resueltos hace muchos años. Nuestros derechos están claramente establecidos en convenios y han sido declarados por tribunales internacionales. Sin embargo, en el orden material, físico, nuestras fronteras no están suficientemente demarcadas sino en pequeños trazos. Existe urgente necesidad de hacerlo, porque mientras ello no ocurra no podremos eliminar el peligro de incidentes que, como he dicho, lastiman la dignidad o el interés de la nación.
Cuantos conocemos el territorio magallánico, por ejemplo, podemos apreciar lo imperioso que es demarcar los límites, y el beneficio que ello representa. En la provincia de Magallanes, una modesta alambrada señala el deslinde. "El alambre"; lo llaman los magallánicos, pero es en absoluto suficiente para determinar los derechos territoriales y la soberanía de cada uno de los Estados vecinos, donde hay bastante actividad en los campos laboral y productivo, especialmente en materia de explotación petrolera. No se han suscitado incidentes de ninguna especie y siempre ha habido el más absoluto respeto a los derechos de ambas naciones. Este hecho pone de manifiesto la conveniencia de materializar el plan de demarcación de fronteras con la mayor premura posible.
El proyecto en debate tiene precisamente ese objeto: dotar al Estado chileno de un organismo técnico, especializado, que, aprovechando la experiencia y el personal de las entidades que ya se han creado en el Ministerio de Relaciones o en las Fuerzas Armadas, fusione y coordine la acción de esos organismos para ejecutar dicha labor.
El Gobierno argentino ha expresado sus buenos propósitos de activar, junto con el chileno, la demarcación de nuestras fronteras y está apremiando la constitución de la Comisión Mixta de Límites para efectuar ese trabajo.
Lo anterior nos compele a disponer de medios de orden jurídico y material, así como de recursos adecuados, que deben consignarse en el próximo Presupuesto nacional. De allí entonces la urgencia de dar un trámite más acelerado al proyecto.
Con relación a los señores Senadores que han formulado observaciones de carácter internacional, me parece que han estado en su derecho al hacerlo. Han planteado materias interesantes, desde su punto de vista; pero ello no quiere decir que esta iniciativa toque obligadamente los delicados asuntos que han expuesto.
Este proyecto no aborda ninguna concepción de carácter ideológico ni abre ninguna posibilidad de que, a raíz de su despacho, pueda concretarse alguna, como la relativa a las fronteras ideológicas de que nos hablaban los señores Senadores. Todo lo contrario, la iniciativa en debate tiende a concretar la demarcación de nuestras fronteras materiales, idea contrapuesta a la de fronteras ideológicas.
Por eso, respetando plenamente la facultad de mis Honorables colegas para expresar su pensamiento y pedir informes al Gobierno -los que serán proporcionados en la sesión especial que acordamos recientemente, lo cual me satisface-, estimo conveniente despachar en general el proyecto y abrir paso a la discusión particular, a fin de analizar las indicaciones y, además, algunas observaciones que se han vertido.
Algunas de éstas son netamente de índole administrativa y merecerán el estudio debido, porque no ha sido propósito de la Comisión, ni en forma remota siquiera, dar carácter burocrático al nuevo organismo. Hemos considerado que la proposición del Ejecutivo tiende a fusionar los servicios actualmente existentes, en una planta de 53 funcionarios, con la cual se declara conforme la Comisión de Hacienda. En efecto, el informe dice que ésta "aprobó unánimemente la planta de 53 funcionarios de la Dirección Nacional de Fronteras y de Límites del Estado que se consulta en este artículo".
Del mismo modo, otras observaciones secundarias serán plenamente obviadas en el segundo informe.
En seguida, debo puntualizar que la Comisión no omitió deliberadamente las consideraciones que aquí se han hecho notar respecto del Instituto Antártico, al cual se refirió con acierto el Honorable señor Rodríguez. La Comisión no tuvo el ánimo de ignorar ni mucho menos subestimar la importancia de ese organismo. Tampoco creyó que su fusión con otra entidad menoscabaría su jerarquía y su importante papel, que, a nuestro juicio, debe mantener en plenitud y, aún más, desarrollar en el futuro.
