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- rdf:value = " TRANSFERENCIA DE PREDIO FISCAL A LA CONGREGACION DEL BUEN PASTOR.El señor FIGUEROA (Secretario).-
En seguida, corresponde tratar un informe de la Comisión de Agricultura y Colonización, recaído en un proyecto de ley iniciado en un mensaje del Ejecutivo, sobre transferencia gratuita de un predio fiscal a la Congregación del Buen Pastor.
Este proyecto se encuentra en segunda discusión.
El proyecto figura en el volumen I de la legislatura, 294ª (mayo a septiembre de 1964) página 85, y el informe en los Anexos de la sesion 12ª, en 80 de junio de 1965, documento Nº 2, página 579.
El señor REYES (Presidente).-
En la segunda discusión, ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Señor Presidente, yo no soy muy partidario de que el fisco esté obsequiando terrenos. Cuando se trata de poblaciones obreras, se exige a los trabajadores, aun a los de situación económica muy precaria, el pago de una suma determinada de dinero por los predios que el Estado les entrega para levantar en ellos sus viviendas. En cambio, estamos dando gratuitamente, con frecuencia, títulos de dominio por terrenos extraordinariamente caros, en centros urbanos, sin exigir siquiera un mínimo de su valor.
Me parece necesario estudiar tal situación, con el fin de establecer una norma general...
El señor AYLWIN.-
Pido la palabra.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Si queremos regalarlos, favorezcamos a todos por igual. Pero esto de hacer distingos en beneficio de ciertas instituciones, sin desconocer el papel que algunas de ellas desempeñan, me parece un procedimiento un tanto discriminatorio.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor REYES (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
No soy Senador por Santiago, pero me ha cabido el honor de ser miembro de la Comisión Mixta de Presupuestos de este Congreso durante doce años y, durante ese lapso, tanto los Diputados como los Senadores que la han integrado, tradicionalmente han aprobado las subvenciones a la Congregación del Buen Pastor, previo consideración minuciosa del funcionamiento de esta noble institución, de sus problemas y, lo que es más importante, de la necesidad ineludible de que el Estado chileno acuda en su auxilio.
Esta congregación religiosa, a lo largo de todo Chile, se ha hecho cargo de la atención de las mujeres en situación irregular frente a la justicia y a la vida, mayores o menores de edad, y realiza una labor francamente admirable.
Como dice el informe, esta congregación fue trasladada a la propiedad fiscal que ahora la alberga, desde su antigua ubicación en calle Lira, donde ocupaba dependencias estrechas e inadecuadas, sin acomodaciones indispensables para que las religiosas pudieran atender a sus menesteres personales y a su vida religiosa. Por eso, el proyecto persigue transferirles en propiedad el terreno que se individualiza, en el cual la Dirección de Arquitectura podrá invertir para construir las aposentadurías de que ahora carece esta institución.
He visitado esta institución en Santiago, en La Serena y en diferentes ciudades del sur, lo cual me ha permitido formarme la más alta idea sobre los servicios que presta al país. Pienso, por ello, que el Senado, no sólo debe prestar su aprobación al proyecto, sino, además, tener presente lo que significa su ayuda para el país, la importancia de la labor social que desarrolla.
Los Senadores liberales procuraremos en todo momento dar a esta institución el financiamiento que necesita, por la utilísima labor que desarrolla.
El señor PALMA.-
Estoy seguro de que los Honorables Senadores señores Contreras y otros que estén en su posición, en definitiva concurrirán con sus votos a la aprobación de este proyecto. Se trata, sin duda, de una iniciativa de todo punto de vista conveniente, puesto que, como lo ha manifestado el Honorable señor von Mühlenbrock, el problema consiste fundamentalmente en hacer posible, en un predio fiscal, la construcción de instalaciones absolutamente necesarias para la cárcel de mujeres.
El problema ha sido, en realidad, estudiado ya dos veces en las respectivas Comisiones y ha sido aprobado en ellas por unanimidad. Naturalmente, entiendo que por unanimidad deberá ser aprobado por el Senado, que seguramente quiere para las reclusas las mejores condiciones de vidaposible, dentro de las circunstancias en que viven, y también desea que las personas encargadas de la mantención de aquéllas, y que a lo largo del país realizan una labor gratuita, generosa y de alto alcance social, tengan asimismo ios niveles de vida mínimos que se exigen en estos casos.
Por eso, me atrevo a pedir a mis Honorables colegas contribuir a la aprobación de esta iniciativa, muy justa y de alto sentido social.
El señor CURTI.-
Hemos escuchado la oposición formulada por el Honorable señor Víctor Contreras, fundada en que no es propio transferir gratuitamente terrenos fiscales a determinadas instituciones, mientras los obreros y otros organismos deben pagar por tener acceso a ellos.
En realidad, el objeto perseguido no es el que señala el señor Senador, pues el proyecto únicamente transfiere una parte de la superficie fiscal destinada a la Cárcel Correccional de Mujeres desde 1962. O sea, no se trata de donar ese sitio a la Congregación del Buen Pastor, sino de destinar dentro de las nueve hectáreas que comprende una pequeña extensión con el propósito de edificar instalaciones y viviendas para las monjas que atienden gratuitamente un servicio tan importante dentro del régimen carcelario chileno.
El señor AMPUERO.-
En verdad, no he participado en la discusión de este proyecto con anterioridad, pero me parece indispensable decir que él tiende a perpetuar una situación absolutamente irregular en lo que se refiere a la custodia, tratamiento y atención de las mujeres que deben cumplir penas o detenciones provisionales de carácter judicial.
