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- rdf:value = " El señor ESCORZA.-
Señor Presidente, quiero declarar que la Democracia Cristiana, el Gobierno y sus parlamentarios, tienen conciencia clara de la situación en que viven los trabajadores en general, como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo de sus sueldos y salarios. Esto lo sabemos todos, especialmente quienes hemos estado luchando junto a ellos más de 20 años.
Sin embargo, estimo que, en este aspecto, debemos aclarar ciertos conceptos vertidos. Deseo hacerlo con la máxima tranquilidad.
Este Gobierno se comprometió a elevar el poder adquisitivo de las remuneraciones de todos los trabajadores; y lo está haciendo desde el momento en que, tan pronto asumió las tareas gubernativas, concedió un reajuste equivalente al ciento por ciento del alza del costo de la vida. Jamás ha considerado siquiera la posibilidad de dar reajustes inferiores al aumento del índice de precios. El Gobierno lo ha declarado reiteradamente así. Extraño que muchos Honorables colegas -aun cuando respeto su posición- insistan en sostener que los reajustes otorgados son inferiores al porcentaje de alza del costo de la vida, en circunstancia que se ha dicho ya, en forma majadera, que el índice de precios continúa determinándose exactamente por los mismos procedimientos con que se viene fijando desde hace muchos años, sistema que no se ha querido modificar, por motivo alguno, hasta este instante, para evitar que los parlamentarios de Oposición puedan enjuiciar a este Gobierno, al proceso revolucionario que estamos viviendo, acusándolo de usar medios antojadizos con el fin de eludir su responsabilidad en esta materia.
Si los Honorables colegas radicales hacen memoria, -no señalo esto con el ánimo de justificar una posición ni por el mero afán de reseñar hechos pasados- recordarán que, en el año 1951, en el Gobierno del señor Gabriel González Videla se dictó la ley Nº 10.343, mencionada por el Honorable colega señor Carlos Morales, la cual fijó, como reajuste automático, el 90% del aumento del costo de la vida. Nosotros estamos de acuerdo con el sistema de reajustes automáticos; no queremos que iniciativas de esta naturaleza motiven discusiones de tres meses en el Senado, como ha ocurrido ahora. Esa Alta Corporación ha discutido este proyecto durante 90 días, en circunstancias que los trabajadores necesitaban su despacho rápido; y lo ha hecho por cuestiones estrictamente políticas, sin considerar la miseria de los asalariados ni los problemas que esta demora les causan.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ESCORZA.-
Por lo tanto, señor Presidente, cuando se están formulando ciertos cargos a este Gobierno por su política de remuneraciones, es conveniente hacer luz sobre hechos pasados, a fin de que quienes sostenemos este criterio podamos demostrar la inconsecuencia de las críticas que hoy se hacen en relación con la posición antes adoptada frente a este problema.
Posteriormente, se estableció un reajuste del 75% del alza del costo de la vida.
También quiero recordar al Honorable señor Silva Ulloa -a quien respeto mucho- que en el Gobierno del señor Ibáñez, en el que participó su partido, el Socialista, se llegó a reajustar los sueldos hasta en un 60% del alza del costo de la vida. Y, un año, simplemente no hubo reajuste. En consecuencia, no se pueden aceptar, en este momento argumentos destinados sólo a atacar a un Gobierno que está haciendo las cosas con el único propósito de resolver alguna vez el problema principal de los trabajadores, mediante la defensa del poder adquisitivo de sus sueldos y salarios.
Vuelvo a repetir: nos interesa el apoyo de los empleados y obreros, porque nuestra revolución la estamos desarrollando en forma consciente y responsable y, por ello, queremos el apoyo popular en esa misma medida.
Cuando el Honorable señor Acuña rasga sus vestiduras y critica el porcentaje actual de aumento, olvida que él apoyó en esta misma Sala un reajuste de sólo E° 11. Actitudes como las del Honorable colega en realidad no se entienden.
Yo deseo que levantemos el prestigio de los debates de esta Honorable Cámara. Ojalá nuestras expresiones sean siempre elevadas y animadas del espíritu de presentar argumentos positivos, de encontrar financiamientos adecuados y de buscar fórmulas de solución, pero sobre la base del respeto mutuo y de la defensa digna de nuestras posiciones.
Yo respeto la actitud de los Honorables colegas cuando hablan de nacionalización del cobre. Pero hay muchos hechos cuyo significado está revelándose sólo ahora. Hay compañías interesadas en mantener ciertos conflictos, en los cuales, a la vez, hay intenciones políticas. Entonces, ¿a dónde vamos a parar? Nosotros también caminamos hacia la nacionalización del cobre; pero la hacemos a través de un proceso distinto.
Por eso, quiero declarar que no nos oponemos a que las empresas del sector privado estimulen sus niveles de producción dándoles mayores reajustes a los trabajadores, de acuerdo con sus entradas. Pero el Gobierno ha fijado en forma categórica una política de remuneraciones cuyo objetivo central es respetar los reajustes del ciento por ciento del alza del costo de la vida para todos los asalariados.
Para nosotros, vuelvo a repetir, la defensa del poder adquisitivo de sueldos y salarios constituye la preocupación máxima y será uno de los principales temas que los parlamentarios democratacristianos trataremos en las reuniones que se efectuarán los días 1, 2 y 3 del próximo mes. Estamos constantemente considerando esta materia, porque somos un movimiento de sensibilidad social, de doctrina cristiana. En consecuencia, no aceptamos emplazamientos hechos con propósitos vedados. Queremos que la opinión pública y los trabajadores de todo el país sepan que nosotros estamos legislando con el propósito estricto de realizar una política de remuneraciones que se ajuste a una política integral y no distorsionada, y a quienes desean que rompamos con el pueblo; a los que tratan de evitar que cumplamos con él, les declaramos, una vez más, que se equivocan: el pueblo está con nuestro movimiento y nosotros estamos con él.
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