En verdad, las observaciones formuladas en la Sala, con las cuales coincidimos y que estamos dispuestos a considerar y delinear en el segundo informe, se plantearon después de emitido el primer informe. Por lo tanto, esta materia la abordamos en la forma debida.
Según mi parecer, en la Comisión imperará la idea de acoger tales observaciones, para que nuestro Instituto Antártico pueda cumplir cabalmente su misión. Estamos conscientes de que ese territorio, que puede tener grandes proyecciones para el futuro, debe ir siendo preparado de modo eficiente en el orden científico, político y material, para la defensa de los intereses de nuestra nacionalidad.
En mi opinión, el debate ha sido muy útil y ha puesto de relieve lo imprescindible que es dar cierta urgencia al despacho del proyecto, pues ya nos hemos tomado el tiempo suficiente para precisar sus alcances y comprobar que cuenta con la aprobación general de todos los sectores.
Por eso, sin abundar en mayores detalles, pido aprobar ahora, en general, esta iniciativa de ley.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Después de escuchar con gran interés al Honorable señor Sepúlveda, quiero plantear algunos aspectos relacionados con este problema.
Dijo mi ilustre colega que hay conveniencia en demarcar la frontera en su total extensión, afianzó el sentido material de la marcación y expuso que en Punta Arenas el límite se conoce como "frontera de alambre". Celebro mucho el interés expresado por mi Honorable colega de representación. Pero, aunque lo he repetido muchas veces, debo decir que la frontera entre Chile y Argentina, no sólo fue delimitada por una sentencia arbitral, sino que se demarcó en el terreno. Los oficiales demarcadores lo hicieron en toda la extensión señalad", en la sentencia. Lo que ha ocurrido es que los hitos fueron colocados a gran distancia unos de otros y que, para situar los hitos intermedios, se han presentado algunas dudas de poca cuantía. Tan así es que, en el caso de Palena, los hitos 16 y 17 están a firme, son irrevocables. El trazo intermedio ha merecido dudas y se ha discutido. Por eso, ahora el árbitro debe interpretar dónde se hizo la demarcación.
En el caso de Laguna del Desierto, ha habido un grave error de la Cancillería chilena. Deploro que no esté presente el señor Ministro, pero he manifestado lo mismo en otras sesiones. Se creyó que Laguna del Desierto era chilena y se editaron mapas que afirman tal hecho y rectifican a otros que lo niegan. La verdad es que está en situación "sub lite", de condominio ; no es ni chilena ni argentina, hasta que la Comisión Mixta de Límites no conozca el proceso y aplique el principio del divorcio local de aguas, para determinar a quién pertenece ese territorio. Pero los hitos próximos al lago O'Higgins -antes, San Martín- y Fitz Roy, son estables. Falta ahora trazar la cuerda entre estos puntos. Si se carga al oriente, la laguna quedará para Chile; si se carga al occidente, será argentina. La solución debe darla la aplicación del divorcio local de aguas en la región.
En el caso de Punta Arenas está todo determinado. En la misma forma, los hitos importantes están indicados.
Por eso, tenía mucha razón el Honorable señor Sepúlveda al decir que jurídicamente no hay problema pendiente con la República Argentina. Lo que se necesita es un mejor conocimiento de la materia. Los instrumentos se han dado. El Protocolo de 1941 fue habilidosamente concebido, pero no se aplicó con la misma habilidad por parte de Chile, y en esto Argentina ha realizado siempre actos un poco maliciosos. Esa es la tremenda dificultad que hemos tenido con el vecino país.
En cuanto al canal Beagle, algunos diarios importantes de Santiago han hecho algunas afirmaciones y señalado convenios que no han existido. Espero preocuparme más adelante en este particular.
Concurro en la necesidad de despachar este proyecto de ley. Lo creo indispensable. Si he formulado algunas observaciones, ha sido por el alcance excesivamente burocrático que él tiene; pero la idea central es importante.
