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El señor VALENTE.-
Pido la palabra.
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor VALENTE.-
Señor Presidente, el 22 de noviembre de 1961, la Cámara de Diputados celebró una sesión especial para analizar el comportamiento del Poder Judicial frente al desafuero de tres
Diputados, los señores Leyton, Minchel y Lavandero.
Creo oportuno dar a conocer la opinión expresada entonces por dos Diputados, hoy Senadores democratacristianos, frente a la actuación del Poder Judicial, sobre todo, para refrescar la memoria a algunos los señores Diputados de la Democracia Cristiana que son latifundistas o reaccionarios y están enquistados en ese partido, precisamente para defender sus privilegios e intereses.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
¡Señor Sotomayor!
El señor VALENTE.-
El señor Foncea decía en esa oportunidad: "Desde el momento mismo en que se designó redactor del fallo al señor Ortiz" -Ministro acusado ahora por el libelo presentado a la Honorable Cámara-, "nosotros tuvimos la certeza de que estaba sellada la suerte de nuestros compañeros. Y, ¿por qué no decirlo, cuando es público y notorio? Después de alegada la causa en los estrados de la Corte Suprema, el abogado defensor del Gobierno, señor Schweitzer, hizo toda clase de gestiones ante el Ministro de Justicia, y ante ese mismo Tribunal, a través de alegatos privados, en la trastienda, con el objeto de obtener un fallo condenatorio para nuestros Honorables colegas, condenados por el inmenso delito de haber cumplido con tal vez el mandato que el pueblo les entregara para defender sus sagrados derechos, siempre amagados por los sectores retardatarios.
"¿Se puede seguir sosteniendo aquí con honradez que el Poder Judicial tiene independencia, cuando todo el mundo sabe que ella no pasa más allá de ser una letra muerta de nuestra Constitución y una nueva ficción ideada para darnos la sensación de que el régimen democrático, cuyo fundamento es la auténtica división de los Poderes del Estado, corresponde a una realidad?"
Y el actual Senador señor Gumucio, frente al mismo análisis, el 6 de noviembre de 1961, señalaba: "Hemos comprobado en nuestra vida política cómo en estos últimos años el Poder Judicial ha sido extremadamente dócil frente a las influencias del Poder Ejecutivo. Por eso, ¿se puede decir que con nuestra actitud estamos destruyendo el prestigio de otro Poder del Estado? ¡No, señor Presidente! Sólo estamos trabajando porque se modifique una institución jurídica que, indudablemente, ya no responde, en muchos aspectos, en los tiempos modernos, a lo que debe ser un Poder Judicial. Por lo tanto, no estamos atentando contra la independencia ni el prestigio del Poder Judicial al criticar la sentencia que ha motivado la citación a esta sesión.
"Entro a analizar ahora al fallo de la Corte de Apelaciones, que considero de la mayor gravedad, por cuanto sienta una teoría, a mi juicio, extraordinariamente peregrina, que constituye un peligro para el futuro de un Poder del Estado: el Legislativo. Por eso, no puedo menos que decir que dicho fallo, no solamente es equivocado e injusto, sino también deplorable para nuestra propia independencia como Poder del Estado."
Terminaba el señor Gumucio, diciendo: "Señor Presidente, deseo dejar constancia, en nombre de mi partido, de nuestro total y absoluto repudio a la sentencia de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago. Al mismo tiempo, queremos manifestar la esperanza de que la Excelentísima Corte Suprema rectifique este fallo que, si se acogiera por ella, indudablemente tendrá extraordinaria gravedad para el futuro de la vida democrática nacional."
En ese momento la Corte Suprema confirmó el fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago.
La respuesta que ha dado la Corte al libelo acusatorio es suficiente, como decía el Diputado señor Millas, para justificar una acusación y una votación favorable a una sanción contra el Poder Judicial. Los Ministros defienden al latifundio, porque más de un miembro del Poder Judicial ha estado o está ligado al latifundio, a la explotación inhumana de los campesinos. Defienden a los monopolios, porque hubo y hay Ministros accionistas de sociedades anónimas, vinculados a la gran banca y a las empresas imperialistas extranjeras.
La respuesta de la Corte Suprema es una respuesta política, una respuesta de clase, de la clase explotadora, reaccionaria, regresiva, que antes de desaparecer se aferra al "orden constituido" para salvar sus intereses y privilegios.
Debo rectificar al señor Sotomayor, que señalaba que fui desaforado en una oportunidad, porque fui desaforado cinco veces. Por acusar al General Queirolo, cuando se apropió, indebidamente, de 17 mil millones de pesos en el Cuerpo de Carabineros. Luego, después de haber sido desaforado por eso...
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Ha terminado el tiempo de Su Señoría.
El señor VALENTE.-
Voto a favor de la acusación contra la Corte Suprema.
El señor LORCA, don Alfredo (Presidente).-
¿Hay algún señor Diputado que no haya emitido su voto?
"