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- rdf:value = " El señor OCHAGAVÍA.-
Señor Presidente, los Diputados del Partido Nacional desean, por mi intermedio plantear su pensamiento, en el segundo trámite reglamentario de este proyecto de reforma agraria.
Por haber sido nuestro partido el único sector de esta Cámara que votó en contra del proyecto en general, estimamos necesario fijar las razones que tuvimos para hacerlo.
Los Diputados nacionales, consecuentes con nuestros principios, planteamos la necesidad de legislar sobre esta materia; incluso, a pesar de haber sido nosotros los autores de un proyecto de ley de reforma agraria y, al mismo tiempo, los impulsadores de él durante el Gobierno del señor Alessandri, en el que participamos realizamos una labor muy importante en materia de reforma agraria, comprendemos la conveniencia de agilizar los procedimientos sobre estas materias y de introducir modificaciones a aquellas disposiciones que la experiencia así lo aconseje. Sin embargo, hemos debido enfrentarnos al criterio de la mayoría del Partido Demócrata Cristiano, de hacer creer al país que estar con la reforma agraria significa pronunciarse favorablemente sobre el proyecto concreto y específico, que es el que el Ejecutivo ha sometido al conocimiento del Congreso Nacional. Nosotros hemos rechazado las ideas básicas de este proyecto por considerar que no guardan relación con las metas que se pretenden alcanzar, e incluso, con las declaraciones que el Gobierno ha hecho sobre lo que pretende realizar en materia de reforma agraria.
En la discusión general del proyecto, el Diputado que habla hizo presente estas inconsecuencias, analizando incluso las opiniones vertidas por el ayer candidato a la Presidencia de la República, don Eduardo Frei, que en sus discursos de toda su campaña, fijó lo que sería la reforma agraria, declaraciones absolutamente inconsecuentes con lo que hoy se establece como camino por seguir. Por lo tanto, rechazamos la idea de que por este camino se puedan alcanzar las metas que se fijan para la reforma agraria.
Con respecto a las razones que hemos tenido para votar en contra de este proyecto, nos parece conveniente repetir, una vez más, que estamos de acuerdo con un proyecto o proceso de reforma agraria que aumente el número de propietarios libres de la tierra. Desgraciadamente, por la aplicación de las disposiciones del proyecto, nos parece que no son propietarios libres los campesinos que a través del procedimiento que fija esta ley llegarán a alcanzar la propiedad de la tierra.
También estamos de acuerdo con un proceso de reforma agraria en el que se intensifique la producción y la productividad agrícola. Y decimos esto, porque toda reforma agraria -especialmente la de un país de economía agraria tan débil como la nuestra, que gasta sumas ingentes en la adquisición de productos agrícolas indispensables para la alimentación de nuestro pueblo- no puede prescindir de estos aspectos fundamentales. Denunciamos desde esta tribuna que, por la actual incertidumbre de los empresarios agrícolas, se está provocando una paralización total del proceso de capitalización agraria, proceso que es fundamental para que haya un aumento de la producción y de la productividad agrícola. Esto se debe a la desconfianza por el estatismo de los procedimientos destinados a hacer efectiva la reforma agraria.
En esta materia fundamental, no se ha llegado todavía a la conclusión del camino para obtener las metas y objetivos fundamentales.
Por último, está el nivel de vida de los campesinos. Tenemos la experiencia de conocer la angustia real de quienes laboran en el agro chileno, medianos y pequeños propietarios, arrendatarios, medieros y obreros, ¡especialmente. Reconocemos la existencia de injusticias. Desgraciadamente, el camino para obtener la elevación del nivel de vida de los campesinos no está en el planteamiento que ha pretendido hacer creer el Gobierno, de que esa situación es un problema de injusticias. Aunque haya injusticias -que siempre las habrá y que nosotros las rechazamos- estamos dispuestos a legislar en todas aquellas materias que signifiquen elevar el nivel de vida de los campesinos y evitar estas injusticias. No podemos negar que la causa fundamental del bajo nivel de vida del sector campesino agrícola, está -¿por qué no decirlo?- más que en el sector asalariado, que aquí se ha destacado, en el problema del pequeño propietario, de aquél que no puede vivir con el fruto de su pequeña propiedad.
