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- rdf:value = " El señor SILVA ULLOA.-
Señor Presidente, los Diputados socialistas votaremos favorablemente la sustitución que ha hecho el Senado del artículo 49 aprobado por la Honorable Cámara, que ha pasado a ser 150.
En el primer trámite constitucional de este proyecto, y antes que la Honorable Cámara conociera el proyecto de reajuste de las Fuerzas Armadas y Carabineros, expresamos que esta compensación que se daba a los trabajadores del sector privado, que es donde tenemos iniciativa para mejorar remuneraciones, por el deterioro que habían sufrido sus sueldos y salarios debido al alza del costo de la vida, era injusta, y que las bases consideradas para determinar el índice de precios al consumidor eran arbitrarias. En efecto, la disposición aprobada por la Honorable Cámara, que otorgaba un reajuste de 25% a las remuneraciones equivalentes a tres sueldos vitales, y un reajuste del 15% a las mayores, significaba concederle al sector privado un reajuste medio del orden del 20%. Como el alza del costo de la vida fue inmensamente superior al 25,9% que había determinado la Dirección General de Estadística y Censos, en esa oportunidad expresamos nuestra esperanza de que el Senado corrigiera esta aberración.
Así ha ocurrido. Con todo, nos parece que el Senado se quedó corto, porque hay
nuevos antecedentes que agregar a los que pudimos proporcionar entonces. Desde luego, el más importante es el hecho de que el reajuste de las Fuerzas Armadas y Carabineros es superior, pues si es de un 25% general, hay que tomar en consideración que está adicionado con una bonificación de permanencia, imponible, que sirve para la jubilación, equivalente al 13% sobre los sueldos reajustados. Por lo tanto, como mínimo, las Fuerzas Armadas y Carabineros tendrán un reajuste de un 41,25%, no del 38%, como se ha sostenido. Porque no es lo mismo aplicar porcentajes sobre porcentajes, que sumar porcentajes.
Pero hay que agregar más. Sabemos que, con la mayoría que está operando en el Congreso Nacional, se va a establecer que el primer aumento que obtengan los trabajadores del sector privado pase a las Cajas de Previsión. Naturalmente, esto significa reducir en 8,33% el reajuste del año 1966. Además, si consideramos -cosa que no es arbitraria, porque la discutimos aquí y está en los anales del Congreso- que el proyecto de reajuste de las Fuerzas Armadas y de Carabineros se financia exclusivamente con impuestos indirectos, que recargan los precios al consumidor, paralelamente a la aprobación de estos aumentos de remuneraciones para los sectores público y privado, que son justos y cuyo despacho nosotros queremos acelerar, se producirá, según nuestros cálculos, un alza del costo de la vida de cerca de un 10%, que el señor Ministro de Hacienda estima será sólo del 5%.
En consecuencia, el reajuste real que recibirán los trabajadores ni siquiera será del 15%; será ligeramente superior al 10% ; y esto dando de barato que el índice de precios al consumidor está bien determinado. Entonces, resulta que el aumento no alcanzará a cubrir siquiera el 50% del alza del costo de la vida, como lo estableció la ley Nº 12.006, del año 1956, sino muy poco más del 30%. Estos son antecedentes indiscutibles y argumentos que no podrán destruir los colegas de la Democracia Cristiana, aun cuando utilicen todos los recursos de la dialéctica.
Como en este mismo proyecto se sanciona una política laboral que elimina el derecho de petición de los trabajadores organizados, estableciendo un arbitraje obligatorio, según el cual no se puede obtener un porcentaje de aumento mayor que el del índice del costo de la vida fijado por la Dirección de Estadística. Con este sistema se va a producir una situación similar a la señalada por un político de gran figuración durante el siglo pasado. En el Senado de la República, y es cuestión de revisar los anales de esa Alta Corporación, dijo, refiriéndose a este centenario proceso de desvalorización monetaria y de alza del costo de la vida, que mientras los pobres, los rotos, recortaban las carabinas para robar a los ricos, los ricos recortaban los pesos para robar a los pobres.
El señor LORENZINI-
¿Lo dijo el cura de Catapilco?
El señor SILVA ULLOA.-
No; fue el señor Isidoro Errázuriz. Si Su Señoría no lo ha leído, le recomiendo que lo haga.
Ahora, señor Presidente, con esta política de remuneraciones y de orden laboral impuesta por el Supremo Gobierno se va a repetir tal situación. Nosotros no deseamos que vuelvan a ocurrir acontecimientos tan desgraciados como los de El Salvador; pero conocemos las reacciones de los obreros, porque hemos surgido a la vida pública, precisamente, compartiendo sus luchas.
Esperamos que se imponga la razón y que los trabajadores puedan obtener, por las vías legales correspondientes, una justa remuneración al esfuerzo que gasta en las actividades nacionales de producción, la cual necesita estimularse. Con tal objeto, hemos presentado indicaciones para hacerlos partícipes en las utilidades de las grandes empresas, que día a día se incrementan. Desgraciadamente, estas iniciativas nuestras, que modifican artículos del Código del Trabajo, relacionados con la participación de utilidades y gratificaciones, han sido rechazadas por la misma mayoría que ahora se pronunciará respecto de este artículo 150.
No hallamos cómo encontrar el camino que permita hacer justicia y traer tranquilidad al país, porque aquí no imperan las razones, sino las órdenes que se reciben. Y, a pesar de que sabemos que muchos colegas de la Democracia Cristiana -con quienes hemos compartido tareas y actividades en nuestras funciones de dirigentes gremiales- en su fuero interno no pueden estar de acuerdo con esta política, por disciplina deberán apoyarla.
Sin embargo, tendrá que llegar el momento en el que la conciencia de Chile se imponga y las mayorías nacionales organizadas puedan hacer comprender al Gobierno que está siguiendo una política errada.
Entretanto, votaremos favorablemente la sustitución propuesta por el Honorable Senado de este artículo 49.
"
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