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- rdf:value = " El señor IBAÑEZ.-
Muchas gracias. Honorable colega.
Sólo deseo expresar mi profunda angustia por el desarrollo de los acontecimientos en el puerto de Valparaíso.
El esquema que nos acaba de anunciar el Honorable señor Allende, demuestra que tratará eh forma muy completa estos problemas.
Unicamente quiero señalar un aspecto que considero de extraordinaria gravedad y que, a mi juicio, dificulta en forma considerable, y hasta me atrevería a decir que la hace imposible, la solución del conflicto. Me refiero a la absoluta falta de confianza en la actuación de los persone- ros de la Democracia Cristiana que están participando en el arreglo del conflicto.
Deseo explicar en palabras muy breves mi punto de vista al respecto.
En Valparaíso es perfectamente sabido que la Empresa Portuaria de Chile necesita una reorganización, que hay personal no requerido por ella y que se ha generado, con el correr de los años, un régimen que incluso podría ser considerado abusivo.
El Gobierno anterior intentó hacer una reorganización técnica, reduciendo el servicio a lo estrictamente indispensable y cuidando, sí, de no herir injustamente los intereses de nadie, ni mucho menos con finalidades políticas.
Pues bien, cuando en la Administración pasada se hizo tal intento, hubo cerrada oposición de parte de la Democracia Cristiana para llevar a cabo una reorganización que la ciudad pedía. Me atrevería a decir que la actitud bastante violenta y demagógica adoptada en esa época por los personeros de la Democracia Cristiana, fue una de las causas determinantes de que el Gobierno de entonces no lograra su propósito. Hizo cabeza de dicho partido, en las gestiones contrarias a la posición del Gobierno, el Diputado democratacristiano y actual Presidente de la Cámara, señor Ballesteros. Incluso, al término del conflicto se llegó a un acuerdo - aceptado por todos los obreros y empleados-, en que quedó establecida la necesidad de reorganizar las faenas del puerto de Valparaíso. Con tal finalidad, se resolvió designar una comisión tripartita formada con un representante del Gobierno, otro de los empleados y otro de los obreros. Tengo entendido que la disposición correspondiente a esta parte de! arreglo fue redactada de puño y letra por el Diputado señor Ballesteros.
Ahora bien, producido el conflicto, la Democracia Cristiana, en vez de honrar, digamos, su propia participación anterior en esas discusiones y aceptar el predicamento propuesto por el propio Diputado señor Ballesteros, en cuanto a que la comisión tripartita debía estudiar la reorganización del puerto de Valparaíso, procedió, "manu militari", a imponer una fórmula de reorganización que puede estar bien a juicio de los funcionarios que la redactaron, pero que, sin duda, por los antecedentes que estoy dando a conocer al Senado, tenían que producir una reacción violenta en los afectados y en todos los trabajadores del puerto.
Por desgracia, las cosas no han quedado aquí.
Con motivo de la paralización y, según me han informado, incluso antes de estallar el conflicto, la Democracia Cristiana habría hecho ingresar a un número apreciable de nuevos obreros, por supuesto adictos a su causa política. Ello resulta absolutamente incomprensible y del todo injustificable, si se considera que la Democracia Cristiana, poco después de contratar a esos obreros, establecía la necesidad de reorganizar la administración portuaria y de producir la cesantía de más o menos 700 trabajadores de ese recinto. Pero una vez paralizado el puerto, el Gobierno estimó necesario contratar obreros que pudieran realizar las faenas portuarias; trabajadores que debían suponerse que tenían carácter transitorio, mientras se llegaba a una solución del conflicto. La actitud de los representantes del Gobierno y de los personeros políticos de la Democracia Cristiana que actúan en este conflicto hace pensar -y entiendo tiue así lo han declarado enfáticamente- que los obreros contratados en el curso de él deberán permanecer en la empresa, agravando mucho más todavía la situación de los obreros de la misma, por cuanto no sólo será preciso eliminar a los 600 ó 700 operarios que se consideraban superfinos, sino que, además, habría que despedir a otros 700 obreros, a fin de mantener en sus puestos a quienes transitoriamente han estado realizando los trabajos de carga y descarga de los barcos.
A mi juicio, este planteamiento de la Democracia Cristiana es ' absolutamente injustificado. Importa una gran injusticia y hace que el conflicto se agrave hasta extremos que difícilmente podemos prever en este momento.
Pienso que la solución del conflicto portuario se alejará en forma casi definitiva, si la Democracia Cristiana se mantiene en su posición de despedir a los obreros portuarios que tenían pleno derecho a seguir trabajando en la Empresa, para reemplazarlos por otros adictos a su causa política. *
Según me han informado, la contratación de nuevos operarios se habría realizado previo un "cuoteo", entre los parlamentarios democratacristianos, y cada uno habría podido presentar más o menos a ochenta de sus adeptos para reemplazar a los actuales obreros de la Empresa Portuaria de Chile. Incluso, he sabido que uno de ellos es hermano, precisamente, del Diputado señor Ballesteros, y creo que dos regidores democratacristianos han sido incorporados a la Empresa.
A mi entender, todos estos antecedentes configuran un cuadro de parcialidades, de absoluta falta de ecuanimidad y espíritu de justicia. Configuran también una posición de persecución y favoritismo en favor de los prosélitos de la Democracia Cristiana. Me parece que si ésta no cambia su actitud, será muy difícil solucionar el conflicto portuario. Temo mucho -se lo digo al Supremo Gobierno en el sincero deseo de ayudarlo a llegar a un arreglo - que si se mantienen estas posiciones, Valparaíso se transformará en un río de sangre.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
¡Además de los daños económicos que está sufriendo!
El señor IBAÑEZ.-
Muchas gracias, señor Senador, y excúseme por la extensión de mis palabras.
"
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