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- rdf:value = " REAJUSTE DE FONDOS DEPOSITADOS EN CUENTAS DE AHORRO DEL BANCO DEL ESTADO. CUARTO TRAMITE.El señor WALKER (Prosecretario).-
Seguidamente, corresponde ocuparse en el proyecto de ley de la Cámara de Diputados, en cuarto trámite constitucional, que establece normas para el reajuste de los fondos depositados en las cuentas de ahorro del Banco del Estado.
La Cámara comunica que ha aprobado las enmiendas introducidas por el Senado, con excepción de las consistentes en agregar dos artículos nuevos signados con los números 6 y 8.
El artículo 6º dice:
"El Banco del Estado deberá destinar el 50% del incremento de colocaciones que pueda efectuar con ocasión del aumento que experimenten los depósitos de ahorros con posterioridad al 30 de junio de 1965, a préstamos controlados de los imponentes de ahorro."
-Las insistencias de la Cámara de Diputados figuran en los Anexos de la sesión 8ª, en 8 de octubre de 1965, página 414
-En votación el artículo 6º, el Senado no insiste (11 votos contra 9 y 2 pareos).
El señor WALKER (Prosecretario).-
La Cámara de Diputados ha rechazado, también, el artículo 8º que dice:
"Artículo 8°.- Las cuentas individuales de los imponentes de la Caja de Empleados Particulares se reajustarán anualmente de acuerdo con el porcentaje de variación del índice de salarios y sueldos a que hace referencia la letra b) del artículo 27 del D.F.L. Nº 2, de 1959. Ese porcentaje se rebajará en una unidad, despreciándose las fracciones. Servirá de índice para la aplicación del presente artículo el que fije la Caja Central de Ahorro y Préstamos con arreglo al artículo 60 del D.F.L. Nº 205."
El señor REYES (Presidente).-
En discusión.
Ofrezco la palabra.
El señor AMPUERO.-
Pido la palabra, señor Presidente. La Cámara de Diputados, con el criterio antisocial que está, presidiendo todas sus últimas decisiones, eliminó de este proyecto una indicación: formulada por los Senadores socialistas que aplicaba a los fondos de retiro e indemnización de los empleados particulares el mismo procedimiento sugerido por el Gobierno respecto de los depositantes de ahorro. ,
Cuando se trató esta indicación, que fue aprobada por el Senado, hice presente lo injusto que resultaba que a depositantes voluntarios, que eligen colocar sus dineros en el Banco del Estado, se les reparara en parte el daño que sufren como consecuencia de la inflación, mientras que a los empleados particulares, que forzosamente tienen que hacer en su caja de previsión las imposiciones para sus fondos de indemnización y retiro, no se les reconociera el mismo derecho, no obstan te estar éste inspirado en la filosofía que el Gobierno dice sostener.
No me extraña la decisión de la Cámara de Diputados. En todo caso, y aun cuando esta disposición corra la misma suerte en el Senado, quiero insistir en la injusticia que se está provocando por medio de este sistema de congelación de los saldos nominales de los fondos que tienen depositados los empleados particulares. La Caja hizo llegar a la respectiva Comisión del Senado, y entiendo que también a la Cámara de Diputados, ciertas estimaciones más o menos espectaculares acerca de los eventuales resultados de la modificación propuesta por nosotros.
De paso, y sin que ello signifique aceptar como razonable la objeción de la Caja, debo subrayar esta tarde que, en materia de préstamos, la situación de los imponentes de esa institución es tremendamente irregular. Oficialmente, la superioridad de ese organismo nos informó que sólo se han otorgado 1.340 préstamos reajustables a empleados particulares; es decir, una cifra insignificante que no está en relación con los hechos. En verdad, la cifra es cuatro o cinco veces superior, pero ocurre que la Caja no entrega escrituras definitivas hasta después de tres años, lapso durante el cual se comete con los imponentes toda clase de injusticias.
Para empezar, se les reajusta reiteradamente el monto total de la deuda, a medida que van cambiando los índices de las operaciones que se realizan por medio de la CORVI; en segundo lugar, ha ocurrido muchas veces que, en esta prolongada espera, imponentes próximos a cumplir 60 años han perdido la oportunidad de beneficiarse con el seguro de desgravamen. Cuando ha llegado el momento de extender la escritura definitiva, ya se encuentran excedidos del mínimo de edad requerido por la ley para impetrar ese beneficio y, de esta manera, sus herederos quedan en penosa situación para afrontar las obligaciones pendientes con la Caja.
