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- rdf:value = " El señor MOMBERG.-
Señor Presidente, es sólo para acotar algunas palabras más a lo que ha expresado nuestro colega, señor Ochagavía con respecto al proyecto en discusión.
Quiero contestar, brevemente, algunas frases emitidas por nuestra Honorable colega, señora Inés Aguilera. Manifestó que, el día que se votó en general este proyecto en esta Cámara, los Diputados lo aprobaron de pie, aplaudiendo y cantando poco menos que la Canción Nacional.
Evidentemente, hubo una cosa notoria en esta oportunidad: el hecho de que ocho parlamentarios de estos bancos, del Partido Nacional, lo hayamos votado en contra.
Quiero agregar algunas palabras a lo expuesto por el señor Ochagavía, en el sentido de levantar, ante la opinión pública, cualquier cargo mal intencionado por esta votación de los ocho Diputados del Partido Nacional presentes en esa ocasión. Mal podría decirse que nosotros estamos en contra de la reforma agraria. En el Gobierno anterior del señor Alessandri, junto con el Partido Radical, sacamos una ley de reforma agraria. No discutimos que pueda tener defectos, ni que algunas de sus disposiciones no estén de acuerdo con las modalidades de la época. Lo que sí es indiscutible es que en ese Gobierno hubo una ley de reforma agraria.
Durante muchos años, en períodos anteriores, la reforma agraria se blandió como espada de lucha. Recuerdo que, desde 1938 para adelante, siempre se habló de ella en las campañas presidenciales. Pasaba un gobierno, venía otro a continuación, pero nunca se la hizo realidad. En cambio, el Gobierno del señor Alessandri, tildado de derechista y de reaccionario, fue el único que se atrevió a dar este paso tan trascendental. Esta es una realidad que, evidentemente, no puede ser desmentida.
Levanto, ante la opinión pública, el cargo de que nosotros no estamos con la reforma agraria. Con lo que no estamos es con este proyecto, en que hay artículos que no concuerdan con el predicamento nuestro. Voy a citar un ejemplo. En la ley de reforma agraria del Gobierno anterior, la forma de pago de los predios expropiados era clara y precisa. Sencillamente, establecía que se formaría la comisión de hombres buenos, de técnicos, que determinaría el valor de la propiedad y que este valor se pagaría en dinero, porque en dinero deben pagarse las cosas que se expropian o compran. En un país libre y democrático, donde existe el derecho de propiedad, lo natural y lo lógico es que los predios expropiados se paguen en dinero, porque con dinero han sido adquiridos y trabajados. En cambio, de acuerdo con este proyecto, serán pagados con bonos del Estado, a 25 ó 30 años plazo, sin reajuste, con un interés del 3%, sin tomar en cuenta el proceso inflacionista, que no sólo es de Chile, sino del mundo entero.
Levanto, como digo, el enjuiciamiento, ante la opinión pública, del hecho de que ocho parlamentarios hayamos votado en contra, no de la reforma agraria, sino de las disposiciones de este proyecto que nosotros creemos que no son congruentes con la realidad.
Quiero referirme a algunas palabras del Honorable señor Osorio. Criticando este proyecto, él dijo que hay 640 mil hombres que trabajan en el campo y que este Gobierno sólo ha planteado la necesidad de hacer 100 mil nuevos propietarios.
Es fácil hablar de] campo, llenarse la boca con el campo, decir que se ha vivido con las vacas y los chanchos. No se debe hacer demagogia a costa de los trabajadores del campo. Hay que saber cuánto es el terreno arable en Chile, cuánta es la tierra que se puede trabajar. Si a estos 640 mil trabajadores del campo se les repartiera la tierra arable, le correspondería media hectárea a cada uno.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
¡Honorable señor Fierro ! ¡ Honorable señor Osorio!
El señor MOMBERG.-
-Si con 30, 40 ó 50 hectáreas, la gente se muere de hambre, ¿qué harían estos 640 mil nuevos propietarios con media hectárea cada uno? Una cosa es hablar, demagógicamente, de darle al pueblo un pedazo de tierra, pero otra es el proceso económico que hay que estudiar. No se trata sólo de que un individuo, a través de un predio, obtenga una cantidad de trigo o críe un par de animales. ¿Y el proceso económico? ¿Y los 14 millones de quintales de trigo que se necesitan en Chile? ¿Y la cantidad de animales que se necesitan? ¿Y los predios que hay que trabajar?
Un país es soberano, está con su soberanía cabal, lógica y precisa, cuando produce los alimentos necesarios para el abastecimiento de su pueblo. Este abastecimiento no es posible a través de pequeños predios, en que cada uno esté produciendo para sí. Es necesario que se produzca para los que no trabajan en el campo, para los que trabajan en las ciudades, en las minas, en partes donde no se produce trigo. Ellos también tienen que subsistir. No solamente debe subsistir el individuo que tiene 10, 15 ó 20 hectáreas. El está produciendo para sí. Pero es necesario darle alimento a Chile. Ese es el proceso económico, que es claro y preciso. Un país es soberano cuando, previamente, ha dado derecho a comer a sus habitantes.
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