Cuando pensamos que la finalidad del proceso de reforma agraria es hacer una cantidad importante de propietarios, creemos que junto a esta meta debe estar elevar efectivamente el nivel de vida de los pequeños propietarios. Los que representamos un sector de propietarios agrícolas minifundistas, sabemos por experiencia que las condiciones de vida de estos propietarios son peores que las de un asalariado; y que el ausentismo es la respuesta de los propietarios, que abandonan su predio, porque su explotación no les alcanza para vivir en forma digna. Entonces, pensamos que el proceso es mucho más profundo, que requiere medidas que efectivamente signifiquen la elevación del nivel de vida del campesino.
Pensamos que la mantención de la mediana propiedad agrícola es fundamental para el proceso de aumento de la productividad, ya que todos los países del mundo no han podido prescindir de esta propiedad. Nos parece que, en esta materia, el espíritu de los autores del proyecto, más que el deseo de hacer un gran número de propietarios como aspiración humana, legítima y justa, es el de alcanzar el bienestar que implica el goce de esta propiedad. Desgraciadamente, si esta propiedad no va unida a los elementos, a los medios que logren movilizar la economía en términos de producir más allá del grupo familiar, no habrá aumento de la productividad, precisamente por falta de capitalización., de maquinaria, de elementos modernos que la técnica aconseja. Nosotros pensamos que la propiedad mediana, a la que desgraciadamente no se le da ninguna importancia, es ei camino más conveniente para aumentar la productividad agrícola. Como hemos dicho, es distinto plantear objetivos que establecen o definen un sistema y encontrar, al mismo tiempo, métodos para llevarlo a la práctica. Nosotros compartimos los objetivos que se plantean en el proyecto de ley de reforma agraria. Sin embargo, discrepamos del criterio de que, a través de la aplicación de los métodos que se proponen en este proyecto concreto, vayamos a obtener esos objetivos. Este es nuestro pensamiento, y por esa razón hemos votado en contra este proyecto, porque consideramos que mediante él no se van a obtener las metas que el país necesita.
Pensamos que sus disposiciones lo convierten en un proyecto estatista, que pretende, a través de la acción del Estado, el control de toda la empresa agrícola chilena ; pensamos que el Estado tiene un papel moderador, pero que debe ser la empresa privada el camino a través del cuál el país busque su desenvolvimiento económico.
En relación con el artículo 1°, que en estos momentos nos preocupa, pensamos que la calificación de un predio como mal explotado, que determinará una sanción -la expropiación- no debe hacerse a través de un procedimiento como el que se contempla en la letra c) ; que incluso, entrega al funcionario la determinación de "las normas que deberá seguir el organismo expropiador para la calificación de las condiciones técnicas y sociales mínimas en que debe explotarse un predio rústico para que no se estime mal explotado."
Pensamos, como lo decía la Democracia Cristiana antes de ser Gobierno, cuando planteaba su política en esta materia, que es preferible un sistema indirecto. A la propiedad se le puede exigir una rentabilidad en función de su capacidad potencial de producción, en términos de que a la propiedad que no cumpla con la función de producir, que es una función social, se le exija que lo haga.
Pensamos que, desgraciadamente, el sistema elegido por este Gobierno se presta para tremendas y odiosas persecuciones. Si un empresario no tiene el respaldo del funcionario que hará la calificación, de ninguna manera podrá librarse de la expropiación.
Nos parece que por este camino vamos perdiendo la libertad, y cuando un Gobierno ha sido elegido justamente sobre la base de mantener en Chile el sistema democrático y defender la libertad, pensamos que hay una inconsecuencia de parte de ese mismo Gobierno, al establecer un procedimiento que, en la práctica, va en contra de la ley.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OCHAGAVIA.-
Nosotros pensamos que el sistema indirecto, en el cual se afirma que la tierra debe rentar...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OCHAGAVIA.-
...sobre la base de su capacidad potencial de producción, es el camino más conveniente.