Estimo que, como se ha dicho, la circunstancia de que la Caja tenga su contabilidad atrasada por más de cinco años -y así ha sido reconocido por su actual Vicepresidente-; el hecho de que las operaciones hipotecarias se reduzcan oficialmente a 1.340 en vez de cinco mil o seis mil, por falta de expedición administrativa para conceder títulos definitivos, y la injusticia que están sufriendo sus imponentes, todo ello obliga a una rápida iniciativa del Gobierno -por encontrarnos en una legislatura extraordinaria- encaminada a corregir estos defectos, por lo menos en sus aspectos extremos.
La institución ha informado que la reajustabilidad de los créditos contra sus imponentes, al 31 de julio de este año, ha significado una diferencia de cuatro millones cuatrocientos once mil escudos. Tal diferencia corresponde al valor nominal de las operaciones antes del reajuste y después de efectuado éste; es decir, se trata de una típica expropiación sistemática sobre los fondos de los empleados particulares, de la magnitud señalada.
Como seguramente la suerte de la disposición quedará sellada definitivamente esta tarde en el Senado, dejo constancia de nuestra protesta por la insensibilidad del Gobierno y de la mayoría que lo apoya al negarse a resolver un problema tan grave. Además, confío en que en el ambiente político del Senado se haya abierto paso la idea para tratar este mismo problema más a fondo, en lo futuro.
Nosotros, en consecuencia, votaremos por la insistencia en las indicaciones aprobadas por el Senado.
El señor REYES (Presidente).-
Puede usar de la palabra el Honorable señor Bossay.
El señor BOSSAY.-
En la Comisión acompañamos al Honorable señor Ampuero en sus indicaciones, porque reconocemos que le asiste la razón. Evidentemente, el Gobierno incurre en contradicción; no acepta mantener el poder de compra de los ahorros depositados en las cuentas individuales de los empleados, de quienes viven de un salario o de un sueldo, mientras ha patrocinado últimamente leyes que establecen el respectivo reajuste para los empresarios y los adquirentes de distintos valores. En efecto, el Ejecutivo ha presentado indicaciones que autorizan la transacción de valores, y ha ofrecido como incentivo al adquirente, al capitalista, el reajuste respectivo sobre ese valor. Para el empleado particular, en cambio, no se ha tenido igual criterio, ni el mismo propósito.
Dada la forma como se originó la indicación, evidentemente justa, seria admisible alguna objeción relativa a su financiamiento o a la necesidad de un mayor estudio; pero no puede desconocerse que ha existido de parte del Ejecutivo pronunciamiento claro por el cual se comprometió a encontrar la fórmula que hiciera posible llevar a la práctica esta aspiración de los empleados particulares. Si hacemos una comparación entre el fisco y un empleado particular, no obstante la enorme diferencia en cuanto a poder, individualmente considerados, que existe entre ambos, podemos ver que aquél toma precauciones y, por ejemplo, reajusta las contribuciones a los bienes raíces en un porcentaje igual al alza del costo de la vida, para defenderse de la desvalorización de este dinero que ingresará en arcas fiscales el año siguiente.
Por su parte, el empresario que compra valores por medio de la Caja de Amortización o del Banco Central, goza también de los reajustes correspondientes.
Frente a los ahorros de los empleados, acumulados a lo largo de toda su vida de trabajo, no obstante, no existe el mismo criterio. Ni siquiera se acepta la idea. Sencillamente, se la rechaza en su totalidad, sin ofrecer ninguna solución al empleado particular.
Durante el actual Gobierno, como lo demostraré en su oportunidad, han sido propuestas al Congreso no menos de cinco iniciativas para dar carácter reajustable a financiamientos estudiados para distintas empresas, y aún siguen llegando otras con igual finalidad. Ello implica reconocimiento, por parte del Gobierno, de que el proceso inflacionista no terminará y continuará la desvalorización monetaria. O sea, el Ejecutivo estima que existen ciertos valores cuyo poder de compra es necesario mantener; pero no se tiene, en cambio, la misma preocupación frente a los fondos de ahorro que un empleado particular, un hombre que vive de un sueldo, ha podido acumular durante toda su vida.
Pueden tenerse distintas opiniones frente a ¡a mejor manera de aliviar la situación de la Caja o acerca de los índices que se dan a conocer; pero no tenemos ninguna duda sobre los propósitos y la justicia que alienta esta indicación del Honorable señor Ampuero. Por ello, los Senadores radicales acompañaremos a Su Señoría y votaremos por la insistencia.
El señor REYES (Presidente).-
Puede usar de la palabra el Honorable señor Ferrando.