Lo razonable, a mi juicio, es terminar alguna vez con esta situación arcaica, absolutamente incompatible con el régimen jurídico de nuestro país. La atención de las mujeres recluidas debe ser una función del
Estado, a cargo de una institución pública con personal eminentemente técnico. La ciencia penitenciaria ha progresado lo suficiente como para que todos sepamos que el tratamiento médicosicológico de las reclusas no es ya problema de buena voluntad o buen corazón, sino de tipo científico y técnico.
Como en la actualidad se entrega a las monjas del Buen Pastor una función que corresponde a los organismos del Estado, pienso que ello pudiera aparecer medianamente fundado. Pero reitero que mi objeción consiste básicamente en que, al transferir estas propiedades, se está perpetuando un sistema irregular y en abierta contradicción con todo nuestro régimen jurídico en materia judicial y penal.
Me parece, además, que, en un país donde el Estado no tiene religión oficial, ¡o natural sería entregar sólo el usufructo de algunos terrenos, mientras las religiosas cumplan dicha función, pero en ningún caso transferir la propiedad; porque ha de suponerse que en el futuro la situación anómala que comento y critico, deberá corregirse y entonces será el Estado el que necesite esos terrenos para instalar establecimientos gubernativos, bajo la administración estricta de personal idóneo. Esa es la solución digna, por lo menos la más adecuada a los tiempos, que debe darse frente a la situación de la mujer recluida o condenada por algún delito.
Tales razones nos mueven a estimar inconveniente el proyecto, y, en consecuencia, los Senadores socialistas votaremos en contra de él.
El señor AYLWIN.-
En verdad, creo que las palabras que acabamos de escuchar al Honorable señor Ampuero son fruto del desconocimiento de la situación real existente hoy día en esta materia.
Quienes ejercemos la profesión de abogado conocemos el régimen penitenciario chileno. Sabemos que las cárceles de mujeres están en manos de la Congregación del Buen Pastor y atendidas en óptimas condiciones. No cabe duda de que la función penitenciaria corresponde al Estado; pero éste, en Chile, en vez de mantener un servicio de prisiones para mujeres a cargo de un grupo de funcionarios públicos, semejante al que atiende las prisiones para hombres, ha preferido encomendarlo a esta Congregación, que no es simplemente aficionada y que, en el desempeño de sus funciones, no hace proselitismo religioso.
En las visitas semestrales de cárceles y en los informes de comisiones técnicas sobre el régimen penitenciario en Chile, siempre se ha señalado a la Casa Correccional de Mujeres como un ejemplo, como el establecimiento que se encuentra en mejores condiciones en el país, en que las reclusas tienen mejor trato y mayores posibilidades de readaptación a la vida social, y donde se realiza una labor más positiva para su rehabilitación total.
Y esto, que ocurre en Santiago, se repite en otros lugares.
El señor RODRIGUEZ.- ¿Me permite una interrupción?
Quiero dar por buena la tesis del Honorable señor Aylwin, quien nos ha dicho que, en general, el buen trato debe prevalecer en estos establecimientos. Pero, fuera de estimar bastante justas las observaciones del Honorable señor Ampuero, en lo relativo a la aplicación de métodos técnicos, científicos y pedagógicos para lograr la recuperación de las mujeres recluidas, yo recuerdo un caso doloroso, en que no hubo ese buen trato: el de la señorita Magaly Honorato, que seguramente conoció el señor Senador. Incluso, fue empujada al sucidio por el trato que se le dio en la Casa Correccional de Mujeres y por los vejámenes a que fue sometida por la Policía Política.
La carta que Magaly Honorato dirigió al juez respectivo es un documento acusatorio respecto del trato en la Casa Correccional, regida por las hermanas del Buen Pastor, y también, es cierto, respecto de los vejámenes de la Policía Política.
Esto contradice lo afirmado por el Honorable señor Aylwin. No siempre ese buen trato campea en el establecimiento referido.
Gracias.
El señor AYLWIN.-
Con relación a ese caso particular, no puedo dar una respuesta, porque no lo he estudiado ni tengo sobre él antecedentes concretos. De todas maneras, creo que se ha dicho mucho en favor y en contra de lo que el señor Senador nos acaba de exponer.
Pero en los círculos judiciales chilenos, desde hace muchos decenios, nadie discute el buen trato y la eficiencia técnica y funcional que se advierte en el desempeño de esta Congregación en lo referente a la atención de la Casa Correccional de Mujeres. Estoy seguro de que las propias reclusas serían las primeras en testimoniar acerca de este hecho.
Por lo demás, así se comprueba habitualmente repito en la visita semestral de cárceles. Estos establecimientos son los que dan origen a menos reclamos y los que tienen mejor atención, mejor régimen interno y organización.
Siendo así, parece de justicia la idea contenida en el proyecto. Por eso, debe predominar sobre la objeción planteada.
El señor TEITELBOIM.
A mi modo de ver, este debate ha desbordado los términos iniciales, en que sencillamente se hablaba de la transferencia gratuita a la Congregación del Buen Pastor del dominio de una parte del predio ubicado en avenida Vicuña Mackenna Nº 5043. Entre paréntesis, no se trata de una transferencia insignificante, porque se refiere a nueve hectáreas, en un sector muy importante de Santiago.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Se trata de una hectárea, no de nueve.
El señor AYLWIN.-
Es una sola hectárea.
El señor RODRIGUEZ.-
Ya empezarán con otras, hasta completar las nueve.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Las otras ya las ocupan.
El señor TEITELBOIM.