Incluso los Diputados del Partido Nacional formulamos indicaciones concretas, con el objeto de materializar esta aspiración, a fin de que la calificación de predio mal explotado se hiciera sobre la base de un puntaje, de acuerdo con los estudios realizados por organismos agrarios y técnicos especializados de modo que los funcionarios no tuvieran intervención en 3ª calificación. El procedimiento debe ser objetivo, basado en factores técnicos y sociales, como el uso de la tierra, la práctica de administración, el empleo de las aguas, remuneraciones adecuadas a los obreros, viviendas para los mismos, que permitan al empresario saber con anterioridad, si está cumpliendo o no con los requisitos indispensables.
Desgraciadamente, los términos en que está redactada la letra c), en cuanto a la calificación de predio mal explotado, son tan amplios que, prácticamente, se establece una presunción de derecho, que obligará al propietario a estar muy atento para poder defenderse de un resolución que determine que su predio está mal explotado. Esta presunción de derecho prácticamente no admite prueba en contrario.
Dice, por ejemplo, que aquellos predios de secano en que más del 70% de la superficie no esté dedicada a cultivos anuales, cultivos permanentes, plantaciones, praderas artificiales o naturales, mejoradas, será siempre considerado como mal explotado.
Sabemos que todo el proceso de nuestra agricultura en la zona sur es el de transformación del bosque en pradera. Esto significa que una parte de estos predios esté, naturalmente, en un proceso de transformación.
Yo no digo que los funcionarios vayan a aplicar esta disposición de mala fe. No lo pienso así. Pero sí creo que esta herramienta, en manos de un gobierno irresponsable, podría significar la más tremenda, la más horrible persecución a aquéllos a quienes se quisiera perseguir. La ley debe medirse en sus alcances absolutos, y no en el buen, o _mal espíritu que vayan a tener los funcionarios al aplicarla.
Por esta razón, nosotros estamos en contra de esta disposición, de esta forma de calificar de mala o buena la explotación de un predio.
Creemos tener autoridad para hablar sobre esta materia, porque a pesar de lo dicho esta mañana por un Honorable colega de los bancos de la Democracia Cristiana hemos realizado una obra de reforma agraria.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OCHAGAVIA.-
Nosotros tenemos algo que mostrar en esta materia: no declamaciones, sino la actitud realista con que, de acuerdo a nuestras posibilidades, en el Gobierno anterior, hemos realizado un legislación: Hemos sido los autores de la actual ley de reforma agraria.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OCHAGAVIA.-
Pensamos que todas las realizaciones que hemos llevado a cabo significan un aporte efectivo. No nos negamos a seguir en este proceso de evolución histórica. Los Partidos Liberal y Conservador han hecho a la legislación social, el aporte más importante que conoce la historia de nuestro país en esta materia. Estamos de acuerdo en seguir haciendo este aporte. Desgraciadamente, nos encontramos ante una mayoría política de gobierno que pretende ser la única poseedora de la verdad y ante una falta total de experiencia, de conocimiento cabal de nuestra realidad agraria, incluso en los hombres que dirigen el proceso de la reforma agraria.
¡Cómo no va a haber desconfianza de parte del sector agrícola! A los hombres que han dado a luz este proyecto, que están dirigiendo el proceso de la reforma agraria en Chile, los respeto, por la buena fe o el esfuerzo con que están actuando, pero no les puedo reconocer autoridad, conocimientos ni experiencia para afrontar un proceso en el cual esa experiencia y esos conocimientos prácticos son indispensables.
Por todas estas razones, los Diputados de estos bancos vamos a votar en contra de este artículo, y a abstenernos en los otros en que, efectivamente, se establezcan aspectos negativos, porque no tenemos ninguna confianza en la forma como el Gobierno va a abordar este proceso.
"
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