El señor FERRANDO.-
Me parece que el origen de nuestra discrepancia en esta materia, como lo dije en la primera oportunidad en que se discutió este proyecto, dice relación a los objetivos distintos perseguidos en uno y otro caso. Las cuentas de ahorro del Banco del Estado se forman por aportes voluntarios de una persona que los hace simplemente con el afán de ahorrar; las imposiciones de los empleados particulares, en cambio, están destinadas fundamentalmente a garantizar un desahucio o una jubilación, y como ambas se otorgan con el promedio de los últimos sueldos, el efecto de la desvalorización no les afecta en forma importante. Por lo tanto, siendo distinta la finalidad de una y otra imposición -una es totalmente voluntaria, la otra, establecida por ley, esta última, enterada en forma proporcional por empleados y patrones-, nos parece procedente la objeción fundada en la falta de posibilidades de la Caja para absorber el mayor gasto.
El señor PALMA.-
Nos encontramos frente a un proyecto de ley que, en sus aspectos fundamentales, es de la mayor importancia y trascendencia social: el reajuste de las cuotas de ahorro del Banco del Estado, en su mayor parte correspondientes a pequeños ahorrantes afectados por la inflación durante años, sin que antes de esta iniciativa hubiera habido preocupación especial por ellos.
Este proyecto significa dar un gran paso en el avance en lo social, y, al mismo tiempo, estimular extraordinariamente el ahorro en el país.
En el mes de junio de este año había sobre 600 mil cuentas y, por el solo anuncio de esta disposición legal, según antecedentes que fueron suministrados a la Comisión respectiva, se ha producido un aumento superior a 10%, lo que indica la importancia del proyecto y su alcance social, desde todo punto de vista.
Durante la discusión de la iniciativa, se introdujeron algunas ideas nuevas, no ligadas con la materia misma del proyecto, pero sí con algunos de sus aspectos. Así, el Honorable señor Ampuero propuso extender el alcance de la iniciativa al ahorro obligatorio que realizan los empleados particulares en su caja de previsión.
En verdad, como ya lo dijo el Honorable señor Ferrando, la situación de los ahorrantes del Banco del Estado no es igual a la de los de la Caja de Empleados Particulares.
En seguida, los efectos económicos de la medida propuesta por el Honorable señor Ampuero -por lo menos, en opinión de los expertos de la caja mencionada- tampoco son perfectamente claros; y no lo son, porque esa entidad de previsión presta sus beneficios en función de dos circunstancias distintas.
Algunos tipos de beneficio, los que dicen relación a préstamos de auxilio, indemnización, etcétera, se hacen con referencia a las cantidades depositadas y corresponden a un porcentaje de los sueldos. Anualmente tienen algún reajuste, en virtud de las disposiciones legales que los rigen.
Pero los fondos de retiro no tienen hoy día relación con la pensión que, en definitiva, percibe el empleado particular, la cual se determina exclusivamente en función de los sueldos percibidos en los últimos años. En cambio, sí tienen importancia estos fondos de retiro para los préstamos de auxilio, algunos tipos de préstamos hipotecarios y otros que, en realidad, deben devolverse por los imponentes, a fin de reintegrar nuevamente los fondos a sus cuentas individuales.
Si dichos fondos tuvieran que devolverse reajustados, la situación de las personas que han sido beneficiadas con préstamos sería extraordinariamente compleja; incluso, haría imposible para ellos alcanzar el beneficio.
La situación anterior ha sido analizada por la Caja en forma reiterada, y ella ha llegado a la conclusión de que, por ahora, le resulta muy difícil aplicar este sistema y, además, él sería perjudicial, en algunos aspectos, para los propios beneficiarios, quienes deberían devolver préstamos reajustados, pues la situación tendría que compensarse en alguna forma.
Los Senadores democratacristianos votaremos en contra de esta disposición, no por estimar que ella no refleje una ventaja posible de obtener, sino porque, por ahora, y mientras se hace un estudio general de todo el proceso de la previsión del país -estudios que están en marcha-, creemos. . .
El señor AMPUERO.-
¿En cuántos años más?
El señor GOMEZ.-
¿Cuándo los entregarán ?
El señor PALMA.-
. . .extraordinariamente complejo. . .
El señor ALTAMIRANO.-
¡Es un disco muy rayado. . . !
El señor PALMA.-
. . .introducir en la Caja un problema nuevo que entrabaría su ya complicada contabilidad. Como dijo el Honorable señor Ampuero, ésta se encuentra atrasada en más de cinco años.
El nuevo vicepresidente de ese instituto de previsión, cuando se hizo cargo de sus funciones, nombró una comisión especial para estudiar...
El señor CORBALAN (don Salomón). -
¡Todavía siguen estudiando!