Reclamo mi derecho, señor Presidente.
Quiero referirme a un asunto mucho más importante aún que nueve hectáreas de terreno: el problema tocado por el Honorable señor Ampuero.
Me parece un anacronismo propio de la Edad Media el hecho de que el régimen carcelario dependa de instituciones privadas o religiosas, en circunstancias de ser una función del Estado.
El señor PALMA.-
Está equivocado Su Señoría. No depende de esas instituciones.
El señor TEITELBOIM.
Considero inadmisible que el Estado renuncie a esta obligación, a este deber imperativo, para entregarlo en manos privadas.
Ha dicho muy bien el Honorable señor Ampuero que la ciencia penitenciaria, como tantas otras actividades de la vida moderna, ha ido adquiriendo, dolorosamente, una calidad técnica que presupone estudios especializados para poder afrontarla en la forma debida.
Creemos llegada la hora de que se devuelva esta función plenamente a manos del Estado.
El Honorable señor Aylwin ha hecho aquí el elogio de la Congregación del Buen Pastor. No diré nada en detrimento de ella. Pero, sí, quiero expresar que múltiples testimonios, incluso libros que han llegado a ser de éxito en el país, han descrito escenas sobrecogedoras. Y el recuerdo que ha hecho el Honorable señor Rodríguez respecto del tratamiento dado a la maestra Magaly Honorato, bien podría abrir un capítulo que no queremos descorrer: lo que pasa allí en todos sus blancos y en todos sus negros, en todos sus dramas.
Pero yo creo que, como hombres de la segunda mitad del siglo XX y como legisladores, nos corresponde defender la facultad y el derecho que competen al Estado de controlar, dirigir y ejercer el sistema penitenciario.
Esa es nuestra obligación fundamental, pensamos que debe terminarse con arcaismos, con situaciones que son propias de una época en que el Estado casi no existía, pues la fuerza civilizadora, allá pollos años 800 ó 1000, era patrimonio de los señores feudales o de los conventos. Pero estamos en 1965, y el Estado ha ido asumiendo su personalidad en todas las esferas de la vida social.
Por eso, considero que el proyecto en debate, de alguna manera, nos insinúa que es menester estudiar la necesidad de que el sistema carcelario radique integralmente en mano3 estatales.
El señor AMPUERO.-
Señor Presidente, quiero precisar algunos de los términos de mi intervención anterior.
Insisto en que, cualquiera que sea el espíritu que se tenga, éste debe estar sincronizado con los tiempos actuales. Todo esta delegación de poderes o facultades que el Estado puede hacer en entidades privadas, por muy meritorias que sean desde el punto de vista filantrópico, deben ceder lugar, ahora, a una responsabilidad directa de las instituciones públicas.
Hace muchos años, ya se discutió con vehemencia acerca del reemplazo del personal religioso de los hospitales por personal civil, médico y paramédico. En esa oportunidad, se dieron las mismas razones que acaba de exponer el Honorable señor Aylwin para sostener que es solución satisfactoria, respecto del problema carcelario de las mujeres, que su vigilancia y administración dependan de una congregación religiosa. Se advirtió entonces que el sistema de salud del país no iba a prosperar, sino que fracasaría, se hundiría; que los enfermos serían maltratados, y que, desde el punto de vista técnico, se retrocedería. La verdad es que los tiempos impusieron la reforma; las congregaciones religiosas dejaron de tener esta función tan decisiva en la vida del país, y no ha ocurrido nada de lo que en aquella época se dijo, aunque el personal, tanto médico como auxiliar, sigue percibiendo sueldos miserables que no están a la altura de la función que desempeñan en la sociedad.
Por eso, me extraña que un colega joven no propiamente de la "patria joven", pero muy cercano a ella sostenga hoy, todavía, argumentos que fueron desechados de la discusión pública hace muchos años.
Al margen de cualquier situación de mal trato que los hay, quiero aceptar que, en general, el comportamiento de las religiosas es humanitario. Hasta podría aceptar que es el mejor establecimiento carcelario de Chile, con lo cual aceptaría poco, porque nuestro régimen penitenciario es horrible, inhumano y dramáticamente deficiente. En él, hombres y mujeres pierden su condición de tales y pasan a ser cosas, y aun menos que eso. En un sistema así, no es extraño que un poco de cariño, de amor, pueda permitir a un señor Senador manifestar que un establecimiento carcelario determinado sea el mejor de todos. Yo diría: el mejor entre los peores. Entre los peores sistemas está el nuestro, el de Chile.
Pero insisto en que el problema no consiste sólo en la transferencia gratuita de un predio, grande o pequeño, a una congregación religiosa, para hacer a ésta más rica o más poderosa. Lo que ocurre es que aquí se consagra, se bendice y se santifica definitivamente un sistema que no está de acuerdo con la evolución del país y que es incompatible con el carácter laico de las instituciones públicas. Por lo contrario, me parece, como lo señaló el Honorable señor Teitelboim, que deberíamos preocuparnos profundamente en este campo de la responsabilidad pública; y ojalá que este debate, un tanto incidental, pueda servir para que, en lo futuro, nos aboquemos a una reforma a fondo del sistema carcelario de hombres y mujeres, y entreguemos la responsabilidad de él, como ya lo dije, al único representante real de la sociedad, que es el Estado, y el único que puede garantizar a todos, incluso a los que caen en desgracia, la absoluta intangibilidad de sus convicciones. Esto no ocurre en la actualidad, por muchos que sean los esfuerzos que se hagan por una institución religiosa cuya filiación es perfectamente conocida.
