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- rdf:value = " El señor ALLENDE.-
El Senado tendrá que pronunciarse esta tarde sobre el veto al proyecto relativo a los obreros portuarios. Con la actitud del Gobierno termina uno de los hechos más ignominiosos de la historia sindical chilena.
En reiteradas oportunidades, entregamos antecedentes, esgrimimos hechos irrefutables, afirmamos cosas que el tiempo ha comprobado; pero nada obtuvimos. La realidad nos coloca hoy frente a una actitud de intransigencia del Ejecutivo, que apoyará la Democracia Cristiana. Sólo cabe que los obreros obtengan la experiencia necesaria y la comuniquen a otros trabajadores para que éstos se den cuenta de cómo han sido tramitados y engañados y hasta dónde un móvil subalterno de tipo proselitista colocó a una empresa en la situación en que estuvo la que nos preocupa.
No repetiré los calificativos que me merecen los dirigentes de esa empresa. Quiero decir una vez más que, en los treinta años que actúo en la vida pública, aún los Gobiernos más intransigentes y reaccionarios -no los que hablan de "revolución en libertad"; no los que dicen que los trabajadores son su preocupación esencial-, jamás se atrevieron a proceder como lo ha hecho el actual con relación a la Empresa Portuaria de Chile, primero, para tratar de romper una organización sindical, y, segundo, para provocar un "lock out", perjudicar a la empresa y lesionar la economía nacional. Esto último representa más de 70 mil millones de pesos, según los antecedentes proporcionados por la Superintendencia de Seguridad Social y la apreciación que hicimos, tanto los Honorables señores Bossay y Contreras como el Senador que habla, sobre cifras no refutadas -incluso, fueron acogidas, desde otro ángulo, por "El Mercurio"-, relativas a no percepción de entradas por parte de la Empresa Portuaria de Chile y a los gastos en que debieron incurrir las compañías navieras a consecuencia de que los barcos debieron permanecer a la gira, como se ha dicho, durante más de 25 días, en el principal puerto de la República.
Esos hechos ni siquieran rozaron la endurecida epidermis de los responsables de la maniobra; y si yo, en nombre del Partido Socialista, los hice presente, fue porque tenia la absoluta certeza de que lo único que podríamos aprovechar era esta experiencia. Estimé que ella servirá a otros trabajadores para evitar que ocurra lo mismo en otras empresas y no tolerar que se utilicen los procedimientos empleados, básica y esencialmente, para dar ubicación a los partidarios del Gobierno. En efecto, ha quedado demostrado en la forma más evidente, que hombres del partido gubernamental, que comanda la empresa, provocaron el "lock out".
Recuerdo las palabras del señor Ministro de Defensa Nacional, que ocupaba en forma interina la Cartera del Interior, cuando llegó a esta sala por requerimiento nuestro, para decirnos que la realidad económica y financiera de la empresa obligaba a disminuir su personal. Pues bien, los Honorables señores Bossay y Contreras han dejado constancia de que existe el mismo número de trabajadores que había antes del "lock out".
Cuando tuve la oportunidad y el agrado de colocar en el banquillo de los acusados al administrador de la empresa, que es un delincuente, dicho funcionario ni siquiera pudo refutar, dar antecedentes o negar lo que aseveraba. Admitió que existía el mismo numero de trabajadores; que se habían ido, por la puerta averiada, increíble, de la jubilación prematura, 500 y tantos obreros, para reemplazarlos por una cantidad igual de contratados ad hoc, que en la jerga laboral se llaman "krumiros", y a los cuales. Con seguridad, se hará carrera, no por su capacidad, sino por prestarse para una maniobra que no tiene precedentes en la historia sindical de Chile.
Me cansé de advertirlo a los trabajadores; les dije lo que iba a ocurrir. Y al comienzo, cuando no entendieron nuestra actitud y se quiso, en vísperas de la clausura de la legislatura ordinaria, votar el proyecto tal como venía de la Cámara de Diputados, tuvimos que convencer, primero, a algunos representantes de los obreros que jubilarán, de que serían burlados, incluso, en los compromisos contraídos. Les demostramos hasta la saciedad cómo y de qué manera ellos se encontrarían enfrentados a una realidad totalmente distinta de aquella en que esperanzadamente creyeron.