El señor PALMA.-
. . . la organización y situación de la Caja al momento de asumir su cargo.
Ha transcurrido un año desde la fecha en que esta Comisión comenzó a estudiar el problema, y todavía no ha podido llegar a conclusiones definitivas,. . .
El señor CORBLAN (don Salomón).-
i Hay que nombrar otra comisión. . . !
El señor PALMA.-
. . . lo que demuestra el estado de desorganización en que dicha entidad se encontraba.
El señor AMPUERO.-
¡A lo mejor, la culpa la tiene la comisión. . . !
El señor PALMA.-
Afortunadamente, el vicepresidente de la Caja de Empleados Particulares es experto en los problemas que afectan a los imponentes, y está dando a la institución un dinamismo del cual careció durante muchos años.
El señor ALTAMIRANO.-
No se ha notado.
El señor GUMUCIO.-
Lo notan los imponentes.
El señor PALMA.-
Si bien es cierto que, de acuerdo con antecedentes que tengo, la tramitación de los préstamos hipotecarios se demoraba extraordinariamente, no lo es menos que los nuevos préstamos se han obtenido con celeridad muy distinta.
El señor AMPUERO.-
No es así, señor Senador.
El señor PALMA.-
Por esas razones, y porque este sistema es prácticamente inaplicables en la Caja de Empleados Particulares, votaremos por el criterio de la Cámara de Diputados.
El señor AMPUERO.-
Pido la palabra, señor Presidente.
Yo no deseo que quede en el ambiente la idea de que ésta era una iniciativa justa, pero descabellada, como piadosamente pretenden presentarla los Honorables colegas de la Democracia Cristiana.
El señor GOMEZ.-
¡ Piadosa y escolástica. . . !
El señor AMPUERO.-
El proyecto fue justo en su esencia; pero, reconociendo las dificultades financieras que pudieran presentarse, manifesté siempre -lo hice públicamente en la Sala -que estábamos llanos a estudiar cualquiera fórmula que permitiera, progresivamente, corregir injusticias. Sin embargo, de parte del Gobierno no hubo preocupación alguna por el problema. Tampoco la hubo por parte de la Caja, ni menos de los parlamentarios de la Democracia Cristiana. ¡Era como pedirle peras al olmo. . . !
De manera que es perfectamente claro que, indudablemente, se trataba de un beneficio para un sector no comprendido en el proyecto primitivo. Es obvio. Si no fuera así, no habría presentado la indicación. Me parece que eso es de Pero Grullo.
Pero no se ha dicho -vale la pena reiterarlo ahora- que si bien es cierto que hay determinados beneficios que pudieran estimarse reajustables, no lo es menos que el escándalo está en que existen préstamos hipotecarios reajustables. En cambio, la totalidad de los fondos se está depreciando día a día.
Yo intenté una línea de discusión que nos permitiera haber llegado, por lo menos, a compensar en ese renglón los dos fenómenos: la depreciación, por un lado, y el reajuste, por el otro. Como digo, no obtuve ningún resultado, y la Cámara de Diputados, con la vehemencia que tiene la mayoría de la Democracia Cristiana para levantar la mano, rechazó la disposición. Pienso que ni siquiera tuvo tiempo para leerla con calma, ni de percatarse en qué medidas ellas contribuían a lograr realmente una reparación importante para un sector bastante postergado de los asalariados chilenos.
Sólo quiero insistir en estos hechos para que no se estime que la argumentación especiosa que hemos escuchado, deja fuera de toda duda la actitud de la Democracia Cristiana. La suya ha sido una actitud persistente de injusticia frente a los empleados particulares. Esperamos que, por iniciativa legislativa, algún día pueda enmendarse esa injusticia.
El señor FONCEA.-
Pido la palabra, señor Presidente.
Contrariamente a lo que acaba de expresar el Honorable señor Ampuero, la Caja de Previsión de Empleados Particulares envió a la Comisión de Hacienda un informe muy completo y acucioso de la situación que se presentaría en caso de prosperar esta indicación. Por lo demás, su propio autor, en la discusión general, sostuvo que había que estudiarla en todos sus detalles; que no pretendía ser definitiva, y había que establecer sus incidencias de orden financiero en dicho organismo pre-visional.