Por eso, después del debate producido, nosotros mantenemos nuestra oposición al proyecto que se discute.
El señor PALMA.-
Señor Presidente, deseo aceptar como buenos los planteamientos formulados por los Honorables señores Ampuero y Teitelboim, en el sentido de que es más razonable que sea un Gobierno democrático nuestro quien tenga realmente tuición sobre todos estos problemas. Eso tiende a acentuar, precisamente, la evolución de nuestro proceso social.
Pero el problema concreto planteado aquí tiene un carácter distinto al de orden ideológico o de interpretación sociológica que se le ha querido dar. La verdad es que nos encontramos frente al hecho de que, en las actuales condiciones y sin que exista un programa diferente al respecto, la organización de las monjas del Buen Pastor está a cargo de un determinado servicio del Estado, y lo está desempeñando bien. Todos los señores Senadores concuerdan en que, en esa forma, la función mencionada se ejecuta con un poco más de humanidad que el que se pone habitualmente en este tipo de actividades. Por lo tanto, esa congregación está realizando concretamente una labor en las mejores condiciones en que es posible hacerlo hoy en Chile. Es decir, se aspira a que este servicio, que el día de mañana puede ser totalmente expropiado por el Estado, funcione, dentro de los medios de que se dispone, en forma normal, a fin de que tanto las reclusas como el personal que allí trabaja puedan gozar de mejores condiciones de vida.
Por lo tanto, no se trata de modificar ninguna estructura de fondo, sino de mantener el buen funcionamiento de una institución cuyo reemplazo, en los momentos actuales, costaría al país ingentes sumas de dinero, de las cuales, bien sabemos, carece en la actualidad. Por eso, creo que, enfrentados al problema concreto, los Senadores debemos cooperar al buen funcionamiento de esa entidad a la cual el Estado ha entregado el ejercicio de una función social.
Por las razones expuestas, el proyecto en debate, que, me parece, fue aprobado por unanimidad en la Comisión, propone completar el terreno en el cual se realizan las funciones de esa congregación.
Por eso, y en virtud de los términos reales en que está planteada la iniciativa, el Senado y nuestros votos concurrirán a que este problema sea resuelto.
El señor LUENGO.-
Señor Presidente, quiero hacer notar que no es tan efectivo lo que aquí se ha dicho, en el sentido de que la Casa Correccional de Mujeres de Santiago esté atendida exclusivamente por la congregación del Buen Pastor. En ese establecimiento laboran también numerosos funcionarios y funcionarías del Servicio de Prisiones. Es decir, no sólo trabaja personal femenino de este servicio, sino también personal masculino. De manera que la entrega gratuita de una hectárea de terreno a esa congregación para que construya las habitaciones necesarias a las monjas, no se justifica plenamente.
Además, si el Gobierno, como creo haber oído al Honorable señor Aylwin, tiene un programa o plan de construcciones de establecimientos carcelarios, en el cual está considerada, con toda seguridad, la situación del Buen Pastor, no se justifica la entrega gratuita de ese predio.
Por esas razones, y no obstante reconocer que esas religiosas cumplen una labor social importante, no realizada aún por el Estado, me he permitido formular indicación para que se modifique el artículo único, a fin de que, en lugar de hacer entrega gratuita del terreno, se conceda un usufructuo, mientras esa congregación dirija o tenga alguna ingerencia en el funcionamiento de la Casa Correccional de Mujeres. Eso, sí, me parece justo. Cuando esa congregación nada tenga que ver con este servicio, en ese momento, debe terminar el usufructuo.
Por eso, los Senadores del Comité Democrático Nacional votaremos en contra del artículo único propuesto por la Comisión y en favor de la indicación.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Las ideas expresadas durante el debate me impulsan a formular algunas observaciones.
Ha quedado en claro que las monjas del Buen Pastor desempeñan una función social muy importante; pero se ha reconocido, también, que dicha función corresponde ejercerla al Estado, pues a éste compete establecer normas que garanticen el respeto a todas las ideas y la atención de todos los intereses, por encima de cualquiera ideología. De manera, entonces, que esta función debe ser primordialmente estatal.
Ahora bien, no debe olvidarse que la Constitución Política imperante con anterioridad a la que actualmente nos rige reconocía a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana como la oficial del Estado. La nueva Carta Fundamental, la de 1925, suprimió tal idea y entregó absoluta libertad de cultos a los ciudadanos, precisamente para colocarse en este fiel de la balanza que involucra respeto a todas las ideas y creencias.
Un señor Senador ha señalado un hecho grave ocurrido en un local a cargo de la congregación mencionada. Pero, ¿qué alcance tiene esta observación? En todo caso, es exponente de una situación que existe, sin que yo, en el fondo, deje de repetir lo que manifesté antes, en el sentido de que ese servicio, en general, no ha estado mal llevado.
La Constitución Política actual establece como garantía constitucional: "La manifestación de todas las creencias, la libertad de conciencia y el ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden público, pudiendo, por tanto, las respectivas confesiones religiosas erigir y conservar templos y sus dependencias con las condiciones de seguridad e higiene fijadas por las leyes y ordenanzas.
Las iglesias, las confesiones e instituciones religiosas de cualquier culto, tendrán los derechos que otorgan y reconocen, con respecto a los bienes, las leyes actualmente en vigor; pero quedarán sometidas, dentro de las garantías de esta Constitución, al derecho común para el ejercicio del dominio de sus bienes futuros. "
Por consiguiente, si se otorga a las monjas del Buen Pastor la administración del servicio de las instituciones carcelarias, perfectamente se daría margen para que algunos otros sectores religiosos del país pudieran también hacerse cargo de otros servicios del Estado. Me parece que al respecto no cabría observación alguna.
