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- rdf:value = " El señor MUSALEM.-
En sesiones anteriores hemos planteado nuestros puntos de vista sobre la materia en discusión, el comercio internacional, la división internacional del trabajo y los acuerdos y negociaciones adoptados en la conferencia de la UNCTAD. Ahora he pedido la palabra para referirme únicamente a una observación formulada por el Honorable senos Baltra en el curso de esta sesión.
El señor Senador manifestó que la evaluación hecha por el Ministerio de Relaciones Exteriores sobre las ventajas obtenidas por Chile en la "Rueda Kennedy" era equivocada, pues éstas eran incompletas y superficiales; que una evaluación arancelaria sólo era válida para los países industriales, respecto de los cuales era rigurosa, no así para los países en desarrollo, respecto de los cuales debían considerarse una serie de factores.
En lo referente a los países industriales, estoy completamente de acuerdo con ese planteamiento, desde el punto de vista práctico. Para ellos, cada ventaja, cada rebaja arancelaria es efectiva, significa mayores oportunidades de comercio y aumento del mismo. En lo concerniente a los países en desarrollo, creo que las observaciones leídas por el señor Senador, inclusive el estudio hecho por la CEPAL sobre evaluación de la "Rueda Kennedy", son, en algunos casos -según el tipo de exportaciones de los países en desarrollo-, meramente teóricas, y en otros, válidas.
En lo que atañe a nuestro país, que es el caso planteado por mí y respecto del cual el Ministerio de Relaciones Exteriores hizo la evaluación, considero que todas las. formulaciones del estudio mencionado son teóricas, porque el cálculo se ha hecho, en nuestro caso, sobre la base del comercio que Chile estaba haciendo en el año 1964. Es decir, las ventajas obtenidas por Chile, que se aprecian sobre la base de un volumen de 263 millones de dólares, corresponden efectivamente a un comercio que se estaba efectuando, un comercio de productos en competencia en el mercado internacional y que, por las rebajas de derechos arancelarios o la supresión de los mismos, después de la Rueda Kennedy, ingresarán al mercado internacional en mejores condiciones que antes. Insisto en que ya esos productos competían en el mercado y sólo han variado las condiciones, que ahora son más ventajosas. Recalco que no estamos haciendo cálculos de oportunidades futuras ni de posibilidades hipotéticas, sino que actuamos sobre la base cierta del comercio que efectivamente se estaba realizando.
Ahora bien, ¿es posible establecer derechos no arancelarios respecto de productos negociados en los organismos internacionales? Hago notar que en las negociaciones internacionales rige el principio llamado del "statu quo". Se calculan los gravámenes actuales no arancelarios que tienen los productos respecto de los cuales se negocian ventajas arancelarias. Estas no se pueden modificar en el futuro, salvo en un caso y con la autorización del GATT, donde participan los países que se podrían oponer por resultar afectados: cuando un país, después de conceder una ventaja arancelaria, debe levantar determinadas barreras para defenderse en una situación de emergencia, fundamentalmente de balanza de pagos, en un momento dado. Es el único caso-.
Por otra parte, ¿por qué a los productos industriales se aplican nada más que derechos arancelarios, y no restricciones cuantitativas, como las que normalmente se fijan a los productos agrícolas? Porque la producción industrial de los países en desarrollo es ínfima y, por lo tanto, difícilmente podría afectar a la producción interna de los grandes países industriales. De allí entonces que las medidas arancelarias sean suficientes para regular este tipo de producción. No ocurre lo mismo en el caso de algunos países latinoamericanos, como Argentina, gran productor de trigo y de carne, y como Brasil y Colombia, importantes productores de café y otros productos agropecuarios: ellos sí pueden tener una incidencia desfavorable sobre las producciones agrícolas de los grandes países industriales. Por eso, en tales casos se aplican medidas cuantitativas tendientes a impedir la libre entrada, en cantidad, de esos productos.
Estas son algunas de las razones por las cuales, en el caso de Chile, que es el que yo he planteado, sostengo que la evaluación hecha por el Ministerio de Relaciones Exteriores es sencillamente ortodoxa y técnicamente bien cuantificada.
Respecto de la UNCTAD, ya he dicho en dos oportunidades -no lo haré por tercera vez; - que se halla pendiente un tipo de negociaciones que se iniciará en noviembre y que sólo después de esa fecha conoceremos los resultados obtenidos por la UNCTAD a favor de los países en desarrollo, en materia de preferencias arancelarias y ventajas no arancelarias para sus productos elaborados y semielaborados, así como para sus productos agrícolas y del mar.
Pues bien, suele plantearse una visión poco optimista de lo que los países en desarrollo pueden obtener en sus negociaciones con las grandes potencias. En Nueva Delhi tuve oportunidad de apreciar lo infructuoso y desmoralizador que resulta la lucha de esos países con las grandes potencias económicas del Este y del Oeste, pues allí existe cierta igualdad, que no podemos desconocer, para defender los intereses de esos grandes países y no estar abiertos a dar mejores condiciones de desarrollo y comercio a nuestras naciones.,
Como el Honorable señor Teitelboim, no. creo que vayamos a ablandar el alma de las grandes potencias industriales para que ellas abran cauce a los países en desarrollo. Pero hay un hecho: hoy en día, el subdesarrollo es el factor que está creando mayor inestabilidad política, que llega y afecta a los centros industriales; y en la medida en que los países subdesarrollados podamos entendernos y aunar nuestra fuerza moral y nuestro poder político y económico, esos factores de inestabilidad política que la situación de pobreza en que viven nuestros pueblos crea a los países industriales, darán margen a que podamos conseguir mejores condiciones de comercio y un cambio de toda la estructura comercial y del tipo de división internacional del trabajo.
Si no creemos en las negociaciones, ¿cuál es la otra alternativa? Repito: la-' guerra, la cual no se ha hecho nunca por parte de las grandes potencias en defensa de los intereses de los países en desarrollo, sino para cautelar sus propios intereses de tipo imperialista.
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