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El señor CADEMARTORI.-
Señor Presidente, ya el Honorable señor Valente ha abundado en razones respecto de este artículo. En el tercer trámite constitucional de este proyecto, tuvimos también ocasión de referirnos a él. Nos vemos en la necesidad de expresar nuevamente nuestra opinión, por cuanto, en este quinto trámite, los Diputados señores Cerda y Astorga han tratado de dar la impresión de que este artículo no sólo es "inocente", sino que, además, vendría a. ser, paradójicamente, beneficioso para los trabajadores y habitantes de la provincia de Tarapacá.
Lo que ocurre no nos cansaremos de decirlo es que este artículo es uno de los más escandalosos de este proyecto. Y yo advierto que será uno de los artículos en que haremos hincapié durante la campaña electoral, dándolo a conocer, porque, a nuestro juicio, es un ejemplo. . .
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CADEMARTORI.-
¡No se pongan nerviosos!
El señor MORALES (don Carlos).-
¡Igual que la "guía telefónica" de las subvenciones!
El señor CADEMARTORI.-
Bajo el manto de favorecer y amparar al pueblo, a los trabajadores, se favorece y se ampara a determinados intereses particulares, los que, en este caso, incluso son extranjeros, en su parte principal.
En primer lugar, la mayor parte de la industria pesquera de Tarapacá está cayendo en manos del imperialismo norteamericano. Eso no lo puede desmentir ningún Diputado de la Democracia Cristiana. La Grace es una de las principales compañías pesqueras. Allí está el señor Agustín Edwards, alto y conspicuo personero de la oligarquía criolla. La "ALIMAR NORTE" y la "MARCO CHILENA" son también firmas norteamericanas, que se han estado apoderando de esta industria.
En segundo lugar, los industriales han levantado sus capitales con extraordinarias franquicias, como es, por ejemplo, el hecho de que solamente pagan el 10% del impuesto a la renta, es decir, están liberados de él en un 90%.
En tercer lugar, tenían la obligación de reinvertir las utilidades, como le consta a la Comisión de Hacienda de la Cámara, en una de cuyas sesiones se les requirió a los funcionarios de Impuestos Internos que nos informaran sobre si la habían cumplido. Respondieron que no habían constancia de que hubieran reinvertido las utilidades, que fue uno de los justificativos que se dieron para dictar un ley tan favorable y de excepción.
En cuarto lugar, hay que señalar que, al amparo de estas franquicias fabulosas, los industriales han obtenido ganancias extraordinarias; de manera que la baja de la producción o de la pesca en un año determinado no es motivo suficiente para decir que las empresas están en la ruina, en la bancarrota, o que no pueden subsistir. La realidad es que han hecho grandes negocios. Lo que es peor, esas grandes ganancias no las han reinvertido en la zona, no han creado nuevas fuentes de trabajo en ella, ni en ninguna otra zona del país. Como son empresas extranjeras, se han llevado las utilidades fuera de Chile, autorizadas por decreto o dictamen del Banco Central.
Aquí tenemos un caso típico de lo que algunos señores Diputados de la propia Democracia Cristiana han señalado acertadamente : el Estado chileno, al servicio de los monopolios; el desarrollo económico, a beneficio de las grandes empresas; la política de la Corporación de Fomento, a favor de un puñado de grandes intereses económicos.
El señor MORALES (don Carlos).-
¡Qué verguenza!
El señor CADEMARTORI.-
En esas condiciones, evidentemente, quisiera estar cualquier capitalista en Chile: que le rebajaran el 90% de los impuestos y que, encima, le dieran bonificaciones, como las que se conceden en este artículo.
Esta es la peor forma de fomentar el desarrollo de un país. Esto es beneficiar a un grupo minoritario, a costa del interés nacional.
El Honorable señor Cerda no ha podido demostrar que haya financiamiento para este artículo. El origen de estas bonificaciones fue la ley 12.937, que estableció un impuesto a las compraventas especial para esta zona. Si las bonificaciones no las ha podido pagar el Gobierno anterior en su integridad, ni tampoco éste, ha sido exclusivamente porque no ha habido recursos para hacerlo. Basta leer la sola cifra para darse cuenta: 37 millones de escudos es lo que se van a embolsar estos afortunados industriales. ¡ Y 37 millones de escudos no ha habido para mejorar las rentas de los trabajadores de la Salud! ¡37 millones de escudos no ha habido para ampliar el presupuesto del Ministerio de la Vivienda, que este año va a estar rebajado en relación al anterior! Pero 37 millones de escudos se van a entregar a estos paniaguados, como ya lo dijimos en una oportunidad; 37 millones de escudos que recibirán en bonos, ios cuales podrán entregar en pago de impuestos, lo que en otras palabras, significa disminuir las entradas del Presupuesto de la Nación, sin que en este mismo artículo, ni en ninguno otro, se establezca la compensación suficiente.
Y 37 millones de escudos no es poca cosa, porque por esa cantidad, como dije, a los trabajadores de la Salud se les negó el reajuste que reclamaban.
