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- rdf:value = " El señor PRADO.-
A fin de llegar un poco al fondo de las observaciones aquí formuladas, de la manera más concreta posible, yo diría que se plantean tres situaciones distintas respecto de las universidades del país.
Un caso es el de la Universidad de Chile. Según las explicaciones dadas y el conocimiento que tengo del problema, ella necesita modernizar sus equipos de televisión.
Sé -ignoro si algún señor Senador tiene una información distinta- que la Universidad Católica de Santiago dispone de equipos nuevos, cuyas condiciones técnicas no las tienen los de ninguna otra universidad del país. No ocurre lo mismo con la de Chile, que ha hecho los estudios pertinentes y necesita importar elementos para televisión. Por lo tanto, respecto de esta última, la disposición es inobjetable desde ese punto de vista. En apariencia, contaría con el pase del Presidente de la República, operación que estaría ya estudiada, y lo relativo a crédito y divisas estaría ya considerado.
En cuanto a las dos universidades católicas, la de Santiago y la de Valparaíso, su situación es distinta respecto de las demás. Ellas tienen canales de televisión en funcionamiento. Han superado el requisito de contar con la autorización de los organismos técnicos del Gobierno para instalar equipos de televisión y trabajar con ellos.
El Senador que habla formuló indicación en favor de uno de esos dos planteles. Sobre el particular, deseo rectificar al Honorable señor Altamirano: actué no por ocurrencia mía, como Senador de la provincia, sino a petición expresa de la Universidad.
Respecto de la primera proposición hecha para la Universidad de Chile, deseo
expresar, en términos muy respetuosos, que la Universidad Católica de Valparaíso tiene más de tres mil alumnos; fue la primera en instalar televisión en el país; tiene más de dos mil alumnos de colegios vespertinos; tiene más de dos mil alumnos de colegios y liceos gratuitos, de escuelas politécnicas, de escuelas de pesca y del Instituto del Mar. Se está distinguiendo por estar realmente compenetrada de las necesidades de la comunidad. Sin embargo, ella dispone de malos equipos. Según antecedentes proporcionados por su Rector y por el director de sus servicios de televisión que funcionan en cadena con la de Santiago, la mala calidad del equipo impide hacer llegar la imagen a determinados sectores de la provincia de Aconcagua y a la parte sur de la de Coquimbo, donde están pidiendo este servicio con fines educativos.
Por la razón señalada y porque la televisión está en funciones, formulé mi in-indicación. Con ello no he querido atropellar las facultades del Gobierno para intervenir esta forma de difusión, pues tal atropello lo consideraría grave. Tan seria es la posición de la Universidad Católica de Valparaíso, que en ella se inauguró y funcionó, en Viña del Mar, el primer congreso de televisión educativa.
Soy partidario de que la televisión quede a cargo de las universidades y que jamás se haga comercial, por las razones que todos conocemos. Ese es el objeto de la indicación.
Lamento decir que, si se desglosara la disposición y se negara un mismo derecho a otra universidad que también tiene televisión, se crearía una situación arbitraria.
En tercer lugar, cito el caso de las demás universidades del país, que no tienen hoy día servicio de televisión. A mi juicio, respecto de ellas en general se presentan todos los inconvenientes para que este precepto tenga concreta aplicación. Ello, por algunas razones que daré a conocer.
El informe de la Comisión dice que se modifica el artículo 1°, anteponiendo al verbo "renovar" el infinitivo "establecer". En mi concepto, el proyecto aparecería autorizando el establecimiento de nuevos canales de televisión. Si no fuera así, no tendría sentido permitir a las universidades la importación de equipos, sin estar autorizadas por el Gobierno para usar canales de televisión. Al no tener ni la autorización gubernativa ni canales en uso, no tendrían posibilidad real de acogerse a lo dispuesto en el proyecto.
Por las razones señaladas, creo que lo normal, para no salimos de lo que corresponde al Congreso -que no debe invadir las facultades del Ejecutivo-, es aprobar esta disposición, con exclusión de la palabra "establecer". De otro modo sería inaplicable para el resto de las universidades del país. El artículo 1° quedaría así: "... para renovar, mantener y ampliar sus servicios audiovisuales", y permitiría acogerse a él a las Universidades de Chile, de Santiago, y a la Católica de Valparaíso.
"
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