Cuando, por indicación nuestra, concurrieron a la Comisión los delegados de los trabajadores que se irán de la Empresa Portuaria, en presencia del director delincuente de dicho organismo y del Subsecretario del Trabajo, quedó clara constancia de que, incluso, los personeros del Gobierno se habían comprometido a darles el derecho a "jubilación perseguidora". Además, el director mencionado dijo que el compromiso no había quedado consignado en el acta, pero no pudo negar que existía. Incluso, el director delincuente tuvo la osadía de decirnos lo que había manifestado a los trabajadores; que el abono de años -uno por cada cinco- les serviría para el fondo de desahucio. Aberración increíble en el responsable de una empresa de esa importancia, y mucho más en un ingeniero, lo que movió a que lo criticáramos Y obtuviera, como respuesta, una carcajada del Superintendente de Seguridad Social, pues éste jamás imaginó que alguien podría sostener que esos años de servicios significarían también aumento del fondo de desahucio. Si esto fuera así, el pago habría tenido que costearse con un aporte directo del fisco.
En la Comisión quedó en evidencia que los compromisos contraídos ni siquiera estaban estipulados en el proyecto despachado por la Cámara. Los Honorables señores Contreras y Jaramillo y el que habla, formulamos diversas indicaciones. . .
El señor JARAMILLO LYON.-
Así es.
El señor ALLENDE.-
. . . destinadas a garantizar a los obreros algunos derechos adquiridos por ley y promovidos por ellos mismos. Me refiero a las leyes 10.670 y 15.702, y al artículo 7º de la ley 16.250, en sus incisos 12º y 13º. Suscribieron esos compromisos dirigentes de la Democracia Cristiana, como lo recordé en este recinto al leer el documento que llevaba la firma del Presidente de la Cámara de Diputados señor Eugenio Ballesteros.
Nuestra indicación tenía por objeto preservar los derechos de los trabajadores que se retirarían de la empresa. Pero hicimos otras indicaciones, que fueron despachadas por el Senado, destinadas a evitar el atropello que se realiza, minuto a minuto, con los obreros portuarios. Una de ellas estipulaba que "los obreros contratados por la Empresa Portuaria de
Chile antes del 24 de junio de 1965 tendrían preferencia para ocupar las vacantes que se produzcan en los grados superiores de la planta de este personal, de acuerdo con las normas de capacidad, antigüedad y condiciones." ¡Hasta eso ha sido vetado!
Se dirá que el artículo es innecesario. Pero el Honorable señor Contreras ya ha dado un nombre. Cuando aquí, con palabras de fuego -no es necesario decir que entre quienes percibían rentas altas y eran dirigentes había democratacristianos-, se echaba a volar la protesta airada porque había dirigentes que ganaban más de un millón doscientos mil pesos al mes, el Honorable colega señaló -también tengo antecedentes al respecto- que un capataz, que debe ser el superincapaz, pero que probablemente servirá de supercapataz, tiene ahora una renta de más de tres millones al mes.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Tres millones 600 mil pesos.
El señor ALLENDE.-
Tres millones 600 mil pesos, como expresa el Honorable colega.
Pues bien, ¿que están demostrando estos hechos? Lo que nosotros señalamos. Dijimos cuál era el móvil, qué pasaría, y tuvimos que resistir el embate intencionado de la dirección de la empresa, la cual, por intermedio de una u otra persona a sueldo, llevó a las asambleas de los jubilados una palabra intencionada en contra nuestra, para demostrar que habíamos demorado la tramitación de esta iniciativa con el objeto de perjudicar a los trabajadores. i Como si gente aparecida a última hora, con fervor proselitista y sin conciencia de lo que son los obreros, pudiera señalarnos el camino de la lucha por las reivindicaciones sociales!