Pero se ha dicho, además, que ese terreno se podría otorgar gratuitamente a la congregación religiosa mencionada, y después, cuando el Estado recupere la función estatal como administrador, podría expropiarlo.
En lo anterior, aprecio el gran peligro a que el Estado ha estado sometido en forma permanente; porque, en general, en esa forma se obtienen bienes del Estado, pero cuando éste necesita ejercer su imperativo como Administrador, debe pagar el terreno que antes ha entregado gratuitamente. Es decir, se generaliza la costumbre de obtener beneficios del Estado y no colaborar con él.
Todo lo que he señalado no refleja falta de ponderación ni espíritu de intolerancia; por lo contrario, lo dicho es manifestación de respeto para todas las ideas.
Por eso, soy partidario de entregar en usufructuo el uso del terreno a las monjas del Buen Pastor, pero no la propiedad de éste. De ahí que acoja con agrado la indicación formulada por el Honorable señor Luengo y votaré en contrario el artículo único propuesto por la Comisión.
El señor TARUD.-
Los antecedentes que tuve a mano como miembro de la Comisión decidieron mi voto favorable al proyecto. Posteriormente, he escuchado la indicación presentada por el Honorable señor Luengo. Me parece bien entregar en usufructuo el terreno a la Congregación del Buen Pastor mientras ella desempeña el servicio carcelario femenino.
En caso de no haber sido presentada la indicación, habría mantenido el criterio favorable que di a conocer en la Comisión.
Eso es todo cuanto deseaba expresar.
El señor RODRIGUEZ.-
Pido aplazamiento de la votación.
El señor CURTI.-
¡Vamos en la tercera... !
El señor VON MÜHLENBROCK.-
Ya se pidió.
El señor REYES (Presidente).-
Reglamentariamente, procede aplazar la votación, pero sin debate.
El señor CURTI.-
Hemos escuchado que existiría el propósito de formular una indicación para conceder solamente el usufructo del terreno. Tengo entendido que en tal caso no se pueden hacer inversiones en el predio. El usufructo se refiere a la superficie del predio,...
El señor AMPUERO.-
Si se puede, señor Senador.
El señor CURTI.-
... y no a las construcciones. ¿Quién va a edificar sobre un terreno que tiene en usufructo, y no en propiedad? A mi juicio, no hay posibilidad alguna de hacer inversiones de ninguna, especie en terrenos tenidos sólo en usufructo.
Por eso, la indicación no es procedente.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Las monjas del Buen Pastor disfrutan de una subvención por parte del Estado.
De modo que al otorgarse el usufructo pueden destinar los beneficios que reciben para introducir las mejoras que estimen convenientes.
El señor RODRIGUEZ.-
Señor Presidente, ya los Honorables colegas Ampuero y Teitelboim han dado las razones de orden técnico para oponerse a la transferencia gratuita del dominio a las monjas de la congregación del Buen Pastor, En seguida, el Honorable colega señor Palma ha insinuado que, fuera de las reservas de tipo técnico, nosotros tendríamos otros motivos para oponernos. Tiene la razón el Honorable colega: tenemos fundados motivos para rechazarlo; porque esto, que aparece como un detalle, es otra muestra de la resistencia de los sectores laicos del país, los cuales siguen siendo absorbidos, de una u otra forma, por los propósitos ya muy definidos y conocidos de la Iglesia Católica.
Ha recordado, por ejemplo, el Honorable señor González Madariaga el problema de las subvenciones, las cuales analizamos exhaustivamente cuando se discutió el proyecto de ley de Presupuestos de la Nación. En esa oportunidad pedimos una investigación a la Oficina de Informaciones del Senado, y logramos establecer que la masa de contribuyentes, sean ateos, masones, laicos, budistas, evangelistas o católicos, financia a las entidades religiosas de la Iglesia Católica Romana; es decir, el grueso de las subvenciones se las llevan las entidades católicas: una parroquia aquí, una iglesia acá, una catedral que no se termina de construir, una cofradía de carácter católico de más allá y las organizaciones periféricas puestas una y otra vez al servicio de propósitos políticos.
Cuando analizamos el problema de Caritas, el colega Salomón Corbalán ahora ausente tuvo una intervención central para desnudar el asunto. Así, cuesta dos mil millones de pesos, si no me equivoco, al Estado chileno contribuir a subvencionar a esa institución. ¿Para qué? Para que Caritas se transformara en uno de los principales promotores, en la campaña pasada, en favor de la Democracia Cristiana o, como hacía anteayer, en favor del señor Jorge Alessandri. Es decir, cuando ciertos grupos dominantes utilizan esos mecanismos abiertamente con fines políticos subalternos, en vez de cumplir sus fines caritativos, se transforman en ariete político en contra de sus adversarios.
La experiencia de Caritas es bastante conocida. No vale la pena gastar más saliva en argumentos, pero la señalo como una prueba más, como otro ejemplo, de cómo los recursos fiscales se utilizan aviesa y torcidamente.
En seguida, ya es un hábito en el Congreso Nacional liberar de impuestos, derechos aduaneros u otros tributos a una serie de cofradías. Ya no camina el cura de aldea en su borrico, algunas jornadas, para asistir a sus fieles; ahora necesitan motonetas último modelo, autos...
El señor LUENGO.-
Citronetas.
