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- rdf:value = " El señor PALMA.-
Señor Presidente, nos encontramos frente a un proyecto de ley de la más alta trascendencia social, de gran importancia económica y que forma parte del conjunto de medidas que el actual Gobierno está poniendo en práctica, a fin de crear las condiciones para lo que hoy día se llama el "despegue económico" : el fomento del ahorro popular, la distribución racional de los ingresos generales del país y todas aquellas medidas conducentes a crear las condiciones necesarias para hacer posible el desarrollo económico. Entre éstas, sin duda alguna, la más importante es el ahorro.
Se trata de una iniciativa programada, pensada y planeada por el actual Gobierno, sobre una materia en la cual, durante muchos años, se han estado cometiendo injusticias, que ahora tratamos de corregir, no por razones sentimentales, sino con claro criterio económico y con medidas que se traducirán en beneficios tanto individuales como para la comunidad.
El proyecto debió ser tratado hace bastante tiempo en la Sala, si no hubieran surgido algunos problemas en la tramitación que impidieron su oportuno despacho, como acaba de reconocerlo el Honorable señor Contreras Labarca, quien se opuso en otra ocasión a que esta iniciativa fuera incluida en el proyecto de reconstrucción. En caso contrario, los633 mil titulares de cuentas de ahorro del Banco del Estado habrían ganado cantidades apreciables de dinero, pues el proyecto primitivo tenía como fecha de vigencia el 1° de julio del año en curso.
Dada la situación producida y la larga tramitación a que ha debido ser sometido, solamente comenzará a regir, tal vez, desde el de octubre o de diciembre de este año; de manera que esos 633 mil modestos ahorrantes ya han sido extraordinariamente perjudicados por el procedimiento que, por razones diversas, han debido adoptar las Comisiones.
El proyecto en debate obedece, como acaba de expresar el Honorable señor Contreras Labarca, a razones de absoluta justicia. En verdad, durante muchos años los ahorrantes del Banco del Estado, principalmente en depósitos a plazo, han aportado la mayor cantidad de dinero disponible para las operaciones comerciales de esa institución, la cual como es sabido, absorbe el 50% del total de la actividad bancaria del país.
En mayo de este año, el total de los depósitos de dicha institución alcanzaba a una cifra del orden de los 300 millones de escudos ; de esa cantidad, 217 millones, es decir, los dos tercios del total, correspondían a los depósitos en las cuentas de ahorro a plazo. Sin embargo, ese mismo mes los depositantes en cuentas de ahorro a plazo apenas habían sido beneficiados, en virtud de operaciones banca- rias de crédito de diverso orden, como las hipotecarias, con 35 millones de escudos. Vale decir, fueron los modestos depositantes de ahorro a plazo quienes facilitaron su dinero para que numerosas empresas del país y la actividad comercial e industrial en general resultaran beneficiadas. No obstante, esos ahorrantes, durante años y años, han visto reducido el vales real de sus inversiones, por efecto de la inflación, que ha tenido en el país, en algunos períodos, un ritmo desorbitado.
Nunca, salvo una sola excepción muy transitoria, se reajustaron sus ahorros en forma que mantuvieran su poder adquisitivo. Por lo contrario, a una persona que en 1950 por así decirlo- hizo un depósito de mil pesos, pese a que durante ese período el dólar sufrió alzas de 400 se le devuelven los mismos mil pesos ; de modo que su ahorro se desvaloriza precisamente en ese porcentaje.
Era de urgente necesidad corregir tal situación, pues en caso contrario resultaba prácticamente imposible estimular el ahorro. Por el contrario, a falta de un ahorro estable y seguro, hasta ahora hemos estado estimulando en forma constante la especulación. De allí que también Gobiernos anteriores hayan tratado de adoptar otras medidas para impedir los efectos de la inflación sobre el ahorro, en defensa de personas metódicas y organizadas que, haciendo sacrificios y privándose de más de algún placer, economizan dinero para adquirir un bien raíz o afrontar cualquiera situación difícil en la vida.
Para resolver ese problema se crearon, por ejemplo, las asociaciones de ahorro y préstamos, instituciones que han permitido un incremento apreciable del ahorro. Sin embargo, ha acudido a ellas, en general, gente de nivel económico relativamente alto, aun dentro del propio sector del trabajo, como lo hemos podido apreciar en los centros industriales donde se pagan altos salarios. Precisamente han sido las personas que perciben remuneraciones elevadas quienes han podido acudir a esas instituciones y ahorrar por intermedio de ellas.
Sin embargo, jamás se ha considerado la posibilidad de hacer justicia al pequeño ahorrante, a ese hombre que está haciendo un esfuerzo diario y sistemático, que forma parte dé esa gigantesca masa de 633.000 depositantes de las cuentas de ahorro del Banco del Estado de Chile.
Nunca se ha tratado de devolverle el valor adquisitivo real del esfuerzo que ha estado haciendo año tras año.
Por tal motivo, el actual Gobierno, que busca la forma de estimular el ahorro para crear un sólido capital nacional, primero formuló una indicación al proyecto de reconstrucción. Y como ella no fue aceptada en su oportunidad, entre otras razones, por el voto contrario de algunos miembros de la Comisión, ha presentado ahora este proyecto, a fin de hacer justicia a los ahorrantes del Banco del Estado, como un medio, al mismo tiempo, de estimular el ahorro en el país.
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