El señor RODRIGUEZ.-
En la sesión pasada, al debatirse este proyecto, me tocó intervenir en aquel capítulo que recordaba el Honorable señor Sepúlveda, acerca de los riesgos que yo veía por la desaparición del Instituto Antártico Chileno.
Hice presente que una iniciativa relativamente reciente había justificado la utilidad de su existencia, por la importancia geopolítica de la Antártida y por las riquezas muy seguras que existen en su territorio, y que el problema se ligaba también con la circunstancia de que, por haber concurrido Chile a la suscripción del Tratado Antártico con doce o catorce naciones, derivaban obligaciones y derechos que no podíamos soslayar. Y hacía el parangón de que, mientras en Chile desaparecía ese organismo en el proyecto que crea la Dirección de Fronteras y Límites, en Argentina, en cambio, se daba alta jerarquía y gran importancia al Instituto Antártico Argentino, con recursos vitales para toda la programación de una política concreta y muy definida. Aquí, por el contrario, empezamos a debilitar una iniciativa que había surgido con muchas esperanzas para nosotros.
Me alegro de que el Honorable señor Sepúlveda --integrante, según entiendo, de la Comisión de Relaciones Exteriores- y el Honorable señor González Madariaga hayan acogido la inquietud que manifesté para colocar las cosas en su sitio y no desnaturalizar esta iniciativa que había logrado el país.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Con la venia de Su Señoría, debo decirle que he presentado indicación que traduce su aspiración.
El señor RODRIGUEZ.-
Me complace mucho.
Por nuestra parte, también aprobaremos en general el proyecto, dentro del afán de crear este instrumento, administrativo y jurídico, para terminar de una vez por todas con la improvisación que se ha mantenido negativamente en nuestro país en materia de fronteras y límites, con las consecuencias tan adversas que conocemos a través de la historia de las relaciones chileno-argentinas.
Creo que la conveniencia nacional aconseja desde hace mucho tiempo la creación de una entidad estable, con una planta de funcionarios que no se vea alterada por los cambios de regímenes políticos. Desgraciadamente, esta meta no se ha logrado en Chile, donde se ha estado improvisando en materia de expertos, debido, como dije, a los cambios políticos.
Suscribimos todas las reservas formuladas por el Honorable señor Teitelboim sobre algunos excesos en materia burocrática, administrativa, y otorgamiento de atribuciones al señor Presidente de la República, las cuales no nos parecen aconsejables. Compartimos también la inquietud expresada por Su Señoría en cuanto a la necesidad de un debate mucho más amplio sobre el problema de tipo político-ideológico creado por la llamada "teoría de las fronteras ideológicas".
Como ya ha recordado el Honorable señor Allende, nuestro partido ha sido muy sensible a una serie de iniciativas peligrosísimas para la convivencia internacional en el ámbito latinoamericano, como son las ideadas por los grupos castrenses, que asaltan los poderes legalmente constituidos, pisotean los acuerdos internacionales, destruyen los principios morales de la Declaración de los Derechos del Hombre, por ejemplo, y transforman en mito y en bandera hecha jirones la libertad y la democracia. Son esos elementos quienes tratan de impulsar la teoría agresiva de las fronteras ideológicas, estimulando la intervención aviesa en contra de los pueblos que eligen gobiernos populares resueltos.
A nuestro juicio, este problema deberá ser motivo de examen en la sesión ya acordada por la Sala, pues en una forma u otra el Gobierno se ha estado comprometiendo con esa teoría. Y más allá de las negaciones que formulan algunos de sus personeros -en la propia Declaración de Bogotá, por ejemplo-, creemos que se ha comprometido la plena independencia y autonomía chilenas, cuando, en algunos de sus considerandos, se soslaya el problema en parte, pero abiertamente se entra a una concepción de compromiso, con lo que el imperialismo y estos grupos castrenses alzados denominan "movimientos subversivos en América Latina".