El señor RODRIGUEZ.-
... y toda la gama de la locomoción gratuita, exenta de derechos para ellos. En cambio, cuando la Central Unica de Trabajadores pidió exención, como lo recordamos la semana pasada, de tributos aduaneros para unos altoparlantes destinados a entidades sindicales, el proyecto durmió durante tres o cuatro años en el Senado.
La Central Unica de Trabajadores pidió franquicias para unos modestos elementos. Sin embargo, el proyecto no pudo pasar de la Comisión de Hacienda y del Senado. Pero cuando se trata de liberar a entidades católicas...
El señor PALMA.-
¿Y cuándo se aprobó?
El señor RODRIGUEZ.-
Cuando se nos hizo caso.
El señor PALMA.-
Cuando nosotros concurrimos con nuestros votos.
El señor VON MÜHLENBROCK.-
El proyecto fue aprobado por unanimidad.
El señor RODRIGUEZ.-
¡El Honorable señor Palma cree que el proyecto pasó porque él llegó al Senado...!
El señor PALMA.-
Por lo menos, cuando Su Señoría estaba aquí, no pasaba.
El señor RODRIGUEZ.-
El proyecto fue aprobado porque los parlamentarios del FRAP reclamamos en varias oportunidades y, segundo, porque se colocó en la tabla con otras iniciativas sobre franquicias, y habría sido demasiado arbitrario concederlas a otras instituciones y no a la CUT.
El señor PALMA.-
Nosotros estamos interesados en que la Central Unica de Trabajadores tenga de todo y que en ella estén representados todos los trabajadores del país.
El señor AMPUERO.-
¡No sabíamos que los dirigentes democratacristianos fueran falsificados!
El señor PALMA.-
Nosotros teníamos interés en ayudar a la Central Unica de Trabajadores, por ser nuestro propósito que en ella estén representados todos los asalariados del país.
El señor AMPUERO.-
¿Y ahora no están todos representados?
El señor RODRIGUEZ.-
El Honorable señor Palma ha hecho aquí una afirmación y se ríe. ¡ El propio autor la celebra!
El señor BARROS.-
¡El señor Palma quiere llevarse las palmas de la victoria!
El señor RODRIGUEZ.-
Sus Señorías sólo están preocupados de dividir el movimiento de los trabajadores, de crear paralelismo sindical, mediante la formación de una entidad amarilla de trabajadores, para entregarla maniatada a los sectores patronales e instaurar sobre ella la tuición de un Estado que tiene mucho parecido con el fascismo y los regímenes corporativos.
¡ Ese cuento ya lo conocemos! ¡ Claro que el Honorable señor Palma tiene interés en la Central Unica de Trabajadores, pero nosotros también lo tenemos!
El señor PALMA.-
Estamos realmente interesados en que la Central Unica de Trabajadores se mantenga unida, pero tememos que no acontezca así, porque cuando algunos grupos pierden el control de las organizaciones sindicales, proceden a dividirlos y, en seguida, culpan a los demás de la escisión.
El señor AMPUERO.-
¡ La Democracia Cristiana es quien ha estado tratando de dividir el movimiento sindical en Chile!
El señor PALMA.-
Es un procedimiento muy conocido el que se pone en práctica en estos casos.
Sabemos que, ayudando a la Central Unica de Trabajadores con nuestros votos, como lo estamos haciendo, tratamos de que ella tenga amplio prestigio y represente a todos los sectores ideológicos de asalariados del país.
El señor AMPUERO.-
La CUT ya tiene ese prestigio, gracias a los sacrificios realizados durante cincuenta años por elementos de Izquierda, desde antes que el partido de Su Señoría tuviera en Chile dirigentes sindicales.
Todos los sindicatos chilenos han sido organizados por socialistas y comunistas, ¡ La historia sindical de Chile ha sido escrita por la Izquierda, y no por Su Señoría!
El señor CURTI.-
¡Resultó zurdo Su Señoría... !
El señor AYLWIN.-
¡Esa es historia del pasado.
El señor AMPUERO.-
Todas las historias son del pasado,...
El señor PALMA.-
Los democratacristianos no estamos preocupados del pasado, sino del futuro.
El señor AMPUERO.-
... a no ser que Sus Señorías puedan hacer historia del futuro.
El señor RODRIGUEZ.-
El único que ha hecho historia del futuro es Julio Verne!
El señor TARUD.-
Para hablar del pasado, Sus Señorías tendrían que referirse al Partido Conservador.
El señor RODRIGUEZ.-
Podríamos hablar largamente sobre el problema tocado por el Honorable señor Palma, y nosotros no rehuiremos la polémica.
El señor PALMA.-
¡Lo ha tocado usted, Honorable colega!
El señor RODRIGUEZ.-
Sus Señorías se sienten depositarios de la verdad.
¡ Cuando la Central Unica de Trabajadores esté en manos de la Democracia Cristiana será buena! ¡ Todo cuanto se ha hecho antes es malo y negativo! Pero, como ha recordado el Honorable señor Ampuero, en este país ha corrido mucha sangre de dirigentes sindicales. Sabemos de los mártires del movimiento sindical, de los presos, de los trabajadores muertos en las calles, de los campos de relegación, para que ahora se pretenda tirar todo por la borda, de la noche a la mañana.
Traigo a colación este problema sólo para destacar cómo, con sentido de clase, en este Parlamento burgués, se ha tratado de negar un auxilio pequeño a la Central Unica de Trabajadores y cómo se otorgan, con generosidad, las subvenciones a las entidades católicas.