¿Se puede, entonces, con tanta impudicia, hablar aquí del interés local, del interés zonal o del interés de los trabajadores, como lo expresaba el Honorable señor Astorga? Los trabajadores y él, que es Diputado por la zona, debe saberlo muy bien no han sido beneficiados por esta industria. Por el contrario, muchas veces han tenido que realizar movimientos para defender sus derechos sindicales, desconocidos por los industriales. Aquí, por medio de la ley, se ha tenido que ordenar que las empresas les paguen bonificaciones extraordinarias, lo que no se ha cumplido.
Entonces, todo lo que se ha hecho en esto que se llama el fomento de la industria pesquera, no ha sido a beneficio ni de los trabajadores, ni del departamento de Iquique, ni de la provincia de Tarapacá. Esta es la estricta y rigurosa verdad. En consecuencia, ¿qué se saca con seguir bonificándola, con seguir otorgándole franquicias?
Hay que traer a la Cámara el recuerdo de lo que sucedió en un caso muy similar a éste: el del "pirata del desierto", señor Osvaldo de Castro. Los diputados comunistas votamos en contra de darle lo que, en esa oportunidad, se llamó una "pensión de gracia". ¿Y en consideración a qué se le dio? A la misma razón que aquí se ha expresado: que la industria estaba en mala situación. El Honorable señor Astorga decía que un año hay pesca y otro no hay; el ciclo biológico es fluctuante. En consecuencia, hay que compensar a estos "pobres" industriales, víctimas del capricho de la naturaleza, de los peces que, cada cierto tiempo, desaparecen de las costas del norte. Pero, ¡a los trabajadores sí que no! Ellos trabajan de sol a sol, 10 ó 12 horas diarias. El Honorable señor Astorga no se conduele de la situación de cesantía, por ejemplo, porque pasan los trabajadores. Nosotros protestamos por estas palabras. . .
El señor ISLA (Vicepresidente)'
.Honorable señor Diputado, ha terminado el tiempo de su primer discurso.
Puede continuar en el de su segundo discurso.
El señor CADEMARTORI.-
Señor Presidente, nosotros protestamos por esto, porque ni con estas bonificaciones ni con todas las argucias legales que se empleen para beneficiar a estos poderosos industriales, va a crearse una verdadera industria pesquera en la zona norte del país, menos en las condiciones actuales, en que, poco a poco, esta industria va traspasándose a manos de capitales extranjeros, cuyos intereses son ajenos al país.
Hay que recordar el caso de Osvaldo de Castro, porque la famosa ley que le otorgó una enorme "pensión de gracia" a este conocido industrial, ¿en qué terminó? Simplemente, en que el país entero hubo de exigir que esa industria se nacionalizara. Hoy día, para evitar la paralización, para evitar negociados como los que en aquella oportunidad se hicieron, la oficina salitrera Victoria ha sido traspasada a la Corporación de Fomento, es decir, al Estado. Esto es lo que va a ocurrir también con la industria pesquera. Pero, mientras tanto, se le regalan, así como así, 37 millones de escudos a este puñado de beneficiados del régimen.
El señor LAVANDERO.-
¿Me permite una interrupción?
El señor CADEMARTORI.-
No podemos calificarlos de otra manera. No es simple casualidad que el señor Pubill,. . .
El señor MORALES (don Carlos).-
i El de los pollos!
El señor CADEMARTORI.-
...íntimo amigo de las altas esferas de este Gobierno, sea uno de los beneficiados. No es casualidad que el señor Agustín Edwards también lo sea.
El señor LAVANDERO.-
¿Me permite?
El señor CADEMARTORI.-
Estoy dispuesto a dar interrupciones, si se prorroga el tiempo en 10 minutos.
El señor LAVANDERO.-
Con todo gusto.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Puede continuar el señor Diputado, porque no hay acuerdo para prorrogar el debate.
El señor CADEMARTORI.-
Si no hay acuerdo, no es por causa nuestra. Nosotros queremos que haya debate, porque se trata de un asunto de alto interés nacional. No deseamos que se vote así como así, sino que cada sector exponga sus razones sobre este problema. Esto lo consideramos un grave escándalo.
El señor MORALES (don Carlos).-
Así es.
El señor CADEMARTORI.-
Por eso, reiteramos nuestra posición. No nos interesan, en último término, los nombres y apellidos de los industriales beneficiados. Lo consideramos un escándalo, porque el Estado chileno no puede regalar 37 millones de escudos. Este es un regalo por todos lados, por donde se le mire, porque en compensación, los industriales no tendrán más que recibir el dinero. . .
El señor LAVANDERO.-
Concedemos los 10 minutos, Honorable colega.
El señor CADEMARTORI Señor Presidente, el Honorable colega señor Lavandero dice que hay acuerdo para prorrogar el debate.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
No hay acuerdo, Honorable Diputado.
Puede continuar Su Señoría.
El señor CADEMARTORI.-
Es lamentable que, por oposición de Diputados como el señor Muga, a quien he visto negarse a que haya debate, no podamos hablar sobre este escándalo vergonzoso.
Este artículo lesiona gravemente el interés nacional. Nosotros lo denunciaremos ante el país entero, porque consideramos que no es posible utilizar los dineros del Estado, de los trabajadores, de los contribuyentes, para beneficiar a un puñado de grandes y poderosos industriales, entre los cuales hay grandes y poderosas empresas extranjeras. No queremos que con la industria pesquera ocurra lo que ha sucedido con otras riquezas nacionales. Por eso, votaremos en contra. . .
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