Como, durante este debate, tanto el Honorable señor Ampuero como el Honorable señor Bossay, han dado a entender que la Caja otorga beneficios y préstamos reajustables, mientras las cuentas individuales no gozan del mismo tratamiento, quiero referirme exclusivamente a dos párrafos del informe mencionado. En el número 2º, señala que los préstamos hipotecarios que la Caja percibe, mediante este sistema de deudas reajustables, le han significado, al 31 de julio del presente año, Eº 4.411.000; y en el número 39 se establece, con toda precisión, que los gastos que representaría para la institución el reajuste de las cuentas individuales de los imponentes, tal como lo auspicia la indicación y considerando el monto total de los depósitos al 31 de diciembre de 1964, ascendería, de fijar el porcentaje en 15%, a Eº 58.253.000; si en 20% , a Eº 77.670.000, y si en 25% , a Eº 97.088.000. Es decir, la diferencia entre lo que la Caja recibe con el sistema de reajustabilidad -4 millones 411.000 mil escudos- y lo que significaría la indicación, es enorme. La mayor exigencia alcanza a más de diez veces lo percibido, en la escala más baja, el 15% , y a más de veinte veces en la escala más alta, de 25%.
Se dijo, también, como manifestó el Honorable señor Palma, que existe una serie de beneficios que la caja otorga sin el sistema de reajustabilidad. En tal caso se encuentran, por ejemplo, los préstamos cíe auxilio y los de cesantía. Además, el Honorable colega señor Ferrando se refirió al sistema de la jubilación, que es el más importante. Pues bien, se produciría un desfinanciamiento manifiesto, y nosotros debemos considerar que, desde el año 1933, existe en la previsión chilena el sistema de repartos, no de capitalización; sistema según el cual, como se ha señalado muchas veces, lo que se percibe debe entregarse por concepto de beneficios.
Finalmente, me interesa dejar constancia de que todos estos excedentes, según lo consigna el informe en su último párrafo, se destinan a la Corporación de la Vivienda, institución que los invierte en habitaciones para los imponentes" de la caja mencionada, de acuerdo con el plan habitacional.
El señor ALTAMIRANO.-
Son reajustables.
El señor FONCEA.-
Efectivamente, pero una vez que se entregan las casas. Y de ahí resultan los Eº 4.411.000, a que aludía antes.
Pero conviene señalar que en el presupuesto de la Caja correspondiente al año en curso, estos excedentes que van a la CORVI para la construcción de casas destinadas a los empleados particulares ascienden a Eº 57.923.275. ¿Qué significaría aprobar esta indicación? Significaría que aun con la escala más baja que he señalado, con un reajuste de 15%, se coparía totalmente este aporte que la Caja entrega a la Corporación de la Vivienda. En efecto, el mayor gasto sería de 98 millones 253 mil escudos, contra 57 millones 923.275 escudos.
En concecuencia, hay que decir las cosas como son. No se trata de falta de sensibilidad, ni de tener el ánimo preconcebido de perjudicar a los sectores asalariados.
Por lo contrario, hemos presentado indicaciones, que se han concretado en la legislación vigente, que demuestran que no es ése el propósito que nos anima. Sólo ocurre que debemos velar por que las instituciones de previsión puedan desenvolverse en buena forma y otorgar, con el tiempo, todos los beneficios que consignan sus estatutos orgánicos.
Por eso, al votar en contra de esta indicación, lo hacemos pensando que más adelante -como expresó el Honorable señor Ampuero en la sesión anterior, al decir que esto no era definitivo-, se puede estudiar un sistema que signifique hacer reajustables estas cuentas individuales en la forma como se pretende ahora.
El señor CHADWICK.-
En el fondo, lo que reprochamos al Gobierno y a su partido es no haber dado ninguna atención a este problema, de extrema gravedad para los imponentes obligatorios, que están en la necesidad de sustraer parte de sus ingresos para depositarlos en la Caja de Previsión de Empleados Particulares.
Nos contestan que la Caja no tendría, en la actualidad, recursos suficientes para aplicar estos reajustes. Pero aquí hay una cuestión de principios: ¿ cuál es el uso o empleo que la institución hace de estos fondos? En parte, solventa con ellos los préstamos que concede a un grupo de empleados; en parte, atiende la política habi-tacional; en parte, financia las jubilaciones.
Estudiando las tres destinaciones que he indicado en forma global, debemos concluir que las jubilaciones vendrían a financiarse con el sacrificio de quienes jamás llegan a obtenerlas, pues, para alcanzar dicho beneficio, es indispensable enterar los 35 años de imposiciones que la ley exige. Por lo tanto, todos aquellos que no logran jubilar, deben retirar sus fondos de ahorro disminuidos por la desvalorización de la moneda, lo cual significa aplicarles un tratamiento inicuo.
El Honorable señor Ampuero ha tenido oportunidad de presentar al Senado el cálculo correspondiente. Al cabo de 29 años de imposiciones, el imponente pierde en la relación de 16 a 80. Estoy citando cifras que recuerdo, sin tener a la vista los datos precisos. Sin embargo, creo que ése es el resultado de la desvalorización monetaria en los últimos años.