Está sellado lo que aquí ocurrirá. Es casi seguro que no contaremos con los dos tercios. Políticamente, sé que perdemos el tiempo. Los Senadores se abstuvieron en la mayoría de los artículos que aprobó el
Senado, o aprobaron uno que otro. La Cámara, por su parte, ha rechazado sólo dos aspectos del veto del Presidente de la República. Necesitamos dos tercios para insistir. No creo que los tengamos, pues se me ha informado que la Democracia Cristiana votará en contrario. Por lo tanto, quedará plenamente confirmado lo que sostuvimos.
Sólo cabe señalar una vez más que estos trabajadores, que han sido obligados a renunciar a una carrera, vivieron la ilusión de sacar del fondo de desahucio una cantidad apreciable, que, de acuerdo con ¡os cálculos hechos, esa cifra se redujo a los valores reales. Creyeron que su jubilación estaría en consonancia con el sueldo en actividad. Se irán y se encontrarán ante un proceso social en donde la cesantía aumenta y !a posibilidad de conseguir trabajo es cada día más difícil, sobre todo para obreros especializados que han pasado toda su existencia desempeñando una labor determinada.
El desahucio recibido se les esfumará de las manos y se encontrarán, después, con una jubilación muy por debajo de las exigencias personales y del grupo familiar. Entonces se darán cuenta del drama que deberán afrontar y de lo duro que les resultará conseguir otro trabajo o desarrollar una actividad que les permita completar lo necesario para su existencia y la de su núcleo familiar; entonces nuestras palabras tendrán toda la validez de la advertencia que hicimos en el momento oportuno, cuando señalamos los métodos y procedimientos usados y formamos conciencia en los trabajadores respecto de lo que sucedería.
El drama de estos asalariados no será distinto del de otros trabajadores que también laboran en los puertos, como se recordó aquí en sesiones pasadas, y que todavía deambulan desesperados, a causa de promesas no cumplidas y ante la imposibilidad de ganarse la vida con dignidad.
Se irán del puerto de Valparaíso trabajadores que tienen tiempo suficiente para jubilar; pero son los menos. Los más se irán como inservibles. A algunos les faltan ocho, diez, quince o más años; están en plenitud de capacidad, tienen una experiencia acumulada. En su mayoría, se irán porque han sido presionados, pero otros, con la esperanza de haber obtenido un beneficio no sólo ilusorio, sino inexistente.
Pues bien, que estos trabajadores, que recibirán el trato que nunca antes se dio a obrero chileno alguno, no olviden los procedimientos que con ellos se usaron, como la contratación de "krumiros" en las comisarías de la patria, hecho que no ocurrió ni en los más reaccionarios Gobiernos de nuestra historia.
No conozco un gobernante -ni González Videla, ni Ibáñez, ni Alessandri- que permitiera, a sus funcionarios dependientes, publicar avisos tan ignominiosos como el que leí hasta el cansancio en este recinto. No conozco Gobiernos que toleraran a un irresponsable publicar avisos, con fondos públicos, para ofrecer a los trabajadores tales o cuales ventajas no consignadas en el proyecto y que fueron olvidadas. No conozco que se haya usado con más impudicia la amenaza, como se hizo contra los obreros portuarios.
Tengo derecho a usar este lenguaje, porque soy hombre del puerto y conozco a casi todos los obreros que se irán. Sé lo que ellos representan en el movimiento popular chileno y en la lucha sindical.
Con el SenadorVíctor Contreras estuvimos en Valparaíso, y sabemos cómo actuó allí la fuerza policial contra los compañeros trabajadores que no aceptaron blandamente el "Ipck out", provocado con intención política y no para defender los intereses de una empresa.
Tengo una doble esperanza: primera, que estos obreros no olviden jamás lo que les ha pasado y les ocurrirá a ellos y a sus familias, a fin de que se conviertan en voceros y conciencia acusatoria para los procedimientos de un Gobierno y sus dirigentes sindicales; y, segunda, que la Contraloría General de la República, mediante el sumario incoado a petición de 14 ó 18 Senadores, permita llevar a la cárcel al director de la empresa, que es un delincuente al servicio de un partido y no actúa en defensa de los intereses que debe cautelar.
Sé que no se impondrá el rechazo del veto, pero los trabajadores aprenderán y nosotros no olvidaremos.
He dicho.
"