Por nuestra parte, reconocemos, en forma categórica, que este problema es de pequeña entidad, pero constituye un ejemplo más de cómo crece la marejada de influencias de un sector religioso en el país. La más o menos nominal separación de la Iglesia del Estado, en 1925, no ha caminado en la práctica de los hechos, porque los propios autores de ese texto constitucional, pertenecientes a los grupos dominantes de la ciudadanía, en forma reiterada han demostrado debilidad para sancionar en la realidad esa separación. Numerosos ejemplos lo demuestran.
En el fondo en eso tiene razón el Honorable señor Palma, no se trata del buen o mal servicio prestado por las monjas del Buen Pastor. Lo tenemos por bueno, como decía el Honorable señor Ampuero, aunque ello me merece algunas dudas. Se trata de tomar un camino técnico, como decían algunos Honorables colegas de las bancas socialistas y comunistas y de no otorgar, con nuestros votos, este tipo de franquicias para la Iglesia Católica, que en Chile ha adoptado posiciones políticas, que más allá del Evangelio que buenamente puede predicar, se mezcla en la pugna partidista. ¡Y en qué forma lo ha hecho!
¡ Si conocemos al mentor ideológico de la Democracia Cristiana en Chile, el cura Roger Vekeman! ¡ Cómo ha ayudado a la Democracia Cristiana y cómo tiene técnicos belgas contratados para estimular el paralelismo y la división sindical! La Iglesia Católica tomó bando en la campaña presidencial, de modo que no puede esperar indulgencia de nuestra parte. Por eso, nuestra posición tiende a evitar que bienes fiscales pasen a poder de congregaciones religiosas.
El señor PALMA.-
Tal vez veamos a Su Señoría recorrer el camino de Nenni.
El señor RODRIGUEZ.-
¡Llegó un pitoniso al Senado: el señor Palma!
El señor VON MÜHLENBROCK.-
¿Y quién va a ser Saragat?
El señor BARROS.-
¡ Es don Casandro Palma!
El señor RODRIGUEZ.-
¡Llegó un nuevo profeta!
El señor AYLWIN.-
El debate de un artículo que, al parecer, no da lugar a grandes problemas doctrinarios, ha llevado a los señores Senadores a tocar todo lo humano y lo divino. Se ha tratado aquí de religión, de intervención de la religión en la política, de libertad sindical, de unidad sindical, y de muchas otras cosas.
Quiero tocar brevemente dos de los puntos que se han tratado. Uno se refiere al carácter religioso que el problema tiene. Hago presente a los Honorables colegas del FRAP por lo demás, todo Chile lo sabe que en nuestro país vivimos una efectiva libertad en materia religiosa y que los parlamentarios de estas bancas no estamos movidos por ningún espíritu de proselitismo religioso ni de otro orden.
Creo que el grueso de la nación sabe, así como lo saben, en el fondo de sus conciencias, todos los partidos políticos chilenos, que no estamos actuando en el campo de la vida pública movidos por un propósito de proselitismo religioso ni obedeciendo a otra normas de conducta que la de nuestra conciencia, como ciudadanos fieles a nuestros principios cívicos.
El señor AMPUERO.-
¿Y por qué se llaman cristianos?
El señor AYLWIN.-
Porque somos cristianos. Pero el cristianismo que, desde luego no exige a los militantes del partido la adhesión a una fe religiosa, se identifica, en nuestro tiempo, con una posición filosófica y humana más allá de la devoción a una determinada confesión religiosa.
El señor AMPUERO.-
Son los primeros que, en política, adoptan un nombre religioso.
El señor AYLWIN.-
Pienso que la palabra cristiano, en nuestro tiempo, representa mucho más que una mera iglesia,
El señor AMPUERO.-
Si la Iglesia es estrecha para lo que, en el mundo contemporáneo, significa el cristianismo!
¡Culpa del Papa será, pues es infalible!
El señor AYLWIN.-
Su Señoría sabe cuál es, en este momento, la posición de la Iglesia con relación a las demás ramas del cristianismo y otras religiones.
Estimo que no es el caso de entrar a un debate religioso. Los Senadores de estas bancas no creemos que al país, al pueblo de Chile, a nuestros trabajadores, les interese un ápice hacer revivir, en esta nación, las disputas religiosas. Esa es una etapa superada. Los distintos sectores de este país tenemos muchas tareas que realizar en conjunto, en bien del pueblo y de los trabajadores, para hacer justicia en el mundo, al margen de nuestras discrepancias religiosas y respetándonos recíprocamente. Por lo tanto repito no es el momento de plantear este tema.
El señor AMPUERO.-
Ayuden a resolver los conflictos sindicales, en vez de provocarlos!
El señor AYLWIN.-
Perfectamente. Ayudemos a resolverlos.
El segundo aspecto que deseaba destacar es que, así entendidas las cosas, este proyecto no puede ser base para un debate de tipo religioso.
El Honorable señor González Madariaga ha recordado la ley de subvenciones, punto sobre el cual ha insistido el Honorable señor Luengo. ¿Pero cuál es la situación respecto de este servicio?
En primer lugar, este servicio es función del Estado. En ello estamos todos de acuerdo. Creo que a nadie se le ha pasado por la mente que el servicio de prisiones no sea función estatal.
En segundo lugar, el Estado no tiene abandonada la función de prisiones. No es que la haya delegado en una congregación religiosa. Como muy bien recordaba el Honorable señor Luengo, el Estado tiene sus funcionarios que la vigilan y dirigen. ¿Qué ha ocurrido? Que éste no tiene todos los edificios ni todo el personal necesario para atender las cárceles de mujeres, y entonces ha encomendado a estas congregaciones, bajo vigilancia de funcionarios, la atención personal y el cuidado de las reclusas.
