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El señor GUASTAVINO.-
Señor Presidente, considero que es bueno recordar, en este momento político que vive la Cámara de Diputados, lo que se encuentra exactamente en el trasfondo mismo de todo este hecho. Lo que originó esta solicitud de desafuero y esta acusación, posteriormente, en contra de los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, fueron las palabras pronunciadas por el Senador señor Altamirano, en Concepción.
Los comunistas podemos tener opiniones divergentes en relación a lo que expresen militantes de cualquier otro partido político del país; también de nuestros más cercanos aliados. Sin embargo, las palabras del Senador señor Altamirano formaban parte de la lucha en contra de los enemigos fundamentales de la Nación chilena, en contra de los que detentan el poder y la hegemonía sobre nuestras riquezas naturales, en contra de los que son responsables del atraso, la miseria y de lo que eufemísticamente se denomina el sub-desarrollo de nuestro país: el imperialismo norteamericano. Esa intervención del Senador señor Altamirano forma parte de la lucha antiimperialista en nuestro país y, en general, en América Latina; forma parte de esa lucha que significa que, aun con discrepancias, hombres de diferentes sectores y partidos populares, fundamentalmente, pongan el acento y su termocauterio en lo que constituye la llaga fundamental de nuestra realidad nacional a manos de la presencia imperialista.
Pues bien, es en ese momento en que se produce la petición de desafuero por parte del gobierno democratacristiano, y es tal solicitud política la que acoge, en respuesta también política, la Corte Suprema. Es el momento, entonces, de preguntarse cómo es posible que, actuando a su vez de acusadores, los Ministros de la Corte Suprema inicien la fundamentación jurídica de su propia acusación con las siguientes palabras: "La acusación formulada por diez Diputados en contra de esta Corte Suprema de Justicia, tiene, como otras, un carácter claramente político."
A continuación nos preguntamos: ¿no es evidentemente política acaso la defensa de la Corte Suprema de Justicia? A este respecto, parlamentarios de nuestros bancos han abundado en conceptos para demostrar cómo la Corte Suprema, los Ministros firmantes de esta respuesta, se adentran en problemas de claro corte político para llegar, incluso, a decir cosas que desgraciadamente rayan en una incultura política abismante en corporaciones como una Corte de Justicia.
Los señores Ministros de esta Corte rasgan sus vestiduras para decir que esta acusación es política; pero ellos deben saber que deben administrar justicia sobre la base de leyes que emanan de un cuerpo político, como es el Parlamento nacional.
Y la posición de los señores parlamentarios esta noche, de los que estamos en estos bancos y de los que están en los bancos contrarios a los nuestros, ¿no es una posición política"'. .La realidad nacional -y esto forma parte de la realidad nacional-, es una lucha política en el trasfondo de cuyo escenario están los intereses de clases. Es por eso, porque ellos tienen que atenerse a leyes dictadas con un criterio de clase y político, resulta aberrante que la Corte Suprema de justicia haya afirmado que la lucha de clases no existe, que es un mito.
Pero allí está la realidad y la vida para que se den de bruces en ella los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia; aquellos que profesan la filosofía de que la historia de la sociedad, a partir de las comunidades primitivas hasta llegar al socialismo; todo ese ciclo, es la historia de la lucha de clases…
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Ha terminado el tiempo de Su Señoría.
El señor GUASTAV1NO.-
Terminan demostrando que no tiene razón la Corte Suprema de Justicia...
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
¿Cómo vota Su Señoría?
El señor GUASTAVINO.-
Voto que sí.
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