Nosotros reclamamos en contra de tal situación.
A nuestro juicio, el interés que muestra el Gobierno por asegurar el reajuste a los depositantes voluntarios del Banco del Estado de Chile, a los ahorrantes de las asociaciones de ahorro y préstamo y, en general, a una cantidad de personas que se imponen a sí mismas, voluntariamente,' una conducta de economía, debe extenderse hacia los otros que obligatoriamente están en la necesidad de hacer imposiciones en la Caja de Previsión de Empleados Particulares y que no obtienen jubilación por no alcanzar a reunir los requisitos necesarios.
Nos dicen que no habría fondos. En verdad, estamos exigiendo que el Gobierno aplique una nueva política, de modo que si se presta a unos el dinero de otros, los beneficiados con el dinero ajeno lo devuelvan debidamente reajustado. Cuando la Caja de Previsión de Empleados Particulares hace el negocio de reajustar las suma que pone a disposición de la Corporación de la Vivienda para la construcción de habitaciones que entrega a sus imponentes con este recargo, obligándolos a pagar las deudas hipotecarias con el reajuste respectivo, ella aplica a quienes formaron este fondo común el reajuste que en justicia corresponde.
Naturalmente, estas son ideas que obligan a pensar, a poner al día la contabilidad y a tomar medidas administrativas que imponen un esfuerzo. Pero ninguna de estas consecuencias puede justificar una negativa cerrada a otorgar un reajuste que la justicia hace inobjetable.
Por eso hacemos al Gobierno y al partido que lo apoya el reproche de falta de sensibilidad social frente al problema. Por eso decimos que no tiene consecuencia con lo que ha anunciado como reforma de nuestros hábitos, como justificación de su advenimiento al poder. Por lo tanto, merece la crítica que le formulamos y que manifestamos con nuestra insistencia al artículo aprobado por el Senado y rechazado por la Cámara de Diputados.
El señor AMPUERO.-
Denantes hice una referencia, que tal vez a algún señor Senador pudo parecer excesiva, acerca de la conducta de la mayoría de la Cámara de Diputados.
No es mi costumbre ofender gratuitamente. En esta oportunidad, manifesté lo que se me escuchó, porque se puede comprobar en forma fehaciente que la Cámara se está transformando en una máquina de votar; tanto, que de los tres artículos propuestos por el Senador que habla, que constituían un sistema armónico -los artículos 8, 9 y 10, relativos a la misma materia, pero distintos aspectos de ella-, la Cámara de Diputados suprimió el artículo 8º y mantuvo los artículos 9º y 10º. Ello significa torpeza inaudita, pues, una vez rechazado el 8°, los restantes artículos carecen totalmente de sentido. Como este procedimiento se está repitiendo con mucha frecuencia, he querido hacer esta acotación para justificar las palabras que pronuncié denantes y para confirmar que, por desgracia, en la Cámara de Diputados, el poder de reflexión y la decisión consciente de los problemas que se le plantean no conducen a una actitud como la que es dable esperar de un organismo de la responsabilidad y jerarquía de la otra rama del Congreso.
El señor PRADO.-
Deseo, en forma muy breve, hacerme cargo de un enjuiciamiento de carácter político contenido en algunas de las expresiones que hemos escuchado a los señores Senadores de las bancas socialistas.
En mi concepto, aunque sea en muy pocas palabras, vale la pena contestar ese enjuiciamiento, pues los Senadores de estas bancas tenemos una responsabilidad frente al país, con relación a la política que está aplicando el Gobierno.
Naturalmente, nuestra actitud, coincidente con una acción programática del Gobierno, tiende a sacar al país de una situación que nosotros hemos enjuiciado como etapa crítica, durante muchos años. Sin embargo, jamás hemos sido tan ilusos como para creer que en pocos meses de Gobierno, y aun en pocos años respecto de otros problemas, lograríamos suprimir el cúmulo de injusticias que implica un sistema social y económico como el actual, que ha sumido a grandes masas de chilenos en situación de subdesarrollo y les ha impedido el acceso a los valores que una democracia verdadera debe ofrecer por igual a todos sus integrantes.
