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- rdf:value = " El señor CORBALAN (don Salomón).-
Señor Presidente, en verdad, no ha habido respuesta categórica y concreta de parte del señor Ministro a nuestra pregunta. Por lo contrario, de sus palabras se deduce que él estaría de acuerdo con las declaraciones de la Anaconda, lo cual nos parece doblemente grave.
El señor Ministro ha planteado que, por medio de los manufacturadores nacionales, se produce todo un proceso de especulación, pues ellos, al comprar a 36 centavos más la maquila después de un proceso de transformación del cobre en barras, lo llevan a Londres. Pues bien, yo pregunto, ¿quién nos puede afirmar que la Anaconda no está haciendo lo mismo 'en sus manufacturas en Estados Unidos, Méjico o cualquier otro país donde tiene inversiones? Cuando existe una diferencia de precios de tanta magnitud entre el mercado de Londres, totalmente abastecido, y este otro, es natural suponer que alguien está provocando esa diferencia.
Estamos en condiciones de asegurar al señor Ministro que la Anaconda no es ajena a esta especulación, llevada a cabo por medio del traslado de parte de la producción al mercado de Londres. De manera que el señor Ministro aparece muy estricto para condenar la especulación si ella es realizada por productores nativos, pero no le llama mayormente la atención si lo es por las empresas norteamericanas.
El señor CURTI.-
No hay ninguna denuncia en este sentido.
El señor CORBALAN (don Salomón).
Estamos, pues, ante una poderosa razón que sirve de fundamento a lo que estamos diciendo, en orden a que esta materia no puede quedar en forma facultativa en manos del Gobierno, sino que debe irse obligatoriamente al monopolio inmediato.
Se ha hablado mucho, cuando se alude al mercado de Londres, de que se trata de un mercado pequeño, de un mercado "marginal", como podaría llamarse ahora que está de moda esa palabra, y, en consecuencia, que no es la expresión del precio del cobre en el mundo.
Por mi parte, debo recordar que este año, cuando discutimos en el Senado el proyecto de reajuste de sueldos, un Senador radical que hoy no está con nosotros.
El señor Roberto Wachholtz, dio una gran pelea en la cual todos lo acompañamos, para obtener un aumento del precio del cobre. Se citó a la Comisión de Hacienda a representantes del Departamento del Cobre y a distintas autoridades entendidas en la comercialización de este mineral, y se pudo dejar claramente demostrado que el precio medio, es decir, del volumen total de cobre que es transaba en el mundo en aquella oportunidad, alcanzaba a 49 centavos la libra. Recuerdo exactamente las cifras, porque sobre ellas se discutió mucho en la Comisión y en la Sala.
Pues bien, si existe un precio promedio de la transacción, en el volumen total de la producción de cobre, de 49 centavos la libra, ello significa que hay uno superior a ese promedio de transacción y otro más bajo. Si ello es así, ¿por qué nuestro país transa en el límite inferior? ¿No sería lógico que, si existe ese precio promedio, Chile tratara de obtener el más alto precio?
Tan fuerte fue el argumento, que el Senado acordó como una forma de financiamiento del reajuste, tratar de obtener un mayor precio del cobre. Los señores Senadores estimaron que esa era una fuente correcta de financiamiento, porque en verdad, podía obtenerse un precio superior el que estaba cobrando Chile,
El señor GOMEZ.-
Y se obtuvo un aumento de dos centavos.
El señor CORBALAN (don Salomón).-
Apenas dos centavos, y como consecuencia de la presión desde aquí desarrollada. Pero podía obtenerse mucho más.
Por eso, seguimos sosteniendo que si el Gobierno tuviera el monopolio podría efectivamente estar en condiciones de determinar el precio óptimo por la transacción de nuestro cobre.
La idea aprobada en las Comisiones unidas tiene también otro defecto, que se corrige con la indicación renovada que estamos sosteniendo. En su inciso último, se establece que el Presidente de la República, dentro del plazo de 90 días dictará un reglamento en lo relativo a la forma del monopolio, como se ha establecido en el artículo 15-A. Ese reglamento, dice la disposición, sólo podrá modificarse en virtud de una ley. Nos parece que ésta es una forma de casar el problema y de desvirtuar totalmente lo poco de positivo que puede tener la indicación aprobada.
En efecto, el inciso 1º dispone que el Presidente de la República podrá establecer el monopolio cuando el interés nacional lo exija y, en seguida, que aquél reglamentará esta disposición. Pues bien, en el reglamento podrá colocarse perfectamente qué se entenderá por "que el interés nacional lo exige". Por ejemplo, cuando sucede algo extraordinario, como un terremoto, un conflicto mundial u otro acontecimiento que no responda efectivamente al interés nacional. Si tal idea se incluyera en el reglamento, prácticamente se terminaría con la disposición legal, de inmediato se renunciaría a 'la herramienta que se tiene en la mano, porque las compañías podrían condicionar la aprobación de los convenios a la promesa que el Presidente de la República les hiciera de no adoptar ninguna medida que haga impracticable el monopolio.'
Por estas razones, el precepto nos parece abusivo y que limita al mínimo el alcance de la disposición. Si el reglamento sólo podrá modificarse en virtud de una ley, podemos suponer lo que ocurrirá, conocidas las mayorías que existen en el Congreso. Si vamos a conceder esta facultad al Jefe del Estado, que haga uso de ella en virtud de la potestad reglamentaria, la cual le permitirá adaptar esta decisión a las necesidades del mercado en cualquier momento.
Si no se acepta la indicación renovada, pediremos votar separadamente esta frase.
Insistimos en que todo este problema quedaría resuelto si valientemente, en virtud de nuestra soberanía, y libremente, como mandatarios del pueblo en este Congreso, determináramos el establecimiento del monopolio, sin preguntar a las empresas. No tenemos por qué estar dictando leyes bajo la presión de las compañías o sujetos a posibles entendimientos entre ellos y el Gobierno. Dictamos leyes en el libre ejercicio de nuestra soberanía, y en virtud de ella podemos perfectamente establecer todas las medidas que resguarden el interés de Chile. Por eso, insistimos en la necesidad de que se apruebe la indicación renovada.
"
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