El señor AMPUERO.-
El Estado mantiene 51%, como en los convenios del cobre.
El señor AYLWIN.-
Desafío a Su Señoría a que vea cuánto le cuesta una reclusa al Estado en manos del Servicio de Prisiones y cuánto le cuesta en manos de las casas correccionales de mujeres atendidas por la Congregación del Buen Pastor.
El señor AMPUERO.-
No es problema de baratura, sino que de eficiencia.
El señor AYLWIN.-
No pretendo abaratar una cosa semejante.
Lo que pretendo decir es...
El señor AMPUERO.-
Su Señoría está planteando que es más barato.
El señor AYLWIN.-
... que lo que se está pagando no es una subvención, como un obsequio, gratificación o bonificación, sino que se trata de ayudar a costear un servicio del Estado, cuya atención personal éste tiene encomendado a una congregación, bajo la dirección de funcionarios.
Esta es la situación jurídica y real, que debemos tomar en cuenta para apreciar el problema.
La congregación ha estado prestando un servicio prácticamente en forma gratuita, pues la subvención no alcanza a cubrir los costos, como me consta por casos dramáticos que he conocido personalmente.
El señor AMPUERO.-
¿ Por qué no hacemos lo mismo con las cárceles para hombres, si el sistema es tan bueno?
El señor AYLWIN.-
Su Señoría ya hizo uso de la palabra. Ahora estoy hablando yo.
El señor AMPUERO.-
Es para salir de dudas.
El señor AYLWIN.-
No estoy recomendando este régimen como ideal ni que todos los servicios de prisiones sean como éste.
El señor RODRÍGUEZ.-
Pero allá vamos.
El señor AYLWIN.-
No, señor Senador, pues la tendencia universal es la contraria.
El señor TEITELBOIM.
¡Muy buen reconocimiento!
El señor AYLWIN.-
Pero advierto a Su Señoría lo que quienes conocen el problema saben. Su Señoría lo dijo: el servicio penitenciario en Chile es pésimo, deplorable y desastroso. El servicio penitenciario de hombres, que no está en manos de esta congregación, es peor. Eso lo sabemos todos.
No patrocino, como régimen, que encomendemos el servicio penitenciario de hombres a las congregaciones. No, señor Presidente. Pero la realidad actual es que esta congregación presta un servicio sin ningún beneficio propio.
El señor AMPUERO.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor AYLWIN.-
Perdóneme, señor Senador, pero una vez que termine de desarrollar mis ideas, Su Señoría podrá hablar.
Como decía, esta congregación presta un servicio sin ningún beneficio propio, por menos del costo. Ello ha significado, dentro de la debilidad de las finanzas nacionales, un recurso perfectamente valedero, que el Estado ha usado con relativa •eficiencia, mayor que la del servicio de prisiones atendido por él.
En estas circunstancias, parece justo el beneficio que se solicita, pues la congregación que tiene a su cargo la Casa Correccional de Mujeres está pidiendo el espacio necesario donde construir las dependencias donde viven los encargados de atender a dicho establecimiento.
El señor AMPUERO.-
En verdad, quería hacer uso de una interrupción, a fin de resolver un problema de principio.
Estamos de acuerdo con el señor Aylwin en que la tendencia universal se dirige a que el Estado, con criterio laico, administre, dirija y controle, en forma absoluta, todo el régimen carcelario. Y si Su Señoría y el Senador que habla compartimos la misma tendencia, parece que la solución propuesta por el FRAP es la correcta: resolver el problema de emergencia, la situación concreta planteada, entregando el terreno en usufructo a quienes ahora atienden a las mujeres recluidas, para que cuando el Estado chileno, correspondiendo a esa tendencia universal, asuma con plenitud sus deberes, retorne ese inmueble a manos del fisco. Eso es lo que hemos planteado. Nada más ni nada menos.
Lo que nos parece injusto es que, reconociendo que la orientación, en el problema penitenciario, es ir a la solución estatal, entreguemos, "per secula seculorum" con el perdón de los democratacristianos el dominio de un predio a una congregación que mañana puede no tener a su cargo el servicio que hoy administra.
El señor CURTI.-
¡Ahora está católico Su Señoría!
El señor AMPUERO.-
Digo que me parece injusto, pues el Estado se estaría despojando de un bien para cubrir una necesidad temporal, sin posibilidad de retornar al patrimonio colectivo aquello de que hoy se desprende.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Siempre oigo con mucha atención al Honorable señor Aylwin, pues observo una elevación honesta en sus palabras. Deseo recoger dos ideas que Su Señoría ha expresado con absoluta honestidad política.
El señor Senador dijo que el servicio carcelario es caro, que el Estado no alcanza a cubrirlo con la subvención que paga. ¿Cómo se explica, entonces, que se esté pidiendo aquí la destinación de un terreno fiscal para construir una congregación? No debe ser tan malo para las monjas de la congregación del Buen Pastor, si se atreven a gastar sumas apreciables por tal concepto.
En seguida, tengo un temor: que el socio tienda a sustituir al Estado en esta función. De allí que quienes tenemos ideas laicas debemos limitar esta tendencia del clero chileno a hacerse cargo de funciones que competen al Estado.
Era cuanto deseaba expresar.
El señor REYES (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
El Comité Socialista solicitó que la votación sea postergada hasta la próxima sesión. De conformidad con el Reglamento, procede acoger dicha petición, pero el debate ya está cerrado.
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