En mi concepto, aunque sea en forma breve, debemos contestar estas observaciones, pues da la impresión de que dentro de uno o dos años, cuando se vayan acumulando diversas iniciativas de este Gobierno, se olvidará el mérito de aquéllas. Por ejemplo, este año se obtuvo el reajuste automático y total de las remuneraciones de los empleados y obreros, que constituía una antigua aspiración de ellos, pues la inflación los castigaba en forma discriminatoria e injusta. Ya se olvidó la sensibilidad del Gobierno en dicho aspecto. Lo mismo ocurrió cuando se quiso igualar la asignación familiar de empleados y obreros, mediante un plan gradual de tres años que ya empeñó a cumplirse. También se olvidó el mérito de aquello. Ahora se puede seguir diciendo, como sostienen los señores Senadores socialistas, que el Gobierno carece de sensibilidad social. Igualmente, se ha olvidado este mismo proyecto, que reajusta las 630 mil cuentas de ahorrantes del Banco del Estado de Chile, que constituyen la mayoría de los depósitos de ahorro del país. Eso tampoco tiene mérito, y se pretende ganar puntos al agregar otro sector más.
Cualquiera que sea la política de este Gobierno, las estructuras económicas y sociales no se cambian de la noche a la mañana; no se redistribuye, de un día para otro, todo lo que tiene un país y produce su economía, para sacar al pueblo de la postración en que se encuentra. Lo saben todos los regímenes políticos del mundo.
Por eso, muchos regímenes políticos que nada tienen que ver con nuestras ideas y existen en América, están usando un verdadero "slogan" para que sus pueblos, en masa, reunidos en plazas públicas, respalden a sus gobernantes, y no exijan distribución de casas ni mayores salarios. Están buscando la manera de dinamizar al pueblo con "slogans" totalmente distintos, que aquí, seguramente, serían discutidos por las bancas de Izquierda. Los pueblos que en otros países están haciendo la revolución con planes trienales o quinquenales, piden más producción y hacen confianza en sus Gobiernos.
A mi juicio, aunque demos mil, siempre nos van a condenar porque no damos uno más que mil. Y aunque demos cinco mil, nos van a condenar igual.
Estamos haciendo la política a que se comprometió la Democracia Cristiana, y tenemos el deber de apoyarla. Creemos que se está dando lo más que se puede. Repitiendo lo que ya dije en un debate parecido, pienso que cuando tengamos algunos de los instrumentos legales que se están debatiendo todavía en el Congreso Nacional -que no son para distribuir, sino instrumentos políticos o económicos que el Gobierno requiere para caminar con más celeridad y seguridad por la ruta de la política chilena, en la que hay, como en toda democracia, fuerzas distintas-, habrá llegado el momento de hacer otras cosas que hoy, lamentablemente, a once meses de Gobierno, no cumplido todavía los doce, no estamos en situación de cumplir.
Tenemos la conciencia tranquila. Creemos estar caminando. Como no prometimos un paraíso ni para un año ni para muchos, en un país que ha sufrido los efectos de tantas circunstancias adversas, estamos tranquilos. Por eso, rechazamos el enjuiciamiento que se nos ha hecho.
No nos falta sensibilidad, pero tampoco carecemos del realismo suficiente como para darnos cuenta de que la justicia social hay que construirla; y no se construye ni en un minuto ni en un día.
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Votaremos favorablemente el artículo 8º, pues consideramos que, así como, según la política del Gobierno, deben reajustarse los dividendos CORVI y los de las asociaciones de ahorro y préstamos, también deben reajustarse los depósitos de ahorro del Banco del Estado. Sabemos que los afiliados a las diferentes Cajas de Previsión deben imponer en dichas instituciones por un período superior a 30 años.
Aun cuando se diga que se ha contenido la inflación, quienes no somos expertos en estadística, pero debemos vivir de un sueldo o un salario cada vez más insuficiente para atender las necesidades de nuestros hogares, comprobamos que ese fenómeno sigue avanzando.
Por otra parte, quienes deben trabajar 30 ó 35 años, al terminar su carrera funcionaría reciben una determinada cantidad que no les alcanza para atender las necesidades de sus últimos años de vida. Por ello, consideramos necesario reajustar las cuentas de los imponentes de los institutos de previsión.
No somos ilusos, de manera que mal podríamos pensar que el Gobierno deba hacer la felicidad de todos en unos cuantos días; pero tampoco estamos conformes con que permanentemente se nos diga que estos problemas serán abordados a la mayor brevedad.
El señor JARAMILLO LYON.-
¡ Están estudiando los planes...!
El señor CONTRERAS (don Víctor).-
Esa promesa la hemos venido escuchando durante muchos años, especialmente cuando se trata de reivindicaciones que benefician a los trabajadores. Se dice que hay necesidad de uniformar criterios, de uniformar la previsión, de resolver en forma integral. Sin embargo, la solución, para los trabajadores, sigue marchando a paso muy lento. Por eso votaremos favorablemente esta disposición, introducida en el proyecto a indicación de los Senadores del FRAP.
