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Señor Presidente el asesinato del doctor Martin Luther King continúa provocando en todo el mundo una reacción de indignación" contra aquellos que fraguaron y materializaron este crimen que estremeció hace algunos días a la humanidad entera.A lo mejor, muy pronto quedará en descubierto que tras esta nueva eliminación de un líder norteamericano se movieron poderosos intereses económicos y sectores siniestros que juegan en la "sociedad" estadounidense. No se trata, como sostienen algunos, de un solo responsable o de un hecho aislado en el conflicto social que plantea la realidad de Estados Unidos.
Al pueblo negro norteamericano, que estos últimos años acentuó sus demandas por la igualdad de derechos, se le hace víctima permanentemente de la crueldad y de los métodos terroristas que caracterizan a los grupos reaccionarios que operan dentro de ese país para intentar frenar o paralizar sus vigorosas luchas por la igualdad política, económica y social.
Los asesinatos del Presidente Kennedy y del doctor Martin Luther King reveían la profunda crisis que afecta a la "sociedad" norteamericana. Mientras no se arrase con el poder oligárquico y hasta feudal existente, continuarán los crímenes contra el pueblo negro, porque ellos constituyen un factor decisivo en el proceso de transformaciones en marcha.
Por eso, la prédica del líder Martin Luther King estaba encaminada a terminar con los ciudadanos negros "de segunda categoría" existentes en la metrópoli del mundo occidental. Su acción se enmarcó dentro de las firmes convicciones que tenía frente a los métodos que debían utilizarse en las luchas del pueblo negro. Una sola de sus frases define el carácter de su causa: "Coged el arma de la no violencia, la coraza de la justicia, el escudo de la verdad y seguid adelante".
Los gobernantes yanquis experimentan serios traspiés en su política interna y externa. Crece considerablemente el movimiento pacifista dentro de Estados Unidos y en Vietnam los ejércitos norteamericanos sufren derrotas espectaculares. Sin embargo, el imperialismo no ceja en su intento de seguir sojuzgando a los pueblos débiles del mundo.
Este cuadro se agrava con la incapacidad del gobierno del Presidente Johnson para mejorar las deplorables condiciones de vida en los "ghettos" negros, agudizándose aun mucho más la desigualdad económica entre éstos y el resto de la población. Los dólares se invierten en planes de guerra y no en levantar los niveles de vida del pueblo negro norteamericano.
Contrasta el ideario pacifista del doctor King con el barbarismo y la violencia que practican los grupos que provocan los choques raciales. La no violencia resulta un arma ineficaz para enfrentar la brutalidad del enemigo. Esta es la lección que nos deja el asesinato del Premio Nobel de la Paz.
Para nosotros, los socialistas populares, la lucha por la democracia en Estados Unidos debe concebirse mediante un amplio frente en que participen el pueblo negro y el movimiento obrero. La solidaridad del pueblo es indispensable para que los negros alcancen sus derechos políticos y económicos. Estamos conscientes de las dificultades de todo orden que hay que vencer durante el curso de esta lucha unitaria. Ambas fuerzas son las únicas capaces de romper las barreras que oponen los poderosos círculos económicos a través de los partidos políticos que los representan y de otras organizaciones fascistas que orientan las acciones contra los negros.
Los crímenes políticos que se cometieron en este último tiempo destruyen la imagen y la leyenda de la "gran democracia del norte" y del "país defensor de la libertad". El mundo conoció, una vez más, la brutalidad con que proceden los grupos que ven amenazados sus intereses o privilegios en la nación que se pretende erigir como "la primera democracia del universo".
El doctor King sostenía que "la finalidad lógica del racismo es el genocidio, que, en esencia, parte de que el hombre no tiene derecho a vivir debido a su raza". En realidad, esta denuncia entraña una quemante acusación contra los responsables del "crimen racial" y corresponde a la filosofía de la acción desarrollada por los antinegros que manejan la econonomía y la política norteamericana.
Es indiscutible que Martin Luther King no sólo fue un pacifista, sino un conductor de su pueblo y un luchador social. Estuvo siempre estrechamente vinculado a los problemas fundamentales que agobian a las amplias capas de población negra, encabezando sus luchas reivindicacionistas. Viajó por todas las ciudades movilizando al pueblo y exigiendo soluciones.
En suma, el doctor King predicó y luchó incansablemente en favor de los que "perecen en la isla de la miseria en medio del océano de la abundancia". Esta frase suya, a mi juicio, es una síntesis del hondo drama que vive el negro yanqui.
¿Es la no violencia una filosofía muerta?
Uno de los líderes negros respondió esta interrogante que se planteó gran parte de la humanidad, afirmando: "El doctor King fue el último príncipe de la no violencia. La no violencia es una filosofía muerta. No fue el pueblo negro el que la mató. Fueron los blancos los racistas blancos quienes mataron esa filosofía."
Efectivamente, el terror organizado, la violencia utilizada por la reacción yanqui y el crimen racial plantean una necesaria revisión de los métodos de lucha aplicados por los negros para conquistar su libertad política y económica.
Señor Presidente, a nombre de los Diputados socialistas populares, rindo homenaje al esclarecido líder del pueblo ne. gro doctor Martin Luther King, por lo que significó en el desarrollo de las luchas por los derechos políticos y económicos de los negros y, al mismo tiempo, por su extraordinario aporte a la causa de la paz.
Finalmente, ruego al señor Presidente solicitar el acuerdo de la Honorable Cámara con el objeto que, en su nombre, se envíen nuestras más sentidas condolencias a su distinguida esposa hijos y familiares.
He dicho.
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