Por consiguiente, esperamos ese debate para reiterar nuestra posición abiertamente adversa a la teoría en referencia, que en una forma u otra capta también las mentes atrasadas de algunas gentes y de elementos vacilantes que caen en el fatalismo geográfico-político para Chile.
Considero que el debate ha sido interesante en este aspecto. No basta que un Poder Público como el Senado tenga que referirse concretamente a la creación de ese instrumento que será la Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado. Además, tiene el deber -nosotros lo cumpliremos oportunamente, como lo hemos hecho en otras ocasiones- de denunciar esta verdadera conspiración internacional.
En consecuencia, junto con prestar nuestra aprobación general al proyecto, formularemos las indicaciones pertinentes en la discusión particular y esperamos el debate del problema tan legítimamente planteado por el Honorable señor Teitelboim, en cuanto a la reunión de Buenos Aires y a la teoría de las fronteras ideológicas, en Ja sesión que se celebrará el jueves o viernes próximos.
El señor REYES (Presidente).-
¿Algún sector del Senado no ha presentado todavía sus indicaciones al proyecto?
El señor SEPULVEDA.-
Me parece que, al iniciarse el debate de esta materia, hubo acuerdo, o por lo menos entendimiento, en el sentido de fijar plazo para presentar indicaciones.
El señor REYES (Presidente).-
Es que el plazo ya está vencido, señor Senador. Por eso pregunté si queda algún sector de la Corporación que aún no las haya formulado. En todo caso, no habría inconveniente para fijar una nueva fecha.
El señor SEPULVEDA.-
Habría que hacerlo, porque el debate se prolongó mucho.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
El plazo está prorrogado automáticamente.
El señor GUMUCIO.-
No hay inconveniente.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se fijará plazo hasta él viernes a las 12 para presentar indicaciones.
El señor LUENGO.-
Podría ser hasta las 12 de la noche, señor Presidente.
El señor JULIET.-
Fijemos plazo hasta el momento en que la Comisión inicie el debate en particular. De esta manera se da la posibilidad de que los propios miembros de aquélla, sobre la base de la discusión de otras indicaciones, puedan redactar un texto más acorde con la idea sustentada por el Senado.
El señor REYES (Presidente).-
Siempre ha sido facultad de las Comisiones proceder así, pero sobre las materias que en alguna medida incidan en el proyecto en debate.
El señor JULIET.-
Hacía este alcance, porque tengo la mala costumbre de ceñirme al Reglamento. Este impide a las Comisiones obrar "motu proprio", siempre que las indicaciones no hayan sido presentadas oportunamente.
El señor REYES (Presidente).-
Ese procedimiento impediría la oportuna impresión y conocimiento de las indicaciones formuladas por los diferentes señores Senadores.
El señor JULIET.-
A mi juicio, el imprimirlas y entregarlas en el momento de iniciar el debate facilita a la Comisión la comprensión de las ideas debatidas y permite someter a la consideración de la Sala un texto más acorde con el espíritu que el Senado sustenta.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se acogerá la proposición formulada por el Honorable señor Juliet.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¿No convendría fijar plazo?
El señor JULIET.-
Hasta el momento en que la Comisión empiece a conocerlas, como se ha hecho en otras oportunidades.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¿Y cuándo comenzará a conocerlas la Comisión?
El señor REYES (Presidente).-
Se me ha hecho presente que ese procedimiento dificultaría el trabajo adecuado de la Comisión.
El señor CURTI.-
Está bien el viernes.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Por qué no lo fijamos hasta el lunes próximo?
El señor JULIET.-
De las observaciones formuladas por los señores Senadores, se desprende que las indicaciones no serán más de doce.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¡No será como en la reforma agraria. . . !
El señor JULIET.-
No creo que sean más de doce, señor Senador. Por lo tanto, el trabajo de Secretaría no será tanto.
El señor REYES (Presidente).-
Hay 19 indicaciones presentadas.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Fijemos plazo hasta el viernes, señor Presidente.
El señor REYES (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se dará plazo hasta el día viernes 11, a las 12, para presentar indicaciones, y quedaría aprobado en general el proyecto.
Acordado.
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