El señor REYES (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
En votación.
- (Durante la votación).
La señora CAMPUSANO.-
Los Senadores comunistas no nos explicamos la razón de la negativa de Diputados y Senadores democratacristianos para aceptar este precepto. Nadie puede negar que la Caja de Empleados Particulares trabaja con los fondos de los imponentes. Concede préstamos reajustables a sus afiliados y les vende viviendas cuyos saldos de precio también son reajustales. No imagino en qué pie quedarán las primeras mayorías nacionales alcanzadas por los Senadores democratacristianos, en especial el campeón de la defensa de los intereses de los empleados particulares, el Honorable señor Musalem, . . .
El señor MUSALEM.-
¡ Vengo llegando a la Sala. . !
La señora CAMPUSANO.-
... cuando vote en contra de este precepto.
Por mi parte, insisto, señor Presidente.
El señor GONZALEZ MADARIAGA.-
Al principio tenía algunas dudas respecto de esta indicación, porque, en general, un reajuste de la previsión de los empleados particulares es, por naturaleza, complejo.
Yo estimo que los fondos para la jubilación no necesitan ser reajustados, por cuanto los cálculos actuariales han debido tomar en cuenta el proceso inflacionario. Se ha dicho que los empleados particulares que se retiran antes del término de la jubilación se encuentran en situación de desventaja. La verdad es que sus emolumentos debieran ser reajustados en proporción a lo que les correspondería al terminar su carrera. De manera que la indicación es de justicia.
En realidad, no pensaba usar de la palabra, pero debo hacerlo en atención a lo expresado por el Honorable Senador por Valparaíso, en cuanto a que la Democracia Cristiana no acepta un enjuiciamiento de su política.
Al respecto, debo decir que esta colectividad olvida que triunfó sobre la base de una fórmula: la revolución en libertad. En consecuencia, si ha querido hacer revolución debió cambiarlo todo en veinticuatro horas. Todo atraso significa faltar al enunciado del compromiso que contrajo con la ciudadanía.
Concuerdo con el Honorable colega por Valparaíso en cuanto a que la solución de los problemas sociales no se improvisa: se estudia, se machaca sobre ellos, y hasta se hace su digestión. Pero resulta que la elección se ganó en otra forma, pues se dijo a la ciudadanía que era necesario hacerlo todo, de la noche a la mañana, lo que hacía suponer la existencia de un programa de ejecución. Ahora piden un compás de espera, lo cual constituye una contradicción que hago notar.
Voto que sí.
El señor NOEMI.-
Se nos acusa de carecer de sensibilidad social por el hecho de que votaremos este precepto tal como lo aprobó la Cámara de Diputados.
Ha quedado de manifiesto que el reajuste de los fondos de los empleados particulares significaría desfinanciar totalmente su instituto previsional. ¿Acaso el FRAP no tiene sensibilidad social? ¿Acaso el Honorable señor Ampuero, a quien distingo, no siente consideración por los demás trabajadores? ¿Por qué no formuló igual indicación respecto de los imponentes de la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, que tiene los mismos problemas?
El señor AMPUERO.-
Porque el fisco le debe a esa Caja.
El señor NOEMI.-
Es evidente que no lo hizo, por tratarse de un problema muy complejo, que requiere un estudio mucho más acabado. Nosotros estamos conciente de que una medida como la propuesta desfinanciaría irremediablemente a la Caja de Empleados Particulares. Además, votamos en esta forma porque estamos con la política de un Gobierno en el que creemos y al cual hemos visto trabajar en favor del pueblo.
Si en las elecciones presidenciales pasadas hubiese triunfado el FRAP, no nos consideraríamos con derecho a censurarlo si tuviese que apoyar las indicaciones de su Gobierno. Pedimos para nosotros la misma actitud de respeto.
Estamos siguiendo una política de servicio al pueblo, en la que está empeñado el Presidente Frei y de cuyos objetivos estamos plenamente conscientos.
El señor AMPUERO.-
¡Palabras, palabras!
El señor GOMEZ.-
¿Cómo dicen servir al pueblo de Chile y votan en contra de la disposición?
El señor PRADO.-
Pero lo hacemos sin complejos.
-Se acuerda no insistir (15 votos contra 12 y 1 pareo).
El señor REYES (Presidente).-
Terminada la discusión del proyecto.
Advierto a los señores Senadores que, de acuerdo con la resolución de los Comités, debe despacharse esta tarde los proyectos relativos a los marineros auxiliares de bahía y a la reglamentación de las faenas portuarias en Valparaíso. Hago esta acotación para que, en lo posible, se acelere el debate.
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